GEOGRAFÍA DE LA GLOBALIZACIÓN IMPERIAL



[i]
Eudes A Zambrano A





Construyeron una torre
para alcanzar el cielo,
callaron el grito del amor,
 crucificaron la redención,
se encerraron en los muros de sus miedos
adorando el vellocino alucinante del Hedrón
y se negaron a cambiar.
Aunque producen agua en el desierto
y alimentan con Salmos el mundo,
viven como peses en el mar Muerto.

El autor


Los Imperios han existido a lo largo de toda la historia, desde su mismo comienzo en la Edad Antigua, pero el uso del término “imperialismo” suele limitarse a la calificación de la expansión europea que se inicia con la era de los descubrimientos (siglo XV) y se prolonga durante  toda la Edad Moderna y Edad Contemporánea  hasta el proceso de descolonización tras la Segunda  Guerra Mundial.

La globalización como fenómeno histórico-diacrónico surge en los años noventa, pero su eclosión venía siendo gestada desde los años setenta –cuando el mundo capitalista vive profundas crisis-- y ochenta, como un proceso de transformaciones y ajustes económicos estructurales, impulsado por las sociedades avanzadas, que llevan a los países desarrollados, nada menos que a una nueva revolución industrial y tecnológica (con el desarrollo de la informática, la ingeniería genética y aeroespacial, aunque es en el sector de las finanzas y las comunicaciones donde la globalización se ha hecho sentir más fuertemente). Mientras que, en los países en desarrollo, se aplica una política de ajustes macroeconómicos, basada en la puesta en práctica de reformas neoliberales guiadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).  (Zambrano, 2004).



Los procesos de globalización y regionalización son a la vez interdependientes y divergentes, por lo que manifiestan la necesidad de investigaciones relativas a su carácter, esto es, de análisis espaciales que busquen armonizar los mecanismos y estrategias que de ellos emanan. Situaciones como que no existe una complementación correlacional, es decir, competitiva, en relación a la especialización de cada uno de ellos; no existe beneficios equitativos en vista de dicha especialización y, por tanto, existen riesgos, sugiere el reconocimiento de asimetrías que deben ser abordadas, al igual que definiciones claras, para dar un cuerpo conceptual coherente, con sus propias teorías, a estas nuevas realidades.

            El sociólogo estadounidense Lewis Samuel Feuer[ii] identificó dos subtipos principales del imperialismo: el primero es el “imperialismo regresivo”, identificado con la pura conquista, la explotación inequívoca, el exterminio o reducciones de los pueblos no deseados; y el de asentamiento de los pueblos deseados en esos territorios. Más específicamente, la expresión Era del Imperialismo, utilizada por la historiografía, denomina al periodo que va de 1880 a 1914, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios coloniales, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de V. I. Lenin.

            Cuando los liberales critican la teoría leninista del imperialismo como la fase superior del capitalismo, se encuentran con la trampa de la polisemia: ¿qué significa "imperialismo"? ¿Es una actitud o es una acción? ¿Es propio de un afán político o más bien económico? ¿Es producto del totalitarismo, del nacionalismo o del capitalismo? ¿Es una condición sine qua non geopolítica o sólo es una pretensión como la del Destino manifiesto?

            En el transcurso del último tercio del siglo XIX las potencias europeas (Alemania) y algunas extraeuropeas (USA y más tarde Japón) desarrollaron una política de expansión colonial acelerada que ya venía gestándose desde comienzos del mismo siglo. Esta nueva fase del colonialismo, que recibe la denominación de imperialismo, tendía a la formación de grandes imperios y constituyó una constante fuente de conflictos que desembocaron en la 1ª Guerra Mundial. No obstante, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, se comienza a usar la denominación de imperialismo para referirse a dos nuevas potencias, más tarde enfrentadas en la Guerra Fría; estas son la Unión Soviética y Estados Unidos. En este sentido, una famosa cita del líder político inglés Winston Churchill, acerca de los vencedores en el conflicto armado, dice: "La historia la escriben los vencedores"; no obstante, surgirían diversas corrientes de opinión y movimientos sociales de distinto signo político o ideológico que mantendrían posiciones críticas o abiertamente contrarias a la visión predominante.
           


En las sociedades contemporáneas y colonias territoriales es donde este fenómeno tiene mayor trascendencia, en vista de su relación humana y territorial desigual, por lo general en forma de un imperio, basada en ideas de superioridad y las prácticas de dominación, que implica la extensión de la autoridad y el control de un Estado o pueblo sobre otro.


           Ello constituye un grave desafío a las políticas y estrategias de desarrollo prevalecientes, pero también posiblemente una oportunidad en gran medida inesperada para explorar e intentar nuevas formas de inserción internacional y nuevos estilos de desarrollo.

            Tras décadas de dominio e imposición del modelo y estilo de vida estadounidense, que se estableció como el poder capitalista central y hegemónico, y sus grandes empresas se transformaron en corporaciones transnacionales que comenzaron a dominar la economía global y llevaron a todos los países, en mayor o menor medida, las pautas de producción y consumo norteamericanas, sus formas de organización, su tecnología, sus métodos de comercialización y crédito al consumidor, sus medios de comunicación —en definitiva, su peculiar estilo—, al complementarlo con iniciativas amplísimas en el campos cultural, de asistencia técnica y financiera, que también contribuyeron a difundir las moldes, criterios, formas de organización, valores y actividades del estilo norteamericano, además de la acción militar sobre aquella naciones que se atrevían a rechazar su pretensión hegemónica, estamos ante nuevos desafíos y oportunidades latentes en la crisis del actual estilo de desarrollo.

            Hay que partir del reconocimiento de que el proceso de cambio reciente de los países de América Latina se identifica en gran medida con la creciente penetración de la globalización en sus estructuras sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales. Este proceso de penetración tiene dos dimensiones montadas a la vez sobre dos corrientes que se pueden distinguir, grosso modo, en ese resurgimiento: una, estrechamente vinculada con las prácticas tradicionales de la "política de poder" (sobre la cual volveremos, una y otra vez, más adelante por ser un tema de mucho interés en el ámbito de la dominación territorial y mundial), que la podemos denominar “práctica geopolítica”, y que podría caracterizarse como de "ensanchamiento", puesto que supone la ampliación horizontal del conjunto de países y actividades, y que responde a la lógica particular del “estilo ascendente”; y otra vertical, de "profundización" o dominación, que implica que cada actividad se lleva a cabo utilizando, crecientemente, las normas y criterios de ese estilo. El resultado, para Sunkel (1981: 31-32), “es la generación de nuevas actividades y la subordinación y gradual desplazamiento de otras que existían previamente, lo que se manifiesta no sólo sectorialmente sino también en un reordenamiento territorial”.

Los impulsores gubernamentales de globalización dependen de las reglas que fijen los gobiernos nacionales y afectan el uso de todas las palancas de estrategia global. Las políticas gubernamentales registran seriamente la participación de mercados globales en la industria de medios de comunicación. Las políticas comerciales nacionales registran particularmente el grado en que las compras pueden concentrar las actividades fabriles, estas aumentan la amenaza de entrada de extranjeros, aumentan la rivalidad entra los competidores internacionales existentes porque les facilitan a todos competir en los mercados de los demás. (Morales, s/f).

            Un nivel global de participación se alcanza con un equilibrio razonable entre la extensión geográfica del negocio y la extensión del mercado y por supuesto con la presencia en países que sean mercados globalmente estratégicos. Los beneficios incluyen poder explotar economías de escala, tener mayor poder de negociación frente a proveedores y canales de distribución y gozar de mejor aceptación de clientes. La Reducción de Costos es otro de los beneficios: cuanto más alto sea el costo de desarrollo con respecto a los ingresos que se esperan, tanto más necesario será desarrollar unos pocos productos globales o regionales en lugar de muchos nacionales. La economía en compras, producción e inventario se realizan al reducir el número de productos y aumentar el volumen por producto. (Morales, s/f).

Las Dimensiones del Espacio Global: La Mundialización y lo Local.

   En la escala planetaria, donde convergen los dos mundos de la globalización ( el «online» y el «offline»), según Bauman (2004), la globalización vino acompañada del auge de lo local (dando paso a la relación global-local) o, usando el neologismo «glocalización» (creación del sociólogo Roland Robertson), que remite a la unidad indisoluble de las presiones globalizadoras y localizadoras;  pero  en  los últimos años,  frente   a esta dualidad o dicotomía, destaca la tríada del poder EE UU-Japón- Unión Europea, y el fuerte crecimiento de los países emergentes (China y los tigres asiáticos). 



Para las escalas inferiores (supranacional, estatal, subestatal y local) hay que tomar como referencia a la Unión Europea (UE) por su actual apoyo a la cohesión territorial o comunidad de naciones, en un momento que adolece de cierta identidad –hay que recordar que la UE empezó como Comunidad Europea- y de presencia en el mundo que, no sea a través de multilateralismos o mercados regionales de libre comercio.


           La mundialización, se podría conceptuar, según Méndez (2006: 114), “como un proceso de carácter global, de integración entre naciones y regiones, con efectos en las localidades, que expresa la creciente internacionalización de la economía y la interdependencia del funcionamiento espacial de las economías nacionales; la expansión de un sistema transnacional como estilo del desarrollo ascendente”; acompañado de la innovación y la difusión tecnológica que apuesta a la glocalización con la extensión de las redes de comunicación, la estandarización del corporativismo como productores de bienes y servicios, y a “múltiples actividades y valores de la cultura humana”.

            Lo local, el mismo autor citado (Méndez, 2006: 118) lo entiende como “una unidad territorial o parte sustantiva de la nación, con contenido social, cultural, económico y político-administrativo reconocido, que brindan identidad colectiva, potencialidad para generar bienes y servicios, singularidad en cuanto rasgos distintivos, siendo de pertenencia social y proyección hacia dimensiones mayores”.

            Durante la década de los setenta y gran parte de los ochenta, numerosos investigadores denunciaron la erosión radical de la identidad cultural latinoamericana debido a la programación televisiva, radiofónica y cinematográfica importada de EE.UU. Según estos académicos, el excesivo predominio de los contenidos norteamericanos en los medios de América Latina y su patente dependencia hacia estructuras, prácticas y valores profesionales estadounidenses, constituían una forma de dominación ideológica y cultural. Así, a finales del siglo pasado y comienzos de este (XXI) se imponen las posiciones norteamericanas; la preponderancia económica de los EE.UU., conlleva además un predominio cultural, encabezado por industrias del entretenimiento como la cinematográfica, la musical y de consumo suntuoso. Este dominio económico-cultural, unido a la publicidad y en el consumo, se ha valorado por algunos sectores ideológicos como un tipo de colonialismo o Imperialismo cultural, entre otras razones (de índoles religiosas, geopolíticas, etc.) (Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, Las razones del imperialismo), mientras que en el campo político, se ha calificado como imperialista la política exterior de EE UU, UE y Japón (de hecho Japón ya tiene competencia militar en la región, avalada por USA), principalmente, y su intervencionismo en diversos conflictos. (Wikipedia, 2016a).

            Muchos teóricos de la dependencia concluyeron que bastaba comprobar la existencia de la transnacionalización en el proceso de producción y distribución, para presuponer la transnacionalización de los procesos de recepción. Este supuesto, como ya se ha referido anteriormente, lo han señalado varios investigadores en la actualidad, sobre todo después de la crisis de la teoría de la dependencia, y representa una importante deficiencia en la investigación crítica de la comunicación de masas. Otros, refieren la penetración China a nivel mundial, por lo que hablan del “Imperialismo del Gran Dragón Rojo”.

            Cada inquilino de la Casa Blanca ha creado, sustentado y ejecutado doctrinas ideológicas, políticas, económicas y militares en las que ha basado su expansionismo y construcción imperial, con claros objetivos de dominación neocolonial para América Latina y el Caribe denominados “patio trasero” y “lago privado” de Estados Unidos. En la actualidad, se ejecuta parcialmente la metamorfoseada "Doctrina Obama" que en resumen es la de la teoría de la "guerra limitada" y la nueva política exterior de Estados Unidos que no es nueva. En la práctica demuestra que los países de América Latina y el Caribe no son tratados de igual a igual sino como tercermundistas inferiores y subdesarrollados. En la Administración Obama se desató la crisis económica, moral y política que ha carcomido a EE UU durante décadas, pero además el mundo, que ya no soporta la pretensión imperialista, asqueada de la política guerrerista e injerencista de Washington, que tampoco ha sido capaz de asimilar y menos superar el síndrome de Vietnam, se prepara para otra crisis: la trumpnoniana que ya está en camino, aunque no sin la resistencia contra ella, también en camino como se ha podido ver en las manifestaciones locales y mundiales que se han generado desde que se supo que era el sucesor de Obama. La derrota de Estados Unidos en Vietnam significó el principio del fin del otrora superimperio y sus aliados neocolonialistas[iii]. Ahora vivirán su propia derrota en lo interno, cuando el dinosaurio trumpnoniano sea devuelto al museo de donde lo sacaron.

            El Premio Nobel de la Paz se convirtió en el Señor de la Guerra, y bajo su propia visión del sistema internacional que ya no domina, porque ahora están de vuelta los republicanos, desarrolló la teoría de la “guerra limitada”. Así, en el documento “Mantener el liderazgo de Estados Unidos: prioridades para el siglo XXI[iv], el cual no es un texto detallado, sino ocho páginas de guías generales, y tampoco la idea es nueva (el primer secretario de Defensa de George W. Bush, Donald Rumsfeld, quería en 2001, hacer algo parecido tras el 11-S y la guerra de Irak), Obama hizo algo que ningún predecesor suyo había hecho: ir a la sala de prensa del Pentágono a presentar una nueva estrategia de Defensa, pero que, además, es importante por dos motivos fundamentales: primero, el gobierno quiere recortar el presupuesto de Defensa y empieza a anunciar cómo; y, segundo, da una idea de las intenciones militares de Estados Unidos para esta década. Según el secretario de Defensa, León Panetta, el objetivo del plan es construir “el ejército de 2020, una fuerza de tamaño y forma distintos a la de la Guerra Fría”. Es decir, más pequeño y aún sin un enemigo de su capacidad. Además, coadyuvan a consolidar la conciencia de las derrotas en los círculos militares, financieros y políticos que ha sufrido el imperio en Irak, Afganistán y Siria.

            La crisis estructural del capitalismo en la que estamos inmersos y el nuevo escenario geopolítico mundial, al igual que el interno del imperio, obligan a rediseñar todas las variables de la ecuación. Durante mucho tiempo la triada del poder mundial conformada por Japón, la UE y EE.UU., bajo el liderazgo de esta última potencia (a partir de la caída del muro y del colapso de la Unión Soviética), ha dominado el mundo, diseñando un sistema político y económico que se ha ido expandiendo por todo el planeta mientras construían todo un sistema cultural que permitía el desarrollo de este sistema hegemónico, y que dejaron un mundo unipolar en el que paradójicamente se daba inicio al fin de dicha dominación pues una buena parte del mundo comenzó a desprenderse de la tutela que ejercían los Estados Unidos ante el “peligro comunista”.

            Hoy en día, con el impacto de la crisis estructural del capitalismo en pleno centro del norte capitalista y con el surgimiento de nuevos actores del tablero geopolítico, podemos afirmar que la nueva triada del poder mundial está conformada por los EE.UU., China y Rusia; en dos bloques que sin ser monolíticos ni antagónicos, si se muestran adversos u opuestos en la mayor parte de los casos, enfrentados en cuanto a políticas intervencionistas como el caso de Siria y el llamado Estado Islámico.

            La transición poshegemónica ha parido un mundo multipolar en el que uno de los posibles escenarios hacia los que nos encaminamos es el de varios centros hegemónicos que compiten entre sí en un equilibrio precario. Ese declive de la hegemonía estadounidense ha venido acompañada de una ofensiva en tres ámbitos, política, económica y militar, con el objetivo de mantener el liderazgo, pero en la medida en que este no puede ser logrado por consenso, debe ser alcanzado mediante la dominación violenta en una buena parte del tablero geopolítico[v], y para eso, al parecer, han elegido a Donald Trump.

            La campaña presidencial del Pato Trump, quien ofrecía “mano dura” a las debilidades internas del país, sobre todo con los inmigrantes, más enfrentamiento contra el terrorismo y un fuerte discurso contra el ablandamiento imperial, estuvo también cargada de palabras de descredito contra su opositora, incluidas contra su marido por los problemas de faldas (sexuales) en la Casa Blanca; a lo cual Hillary respondió denunciando a Trump por acusaciones de acoso sexual reportadas por supuestas víctimas ex Mises del certamen que patrocina el magnate neoyorkino.

            La seguridad nacional, uno de los temas que más preocupa a los electores, será preservada, según Trump, con el uso del "poder coercitivo” a todos los extranjeros indocumentados en EE.UU., y que él mismo describe, con más o menos palabras, como "enviarlos a todos de vuelta a sus países y que regresen bajo una situación de seguimiento y control”; esto es, “papeles en mano”. Se aumentará la vigilancia y el control de las personas que han viajado a países que sufren problemas de terrorismo y no permitirá que refugiados (sirios, entre otros) puedan asentarse en los EE.UU., al menos, sin papeles en mano.

            El mayor responsable, desde el enfoque trumpnoniano, de la perdida de la condición de potencia hegemónica de los EE.UU., y su entrada en una fase de dominación violenta es China, que algunos teóricos ya definen como un Estado-civilización. Una China que a partir del desarrollo de un inmenso mercado interno, y a pesar de un cierto estancamiento en el crecimiento (en 2014 solo creció el 7,4%; sin embargo es el país de mayor crecimiento económico mundial), ya es el primer consumidor de energía del mundo y está a punto de superar el PIB nominal de USA.

            Esa necesidad de recursos naturales para seguir creciendo hace que China haya desarrollado una política de poder blando y relaciones internacionales en las que por un lado estrecha su relación con Rusia reduciendo su vulnerabilidad energética, a la vez que establece una serie de alianzas con África y América Latina para el suministro de recursos naturales clave para el desarrollo de su economía, y por la otra se acerca a la UE, sobre todo a raíz de la salida (Brexit) del Reino Unido. Pero todas las relaciones económicas y comerciales están basadas en el respeto al sistema político y económico de cada país y desde luego China no tiene intención de instalar ninguna base militar en territorio africano o latinoamericano-caribeño.

            Pero quizás el principal escenario donde China comienza a construir su propia hegemonía a costa de los Estados Unidos es el económico - financiero mediante la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII).

Junto con el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, impulsa una nueva arquitectura financiera internacional que desplace la hegemonía del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (donde la potencia del norte tiene el 17,1% y poder de veto frente al 3,7% chino).

El BAII fue propuesto por Xi Jinping en 2013 y constituido formalmente en octubre de 2014 en Beijing con 21 países fundadores que tienen intención de formar parte, algunos de ellos estrechos aliados de los EE.UU., como Gran Bretaña, Alemania, Francia, Arabia Saudí o Israel. El capital inicial del BAII para proyectos de infraestructura, electricidad, agua potable o saneamiento básico estará conformado por unos 100 mil millones de dólares, de los que China aportará un 50%.

            En China, con sus 4 billones de dólares en reservas23, según anunció en la reciente cumbre China-CELAC, su mismo Presidente Xi Jinping (un magnate chino), va a invertir en los próximos 10 años 250 mil millones de dólares en América Latina y el Caribe24, región que ha pasado de dejar atrás en buena parte de los países el Consenso de Washington, a moverse entre el consenso bolivariano (Alba, Unasur) y el Consejo de Beijing.

            Azuzado por las incertidumbres de estabilidad de la globalización, en 2009 el Foro Económico Mundial (FEM) (Gleckman, 2016), reunió a un grupo internacional de expertos para que formulara un nuevo sistema de gobierno global. Este proyecto estuvo impulsado por tres consagrados líderes del FEM, Klaus Schwab, su presidente ejecutivo, Mark Malloch-Brown, entonces su vicepresidente; y Richard Samans, su director ejecutivo. Uno de los conceptos que propuso el FEM para su adecuadamente denominada Iniciativa de Rediseño Global es un sistema de gobierno de múltiples partes interesadas como sustitución parcial al mecanismo intergubernamental de toma de decisiones.

            A lo largo de los 18 meses del programa IRG, FEM creó 40 Comités de Agenda Global y entidades del sector industrial para diseñar un abanico de propuestas de gobierno por temas específicos. Cada comité estaba compuesto por una mezcla de representantes corporativos, académicos, gubernamentales, religiosos, del mundo del espectáculo y de la sociedad civil. Su informe de 600 páginas se centra en estas propuestas temáticas, además de una serie de ensayos sobre políticas y principios organizativos que perfilan el marco del FEM para un sistema de gobierno de múltiples grupos de interés. Lo que es ingenioso y preocupante es que la propuesta del FEM no necesita la aprobación o desaprobación de ninguna institución intergubernamental. En ausencia de cualquier acción intergubernamental, la transición informal al nuevo esquema como recambio parcial al multilateralismo puede, sencillamente, ocurrir.

            De esta manera, las grandes corporaciones (industrías bélicas, de la salud, del agua, etc.) están alcanzando poder imperialista. Algunos ejemplos son el Consejo de Administración de la Marina, el Consejo de Administración Forestal, el Fondo Global de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria, y el Proceso de Kimberley sobre diamantes extraídos en zonas de conflicto. Cada una de estas organizaciones sectoriales tiene una configuración distinta a los participantes de las corporaciones, los gobiernos y la sociedad civil, y cada uno de ellos tiene un procedimiento diferente para fijar sus términos de referencia, sus normas para toma de decisiones y de aprobación de declaraciones políticas son distintas; y cada uno ha logrado un nivel de éxito diferenciado.

            Los líderes mundiales se reúnen para deliberar y discutir los términos sobre el futuro de los países intervenidos. El caso de Libia, por ejemplo, además de la estabilidad del país y la seguridad y libertad de la población, los agentes políticos y corporativos evidentemente están interesados en sus propios beneficios: ¿de qué manera pueden sacar provecho económico de la “nueva Libia? El agua, el cual es un recurso natural escaso y de alto precio, codiciado en el mundo entero, se encuentra bajo tierra y en Libia existe una gran reserva. Cuando se trata de estudiar perspectivas para los empresarios, Holanda (empresas holandesas como Shell, Damen Shipyards, la empresa constructora BAM, el grupo internacional de ingeniería ARCADIS o la proveedora de tuberías Libitco) no necesita limitarse a la industria petrolera. En la “antigua Libia, las empresas holandesas mantenían una modesta presencia en diversos sectores. Sin embargo, Libia será cada vez más interesante para Holanda a largo plazo, afirma el especialista en exportación Bart Jan Koopman: “Además de las reservas de petróleo y gas, Koopman piensa que los empresarios holandeses podrían participar en otros sectores como agroalimentos e infraestructura. Y, naturalmente, en el sector del agua, en el cual Libia cuenta con abundante agua fósil[vi].

            Otros casos es el del Fondo Global, que ha cosechado éxitos para la salud global, pero también ha puesto en cuestión la legitimidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS); el Consejo de Administración Forestal ha transformado una porción significativa del mercado global de madera, pero ha luchado por mantener vivo su sistema de gobierno; y el Fondo Cooperativo del Secretario General de la ONU se alinea explícitamente con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque, sin embargo, no permite ninguna supervisión intergubernamental explícita. (Gleckman, 2016: 103).

            En el caso de Venezuela, como parte de la política estratégica de reordenamiento del Estado-nación, el Ejecutivo Nacional lleva adelante el proyecto a desarrollar con todos los instrumentos, instancias y ministerios que hacen vida en la Vicepresidencia para el Desarrollo del Socialismo Territorial. ¿Qué significa esto? Con base en los indicadores de la dinámica regional, los polos de desarrollo, las unidades territoriales para la administración política, la gestión del territorio y el ambiente, en fin, del desarrollo sustentable y/o endógeno, fundamentos teóricos, metodológicos y políticos que permiten al especialista y exdiputado revolucionario, geógrafo y profesor de la ULA, Manuel Briceño Méndez (2006), afirmar que el “bienestar social”, la “calidad de vida”, expresado como “desarrollo”, “no son variables que se definen por sí mismas; son el derecho al disfrute de la condición humana”; y que tampoco es el “progreso material” el sine qua non, sino “la posibilidad de sentir ese progreso” porque es parte de la ecuación histórica, no “como una condición histórica, sino el poder vivir a plenitud ese desarrollo”; y concluye lo siguiente:

Estos elementos permiten afirmar que la República Bolivariana de Venezuela posee un balance extraordinariamente positivo, pues los procesos de cambio implícitos en el nuevo modelo de desarrollo adoptado por el Estado y los sustantivos cambios ocurridos en el ordenamiento jurídico del país, se orientan, justamente a solventar los grandes desequilibrios que aquejan al planeta, que se traducen en la cotidianidad de los pueblos del mundo y en la globalización de los impactos ambientales, pero también en la globalización del hambre y la pobreza, la inequidad y los intercambios desiguales. (p.70).

            Pero también hay que sacar cuentas pues aunque el Estado puede que esté intentando hacer un bien a una mayoría, está perjudicando a otros (que para algunos se trata de otra mayoría, que se manifiesta en una polarización política). Además, ¿se cumplen las metas? porque los gastos si se cumplen y cada vez son más altos o exorbitantes sus costos, cuyos presupuestos para obras sociales se reelaboran una y otra vez, ya que hay mucha corrupción, desidia e ineficiencia de por medio.

            La nueva geopolítica financiera (Zambrano, 2016), montada sobre la vieja arquitectura financiera multiregional, donde el “libre juego” de las fuerzas del mercado conduce inexorablemente a la intensificación de las desigualdades regionales es, después de todo, la misma vaina con otro disfraz, y sigue imponiendo sus propias reglas o «paquetes económicos» apoyados esta vez en el corporativismo de la internacionalización del capital, la brisa fresca que sopla del cooperativismo para lavar sólo la cara, las manos o pies del cuerpo dolido; los paños calientes o remiendos en ropas nuevas, que fue lo que hizo la política reformista neoliberal a través de la Banca Mundial cuando privatizó la deuda pública al imponer las ventas de las inversiones, bienes sociales e infraestructura básica del Estado, a objeto de seguir financiando a través de empréstitos el desagüe, el despilfarro, el endeudamiento y la corrupción de las clases dominantes y élites gobernantes.

            Más allá del dominio de las macrointerpretaciones referidas a los cambios en los modos de producción del sistema económico mundial se extienden esas nuevas realidades que requieren nuevas construcciones conceptuales ajustadas a la complejidad de las mismas (Zambrano, 2004). Comprender entonces por qué se forman las desigualdades territoriales requiere la identificación de supuestos teóricos. En este sentido, se han generado y apelado a teorías sobre la formación de desigualdades territoriales (teoría dualista del desarrollo, de la relación centro-periferia, desarrollo por etapas, causación circular acumulativa, polo de desarrollo, distrito industrial, distrito tecnológico, territorio del entorno innovador, desarrollo endógeno, desarrollo desde dentro, división espacial del trabajo, complejo productivo de aglomeración o clúster y del capital institucional) para explicar la situación de incapacidad y postración de nuestros países ante la rapiña del capital salvaje y el neocolonialismo.

            Cada sociedad funciona bajo una serie de reglas políticas y económicas creadas por el Estado y los ciudadanos colectivamente. La manera en que las instituciones influyen en el comportamiento y los incentivos de la población, en la vida real, establece el proceso de diferenciación y segregación o, de integración, de los países. Es el proceso político el que determina el funcionamiento de las instituciones económicas, y las instituciones políticas determinan como funciona este proceso.

            En palabras de Chaves (1998; citado en Zambrano, 2019), la dinámica es sistémica, es decir, el espacio-tiempo socioeconómico evoluciona en función de la sociedad en su conjunto: “los fines de ésta y aquél se confunden” o, en otras palabras, la formación social y económica puede ser un sistema con estructura y funcionamiento autónomos, aunque dependiente de las características del sistema económico-social, que determina sus rasgos fundamentales, separados por el modo de producción avanzado, por el intercambio y por la natural división del trabajo, y el sistema físico-natural, que condiciona su estructura y funcionamiento. La nación no puede ser explicada, entonces, a partir de un proceso aislado de realidades históricas, sino mediante la conjugación de factores internos y externos.

            De esta forma, la creación de prosperidad y riqueza va asociada a la existencia de las instituciones político-económicas; de una institucionalidad política y económica “inclusiva que posibilita y fomenta desde adentro (economía endógena) la participación real del Estado y la comunidad en las diferentes esferas de la sociedad, aprovechando mejor sus recursos y habilidades y permitiendo que elija su desarrollo sin imposiciones o hipotecado.

            La carencia de una institucionalidad con estos rasgos, y por contraste, de carácter “extractiva, como la que prevalece en la mayoría de los países del mundo hoy, a pesar de ya siglos de mercantilismo e imperialismo, sólo asegura la extracción de rentas y la riqueza de la sociedad para beneficiar a una minoría de ella, mientras se condena a la mayoría a vivir en el neolítico. Por ello, la liberación hoy día, en un presente mediatizado por la globalización, requiere de una teoría que identifique y defina los factores que crean y retrasan la prosperidad y sus orígenes históricos.

            Bajo estas premisas, Acemoglu Daron y Robinson James (citados en Pulido, 2013) –ambos economistas—-, refieren que la transición o cambio institucional, desde una institucionalidad “extractiva a una “inclusiva, no estaría predeterminada históricamente; ello da como resultado la interacción entre las instituciones establecidas y las coyunturas críticas. Entendiendo por estas últimas, a los grandes acontecimientos que perturban el orden político y económico existente en muchas sociedades. Así, las coyunturas críticas son en sí los puntos de inflexión histórica.

            Dentro de esa amplia gama de casos, Inglaterra es quizás el ejemplo más emblemático de país dotado de una institucionalidad “inclusiva, cuya emergencia data de una etapa, a la que se atribuye el inicio de las desigualdades del mundo moderno (finales del siglo XVIII, poco después de la Revolución Industrial).

            El por qué o el cómo la Revolución Industrial empezó y logró un mayor avance en Inglaterra, se podría explicar por las reformas socialistas aplicadas a su economía, incuso cuando el socialismo aún estaba en pañales. Pero, particularmente, es atribuido por Acemoglu y Robinson, a la existencia de instituciones económicas “inclusivas, las cuales se apoyaban en una base formada por instituciones políticas “inclusivas creadas por dicha Revolución; es decir, a la prevalencia de condiciones precedentes. Más aún, ¿por qué Inglaterra pudo desarrollar instituciones políticas pluralistas y rompió con las instituciones extractivas? es entendido como el resultado de varios procesos interrelacionados, en medio de una lucha entre absolutismo y pluralismo. No obstante, la persistencia de esta última forma política y de las instituciones “inclusivas que le acompañan, es atribuida por los autores, en gran parte, al devenir circunstancial de la historia, explicación ésta que nos deja un tanto desalentados e insatisfechos, pues la turbulencia geopolítica es inminente.

            El mundo se encarecerá por un buen tiempo hasta que vuelvan las aguas mansas; seguirá presentando 'impactos' relativos al tratamiento convulso tipo rentista, estatista, autoritarita, golpista, bloquista o corporativista (imperialista), entre los cuales el mayor impacto son el cobro de vidas humanas (Irak, Libia, Siria, Afganistán, Ucrania, Palestina…).

            Por ello avisamos más bien el planteamiento de Mészáros (2001) como más cercano a la realidad histórica del desarrollismo. Como él lo planteó, desde la óptica de Marx:

…el grado de desarrollo a que ha llegado la asociación en cualquier país marca claramente el rango que éste ocupa en la jerarquía del mercado mundial. Inglaterra, cuya industria ha alcanzado el grado más alto de desarrollo, tiene las asociaciones de mayores tamaños y mejor organizados. En Inglaterra no se han quedado en las asociaciones parciales… continuaron simultáneamente con las luchas políticas de los obreros, que ahora constituyen un gran partido político, bajo el nombre de chartistas. (Introducción: p. xxvi)

            No hay duda de que las fuerzas de la modernidad han cambiado el rostro de las culturas del mundo entero y han alterado además las relaciones políticas y económicas. Pero para entender la naturaleza de estas transformaciones “hace falta tener en cuenta que tanto o más importantes que su fenomenología (los programas televisivos de máxima audiencia, el fútbol, las fiestas, los macroconciertos de rock, el consumo en grandes almacenes…) son los discursos (políticos, comerciales, turísticos, identidarios) sobre la cultura popular masiva (y sobre la tradición), porqué son los que nos hablan de las nuevas funciones de aquello popular, configuradas por unas concretas condiciones históricas”, (Lull, 1995; citado en Sánchez, 2009).

            Venezuela nació con el estigma de la riqueza. Todos cuantos han llegado a estos territorios han estado convencidos de que basta con levantar las piedras para que aparezcan tesoros imperecederos. Así ha sido siempre. No en balde fue acá donde se centraron las primeras búsquedas de El Dorado. En la Venezuela moderna, todo empezó a orillas del río Yuruari, donde se descubrieron los primeros vestigios auríferos. La misma Guayana se encargó de darle un rotundo mentís a Gilij. En 1853 los centros económicos mundiales fueron sacudidos por la noticia: Las minas de El Callao, un insignificante y desconocido pueblito, de la no menos ignorada Venezuela, tenían un rendimiento de ¡50 onzas de mineral por tonelada! En aquel momento se consideraba extraordinaria una mina cuyo rendimiento alcanzara las 4 onzas de oro por tonelada. La vorágine fue absoluta.

            El hallazgo de las reservas diamantíferas en la Gran Sabana, se debe al doctor Lucas Fernández Peña (Wikipedia, 2019c), que en 1924, se estableció a 20 Km., de la frontera con el Brasil en el cerro Acurimá, cerca del río Uairén y fundó Santa Elena de Uairén en 1927. Pero no sería hasta 1931, cuando él descubrió oro y diamantes en las inmediaciones del cerro Paratepuy, en las cercanías del cerro Surukum, 40 Km al oeste de Santa Elena.

            A partir de 2003, se configuran arreglos legales, monetarios y fiscales que permiten al Ejecutivo Nacional apropiarse de una porción creciente de la Renta Petrolera Internacional (RPI) que capta del mercado mundial. Se encontró que tres fueron los dispositivos utilizados para tal propósito: a) subestimación de los ingresos en el presupuesto nacional; b) gastos de desarrollo social de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y, c) constitución de fondos especiales.

            Es una particularidad histórica venezolana que el Estado tenga tres fuentes de financiamiento: a) ingreso petrolero fiscal, en lo fundamental renta petrolera internacional (RPI), que capta del mercado mundial, b) ingreso tributario (T), generado en el ámbito de la producción nacional y, c) ingreso por repatriación de las reservas de oro (RO). La cuantía del primero es muy significativa respecto del tamaño de la economía nacional y los arreglos que rigen para la captación y distribución de ambas son disímiles. Así, la RPI está sujeta a los vaivenes del mercado mundial. Mientras que T es relativamente estable a corto plazo; depende del nivel de actividad que se alcance en el sector no petrolero y de las tasas impositivas (Pérez, 2011). La repatriación de las RO -160 toneladas del metal precioso que habían sido llevadas a distintos bancos europeos y de EE.UU., valoradas en US$ 8.940 millones aproximadamente, y desde el 30 de enero de 2012 arribó el último cargamento, ya ha devuelto de nuevo a las bóvedas del ente emisor (BCV) las reservas internacionales de oro monetario de la República, las cuales sobrepasan las 360 toneladas, lo que representa alrededor de US$ 18.000 millones[vii].


El BRICS y Banco del Sur: ¿Nueva Política Financiera o Nuevos Actores Mercócratas?

            La dinámica geopolítica en nuestro subcontinente está siendo influida por un conjunto de condiciones que forman parte del proceso de globalización, entre las que destacan: a) la participación de Argentina, Brasil y México en el Grupo de los 20; b) la creciente presencia en el escenario internacional de Brasil, al lado de Rusia, China, India y Sudáfrica (BRICS), caracterizados por su extenso territorio, gran población y abundantes recursos naturales y energéticos, además de la creación de un Banco propio; c) el importante rol que juegan Ecuador y Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP); d) la riqueza en recursos minerales, energéticos, forestales, de biodiversidad, pesqueros, hidráulicos y acuíferos que se concentra en América Latina y el Caribe, demandada y apetecida por las grandes potencias; e) la significativa presencia de China, Irán y Rusia en los escenarios latinoamericanos y caribeños; y f) la conformación de organismos regionales de integración como la Alianza del Pacífico, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), con la creación de un Banco propio: el Banco del Sur; la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Este proceso conforma un complejo cuadro geopolítico que tiene manifestaciones particulares a escala global, continental, subcontinental, regional, nacional y subnacionales.

            Tanto China como Rusia e India participan asimismo del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) puesto en marcha por China, con la India como miembro fundador desde 2014 y la incorporación de Rusia en 2015. Banco que ya cuenta con 57 miembros entre los que se encuentran muchos países de la OTAN, y que desde la incorporación del Reino Unido, Alemania o Italia dejando fuera únicamente a Estados Unidos y Japón de entre las grandes potencias del G8, se convierte en el principal referente de la nueva arquitectura financiera internacional haciendo de contrapeso al Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial. (TeleSurTv, 2015)[viii].

            Debemos revisar, una vez más, el término globalización, el cual debe ser matizado porque, primero, no vivimos en una "aldea global", en la que una supersociedad mítica, que lo abarca todo y que tiene su base en la tecnología, remplaza sistemas sociales y culturas locales permitidos y no deseados; y segundo, tampoco estamos todos conectados a través de las sofisticadas redes de la TIC. A pesar de los pasmosos logros alcanzados por la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), no nos hemos convertido en un solo pueblo ni lo haremos. Es verdad que poderosas fuerzas homogeneizadores, entre las que se incluye el armamento militar, las técnicas publicitarias, los idiomas dominantes, los formatos mediáticos de los mass medias y las tendencias de la moda afectan innegablemente la conciencia y la cultura en virtualmente todos los rincones del planeta. Pero esas influencias políticas, económicas y culturales no penetran uniformemente en todos los contextos culturales. En esa aldea de la que se habla desde las TIC viven dos grupos de personas: uno, muy reducido, formado por los que tienen el acceso a las TIC, sumamente sofisticadas y costosas (como el Internet, por ejemplo); y otro, mucho más numeroso, integrado por aquellas personas a quienes les está vetada ese acceso virtual o interactivo debido a lo prohibitivo de los precios de las herramientas o medios (IPhone, Tablas, Laptus o PC) del proceso comunicativo.

            Por otro lado, el «agujero negro» del endeudamiento insoluble, definido eufemísticamente por los defensores del orden establecido como la “deuda pendiente”, es ahora abrumador para el predominio del «capitalismo avanzado»: "los límites inherentes a la extracción de plusvalor regulada económicamente que se practica dentro del sistema son de una importancia crucial en lo que atañe a los futuros desarrollos del orden global.” (Mészáros, 2001: Prefacio). La creación del Banco del Sur se oficializó el 9 de diciembre de 2007 en Buenos Aires, Argentina, cuando los presidentes de los siete países miembros, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela firmaron el acta de fundación de la institución. El Banco del Sur es uno de los tres soportes de la nueva arquitectura financiera regional en Sudamérica, junto a un Fondo del Sur y a una Unidad Monetaria Sudamericana. Este banco pretende ser una expresión de soberanía e independencia financiera y además una entidad que financie otro tipo de integración con énfasis en soberanía energética, seguridad alimentaria y comercio intraregional. En esto coincidieron los países firmantes.

            Los representantes y los ministros de Economía y Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)[ix] dieron un empuje al establecimiento del Banco del Sur, como institución para fomentar el desarrollo regional equilibrado y sustentable en la región. Del mismo modo, el experto, doctor en economía, Guillermo Oglietti, explicó que para los países integrantes del Banco del Sur es una apuesta estratégica que consolida un proyecto de desarrollo de carácter económico y social que se está gestando desde hace más de una década en América Latina. Las políticas e instrumentos de inversión para el desarrollo social, ambiental y económico de la región es, para muchas organizaciones sociales, uno de los puntos que marcará la diferencia del Banco del Sur respecto a otras instituciones financieras.

            Frente a esto, varios son los elementos que requieren definición. Entre ellos: el tipo de instrumentos y condiciones de financiamiento; la disponibilidad de préstamos concesionales y no concesionales, y las condiciones de concesionalidad; las tasas de interés y los criterios que se aplicarán (PIB per cápita, tipo de actividad, modo de producción, etc.); las fuentes de financiación y cómo determinar su monto en porcentaje del gasto total; los criterios de elegibilidad (países, regiones, sectores, tipo de inversiones, etc.); los tipos de garantías, y las condiciones de la asistencia técnica.

            Dado que no se podrán financiar todas las áreas de actividad es necesario establecer criterio para priorizar la cartera de inversiones (asignación por país, por población, por pobreza, por contribución, por sector, etc.). De acuerdo a lo establecido en las declaraciones firmadas a lo largo del proceso de constitución del Banco (Declaración de Asunción, de Quito, de Río) se privilegiarán los criterios de soberanía alimentaria, energética y de salud; la complementariedad productiva regional; la expansión de la infraestructura y de cadenas productivas regionales; la reducción de desigualdad/pobreza; el crecimiento económico de zonas marginales.

Lo lamentable no sólo es que ahora los países (El 'Cartel' del Sol: Colombia, Perú, Argentina, Chile y Brasil)  que están en contra del Gobierno de Maduro, al cual no reconocen como presidente legítimo de Venezuela, haya rescindido la Declaración de Quito, e incluso se han salido de la Unasur, avalando un nuevo proyecto de unificación suramericana, denominado ProSur), sino el hecho de que la educación ambiental siga siendo la cenicienta de los proyectos de desarrollo; y no se le dé prioridad a la educación, a la capacitación del capital social y humano, única alternativa viable para salir de la dependencia. La educación es la forma más viable para adoptar una conciencia nacional, por medio del conocimiento, la comprensión y el valor a la historia.

            En este contexto, se vuelve a incorporar la educación ambiental, la cual debe ser dirigida como fórmula de vida a la sociedad, pues una de las causas del deterioro ecológico es el desconocimiento de unos, de cómo cuidar el ambiente y el desacato de otros, dada la falta de identificación con la naturaleza. Ya investigadores de la talla de Antonio Luis Cárdenas (ULA, Instituto de Geografía), Iradia Vargas y Mario Sanoja (profesores, geógrafa y antropólogo, respectivamente, de la UCV) señalaban, desde finales del siglo pasado, lo necesario que resulta la educación ambiental en los centros educativos bajo la aplicación de políticas coherentes, adaptadas a la realidad local, regional, nacional y mundial, para que los estudiantes puedan desarrollar planes de acción en beneficio de la conservación de los recursos naturales y culturales.

            ¿A qué se debe que la educación siga siendo la cenicienta estatal, incluso en tiempos de revolución? Veamos lo que nos dice Bonilla-Molina (2016) al respecto:

El cambio educativo suele venir en presentaciones de reformas y en algunos casos de revoluciones. A veces las reformas son lo más revolucionario posible en un momento histórico dado; en otros casos las reformas sólo intentan impedir revoluciones y contradicen la propia esencia etimológica de acción para volver a 'formar', reproduciendo las mismas políticas y prácticas que enuncian cambiar. Muchas reformas son en realidad contrarreformas que procuran eliminar o minimizar el impacto en la acumulación de capital, de importantes conquistas sociales. Dialécticamente hablando, todos estamos de acuerdo en cambiar constantemente, sólo que algunos abiertamente aspiramos que la transformación sea el camino para construir otro mundo posible de solidaridad y justicia social en el cual el ser humano deje de ser considerado un simple consumidor de mercancías.

            En resumen, al Estado y sus representantes (llámese “Autoridades”, “ministros” “facilitadores” o “servidores públicos”) no les interesa perder el rol de intermediarios, ya que son quienes, a nombre de todos, pero que sabemos bien que es a nombre de un partido o de ellos mismos, manejan los recursos de la sociedad.

            Hemos tenido eminentes y reconocidos profesores como el Dr. Antonio Luis Cárdenas Colmenter, fundador de la Escuela de Geografía, junto con el ex rector Pedro Rincón Gutiérrez, y otros profesores ya fallecidos o jubilados (Jean Tricart, Pedro Cunill, Luis Fernando Chávez, Luis Aguilar, Rigoberto Andressen, Osvaldo Cabello, entre otros)[x], que impulsaron la creación del Instituto de Geografía en de la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de Los Andes. Para esa época, se fundan en la ULA dos importantes institutos de investigación, siendo estos el Instituto de Geografía, creado según Decreto del 17 de febrero de 1959, y el Instituto de Conservación de los Recursos Naturales Renovables, erigido por Decreto del 24 de febrero del mismo año, constituyéndose ambos en pilares fundamentales para el desarrollo del conocimiento geográfico regional. Además, el Instituto de Geografía se establece como el primero en Venezuela, ideado especialmente para el estudio de los problemas geográficos en la región de los Andes. Según se señala en comunicación Nº 1352 de fecha 24 de septiembre de 1962, enviada por el Rector Pedro Rincón Gutiérrez al Dr. Aníbal José Núñez, Secretario del Consejo Nacional de Universidades, estos dos Institutos conforman uno solo, creado por Decreto el 9 de mayo de 1959. Sin embargo, ambos fueron reconocidos y aprobados por el Consejo Nacional de Universidades en su sesión del 20 de agosto de 1959, según Acta Nº 7.[xi]

            El Dr. Antonio Luis Cárdenas, decía en sus clases de Geografía Física de Venezuela que, “la Geografía entraba por la suela de los zapatos”, fue también Ministro de Educación entre 1994-1998, periodo durante el cual implementó la Educación Ambiental como materia curricular en la Educación Básica, y en su momento repetía constantemente que “la Educación en Venezuela era un fraude”, frase que no se entendió o que no quisimos entender, pero que hoy, cuando las contradicciones entre los grupos de poder se han agudizado, queda expresado muy claramente “ese fraude” del que hablaba el ministro en ese entonces: “Las actuaciones cotidianas de los venezolanos y las venezolanas evidencian (dejando constancia para la historia) todo tipo de discriminaciones por razones de clase social (clasismo) etnia o raza (racismo), sexo (machismo, sexismo), etc., a través de escritos, actitudes comportamientos y conductas, mostrando una de las caras de la Venezuela de hoy y dándole la razón al ministro Cárdenas”[xii].

            Habría que agregar que ciertamente hoy día estamos viviendo uno de los mayores “fraudes de conciencia” de la historia democrática del país, cuando los principales magistrados de las Cortes Suprema de Justicia (TSJ) se prestan a las componendas políticas del régimen actual, obedeciendo sin chistar los mandatos presidencialistas del autoproclamado Gobierno Revolucionario Bolivariano, desde donde se avasallan todos los demás poderes soberanos de la Nación.

            Para el Dr. L. F. Chaves Vargas (Zambrano, 2019), la racionalidad del espacio está en función de la racionalidad de la formación económico-social. Por lo tanto, y atendiendo la filosofía de este gran humanista, cuya talla académica queda refrendada en la expresión de quienes fueron o fuimos sus discípulos, “maestro de maestros”, no se puede esperar una mejora del territorio y la sociedad venezolana con las políticas territoriales y administrativas del actual régimen, y de la pretendida socialización del modelo económico-social, bajo la tutela de un Gobierno autoproclamado “Socialista del Siglo XXI”. Ciertamente, el Estado social es tan necesario como el Estado político y el económico, pero lo que no encaja en el realismo político es la ideologización de un estamento que se aferra a la teoría del socialismo real, por lo enrevesado de su lenguaje y la carga de fundamentos funcionalistas y estructuralistas, igualmente dependientes del suprasistema o mercado global.

            Basada en un pensamiento crítico o radical, inspirados en el marxismo y el estructuralismo, esa corriente postula que la naturaleza abstracta de los estudios regionales y las teorizaciones analíticas acerca de la organización espacial simplificaban arbitrariamente la totalidad del análisis geográfico y vehiculizaban los intereses foráneos. No obstante, marxistas o no, todas las teorías estructuralistas reconocían explícitamente –como una ley inexorable- el papel del capitalismo respecto de la producción y reproducción de esas desigualdades, pero perpetuando los fundamentos epistemológicos de aquellos.

            Algo que no puede -ni podrán- materializar estos vetustos directores, gerentes, ministros y viceministros llamados revolucionarios del oficialismo chavezista. El reproche que puede hacerse a las ciencias sociales, en conjunto, no es, por cierto, el de permanecer retrasadas con relación a su objeto (como ejemplo, el caso de la ciencia económica y también en el de la Historia). Es más bien la ambición desmesurada de querer explicar todo bajo el ángulo de una disciplina particular, de querer incluso predecir los cambios económicos futuros, y algunas veces también los otros, únicamente en función de los cambios probables de variables económicas, olvidando importantes factores psicológicos, sociales y naturales, entre otros.

            Tal reproche podría hacerse ante todo a la corriente de pensamiento que Georges Gurvitch (citado por Benko, 1970: 47) ha denominado marxismo vulgar. No obstante, es justo destacar, en el seno de las últimas corrientes geográficas que han aparecido, se asume la misma como una ciencia social, que tiene por objeto de estudio el espacio geográfico desde la concepción humanista, lo cual da pie a un resurgimiento muy interesante entre el marxismo y esta vertiente fenomenológica de la Geografía Humana.

El desarrollo de nuevas corrientes de investigación, como el renaciente interés por los movimientos sociales y las luchas políticas que van más allá del estudio del nacionalismo estrecho —tales como el fenómeno de la globalización, con su explícita base territorial y desigualdades sin precedentes que ha conducido a la adopción irrestricta del imperativo de la competitividad depredadora— y la adecuación de un modelo alternativo al capitalismo salvaje, con visos de autarquía (economía independiente y autosuficiente) y endogenismo (desarrollo local sustentable), ha contribuido de forma importante al desarrollo del resurgimiento de la geografía social.

            En este sentido, la geografía social actual está usando teorías culturales y literarias para analizar el lenguaje e imágenes empleadas para representar los diferentes grupos sociales y espacios, a fin de comprender el modo en que los grupos dominantes ejercen su poder mediante la cultura y la ideología. Hay, claro está, quienes no ven nada de malo en tal dominación, sobre todo si es occidentalista, o sea, de carácter hedonista. Jefes de gobierno –como John Major en Inglaterra– declaran con relamida autocomplacencia que “el capitalismo funciona” (Mészáros, 2001: 52). Pero, se niegan a considerar preguntas claves del proceso histórico: ¿Para quiénes (y, a decir del autor citado, ciertamente no para el 90% de la población mundial) y por cuánto tiempo? ¿En qué medida la historia se convierte en historia mundial, y que hace funcionar tal estado de cosas desde el mismo origen del mercantilismo? Es igualmente cierto para Mészáros (2001: 44) que:

…esta transformación de la historia en historia del mundo no es, bajo ningún respecto, un simple acto abstracto de parte de la “conciencia de sí mismo”, del espíritu mundial, o de cualquier otro fantasma metafísico, sino un acto bien material y empíricamente verificable, un acto corroborado por cada individuo cuando va y viene, come, bebe y se viste. En lo que va de la historia hasta el momento presente, se da ciertamente así mismo el hecho empírico de que los individuos por separado, con la ampliación de su actividad a actividad histórica mundial, han venido siendo esclavizados cada vez más bajo un poder que les es ajeno (una presión que ellos han concebido como una jugada sucia del llamado espíritu mundial, etc.), un poder que se ha venido haciendo cada vez más enorme y, en última instancia, resulta ser el mercado mundial. (Marx y Engels, Collected Works. Vol. 5, p.49. The German Ideology).

            En 1944 —obsérvese que fue antes de que terminara la II Guerra Mundial— las principales potencias del mundo occidental, reunidos en un complejo hotelero en Bretton Woods (Nueva Hampshire, EE.UU; citado en Wikipedia, 2019b), reescriben la historia mundial cuando deciden la creación de un Nuevo Orden mundial en los planos económico, financiero y comercial, impulsando la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), así como la utilización del dólar como moneda de referencia internacional. Sobre esto, casi nunca se comenta nada en los libros de historia universal, sobre todo no se dice nada acerca de los millones de víctimas –europeas y, más que todas soviéticas- que sacrificaron, junto al nazismo, en nombre de la libertad (sólo enfatizan, una y otra vez, el llamado holocausto judío); y tampoco del costo en recursos naturales que esto significó –y significa- para el nuevo desarrollo industrial de la posguerra.

            De hecho, tenemos una política gubernamental basada en controles incumplibles que desestimulan la inversión. Dos controles (precios y cambio) que han enriquecido a una minoría y empobrecido a la sociedad. Pero la consecuencia más nefasta ha sido crear una ciudadanía que no cree en el trabajo. Que tiene dinero pero no crea riqueza, desarrollado una clase social corrupta que se lleva el dinero mal habido a otra parte. El objetivo hoy de la mayoría de nuestros jóvenes profesionales es multiplicar el dinero, a través de comisiones, sobreprecios, diferencias cambiarias y malabarismos financieros. Ni siquiera se ha reinvertido lo necesario en la industria petrolera para que siga produciendo divisas. Continúa en Venezuela la confusión entre dinero y riqueza.

            Para Rojas (2001) enfatiza la dificultad de construir una Venezuela postpetrolera en vista de que se ha revelado difícil, ya que dicho proyecto descansa en la misma base que se quiere cambiar: la dependencia de la riqueza petrolera. Al respecto, dice lo siguiente:

… esto se debe a la naturaleza y las magnitudes de la riqueza que se ha utilizado y al modelo a lograr. No es fácil construir una sociedad industrial a partir de una riqueza que, en esencia, sólo permite importar industrias. Más difícil es aún desarrollar una agricultura a partir de una riqueza que la niega, pues permite obtener bienes agrícolas importados más baratos. (p.184)

            La herencia de la globalización, al igual que la regionalista, grabada a fuego en el espíritu liberal, ha impregnado de tal modo el mundo que no deja lugares donde puedan estar esquemas alternativos fuera del desarrollismo actual, por lo que busca acabar con aquellos refugios revolucionarios de orden social (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua o Brasil). La expansión de conceptos como libre mercado, competitividad, libre cambio, mundialización, globalización, internacionalización, imperialismo, concurrencia, zonas de libre comercio, privatización o desregulación, “que configuran un pensamiento único con tal poder de penetración en las mentes que ahoga cualquier intento de reflexión libre y rechaza todo razonamiento que no se ajuste a la doctrina imperante” (Segrelles, 1999: 124), es de tal magnitud que, impregnada de tiranía económica, avasalla al conjunto de la sociedad y atenta contra la misma ciencia que queda “encasillada” por esta concepción neoliberal del mundo, al servicio del capital internacional.

Estados Unidos (EEUU) ha decidido dejar de ser un imperio y está dando pasos para dejar de serlo como sería el retiro de Siria, y ahora se hace evidente que los bloques de poder –caso la OTAN, UE, etc.- son candidatos a conformar un grupo para garantizar el relevo del otrora todopoderoso imperio del Norte, aunque no cuentan por sí mismos con los medios necesarios para ello. Igualmente, sucede con el UR, cuyo retiro de la UE (Brexi) es evidente. Alemania estima que debe mantenerse en el marco de la alianza atlántica (OTAN), para evitar un hueco mayor con el «vacío» dejado por EEUU, mientras que Francia plantea esa evolución dentro del marco de la Unión Europea (UE) –o sea, sin EEUU ni el Reino Unido (UR). Es interesante recordar, como antecedente, que en el momento del derrumbe de la URSS, el Pacto de Varsovia no sobrevivió al reconocimiento, por parte de Moscú, de la independencia de los Estados miembros del Pacto. Por lo tanto, esta situación de grave contradicción entre países miembros de la alianza estratégica imperialista plantea la siguiente interrogante: ¿Qué será de la OTAN cuando EEUU se retire definitivamente del teatro bélico internacional?[xiii]

Pero, ¿Puede el imperialismo alemán tomar el lugar del imperialismo yanqui?[xiv]  Parece como si después del consejo franco-alemán de defensa y seguridad realizado el 16 de octubre, Alemania hubiese decidido volver al viejo proyecto enunciado en el libro New Power, New Responsibility. Elements of a German foreign and security policy for a changing world [en español, “Nuevo poder, nueva responsabilidad. Elementos de una política exterior y de defensa alemana en un mundo cambiante]. Según ese texto, la OTAN tendría que dejar el “manejo” del Asia Central, del Medio Oriente y del norte de África en manos de la Unión Europea, bajo el liderazgo alemán, estrategia discretamente incluida en 2016 por la entonces ministro de Defensa de Alemania, Úrsula von der Leyen en el ‎‎Libro Blanco de las fuerzas armadas alemanas. La ya germanización de la Comisión Europea y la proposición misma muestra que ciertas élites europeas sueñan con asumir el papel imperial al que Washington está renunciando.

Pero ya no estamos en la época de las «concesiones coloniales», aunque sí de una visión del mundo eurocéntrica y extremadamente restringida, visión que se hace cada día más anacrónica. Es una visión que los políticos y la prensa occidentales recogen deliberadamente porque arropan con un velo los crímenes del imperialismo, en vez de poner en el banquillo de los acusados, a la UE (sobre todo a la UR, Alemania y Francia), a Japón y a EEUU, a las potencias de la postguerra que dominan al mundo, y a las «grandes democracias» occidentales que se erigen en jueces supremos con derecho a decidir qué países son democráticos y cuáles no.

El hecho es que las razones que llevaron al estallido de la Segundo Guerra Mundial son sistemáticamente escamoteadas y falsificadas. Ya no se menciona el proyecto nazi de colonización del centro y del este de Europa y mucho menos de la continuación de la colonización británica y francesa fuera de Europa. Tampoco se habla nunca del proyecto tendiente a esclavizar los pueblos eslavos. Para las potencias occidentales sólo existe la exterminación de los judíos, que no comenzó hasta 1942 y duró hasta 1945, y la necesidad de implantar un mito para justificar a posteriori la creación de la UE contra Rusia. Esa resolución afirma que, al firmar el pacto Molotov-Ribbentrop (URSS - Alemania), la exURSS compartía los funestos objetivos del Reich nazi y favorecía el inicio de la II Guerra Mundial. Pero, nada se dice de los llamados «Acuerdos de Múnich» que en realidad eran un pacto del Reino Unido y Francia (representados por Chamberlain y Daladier) con la Alemania nazi y la Italia fascista (representadas por Hitler y Mussolini) –, que de hecho abrían el camino al proyecto nazi de colonización del centro y del este de Europa, ya que eliminaban el riesgo de enfrentamiento entre el Reich alemán y los imperios británico y francés[xv].


Nota



[i]: Imágenes de Google. Véase online en: Notas en torno a la geopolítica. José Alsina Calvés. https://www.posmodernia.com/notas-en-torno-a-la-geopolitica/
[iiImperialismo – Wikipedia (2019). Imperialismo. Véase online en: https://es.wikipedia.org
[iiiPista ligera es la nueva estrategia del pentágono para América latina y el Caribe. (2013, diciembre 9). En: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1790
[iv] Cómo será el ejército americano en 2020 y qué peligros afrontará. En: http://www.obamaworld.es/2012/01/08/como-sera-el-ejercito-americano-en-2020-y-que-peligros-afrontara/
[vEstados Unidos: la hegemonía no termina de morir, la fase de dominación ya ha comenzado. En: http://www.telesurtv.net/bloggers/Estados-Unidos-la-hegemonia-no-termina-de-morir-la-fase-de-dominacion-ya-ha-comenzado-20150506-0002.html
[viiEl 24 de febrero de 2016 un decreto firmado por el Presidente de la República, Nicolás Maduro, mediante el cual se crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, abrió las compuertas del subsuelo venezolano a la codicia de más de 150 empresas de 35 países. Presentes en la conjura estaban Nelson Merentes, presidente del BCV; Eulogio del Pino, ministro de Petróleo y Minería, presidente de Pdvsa y negociador principal de la entrega; el regocijado gerente de Gold Reserve, Douglas Belanger, y otros grupos económicos con poder, afines al oficialismo (cuyos nombres no han trascendido a la luz pública), cuya intervención a distancia ha jugado papel clave en tan comprometedora negociación. Eufórico, el Presidente Maduro exclamó: "De una demanda, ahora somos socios en un contrato ganar-ganar para desarrollar un proyecto con valor por encima de 5 mil millones de dólares". El presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, enfatiza que las iniciativas del Ejecutivo Nacional “contribuyen a alcanzar los grandes objetivos históricos del Plan de la Patria 2013-2019: transformar el país en una potencia regional, con conciencia ecologista". Ahora, después de tres (3) años, de la desaparición física del líder de la Revolución Bolivariana, ¿qué se sabe de esto? El presidente del BCV es el mismo, parte de las reservas ya han sido canjeadas por deudas, y nuestra economía es una de las más débiles y corruptas del mundo, para desgracia nuestra y del comandante Chávez, cargando él mismo –donde quiera que se encuentra su alma- gran culpa, porque sabía bien (los desenmascaraba en público como en efecto lo hizo en más de una oportunidad por “Aló Presidente”) que estaba rodeado de ineptos, enchufados, paracaidistas, contrarrevolucionarios y barraganas, además de familiares compadrazgos y amiguismos corruptos que ejercían y ejercen el poder. Estamos hablando de la subasta de 12.000 kilómetros cuadrados del territorio venezolano, en cuyas entrañas hay yacimientos de oro, diamantes, hierro, coltán, bauxita, manganeso, magnesio y otros minerales. (Véase información online en: “De espaldas al pueblo se negocia subasta de Venezuela”. https://www.aporrea.org/actualidad/a227495.html ).
[viii2005-2015: del entierro del ALCA al nacimiento del soft power chino en América Latina y el Caribe". (2016, Nov. 4). [Noticia en línea]. Consultada el 20 de noviembre de 2016 en: http://www.telesurtv.net/bloggers/Del-entierro-del-ALCA-al-nacimiento-del-soft-power-chino-en-America-Latina-20151104-0001.html
[ixUnasur impulsa el Banco del Sur en Argentina, que avanza a pesar de todo, porque realmente hay muchos intereses que buscan sabotearla, sobre todo después del reposicionamiento de Estados Unidos en la región (Información online en: El gran capital está interesado en destruir la integración latinoamericana http://www.alainet.org/es/articulo/175698 )
[xLuis Fernando Chaves“maestro de maestros”, se doctoró en Geografía en la Universidad de Varsovia (en polaco:Uniwersytet Warszawski, fundada en 1816), en el Departamento de Geografía y Estudios Regionales, es la mayor universidad de Polonia y una de las más prestigiosas, además, apareció en el TOP 500 en 2006 de la revista Times Higher Education Supplement como la segunda mejor universidad polaca. Rigoberto Andressen Lozada, recientemente fallecido, nació en San Cristóbal, Venezuela. (18-06-1939) y se formó de Meteorólogo en la UCV, Lic. en Geografía en Universidad de Wisconsin, Madison, U.S.A., y en Universidad de Birmingham, Inglaterra. División de Ciencias e Ingeniería; Director del IGCRN (1981-1983); Jefe del Servicio de Climatología del MAT (1962-1966); y Miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC-ONU) y Consejero Ad Interim de la Convención Intergubernamental del Programa Mundial del Clima (IGM-WCP).  Oswaldo Cabello, nacido en Maturín (estado Monagas) en 1939 y fallecido trágicamente en septiembre del año 2002, formó parte de la primera promoción de geógrafos de esta Escuela. Dio muestras tempranas de su amor por la naturaleza, especialmente el estudio del relieve y los procesos que lo modelan; de allí su inclinación por la geomorfología, lo cual le valió para obtener una beca ofrecida por el gobierno de Francia para realizar una especialización en geomorfología en uno de los núcleos académicos de mayor prestigio para la fecha: Centre de Geomorphologie Appliqué de la Universidad Louis Pasteur, Estrasburgo. Jean Tricart se convirtió en mentor y guía científico, hasta el punto de eximirlo de los cursos formales y obligatorios para los estudiantes del Doctorado de Tercer Ciclo y lo involucró en un proyecto que consistió en el análisis sedimentológico de una serie de materiales seleccionados en el delta del río Motatán como parte de un trabajo realizado por Tricart y A. Millies–Lacroix en los años 1961–62 (Les terrases quaternaries dans les Andes venezueliennes: Bull. Soc. Géol. de France. T. IV. 201–218). En fin, Oswaldo realiza, elabora y discute, un magnifico ensayo como requisito para el doctorado, el cual le fue otorgado con las más altas calificaciones con el proyecto: Etude des sédiments et de la dynamique du delta du río Motatán (Vénézuela) (1969), el cual consistió en una investigación original que aún no ha recibido el reconocimiento que merece. Pedro Cunill Grau, nacido en Santiago de Chile (1935). Venezolano por naturalización (1981). Doctor en geografía, Ph.D., Universidad Laval, Quebec (Canadá). Después del golpe militar se exilia en Venezuela. Profesor de la Universidad Central de Venezuela desde 1976. Director de la Escuela de Geografía de dicho centro de estudios entre 1979-1981. Durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez formó parte del equipo asesor de la Comisión Presidencial para Asuntos Fronterizos Colombo-Venezolanos (COPAF) presidida por Ramón J. Velásquez. Posteriormente encabezó un equipo de profesionales contratados por la Fundación Polar para elaborar un ambicioso proyecto de una nueva Geografía de Venezuela bajo el nombre de GeoVenezuela". Entre sus libros destacan "La América Andina"; "Recursos y territorios de la Venezuela posible";"Geografía del poblamiento venezolano en el siglo XIX" (publicado por la Presidencia de Venezuela en 1987);"Venezuela, opciones geográficas". Otro eminente profesor, Leonel Vivas, nació en Altamira (Barinas) en 1937, obtuvo los títulos de Profesor de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas (1961) y de Licenciado en Historia de la Universidad de los Andes (1968). Obtuvo el Doctorado de Tercer Ciclo en Geografía. Especialidad Geomorfología (Universidad Louis Pasteur, Estrasburgo, Francia, 1965) y la Maestría en Geografía. Mención Geomorfología y Suelos (Universidad de Nueva Gales del Sur, Sydney, Australia, 1974; donde también fue, posteriormente, Embajador de Venezuela durante el Gobierno bolivariano). En 1965 ingresa a la ULA como Prof. Asistente, donde obtiene la Categoría de Prof. Titular, ahora jubilado.
[xiEl Instituto de Geografía y Conservación de los Recursos Naturales Renovables de la ULA. Cincuenta y cuatro años de labor Académica e Investigación. En: http://www2.ula.ve/ahula/index.php?option=com_content&task=view&id=232&Itemid=61
[xiiTERTULIAS: Educar en tiempos de cambios. En: http://www.saber.ula.ve/gigesex/tertulias/Tertulias1.pdf
[xvEl revisionismo del Parlamento Europeo sobre las causas historicas de la Segunda Guerra Mundial”. Véase online en: https://www.voltairenet.org/article207863.html


Referencias

Artusa, M. (2014). Zygmunt Bauman: “vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline”. [Página web en línea]. Consultada el 03 de noviembre de 2019 en: https://ssociologos.com/2014/07/06/zygmunt-bauman-vivimos-en-dos-mundos-paralelos-y-diferentes-el-online-y-el-offline/

Benko, F. (1970). La Ciencia de la Sociedad Global. Caracas: Monte Ávila Editores C. A.

Bonilla-Molina, L. (2016). Apagón Pedagógico Global (APG). [Página web en línea]. Consultada El 30 de septiembre de 2019 en: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Educacion-Ambiental

Gleckman, H. (2016). La gobernanza de las múltiples partes interesadas: la ofensiva corporativa hacia una nueva forma de gobierno global. En: Nick Buxton y Deborah Eade (Edit.). “Estado del Poder. Democracia, soberanía y resistencia” (Publicado por el Transnational Institute y Fuhem-Ecosocial). p. 101-118. [Libro en línea]. Consultado el 10 de octubre de 2019 en: https://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Estado_del_poder_2016/Estado-del-poder-2016-completo-web.pdf

Méndez, E. (2006). Geografía Actual: Espacio geográfico, territorio y campos de acción. ULA-IGCRN. Mérida (Venezuela): Sistemas Gráficos, C. A. 132 p.

Mészáros, I. (2001). Más allá del capital. Hacia una teoría de la transición. (Producida por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional. ©Pasado y Presente XXI). Caracas: Editorial Vadell.

Morales, E. (s/f). Globalización y economía internacional. Un análisis desde la perspectiva del desarrollo. [Página Web]. Consultada el 26 de septiembre de 2019 en: http://www.monografias.com/trabajos16/economia-global/economia-global.shtml

Pulido, N. (2013). Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Por qué fracasan los países (Reseña Bibliográfica). Revista Geográfica Venezolana, Vol. 54(2), p. 337-339.

Rojas, A. (2001). La dinámica político-territorial de Venezuela, los planes de ordenamiento y el ingreso petrolero. Revista Geográfica Venezolana, 42(2). IGCRN. Mérida: Taller de Publicaciones de la Fc. Cs. Fs. y Ambientales-ULA, p. 183-201.

Sánchez, S. (2009). Desarrollo de Contenidos Digitales en la Difusión Audiovisual del Patrimonio Histórico-Artístico Valenciano. [Documento en línea]. Consultada el 03 de octubre de 2019 en:: http://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/15257/sanchez.pdf?sequence=1

Segrelles, J. A. (1999). ¿Tiene sentido actualmente una geografía marxista en la universidad española? Revista Venezolana de Geografía, 40(1), 125-148.

Sunkel, O. (1981). La Dimensión Ambiental en los Estilos de Desarrollo de América Latina. [Documento en línea]. Consultado el 03 de noviembre de 2019 en: http://archivo.cepal.org/pdfs/1980/S8000002.pdf

Ureña, A. (2018). La globalización comenzó en Latinoamérica en el siglo XVI. [Documento en línea]. Consultada el 01 de noviembre de 2019 en: https://panoramacultural.com.co/pensamiento/2581/la-globalizacion-comenzo-en-latinoamerica-en-el-siglo-xvi

Wikipedia. (2019a). Imperialismo. [Página web]. Consultada el 04 de noviembre de 20169 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Imperialismo

________. (2019b). Bretton Woods (Nuevo Hampshire). [Página Web en línea]. Consultada el 03 de noviembre de 2019 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Bretton_Woods_(Nuevo_Hampshire)

________. (2019c).  Lucas Fernández Peña. [Página Web en línea]. Consultada el 03 de noviembre de 2019 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Lucas_Fern%C3%A1ndez_Pe%C3%B1a

Zambrano A., E. A. (2004). Globalización y Tendencias Actuales de Integración Económica Regional Multilaterales. Memoria del V Congreso Venezolano de Geografía. (Libro Resumen p. 131). Mérida (Venezuela): Centro Editorial Litorama, C. A.

_________________. (2016). La nueva geopolítica financiera y el poder del mercado mundial. [Página web]. Consultada el 03 de octubre de 2019 en: https://www.academia.edu/28627695/LA_NUEVA_GEOPOIITICA_FINANCIERA_Y_EL_PODER_DEL_MERCADO_MUNDIAL

_________________. (2019). Geografía Humana y Ecosocial de Venezuela. [Blog en línea]. Consultado el 03 de noviembre de 2019 en: http://estrabongeografico-ambiental.blogspot.com/2019/09/






Comentarios

Entradas populares de este blog

Geógrafos importantes de la Historia contemporánea

GEOGRAFÍA HUMANA Y ECOSOCIAL DE VENEZUELA

VALORACIÓN POBLACIONAL DE LOS GRUPOS INDÍGENAS VENEZOLANOS