Cambio Climático y Ecoresistencia. De la filosofía de la apropiación de la Naturaleza a la Ecofilosofía de la Madre Tierra.


Cambio Climático y

Ecoresistencia

De la filosofía de la apropiación de la Naturaleza

a la Ecofilosofía de la Madre Tierra

Eudes A Zambrano A



 

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Título original: Cambio Climático y Resistencia Ecosocial
Idioma: Español.
Diseño de tapa: Eudes Zambrano
Composición tipográfica: Editorial Lulu.
ISBN 978-1-326-30466-9
Copyright ©Eudes A Zambrano A
©2015 – (Licencia copyright estándar) suministrada por
Editorial Inc. Hillsborough St. / Raleigh / NC.



Reservados todos los derechos. 2da Edición (electrónica) ampliada. Permitido su uso sin fines comerciales en medios electrónicos. El autor agradece la difusión de los contenidos incluidos en esta obra, siempre y cuando se cite al autor e incluya un link a: www.lulu.com/spotlight/estrabon
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Imagen de la portada: Pintura en Paint del autor, titulada “Multiverso Sistémico”, 2012




Eudes A Zambrano A (El Vigía, Estado Bolivariano de Mérida, República Bolivariana de Venezuela, 1957)
Geógrafo (ULA-Mérida, 1990), escritor miembro de Red Mundial de Escritores en Español: REMES    
Creador y Administrador del grupo;

Grupo de Ecoresistencia Estrabón-Mucuúnes - grupos.emagister.com



Colaborador destacado con escritos demandados por usuarios a nivel mundial de la página web www.academia.edu.com

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Al Padre, al Hijo y al Espíritu de la Verdad.
A la memoria
de mi padre,
Pablo Antonio Zambrano,
y de mi sobrino,
Jesús Damián Zambrano Quintero.
A mi madre,
Hada J Angulo Flores.
A mis hermano(a)s y sobrinos.
A mi sobrina, Alexandra Zambrano.


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‹‹Si ya sabes
lo que tienes que hacer
y no lo haces entonces
estás peor que antes.››
(Confucio)




Con un profundo respeto hacia
quienes han hecho la grandeza
de la Filosofía Occidental,
nos sentimos indignados
ante la no solución de los problemas
que azotan al mundo antropocentrista.

AGRADECIMIENTOS

A la Cooperativa Geográfica y Ambiental Estrabón 72 R.L., cuyo equipo tecnológico permite la elaboración de la misma, especialmente a mi hermana y miembro asociado, Dra. Luz Marina Zambrano Angulo.
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A la comunidad de aprendizaje Grupos Emagister, donde empecé a colocar mis escritos a través de artículos de investigación, educativos y de opinión, interacción que generó en mí un aprendizaje y mayor motivación al respecto.

A todos y al todo, y a quienes han colaborado en la presente edición, especialmente a Lulu.com, la web en la que los usuarios pueden editar sus propios libros. Esta es una Editorial electrónica (Lulu Press, Inc) o compañía que permite la autopublicación y ofrece servicios de distribución que incluyen la asignación de un ISBN y la distribución de los libros a otras librerías (tiene convenios con Amazon.com, por ejemplo). Incluye igualmente la distribución electrónica de los mismos, aunque los derechos de impresión y comercialización de Lulu no son exclusivos -ya que el creador puede adquirir incluso copias con descuentos para comercializar directamente-, lo que permite también colocar la obra al público por cuenta del autor.


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INDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………19

PRIMERA PARTE
LA CRISIS ACTUAL DEL CAPITALISMO, ¿CRISIS FINANCIERA O CRISIS SISTÉMICA?

CAPÍTULO I: LA CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL

Antecedentes significativos del modelo………………....................................................................29
Comparaciones entre los paradigmas modernistas………………………………………………......37
Situación actual…………………………………………………………………………………………………………..39
Interpretaciones de la filosofía occidental sobre la Naturaleza……………………...................43
La sustentabilidad, ¿más de lo mismo?.............................................................................................64

CAPÍULO II: EL AMBIENTE COMO UN SISTEMA COMPLEJO
Evolución del concepto de ambiente…………………………………………………………………………..71
El ambiente como sistema complejo…………………………………………………………………………...72
Dinámica del sistema antropocéntrico…………….............................................................................76

SEGUNDA PARTE
LA GLOBALIZACIÓN, ¿UN EXPERIMENTO SIN CONTROL CAPITALISTA?
CAPÍTULO III: ENFOQUES QUE DEFINEN EL DESARROLLO ALCANZADO

Introducción…………………………………………………………………………………………………………………91
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Discusiones que orientan el desarrollo actual……………………………………………………………...94

CAPÍTULO IV: LA ECORESISTENCIA ORGANIZADA COMO DIMENSIÓN SUSTENTANTE DE UN MUNDO QUE SE PRECIPITA AL CATACLISMO

El cambio inevitable y el cambio necesario……………………………………………………………………99
Algunas variables georreferenciadas para la Amazonía………………………………………………102
Los glaciares están reduciéndose en todo el mundo…………………………………………………120
Muere el último glaciar………………………………………………………………………………………………120
La explosión demográfica como fenómeno del cambio global…………………………………121
El debate del poder y el desarrollo actual de la sociedad. ¿Podemos cambiar?............124


REFLEXIÓN FINAL…………………………………......................................................................................139

Referencias Bibliográficas………………………………………………………………………………………149



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Resumen Ejecutivo

Se realiza un análisis en profundidad de la dominación (técnica y económica) de la Naturaleza, en el contexto del cambio climático y la perspectiva antropocéntrica de la sociedad moderna, enfatizando los dos grandes riesgos inevitables para el mundo actual: el calentamiento global -ya en marcha acelerada-, y el cambio global -agudizado por la crisis financiera, social, política y energética que agobia actualmente la economía mundial, generando nuevas contradicciones en el tratamiento del mismo-, que afectan el sistema planetario o biósfera. En este sentido, apelando al pensamiento ecologizado (Morín, 1996), y cómo los factores enfocados entonces en términos ecológicos y también culturales (Elías, 1987), implicados para tratar de comprender el riesgo de las actividades humanas con un potencial de repercusión nefasto -entre los cuales está el relacionado con el daño que las personas infligen inadvertidamente a su entorno; el cambio climático antropogénico; y las respuestas de la sociedad a sus problemas medioambientales, empezando por el fracaso al prever o percibir un problema (llamado “amnesia del paisaje” por Diamond, 2006) y continuando a través de conflictos de intereses que han imposibilitado la constitución del sistema jurídico, la gobernabilidad y la conciencia común necesarios para hacer posible la sociedad planetaria informada por la globalidad-, se proyecta esta mirada geográfica que queremos compartir en la percepción de una crisis sistémica, tal cual se analiza. Y, más aún, se hace énfasis en los modelos de comportamiento o racionalidad que debemos utilizar para estudiar el problema de la sustentabilidad del desarrollo. En particular se discutirá el problema de la (in)sostenibilidad como resultado de la dificultad para diseñar instituciones que resuelvan el conflicto que existe entre el interés individual de apropiarse del sistema natural y el interés colectivo de gestionarlo e integrarlo al cambio de la vida en la tierra. Vemos con Lovelock (2006), Diamond (2006) y otros, que el factor común en el deterioro ambiental es el manejo inadecuado de las prácticas ambientales y el uso intensivo de los recursos naturales que marcan la pauta del proceso de civilización, ya que “crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento.” (Max-Neef et al., 1986); que no incluyen factores como la amortización del patrimonio natural, el valor de las actividades no remuneradas, o el fin a las subvenciones públicas en favor de las corporaciones del combustible fósil, además de no tener en cuenta las limitaciones ecosistémicas por la cortedad doctrinaria que rige la sociedad–mundo. Aquí, como fin actual e ineludible, se invita a discutir cambios estratégicos que debemos comenzar a hacer en los supuestos, en los paradigmas y en los métodos de análisis para poder construir unas bases sistémicas que permitan ir a las causas y no solo minimizar los efectos, pues allí radica el cambio.


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PALABRAS PRELIMINARES

Raramente cuestionará nadie que estamos frente a grandes problemas económicos de orden mundial, en vista de los acontecimientos que han marcado la vida en EE.UU y la UE. Pero, no todos estamos conscientes de la magnitud de los problemas acuciantes que penden como una “espada de Damocles” sobre nuestras cabezas.

Gústenos o no, todos estamos expuestos a dos grandes riesgos inevitables: el calentamiento global -ya en marcha acelerada- y el cambio global -agudizado por la crisis financiera, social, política y energética que agobia actualmente la economía mundial, generando nuevas contradicciones en el tratamiento del mismo- que afectan el sistema planetario o biósfera.

Estos dos problemas globales nos conduce al umbral de hoy día en el cual aún estamos a la entrada de cualquier cosa: tiene el poder de afectarnos directa o indirectamente y hasta de destruirnos, de determinar la calidad de nuestras relaciones con nuestro entorno local y de producir un cambio impredecible del mundo tal cual lo conocemos, constituyendo un desafío de grandes proporciones para la humanidad.

El cómo terminará el momento actual de perturbación “climática” y riesgo ambiental acelerado o de catástrofes por problemas medioambientales –materializada en el declive y desaparición no solamente de otras civilizaciones en el pasado, sino ahora, para el África subsahariana y algunos otros países del Tercer Mundo (Diamond, 2006)-, precisa de nosotros mismos, pues el riesgo de sufrir actualmente este tipo de derrumbe preocupa cada vez más a la comunidad internacional.

La nuestra no será una respuesta escueta, sino que todo depende de cómo estamos respondiendo a este reto, en qué sentido estemos dando el primer paso, los siguientes y en qué dirección, por cuanto nuestro esfuerzo en la actualidad determinará el estado del entorno en el que la actual generación vivan un futuro con niveles de vida significativamente sostenibles, con riesgos crónicos más bajos y con la emergencia de lo que hoy día estamos perdiendo y consideramos algunos de nuestros valores que nos definen como humanos. No podemos quedarnos con los brazos cruzados. La humanidad tiene que detener la destrucción ambiental si pretende tener algún futuro sustentable para la continuidad de su especie.

En palabras de un destacado científico de la NASA, estamos ante un momento en el que podemos irnos al carajo (citado por AVAAZ.org). Ante este horrendo panorama, solo nos queda reaccionar ahora mismo de forma masiva y coordinada para cambiar el futuro que nos espera. La respuesta a tal reto es una decisión nuestra, sólo nuestra, y ella sólo    podrá   mitigar, atenuar o controlar, aunque de manera no fácil, sus efectos pues las adaptaciones implican un alto costo productivo -en PIB, ecosistemas naturales y antropizados- y, consecuencialmente, social y humano.

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Esta es la mirada -geográfica si se quiere– y, por supuesto, nuestro compromiso que queremos proyectar para profundizar en la percepción de una crisis sistémica, contribuir a visualizar el traspaso de dicho umbral, atenuando sus costos si se minimizan los impactos negativos a nivel local, pues también existe la dificultad de elaborar las mejores estrategias para minimizar el impacto ambiental, por ejemplo, de la producción de alimentos en un contexto global debido a la disponibilidad de tierras aptas para la agricultura, la pérdida de biodiversidad en muchas partes del mundo, el deshielo de los glaciares y casquetes polares y el deterioro ambiental general por el uso de malas prácticas ambientales.

Edgar Morin, investigador y propulsor del «Pensamiento complejo», ha señalado que “la complejidad nos prepara para vivir lo inesperado, aunque no nos libra de la incertidumbre”. Desde el pensar y actuar en la complejidad, estableciendo ideas en el lector que van a la raíz, con el presente trabajo veremos cómo ese viraje aumenta las posibilidades reales de encuentro con los sistemas ambientales tradicionales de conocimiento, y contribuye con el intento por afirmar que muchas de nuestras dificultades actuales se deben asumir desde nuestro ámbito local y hacia lo global. Por consiguiente, cada uno de los seres pensantes y grupos organizados, la sociedad entera, debemos ayudarnos mutuamente a establecer actitudes inteligentes para abordarlas y solventarlas en una resistencia ni pasiva ni activa, sino más bien hacia una Ecoresistencia comprometida en el accionar ambiental permanente y en tendencia al equilibrio sistémico a los fines de salvaguardar el planeta, la vida.

También otras voces pertinentes nos remiten a considerar emergencias alternativas, como las de Manuel Rodríguez (2011), quien nos refiere que las clases sociales de la nueva economía y los movimientos y nuevas «articulaciones político-sociales» dieron nueva significación a las políticas antisistémicas, y a las prácticas colectivas e individuales y territoriales de resistencia, siendo portadoras reales y virtuales de demandas y aspiraciones transversales que, tocan las fibras profundas del descontento y del proyecto de cambio social.

No se pretende, por supuesto, decir todo –además de que resultaría inverosímil-; únicamente señalar las articulaciones que, a través de orientar y proveer herramientas con resultados propositivos (como las Aulas Ambientales Comunitarias, propuesta como alternativa viable y concreta por el autor, compartidas online y puestas ya en práctica en otras latitudes similares), se presentan en los impactos ambientales como objeto del cambio
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climático, lo cual logrará conectar a los habitantes in situ, conservando prácticas ambientalmente sustentables sin modificar de manera drástica la realidad y contexto comunitario.



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‹‹La mayor fatalidad del hombre
en el estado social
es no tener con sus semejantes
un común sentir.››

(Simón Rodríguez)

INTRODUCCIÓN

Los filósofos, encargados de develar y difundir el origen consciente de las cosas, han secundado siempre la permanencia o reforzamiento de las estructuras que han ido develando desde el entramado de la razón. Esto es que los filósofos no sólo han abalado y justificado el poder político, económico y social (incluido el religioso, a través de la filosofía que interpretó e instituyó la relación Iglesia-Estado tan poderosa durante el Medioevo), sino, en palabras de Jorge Millas (2003), “por su lealtad y hasta su espíritu de servidumbre respecto a las manías ideológicas al uso” del poder sobre la Naturaleza, sobre la explotación de las cosas y de los mismos seres humanos. Con sus ideas han contribuido a revolucionar nuestro entorno, pero además nos ha condenado a vivir de ‹‹verdades›› que nos han encadenado, instituida por la filosofía que dio origen a la ciencia que rige la civilización hegemónica.

No podían utilizar la historia entera del ser humano para la construcción teórica del proceso de la civilización occidental y se desembarazaron de gran parte del conocimiento que ya se traía como especie en comunión con la Naturaleza. Los filósofos realizaron esa maravilla de falsificación de la verdad propia de cada cultura, de gran parte de la cual da testimonio la historia universal.

Toda relación y toda institución natural (el Estado, la sociedad, sus valores, costumbres y leyes) quedaron desnaturalizadas por principio y se convirtió en lo contrario de lo que le daba valor mediante el parasitismo de la burocracia política, social y económica, dejando de lado la esencia orgánica que sustenta el motor de la vida. A decir de Nietzsche, “para que sea precisa una sanción inmediata: es menester que haya una potestad que confiera el valor, que niegue la Naturaleza en todo y que, por ese medio, cree un valor”. No podemos menos que creer que esta potestad recae ahora en el Estado, aunque Nietzsche (1997)[i] la refiere al sacerdote, para el momento histórico que aborda.

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De esa manera los investigadores y científicos, tanto naturales como sociales, tienen consciencia de las relaciones que se establecen entre los hechos o nivel fáctico a través de constructos o nivel conceptual, partiendo desde las expresiones o nivel lingüístico. Y cuando los mismos científicos y filósofos gnoseológicos[ii] no tienen consciencia de algunas relaciones fácticas, se afirmará entonces que su respectiva ciencia no las ha descubierto, a pesar de que sabemos bien que todo está entrelazado y que el equilibrio orgánico –que no es otro sino la unión del agua, el aire, la tierra y el sol- depende de considerar y respetar dicho orden, el rol de cada uno de sus componentes, de todos y el todo como realidad única, para mantener la evolución perenne del mismo, actualmente extremadamente perturbado en su capacidad sustentable, en vista de que la ciencia ha fracasado ya que, en última instancia, no patrocina nuevos desarrollos. Y la filosofía es una tierra de tontos; se vive en palabras, no en realidades; se ve y se siente de forma relativa. Y todos somos víctimas de esto, porque todos somos expertos en esta clase de proyecciones. La naturaleza de la mente es la fijación, y la fluidez es la naturaleza de la vida.

El término ‹‹naturalismo››, se usa frecuentemente para designar realidades diversas. Dos de ellas, especialmente, han cuajado a lo largo de la historia en sendos movimientos que se han 'alzado' (autodesignado) con dicho término. En primer lugar, todas aquellas concepciones filosóficas, de muy diverso contenido, que tienen como característica unificadora el considerar a la Naturaleza, en cuanto totalidad de realidades físicas existentes, como el principio único y absoluto de lo real; es éste un naturalismo filosófico, filosofía ecológica o «ecología profunda» (iii). Creemos que hay un sesgo cuando rotulamos términos a la medida de nuestras pretenciones, como el caso de Savater (1994: 165-166), quien distinge entre «ecología»  y lo que él ha llamado «ecolatría», identificando éste último término con la denominación de «ecología profunda», todo porque choca con sus prejuicios ético-políticos, al recalcar que muchos representantes de esa corriente política mantiene vínculos con grupos neonazis o ultraderechistas, enfatizando que conviene no olvidar que las primeras leyes de protección de la madre Tierra las promulgó durante los años treinta en Alemania un célebre vegetariano enemigo del tabaco llamado. Adolf Hitler. De ello y de todo lo ya referido nos ocupamos en este trabajo.

En segundo lugar, un movimiento estético, representado sobre todo en literatura, que se ocupa, como objeto de representación artística. Esta corriente literaria del siglo XIX, que intensifica los caracteres del realismo reflejando en sus obras los hechos que trata de reproducir, y que sigue los métodos de la ciencia experimental en cuanto a su concepción determinista de las actitudes humanas, de las producciones de la Naturaleza, no es el objeto de este trabajo.

Todo parece indicar que el siglo XXI está –así se ha visto desde sus inicios- marcado por grandes catástrofes “naturales” causadas por el cambio climático. Las inundaciones, tsunamis, huracanes, tornados y tifones son y serán, indican los expertos, no sólo más frecuentes sino también más intensas.

El Profesor Lovelock afirmó, en una valoración profundamente pesimista publicada en 2006 (The Independent), que durante este siglo, y a consecuencia del sobrecalentamiento global, cientos de millones de seres humanos morirán en vista de que los esfuerzos por neutralizar el calentamiento global no tendrán éxito, sugiriendo que “la mayor parte de la masa de tierra tropical se convertirá en desierto y ya no servirá para regularlo (el clima), lo que se suma al 40% de la superficie de la Tierra que hemos devastado para alimentarnos”.

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Asimismo, el mundo capitalista global –que había sido apuntalado o puesto en orden con la restauración capitalista en la ex URSS, Europa del este y China- atraviesa un proceso de crisis estructural cuya magnitud y profundidad otorga al proceso un carácter histórico, no visto desde los años 30 (Chingo, 2009). La perspectiva liberal de la crisis ha puesto la mira de nuevo en lo económico. Esto es reflejo parcial de fuerzas estructurales a largo plazo, pero también producto de la miopía en la visión distorsionada o errónea sobre el desarrollo del capitalismo del siglo XX, que continúa dando un tratamiento sesgado en base a políticas fiscales y monetarias a la crisis financiera y económica internacional.

Crisis financiera es la crisis económica que tiene como principal factor la crisis del sistema financiero, es decir, no tanto la economía productiva de bienes tangibles (industria, agricultura), que puede verse afectada o ser la causa estructural, pero no es el centro u origen inmediato de la crisis; sino fundamentalmente el sistema bancario, el sistema monetario o ambos. El elemento más complicado de las crisis financieras no son las causas sino las consecuencias que son, por lo general, muy difíciles de controlar y de contener, pues se entiende por crisis financiera(iv) al fenómeno mediante el cual el sistema financiero que rige en un país, en una región o en el planeta entero entra en crisis y pierde credibilidad, fuerza y poder. La crisis financiera como fenómeno es característica del sistema capitalista, aquel que se basa en el intercambio de divisas por productos y que en la actualidad es financiero debido a la importancia de las actividades especulativas y bancarias que en él se dan. Las crisis financieras son siempre muy duras a nivel social ya que sus consecuencias pueden observarse tanto a corto como a largo plazo en fenómenos tales como el desempleo, la inflación, la suba de los intereses y de los valores de los créditos hipotecarios, la recesión general, la miseria y la pobreza, pues suponen el crack o quiebre del orden establecido tácitamente por el mercado capitalista. Recuérdese que algunas de las crisis más fuertes del capitalismo, como lo fue la Depresión Económica de 1929, generan muchas complicaciones no sólo a nivel económico sino también a nivel del reordenamiento social.

Las causas más comunes que caracterizan esa situación están relacionadas con la visión mecanicista y materialista que orientaron las acciones de la sociedad occidental desde la Revolución Industrial (RI), cuando se rompió el ciclo natural que se había iniciado al empezar a labrar la tierra en busca de más alimentos con la práctica de la agricultura: la competencia, la adquisición de bienes materiales, la expansión y la obsesión por la tecnología y la ciencia, llevaron –además de otras cosas- a la actividad económica más antigua, la agricultura    (al  convertirla en agrícola-industrial), a acaparar más del 70% del agua que se usa para consumo humano.

La cara perversa del proceso de la civilización que ha supuesto la cultura de Occidente ha perdido las antiguas solidaridades y muchas de nuestras grandes ciudades son espacios donde prima la anonimidad. El Estado no ha resuelto las necesidades de los seres humanos, y la llamada globalización no ha llegado para resolver las necesidades que antes se resolvían en los límites tradicionales o la familia ampliada, sino para “engullir” en un proceso de exclusión totalizante y cerrado.

En este sentido, todo el conocimiento científico y tecnológico ha demostrado ser insuficiente para la superación de la crisis; por el contrario, se agudizó. De manera predominante, intelectuales, técnicos, políticos y gobernantes todavía prescriben soluciones inadecuadas e insuficientes que reflejan una visión del mundo fragmentada. En la historia del saber de la humanidad hay supuestos que han impedido ver las cosas de otra manera; esos esquemas de pensamiento tan fuertes y difíciles de cambiar son los llamados paradigmas.

El proceso de cambio exige profundas transformaciones de las instituciones sociales y de los valores e ideas existentes que caracterizan el actual paradigma, el cual ha demostrado ser incapaz de promover el proceso de transformación exigido, pero que nos negamos a creer o, en todo caso, aceptarlo.

La evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la Naturaleza, que evoluciona a su vez. Para ello necesita conocer la realidad ambiente y prever el sentido de las propias adaptaciones: los caminos de su perfección, sus etapas, refléjanse en la mente humana como ideales. Un hombre, un grupo o una raza, a decir de José Ingenieros, son idealistas porque “circunstancias propicias determinan su imaginación a concebir perfeccionamientos posibles”(v).

Otro punto de inflexión es que la globalización de la información ha develado la responsabilidad ecológica. Cada vez más se reconoce la importancia de la Naturaleza para el desarrollo sustentable y la calidad de vida. Sin embargo, la ecología global esconde una realidad mundial basada en la exclusión, en la que millones de personas están fuera de las ventajas actuales. No sólo es cierto que las naciones ricas son la que más contaminan, sino que no se puede plantear un nuevo orden ecológico si no se plantea el asunto de la redistribución de recursos, la equidad de acceso a los bienes y la formación generalista del nuevo ciudadano que requiere la «aldea global»(vi) y el nuevo orden mundial.

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De hecho, con anterioridad a la consolidación de cada nueva pauta se da siempre una época de revolución (política, social, económica, tecnológica y cultural). Hoy día, los Estados-nación constituyen también sistemas de equilibrio de asociaciones humanas en ‹‹competencia libre››, sitiado por el monopolio (los trust y cartel, hoy convertidos en grandes corporaciones, también llamadas multinacionales o transnacionales) como antaño lo han estado haciendo imperios y feudos, las economías nacionales dueñas del mercado mundial, apoyados en organismos multilaterales, tanto financieros como de integración, dominan globalmente. Se trata de un mundo, por tanto, globalizado, policéntrico, pero también antropocéntrico e individualista, marcado por el hedonismo, la incapacidad humana global y convulsionado por las histerias de la ignorancia y el inconsciente colectivo.
Por ello, y desde la Inteligencia ecológica, para Daniel Goleman (2009)vii consiste en reflexionar sobre el legado que hemos heredado de la época en que se establecieron los procesos sin tener en cuenta sus posibles impactos: “Es muy posible que la actualización de ese legado sea el mayor reto a que deba enfrentarse la empresa del siglo XXI. Necesitamos reinventarlo todo…”.

Esto es lo que se desglosará en este trabajo a objeto de centrar y desentrañar el ‹‹meollo›› del absurdo que significa habernos alejado de la Naturaleza al no haber tomado conciencia de que estamos agotando lo que ella nos ofrece como sustento imprescindible de la vida, para dar alguna luz u orientaciones sobre la necesidad imperiosa de asumir cada uno su responsabilidad ineludible de conservar la vida y su abundancia, en vez de participar de su destrucción de manera inconsciente como lo hace el común inducido por quienes se benefician de ello.

En estas páginas no se pretende plantear una investigación nueva sobre lo que ya todos conocen, es decir, el hecho de que ahora estamos asistiendo al agotamiento gradual y progresivo de la potencia hegemónica estadounidense y de su consorte occidental que continúan su lento, pero inexorable declive motivado a cambios profundos y de alcance estructural de orden global que se están dando. Lo que hay es prisa en tratar de que se conozcan en forma objetiva los principales rasgos de un sistema en decadencia sobre el poder tanto transnacional como del Estado-nación todopoderoso, que de hecho existe y opera en contra de los intereses sustantivos de la comunidad de naciones y, por ende, de los seres humanos, porque todo está dentro del todo.

El libro, dividido en dos partes y cuatro capítulos, está dedicado no sólo a la revisión del oikos, con cierta profundidad, sino que va más allá, hacia el pensamiento complejo sobre el desarrollo en las últimas décadas y sus impactos ambientales, fundamentalmente en el campo de la pluralidad y lo transdisciplinario. Mediante ello, se aborda algunos de estos elementos del entorno de las intervenciones necesarios para su adecuada contextualización y comprensión.
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El planteamiento es proyectivo y la modalidad de trabajo es abierta; la metodología de tipo fenomenológica y sistémica, y se consideró necesario adaptar un esquema para presentación de proyectos de investigación sobre las Normas APA (American Psychological Association).




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‹‹Campos de batalla
dentro de nosotros
donde los Huesos de los Muertos
luchan para volverse vivos.››

(Tranströmer)







PRIMERA PARTE
LA CRISIS ACTUAL DEL CAPITALISMO,
¿CRISIS FINANCIERA O CRISIS SISTÉMICA?



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‹‹En todos los tiempos,
se ha buscado el provecho propio
y nada más.››

(Nietzsche)


CAPÍTULO I
LA CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL

¿Es racional juzgar como táctica a la prepotencia de los centros de poder hegemónico mundial cuando hay una crisis global; en seguir creyendo en sus promesas no cumplidas de mejorar para el bien de todos? La mentira se ha vuelto la norma. Incluso después de que Estados Unidos perdiera la guerra de Vietnam, en la que murieron hasta 5.7 millones de personas con el uso de la fuerza aérea para bombardeos masivos mientras se destruía grandes extensiones de bosques con el uso de agentes («naranja») y armas químicas –vale la pena recordar que Jean-Paul Sartre nos señala :“nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que suponemos, pues involucra a toda la humanidad”, dando el ejemplo con su compromiso contra la guerra de Vietnam, dirigiendo el Tribunal Russell contra los crímenes de Guerra, y redactando la primera sentencia histórica “Un Genocidio” siendo el precursor de los tribunales internacionales de conciencia(viii)-, se vuelve a “repetir” la historia bélica justificada sobre mentiras elaboradas “tras bastidores” de la estructura de poder político y económico mundial en la guerra de Irak y la de Libia “liberada”(ix).

Es el caso de la élite banquero petrolera de la Council on Foreign Relations (CFR) -para algunos el verdadero gobierno en las sombras en EE.UU.(x)-, y también el de “Las torres gemelas”, que propiciaron la intervención estadounidense en Irak y Afganistán, y que nos puede ayudar a explicar la verdadera naturaleza de las guerras actuales de principios del nuevo siglo. Sabemos bien cuál fue el trasfondo, pues no sólo las guerras en el Golfo Pérsico han sido inducidas por motivos energéticos; la historia política y económica del mundo de los últimos cincuenta años gira en torno a este tema: el problema de la disponibilidad de petróleo.

Todo esto al costo de comenzar a generar un preocupante problema ambiental, en vista de la extracción en los depósitos marinos de las respectivas plataformas territoriales nacionales y, aunque se han desarrollado y aplicado nuevas tecnologías extractivas, que no garantiza -al no contar con los protocolos adecuados y ajustados a las nuevas formas de aprovechamiento de la energía fósil- la explotación del mismo sin efectos catastróficos como el grave derrame de petróleo que ocurrió en el Golfo de México (22 de Abril de 2010)xi, las cifras indican una realidad energética preocupante al menos dentro de los propios Estados Unidos.

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No podemos obviar que algunos prestigiosas figuras(xii) (científicos, intelectuales, militares, publicistas, políticos y empresarios corporativos) mantienen que todo eso es necesario en virtud de resguardar la vida, la libertad, el libre comercio, la democracia, la seguridad mundial, pero no dicen casi nada de la crisis de sustentabilidad, pues la misma no posee en sus alegatos el peso ni la correspondiente prioridad obligada que debería tener el problema de la energía que mueve el motor del crecimiento económico.

La razón de ello está en que únicamente una vez que se hayan sosegado las tensiones entre los seres humanos, las contradicciones que se dan en la estructura de las interrelaciones humanas e intrahumanas, solamente a la sazón, podremos asegurar que será un hecho -y no una utopía o sueño que el ser humano encuentra ese equilibrio de su espíritu que solemos definir, con pomposidad, como «felicidad» y «libertad», y que el mismo se plasme en el ejercicio de la «democracia social», humanista y no sólo política y económica; con equilibrio duradero o, más bien, la congruencia entre su ser y el qué hacer social, entre las exigencias de su ser social de un lado, y sus inclinaciones y necesidades personales o existenciales del otro.

Mientras exista la supremacía del modelo capitalista que encararon las economías nacionales de diversas maneras que no han sido siempre un orgullo para la humanidad, no podemos pretender colocar por encima de la sociedad global el espíritu humanista que debería caracterizar las relaciones sociales del presente siglo.

Los logros de la humanidad son impresionantes e innegables. Se han creado obras sublimes en la música, la literatura, la pintura, la arquitectura y la escultura. En épocas recientes, la ciencia y la tecnología han provocado cambios radicales para nuestra forma de vida y nos han permitido hacer y crear cosas que habrían parecido prodigiosas apenas hace 200 años. Para Eckhart Tolle (2005), no hay duda de que la mente humana es enorme, sin embargo:

Es, en gran medida, una historia de demencia. (…) La disfunción realmente es un delirio colectivo profundamente arraigado dentro de la mente de cada ser humano. (…) sin un cambio previo de su realidad interior, de su estado de conciencia. Hacen planes sin tomar en cuenta la impronta de disfunción que todos los seres humanos llevamos dentro: el ego. (p. 8).


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Antecedentes significativos del modelo


Giovanni Arrighi(xiii) reafirma esta tesis que discute críticamente a distancia con quienes, como el geógrafo marxista David Harvey o la publicista Naomi Klein, consideran fundamental sistematizar teóricamente el ciclón neoliberal, considerado por Arrighi «sólo un paréntesis de locura», a diferencia de quienes lo han visto como un modelo social cuya comprensión ayudaría a entender las tendencias del desarrollo económico capitalista.

Con el objeto de situarnos en el contexto global que vamos a tratar aludiremos de manera somera a ciertos hechos que dieron origen al pensamiento capitalista y su evolución haciendo énfasis como corresponde, a la explotación dominante de la Naturaleza.

El fondo oscuro del pensamiento capitalismo cuyo régimen económico está fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza, fue evolucionando en distintas etapas(xiv), hasta considerarse establecido en la segunda mitad del siglo XIX. Desde Europa, y en concreto desde Inglaterra, el sistema capitalista se fue extendiendo a todo el mundo una vez entrado el siglo XX, siendo el sistema socioeconómico casi exclusivo en el ámbito mundial hasta la insurgencia de la revolución bolchevique en la Rusia zarista (el Octubre Rojo de 1917, que convirtió a esta nación semifeudal en colectivista), tras la cual se estableció un nuevo sistema socioeconómico, el mal llamado «socialismo real» (se trató más bien de un socialismo estatista o “capitalismo de Estado” monopolizado por la ex URSS), también conocido como comunismo en virtud de la teoría marxista del proletariado que lo convirtió en el opuesto a la capitalista.

El período científico de la economía comienza a mediados del siglo XVIII; en esos años aparecieron tres obras fundamentales en el desarrollo de la nueva ciencia: el Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general, del irlandés R. Cantillon; la Tabla económica, del francés F. Quesnay, y, sobre todo, la Riqueza de las naciones, del escocés Adam Smith.


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Todas ellas forman parte de la llamada escuela clásica de la economía, que llegaría a su culminación con la obra y el pensamiento de David Ricardo (citados en Wikipedia, 2010a), quien expuso sus teorías en la obra "Principios de economía política". Su lógica rigurosa y la búsqueda de la verdad objetiva han sido la base, primero, de los análisis de Marx acerca del capitalismo y, segundo, de las tentativas de reformismo liberal y del neoliberalismo.

Se puede decir que, de existir un padre fundador del sistema capitalista éste es el filósofo Adam Smith (Wikipedia, 2010b), quien fue el primero en describir los principios económicos básicos que definen al capitalismo. En su obra clásica Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (1776), sostiene que la riqueza procede del trabajo.

Claro que esta premisa del pensamiento de Adam Smith fue el motor en las primeras etapas del desarrollo capitalista y fue suficiente para la realización de la acumulación del capital, y para lo cual bastaron técnicas que ahora nos parecen rudimentarias, pues con la internalización del capital la acumulación del mismo requiere que el progreso técnico vaya acompañado de la respectiva capacitación humana (fuerza de trabajo y capital social), el verdadero motor y creador de riqueza productiva.


De no ser así -como en efecto ha sucedido en la mayoría de países con retraso económico, también llamados “capitalistas dependientes” y ahora en “vías de desarrollo”-, de no hacerse la correspondiente inversión en la preparación de las masas para convertirlas en instrumentos del progreso económico en general, se convierten en víctimas para los inversionistas foráneos, siendo a la vez causa y razón de ser de toda actividad económica, aunque no genera el correspondiente mercado civil suficiente, pese a la gran marginalidad que cada día aumenta.


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Por tanto hay que referir que la riqueza capitalista actual procede de la explotación monopólica del capital foráneo, la especulación del capital financiero, la industria bélica y también de la corrupción y negocios del mercado negro. En efecto, el Capital del narcotráfico (parte integrante del capital a secas) es promovido por los mismos Estados que dicen están apostando a su combate con la protección a las industrias nacionales que le impidieran el financiamiento a el Circuito Droga: Liquidez= “Bancarización” dolarizada (lavado de capital)=Adquisición de Mercancías=Exportación= Obtención de la más alta Tasa de Plusvalía=Liquidez en Monedas Nacionales=Droga (y vuelve y juega en niveles cada vez más altos). Pero no: Son los Estados quienes promueven este circuito, esta nueva “guerra del opio” (ahora de la coca), “de la droga” para Latinoamérica, mediante las políticas neoliberales. (Vitale, 2000).

El discutido libro de Adam Smith fue esencialmente un estudio acerca del proceso de creación y acumulación de la riqueza, tema ya abordado por los mercantilistas y fisiócratas(xv), pero sin el carácter científico de la obra de Smith quien postuló que era posible buscar la ganancia personal de forma que no sólo se pudiera alcanzar el objetivo individual sino también la mejora de la sociedad, abogando por el liberalismo.

En concreto, la teoría de Smith postula que los intereses sociales radican en lograr el máximo nivel de producción de los bienes que la gente desea poseer. Con una frase que se ha hecho famosa(xvi), Smith decía que los actores sociales debían actuar libremente en función de su conveniencia y en función de los objetivos utilitarios que cada uno en particular buscaba y que esto en el mercado llevaría a los productores, “gracias a una mano invisible”, a alcanzar un objetivo común que no habían buscado de manera consciente: el bienestar de la sociedad.

En principio, si se considera objetivamente a nivel teórico, no existe, en función de la naturaleza humana actual, mejor sistema que lo racional y surge de las asociaciones lógicas en el trabajo cerebral de la percepción y del pensamiento.


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Para poder aunar en un todo medianamente ordenado y con resultados óptimos la necesidad de libertad de producción (económica) y en todo sentido que tiene el ser humano (mágico y animal), los esquemas remiten a los griegos, quienes entendían El problema del hombre(xvii) de dos formas distintas.
Por un lado la consideraban cono principio de la vida, todos los seres vivos tienen alma, y por otro como principio del conocimiento racional. La identificación del hombre con el alma o espíritu que reside en un cuerpo es adoptada también por una corriente del pensamiento occidental representada por San Agustín y Descartes (la cual veremos más adelante). Sin embargo, otra tradición filosófica apunta al hombre como un ser corpóreo.
En la Edad Moderna el hombre va a ocupar el lugar reservado a Dios (antropocentrismo). Si tuviéramos que destacar una idea que subyace al intentar encontrar la respuesta al problema del hombre, esta sería la idea de su complejidad: cambia, se transforma continuamente y posee infinitas facetas.
Estas se caracterizan sobre todo porque no pretenden cambiar las bases de la estructura económica (no son reformas estructurales o profundas sino convencionales) ni mucho menos afectar los intereses establecidos (lo que se denomina en término inglés el establishment). Torres (1978) destaca que más bien pretenden perpetuar éstos propiciando una actividad económica creciente o, en todo caso y como en efecto sucede actualmente, reactivación económica del status quo.
Como meta final de la teoría aparece el sistema universal de la ciencia. Este, desnudado en la Teoría crítica de Horkheimer (2003), ya no se limita a un campo particular, sino que abarca todos los objetos posibles. La separación de las ciencias queda suprimida en cuanto las proposiciones atinentes a los distintos dominios son retrotraídas a idénticas premisas. El autoconocimiento del hombre en el presente no consiste, sin embargo, en la ciencia matemática de la Naturaleza, que aparece como logos eterno, sino en la teoría crítica de la sociedad establecida, presidida por el interés de instaurar un estado de cosas racional.
La conciliación entre la razón y la fe, intentada por Tomás de Aquino(xviii), ya no bastaba, y el mundo medieval que aún supervivía en la esfera ideológica se derrumbó estrepitosamente. Si un Descartes podía conciliar sus razonamientos con la teología, los científicos de mediados del siglo XVIII marcaron el punto de inflexión de la ruptura. Voltaire(xix) y los enciclopedistas dieron el basamento filosófico a la nueva concepción del mundo, adaptada a las necesidades de la nueva clase dominante.

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La ciencia aplicada databa de muchos siglos, desde los griegos, pero logró un notable auge con la RI. De ese modo, el hombre comenzó a sentirse dominador de la Naturaleza, concepción antropocéntrica (que toma como único paradigma de juicio las peculiaridades de la especie humana, mostrando un sesgo sistemático por el hecho de que el único entorno conocido es el apto para la existencia humana, y ampliando indebidamente las condiciones de existencia de ésta a todos los hábitats de los demás seres de la Tierra) que se remonta a Descartes(xx) (también llamado Cartesius, y considerado como el padre de la filosofía moderna, así como uno de los nombres más destacados de la revolución científica), quien en el Discurso del método había manifestado: “Podemos dominar los elementos de la naturaleza y convertirnos así en señores y poseedores de la naturaleza”.
La noción de progreso, que ya se asomaba a principios del siglo XIX, estaba estrechamente vinculada con esta tendencia compulsiva al dominio de la Naturaleza, sin advertir la crisis  ecológica que incubaba. El avance de la astronomía, que reafirmaba en el hombre burgués la convicción del dominio sobre el universo, sentó las bases que faltaban para el cuestionamiento definitivo de la concepción teológica del mundo.
La realidad económica exigía una nueva teoría, una economía política distinta y emergente del proceso de industrialización. La política metalista, basada en la acumulación de oro y plata, había dejado de ser el desiderátum de la política económica para mantener una balanza comercial favorable, porque esa acumulación engendraba el aumento de los precios y de las importaciones.
Los economistas más avisados del momento reinterpretaron el papel del cambio, la moneda y la balanza comercial –centros de atención de los mercantilistas– iniciándose en el estudio de los fenómenos relacionados con la producción y el valor de lo producido. Comenzó así a esbozarse la teoría del valor, trasfondo de los mecanismos del precio y de la distribución.
Integrada por los pioneros del despegue industrial, al relacionar la iniciativa privada capitalista con la filosofía individualista que preconizaban los ideólogos de la época, razón y fe en un creador no ritualizado y la libertad de pensamiento y de credo fueron las divisas que levantó la burguesía para poder tener las manos libres en la construcción de su sociedad. Si la Naturaleza podía ser reducida a leyes, lo mismo podía ocurrir con la sociedad, consolidándose así las ciencias económicas y sociales. Los cambios ocurridos en la industria y en el campo inglés, especialmente la reforma agraria implementada por la Revolución francesa, habían generado un vigoroso mercado interno. La ampliación del mercado interno, capaz de absorber la producción industrial en crecimiento, sólo fue posible mediante el reparto de tierras a los campesinos y el aumento del poder adquisitivo de la población.

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Lo admirable de Inglaterra fue que no sólo estaba determinada por su reforma socializante de la economía, sino por su institucionalidad revolucionaria parlamentaria. La organización política de la sociedad estuvo al servicio de este tipo de producción, de la clase burguesa que lo implementaba y de la reproducción de la fuerza de trabajo asalariada.
Según Berman fue Jean Jacques Rousseau el primero en usar el término Modernidad en el sentido que se usará posteriormente, “es decir como una conciencia crítica que niega lo instituido para postular un nuevo orden de plenitud”, siendo de este modo, que lo moderno se concibe como la creación de algo nuevo que se supone superior a lo existente.
Por otro lado Haberlas señala que “lo que hoy entendemos por sociedad moderna adquirió forma durante el siglo XVII en el rincón noroccidental del sistema europeo de sociedades: Gran Bretaña, Holanda y Francia”. (Citados por Augusto, 2011)(xxi).  
En la segunda mitad del siglo XIX surge el positivismo de la mano sobre todo de August Comte(xxii). Sus propuestas fundamentales se centran en la imposibilidad de toda metafísica, es decir, de toda investigación sobre la realidad última y sobre el origen y el fin de las cosas porque considera que todo nuestro conocimiento se deriva de los sentidos, es decir, de la experiencia, y que la ciencia es ciencia de los fenómenos, es decir, de lo observado, experimentado, comprobado y verificado. Por consiguiente, la filosofía (en cuanto a búsqueda e indagación de la verdad) tiende a identificarse con la ciencia, aunque le queda como tarea propia coordinar los resultados de las ciencias particulares, ofreciendo de esta manera a la humanidad el medio de dominar a la Naturaleza.
Al profundizar más en nuestra reflexión, a partir de las cavilaciones sobre la forma de vivir en sociedad y los modos de prepararse de la mejor manera posible para transitar el proceso de la civilización, hechas por Norbert Elías(xxiii), vemos como la humanidad ha sufrido constantes cambios o mutaciones de creciente complejidad. Al hacerlo se debatió entre tendencias a la conservación y de preservación de situaciones institucionalizadas, y las dirigidas a admitir los cambios producidos y a incorporar los aprendizajes que esos cambios dejaban como experiencia social.
Factores de conservación, de modificación, transformaciones económicas, políticas e ideológicas del mundo occidental, a partir del Renacimiento, y la constitución del Estado-nación moderno marcaron la pauta del proceso de civilización. Sin embargo, en la sociedad aristocrática cortesana, así como en las sociedades burguesas del momento, nos encontramos ante unas clases altas especialmente subordinadas desde un punto de vista social.
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Acota Elías (1987) las luchas imprevisibles de competencia libre entre los miembros de la misma clase social, por un lado, y las tensiones entre las distintas clases y grupos por otro, que dan lugar a una situación de intranquilidad continúan para los individuos, así como prohibiciones y limitaciones determinadas.
Esto suscita unos miedos específicos: miedo al despido, miedo a la posibilidad de estar a merced de los poderosos, miedo a padecer hambre y miseria, como sucede con las clases más bajas, miedo a la decadencia, a la disminución de la propiedad y de la autonomía, a la pérdida del elevado prestigio y de la alta posición, todo lo cual tiene una gran importancia para las clases medias y altas de la sociedad. También se ha comprobado que estos miedos son los más propensos a la interiorización. Son estos miedos -a decir del autor citado- y no el miedo a la miseria, al hambre o al riesgo físico inmediato, los que echan raíces en los pertenecientes a estas clases (altas y medias), en consonancia con el tipo de educación que tuvieron, bajo la forma de miedos interiorizados que les condicionan automáticamente bajo la presión de un fuerte superyó(xxiv) - aunque aquí diferimos de Elías, ya que no es a través del superego freudiano, sino de múltiples estructuras mentales a través de las cuales interpretamos la realidad y ejercemos nuestra conducta-. Esto da la razón a Janet(xxv) en contra de Freud. La mente es un mosaico de mentes, y los fenómenos disociativos están en la base del funcionamiento mental y no el inconsciente freudiano, que resulta ser un constructo mental sin existencia real y con independencia de todo control por parte de los demás.
En el periodo de entreguerras mundial, surge una nueva forma de capitalismo que, aunque se denominó ‹‹socialismo real›› como lo hemos observado anteriormente, fue asumida en su totalidad por el Estado como rector de la política intervencionista. De esta forma, el Capitalismo de Estado se constituye, a partir de la II Guerra Mundial y durante casi la segunda mitad del siglo XX, en una de las manifestaciones más importantes y significativas del sistema económico desarrollado y centralizado, donde el Estado, el sector extranjero y la  burguesía subordinada al Estado, están relacionados orgánicamente de tal manera que aseguran la estabilidad del sistema y su expansión. Especialmente después de la expansión del capitalismo o internacionalización del Capital, para O‘Donnell (citado por Naim, 1982: 144), el Estado burocrático-autoritario es un Estado “‹‹empresarial›› que asume la explotación directa de diversas actividades productivas y de servicios, diferenciándose asimismo en la forma de empresas públicas, organismos descentralizados.”

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Si nos situamos en las últimas crisis del capitalismo moderno que, tras eventos convulsivos de gran magnitud por sus costos, impactos y reformas posteriores y necesarias, dieron paso al origen del pensamiento keynesiano, el cual está ligado estrechamente a los estragos de la llamada Gran Depresión (Torres, 1978) que tuvo lugar desde fines de 1929 hasta el año de 1933-34, podemos precisar mejor el estado del capitalismo actual.
A juicio de Keynes las teorías que precedieron a la suya representaban una teoría particular. La suya se ocupaba de todos los equilibrios posibles en una economía de mercado, lo que incluía las situaciones en que había pleno empleo, pero también las de desempleo; teoría que se referían a una situación particular: el equilibrio de mercado con pleno empleo, ya no podían concebir equilibrios con desempleo.
En esencia el pensamiento keynesiano convidaba, tentando a los individuos, empresarios y financistas, a sacar, llamándolo coloquialmente, lo que se “guardaba bajo el colchón” (la liquidez), para que cedan su dinero a cambio de un interés.
La inversión, para keynes (Wikipedia, 2010c), cumple una función determinante para el empleo: la inversión alienta actividades como construir nuevas fábricas, casas, ferrocarriles y, en general, todo tipo de bienes que no son para consumo directo e inmediato; rol que cumple el Estado de acuerdo a Keynes como factor generador de empleo, a través de dos herramientas fundamentales para influir en la economía: la política monetaria y la política fiscal.
Estas dos herramientas son las que actualmente están desempolvando las grandes economías ante la crisis actual (EE.UU. y UE), para paliar la llamada ‹‹recesión económica›› que produjo el “crack financiero” de julio 2008, a sabiendas que la finalidad del Estado (al que aceptan que sea un órgano rector de las políticas, fiscal de los permisos, especie de árbitro como lo ven ahora y gustan de los paquetes corporativos de ayuda monetaria que él mismo le proporciona en tiempos de ‹‹bancarrota››) -y sus gobiernos- sólo es el de los negocios, pero que interpretan -los empresarios privados en los EE.UU.- como una intervención económica del Estado e intromisión que amenaza sus intereses.


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Comparaciones entre los paradigmas modernistas del Positivismo-Marxismo y Funcionalismo-Estructuralismo.

1. En primer lugar, al comparar el paradigma positivista-marxiano, a pesar de contener el marxismo(xxvi) una concepción de la realidad y de epistemología diferentes al positivismo, tendríamos que reconocer que aquel no ha podido desarrollarse cabalmente en el plano metodológico debido a lo enrevesado de su lenguaje. A diferencia del marxismo, el positivismo se fue convirtiendo desde finales del siglo pasado en paradigma dominante en la filosofía de la ciencia y posteriormente en la metodología de las ciencias sociales. El positivismo ha tenido, en este sentido, un significado muy importante para el desarrollo de las teorías sociológicas contemporáneas como el estructuralismo y el funcionalismo. Su limitación es el utilizar el método de las ciencias naturales para explicar la sociedad y sus problemas sociales, aunque también su concepción empirista y contemplativa. Hay un concepto de historia entendida como articulación entre objetividad y subjetividad y en donde articulación implica determinación, pero determinación mediada, excluyendo con ello todo determinismo y reduccionisrno. Este concepto de historia contrasta con la visión naturalista de la sociedad del positivismo, en donde, reivindicando el concepto de objetividad y de ley objetiva, los sujetos voluntarios son reducidos a instrumentos de dichas leyes objetivas. En este sentido, Comte (xxvii) fijaba como tarea de la ciencia enseñar a los hombres a comportarse de acuerdo con las leyes sociales para que no sufriesen al actuar en contra de lo que rige a la sociedad.

2. El concepto de la sociología de Weber (xxviii) se diferencia del que mantienen tanto los positivistas, como así también el marxista. Al convertir el positivismo la reflexión sobre el quehacer de la ciencia natural en campo específico de su reflexión, en una época de revolución científica, dio a esta perspectiva una gran ventaja con respecto a paradigmas alternativos. Sin embargo, a decir de Horkheimer (2003), en el fondo de la hegemonía positivista, no hay principalmente un problema ideológico sino una situación material muy concreta que fue imponiendo formas concretas de hacer a la ciencia natural desde finales del siglo XIX. En cambio Weber, dado el objeto de estudio que le confiere a las ciencias sociales, entiende que no es pertinente hacerlo con los mismos métodos que se utilizan para investigar a las ciencias naturales. Pues son carácter de estudio de las ciencias naturales las causas de dichos fenómenos, sin importar su significación o finalidad.

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En cuanto a la noción del marxismo de la praxis como prueba de la verdad no debe ser interpretada en el sentido positivista de verificación con lo empírico, sino de confrontación-reconstrucción del conocimiento concreto con el movimiento histórico: el de la transformación revolucionaria de la sociedad. El conocimiento pierde así su carácter o pretensión de correspondencia contemplativa, en el sentido de señalar unívocamente el quehacer a los sujetos sociales, para convertirse en una determinante más de la acción subordinada a la misma, en un componente de la acción irreductible a la sola teoría. A diferencia de la corriente hegeliana, como la comprende Marx, Weber entiende que la historia de la humanidad no es precisamente racional y previsible por lo que no ha de investigársela como un todo. Y en función a su razonamiento kantiano, Weber entiende que el científico ha de realizar su investigación libre de juicios de valor. Con respecto al concepto marxista de ciencia y sus implicaciones epistemológicas, hay en Marx un concepto de realidad que contrasta profundamente con el positivismo y con el historicismo.
3. El funcionalismo (xxix) considera a la sociedad como un sistema, un todo formado por partes interdependientes; donde el cambio de un parte afecta a otras y al todo, la sociedad busca el equilibrio y los intereses que se presentan en ella, actúan para mantener la tranquilidad y el orden. Mientras que, el estructuralismo (xxx) considera que no hay un hecho, humano o social, que no suponga una estructura. Estructura que está conformada por el modelo orgánico que plantea un paralelismo entre la organización y la evolución de los organismos vivos, la organización y la evolución de las sociedades. El estructuralismo y el funcionalismo tienen como base la teoría positivista y organicista de Spencer, la acción social de Max Weber, y otras. Son dos concepciones que van siempre unidas al realizar análisis de los fenómenos del cambio social.
4. Dentro de la corriente estructural-funcionalista característica de los años sesenta, se postulaba que el concepto de cambio social debía entenderse a partir de una estrecha asociación entre los procesos generales de modernización, la división del trabajo y la diferenciación social, a partir de los cuales las sociedades se pusieron en movimiento para reclamar e instalar demandas. Sobre esta corriente funcional estructuralista podemos criticar el no estimar los conflictos, los cambios sociales, el problema del poder y sobre todo la cuestión económica. Ambas teorías tienen el problema de ser históricas y críticas pero de carácter reformistas sobre el sistema social. Más bien, se han encargado de justificar y mantener el orden existente de la sociedad capitalista. Siguen predominando y siendo bases de nuevos aportes.

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Situación actual

Es obvio que el esquema capitalista dominante o de globalización del capitalismo consiste en alargar su vitalidad, a pesar de que ya se ha hecho insostenible en el tiempo y en el espacio, resultando no sólo inapropiado a los tiempos actuales, sino hasta “suicida”, pues de continuar indefinidamente vamos hacia un colapso económico de proporciones inimaginable en vista del rebasamiento por la explotación termoindustrial de la capacidad de asimilación planetaria y las consecuencias del desequilibrio ambiental que ha generado el impacto de las actividades humanas intensivas, al entrar en la fase de agotar las reservas energéticas que mueven su motor de crecimiento económico, haciéndose insustentable en poco tiempo de continuar el ritmo de la demanda del desarrollismo actual.
El quid de la cuestión es que la miopía de los encargados de “aceitar” el motor de la economía capitalista, los dueños del capital, no los deja actuar de manera cónsona con las circunstancias cuando se producen estos desbarajustes del mercado, hasta que ésta no se convierte en dramática, cuando la “crisis depresiva” ya está en su apogeo con efectos contrarios, manifestados generalmente por los incrementos continuos en el número de desocupados (alto desempleo de manera permanente) y la insuficiencia de la demanda efectiva (cae la producción, cierre de empresas, declaración de quiebra de grandes firmas y órganos financieros, inflación…).
El resultado sólo se ve cuando la ruina ya “está a la vuelta de la esquina”; cuando los “paños calientes” de la intervención estatal han producido “más hambre que pan”; cuando hay mucho más pobres que antes no tenían nada, pero por lo menos empleos seguros.
El caso es que hoy día hay familias enteras que están desocupadas, sin nada que comer, mientras las más acaudaladas (dueñas de compañías, firmas, consorcios, conglomerados, entre otros términos usados para denominar las empresas transnacionales) reciben ayuda financiera de parte del Estado, como en el caso de la J.P. Morgan(xxxi) estadounidense, que recibió el “salvavidas” de la Reserva Federal como beneficiario del “paquete de rescate” del plan (propuesto inicialmente por Bush al final de su segundo gobierno y que fue rechazado por el Congreso) de ayuda financiera aplicado al inicio de la actual administración de Obama, después de haber dejado sin vivienda a una gran parte de los beneficiarios de su cartera crediticia al ejecutarse las hipotecas por moratoria en el mercado de bienes inmuebles en 2008 (véase nota: .

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En la UE, a raíz de la crisis que golpeó a la economía estadounidense en 2007 que, en sus primeras fases se manifestó como un problema de grave falta de liquidez y de endurecimiento de las condiciones de refinanciación y apalancamiento por parte de las entidades financieras, pero que con la quiebra del banco de inversiones Lehmana Brothers en 2008, abrió el “agujero negro” en la orbe financiera, se aplicó en el marco de una curiosa combinación de capitalismo salvaje con gestión socialista de la crisis, reajustes legales de carácter bancario y una “agresiva” política fiscal para la reducción del gasto público que aún están haciendo “aguas” en la comunidad de naciones europeas y también está llevando a las principales economías mundiales a una recesión económica prolongada, porque está afectado no sólo el arranque inicial de la estabilidad económica de los EE.UU., sino también en China y demás economías de los llamados “Tigres Asiáticos”, y en Brasil). En Francia, por ejemplo, el “paquete de Sarkozy” de la reforma de pensiones generó la parálisis del país al llamar a huelgas, marchas y protestas la red sindical de trasporte (incluida la ferroviaria), a la que se sumaron los estudiantes –tuvo visos a Mayo francés-, en vista del aumento de la edad para la jubilación laboral (de 62 años a 65)xxxii, creando malestar de la gente volcada a las calles.
Una nueva UE nació en la 16ª cumbre (Bruselas, 2011), después de que 26 de sus países miembros, incitados por los 17 de la eurozona, decidieron imponerse una disciplina presupuestaria más rigurosa, que les exigirá un abandono de soberanía. Los términos de ese acuerdo resultaron "inaceptables" para Inglaterra(xxxiii), que, como muchas veces en su historia, prefirió mantenerse apartada de Europa.
Frente a muchas doctrinas intelectuales, de teóricos e ideólogos (como, por ejemplo, las del premio Nobel de Economía 1970, Paul Anthony Samuel son, considerado uno de los fundadores de la economía neoclásica moderna por sus teorías sobre “Economía del bienestar”, “Finanzas públicas”, “Economía internacional”, “Teoría del consumidor” y de la “Preferencia develada”, entre otras de aplicación actual; o las de los economistas Thomas Sargent y Christopher Sims, que han sido galardonados con el mismo premio en 2011 por su investigación sobre “Las causas y los efectos en la Macroeconomía”)xxxiv, podemos decir que posiblemente son buenas o quizás que no lo sean, pero sí lo son, no son percepciones ajustadas a nuestra realidad concreta o soluciones a nuestros problemas, sino a otros, a la de sus realidades concretas(xxxv).
Es necesario evaluar y tener en cuenta, a la luz de las voces de alerta temprana que ya se han dado -las más conocidas por tempranas y visionarias: las del Informe sobre Los límites del crecimiento, encargado al MIT por el Club de Roma, 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo(xxxvi)-, las actuales consideraciones de la ciencia, qué la hace incapaz.
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Por qué el hombre consciente y la sociedad libre no logran moderar su deseo de utilidad, de competencia y de beneficios económicos al nivel de que esos deseos y necesidades humanas dejen de producir desajustes prejudiciales en la Naturaleza, en el sistema social y por lo tanto en la continuidad del proceso civilizatorio.
Por todo lo anteriormente analizado, no podemos decir que ciertas soluciones –tal como lo hemos referido, que habían supuesto los economistas de la escuela clásica y neoclásicos-, no resultan acertadas o adecuadas. Es el caso del uso prolífico de términos que, incluso, se podría decir que carecen de “transparencia” en el uso interno de la sociedad a la que pertenecen. Aun así, todo lo que comprenden, esto es, su forma de intervenir, sus métodos o modelos, la forma de resumir una parte del mundo, la naturalidad con que delimitan ciertos ámbitos y excluyen otros, las valoraciones secretas que conllevan de modo implícito resultan inadecuadas y difícilmente comprensibles -amén de que no están exentas de prejuicios y subjetivaciones- para quien no forma parte de las sociedades en cuestión.
Es lícito preguntarnos, visto lo anterior, ¿de qué sirve el desarrollo tecnológico actual y todo el avance técnico-científico que se ha alcanzado si hemos puesto en peligro nuestra propia sobrevivencia como especie, refugiándonos en el monismo mental? Hemos demostrado que somos no seres “superiores” como se ha pretendido intelectual y científicamente de manos del llamado ‹‹superego›› del progreso occidental, sino animales “racionales” que sólo se interesan por la apropiación, explotación y el consumismo de los recursos naturales “servidos en la mesa” para el beneficio económico individual (jurídico, institucional o personal) de los que tienen capital para acceder a las riquezas de la superficie terrestre, nuestra única garantía futura de sustento, ahora en franco proceso de agotamiento por las intervenciones depredadoras y de “capitalismo salvaje” de la Naturaleza. Y estas inquietudes ya han sido alertadas con suficiente base científica y hasta con suficiente poder de manejo “combativo” por quienes incluso han ocupado posiciones claves dentro del Imperio del Capital.
Es el caso del ex vicepresidente de Estados Unidos y ecologista estadounidense Al Gore, quien, en 2007, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, por su contribución a la reflexión y acción mundial (visitó más de 1.000 ciudades dentro y fuera de su país, así como ambos polos terrestres y grandes biomas) contra el cambio climático, en una exposición muy bien documentada y valorada por sus innumerables aportes de científicos e investigadores reconocidos en la lucha por aliviar el calentamiento global. En esencia, en 2006 protagonizó el documental –un largometraje- ganador del Óscar: Una verdad incómoda(xxxvii) , en el que se realiza un análisis científico sobre las causas del cambio climático y las consecuencias que tendrá para el mundo.

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Éste trata del cambio climático, del que responsabiliza a las personas, sus gobiernos e industrias que lo generan, e insta a emprender un camino de búsqueda de energías limpias para evitar la destrucción del planeta, criticando la postura de su propio país por no firmar, junto con Australia (los únicos países en negarse aludiendo el sacrificio del crecimiento económico), el Protocolo de Kioto, al enfatizar la falta de voluntad política y económica en los principales responsables, incluido China, a la cual destaca como más consciente científicamente, pero también la economía más contaminante, junto con EE.UU., del planeta.
Las tensiones entre los estados-imperios que existen y han existido siempre, que luchan entre sí por conseguir la supremacía sobre enclaves de dominación -que garantizarían el suministro de recursos estratégicos para la alimentación termoindustrial- cada vez más amplios dentro del ‹‹espacio vital››(xxxviii) marcado en el presente por la competencia global – los cuales se manifiestan dentro de las diversas unidades políticas emergentes de dominación, como los TLC o “zonas geopolíticas supranacionales”, también conocidas como ‹‹áreas de integración multilaterales›› (Zambrano, 2004)- se agudizan, mientras al parecer es poco lo que realmente se ha hecho frente a la debacle ambiental que padecemos y que amenaza con ‘arrasar’ la vida globalmente tal cual la conocemos.
Y hoy, en el aquí y el ahora, al igual que antaño, la sociedad avanzada y globalizada (tecnológica, industrializada e hiperconsumista) se manifiesta convulsa, nominal, inconsciente, y hasta rechazando la noción metafísica y abstracta de “espíritu colectivo” que podría sugerir la equivalencia entre individuo y sociedad; parece volver al mismo camino que hemos estado transitando: la desvalorización de su esencia y, consecuencialmente, el de la destrucción total.
En vista de que el impulso originario de las transformaciones alcanzadas no parte sólo de los objetivos y ‹‹coacciones›› económicas ni tampoco de los motivos y agentes políticos también aislados, se ha venido subjetivando la realidad. Dentro de esta competencia estatal, salvaje o despiadada, la consecución de “más medios de poder económico”, no son el verdadero y último objetivo de la “acción imperial” cuya máscara o excusa sería la expansión del ámbito de dominación estatal, la consecución de un mayor poder político y militar y la conservación de sus ‹‹espacios vitales›› de crecimiento. Los monopolios regulares o irregulares del poder político y los de los medios de consumo y de producción económicos producen tensiones concretas en el entramado social que llevan a un cambio del mismo y constituyen la moldura con las que los seres humanos se plasman “en el torbellino de la espiral de competencia desenfrenada” (Elías, 1987: 512).

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Aunque hemos tenido voces de protesta conscientes – además de las grupales tipo ONG- de grandes personajes e intelectuales reconocidos que desean poner fin a este movimiento vertiginoso, a esta traslación del equilibrio entre competidores ‘libres’, así como a las luchas y a los cambios que estas traslaciones provocan, a lo largo de la historia la fatalidad de las interdependencias de este tipo ha sido siempre más fuerte que tales deseos, y también sus resultados más avasallantes y de alcance masivo.
El mundo del siglo XXI está empantanado en los mismos problemas (pobreza, hambre, enfermedades, guerras…) del siglo pasado, ahora más agudizados e incrementados, y también en nuevas manifestaciones e incertidumbres de cambio global. A decir de Morin (2002)(xxxix) la situación se presenta como una antesala, por lo que debemos avanzar, en vez de esperar que o nos inviten a pasar o nos empujen.


Interpretaciones de la filosofía occidental sobre la Naturaleza

Hay que intentar, es necesario si se quiere comprender una filosofía, situarse dentro de ella, de tal manera que al exponerla nos parezca justificada. No es menester —y sería un profundo error— tratar de mostrar la deficiencia o falsedad de una doctrina –como la doctrina neoliberal de la Globalización(xl)- sin tratar primero de entenderla. Hay que hacer el intento de justificarla, de presentarla desde dentro, no para después salirse de ella y cuestionarla o rechazarla, sino más bien para “seguir dentro de ella” y, al intentar tomarla en serio y pensarla a fondo, ver si efectivamente nos lleva a alguna parte, si tropezamos con alguna dificultad que nos obliga a ir más allá, enriquecerla, transformarla o, simplemente, para hacer las críticas que se merezca.
Para ello necesitamos revisar las posturas asumidas por los teóricos relevantes de la filosofía moderna sobre la forma de percibir e interpretar la Naturaleza a objeto de captar la visión sobre la misma en nuestro tiempo. A los primeros filósofos de Grecia se les suele llamar «filósofos de la naturaleza»(xli) porque, ante todo, se interesaban por la Naturaleza y por sus procesos. Los filósofos veían con sus propios ojos cómo constantemente ocurrían cambios en la Naturaleza y tenían en común la creencia de que existía una materia primaria, que era el origen de todos los cambios. Se ha podido constatar que hacían preguntas sobre cambios visibles en la Naturaleza. Intentaron buscar algunas leyes naturales constantes. Querían entender los sucesos de la Naturaleza sin tener que recurrir a los mitos tradicionales. Ante todo, intentaron entender los procesos de la Naturaleza estudiando la misma Naturaleza.

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De esta manera, la filosofía se independizó de la religión. Podemos decir que los filósofos de la Naturaleza dieron los primeros pasos hacia una manera científica de pensar, desencadenando todas las ciencias naturales posteriores.
La mayor parte de lo que dijeron y escribieron los filósofos de la Naturaleza (Tales de Mileto, Anaxímenes, Heráclito de Éfeso, Empédocles de Sicilia, Anaxágoras y Demócrito) se perdió para la posteridad. Lo poco que conocemos lo encontramos en los escritos de Aristóteles(xlii), que vivió un par de siglos después de los primeros filósofos. Aristóteles sólo se refiere a los resultados a que llegaron los filósofos que le precedieron, suficiente como para constatar que el proyecto de los primeros filósofos griegos abarcaba preguntas en torno a la materia primaria y a los cambios en la Naturaleza.
El primer filósofo del que oímos hablar de la Naturaleza, Tales de Mileto, opinaba que el agua era el origen de todas las cosas. Pero ¿de dónde viene el agua? Anaxímenes opinaba que el agua tenía que ser aire condensado, pues vemos cómo el agua surge del aire cuando llueve. Según Anaxímenes, tanto la tierra como el agua y el fuego, tenían como origen el aire. «Todo fluye», dijo Heráclito (xliii). Todo está en movimiento y nada dura eternamente. Emplea a menudo la palabra griega logos, que significa razón. En medio de todos esos cambios y contradicciones en la Naturaleza, Heráclito veía, pues, una unidad o un todo. Este «algo», que era la base de todo, él lo llamaba «Dios» o «logos».
Empédocles sería el que lograra salir de los enredos en los que se había metido la filosofía al llegar a la conclusión de que había que rechazar la idea de que hay un solo elemento. Ni el agua ni el aire son capaces, por si solos, de convertirse en un rosal o en una mariposa, razón por la cual resulta imposible que la Naturaleza sólo tenga un elemento, y que los cambios se deben a que las cuatro raíces se mezclan y se vuelven a separar. Llamó a esas cuatro raíces tierra, aire, fuego y agua.
Pero queda algo por explicar: ¿Cuál es la causa por la que los elementos se unen para dar lugar a una nueva vida? ¿Y por qué vuelve a disolverse «la mezcla», por ejemplo, una flor? Empédocles pensaba que tenía que haber dos fuerzas que actuasen en la Naturaleza. Las llamó «amor» y «odio». Lo que une las cosas es «el amor», y lo que las separa, es «el odio». La ciencia moderna dice que todos los procesos de la Naturaleza pueden explicarse como una interacción de los distintos elementos, y unas cuantas fuerzas de la Naturaleza. Anaxágoras opinaba que la Naturaleza está hecha de muchas piezas minúsculas, invisibles para el ojo. Todo puede dividirse en algo todavía más pequeño, pero incluso en las piezas más pequeñas, hay algo de todo como en la célula viva.
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A esas «partes mínimas» que contienen «algo de todo», las llamaba «gérmenes» o «semillas». Recordemos que para Empédocles era «el amor» lo que unía las partes en cuerpos enteros. También Anaxágoras se imaginaba una especie de fuerza que «pone orden» y crea animales y humanos, flores y árboles. A esta fuerza la llamó espíritu o entendimiento (nous).
Anaxágoras se interesaba en general por la astronomía. Opinaba que todos los astros estaban hechos de la misma materia que la Tierra. A esta teoría llegó después de haber estudiado un meteorito. Puede ser, decía, que haya personas en otros planetas. También señaló que la luna no lucía por propia fuerza sino que recibe su luz de la Tierra.
El último gran filósofo de la Naturaleza presocrática se llamaba Demócrito y venía de la ciudad costera de Abdera (460 a.C.), al norte del mar Egeo. Se le atribuyen numerosos viajes, a Egipto y la India, entre otros, habiendo adquirido en el curso de ellos conocimientos de teología, astronomía, geometría y física atomista.
Demócrito(xliv) estaba entonces, de acuerdo con sus predecesores en que los cambios en la Naturaleza no se debían a que las cosas realmente «cambiaran». Al igual que Empédocles y Anaxágoras la filosofía de Demócrito estará inspirada por la necesidad de conjugar la permanencia del ser con la explicación del cambio, adoptando una solución estructuralmente idéntica: “lo que llamamos generación y corrupción no es más que mezcla y separación de los elementos originarios, que poseen las características de inmutabilidad y eternidad del ser parmenídeo”. Suponía, por lo tanto, que todo tenía que estar construido por unas piececitas pequeñas e invisibles, cada una de ellas eterna e inalterable. A estas piezas más pequeñas Demócrito las llamó átomos («indivisible»).
Cuando un cuerpo -por ejemplo un árbol o un animal- mueren y se desintegra, los átomos se dispersan y pueden utilizarse de nuevo en otro cuerpo. Pues los átomos se mueven en el espacio, pero como tienen entrantes y salientes se acoplan para configurar las cosas que vemos en nuestro entorno. Además podemos decir que las piezas de la que está hecha la Naturaleza son «eternas», pues nada puede surgir de la nada.
Hoy podemos más o menos afirmar que la teoría atómica de Demócrito era correcta. La Naturaleza está, efectivamente, compuesta por diferentes átomos que se unen y que vuelven a separarse. Pero, también sabemos que los átomos son divisibles en «partículas elementales», por lo que la Naturaleza ha empezado a flotar en una pasta cada vez más líquida y ciertamente su “estado” (múltiple) es de una plasticidad evolutiva o adaptativo. No obstante, los físicos están de acuerdo en que tiene que haber un límite. Tiene que haber unas partes mínimas de las que esté hecho el mundo. (Citados por Gaarder, 1994).

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Demócrito puso temporalmente fin a la filosofía griega de la Naturaleza. Pero la filosofía de la Naturaleza generó otras ideas que centraba su atención en la revolución religiosa del pensamiento cristiano como las de San Agustín(xlv), quien señaló que las catástrofes naturales (xlvi), son un resultado directo de esta caída o pecado original del hombre. Asimismo, el mal infligido por el hombre resulta ser una consecuencia de haberse alejado de Dios y del camino elegido por él. San Agustín señala que Dios no pudo haber creado la maldad en el mundo, puesto que él creó el mundo como algo bueno. El mal no puede ser separado y considerado como algo único o independiente. Por tanto, la teodicea según la perspectiva de San Agustín, señala que el problema del mal y del sufrimiento, no viene dado porque Dios lo hubiera creado, sino porque el mismo hombre eligió desviarse del camino del bien. Según el científico Roger Penrose, San Agustín tuvo una «intuición genial» acerca de la relación espacio-tiempo, adelantándose un milenio y medio de años a Albert Einstein y a la Teoría de la Relatividad cuando Agustín afirma que el universo no nació en el tiempo sino con el tiempo, que el tiempo y el universo surgieron a la vez.
Francisco de Asísx(lvii) dio un paso más allá en el concepto de la Naturaleza, fraternalizandola con la conciencia cósmica, pues ya no se trataría sólo de las criaturas vivientes, sino que amplió el círculo a todo el cosmos, a toda la creación. Y no solamente a la creación material sino también a la inmaterial pero existente y, por lo tanto, también hermana. La demostración más elevada de ese sentido de fraternidad cósmica lo podemos observar en el “Cántico de la criaturas”.
El historiador norteamericano L. White Jr.(xlviii) propuso considerar la piedad cósmica de Francisco como un ejemplo para la mentalidad ecológica actual. En este cántico, Leonardo Boff(xlix) ha querido ver, sobre todo, una síntesis afortunada entre ecología interior y ecología exterior. Su estructura revela el encuentro de la unidad global, entrecruzándose dos líneas: una vertical en la que se dirige a Dios y otra horizontal en la que estima que, si por nuestra minoridad no podemos hablar directamente con Dios, sí podemos hacerlo con las criaturas en las que Francisco ve la presencia de Dios, considerándolas sacramentos de Dios.
El filósofo francés J. Maritain -y otros muchos-, uno de los más destacados defensores del neotomismo, a partir del cual se propuso edificar una metafísica cristiana, que él denominó "filosofía de la inteligencia y del existir" (l), han considerado que Francisco es el precursor de una nueva democracia universal de tipo socio-cósmica; no se trata de una democracia en la que todas las personas humanas son iguales y sin jerarquías, sino de una democracia cósmica, que incluye dentro de sí, además del homo sapiens, a los alienígenas.
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Pero también se deben incluir, a los animales, las plantas, el agua, el sol, la luna y las estrellas, igualmente las piedras, así como al átomo y las partículas subatómicas, que también son seres cósmicos.
La cultura moderna parece situar al hombre por encima de las cosas para poseerlas y dominarlas. Este antropocentrismo se ha considerado como el resultado de una lectura arrogante de los textos bíblicos. Sin embargo, Francisco vivió otra manera de ser en el mundo, pues no define al ser humano por lo que lo diferencia de los demás seres, sino por lo que tiene de común con ellos.
Pese a las importantes contribuciones procedentes de los campos antes citados, la mayor parte de los trabajos desarrollados hasta finales del siglo XX, e incluso muchos de los actualmente en curso, adolecen aún de la lamentable y estrecha visión sectorial que tanto ha perjudicado el avance del conocimiento en ámbitos necesariamente interdisciplinarios como es el caso de la etnoecología. Víctor M. Toledo (citado por Da Cruz, 2005), biólogo mexicano y principal intérprete de la actual visión dominante de la Etnoecología, en particular en el ámbito latino, ha definido dicha disciplina como un:

…Enfoque interdisciplinario que explora las maneras como la naturaleza es visualizada por los diferentes grupos humanos (culturas), a través de un conjunto de creencias y conocimientos, y como en términos de esas imágenes, tales grupos utilizan y/o manejan los recursos naturales. (p.7).

Al igual que los modelos de desarrollo inadecuados, los graves problemas de orden público a nivel global y la continuada colonización desordenada con sus impactos destructivos de la Naturaleza como lo son la deforestación por grandes proyectos, la extracción minera y de recursos fósiles, así como el desvió de importantes cursos de agua y la desertización producto de malas prácticas en el uso de la tierra, son pues en la actualidad, las tres mayores amenazas existentes.
Existe otra realidad que nos puede prestar ayuda en la vida, una realidad llena de belleza y armonía, dispuesta a ofrecernos el mismo tipo de sabiduría sobre el que leemos en los escritos de los grandes místicos y profetas. Lo único que debemos hacer es mantener la mente libre de prejuicios y realizar el esfuerzo para seguir la senda del autodescubrimiento. Esto depende de la interpretación cultural, pues según Lévi-Srauss (1970: 41), “los filósofos que intentan hablar de lo inefable están destinados, casi siempre, a ser mal comprendidos”.

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Ya entrada la era moderna, Immanuel Kant(li), filósofo alemán considerado por muchos como el pensador más influyente de dicha era, puesto que colocó la piedra angular de su filosofía, a veces llamada filosofía crítica -recogida en su Crítica de la razón pura-, centrada en examinar las bases del conocimiento humano y crear una epistemología individual y caracterizada, precisamente, en el análisis del concepto en sí mismo, expone la tesis -en la Crítica- de que resulta posible formular juicios sintéticos a priori. Esta posición filosófica es conocida como ‹‹transcendentalismo››. Al explicar cómo es posible este tipo de juicios, Kant consideraba los objetos del mundo material como incognoscibles en esencia; desde el punto de vista de la razón, sirven tan sólo como materia pura a partir de la cual se nutren las sensaciones. Los objetos, en sí mismos, no tienen existencia, y el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones son medidas y valoradas, pero, según Kant, no pueden emplearse para que se apliquen sobre ideas abstractas o conceptos cruciales como libertad y existencia sin que lleven a inconsecuencias de proposiciones contradictorias, o antinomias, que en sentido laxo, significa paradojas o contradicción irresoluble racionalmente; son como discontinuidades dispersas dentro del campo de la lógica, incapaces de poner nada en duda, salvo a sí mismas.
El pensamiento de Leibniz(lii), al igual que Descartes y Spinoza, propone una unificación de todas las ciencias, pero su intención va más allá: la unificación de la ciencia abrirá el camino a la unificación de los espíritus. A pesar de que el método de Leibniz tiene también las características deductivo-matemáticas del racionalismo, contrariamente a Locke intentará probar la existencia de ideas innatas. De acuerdo a su proyecto filosófico, estas ideas serían las "semillas" que permitirían llegar a un acuerdo entre todos los hombres. La doctrina de la mónada (elementos simples o indivisibles son también substancias, átomos de la Naturaleza, es decir unidades), anula la distinción prevista por Descartes respecto a la extensión y el pensamiento y propone una multiplicidad infinita en el Universo. Se dirá pues que, habiendo múltiples substancias compuestas, cada una de ellas se compone de otras substancias.            
La conciencia (junto con la sensación y memoria) aparecerá en los animales y en el hombre, existirán además la razón y la autoconciencia. A diferencia de Spinoza, Leibniz no verá en éste un mundo necesario sino uno de los tantos posibles de concebir en la mente. No es posible, por lo tanto, deducir la existencia del mundo, es algo contingente (no necesario), y una verdad "de hecho". No es factible explicar por qué es así y no de otro modo. Al concebir el mundo como "el mejor posible", es razonable esperar que deba reinar en él la más perfecta armonía, lo que implica un optimismo absoluto.
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El filósofo alemán Johann Fichtel(liii), alumno de Kant, rechazó la división del mundo de su maestro en partes objetivas y subjetivas y elaboró una filosofía idealista -que también influyó de una forma notable en los socialistas utópicos-. Fichte no aceptaba el argumento kantiano sobre la existencia de los noumena o "cosas en sí", realidades supra-sensibles más allá de las categorías de la razón humana. Veía la rigurosa y sistemática separación entre las "cosas en sí" (noumena) y las cosas "tal y como se nos representan" (phenomena) como una invitación al escepticismo. De esta forma, el conocimiento no parte ya del fenómeno, sino que se vuelve creación del sujeto conocedor. Es así que se crea el idealismo: la realidad es un producto del sujeto pensante, en contraposición al realismo, el cual afirma que los objetos existen independientemente del sujeto que los percibe.
En su famoso trabajo Fundamento del derecho natural, Fichte establece que la auto-consciencia es un fenómeno social. Es decir, él afirma que aunque su existencia depende de los objetos del mundo externo, sin embargo, la mera percepción de estos objetos externos depende de la autoconsciencia. La solución de esta paradoja, para Fichte, es que un ser racional adquiere su consciencia plenamente cuando es "evocado" como consciente por otro ser racional fuera de él mismo. A causa de esta necesidad de relación con otros seres racionales para la consecución de la consciencia, Fichte afirma que debe haber una "relación de derecho" en la cual haya un mutuo reconocimiento de racionalidad por ambas partes.
No obstante, Kant ha tenido mayor influencia que ningún otro filósofo de la era moderna. La filosofía kantiana, y en especial como la desarrolló el filósofo alemán Hegel, estableció los cimientos sobre los que se edificó la estructura básica del pensamiento de Karl Marx. El método dialéctico, utilizado tanto por Hegel como por Marx, fue un desarrollo del método de razonamiento articulado por antinomias que Kant aplicó.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo que caracterizara al idealismo alemán comienza a perder vigencia. El positivismo pretende "atenerse a los hechos" y toma a la ciencia experimental como modelo de toda racionalidad. Pero paradójicamente, muchos positivistas en tanto han exaltado a la ciencia y a la humanidad en su capacidad de producir ciencia, que pueden ser considerados, en el fondo, románticos. De hecho, el silogismo unilineal Grecia- Roma-Europa que los filósofos románticos hicieron de Europa, es falso. En este sentido, Dussel (2001)(liv) refiere que Atenas se continúa mucho más y antes en Bagdad que en París o Köln –y la primera es más heredera del pensamiento griego que los segundos: “Estos jinetes armados de hierro organizaron las primeras instituciones políticas que ocuparon enormes territorios, dominando muchos pueblos que pagaban tributo y frecuentemente eran reducidos a la esclavitud.

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Desde el imperio hitita con capital en Hattusa, el imperio de los persas, los reinos de la India y el imperio chino, hasta la expansión del mundo helenístico que fundó en el corazón de la Mesopotamia a Seleukeia (capital de los helenos seléucidas), 'centro' de las conexiones desde la China hasta Hispania. Globalización primitiva y ya intercontinental, desde el Pacífico hasta el Atlántico, en la que se intercambiaban infinidad de técnicas, observaciones astronómicas, agrícolas, económicas, políticas, etc. que subsistirán en el actual sistema-mundo en el momento de su globalización moderna".
Es posible que sea Augusto Comte quien mejor represente al positivismo, tanto que podría ser considerado su fundador. La tendencia positivista puede encontrarse en múltiples áreas. Estará presente en el socialismo y también entre los economistas ingleses del siglo. Gramsci(lv), por su parte, define la praxis como "la relación entre la voluntad humana (superestructura) y la estructura económica” y destaca la importancia de la filosofía como el fundamento de toda teoría. Todos los hombres son filósofos y poseen una concepción de la vida recibida socialmente. Así, la única filosofía es la de la vida misma, la historia en acto o en vivo.
El marxismo, que comparte con la economía clásica las ideas de progreso, optimismo tecnológico y dominio de la Naturaleza, también es considerado parte de la economía convencional por diversos autores de la Economía ecológica, pues Karl Marx aceptó las categorías reformuladas y centradas en los valores de cambio de los clásicos, dichos conceptos no fueron afectados por las críticas que realizó a la economía clásica. Marx señaló que la Naturaleza está relacionada con el valor de uso y centró su sistema teórico en torno al valor de cambio, marginando los aspectos físicos y biológicos de la economía a pesar de la reiteración de términos confusos como producción material, o de las pocas citas que en defensa de la Naturaleza se pueden entresacar en su vasta obra.
Además, el marxismo no es un sistema inmutable, dogmático e inerte, pues aprende de la práctica, se ve influido por ella y está en continuo desarrollo. El marxismo está abierto e incorpora muchos de los movimientos que aparecen en la actualidad (el ecologismo marxiano o «ecosocialismo», la emancipación de género, la convivencia de los pueblos, la integración multilateral o de las minorías étnicas). En palabras del filósofo francés J. Derrida (citado por Segrelles, 1999), el marxismo sigue siendo necesario e indispensable para luchar contra la injusticia y la desigualdad, siempre y cuando se le transforme y adapte a las nuevas condiciones (i. e. la mundialización o internacionalización del capital).
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Empero, es justo destacar que en el seno de las últimas corrientes geográficas que han aparecido, asumen la misma como una ciencia social, que tiene por objeto de estudio el espacio geográfico desde la concepción humanista, lo cual da pie a un resurgimiento muy interesante entre el marxismo y esta vertiente fenomenológica de la Geografía humana. Incluso algunos geógrafos de izquierda, como el español D. Ley o M. Quaini (citados por Segrelles, 1999), mantienen viva la esperanza de que un progreso teórico de la Geografía humanista pueda llevar al redescubrimiento de un nuevo materialismo histórico que ha sido denominado “humanismo marxiano”.
En este sentido, la utilidad del análisis marxista para explicar un mundo que cambia de manera draconiana arrastrado por el motor de la globalización comercial debería quedar fuera de toda duda, pues aparte de su reconocida validez interpretativa de las sociedades capitalistas, qué duda cabe que estas tendencias mundiales influirán en la transformación acelerada de los espacios mediante la intensificación de las relaciones socioproductivas existentes y el nacimiento de otras alternativas de nuevo cuño.
De este modo los procesos ecológicos y simbólicos son reconvertidos en capital natural, humano y cultural, para ser asimilados al proceso de reproducción y expansión del orden económico, reestructurando las condiciones de la producción que, no obstante mediante una gestión en apariencia económicamente racional del ambiente, causa en incremento mayores desigualdades en vez de minimizarlas. Y esta actitud es similar en todo modelo de desarrollo económico ensayado hasta el presente: capitalista, socialista, neoliberal, socialreformista, estatista, incluidos los llamados ‹‹emergentes›› y ‹‹alternativos›› o modelos mixtos.
Al igual que en sus inicios los observadores transitaron por muchos caminos prejuiciosos y callejones conceptuales sin salida antes de conjugar todas las observaciones sobre la Naturaleza en una visión armónica de las leyes naturales, en nuestra época comienza a perfilarse una imagen holística de las leyes universales y del cosmos (la ‹‹planetarización››) con todos los fragmentos del pasado histórico que se han venido internalizando en nuestras mentes o bibliotecología, en base al trabajo de muchas generaciones.
El origen de la Economía ecológica como un campo específico per se (Economía ecológica moderna) se atribuye a economistas como Nicholas Georgescu-Roegen, Herman E. Daly, Kenneth Boulding, Robert Ayres y Karl W. Kapp (este último trató el tema de los costes sociales). Fueron influenciados por los trabajos de biólogos como Alfred Lotka (quién introdujo la importante distinción entre uso endosomático y exosomático de la energía), Holling, Eugene y Howard T. Odum(lvi).

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Los economistas ecológicos más conocidos en España y América Latina son Manfred Max-Neef, Joan Martínez Alier y José Manuel Naredo. En el diálogo entre ecología y economía marxista destacan James O´Connor y su teoría de la segunda contradicción del capitalismo, Elmar Altvater y John Bellamy Foster. El geógrafo David Harvey ha incluido preocupaciones ecológicas en sus trabajos, alguno de los cuales intentó publicar en Ecological Economics(lvii).
Las continuas sorpresas que nos ofrece la Naturaleza demuestran que los sistemas abstractos no han hecho llegar a su fin a la Naturaleza como un dominio externo al conocimiento humano; más allá de que nos estemos alejando de ella con nuestras abstracciones y modelos, nada depende más de la madre Naturaleza que el sistema actual de vida material.
La ignorancia y la incertidumbre, más que el conocimiento, continúan caracterizando muchas de las relaciones entre los sistemas abstractos construidos socialmente y las dinámicas naturales, ya sea el caso que éstas involucren moléculas proteínicas de priones, acontecimientos climáticos extremos o la desaparición de anfibios. Claramente, Giddens (citado en Murphy, 2006:12), como ejemplo de estas posiciones, en su teoría sobre la modernidad tardía, sostiene que la «invasión del mundo natural por sistemas abstractos implica el final de la naturaleza como un dominio externo al conocimiento e implicación humana». Beck (1995: 37-8) mantiene que el «proceso de interacción con la naturaleza la ha consumido, abolido (…) ya no existe más». Por otro lado, Eder (1996: 20) ha contribuido a convertir la sociología en una teoría cultural «que concibe la naturaleza como construida socialmente»”, en opinión de Murphy, estaba exagerando.
En la crisis económica general, la ciencia aparece como uno de los numerosos elementos de la riqueza social que no cumplen con aquello para lo cual estaban destinados. Tal riqueza supera hoy con mucho la que poseyeron épocas anteriores. Sobre la tierra hay más materias primas, más máquinas, más capital social y mejores métodos de producción que antes, pero todo esto no redunda, como correspondería, en provecho de los pueblos a pesar de la producción y el híperconsumismo existente porque se trata de una economía globalizada especulativa.
En su forma actual, la sociedad se manifiesta incapaz de emplear efectivamente las fuerzas desarrolladas en ella y la riqueza producida dentro de su marco. Los conocimientos científicos comparten el destino de las fuerzas y medios productivos de otra índole; se los emplea muy por debajo de lo que permitiría su alto nivel de desarrollo y de lo que exigen las reales necesidades sociales.
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Forma parte del encubrimiento de las causas de la crisis actual el hecho de que se haga responsable de ella, justamente, a las fuerzas que trabajan para lograr una mejor configuración de las condiciones humanas; ante todo, al propio pensamiento racional, científico, porque se le sigue dando un tratamiento sólo político y económico-financiero, obviando lo social, lo humano. Se procura que su aumento y su cultivo sean pospuestos, en el individuo, a la formación de lo «anímico»; también se intenta desacreditar, como instancia decisiva, el entendimiento crítico, hasta donde no sea necesario en la industria desde un punto de vista profesional.
Mediante la teoría de que el intelecto sólo es un instrumento apto para los fines de la vida cotidiana, pero que ante los grandes problemas tiene que dejar el campo libre a fuerzas corporativas, se aleja la posibilidad de una solución global a los grandes problemas que aquejan la humanidad. Una parte de la lucha de la metafísica moderna contra el cientificismo es reflejo de estas vastas corrientes sociales.
A diferencia de las cuestiones que rodean la discusión filosófica que estamos analizando, que pueden ser respondidas en su totalidad desde el ámbito científico especializado, lo que se quiera hacer al respecto depende de nuestros valores, por lo que no podemos menos que quedar perplejo ante el grado de enajenación en el que la sociedad global ha caído con el uso de las palabras ‹‹ética›› y ‹‹moral››, las cuales son manejadas en el marco de los discursos que acompañan la defensa, justificación e implementación de las políticas para abordar la solución de la crisis global del capitalismo ya que están sujetas a diversos convencionalismos, y que cada autor, líder, elite, partido, gobierno, época, clase social o corriente filosófica las utilizan de diversas maneras y no nos interesa el contenido que estas involucran sino sólo su imagen, sin diferenciar en lo que realmente significan al aceptarlas a priori, pero que también la usan la rebelión ahora exigida por el “Movimiento de los indignados”, la cual es más frenética y menos ambiciosa: “No se dirige contra la degradación moral del hombre, en las incontables formas que ella asume –desde la cobardía hasta el despotismo- sino contra un mal bien específico: el régimen de la propiedad capitalista y el cortejo de sus males para el cuerpo y el alma del hombre.” (Millas, 2003).
Nuestra opinión está más en comunión con la Ética para Amador, en la cual el autor, Fernando Savater, lo deja muy en claro, intentando convencer al lector de que la vida humana no admite simplificaciones abusivas y que es importante una visión de conjunto: “la perspectiva más adecuada es la que más nos ensancha, no la que tiende a minimizarnos.” (Savater, 1994:14).

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La ética, entonces, que se aproxima más a la sabiduría que a la razón, más al conocimiento de lo que es ser bueno que a un juicio correcto en una situación dada, no tiene nada que ver con simples intensiones o discursos, sobre todo los que tienden a colectivizarlo todo. Otras personas comparten esta preocupación, ya que al parecer el foco de atención se ha desplazado de los temas meta éticos a un debate mucho más vigoroso entre aquellos que exigen una moral crítica independiente, fundada en principios que nos indican lo que es «correcto», y aquellos que plantean una ética fundada en un compromiso activo desde una tradición que identifica lo «bueno» con lo nacionalista, los que se empeñan en que todos debemos hacer lo «correcto», como defender la Patria a costa de nuestras vidas, pues están tan convencidos de los valores comunes que pretenden convertir en “patriota” a todo el mundo aunque sea a palos; y si no lo logran, te estigmatizan de “apátrida”.

Al parecer, vivimos encadenados al pasado, a la Historia. Savater nos advierte que:

No creas que siempre son los gobernantes los que pretenden acabar con las libertades o castrarlas al máximo: en demasiadas ocasiones son los ciudadanos los que solicitan esta represión, cansados de ser libres o temerosos de la libertad. Pero en cuanto a un Estado –o a un caudillo, líder o gobernante (nota del autor del presente ensayo)- se le da la oportunidad de limitar las libertades «por nuestro bien» rara vez deja de aprovecharla –para su propio beneficio. (p.189-190).

Entonces, si esperamos que sean otros los que deben garantizarnos la libertad, es porque tenemos miedo de ella, porque no tenemos autocontrol sobre nosotros mismos. En definitiva, Albert Camus resumió así lo que el autor citado intenta decirnos: “«En política, son los medios los que justifican el fin, nunca el fin a los medios.» Por lo demás, yo creo que lo mejor es conocer el pasado, ocuparse mucho del presente y sólo un poco del futuro. Lo contrario suele ser charlatanería contraproducente.” (p.229), como la utopía delirante que se propone lograr un «hombre nuevo», la cual nunca podrá ser realidad, pues somos muchos, aunque semejantes, por no decir miles de millones, entre mujeres y hombres, los seres que somos diferentes; o la de alcanzar la “Patria potencia”, en un mundo donde hay ya tantos países “potencia” saqueando la naturaleza a nombre del bienestar de todos, mientras sacrifica a los que no han nacido o verdaderos dueños del planeta. También Savater, nos lo resume así (usando uno de los cuentos de uno de sus literatos favoritos, Franz Kafka): «Por favor, deja que el futuro siga todavía durmiendo como merece. Ya que si uno lo despierta antes de tiempo, tiene entonces un presente dormido.» (p.230).
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Pareciera que vivimos en otros tiempos, pues la "gestión social" que se venía dando a nivel mundial por las reivindicaciones de los derechos humanos ha sido dejada de lado por los dueños de la globalización cuando se empezó a globalizar el proceso del "libre mercado" a raíz de la caída de la URSS (1991) de la mano de los organismos multilaterales (FMI, BM, BID, TLC) que quisieron imponer el "Paquete de reformas macroestructurales" (así llamado por ellos mismos, los neoliberales y dueños del capital foráneo o internacional), privatizándolo todo (aguas, tierras de las reformas agrarias, educación, salud…), entrando en fase crítica cuando se declaró el «crack financiero» en 2008.
Es curioso cómo cambian los tiempos. Es verdad que los gobiernos democráticos tienen la obligación de suministrar esas garantías y de ayudar al desarrollo del país y de todos sus ciudadanos, pero esta tarea quedó truncada cuando se acabó el capital financiero "disponible" para tal fin. Ahora el capital de ayuda estatal que dan los gobiernos llamados democráticos (incluido EE.UU.) es para las mismas empresas capitalistas y consorcios financieros - como el caso de la J.P. Morgan(lviii)- causantes de los impactos ambientales, las desigualdades, el desempleo, el hambre y la pobreza de miles de millones de seres humanos. Mientras que antes, la ayuda estatal la recibían directamente el productor como, por ejemplo, el subsidio conservacionista, y no el financista.
El caso de las políticas fiscales es otro. La propuesta de los gobiernos liberales de subir los impuestos como parte de las negociaciones para reducir el déficit pone la lupa no en ese segmento de la población más rico, que acapara un porcentaje creciente de la riqueza de cualquier país, sino que pecha a toda la población como ha ocurrido en Francia y Chile, por ejemplo, dos países tan disimiles en desarrollo y tan alejados continentalmente, pero tan similares en dichas políticas incluidas las represivas para imponer tales medidas impositivas. Lo mismo podríamos decir de los EE.UU. Un artículo publicado el 18 de junio 2011 en el diario The Washington Post mencionaba, en ese sentido, que el 10% más rico de la población tenía en 2008, el último año para el que hay datos disponibles, casi los mismos ingresos que todo el resto del país junto(lix). Esos datos reflejan la creciente desigualdad social en EE.UU., que ha ido en aumento desde los años 70 tras el periodo de estabilidad que siguió a la II Guerra Mundial.
La desigualdad ha aumentado también en países como China (ahora la segunda economía mundial), India o Reino Unido, pero la tendencia ha sido más acusada en EE.UU., y actualmente la crisis económica global tiene como epicentro de la recesión económica en la UE, y se expande al resto de países de economía fuerte y emergentes(lx).

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Todos los comentarios actuales en torno a China tienen aspectos acertados o de acercamiento a la realidad que vive la China Comunista moderna o Capitalista de Estado. No obstante, siguen siendo parciales, fragmentados en el contexto global. Y con esto no se pretende decir que nuestro análisis sería por tanto completo, sino que pretende ir a la visión holística, planetaria, que debemos darle a lo que realmente está pasando en el mundo económico y de desarrollismo actual. Y, puesto que todas las economías nacionales generan impactos ambientales y deshumanizadores de la Naturaleza, unas con más intensidad que otras, dependiendo del grado de desarrollo de las fuerzas productivas, cuando explotan los recursos naturales, el espacio geográfico o territorial, está demostrado que no son los regímenes quienes transforman sino el sujeto histórico: los pueblos, las sociedades, las culturas…
Por lo tanto, no es la China comunista, ni la capitalista; así como tampoco los EE.UU del capitalismo salvaje o imperialista, sino el modelo desarrollista de producción, que se hace insostenible, sobrepasando la carga de sustentación o capacidad de regeneración, puesto que vivimos ahora en un mundo finito y globalizado (la “aldea global”, y no porque al parecer todos estemos conectados; sino donde lo que se explota, produce y aprovecha tiene una repercusión sistémica que nos afecta a todos y unos límites bien definidos, sobre todo los límites de la circulación general de la atmosfera, los cuales son planetarios). China seguirá creciendo económicamente porque ahora es la economía con mayor “pujanza”, con más fuerza de capital -social, productivo y financiero-, tal como lo hizo EE.UU. en su momento histórico de desarrollo, aunque se cuestiona que ese modelo sea “desarrollo”, en vista de la situación de pérdida por estanflación que está viviendo desde el 2008, así como de sus desigualdades y miserias que también genera al interior (recordemos lo que sucedió el 2005 en New Orleans, la cuna de la cultura del Blues, que le ha producido grades capitales a sus transnacionales de la música) y, al exterior, en las demás naciones dependientes. EE.UU no es más que una referencia simbólica y hasta ideal del desarrollo, pero que ha sido sacralizada por la dominación imperial que ha hegemonizado desde la II Guerra Mundial (los ejemplos sobran: Vietnam, Afganistán, Irak, Libia, Siria...). El único desarrollo posible actualmente es el endógeno y sustentable, o no habrá futuro posible, por lo menos tal cual lo conocemos.
¿Cuál es la posición vital de la gobernanza actual? ¿Acaso no es la de "ser o no ser"?, es decir, la de alcanzar el destino para lo cual el sistema fue creado, o la de continuar siendo una guarida “legal” de delincuentes, tanto de políticos de derecha como de izquierda, a menos que queramos regresar al Estado omnipotente del pasado (autocrático, fascista o estatista).
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La ética es, nos dice Savater, es ante todo una perspectiva personal, “que cada individuo toma atendiendo solamente a lo que es mejor para su buena vida en un momento determinado y sin esperar a convencer a los demás de que es así como resulta mejor y más satisfactoriamente humano vivir. … En cambio, la actitud política busca otro tipo de acuerdo, el acuerdo con los demás,…” (p.10-11). Al tener que contar con la voluntad de muchos otros se hace sumamente difícil que, en vista de que la mayoría de las cuestiones políticas tienen que ver con gente muy “distante” (ya no tanto por el Internet) y muy “distinta” (en apariencia), llevó a Freire (1970)(lxi) proponer que la combinación entre teoría crítica, análisis situacional y acción, crean una fructífera dialéctica para la construcción de conocimiento, la que, en la práctica, es sistemáticamente examinada, alterada y expandida con la comunicación para el cambio social (ética). La eliminación de la dicotomía sujeto-objeto, combinada con una orientación acción-reflexión en la investigación, trajo como consecuencia una enaltecida conciencia moral.
Por su parte la actitud de Kant(lxii) frente a la razón práctica, describe su sistema ético basado en la idea de que la razón es la autoridad última de la moral (puesto que el conocimiento humano se limita a la experiencia) pero, al mismo tiempo, considera al hombre un ente dotado de razón, facultad de lo no condicionado. Afirmaba que los actos de cualquier clase han de ser emprendidos desde un sentido del deber que dictase la razón, y que ningún acto realizado por conveniencia o sólo por obediencia a la ley o costumbre puede considerarse como moral, o como la conciencia del bien y del mal, lo justo y lo injusto, lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer.
La conciencia moral, es para Kant, la presencia de lo absoluto o al menos, parte del absoluto en el ser. Kant busca resolver esta aparente contradicción, pero no en el plano gnoseológico sino en el moral, en el campo de la razón práctica (es decir, la razón en tanto determina la acción individual). Describió dos tipos de órdenes dadas por la razón: el imperativo hipotético que dispone un curso dado de acción para lograr un fin específico; y el imperativo categórico que dicta una trayectoria de actuación que debe ser seguida por su exactitud y necesidad. Kant escribió numerosos tratados sobre diversas materias científicas, sobre todo del área de la geografía física. Su obra más importante en este campo fue Historia universal de la naturaleza y teoría del cielo, en la que anticipaba la hipótesis de la formación del universo a partir de una nebulosa originaria, hipótesis que fue más tarde desarrollada por Pierre de Laplace.
Las ideas éticas de Kant a la manera referenciada son el resultado lógico de su creencia en la libertad fundamental del individuo.

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No consideraba esta libertad como la libertad no sometida a las leyes, como en la anarquía, sino más bien como la libertad del gobierno de sí mismo, la libertad para obedecer en conciencia las leyes del universo como se revelan por la razón. Creía que el bienestar de cada individuo sería considerado, en sentido estricto, como un fin en sí mismo y que el mundo progresaba hacia una sociedad ideal donde la razón obligaría a todo legislador a crear sus leyes de tal manera que pudieran haber nacido de la voluntad única de un pueblo entero, y a considerar todo sujeto, en la medida en que desea ser un ciudadano, partiendo del principio de si ha estado de acuerdo con esta voluntad.
Hay que destacar que la política independizada de la moral (al hacerse autónoma la economía de la política por haberse separado la economía de la sociedad) resurgió en el Renacimiento con la quiebra de la religiosidad, que hasta en ese momento empapaba todos los aspectos de la vida, con autores como Nicolás Maquiavelo(lxiii). La separación de la ética de la economía convencional se formalizará finalmente en la división actual entre economía positiva, que muestra el resultado de aplicar el análisis económico a la realidad y la evidencia empírica, y la economía normativa en la que se incluyen los preceptos éticos y los juicios de valor que sólo pueden ser resueltos por el debate político y la toma de decisiones. Sin embargo, los críticos afirman que esta distinción es incorrecta pues, por ejemplo, aceptar la actual distribución de la renta a modo de algo dado como hace la economía positiva es ya un juicio de valor.
Arrastrando la vergüenza de la deshumanización y hundidos en nuestros propios temores e incertidumbres por carecer de valores humanos en una era desocupada que mantiene nuestras creencias, hedonista y permisiva, desprovista de los últimos valores sociales y morales que coexistían, hemos caido presos de la sociedad del riesgo (Wikipedia, 2010d), la cual es la síntesis sociológica de un momento histórico en el período posmoderno donde se pierden sus componentes centrales, provocando una serie de debates, reformulaciones y nuevas estrategias de dominación.
En las discusiones sobre Cambio Climático (Copenhague, 2009, Cancún, 2010 y Durban, 2011), por ejemplo, la ONU(lxiv) comienza de nuevo a hablar de la “Economía verde”; una serie de textos en los cuales se plantea no solamente considerar la fuerza de trabajo humano, las herramientas de trabajo y las materias primas, sino también toma en cuenta que la Naturaleza es un capital, y que, como capital, tiene que ser valorado en términos económicos y de propiedad sobre la misma si es que se quiere proteger y preservar la Naturaleza.
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Aunque no se dice realmente nada nuevo, puesto que parte de la concepción Económico-ecológica de valorización de la Naturaleza(lxv) (la economía de recursos naturales y la economía ambiental se relaciona con la contaminación ambiental y conservación de los ecosistemas y la biodiversidad) usan los
conceptos y metodologías propios de la economía convencional -resumibles en precios y mercados capitalistas-, la Economía ecológica –ciencia de la gestión de la sustentabilidad-, abarcaría a ambas y las superaría en amplitud y profundidad. Para la sociedad el desafío medioambiental consiste en encontrar los niveles óptimos de contaminación, que surgen de comparar los beneficios que deriva la sociedad de las actividades que generan contaminación con los costos sociales que la contaminación genera.
A pesar de que la valoración económica del medio natural no es la respuesta última a los procesos de degradación y sobreexplotación de la Naturaleza, es una herramienta útil y complementaria en la formulación de políticas tendientes al desarrollo sustentable. En términos económicos el usuario de los recursos naturales tenderá a no tratarlo como un bien gratuito; esto debido, a que su objetivo será el mantenimiento del flujo de beneficios provenientes de los bienes y servicios proveídos por ellos. En otras palabras, el usuario racional de estos recursos tenderá a prevenir la depreciación innecesaria del patrimonio materia prima e internalizado en la contabilidad empresarial y nacional. (Machín y Casas, 2006).
En vista de ello, se plantean fundamentalmente tres áreas para el desarrollo de esta visión de mercantilización y privatización que son: los servicios ambientales(lxvi), los bosques y el agua. Esta es una concepción que está desarrollándose en el debate internacional en las Naciones Unidas, y que probablemente sea planteada como uno de los grandes proyectos durante la Cumbre Río + 20 que se va a llevar a cabo en el 2012 y está muy ligada a este panel que promueve el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, y que llama “Un desarrollo sostenible global”.
Bajo los lineamientos generales del proceso de globalización de la economía, pareciera ser que el desarrollo sustentable reflejara una utopía ideológica de ecólogos y ambientalistas; siendo solo posible con el cambio radical de los modelos económicos mundiales. Por otro lado, dicha situación no parece muy probable bajo el control "explícito" del BM y el FMI (apoyado por la tendencia de globalización del modelo neoliberal y las potencias económicas alrededor del planeta).

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Los cambios que actualmente se observan en el sistema Tierra no tienen precedentes en la historia de la humanidad. Así se destaca en  Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (PNUMA, 2012): “A medida que se han ido acelerando las presiones de los seres humanos en el sistema Tierra nos hemos acercado a varios umbrales críticos mundiales, regionales y locales, o los hemos superado. Una vez que se hayan cruzado esos umbrales, es probable que ocurran cambios bruscos y posiblemente irreversibles en las funciones que sustentan la vida del planeta, que traerán importantes consecuencias negativas para el bienestar humano.”(lxvii), señalando que los esfuerzos por reducir tales cambios –incluyendo una mejora en la eficiencia de los recursos y medidas de mitigación- no han dado los resultados esperados.
En este sentido, se tiene un planteamiento sobre fortalecer en el marco de la Naturaleza (el portal en español de la Secretaría de la CMNUCC(lxviii) como objetivo primordial, al destacar los principales puntos de la información relativa al cambio climático para los países de lengua española (no se corresponde literalmente con la versión inglesa), pero también existen otros planteamientos alternativos, como el de los Derechos de la Madre Tierra o Pachamama (Bolivia, 2009), proyecto que se concibió en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierral(lxix), que plantean la necesidad de reconocer los derechos de la Naturaleza para restablecer el equilibrio con la misma. Reconocer los Derechos de la Naturaleza significa admitir que la Naturaleza tiene el derecho a existir, a vivir, a regenerar su biocapacidad y a que la actividad humana esté limitada cuando afecta sus derechos fundamentales. Son dos concepciones muy diferentes.
Los científicos estiman que cada año se expulsan aproximadamente 190.000 millones de toneladas de carbono a través del ecosistema Tierra. El equilibrio se mantendría de no ser porque el hombre interviene en él expulsando aproximadamente otros 6.000 millones de toneladas a través de chimeneas, industrias y tubos de escape, aunque sólo un tercio de todas ellas se concentra en la atmósfera y contribuye al efecto invernadero y otro tercio se disuelve en el océano. Hay unos 2.000 millones de toneladas cuyo paradero es desconocido, mientras que el resto es convertido en biomasa por la Naturaleza. Pero, el metano (CH4) que burbujea en los lagos árticos podría ser responsable de hasta el 87% de ese valor máximo alcanzado por el citado gas. Es así como diversos estudios consideran al metano, causado entre otros por el ganado vacuno, el principal gas efecto invernadero (GEI) en el cambio climático: "Nuestra estimación es que una cantidad de metano 10 veces mayor que la que está actualmente en la atmósfera saldrá de estos lagos en el futuro, cuando se deshiele el permafrost", alerta la investigadora Katey Walter(lxx).
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También se sabe que los árboles ayudan al presupuesto del balance del carbono de la tierra. Los bosques, que cubren el cerca de 30 por ciento de la superficie de la tierra (véase Figura 1), mientras que explican el 50 por ciento de productividad, se ha estimado que, combinando estrategias de conservación forestal con proyectos de reforestación en todo el mundo, podrían resultar un sumidero neto de carbono durante los próximos cien años, permitiendo reducir de 20 a 50% de las emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera (IPCC, 1995)(lxxi).
Una por la vía del mercado y otra por la vía de una humanidad consciente y responsable para con el sistema del cual es parte, que es donde vivimos, los bonos de carbono(lxxii) permiten que se siga contaminando en una zona con la obligación de compensar en otra. Es un derecho de carbono, en el fondo es el derecho de propiedad sobre la capacidad de captura de carbono de un bosque (véase Figura 2). Se emitirían certificados que dan esta prerrogativa y se puede comprar y decir que se es dueño de los árboles, que no se es dueño del bosque pero sí propietario de la capacidad de absorción de CO2 de ese bosque. Y ése es un derecho con personalidad jurídica individual y colectiva, y lo puede comercializar, o sea, transferir o negociar el derecho, más no el bosque, del cual sólo tiene el usufructo o goce del mismo, al igual que lo tenemos todos ya que es un bien común.

Figura N° 1
Cobertura Global del Bosque
Fuente: https://earthobservatory.nasa.gov/features/ForestCarbon (2012). Los bosques cubren el 30% de la tierra. En el Mapa de Roberto Simmon, basado en datos del grupo de la cubierta de tierra de MODIS, de la universidad de Boston, apreciamos los pocos parches verdes que quedan de los últimos grandes bosques de la Tierra.


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El gran problema es que esto significa la privatización del bosque porque para garantizarle el derecho al portador de ese certificado hay que tener control sobre el bosque que en última instancia acaba afectando la propiedad o presencia de poblaciones indígenas, comunitarias o pobladores que viven en el bosque, en aras de garantizarle este nuevo derecho de propiedad de la capacidad de absorción de carbono.
Los bosques se consideran uno de los bancos más grandes del mundo para todo el carbono emitido a la atmósfera a través de procesos naturales y actividades humanas. Cubren alrededor del 30 por ciento de la superficie terrestre de la Tierra, mientras que representan el 50 por ciento de la productividad de la planta. Hasta un 45 por ciento del carbono almacenado en la tierra está atado a los bosques.

Figura N° 2

Ciclo del carbono
Fuente: Tomado de Carlowicz, M. 2012: Viendo bosques para los árboles y el carbono: Mapeo de los bosques del mundo en tres D. (intervenido por el autor). (Véase online en: https://translate.google.com/translate?hl=es-419&sl=en&u=https://earthobservatory.nasa.gov/features/ForestCarbon&prev=search ).


Nota: Este diagrama del ciclo rápido del carbono muestra el movimiento del carbono entre la tierra, la atmósfera y los océanos. Los números amarillos son flujos naturales y el rojo son contribuciones humanas en gigatones de carbono por año. Los números blancos indican carbono almacenado. (Diagrama adaptado del US DOE, Sistema de Información de Investigación Biológica y Ambiental) .

Los científicos estiman que los humanos liberan alrededor de nueve mil millones de toneladas de carbono (principalmente dióxido de carbono) cada año quemando combustibles fósiles y cambiando el paisaje. Cerca de cuatro mil millones de toneladas terminan en la atmósfera y dos mil millones de toneladas se disuelven en el océano. Los últimos tres mil millones se destinan a ecosistemas en tierra, pero la ubicación exacta de estos sumideros sigue siendo una cuestión abierta.
"El mayor sumidero natural de carbono terrestre se encuentra en nuestros bosques y árboles", dice Steve Running, un ecologista forestal de la Universidad de Montana. “Y la mayor fuente natural de carbono en la tierra es también el bosque. Entonces, una de las cosas más importantes que podemos hacer para comprender el presupuesto de carbono es obtener un mejor inventario del carbono que tenemos en nuestros árboles ".
Lo que sí saben es que las actividades humanas han movido una gran cantidad de carbono desde un almacenamiento estable a largo plazo, como rocas, combustibles fósiles enterrados y bosques antiguos, hacia formas con impactos directos a corto plazo en el medio ambiente. Por ejemplo, cuando limpiamos bosques, eliminamos árboles altos que pueden almacenar carbono en sus troncos, ramas y hojas durante cientos de años. A menudo los reemplazamos con tierras de cultivo o pastizales que almacenan menos carbono durante un tiempo más corto. Los desarrollos pavimentados almacenan poco o ningún carbono.
La medición clave es la biomasa, o la masa total de organismos que viven dentro de un área determinada. Una regla de oro para los ecólogos es que la cantidad de carbono almacenado en un árbol equivale al 50 por ciento de su biomasa seca. Entonces, si puede estimar la biomasa de todos los árboles en todos los bosques, puede estimar cuánto carbono se almacena en la tierra. Repetir esas mediciones durante años, décadas y siglos nos ayudaría a entender cómo se está moviendo el carbono alrededor del planeta.


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La sustentabilidad, ¿más de lo mismo?

La humanidad tiene un horizonte problemático que cambia de una época a otra, y la mayor parte de los problemas dejan de serlo, no porque se resuelvan, sino porque se van dejando de lado, cambian sus manifestaciones o, simplemente, se van disolviendo al dejar paso a otros.
El grave inconveniente es que aunque hay problemas que tienen solución, no sucede lo mismo con las contradicciones. Tienen otro tipo de salida. El crecimiento de la población humana conlleva un aumento de los recursos, una mayor demanda en alimento, agua, espacio y energía consumidos por la población humana que agudiza la crisis planetaria, lo cual nos lleva a una contradicción insoluta, pues vivimos en una esfera finita, ahora convertida en ‹‹aldea global››, caracterizada por cambios acelerados como el del calentamiento global. Para colmo,  la comprensión también se torna limitada o se queda corta de los problemas del mundo. No obstante, está cambiando para el monitoreo de los grandes bosques o de cobertura globales. En efecto, La comprensión de los bosques del mundo se ve mejorada por varios grupos que miran el problema desde diferentes perspectivas:
Es similar a la investigación del cáncer, donde tienes diferentes laboratorios y diferentes países que persiguen el mismo problema, dijo Jon Ranson. “Todos miran con un ángulo y una metodología ligeramente diferentes. Los grupos están colaborando tanto como pueden, y toman los datos que están disponibles y sacan el máximo provecho. Al final, es complementario y mejora la ciencia en general”.
(…)
Tenemos un buen manejo del área forestal en todo el mundo, pero no tenemos un sentido tan amplio de la estructura o los cambios, dice Steve Running, miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. “Necesitamos una mejor medida anual y global de nuestras reservas de carbono. Necesitamos saber cómo cambian las cosas cada año a través del fuego, el nuevo crecimiento y el recrecimiento, la desertificación y la deforestación”. (Carlowicz, 2012).


El premio final es un mapa uniforme y estandarizado de alturas de bosques y reservas de carbono en todos los continentes al mismo tiempo. Y ese mapa debe actualizarse y revisarse a medida que las actividades humanas renueven nuestro planeta.
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A pesar de ello, el número de opciones para el mapeo basado en el espacio se ha reducido. La misión ICESat (se lanzó en 2003), finalizó su trabajo en 2009; y el transbordador espacial se retiró en julio de 2011. La misión del nuevo satélite lanzado por la NASA, el ICESat-2, fue lanzado en septiembre 2018, a bordo de un cohete Delta-II de United Launch Alliance (ULA), pero con una nueva misión: explorar las capas de hielo polar de nuestro planeta en constante cambio, provisto de un sistema de altímetro topográfico láser avanzado (ATLAS, Advanced Topographic Laser Altimeter System, por su sigla en inglés), para observación de la Tierra, específicamente para estimar el cambio de altura anual de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida.
Aunque se tenía previsto continuar al monitoreo de los bosques con una tecnología similar, que podría proporcionar una estructura forestal y una cobertura global cada año si se lanzaba desde la estación espacial (ISS) u otro satélite (precisamente el ICESat II, programado para 2016), el instrumento, mediante un láser o LiDAR que es como un conjunto de ojos, está midiendo la radiación en las frecuencias ultravioleta, visible e infrarroja cercana. Este instrumento puede "ver" cosas que nuestros ojos no pueden ver, y mucho más. Así que imagina tener ese conjunto de ojos: estás mirando y observando con asombroso poder, cuando tienes ese tipo de ojos. Así que, a pesar de que puedo usar mis propios ojos para ayudar a interpretar lo que vemos a través de estas imágenes, cuando miramos los datos, vemos que algunos objetos pueden parecer reflejar una parte de la luz, o absorberla, mucho más fuertemente de lo que podríamos esperar. Y ese tipo de cosas es lo que queremos capturar. Cuando se encuentra algo inesperado, es fenomenal. Para ello, es importante ser muy, muy observador.
En particular la contaminación está afectando al ciclo del carbono: un ciclo biogeoquímico de gran importancia en la regulación del clima de la Tierra y en él se ven implicadas actividades esenciales para el sostenimiento de la vida. Hace tiempo que se ha convertido en costumbre explicar la regulación a que está sometido el comportamiento de los individuos en nuestra sociedad como algo racional. En este sentido, Elías, en uno de sus libros más célebre, El proceso de la civilización (1987), nos dice que el resultado de investigaciones al respecto indica que esto no es correcto. Horkheimer, en su Teoría crítica, llegó a similares interpretaciones al revisar la racionalidad del investigador, donde destaca que el científico y su ciencia están sujetos al aparato social; sus logros son un momento de la autoconservación, de la constante reproducción de lo establecido, sea lo que fuere lo que cada uno entienda por ello.

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Por lo demás, la posición filosófica de la reflexión racional hará que las proposiciones más generales de donde parte la deducción sean consideradas como juicios empíricos, como inducciones o como intelecciones evidentes (en las corrientes racionalistas y fenomenológicas), o bien como principios establecidos en forma totalmente arbitraria.
El concepto político de orden natural necesita del de opinión pública en la construcción racional-dogmática. Dicho con otras palabras, porque sólo la opinión pública, desde la realidad, puede proclamar que conoce el orden natural que hay en lo político, a imagen de lo que sucede con el orden natural de lo económico, sólo mediante el concurso de aquélla es posible proyectar en lo político real, lo político ideal o abstracto. La finalidad de la opinión pública es la revelación del orden natural inserto en la sociedad política para trasladarlo a la estructura política de esa sociedad o Estado; lo que se plasma en la transformación de la verdad natural u objetiva en la verdad política y -también objetiva- de la ley.
Entre las distintas escuelas filosóficas, los positivistas y los pragmatistas parecen interesarse especialmente por la imbricación del trabajo teórico en el proceso de vida de la sociedad. Pero, en realidad, Horkheimer nos aclara que la vida de la sociedad resulta del trabajo conjunto de las distintas ramas de la producción, y si la división del trabajo en el modo de producción capitalista funciona mal, sus ramas, incluida la ciencia, no deben ser vistas como autónomas o independientes.
Son aspectos particulares del modo como la sociedad se enfrenta con la Naturaleza y se mantiene en su forma dada. Lo cierto es que el investigador utiliza sus proposiciones, más o menos generales, como hipótesis para los nuevos hechos que se presentan. El orden del mundo se abre a una conexión deductiva de pensamientos. Señalan como misión de la ciencia el predecir hechos y obtener resultados útiles. Sin embargo, en la práctica es asunto privado del científico concebir de este modo tal misión y el valor social de su labor.
Una concepción del orden natural como la referida impone la exigencia de un público culto, del que la ecúmene global no sólo esperan que sea ideológicamente favorable, sino que ha de ser consciente de que su papel en la dinámica entre la sociedad y el Estado es una obligación derivada de su aceptación del pacto social. Si la función de la opinión pública consiste en revelar las leyes naturales del orden social, y el hecho de que esto sólo puede alcanzarse como resultado de la reflexión común y pública sobre los fundamentos de ese mismo orden, con énfasis en el establecimiento y extensión de la instrucción pública, la función de los científicos naturales es revelar las leyes naturales que rigen el orden físico-cósmico de la materia.
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Frente a la idea del dominio absoluto propio del Antiguo Régimen, a cuya demolición se dirigieron los esfuerzos de los burgueses revolucionarios, los fisiócratas (Berzosa, 2004) consideraron que el descubrimiento de las leyes naturales insertas en el orden social es el único medio para alcanzar ese fin, esto es, para que la racionalidad de lo justo converja con lo útil: “Las leyes naturales vertidas al derecho positivo tienen por su mismo origen el carácter de abstractas, generales y permanentes, y en ellas se reúnen de forma ideal y absoluta la verdad y la justicia; lo que, en consecuencia, conduce al mejor bienestar” (p. 205).

Los fisiócratas son los primeros en proclamar que sólo la opinión pública construida desde los presupuestos de la libertad, la racionalidad y el interés general puede desentrañar los invisibles mandatos del orden natural. En realidad solamente se ocupan de problemas que “se encuentran en el ambiente”. Elías afirma que los esquemas de comportamiento de nuestra sociedad, que se inculcan al individuo a través de la modelación desde pequeño como una especie de segunda naturaleza y se mantienen vivos en él por medio de un control social poderoso y muy estrictamente organizado, no pueden entenderse en virtud de fines humanos generales y ahistóricos, sino como resultado de un proceso histórico, derivado del sentido general de la historia occidental, de las formas específicas de relación que se producen en tal proceso, y de la fuerza de las interdependencias que en él se transforman y se constituyen.
Una formación económica y social para ser sustentable tendrá que estar basada en la ambientalización de la existencia como categoría fundamental (con crecimiento o sin él) y, no en el capital. El saber ambiental está comprometido con la utopía a través de nuevas formas de posicionamiento de los sujetos de la historia frente al conocimiento.
Por lo demás, el camino recorrido desde la sustentabilidad ha sido por mucho un elemento discursivo, pero no se puede desconocer su papel en la puesta en marcha de preocupaciones socioambientales que antes estaban calladas o ni tan siquiera se veían. Sobre las diferentes formas de subsunción no hemos de extendernos aquí demasiado sí nos referimos brevemente a cómo se comporta este concepto de teoría respecto de la explicación de acontecimientos históricos relativamente recientes. Este problema aparece claramente tratado por Toledo y Norton. (Citados por Lara, 2008).
Si vamos a la base empírica de la teoría de la sustentabilidad, se replantea la reducción del consumo y el reuso de los desechos y desperdicios, las cuotas por ’derechos’ a contaminar, el pago ‘verde’ de deuda externa y un sin fin de medidas que en los casos exitosos, sanean de algún modo situaciones muy específicas y particulares si no es que demasiado singulares.

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Pero a nivel mundial, al nivel de la “aldea global”, esto es mucho más difícil de obtener. Quizás el mayor aporte del término sustentabilidad hacia el concepto de desarrollo, sea la distinción neta hecha por Toledo (citado por Lara, 2008) entre crecimiento económico y desarrollo. Ésta distinción en el fondo es una crítica severa al optimismo económico.
La sociedad se encuentra en una nueva fase. La estructura característica de las clases dominantes no está constituida ya por empresarios que compiten entre sí, sino por directorios corporativos con derechos y personalidad jurídica propia (managements), los dueños de las empresas multinacionales o transnacionales, de las firmas.
La firma, caracterizada por el Dr. Naim, profesor e investigador en Economía y Gerencia del IESA, es la unidad decisoria -son las dueñas de la “internacionalización del capital”-, es decir, quien en última instancia decide “internacionalizarse”, “replegarse” o adoptar cualquier otra política que encaje con la lógica de funcionamiento del capitalismo moderno. La estructura transnacional de poder se expresa a través de formas operativas funcionalmente diferenciadas, que tomadas en su conjunto representan un instrumental complejo, cuyo objetivo central es consolidar y expandir su capacidad de acción e influencia a nivel planetario, el cual se consolidó con la Adhesión de la Federación de Rusia (que se estableció el 16 de junio de 1993) y la entrada de China a la OMC (desde el 11 de diciembre de 2001).
Utiliza como carta de presentación un conjunto de valores y aspiraciones que pretende representar: la política democrática, la competitividad económica, la innovación tecnológica, la lógica del libre mercado, la eficiencia productiva, el libre consumismo, la defensa de la libertad, y otros. La situación material de los sectores dependientes engendra tendencias políticas y psicológicas distintas de las de otros tiempos. Los individuos, así como las clases, enfatizado por Naim, se integran.
Todo lo anterior hace que ya no se trate de expresarnos en los distintos tipos de desarrollo que se han adelantado para buscar el necesario equilibrio, en términos de ¿a quién o quiénes les corresponde desarrollar?, o ¿qué podremos hacer?, sino en términos de ¿cómo vamos a continuar la vía del desarrollo? y ¿qué optaremos por hacer?, lo cual significa no otra cosa que asumir definitivamente el necesario cambio por el desarrollo sustentable aposentado en la racionalidad de esa economía de la física que es la termodinámica y de esa economía de la Naturaleza representada por la ecología (Norton, citado por Lara, 2008), en oposición a la visión clásica, formulada desde la racionalidad de la economía estándar.
No podemos optar entre hacer algo nuevo o errar, necesario es crear lo nuevo: social, económica, política y culturalmente, o no habrá lugar sustentable para ‹‹esos lugares›› de la sociedad nueva tan urgentemente requerida.
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Construir una perspectiva “ecológica mental”, del nuevo ciudadano, pasan por considerar esos problemas que han empobrecido nuestra vida por el alto precio del consumismo incluso de cosas innecesarias creadas por falsas necesidades. La integración en la dinámica del desarrollo equilibrado no debe consistir sólo en la interacción entre el yo colectivo y su ambiente, sino también en la interacción de todos los elementos del yo colectivo en una misma conciencia histórica y una misma voluntad de superación.
Lara, en un análisis exhaustivo que subtitula “Sostenido no es lo mismo que sostenible ni que sustentable” -dando esto pie a cierta desacreditación del término, cuando menos para algunos de sus detractores o no convencidos-, parte de las diferencias que se presentan en el propio significado del término encontradas para el idioma original de donde parte y el nuestro: “Dice Bifani (1999) que la expresión inglesa sustainable se refiere a un proceso cuyo ritmo hay que mantener, es una concepción dinámica, …, mientras que el vocablo español da (…) una conceptualización más estática.”
Para nosotros la diferencia entre sustentable y sostenido estaría en un simple ejemplo: lo sostenible viene de sostén (acción de sostener. Persona o cosa que sostiene. Prenda de vestir interior que usan las mujeres para ceñir el pecho); mientras que sustentable es definido como: que se puede sustentar o defender con razones (DRAE, 2001), por lo que podemos decir que no se puede dar de mamar o sustentar un lactante si la que amamanta –la Madre Tierra- tiene el sostén puesto: este sostén no es otro que el discurso capitalista de la Naturaleza, el cual ya no es defendible con razones (puesto que se han convertido en cliché), sino con acciones.
La percepción generalizada de la gravedad y complejidad de los problemas ambientales (cambio climático, destrucción ecológica, contaminación generalizada, desastres naturales, escasez de recursos, crisis energética…); el desarrollo de una cierta consciencia crítica en el terreno de las nuevas organizaciones sociales que están influyendo, de alguna manera, en la toma de decisiones; la nueva “visión sistémica” de la Naturaleza que está presente en el marco teórico o epistémico del momento, surgido de los aportes de las mismas investigaciones ecológicas y biomédicas, visualizan nuevos paradigmas para la comprensión sistémica y de las consecuencias de las acciones humanas sobre ellos(lxxiii).
En fin, la tendencia creciente de un abordaje de sistemas complejos desde el orden académico y profesional interrelacionado y transdisciplinario, ha ido perfilando un nuevo panorama para la discusión, la investigación y la intervención sobre estos temas, que propugna la revolución ecológica, favorecida por los nuevos escenarios de la revolución de la información y de las comunicaciones.

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El avance y consolidación por un no ’locación‘ del proceso de desarrollo (endógeno), también se encuentra planteado el necesario proceso de descentralización y desconcentración del poder de toma de decisiones, las inversiones y la distribución del ingreso con equidad.
Los problemas ambientales han saltado la barrera del aula académica para ocupar un puesto importante en la discusión de la participación ciudadana, en las políticas públicas nacionales, en la actividad empresarial, en la democracia participativa y consciente. Lo mismo sucede con las luchas económicas. La competencia económica “libre” no es lo contrario de un orden monopolista, sino “más de lo mismo”, acrecentado por un nuevo orden supranacional de los mercados multilaterales guiados de la mano gigante de la globalización. En todo caso, esta competencia trasciende sus propios límites y nuestra época está atiborrada de tensiones sin resolver, de procesos de interdependencia sin decidir, y cuyo proceso particular no es predecible.
La visión moderna del mundo que nos está proporcionando la física cuántica, la biología molecular o la ecología profunda en la cual, el universo se dirige hacia el ser humano, lo mismo que el ser humano se vuelve hacia el universo de donde procede, nos une en vínculo de fraternidad con Francisco de Asís que ya intuyó en su tiempo. Somos hijos de la Tierra, somos la misma Tierra que se hace autoconsciente y también somos cosmos, nebulosas, galaxias, planetas, estrellas y la misma luz, ya que el hombre como las estrellas, nace sólo cuando comienzan a alumbrar por sí mismos, cuando se empieza a conocer sus acciones o el efecto de sus irradiaciones(lxxiv).
De este modo, a diferencia del ecodesarrollo, el «desarrollo sustentable» ha “fracasado” en un periodo mucho más breve y de manera mucho más estrepitosa. Sería totalmente ilusorio sustentar una estrategia de desarrollo sustentable a futuro en la expansión de las exportaciones de productos primarios, por la sencilla razón de que todo indica que el grueso de ellos mantendrán, por diversas razones, condiciones desfavorables en los términos de intercambio, mientras otros comienzan a ser desplazados por sustitutos más eficientes. Del mismo modo una estrategia sustentada en la diversificación de las exportaciones, entendida esta como exportación de manufacturas, se estrellaría inevitablemente contra las políticas proteccionistas de las potencias del norte. Entonces, cómo podremos romper el poder de las megas mineras y petroleras que están impidiendo que incluso los mejores políticos hagan lo correcto, o que la población consciente y de manera auto-organizada y coordinada haga lo que tienen, y que deben hacer, es lo que veremos en los próximos capítulos.

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‹‹La gran mayoría de las personas
qué vacía y mal se siente,
porque usa las cosas
para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazón
para disfrutar de las cosas.››

(Lin An)



CAPÍULO II
EL AMBIENTE COMO UN SISTEMA COMPLEJO

Evolución del concepto de ambiente

A lo largo de la historia del pensar humano se ha tenido el concepto de Naturaleza como reflejo de magnitudes y leyes estrictamente mecánicas: masa, energía, densidad, inercia, etc. Sin embargo, algunas formas de naturalismo (Wikipedia, 2020e) excluyen decididamente todo tipo de mecanicismo, como es el caso del materialismo dialéctico marxista —que puede englobarse también dentro del naturalismo como ecosocialismo—, para el que la realidad no está regulada por leyes mecánicas sino por la tríada hegeliana de la tesis, antítesis y síntesis. En el naturalismo el hombre es un ser plenamente radicado en sí mismo y que en sí mismo adquiere todo su sentido. De ahí que el naturalismo suela desembocar en un ecologismo y humanismo radical (Giró, 2000), tal como aconteció con el naturalismo renacentista. La perfección del hombre —según esta posición— se encuentra en el mejoramiento de su propia naturaleza, no en la mutación de ella.
Cabe destacar igualmente la íntima ligazón entre el naturalismo y el progreso de la ciencia físico-natural. Aunque este factor es meramente fáctico —y aun a ese nivel discutible; Dewey (uno de los fundadores de la filosofía del pragmatismo)(lxxv), p. ej., no reconoce esta ligazón—, al parecer ha ido ligado al desarrollo de las ciencias positivas, en especial de la física y la biología, sobre todo con el desarrollo alcanzado por la biotecnología. Así ha sucedido con el naturalismo de los presocráticos, en los que la preocupación por la fysis, la Naturaleza, les llevó a una concepción naturalista de la realidad.

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Lo mismo con los pensadores renacentistas, influidos por el auge de la nueva ciencia; con el naturalismo decimonónico, que toma ocasión en gran parte de la grandiosa comprensión del cosmos que ofrecía la física newtoniana y los nuevos descubrimientos de la biología evolucionista; y, por último, con el actual naturalismo basado en la nueva visión que del universo presenta el progreso científico.
Pero, de acuerdo con Leff (1995), el ambiente es más que la ecología. El ambiente aparece como un nuevo potencial de desarrollo, basado en la articulación sinergéticas de la productividad ecológica del sistema de recursos naturales, de la productividad de sistemas tecnológicos apropiados, y de la productividad cultural que proviene de la movilización de los valores conservacionistas, de la creatividad social y de la diversidad cultural. En este sentido, el ambiente se va configurando como un potencial para un desarrollo alternativo al crecimiento económico, que por ser ecológicamente sustentable, culturalmente diverso, socialmente equitativo, democrático y participativo, sería sostenible y duradero. Este concepto de ambiente sienta las bases para un proceso de desarrollo y coevolución de la vida y la cultura dentro de diferentes estilos de eco-etnodesarrollo.

El ambiente como sistema complejo

El enfoque sistémico fue impulsado por biólogos como el austriaco Ludwig von Bertalanffy, quien acuñó la denominación a mediados del siglo XX, y ecólogos, quienes resaltaron la visión de los organismos vivos y sus habitas (ecosistemas) como totalidades integradas e interrelacionadas entre sí y planetariamente. Posteriormente, ha sido enriquecido por la psicología Gestalt y la física cuántica, dando lugar a la emergencia de la teoría general de sistemas (López, 2010). En 1961 Talcott Parsons en su libro El sistema social, fue el primero en aplicar sistemáticamente la teoría de sistemas a la sociedad, dando origen al enfoque del pensamiento sistémico (Senge, citado por Conti, 2008).
El sistema como conjunto de conjuntos, pues son “cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto”(lxxvi), es supra y, en el caso del entorno ambiental, tiene diferentes elementos naturales y sociales (el ser humano) y todos están interrelacionados entre sí a través de los enlaces ecosistémicos. Por ello, en las zonas frías, son las bajas temperaturas las que actúan como factor limitante (zonas de vegetación en la falda de las montañas o en las regiones polares).
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Del mismo modo, para las zonas áridas, es el escaso contenido de agua en los suelos o las pocas lluvias quienes determinan el establecimiento de la distribución de los seres vivos, como en el sur del Sahara. Por ejemplo, según el relieve de un lugar va a ser el clima resultante, ya que una cadena montañosa puede condicionar el ingreso de masas de aire, por lo que vamos a tener un clima árido o semiárido (el caso de la cuenca media del Chama) y por lo tanto va a llover poco, por lo cual la vegetación va a ser escasa, y los animales silvestres van a ser aquellos que se puedan alimentar de esas plantas entre los herbívoros; a su vez el ser humano va a estar condicionado por los recursos que el medio le pueda brindar, porque si estamos, según el ejemplo sacado a colación, en un medio semiárido, la agricultura va a ser difícil llevarla a cabo por la escasez de agua, y así cada elemento puede ir relacionándose con otros hasta formar una extensa cadena.

Los factores ecológicos, extremadamente numerosos, son clasificados de diferentes maneras, según los autores. La clasificación más sencilla distingue los factores climáticos, edáficos (ligados al suelo) y bióticos, a los que se añaden a veces los factores topográficos y alimenticios. Otra clasificación, más fisiológica, distingue los factores energéticos, hídricos, químicos, mecánicos y bióticos. De una manera sucinta, entré los factores climáticos se distinguen los que están ligados a la temperatura, a las precipitaciones, a la luz y a los vientos. Finalmente, factores antrópicos (conservacionistas y culturales) deben también considerarse: la acción del hombre es mucho más nefasta que benéfica para los ecosistemas naturales establecidos en nuestro planeta; desde hace tiempo se dejaba sentir, aunque débilmente en las regiones de civilización antigua, en la actualidad se ha extendido considerablemente y se ha ampliado sobre todo el globo a causa de los medios mecánicos y químicos gigantescos puestos en marcha (desbrozamientos, desecaciones, construcciones y contaminación). Esa amenaza hace necesario y deseable un control ético, y funda el nacimiento de la ética ambiental y de la bioética.
El ser humano depende de un medio ambiente que ha desdeñado y maltratado con frecuencia, cegado por una falsa idea de progreso.  De conformidad con De Lisio (1996), en cuanto a la necesidad de hacer operativo el enfoque de sistema, para favorecer la adquisición de conocimientos y permitiendo mejorar la eficacia de las acciones, ya que un “sistema complejo” está compuesto por varias partes “interconectadas o entrelazadas” cuyos vínculos crean información adicional no visible antes por el observador, y como resultado de las interacciones entre elementos, surgen propiedades nuevas que no pueden explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados.

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Dichas propiedades se denominan propiedades emergentes. Así pues, un sistema complejo posee más información que la que da cada parte independientemente. Para describir un sistema complejo hace falta no solo conocer el funcionamiento de las partes sino conocer cómo se relacionan entre sí. Un ejemplo típico de sistema complejo es la Tierra. En el Gráfico 1 se muestra la forma como se relacionan estos componentes, y algunas de las variables más relevantes en cada uno de ellos. Se expone a continuación los criterios sistémicos y los principios de aplicación o empleo del enfoque auto-eco-organizado (Zambrano et al., 2011) del Aula Ambiental Comunitaria (AAC). (Zambrano, 2010c): Ambiente: complejo de factores externos que actúan sobre un sistema y determinan su curso y su forma de existencia. Un ambiente podría considerarse entonces como un súperconjunto, en el cual el sistema dado es un subconjunto, en vista de que puede tener uno o más parámetros, físicos o de otra naturaleza.
El ambiente de un sistema dado debe interactuar necesariamente con los seres vivos (Véase Gráfico 1). Estos factores externos son:

● Ambiente físico: Geografía física, geología, clima, contaminación.

●Ambiente biológico:

1. Población humana: Demografía.
2. Flora: fuente de alimentos, influye sobre vertebrados y
artrópodos como fuente de agentes.
3. Fauna: fuente de alimentos, huéspedes vertebrados, artrópodos vectores.
4. Agua.

●Ambiente socioeconómico:

1. Ocupación laboral o trabajo: exposición a agentes químicos, físicos.
2. Urbanización o entorno urbano y desarrollo económico.
3. Desastres: guerras, inundaciones…

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Pero estos límites ecológicos pueden modificarse a consecuencia de interacciones de factores: en ciertos vegetales, las temperaturas letales inferiores se modifican (se elevan) a causa del aumento del grado de nitrógeno mineral en el suelo de cultivo. También hay que hacer constar que el desarrollo de los diversos organismos está limitado por los valores demasiado bajos de un solo elemento, aun cuando los otros elementos estén en cantidad suficiente: es la Ley del Mínimo (Liebig, 1840)(lxxvii).

Gráfico N° 1
El Sistema Ambiental visto como un todo

Nota: Tengamos en cuenta que el archivo del Sistema ambiental (Clarke).png (David L. Clarke, 2015. Ejemplo de equilibrio dinámico entre las redes del subsistema), fue intervenido por nosotros al superponerle otro, Esquema de un Sistema (http://www.alegsa.com.ar/Dic/sistema.php ), para poder abordar claramente el problema del planteamiento sistémico o integral de la investigación científica respecto al ambiente.

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Así, de esta manera, es más fácil deducir que distintos comportamientos en las entradas también tendrán distintos comportamientos en las salidas debido a la interrelación sistémica entre los diferentes componentes o subsistemas. En los últimos decenios la ciencia que estudia el ambiente insiste en su complejidad sistémica. Las mismas imágenes del planeta visto por fotografías satelitales, tan populares desde el comienzo de la era espacial, nos han ayudado a ver la Tierra como una gigantesca nave espacial (suprasistema) en la que bosques, selvas, montañas, desiertos, cuencas, océanos, atmósfera, seres vivos están todos enlazados por innumerables dependencias en un todo común. Todos dependiendo unos de otros.

Dinámica del sistema antropocéntrico

Cuando en un sistema alguno de sus elementos es modificado todos los demás se ven afectados y por tanto, todo el conjunto cambia. Las características principales comunes a todo sistema son cuatro: 1) Todo sistema tiene una finalidad, es decir, cumple una función concreta. 2) Todo sistema recibe influencias del ambiente en el que se encuentra. 3) El sistema influye en el ambiente que le rodea. Decimos que genera productos. 4) Los productos que el sistema envía al ambiente provocan una respuesta (retroalimentación) del ambiente sobre el sistema. De esta forma el sistema es "informado" de la repercusión que han tenido los productos que ha generado.
El sistema tiene esas características porque así se mantiene en el tiempo y se asegura su permanencia; no permanece siempre igual sino que está cambiando. Está sometido a perturbaciones al azar y se encuentra en lo que llamamos un "equilibrio dinámico" en el que está en transformación continua, pero manteniendo un tipo de organización que les permite cumplir su función. No obstante, ésta no se podría sostener tempo-espacialmente si no se actúa en función de mantener la capacidad de flujo sustantivo de sus componentes (véase Gráfico 2: “Marco Sistémico”, centrado en el desarrollo sustentable), lo que se traduciría en un caudal permanente de calidad de vida.
Si se aleja a un sistema vivo de su situación de equilibrio, normalmente muestra una gran capacidad de adaptarse para responder a estos cambios. Pero cuando el cambio es muy  fuerte, llega un momento en el que ya no es capaz de adaptarse y pueden suceder dos cosas: o se impone el desorden (caos) y el sistema se destruye o, por mecanismos auto organizativos, el sistema se renueva y alcanza un nuevo estado estable, diferente del anterior. En este último caso se ha producido una evolución positiva. Todo sistema puede ser parte de otro sistema mayor que él, al que se le suele llamar suprasistema.
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También se suele decir que un sistema está formado por subsistemas cuando sus componentes son otros sistemas más reducidos. Una charca es un ejemplo de sistema complejo en que los diferentes componentes que la forman (seres vivos y elementos abióticos) interaccionan entre sí y forman otros subsistemas.

Grafico N° 2
Marco Conceptual Sistémico


Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos en la fuente citada en el mismo.


Los organismos vivos y los ecosistemas son sistemas que se mantienen ordenados con el paso del tiempo porque están constantemente recibiendo energía. Esto se hace a costa de aumentar el desorden general del Universo que es el que aporta la energía (Segunda Ley de la Termodinámica), lo cual se conoce como entropía. Sin entrar en precisiones demasiado técnicas podemos decir que es una medida del grado de desorden de un sistema. Un sistema tiende a aumentar su entropía, es decir su grado de desorden, a no ser que esté recibiendo energía desde fuera que le permita mantener el orden.

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La dinámica interna del sistema, que se manifiesta a través de simultaneidades, complementariedades y compensaciones (trade-offs), no debe, empero, considerarse como absoluta. Es preciso reconocer un umbral pre-sistema, por debajo del cual la urgencia por satisfacer una determinada adaptación llega a asumir características de urgencia absoluta, a objeto de mantener la sustentabilidad sistémica en sus diferentes vertientes. (Ver Gráfico 3).

Grafico N° 3

Las Vertientes del Desarrollo Sustentable
Fuente: Elaboración propia a partir de información obtenida de Negrão, 2010.
Nota:  Para cada uno de los subsistemas se indica por medio de colores. Rojo indica deterioro, verde mejora, azul sostenibilidad y morado mantenimiento consciente. Los colores en gradiente indican combinaciones de tendencias entre distintos indicadores  de   un   mismo   elemento   (subsistema o

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interrelación), en este caso, el Ambiental y el de Calidad de vida. El círculo de la zona central corresponden al indicador de Desarrollo Sustentable,  el cual indica -en color verde- la tendencia a la mejora de eficiencia o intensidad, de acuerdo a cómo se operan las demás vertientes, es decir, de darse un manejo adecuado de los subsistemas que lo componen.

Es bien conocido que en los últimos decenios los análisis ecológicos han interesado, en ocasiones de una manera acuciante, a las sociedades más avanzadas económica y culturalmente. La enorme capacidad técnica de estas sociedades y los resultados de unas actuaciones inadecuadas y agresivas pueden afectar negativamente al medio ambiente, tanto en sus elementos inertes como a los seres vivos, comportando degradaciones, destrucciones, y modificaciones de los elementos y procesos naturales. La toma de conciencia de estos hechos ha motivado el interés por el análisis científico de todo ello. Han participado y participan en estos estudios, especialistas de ciencias muy diversas, especialmente determinados naturalistas (ecólogos, biólogos). También los geógrafos han participado y participan en estudios de este tipo.
Si entendemos por filosofía en su más amplio sentido el amor a la sabiduría, incluimos en esta sabiduría todas las leyes de la Naturaleza. Por consiguiente no podemos despreciar estas leyes; lo que hay que hacer es conocerlas, buscar su sentido profundo. La búsqueda del sentido profundo implica el amor, no un amor como reacción emotiva, sino un amor como comprensión, como aceptación de estas leyes y, sobre todo, como colaboración con estas leyes.
En la cosmovisión maya, por ejemplo, lo que nos rodea – las montañas, los bosques, los cerros, los animales, el agua, los ríos, los mares, los lagos, las estrellas, los astros, la lluvia, y todo nuestro entorno, incluido el resto de los seres humanos- es parte de un todo por el que tenemos vida. Sus divinidades, que representan estos elementos (Rukux Ya: Corazón del Agua; Rukux Kaqiq: Corazón del Aire; Rukux Ulew: Corazón de la Tierra; y Rukuk Kaj: Corazón del Universo), son divinidades cuya energía es igual a los átomos y partículas subatómicas que forman a los seres humanos. Opina Juan Ortiz que el acondicionamiento del territorio en los pueblos mayas de Guatemala ha tenido una lógica, que va desde la importancia de vincular el espacio con un pensamiento abierto holístico que toma en cuenta los demás aspectos de la existencia mítico-histórico-sagrado, cósmico-físico y espiritual: “… pues la vida es sagrada. Las montañas, las estrellas, el amanecer, tienen vida y tienen dueño; son los defensores y benefactores de nuestras comunidades. Y porque tienen vida, tienen un valor similar al del ser humano. Unos y otros están en circunferencias secantes e imprescindibles.

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Todos somos hermanos diversos con esencia unificadora. Todo es equilibrio y armonía.”(lxxviii) La sabiduría de la cosmogonía maya, al ofrecernos la imagen que de sí mismos tenían y de su entorno, constituyen una mina de datos y sugerencias para los antropólogos, y nos ofrecen aproximaciones acerca de los cambios climáticos (las sequías) que sí contribuyeron al ocaso maya, y probablemente de forma reiterada. Diamond (2006) refiere que la caída del imperio maya se encarga además de advertirnos de que las sociedades más avanzadas y creativas, también pueden sufrir colapsos.
En efecto, los climatólogos, palinólogos y paleoecólogos han conseguido reconocer recientemente varias señales de antiguos cambios climáticos y medioambientales que intervinieron en la desaparición de los mayas. De hecho, los climatólogos han señalado que algunos otros colapsos famosos de civilizaciones prehistóricas, alejadas del territorio maya, parecen coincidir con los picos de estos ciclos de sequía, como el ocaso del primer imperio del mundo (el Imperio acadio de Mesopotamia) en torno al año 2170 a.C, el del período mochica IV en la costa de Perú alrededor del año 600 y el de la civilización tiahuanaco de los Andes en torno al año 1100. (Diamond, 2006:190-191).
Justamente a esta altura del planteamiento que hemos venido desarrollando, se cree oportuno introducir la confrontación de valores que señala el origen del parecido actual, para no incurrir en el error de pensar que solo existe riesgo de desaparición para aquellas sociedades pequeñas y periféricas que se encuentran en entornos vulnerables. Por el contrario, el llamado postmodernismo nos hace más frágiles ya que reside en el predominio de lo individual sobre lo universal, de lo psicológico sobre lo ideológico, de la comunicación sobre la politización, de la diversidad sobre la homogeneidad, de lo permisivo, sobre lo coercitivo; frente a la razón totalizante, el pensamiento débil; frente a los valores absolutos, el politeísmo de valores; frente a la uniformidad, la diferencia; frente al colapso global, la “normalidad progresiva”…; en oposición a los tiempos de la modernidad, que tienen como punto de referencia la revolución copernicana, y que lleva a Descartes a ubicar al hombre como piedra angular del ‘pensar’, donde se coloca en escena a la razón, y que no fue sino una falla conceptual que sirvió para dar otra vuelta de rueda al pensamiento evolucionista-reduccionista-determinista de la racionalidad del liberalismo que ya se vislumbraba. Por lo tanto la historia maya(lxxix) nos brinda algunas consideraciones para entender la desaparición de culturas del pasado si queremos aprender de sus advertencias.
El ser humano está tan agobiado con los problemas del mundo moderno porque permanece esclavo de los valores absolutistas y caducos del pasado y con la ansiedad proyectista del futuro, que tiene que pasar por un proceso de reflexión profunda antes de que pueda tener la esperanza de descubrir el estado actual de enajenación y confusión.

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Y esto no lo podrá lograr desde la mente del presente postmoderno, sino desde la no-mente (sin prejuicios) que permanece en su meme. Un meme -o mem- es, en las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Dawkins en El gen egoísta (The Selfish Gene), por la semejanza fonética con «gene» —gen en idioma inglés— y para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».
Desde el punto de vista cultural los mayas constituyeron la sociedad más avanzada (o una de las más avanzadas) del Nuevo Mundo precolombino, la única de la que nos han quedado registros escritos de consideración, y se localizaba en uno de los dos núcleos de civilización del Nuevo Mundo (Mesoamérica). Aunque su entorno sí presentaba algunos problemas derivados de su suelo cárstico y de las precipitaciones impredeciblemente variables, no destaca por ser exageradamente frágil para la media del mundo en su conjunto, y era sin duda menos frágil que otros entornos más vulnerables y que condujo al colapso de otras sociedades de menor escala e importancia.
En la actualidad, en Estados Unidos, cuya agricultura es altamente eficiente, los agricultores constituyen solo el 2 por ciento de la población, y cada agricultor puede alimentar a una media de otras 125 personas (a los no agricultores estadounidenses, más una parte de la población de los mercados de exportación exteriores).
Si bien la agricultura del antiguo Egipto era mucho menos eficiente que la agricultura mecanizada moderna, también era lo bastante eficiente para que un campesino egipcio produjera cinco veces el alimento que necesitaba para sí mismo y su familia. Pero un campesino maya podía producir solo el doble de sus necesidades y las de su familia, a pesar de que al menos el 70 por ciento de la sociedad maya estaba constituida por campesinos.
Eso se debe a que la agricultura maya sufría varias limitaciones entre las cuales está la estratificación social. Las sociedades estratificadas, entre las que Diamond (2006: 180-181) señala las actuales sociedades estadounidense y europea, están compuestas por agricultores que producen alimentos y por no agricultores, como burócratas o soldados, que no producen alimentos sino que, simplemente, consumen los que cultivan los agricultores y son en realidad parásitos de ellos.
Al mencionar la postmodernidad, no se hace referencia a una corriente de pensamiento posterior al modernismo, en realidad el prefijo post, más que tiempo denota oposición.

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Este cambio de valores, no es aceptado por todos los pensadores actuales del mismo modo, y es así como algunos –Benko (1970) va más allá, al señalar que el investigador de la sociedad global debe asumir una actitud próxima a la duda respecto a todos los valores e implica necesariamente un elemento de objetivación, de «planetarización», porque supone en la percepción/acción investigativa una visión holística y actitud de crítica desde el comienzo- hablan de la pérdida o falta de valores, ya que están negados a ver que se trata de un cambio, de una crisis, por lo tanto de un crecimiento.
Otros como Lipovetsky(lxxx), plantea el postmodernismo como “la era del vacío”. Si las culturas incluyen oquedades y diferencias, si otros consideran los cambios de valores como una pérdida ante la incertidumbre de desconocer lo que viene, se trata entonces de intentar elaborar propuestas coherentes, y no quedarse en un discurso repleto de quejas que no conducen a ningún crecimiento y no resuelven nada.
Para Giró (2002: 254), “con el fin de evitar los males derivados del antropocentrismo no es necesario substituirlo por una teoría que plantee la disolución del hombre en favor de su solidaridad con los seres sintientes, o con toda vida”, afirmando que "la crítica al humanismo antropocéntrico debería dirigirse, desde una renovada imagen del hombre y desde un humanismo abierto, a la naturaleza y a Dios”. El grado de utopía que aquí se encuentre, no ignora la presencia de los conflictos, por el contrario, se trata de ir superando estas formas de las relaciones humanas. Por otra parte hay que considerar que no hubiera sido posible el desarrollo de la humanidad, su crecimiento y su evolución, si los acuerdos no hubieran sobreabundado a la lucha y a la destrucción.
En relación a Calidad de vida quizá los más conocidos son los adoptados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)(lxxxi), estos son: el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que evalúa longevidad, educación e ingreso, y el Índice de Libertad Humana (ILH). Para la sustentabilidad ecológica puede verse los propuestos en el Gráfico 3. Allí se proponen dos (2) aspectos de la vertiente ambiental que se deben conservar, a los cuales añadiremos un tercero:

1.     Conservar los sistemas ecológicos sustentadores de vida y la biodiversidad, previniendo la degradación ambiental;

2.     Garantizar la sustentabilidad de los usos de recursos renovables y reducir a un mínimo el agotamiento de los recursos no renovables, garantizando la calidad ambiental; y

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3.     Mantenerse dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas sustentadores, en relación a su aprovechamiento.


Otros indicadores relevantes vinculados al desarrollo

Max-Neef y colaboradores (1986), desde el Centro de Alternativas para el Desarrollo (CEPAUR, Chile),  como parte de su teoría del "Desarrollo a Escala Humana" aplicada hasta ahora en 25 países, construyeron un método para determinar cómo valoran subjetivamente las personas de diferentes sociedades su calidad de vida, evaluando nueve (9) necesidades fundamentales en función a su satisfacción o insatisfacción relativa.
Con la aplicación del método, Max-Neef(lxxxii) se encontró un fenómeno que dieron por denominar “Hipótesis del umbral”. Según esta conjetura, en toda sociedad parece haber un periodo en el cual el crecimiento económico, convencionalmente entendido, genera un mejoramiento de la calidad de vida. Ello sólo hasta un punto umbral, cruzado el cual el crecimiento económico genera un deterioro en la calidad de vida social hasta alcanzar un punto –el llamado punto del umbral- a partir del cual el crecimiento conlleva a un deterioro repentino de la calidad de vida.
Estos datos dan sustento empírico a las teorizaciones respecto a la búsqueda de nuevos ‹‹modelos de bienestar›› basados en la reducción del consumismo y un uso más eficiente de la energía y los recursos en el mundo, principalmente en los países industrializados y de economías emergentes, en vista de que -como ya hemos analizado en la dinámica se sistemas-, en la Naturaleza, todo sistema vivo crece hasta un cierto punto en el que detiene su crecimiento, pero no detiene su desarrollo. El desarrollo puede seguir infinito, pero el crecimiento no.
Sobre esta base otro equipo de investigadores -integrado también por Max–Neef en 1995- ha venido replicando la investigación en más de 10 países, confirmándose en todos los casos la hipótesis. Ello significaría que para las economías nacionales existirían motivos concretos para una transición -en un punto determinado de su desarrollo- de una economía cuantitativa a una economía cualitativa. Para ello, actualmente están trabajando en indicadores que muestren con antelación cuánto le faltaría a una economía nacional para llegar al punto del umbral.

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La economía debería, afirma Max-Neef, sustentarse en postulados tales como servir a las personas y crear métodos e índices que se refieran a los individuos y no a los objetos – como el PIB, ya que no incluyen factores como la amortización del patrimonio natural o el valor de las actividades no remuneradas. Además ha de tener en cuenta las limitaciones del ecosistema y que el “crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento”.
El ambientalismo crítico está abriendo la vía para pensar el ambiente en su integralidad ecológica-tecnológica-cultural. El dominio de los conceptos de la economía (escasez, necesidad, producción, control) ha velado el potencial que encierran las relaciones sinergéticas de los procesos ecológicos con las formas culturales de significación de la Naturaleza. Frente a quienes postulan el fin de la historia y la desmaterialización de la producción para devolverlas a un orden simbólico sin referentes ni sentidos, la racionalidad ambiental coloca a la cultura en la base misma de la producción sustentable, como una diversidad de formas de apropiación cognitiva y productiva de la Naturaleza.
El desafío del desarrollo sustentable es el de pensar y construir una nueva racionalidad productiva fuera del orden dominante; es decir, abrir el cauce a los potenciales reprimidos de la Naturaleza y la cultura, a un pensamiento reflexivo y un diálogo de saberes, capaces de conducir el camino hacia la sustentabilidad y la democracia. Si la sustentabilidad quiere decir que la generación actual de gente pobre debe soportar más penurias por parte de las políticas gubernamentales, justificándola desde un discurso de incertidumbres por el hecho de que la siguiente pueda tener un nivel de vida mejor, tal concepto debe carecer hasta del más elemental sentido de la justicia entre las generaciones. En este sentido Gutman (citado en Lara, 2008) nos dice que la esfera del consumo ha sido el campo de acción y manipulación de las empresas y de la difusión acelerada mediante los medios masivos de comunicación, de los hábitos, patrones de consumo y formas de vida de los países industrializados.
Todo lo anteriormente expuesto da pie, no hay duda pues se percibe, para afirmar que la crisis actual no sólo es financiera o de inversión de capital, y que estamos al borde del umbral. El cambio de calificativo o “apellido” del modelo de crecimiento-producción no representó un cambio ni en lo teórico ni en lo práctico; por el contrario, se ha agudizado la crisis de su desarrollo pese a catalogarse sostenible, sustentable, de economía “verde” o ecológico-económica el énfasis que se le da actualmente a su producción. Los expertos han señalado que es producto de cuatro crisis concurrentes (García, citado por Saavedra, 2008: 17-18), a saber:

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1)         La crisis hipotecaria, 2)
2)         La crisis alimentaria mundial,
3)         3) La crisis energética y,
4) La crisis financiera global.

Nosotros concluimos que la misma es, por consiguiente, sistémica (crisis de recursos, de capital –tanto financiero como social-, ecológica, cultural, ambiental…), puesto que también lo es de valores, de modelos productivos y de patrones de consumo.
Como se ha visto, el planeta ha cambiado y la población crece con desmesura, principalmente adonde los alimentos, la salud, la educación y la energía no alcanzan a llegar, lo que nos permite reafirmar la desdichada convicción de que se acrecentará aún más las desigualdades, el hambre y las penurias de los pueblos excluidos de la “gratitud desarrollista” neoliberal, si desde el Estado y los centros del conocimiento no se promueven aulas –no solamente ambientales, sino también energéticas, agroecológicas, entre otras- ’abiertas‘, con sentido o alcance humano, para avanzar y poner la ciencia y la tecnología al servicio de una cultura que busque superar la marginalidad, enseñar a usar y ahorrar la energía y los recursos naturales, y tener una concepción de la pobreza física y espiritual más regeneradora, acorde a los tiempos de incertidumbre que vivimos con la llamada crisis económica global que, aunque estallando desde lo financiero (“crack” en los bienes inmuebles estadounidenses y en la bolsa de valores, 2008), se revela como sistémica y no sólo de recesión o estancamiento económico mundial.
La salida no estará en los ‘remiendos’ del modelo productivo o ‘cosificaciones’ idealistas, sobre todo si estos remiendos se reducen a más reformas paliativas o circunstanciales (como las bancarias, por ejemplo, creando fondos para tapar el ‘cráter’ económico por “crack financiero” y de actividad económica o productiva) y más capital inorgánico, sino de la auténtica regeneración íntima de todo el Sistema.
La sobreexplotación de los recursos y la degradación del ambiente son el resultado de la racionalidad económica que ha exilado a la Naturaleza del campo de la producción dejándola afuera de nuestro ámbito interrelacionar. En este sentido, la acumulación de capital ha venido destruyendo las bases ecológicas de la producción y la sociedad reclama ahora –es el reclamo de los “Indignados de la Tierra”- el propósito de internalizar los valores y potenciales de la Naturaleza para generar un proceso de desarrollo sustentable desde lo participativo.

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Por otra parte, el criterio de evaluación último se halla en la práctica. Puesto que nuestra visión científico-tecnológica de lo real necesariamente es inadecuada e imperfecta, será el encuentro con lo real en la acción –la puesta en práctica de nuestros modelos y teorías— lo que en definitiva nos permitirá evaluar la adecuación teorética de nuestro conocimiento. Si la sustentabilidad significa que las generaciones del futuro deben tener el mismo nivel de vida que la actual, esto implica que debemos habitar más planetas Tierra, porque la “Huella ecológica” (medida en alimentación, bienes y servicios; alojamiento y consumo de energía por hogar; al igual que superficie de cultivo, pasto, forestales y áreas de pesquerías marinas)(lxxxiii) y la Huella del Carbono Corporativa -la cual es un indicador que considera las emisiones de CO2 y, en algunos casos, otros GEI, en relación a la demanda de espacio geográfico de organizaciones y empresas y sus productos refleja que actualmente tan sólo hay 15,71 hectáreas globales renovables disponibles por persona. Esto significa que estamos excediendo la capacidad biológica de la Tierra en casi un 50%.
Para mantener los niveles de consumo actuales necesitaríamos, para la población consumidora presente, un y medio (1/2) planeta Tierra. El crecimiento de la humanidad es un proceso imparable desde la aparición de nuestros ancestros en el planeta, hace aproximadamente un millón de años hasta llegar a la población actual de los 7.000 millones de habitantes alcanzados el 31 de octubre pasado (Filipinas, 2011)(lxxxiv), dando lugar al inicio de coacción ecológica sobre el “rango sustentable” de la capacidad de carga de la población humana del planeta o el número máximo de personas que el planeta puede soportar –según la mayor parte de estas estimaciones oscilan entre los 6.000 y 15.000 millones de habitantes (Cohen, citado en Duarte et. al, 2006), con un valor mediano cercano a los 10.000 millones de habitantes, cifra a la que se aproximan mucho las proyecciones demográficas para mediados de siglo (XXI).
Y es en la comprensión de este fenómeno, que se presenta destructivo y desesperanzador, que los movimientos populares deben comenzar a hacerse preguntas y plantear demandas y reivindicaciones, en una correcta valoración de los vínculos entre lo local y lo internacional. De esta manera se podrá visualizar los problemas comunes por los cuales nos vinculamos al mundo globalizado las comunidades, volviendo a tejer vínculos desde abajo (autogobierno local) entre las diferentes comunidades en conflicto para presionar y gestionar (autogestión ambiental y productiva), con mayor efectividad, para resarcir y disfrutar sus derechos a una vida con calidad y dignidad (autodeterminación solidaria(lxxxv). Esto porque, el número de consumidores no productivos que se puede mantener depende de la productividad agrícola del suelo y no porque se tenga, como se ha examinado (Diamond, 2006: 180), suficiente capital social.
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Además, los cambios en el paisaje suelen presentarse bruscamente, en forma de crisis, por lo que, a pesar de la originalidad de cada punto en el espacio, este ofrece una apreciable homogeneidad, debido a los puntos en común, que se repiten y dan extensión al paisaje y continuidad al espacio.
El sistema de metabolismo social del capital tiene su núcleo central formado por el trípode capital-trabajo asalariado-Estado, tres dimensiones fundamentales y directamente interrelacionadas, lo que imposibilita la superación del capital sin la eliminación del conjunto de los tres elementos que comprenden este sistema. No es suficiente -por tanto, según Mészáros (1995)- eliminar uno o igual dos de los polos del sistema de metabolismo social del capital, sino que es imperioso eliminar sus tres pilares. Y esta tesis tiene una fuerza explicativa que contrasta con la totalidad de lo que se escribió hasta el presente, sobre la desaparición de la URSS y de los países del erróneamente llamado “bloque socialista”. La identificación conceptual entre capital y capitalismo hizo que, según el autor, “todas las experiencias revolucionarias vividas en el último siglo se mostraran incapaces para superar el sistema de metabolismo social del capital” (el complejo caracterizado por la división jerárquica del trabajo, que subordina sus funciones vitales al capital).



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‹‹Todo lo animal
está en el hombre,
pero todo el hombre
no está en lo animal››

(Lao-Tsé)






SEGUNDA PARTE
LA GLOBALIZACIÓN,¿UN EXPERIMENTO SIN CONTROL CAPITALISTA?


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‹‹Pero para los ojos
de la persona de imaginación,
la Naturaleza es imaginación misma.
Así como un hombre es, ve.
Así como el ojo es formado,
así es como sus potencias
quedan establecidas.››

(William Blake)



CAPÍTULO III
ENFOQUES QUE DEFINEN EL DESARROLLO ALCANZADO

Introducción

Existen varios enfoques de abordaje sobre el estudio de la cuestión del desarrollo y el crecimiento de las economías nacionales cuando se examinan las visiones dominantes en el análisis económico. Por razones metodológicas y de delimitación del espacio o campo tratado, hemos venido discutiendo los más relevantes: el neoliberalismo, el neosocialismo y el desarrollo sustentable, las cuales resultan incompletas y sesgadas cuando se las interroga desde la mirada sistémica, multirelacional y transdisciplinar. El propio estudio de las estrategias competitivas de las economías nacionales en un espacio geoeconómico dominado por la globalización, no escapa a esta consideración; requieren “re-pensar” las actuales metodologías tradicionales con las que se viene trabajando, desarrollando e implementado la investigación acción participativa comunitaria.
En la última década del siglo XX existe un consenso más o menos generalizado, que las perturbaciones ambientales constituyen uno de los mayores desafíos de la humanidad, al igual que tratar de satisfacer las demandas mínimas de la población que crece constantemente. Sin duda que el problema de desarrollo se enfrenta y opone al de calidad ambiental, habida cuenta de las características de los modelos de desarrollo económico y social, soportados por un conocimiento insuficiente y un arsenal tecnológico que genera un notable impacto ambiental.

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Los modelos de desarrollo en cada país o región, han generado sociedades dedicadas fundamentalmente a la explotación de una parte considerable de sus recursos naturales, en respuesta a las necesidades de materias primas de los países industriales. Pero además, han dado lugar a un proceso de concentración espacial de la población urbana y a un alto grado de deterioro ambiental.
Circunstancias como las expresadas anteriormente, se evidencian en los países de América Latina y específicamente en Venezuela, como reflejo de profundas transformaciones en sus paisajes geohistóricos y naturales tal como lo expresan Cunill (1996) y Crazut (1992). (Citados por Pérez, 2009).
No obstante, con la globalización, al modo explicado, las contextualizaciones culturales e históricas cambiaron y afectan no sólo nuestra condición mental o cognitiva-conductual; también y constantemente las condiciones económicas y de desarrollo. Para el neoliberalismo, no hay desarrollo si no hay crecimiento económico (PIB, ingreso nacional neto y bruto, importaciones y exportaciones). Pero, cuando se adopta la visión más amplia de la 'capacidad humana' (Sen, 1997), el proceso de desarrollo no puede verse simplemente como un incremento del PIB –en el cual predomina el concepto de 'capital humano' o social- sino como la expansión de la capacidad humana para llevar una vida más libre y más digna.
Los éxitos del modo racional de trabajo de la mente son absolutamente asombrosos. Aun así, creemos con García de Haro (1999), la precipitación de un riesgo muy peligroso desde la guerra fría, que algunos afirman ha comenzado de nuevo, solo que con más actores nucleares involucrados: “¿Una mente animal con bombas atómicas en sus manos? ¿Una mente mágica, que confunde su pensamiento con la realidad, utilizando la técnica moderna? ¿Una mente racional puesta al servicio de instintos criminales? Sólo parece que haya una salida: el conocimiento de lo que somos, porque esta es la única manera de poder actuar con éxito sobre la realidad. “(p.22).
Surgió entonces, la necesidad del paradigma del desarrollo ambientalmente sustentable. Así es como, a partir de la década de los ochenta, surge a escala mundial un fuerte movimiento que trabaja en el replanteamiento de la visión del mundo, desde la perspectiva de una nueva ética basada en el respeto y la consideración a otros. Por lo tanto, el concepto de desarrollo sustentable surge en medio de un mundo en crisis, que busca redefinir sus objetivos.
De acuerdo con Gabaldón (citado en Pérez, 2009: 47), se trata de un nuevo paradigma, un desarrollo que le permita a la gente mejorar constantemente su calidad de vida con equidad, de manera que no se generen tensiones sociales inmanejables y un desarrollo políticamente viable.
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La aparición de la economía ecológica define, según Leonervis (2008), las bases del ecodesarrollo (económico– ecológico), argumentando el carácter finito de los recursos del planeta y la incapacidad de mantener un modelo de desarrollo basado en el crecimiento continuo de la producción global.
El ecodesarrollo, el cual se refiere en términos generales a una estrategia fundamentada en las teorías de la participación social y de la ecología política que busca lograr un equilibrio, establece la necesidad de desarrollar diferentes modelos productivos y de consumo (enfatizando la producción satisfactoria básica); cuestiona la soberanía del interés individual por encima del social, y que las preferencias individuales respecto al ambiente en este caso sean dadas e inmodificables.
El desarrollo endógeno, por su parte, es una alternativa integral ante el modo de vida implantado en la mayor parte del mundo basado en el dominio del mercado mundial representado en las grandes transnacionales petroleras tecnológicas y alimenticias, es una opción ecológica ante este modo de vida aniquilador y depravante donde se puedan integrar todos los elementos de una sociedad en torno a si misma. El desarrollo endógeno busca reconvertir la cosmovisión artificial creada por el neocolonialismo y el consumo irracional al cambiarla por una visión centrada en valores comunitarios que hagan mirar a las personas a su entorno local.
El ecodesarrollo y el desarrollo endógeno, guiados de la mano del enfoque ecosistémico, argumentan su posición desde motivos racionales y emotivos, tomando como punto de partida la denuncia documentada de la depredación ecológica, y a partir de ella realizar un análisis de las causas sociales y sus posibles soluciones.
Los grupos y organizaciones civiles de cada región se responsabilizan del uso y cuidado de los recursos, planificando su explotación en vías de un desarrollo perdurable. Para ello, la planeación debe ser participativa y política, realizada en el ámbito local.
Ambos plantean que los mecanismos para aplicar sus postulados deben ser consensados, como resultado de una actitud consecuente y crítica de la sociedad civil, la que sanciona moralmente a los infractores, sin renunciar a la sanción penal del Estado. Por ser proyectos generalmente marginados aprovechan cualquier oportunidad de difusión, pero su propuesta central está en la incorporación de la dimensión ecológica a la dinámica cotidiana de las organizaciones populares y se verá a continuación.


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Discusiones que orientan el desarrollo actual

1.     A raíz de la delicada y amenazadora problemática ecosocio-ambiental de nuestro planeta, provocado por el actual modelo de desarrollo preponderantemente utilitarista-economicista, que solamente privatiza lucros y socializa prejuicios, es que comienza una exploración hacia nuevos modelos que prioricen y permitan otros tipos de desarrollo que puedan subsistir en el actual modelo marcadamente neoliberal.

2.     Las claves del cambio global en el Antropoceno se han de buscar en la conjunción de dos fenómenos relacionados: el rápido crecimiento de la población humana y el incremento, apoyado en el desarrollo tecnológico, en el consumo de recursos per cápita por la humanidad.

3.     Además de la investigación acción participativa comunitaria, se privilegiará la gestión ecosistémica que combina 6 principios:

a) principios de salud del ecosistema: considera la descripción de estados deseados o ideas del medio ambiente;
b) Perspectiva bioregional: considera tanto características naturales del área cuanto al sentido del lugar y los padrones de uso de la tierra de las poblaciones locales en la definición de las unidades de gestión,
c) Gestión trans-escalar: reconoce que los ecosistemas funcionan en diferentes escalas temporales y geográficas;
d) Investigación transdisciplinar: compacta una coordinación de todo los campos de saberes disciplinares e inter-disciplinares;
e) Gestión adaptativa: reconoce la imprevisibilidad de las interacciones de las personas y los ecosistemas, en su dinámica coevolutiva e interactiva, envolviendo retroalimentación entre los niveles de la investigación y de la gestión, y
f) Procesos con múltiples actores sociales envueltos: promueven tomas de decisiones consensuadas, fomentando además de eso el aprendizaje social y encorajando los diferentes aliados para mejor apreciar los valores y las necesidades ajenas y las trabaja juntos por la concretización de un objetivo común (Gadgil, 2000; Johnson, Poulin, Graham, 2003, Sampaio 2007; Henríquez et al, 2007)(lxxxvi).


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4.     Los modelos de desarrollo inadecuados, los graves problemas de orden público (demanda de servicios) y la colonización desordenada, son pues en la actualidad, las tres mayores amenazas existentes, puesto que se sabe que existe un crecimiento importante de la población y con esto un uso intensivo de factores energéticos, provenientes en su mayoría de recursos naturales no renovables, que son utilizados con el fin de satisfacer las necesidades de la sociedad actual, donde prima el consumo, dejando de lado la adecuada gestión de los recursos naturales. Esto provoca un deterioro grave en el ecosistema, llevándolo a niveles de sobreexplotación, que si no son repensados, nos puede llevar al colapso de la capacidad de carga socioambiental y a raíz de esto al colapso mundial planetario -basado en estudio de la Huella Ecológica (HE) y el Índice de Desarrollo Humano (IHD).

A partir de la segunda mitad del siglo XX algo nuevo apareció en la percepción del mundo, de los valores de la vida y los presupuestos del desarrollo. Asistimos a la crisis de los paradigmas del cambio, especialmente de aquellos proyectos globales de cambios. Para comprender los cambios en curso necesitamos centrarnos principalmente en el ser social, en las prácticas sociales, en los imaginarios colectivos, En otras palabras, la resistencia debe tener una función reveladora, que contenga una crítica de la dominación y ofrezca las oportunidades teóricas para la auto-reflexión y la lucha en el interés de la emancipación propia y de la emancipación social, entendido esto como una valiosa creación teórica e ideológica que ofrece un importante enfoque para analizar tales cambios.
Más aún, provee un nuevo impulso teórico para comprender las formas complejas bajo las cuales los grupos subordinados experimentan su fracaso, y dirige su atención hacia nuevas formas de entender y reestructurar los modos de la crítica. Desafortunadamente, la forma en la que comúnmente es usado el concepto por los radicales, sugiere una carencia de rigor intelectual y una sobredosis de descuido teórico. (Giroux, 2004).
En un nivel filosófico, debe enfatizarse que la resistencia como una categoría teórica, rechaza la noción positivista de que la categorización y el significado de la conducta son sinónimos, con base en la lectura literal de la observación de la inmediatez de una expresión. Por ello, la resistencia necesita ser vista desde un punto de partida teórico que vincule a la manifestación de la conducta con el interés que ésta contiene. En otras palabras, el concepto de resistencia conlleva una problemática gobernada por supuestos que cambian el análisis de la conducta de oposición de los ámbitos teóricos del funcionalismo y de las corrientes principales del pensamiento filosófico, por los del análisis político.

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La resistencia en este caso tiene mucho que ver, aunque no exhaustivamente, con la lógica de la moral y de la indignación política.
Emerge así una resistencia pacifista y luchas de liberación ante la explotación y la dependencia, movimientos de emancipación frente a las desigualdades sociales y de género, una conciencia desalienadora y participativa en búsqueda de nuevos estilos de convivencia y de desarrollo que permiten cuestionar la manipulación de la Naturaleza y hablar de su construcción y recreación. Ésta alude a una noción dialéctica de la intervención humana que representa correctamente a la dominación no como a un proceso estático ni siempre concluido.
Esta manipulación conduce a la aparición de nuevos riesgos y, como Beck(lxxxvii) argumenta, surge una nueva sociedad del riesgo precisamente porque la Naturaleza retiene su poder. Aunque las tres perspectivas sobre el desarrollo están íntimamente relacionadas (intervienen desde un enfoque ecosistémico) a pesar de que sean distintas, el que hoy en día solo se logre sustentar el desarrollo con el apoyo de grupos corporativos (convenciones, foros, acuerdos y protocolos) y de mercados (como el del carbono), es prueba suficiente de que la presión generada por los costos políticos, económicos y sociales que implica al modelo productivo dominante de “libre mercado” solo puede mantenerse bajo control con la aplicación de medidas neoliberales.
Esto es así al menos por tres razones. Primero, porque a pesar de poder impulsar el crecimiento económico, no es generador de desarrollo en el sentido amplio que hoy lo entendemos. Segundo, porque sus supuestos de racionalidad económico-ecológica son profundamente mecanicistas e inadaptables, por lo tanto, a las condiciones de países pobres, donde la miseria no puede erradicarse como consecuencia de la liberalización de un mercado –como el del carbono- del que los pobres se encuentran, de hecho, marginados. Tercero, porque en mercados restringidos y oligopolios, donde los grupos de poder económico manejan la inversión del desarrollo, la actividad económica se orienta con sentido especulativo, lo que deriva en resultados concentradores que son socialmente inaguantables. Si se opta por el supuesto sistémico, la estrategia priorizará la generación de satisfactores endógenos y sinérgicos, lo cual rompe con la lógica del capital o mercantilista.
En el sentido más general, la resistencia tiene que ser situada en una perspectiva o racionalidad que tome la noción de emancipación como su interés guía. Esto es, la naturaleza y significado de un acto de resistencia tiene que ser definido junto con el grado por el que éste contiene las posibilidades de desarrollar lo que Marcuse llamó el «compromiso»:

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“…por una emancipación de la sensibilidad, imaginación y razón en todas las esferas de la subjetividad y objetividad." Por lo tanto, sería fundamental para el análisis de cualquier acto de resistencia la preocupación por descubrir el grado en el que se expresa una forma de rechazo que enfatiza, ya sea implícita o explícitamente, en la necesidad de luchar en contra de los nexos sociales de dominación y sumisión. En el sentido más profundo, el concepto de resistencia apunta hacia el imperativo de desarrollar una teoría de la significación o de la lectura semiótica de la conducta (Giddens), que no sólo tome seriamente el discurso sino que también tienda a explicar cómo los momentos de oposición están contenidos y exhibidos en la conducta no discursiva. Lo que refiere Giroux aquí es a “la necesidad de reformular la relación entre ideología, cultura y hegemonía para hacer claras las formas en las que estas categorías pueden aumentar nuestra comprensión de la resistencia” (citados por Giroux, 2004: 145 y 149, respectivamente), y de cómo tales conceptos pueden formar las bases teóricas para una acción-investigación participativa que toma seriamente a la intervención humana; esto es, un interés en el proceso de desarrollo de la conciencia radical y en la acción colectiva crítica.
De lo dicho se desprende que resulta inevitable, en nuestra opinión, desplegar todos los esfuerzos posibles para desafiar alternativas imaginativas pero viables. Las condiciones de tal -o de tales- alternativa(s) parecen bastante claras. Por una parte, si las dos concepciones ambientales más implementadas sobre el desarrollo que han dominado el escenario global no han logrado satisfacer las legítimas carencias de las mayorías, la concepción endógena ha de orientarse primordialmente hacia la adecuada satisfacción de las necesidades humanas por una mejor calidad de vida.
Por otra parte, si el desarrollo futuro no es factible en vista de la expansión de la situación actual descrita, ni en sustanciales aportes de capital foráneo por las dramáticas limitaciones que impone el mercado neoliberal, la concepción endógena ha de orientarse inevitablemente hacia la generación de una creciente autogestión de desarrollo local y alternativo.
La Naturaleza y sus dinámicas continúan escondiéndose alrededor y dentro del construccionismo social, incluyendo la teoría de Beck. Abolición no es un nombre apropiado cuando se aplica a la Naturaleza. Solamente la Naturaleza prístina fuera de la sociedad ha sido abolida y consumida: “la naturaleza –en opinión de Beck- ya no puede ser más entendida como fuera de la sociedad, o la sociedad como fuera de la naturaleza”. Su afirmación es lógica en términos de la interpretación fundamental de la naturaleza y la cultura.

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Ella sostiene convincentemente que las ciencias sociales necesitan concentrarse en el estudio de esta interpretación, ya que la acción del hombre como elemento constitutivo del sistema socio-ambiental se circunscribe a los estilos o modelos de desarrollo prevalecientes, enmarcados en una dimensión temporal-espacial, evidenciada a través de la relación de los factores que constituyen la dinámica geoespacial, ecosocial, política, económica, cultural y educativa, en sus diversas escalas, nacional, regional o local.
La autogestión ambiental es, precisamente, una estrategia de manejo integral en la lucha por la defensa del medio ambiente que involucra la planeación necesaria para afrontar, bajo un marco sistémico (véase Gráfico 2), todos los componentes de un proceso productivo. Para ello, dicha gestión tiene que incorporar al ciudadano en la discusión, en el marco de la dialéctica del conocimiento, que ahora tiene nuevos ingredientes: el marco cultural se ha modificado y la agresividad violenta e impune de las actividades humanas sobre la naturaleza ya no puede seguir siendo justificada (legitimada) por la idea del “progreso”.
Otra forma de autogestionar ambientalmente es en el manejo de los servicios ambientales. Los bienes y servicios ambientales, pueden ser valorados de forma económica que permita fácilmente comprender y estimar los beneficios que ofrecen. Esta valoración, se ha planteado como una estrategia viable para promover la conservación, ya que los servicios, al tener un valor económico pueden ser apreciados más fácilmente. Por ejemplo, el mantener los bosques de montañas o humedales andinos en buen estado permite la provisión de agua limpia. Si estos recursos y servicios no fueran generados y provistos de forma natural, el limpiar el agua usada para hacerla potable (mecanismos artificiales), tendría un costo económico muy elevado. Además, las personas que viven en el ecosistema de montaña obtienen beneficios directos de este bosque de forma gratuita. Por ejemplo: la diversidad biológica, la belleza escénica y recreacional, la regulación del clima, la producción de oxígeno y la captura de carbono, además de constituir una importante protección de refugio natural.
Finalmente, y siguiendo a Giroux, se debe subrayar enérgicamente que el valor esencial de la noción de resistencia tiene que ser medido no sólo por el grado en que promueve el pensamiento crítico y la acción reflexiva sino, de manera más importante, por el grado en el que contiene la posibilidades de estimular la lucha política colectiva alrededor de problemas de poder y determinación social como es el de la adaptación al cambio climático.
Los bienes y servicios ambientales son a menudo desconocidos por la población, hay quienes los consideran como procesos permanentes en el tiempo. Sin embargo, la existencia o calidad de estos depende del estado de conservación de los ecosistemas.


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‹‹Unidos en la entrega a los demás
y en el deseo absoluto
de un mundo más humano,
resistamos.››

(Sábato)



CAPÍTULO IV

LA ECORESISTENCIA ORGANIZADA COMO
DIMENSIÓN SUSTENTANTE DE UN MUNDO QUE SE
PRECIPITA AL CATACLISMO

El cambio inevitable y el cambio necesario El cambio es algo consustancial al planeta Tierra que, a lo largo de sus miles de millones de años de historia, ha experimentado cambios mucho más intensos que los que se avecinan. Incluso muchos de los cambios más importante en la biosfera han estado forzados por organismos, como fue el paso de una biosfera pobre en oxígeno y con alta irradiación ultravioleta a una biosfera con un 21% de oxígeno y una capa de ozono que filtra los rayos ultravioleta, consecuencia del desarrollo de la fotosíntesis en bacterias.
Por ello la elección de los términos cambio global y cambio climático para referirse a los efectos indicados anteriormente es desafortunada, pues su antónimo, la constancia global y climática, no ha existido en la agitada historia del planeta Tierra. Sin embargo, hay dos características del cambio global que hacen que los cambios asociados sean únicos en la historia del planeta: en primer lugar, la rapidez con la que este cambio está teniendo lugar, con cambios notables (ejemplo, en concentración de CO2 atmosférico) en espacios de tiempo tan cortos para la evolución del planeta como décadas; y en segundo lugar, el hecho de que una única especie, el Homo sapiens, es el motor de todos estos cambios.
El término cambio global es definido como (Duarte et al, 2006) el: “Conjunto de cambios ambientales afectados por la actividad humana, con especial referencia a cambios en los procesos que determinan el funcionamiento del sistema Tierra. Se incluyen en este término aquellas actividades que, aunque ejercidas localmente, tienen efectos que trascienden el ámbito local o regional para afectar el funcionamiento global del sistema Tierra.” (p. 23).

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Las características específicas del cambio global han llevado a proponer el término «Antropoceno» para referirse a la etapa actual del planeta Tierra(lxxxviii). El conjunto de cambios que constituyen el cambio global está sustanciado por observaciones e inferencia de distinta naturaleza. Hoy en día, el esfuerzo de observación sobre el planeta es considerable e implica, de forma destacada, el uso de satélites que observan un número de propiedades importantes del planeta (ejemplo: fuegos, meteorología, hidrología, oceanografía, uso del territorio, producción vegetal,...) desde el espacio. El uso de satélites para la observación del planeta es relativamente reciente, iniciándose en 1960 con las primeras imágenes del satélite meteorológico estadounidense Tiros-1, pero ha aumentado notablemente para conformar un sistema de observación del planeta en la actualidad(lxxxix). No obstante, el uso prolífico de dicha tecnología en todas las áreas teledetectadas del conocimiento, ha ido en detrimento de los estudios in situ, generando vacíos de información local a nivel detallado.
El periodo instrumental se inició en la segunda mitad del siglo XIX, con las primeras redes de observatorios meteorológicos iniciada en los EE.UU., en 1849. Los cambios anteriores al registro instrumental se han derivado de observaciones indirectas como anillos de crecimiento en árboles longevos, cambios en la composición isotópica de los esqueletos carbonatados de microorganismos marinos, que permiten reconstruir la temperatura en el pasado, o análisis de burbujas atrapadas en hielo, que han permitido reconstruir la conjunción de dos fenómenos relacionados: el rápido crecimiento de la población humana y el incremento, apoyado en el desarrollo tecnológico, en el consumo de recursos per cápita por la humanidad. Igualmente, el cambio climático, también definido en Duarte et. al., “se refiere al efecto de la actividad humana sobre el sistema climático global” (p.23) que afecta, a su vez, a otros procesos fundamentales del funcionamiento del sistema Tierra.
La interacción entre los propios sistemas biofísicos entre sí y entre éstos y los sistemas sociales, para amplificar o atenuar sus efectos, es una característica esencial del cambio planetario o global que dificulta la predicción de su evolución. En vista de ello, el acuciante problema del calentamiento global no se puede resolver sólo desde el ámbito “reduccionista” de menos GEI –aunque esto tendría efectos positivos a largo plazo-, o con innovaciones tecnológicas “limpias” por importantes tendencias de mercado favoreciendo el buen manejo ambiental. El neoliberalismo fue superado por el advenimiento de una economía impactada por sucesivos descubrimientos tecnológicos y por el aparente triunfo del capitalismo sobre sus contrapartes, convirtiéndose en el modo de producción determinante en todo el planeta.
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Esta condición motivó a que la economía resultante fuese denominada “globalizada”. De esta manera la producción, el consumo y la circulación, así como sus componentes (capital, mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnología, mercados), están organizados a escala mundial, bien de forma directa, bien mediante una red de vínculos entre los agentes económicos y, lo que es muy importante, funcionando en tiempo real y controlando todo de manera supranacional y multilateral, en base a los TLC y a las regulaciones y convenios internacionales como la OMC.
La globalización, entendida tal cual lo hemos analizado como la actual estrategia económica de acumulación de capital y liberalización absoluta de mercados, es el resultado de unos procesos que comienzan con el fin de la IIª Guerra Mundial.
Aparecen en aquel tiempo las instituciones de Bretton Woods: Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI) y el GATT (tratado de libre comercio reconvertido en la actual Organización Mundial del Comercio -OMC-). Es la época de la reconstrucción de Europa y Japón, la descolonización de Asia y África y la aparición del concepto de "Tercer Mundo" para definir la pobreza extendida a escala planetaria a causa de estructuras injustas de explotación.
Y es que la descolonización "política" de Asia, África y América, no fue acompañada de una descolonización económica. Por el contrario, las empresas corporativas occidentales (las 50 transnacionales más grandes del mundo, tienen cifras de ventas mayores que el PIB de los 150 países más pobres del planeta), de acuerdo con políticas neocoloniales de corte imperial y gobiernos complacientes (teoría de la dependencia o centro-periferia), seguían -y siguen- explotando los recursos de aquellos países con ingentes beneficios que salían de esos países.
Muchos científicos y especialistas, apoyados por determinados intereses económicos y políticos, achacan como causa principal del calentamiento a la quema de combustibles fósiles(xc), es decir, al impacto de las actividades humanas (uso de los recursos, deforestación, desertización…) impulsadas por el desarrollo termoindustrial, y amenazan con las temibles consecuencias en marcha como el deshielo glaciar, elevación del nivel del mar, migración de las especies, pérdida de hábitats.... Si las causas fueran solo estas, todavía estaríamos a tiempo de evitar las catástrofes previstas.
Llama la atención que hay muchos otros factores que afectan, han afectado y afectarán al clima, en uno u otro sentido aparte de la actividad humana y sus quemas fósiles.

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Algunos de ellos son: variaciones en la actividad solar, la variación de la órbita terrestre (esto se llama la "precesión de los equinoccios" y es una de las más importantes causas de las llamadas Glaciaciones, junto con la oblicuidad del eje respecto al plano de la eclíptica (órbita terrestre), la actividad volcánica y la tectónica de placas.
Se trata pues de una ecuación con muchas e importantes variables (solo citamos algunas). Cualquiera de ellas que se dispare puede cambiar el resultado con la familia humana o sin ella (como ya hizo antes). Hay que intentar corregir las emisiones de CO2 y CH4, y otras muchas, pero de esto a dominar o prever el clima, hay mucha distancia. El Universo también cuenta y mucho.
Cambios climáticos que han generado costos ambientales y humanos han existido en el pasado como el del Sahara. La región estaba convertida en un auténtico vergel hace sólo entre 10.000 y 5.000 años –donde se tienen pruebas de investigaciones al respecto(xci)-, y en menos de dos siglos tuvo un evento de magnitud tal que lo convirtió, de un terreno verde y fértil, al desierto actual, pero que también trajo la aparición de una de las culturas de mayor resplandor de la Antigüedad (Neolítico, hacia el año 3.150 a.C.), influyendo en todo el Mediterráneo occidental: la egipcia. El motivo, según dichas investigaciones, fue el asentamiento de la población dispersa en la región para ese tiempo, en las riberas y desembocadura del benevolente río Nilo, al concentrarse allí por efectos del cambio climático que acabó con los espacios aptos para la vida donde habitaban como comunidades nómadas y pequeños núcleos sedentarios en el inmenso espacio sahariano.


Algunas variables georreferenciadas para la Amazonía

Las tendencias sinergéticas en la economía, vegetación y clima de la Amazonía podrían conducir, afirma Nepstad en un trabajo publicado por la WWF Internacional (2007), sobre los puntos ecológicos y climáticos críticos del bosque húmedo tropical más grande del mundo, al reemplazo o daño de más de la mitad del bosque de dosel cerrado de la Cuenca del Amazonas en los próximos 15 a 25 años, destruyendo muchos de los logros actualmente en progreso para reducir las emisiones globales de GEI a la atmósfera. Para contrarrestar estas tendencias se debe trabajar –y de hecho ya se está haciendo- en los cambios emergentes sobre el comportamiento de los propietarios de terreno, establecer grandes bloques de áreas protegidas en las fronteras agrícolas activas, cambios significativos en el mercado agroforestal, el buen manejo forestal, y un posible nuevo mecanismo internacional.

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Este mecanismo sería para compensar a las naciones tropicales por su progreso en la conservación del bosque, que podrían reducir la posibilidad de una muerte regresiva a gran escala del complejo forestal de la Amazonía (Véase figuras 3, 4, 5, 6 y 7), es la conclusión a la que llega el autor citado.
Otro impacto global del cambio climático que preocupa sobremanera es el derretimiento de los glaciares polares y continentales. Basta con dar una mirada a la evolución de los mismos para percibir que se trata de un verdadero colapso de consecuencias desastrosas para la vida. Desgraciadamente, del total de agua dulce que hay en el planeta, es decir, un simple 2,5% respecto a la cantidad total que tenemos en la Tierra si consideramos el agua del mar, el 70% de la misma está congelada y concentrada en los casquetes polares por lo que nos queda un 0,75% de agua dulce en estado líquido. Pero tampoco esta cantidad se encuentra disponible ya que la mayor parte de ella se encuentra formando parte de la humedad de la tierra y otra parte se encuentra en lugares a gran profundidad o totalmente inaccesibles dando lugar únicamente a un 0,0025% de agua potable accesible y de la que poder disponer para uso humano.
Figura N° 3 
Nota: Este Mapa nuestra el área hidrográfica (por cuencas tributarias) circunscrita a la Amazonía, y que está siendo sacrificada al desarrollismo salvaje -en promedio proyectual del 40% de los bosques que quedan-, a objeto de seguir enfatizando el tema ya tratado in extenso, ya de por sí de sumo preocupante por ser el último gran relicto vegetal primigenio que alberga el planeta y asfixiando al principal pulmón de la sociedad humana: la atmósfera.

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Figura N° 4
Nivel de Humedad del Suelo - Cuenca del Amazonas, 2005
(% PWA: Agua Disponible para las plantas)

Fuente: Nepstad (2007: 10). Los círculos viciosos de la Amazonía. Información online en: http://assets.panda.org/downloads/amazonas_esp_05_12b_web.pdf


Mapa de niveles de humedad del suelo en la Amazonía durante uno de los periodos de sequía severa (2005): Este mapa es un estimado del porcentaje máximo, de disponibilidad de agua para las plantas (PAW, por sus siglas en inglés) a 10 m de profundidad en base a la precipitación mensual acumulativa y evapotranspiración (actualizado de Nepstad et. al., 2007).

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Figura N° 5
Mapa de la Amazonía en 2009 y para el 2030 por Impactos Antrópicos

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Fuente: Nepstad (2007: 16). Los círculos viciosos de la Amazonía. Un reportaje preparado para WWF (World Wildlife Fund). Una evaluación científica independiente del contenido de este reporte de la organización mundial de conservación conocida como WWF Internacional en EE.UU. y Canadá, fue realizada por el Prof. Yadvinder Malhi, Profesor de Ecosystem Science de la Universidad de Oxford. Información Online en: http://assets.panda.org/downloads/amazonas_esp_05_12b_web.pdf

Mapa de la Amazonia 2030: mostrando los bosques dañados por la sequía, tala y desbosque. Este mapa asume que la tasa de deforestación de 1997-2003 continuará en el futuro próximo y que las condiciones climáticas de los últimos 10 años se repetirán en el futuro. Los bosques impactados son por tala de madera y deforestación. El caudal medio es de 6.700m³/s y la superficie total ocupada por su cuenca es de 1.081.700 kilómetros cuadrados(xciv).
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Figura N° 6

Infraestructura de Carreteras Amazónicas 
Fuente: Nepstad (2007: 15). Los círculos viciosos de la Amazonía. Un reportaje preparado para WWF Internacional. Información Online en: http://assets.panda.org/downloads/amazonas_esp_05_12b_web.pdf

Carreteras amazónicas: El núcleo de la región amazónica pronto será accesible a través de carreteras utilizables durante todas las estaciones del año (amarillo) conforme se desarrollen los programas de pavimentación. Estas inversiones en transporte aumentará la superficies de la explotación ganadera y la agricultura, estimulando potencialmente la deforestación. Se Asume en el informe de la WWF que los patrones de deforestación seguirán los patrones “acostumbrados (business-as-usual)”, por lo que se supone se repiten en el futuro; esto es, que el umbral de mortalidad de árboles se excede cuando la humedad del suelo disponible para las plantas (PAW) cae bajo el 30 por ciento de su valor máximo a una profundidad de 10 m (usando el mapa de PAW máximo presentado por Nepstad et al. 2004, y el umbral de mortalidad de árboles de Nepstad et al. 2007) y que la tala se extenderá a lo largo de la Amazonía tal como lo describió el modelo económico basado en la renta de Merry et al.

Figura N° 7


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En cuanto al cambio climático para el Himalaya (véase Figura 8), destacamos el caso de los ríos Ganges y el Indo. El río Ganges -y sus afluentes- nace en el Himalaya y drenan una fértil cuenca de 907 000 km² que soporta una gran concentración de población, con una de las más altas densidades del mundo (en el año 2005, una de cada doce personas del mundo -un 8%- vivían en la región). La profundidad media del río es de 16 m y la profundidad máxima es de 30(mxcii).

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Por su parte, el Indo es un río que discurre por el subcontinente indio, uno de los más largos de Asia, el más importante de Pakistán y de los principales de la India. Nace en el Tíbet (China), a una altura de 5.500 msnm, siguiendo su curso a través de los valles principales de la cordillera del Himalaya en dirección noroeste, para luego atravesar Cachemira y girar hacia el sur para adentrarse en Pakistán y recorrerlo todo a lo largo, con una longitud, según las fuentes, entre los 2.900 y los 3.180 km. 


Figura N° 8
El Techo del Mundo se Desmorona
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Nota: Imágenes tomadas del Monte Everest por desglaciación (“El Techo del mundo se derrumba”) con más detalles. “La nieve que cubre las montañas decrece y las grietas se abren en los glaciares”, dice Dawa Sherpa, quien no ha podido escalar el Everest desde el 2009 y es embajador del WWF.

Un estudio, hecho por el National Center for Atmospheric Research de Colorado (EE.UU.)(xciii) descubrió que el calentamiento global ha tenido sobre estos ríos -también incluye el Níger y el Río Amarillo de China- un impacto mucho más dañino del que se había supuesto y que, abrumadoramente, estos ríos de áreas altamente pobladas eran los que se habían visto más gravemente afectados.
Eso podría ser una amenaza, advertía el estudio, para el suministro de alimentos y de agua para millones de personas que viven en algunas de las regiones más pobres del mundo, pues los mismos se están secando por causa del cambio climático.
En el caso de Los Andes, los niveles actuales de glaciación en el trópico, es decir, el área cubierta por glaciares, es en realidad poco extensa si se compara con los glaciares alpinos o del Himalaya. Considerando que los glaciares tropicales son en su mayoría de pequeño tamaño (son poco frecuentes los glaciares con espesor superior a 200 m y más del 99% de los glaciares tropicales se ubican en los Andes Centrales, y una gran mayoría se encuentran en el Perú, donde se concentra más del 70% de la superficie total) y se encuentran en Bolivia (20%), Ecuador (4%), y Colombia (4%), del total aproximado en 2.500 km2, en consecuencia, a pesar de su modesta dimensión, los glaciares tropicales despiertan un gran interés ya que presentan retroceso acelerado desde los años 1970.
Para Venezuela tenemos que el deshielo actual por calentamiento global ha terminado por derretir los glaciares testigos de los retrocesos de la última glaciación andina, cuyas cuencas se convirtieron en lagos o lagunas, y que dejaron “nichos” glaciares llamados “heleros” (Picos Humboldt, Bompland, La Concha y Bolívar), de los cuales no quedan sino restos del glaciar La Corona (Humbolt y Bompland) y el glaciar N del Bolívar, el cual se conocía como el gran “Diamante Blanco” por los andinistas, ya que tenía sus cuatro caras cubiertas de “nieves eternas” (véase Figura 9: secuencias fotográficas sobre el Derretimiento Glaciar en los Andes Venezolanos).

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Figura N° 9
Derretimiento Glaciar en los Andes Venezolanos


Vista de una de las cabinas del Teleférico Mukumbarila, llegando a Pico Espejo (5ta y última Estación), donde está la Virgen de Las Nieves

Emblema del Grupo de Andinismo, Instrucción, Exploración y Escalada «Kis-Nacuy» (Mérida-Venezuela), del cual el autor del presente tratado es miembro -ahora honorario- desde 1984. Este grupo aún está activo y sigue formando jovenes en la práctica sana de esta excelente actividad.


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Dos tomas de la cara Norte del Pico Bolívar. La de arriba corresponde a los noventa, tomada durante una nevada. Mientras que, la de abajo, es una fotografía de 2018, ya sin el glaciar, donde sólo se ve un pedazo de lo que queda por desglaciación acelerada a partir de los 70.

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En la primera toma, con una nevada de los 90, la ruta normal seguida en la primera escalada al Pico Bolívar. En la siguiente, el autor del presente tratado -en la Cumbre del Pico Bolívar-, en 1984. Obsérvese que aún existía el glaciar de la Cara Este, la cual se visualiza mejor en la siguiente toma.


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Se aprecia claramente, vista desde la cumbre del pico Bolívar (4.995 msnm), el glaciar de la cara Este (en primer término) del Pico Bolívar; el glaciar de La Concha (más a la izquierda) del Pico La Garza; y, al fondo, el glaciar de La Corona (así llamada como una de las Cinco Águilas Blancas: El León, El Toro, El Bolívar, La Garza y La Corona, las cuales todas tenían glaciares permanentes), con los picos Humboltd y el Bonpland.


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Fuente general: Imágenes propias, recopilaciones escaneadas y descargas en Internet (véase online en: http://factor.prodavinci.com/elultimoglaciar/index.html ), donde se aprecia, en las primeras tomas, la línea blanca del contorno por retroceso glaciar acelerado a partir de la década de 1970, pues estos son glaciares relictos (heleros) de una glaciación extinta por cambio climático, ahora golpeados por el calentamiento global producto del impacto antrópico causado por la quema de combustible fósil, generando el llamado «efecto invernadero». Mientras que, en las imágenes satelitales se aprecia claramente la desaparición de nuestros glaciares.

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Nota: El hielo nos dice mucho sobre cómo era nuestro planeta, miles de años antes de que existiéramos. Cuando la nieve se acumula, atrapa partículas de polvo, burbujas de oxígeno, moléculas de gases o ceniza volcánica. Al analizar las burbujas dentro de las distintas capas de hielo, los científicos pueden saber cómo era la atmósfera y cuánta concentración de dióxido de carbono había en distintos periodos. El hielo también revela cambios químicos en el agua, en su salinidad. Y el polvo ayuda a identificar erupciones volcánicas, grandes cambios en humedad o grandes cambios geográficos. Incluso, científicos pueden determinar la temperatura promedio de cada periodo. Además de tener un registro único del pasado, los glaciares también son centinelas del cambio climático. Traducen pequeñas alteraciones climáticas en cambios pronunciados de grosor y longitud. En los trópicos son indicadores más sensibles, porque nieva menos, entonces no tienen cobertura nival que los proteja. Están desnudos ante los cambios. Por eso son más vulnerables a la temperatura o a las lluvias. Para la comunidad científica, los glaciares son importantes vigías.   Venezuela perdió el 99.5% de su área glaciar en el último siglo. Cada año, entre 1885 y 1972, el hielo de la Sierra Nevada retrocedió 6 metros verticales en promedio, según Carlos Schubert (citado en Carpio, 2018), pionero en el estudio de glaciares en Venezuela. Hay consenso científico sobre la desaparición de los glaciares: el planeta se calienta de forma acelerada. La relación entre el aumento de temperatura y la concentración de gases invernadero, como dióxido de carbono y metano, es la principal causa. Desde la Revolución Industrial, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han aumentado un 35%, y los de metano se han duplicado. Esos gases son, en su mayoría, generados por actividades humanas.



Desde esta perspectiva, podemos decir que la actividad turística debe responder al diseño de nuevas alternativas turísticas, las cuales deben enmarcarse dentro de un contexto más amplio, el desarrollo turístico sustentable, bajo la interpretación del “ecoturismo” como una modalidad económica bajo esta premisa, el cual ha tomado auge a finales del siglo pasado.
Dichas directrices están abriendo un nuevo campo de convergencia entre el Estado, los agentes económicos y los grupos sociales que, en consideración de Leff (1995), sitúa las raíces de la sustentabilidad en el nivel local, del ecosistema, de la comunidad y del municipio, en donde se definen las condiciones ecológicas, políticas y culturales del desarrollo sustentable.

Para el área altoandina , la cual presenta características eminentemente rurales donde aún se conserva la vivienda típica del páramo merideño (tapia y techo de teja), el turismo es visto como una actividad económica complementaria. Tal y como lo señalan investigaciones al respecto, la belleza natural del relieve, en donde los valles, las condiciones climáticas, la presencia de centros poblados acogedores, la artesanía típica, las tradiciones, la gastronomía, la actividad agrícola del Páramo, constituyen elementos decisivos de atracción turística. Todo esto respaldado por la infraestructura turística la cual se localiza a lo largo de la carretera Trasandina.

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EL modelo de desarrollo bolivariano ha sido definido discursivamente por los voceros gubernamentales, incluyendo el presidente Chávez, como “sustentable, endógeno, equitativo y participativo”; sin embargo, la alta diversidad y cantidad de conflictos existentes y su naturaleza cuestionan la supuesta y discursiva “sustentabilidad y endogenismo” del mismo y ha sido puesta de manifiesto en las XII Jornadas de Ambiente y Desarrollo (Mérida, 2012) como de “permisologista social” de las ABRAE (“Áreas Bajo Régimen de Administración Especial” como lo son las Zonas Protectoras y Reservas Forestales reglamentadas de “Mucujún”, “Ticoporo”; y Parques Nacionales como el del “Ávila”, “Henry Pitier” y “Los Menados de Coro”) del país, donde la ignorancia ambiental campea en quienes han recibido Cartas Agrarias y han creado Comunas dentro de las áreas protegidas, pues aunque no hay contradicción entre el uso sustentable y las leyes protectoras del Ambiente o de Tierras, ya que, por ejemplo, el artículo 119 (numeral 14) de la LTDA (2005) permite al INTI “Participar en la regulación del uso de las tierras con vocación de uso agrario, ubicadas en áreas bajo régimen de administración especial, observando la normativa especial sobre la material, en coordinación con los órganos competentes en materia ambiental.”, se adolece del Control Ambiental preventivo (Art. 78 de la LOA, 2007) y los EIA (CRBV, 1999: Art.129); además de la capacitación, seguimiento y contraloría socioambiental que debe realizar la Autoridad Nacional Ambiental, los demás órganos y entes del Poder Público y el poder popular a nivel nacional, estatal y municipal.

El autor del presente tratado, tiene una investigación relativa a la incidencia del Calentamiento global y el cambio climático en Venezuela (Zambrano, 2009), en la cual se destaca que hay una cantidad importante de vapor de agua (humedad, nubes) en la atmósfera terrestre, y el vapor de agua es un gas de efecto invernadero. Si la adición de CO2 a la atmósfera aumenta levemente la temperatura, se espera que más vapor de agua se evapore desde la superficie de los océanos. El vapor de agua así liberado a la atmósfera aumenta a su vez el efecto invernadero. A este proceso se le conoce como la retroalimentación del vapor de agua (wáter vapor feed-back, en inglés). La cantidad de vapor de agua así como su distribución vertical son claves en el cálculo de esta retroalimentación.

Los procesos que controlan la cantidad de vapor en la atmósfera son complejos de modelar y aquí radica gran parte de la incertidumbre sobre el calentamiento global. El vapor de agua es, entonces, un gas de invernadero más eficiente que el CO2. Pero, si a esto agregamos el gas más letal del «efecto invernadero», el metano (CH4) (véase Gráfico 4), el cual está siendo ya liberado por el resquebrajamiento del permafrost (suelos congelados).
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Bajo estos ambientes están las bacterias más primitivas de la Tierra, las cuales produjeron el aporte  de buena parte de nuestro oxigeno primario, generando diversidad de vida originaria y sucesora, pero también altas concentraciones de metano a la atmósfera primitiva, la cual fue limpiada posteriormente por la cobertura vegetal boscosa), resulta que nos encontramos en medio de una bomba de tiempo que, de estallar, significaría nuestra extinción como única especie racional de la Tierra, cuando en efecto sea totalmente liberado el gas no sólo más tóxico del cambio climático, sino para las formas de vida tal cual la conocemos. Estos suelos se encuentran en las grandes zonas congeladas del planeta, como Siberia, Alaska, Groenlandia y la misma Antártida, las cuales ya están sufriendo el impacto del derretimiento glaciar por el calentamiento global.


Fuente: Zambrano, 2009.


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Entonces, varias son las razones que sustentan la preocupación por su afectación debido al cambio climático, prevaleciendo las siguientes:  
● Los glaciares andinos desempeñan un rol importante como fuente de recursos hídricos, ya que son proveedores de agua de los centros urbanos, las aguas subterráneas, poblaciones y los ecosistemas que dependan de estas fuentes, en donde el aporte de los glaciares es crucial para mantener el abastecimiento de agua potable en ciudades como Quito y La Paz, y probablemente Lima.
● Excelentes indicadores de las variaciones del clima y del calentamiento de la atmósfera.
● Los glaciares pueden ser, directa o indirectamente, causa de catástrofes, como en efecto ha ocurrido en el pasado por inundaciones, avalanchas y caídas o desprendimientos asociados a los glaciares de la Cordillera Andina. Nuevas lagunas y glaciares colgantes representan peligro de avalanchas sobre centros poblados motivado al cambio climático. Un inventario realizado en 1997 con fotos aéreas determinó que Perú ha perdido 22% de la superficie glaciar en los últimos 27 años, señaló Marco Zapata, coordinador de la Unidad de Glaciología y Recursos Hídricos del Instituto Nacional de Recursos Naturales del Perú (Fernández, 2008). Los ocho mil glaciares de Chile, que representan una reserva de agua dulce de 22 mil kilómetros cuadrados de hielo, peligran a causa de los efectos del calentamiento global(xcv).
● El investigador citado sacó a colación que es la evidencia más clara del cambio climático y que la pérdida de los glaciares en el trópico tendrá un gran impacto en la vida de millones de personas que dependen de ellos por el suministro de agua. Una de las regiones de América Latina donde el cambio climático ya está teniendo repercusiones considerables es la cuenca amazónica. Es probable que sus desajustes estén relacionados (entre otros factores) con la también muy grave disminución de los glaciares andinos, muchos de los cuales están a punto de desaparecer.
● Los modelos de circulación general prevén un aumento de la temperatura en los Andes Centrales, la cual se elevaría a más de 4.000 msnm. Se deduce que los Andes Centrales, por su ubicación y altitud, serían fuertemente afectados por el recalentamiento, en especial los glaciares. Si consideramos un aumento de la temperatura de 2°C y ninguna modificación de las precipitaciones, la altitud de la línea de equilibrio en el glaciar del Zongo (Bolivia) se incrementaría 290 m, hasta alcanzar más de 5.550 m. En estas condiciones, sólo algunas cumbres de los Andes Centrales estarían cubiertas por glaciares (Villalba, 2008).

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Los glaciares están reduciéndose en todo el mundo

Los glaciares son masas de hielo que se forman al acumularse mucha nieve en un mismo lugar por largo tiempo y ocupan el 10% de la superficie terrestre, mientras almacenan casi el 70% del agua dulce del planeta. 4.5% de los glaciares del mundo están en la Cordillera de Los Andes. La diferencia entre un glaciar y cualquier otra masa de hielo es que estos están en constante movimiento, generando la geomorfología glaciar (morrenas, circos glaciares, rocas aborregadas, etc.) que caracteriza los paisajes de alta montaña. A medida que cae la nieve, las capas inferiores de hielo se compactan. Los cambios de temperatura hacen que este se derrita y vuelva a congelarse, cambiando su estructura y volviéndolo maleable. A medida que se acumula, dichas capas se deforman por el peso y fluyen hacia los márgenes por gravedad. Carsten Braun (citado en Carpio, 2018), profesor de geografía de la Universidad de Westfield en Massachusetts, lo describe como una masa de panquecas viscosa: al verterla en la sartén, se desparrama y se extiende hacia los lados porque no es suficientemente densa para aguantar su peso. No crece verticalmente, sino hacia las orillas.
Maximiliano Bezada (citado en Carpio, 2018), doctor en paleoecología especializado en geomorfología glaciar, ha realizado estudios que indican que, en el siglo IX, la Sierra Nevada de Mérida se veía similar a como se ve hoy: con poco hielo. Pero cuando llegaron los españoles, en 1558, encontraron la sierra vestida de blanco. Incluso había glaciares en La Culata (su geomorfología glaciar así lo atestigua), la vertiente norte de los Andes venezolanos que bordea la ciudad de Mérida. “La pequeña era de hielo” afectó a todo el planeta. Los glaciares se habían reducido y volvieron a crecer. En los salones de la Pontificia Academia de Ciencias, en el Vaticano, los 28 máximos especialistas mundiales en cambio climáticos, químicos, físicos, geología y ciencias del océano y la atmósfera; entre ellos, varios premios Nobel, concluyeron: “Los pequeños glaciares de montaña van a desaparecer a lo largo de la primera mitad de este siglo, eso ya es inexorable. Eso tendrá un impacto muy grande en los recursos hídricos disponibles. Además, son atractivos turísticos y forman parte de nuestro patrimonio natural", afirmó el argentino Jorge Rabassa, investigador superior del Conicet en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), el único latinoamericano presente en el cónclave(xcvi).
En 1960, el teleférico –para ese momento- más alto del mundo abrió su funcionamiento público. El gobierno del entonces presidente-dictador de Venezuela, el general Marcos Pérez Jiménez, tardó cuatro años en construirlo a punta de mano de obra criolla (participaron bastante pobladores de Los Navados y el páramo) y bestias de carga.

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Con el teleférico y la llegada de turistas, nos relata Carpio (2018), abrieron temporadas de esquí de mayo a octubre durante las épocas de invierno. Al año siguiente, la Dirección de Turismo del Estado Mérida junto con el Club Andino Venezolano anunciaron la segunda competencia de esquí en Venezuela. Entre el 25 y 30 de octubre de 1961, un grupo de esquiadores acompañados por decenas de turistas subieron en teleférico hasta la última estación. Realizaron dos pruebas, velocidad y estilo, para una sola clasificación. Los días estuvieron despejados. Desde la pista de esquí se veían las cumbres de los picos Humboldt, Bonpland y Bolívar, cubiertos de hielo. Finalmente, En 2018, observamos desde el mismo lugar (Estación de Pico Espejo), cómo pequeños riachuelos corren apurados hacia el valle. Las nubes tapan el sol, regresa el frío, pero el retroceso glaciar no cesa y crecen los charcos de agua en el paisaje rocoso altoandino venezolano.
Hasta ahora existen estudios que permiten descubrir los tipos de interacción entre el cambio de paisaje que se tenía y el que tenemos ahora, más no así para ejecutar acciones concretas de renovación y reconstrucción de la fisonomía natural primigenia. Con la modificación química de la atmósfera por acción mayormente antrópica y con el observado aumento de la temperatura que comenzó a definir el calentamiento global asociado a la concentración de los GEI por el efecto invernadero, la temperatura del planeta tendería a seguir aumentado y esto dispara un cambio climático (cambios en las temperaturas, en la distribución de lluvias, de eventos extremos -tormentas, sequías, inundaciones, olas de calor-, ascenso del nivel del mar, entre otros) poniéndose en riesgo actividades humanas con una potencial repercusión en términos principalmente ecológicos y socioeconómicos.

La explosión demográfica como fenómeno del cambio global
Finalmente se tiene el fenómeno demográfico del crecimiento exponencial. La reconstrucción de la evolución de la población humana (Cohen, citado en Duarte et. al, 2006) muestra un crecimiento exponencial sostenido durante casi un millón de años, un hecho que posiblemente no tenga parangón en la historia de la vida en el planeta, de no ser por el crecimiento paralelo de las especies (animales, plantas y microorganismos) asociados a la humanidad.

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Este crecimiento continuará en los próximos años, alcanzando actualmente los 7 mil millones de habitantes (véase Nota al final 59), lo que sugiere que a lo largo del siglo XXI nos acercaremos al límite de la población humana en el planeta. Esta población esperada demandará más energía, más tierra y más alimentos que implicará un uso más intensivo en energía y recursos que no podemos asegurar sin la seguridad de un descenso propulsado, amortiguado y sustentable.
En esencia, por un lado, el acondicionamiento territorial se conceptualiza como forma de desarrollo eficiente de áreas económicas y, por otro, adquiere el perfil de modelo para el desarrollo humano, a partir de condiciones económicas de carácter integral. Tomando en cuenta que el desarrollo humano no radica únicamente en la mejora del bienestar económico – “no sólo de pan vive el hombre”-, se considera con mayor amplitud. Se trata de encontrar el equilibrio entre lo económico, lo sustentable y lo cósmico o planetario, considerando nuestro rol sistémico en el sistema total de manera holística, sin pretender dominar o hacernos imprescindibles por nuestra prepotencia y egoísmos, pues comprendemos y aceptamos –en profundidad, nos estaríamos aceptando tal cual somos: seres pensantes imperfectos que necesitamos mejorar-, que cada realidad es un todo distinto de la suma de las partes que lo componen.
Bajo esta cosmovisión es indudable que los planos dimensiónales dentro del pensamiento cosmogónico van más allá de lograr dominar la Naturaleza y servirse de ella; todo lo contrario, se considera que la Naturaleza está vinculada al ser humano, de tal forma que cada persona tiene un enlace indisoluble que nos vincula a ella; puede ser un río, un animal, una planta, una montaña, un valle, un pico, una roca, un lago, un mar, una llanura o planicie; que nos genera una identidad integradora, única. Mientras, la importancia del espacio dentro del acondicionamiento territorial desde el enfoque meramente económico prioriza los flujos entre hombres y mercancías, al extremo de considerar revitalizado un territorio cuando ha logrado generar mejores flujos comerciales, industriales o servicios y mejorar los niveles de vida del hombre en el territorio, dejando de lado la necesaria prioridad primaria que es el control de los impactos negativos y priorizando los positivos.
Por el contrario, no es únicamente los flujos comerciales o servicios y humanos, sino más bien prevaleciendo la integralidad entre los flujos humano-humano, humano-territorio, territorio-cosmos y territorio-humano-cosmos. Nuestros roles o responsabilidades individuales, sociales y espirituales (porque el humano es espíritu materializado) dentro de una sociedad no puede estar condicionada únicamente al Estado.

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Más que reducir al individuo a una maquina productora de valor, se trata que cada individuo encuentre su riqueza espiritual-humana, que pueda ser trasmitida a sus demás hermanos en el planeta si resistimos la tentación esclavizadora del materialismo y retomamos los valores comunes, incluyentes y revitalizadores de nuestras tradiciones. En la mentalidad del pueblo es muy claro que sin el otro ‹‹yo››, no podría existir el ‹‹yo›› personal.
 Estos son los valores de complementariedad que ayudan a generar y mejorar las relaciones interpersonales entre humanidad-humanidad, sociedad-naturaleza y humanidad-cosmos y, por consiguiente, alcanzar la triple relación entre humanidad-naturaleza-cosmos.
Los espacios territoriales deben corresponder a su vocación, es decir, en el nivel toponímico, de lugares que tiene sus propias identidades, y no sólo de tipos de suelos, de recursos extractivos o de cobertura superficial. De esta manera, al reterritorializar se evita obligar al territorio o superficie terrestre a responder lo que está fuera de su vocación; más bien se aprovechan sus potencialidades y vocaciones territoriales, pero además se debe consagrar, en el sentido de ciclos periódicos de reiteración y renovación, en cuyo contexto concurre la complementariedad.
No podemos pretender que con el llamado proceso de globalización que se generó como hemos visto, primero, con la internacionalización del capitalismo y, segundo, con el avance de la tecnología de la informática comunicacional, acrecentándose con la creación de organismos supranacionales acompañados de protocolos sustantivos legales para el control del mercado mundial, es decir, avanzando por el mismo camino del capitalismo corporativo, depredador y egoísta por centrarse en el aprovechamiento individual (con personalidad jurídica como las corporaciones o transnacionales) que lo hizo insustentable en los tiempos actuales -de por sí ya advertidos por el arrollamiento de los límites del crecimiento económico tal cual lo hemos venido analizado-, vamos a lograr salir del callejón sin 'salida' donde se está conduciendo a la humanidad entera. Tenemos necesariamente que desconstruir primero, desglobalizar para poder reterritorializar y edificar sobre bases fundacionales que cimienten lo humano, lo natural, lo orgánico o sistémico; y no las que ahora gravitan dicho proceso: las del negocio, sólo negocio y más negocios que predomina sobre la razón.
Los procesos de deslocalización global, aparte de generar claroscuros y matices, han dado paso a nuevas formas de dominación (TLC, OMC, multinacionales, etc.) que se han inserto en la economía global en el marco de la enorme desigualdad en la competitividad del “libre mercado” fundamentalmente, con un sesgo claramente dependiente para las economías nacionales emergentes o en vías de crecimiento en el marco de la globalización.
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Las corporaciones, de cualquier índole (comerciales, militares, científicas, sociales, energéticas, académicas, industriales, religiosas, informáticas, bancarias, turísticas o de desarrollo), como empresas transnacionales, son las verdaderas dueñas del mundo y su funcionamiento sistémico está ligado no sólo al aspecto comercial o de “libre mercado”, sino que enlaza las instituciones y empresas públicas de los Estados-naciones, siendo las mismas órganos financieros (inversionistas o promotores) y administradoras –a través de los partidos como extensiones corporativas y de sus miembros accionistas encubiertos- de la sociedad y la democracia que los convierten en árbitros de los destinos de la globalización.


El debate del poder y el desarrollo actual de la sociedad: ¿Podemos cambiar?

En el actual debate acerca de los factores que contribuyen al cambio global y limitan el desarrollo de la mayoría de los países excluidos de la “gratitud desarrollista”, pocos temas han sufrido modificaciones tan radicales como los que se refieren al rol del poder de las empresas multinacionales y sus inversiones.
El continuo debate sobre el ‘poder’ gira desde sus orígenes sobre el problema de definir su naturaleza como constrictiva o como permisiva. Así, el ‘poder’ puede ser visto como un conjunto de formas de constreñir la acción humana, pero también como lo que permite que la acción sea posible, al menos en una cierta medida. Gran parte de este debate está relacionado con los trabajos de Foucault(xcvii), quien, siguiendo a Maquiavelo, ve al ‘poder’ como "una compleja situación estratégica en una determinada sociedad". Siendo puramente estructural, su concepto involucra tanto las características de constricción como de facilitación.
La resistencia añade una nueva profundidad teórica a la noción de Foucault (citado por Giroux, 2004) de que el poder trabaja para ser ejercido sobre y por la gente dentro de diferentes contextos que estructuran las relaciones de interacción de la dominación y la autonomía. Lo que se subraya aquí, es que el poder no es unidimensional; es ejercido no sólo como modo de dominación sino también como acto de resistencia o como expresión de una forma creativa de producción cultural y social fuera de la fuerza inmediata de la dominación. En efecto, el poder también es una “Teoría de Juegos”(xcviii). La fugaz hegemonía de EE.UU. tuvo que enfrentar el reto de sus propias limitaciones.

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La existencia de una planificación o estrategia política occidental deliberadamente destinada a provocar el colapso y desintegración de la URSS tendrían las consecuencias no esperadas tanto por los dirigentes soviéticos como por los occidentales derivadas de la perestroika hasta 1991. Fue la propia evolución de los acontecimientos la que agotó la opción reformista imponiendo la caída final de la URSS.
Este aspecto del proceso de desintegración soviética, con frecuencia ignorado o subestimado, resulta tanto más crucial cuanto que evidencia que el fin de la Unión Soviética, con la dimisión de Gorbachov como presidente el 25 de diciembre de 1991, fue el resultado tan inevitable como imprevisto de las decisiones adoptadas durante las primeras semanas de ese mismo mes. Con la desaparición de la Unión Soviética, desapareció también la base ideológica que había sustentado y legitimado durante tres cuartos de siglo la vida política, económica, social y cultural de los numerosos pueblos y naciones que habían integrado la exURSS. (Calduch, 2010).
Bajo el argumento, parcialmente cierto, de consolidar la democracia y el Estado de derecho en los países del Medio Oriente, como Irak y Libia, EE.UU. y las potencias Euro-atlánticas intervinieron -y, por extensión, en la agenda estratégica de la OTAN- para limitar la influencia rusa induciendo a Moscú a incrementar su estrategia de presión sobre ambas colisiones de países. El tiempo está demostrando que ni el gobierno iraquí ni el de Libia llevan a cabo auténticas reformas democratizadoras, a pesar de que tanto EE.UU., como la UE desplegaron toda su influencia diplomática y mediática para apoyar a los movimientos opositores en el nuevo panorama de la llamada “Primavera árabe”(xcix).
Para Max Weber la sociedad moderna está amenazada por el fenómeno creciente de la concentración del poder dentro de las organizaciones. Su discípulo Robert Michels (citados en Wikipedia, 2010f) advirtió que en las organizaciones modernas, tanto privadas como estatales, se tiende a quedar bajo el control de reducidos, pero poderosos grupos políticos o financieros.
Aunque los líderes son elegidos democráticamente, según Michels, con la mejor intención, por las dos partes, se observa una tendencia a integrarse en élites del poder que se preocupan básicamente por la defensa de sus propios intereses y posiciones a toda costa. En otras palabras podría decirse que en la actualidad corremos el peligro de que las élites del poder, nacidas en la sociedad a través de procedimientos legítimos, entren en un proceso mediante el cual el ‘poder’ (Wikipedia, 2010g) aumenta y se perpetua a sí mismo retroalimentándose y produciendo, por tanto, más poder.
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La imposición no requiere necesariamente de la coacción (fuerza o amenaza de fuerza). Visto así, se podría definir el ‘poder’ como la mayor o menor capacidad unilateral (real o percibida) o potencial de producir cambios significativos, habitualmente sobre las vidas de otras personas, a través de las acciones realizadas por uno mismo o por otros. Pero por otra parte, al decir de Paolo Freire el ‘poder’ debe alojarse en la cabeza del dominado y llevarle a considerar como natural lo que desde el nacimiento se le está imponiendo.
De esta forma, el ‘poder’ en el sentido sociológico incluye tanto al poder físico como al poder político, al igual que muchos otros de los tipos de poder existentes. Esto se traduce en un permanente estado situacional del poder, así sea desde el ejercicio de la democracia, pues en este ámbito, al igual que en los demás, el poder, resaltado por Colello (1993), siempre “es poder sobre otros”.
Lara (2008) hace notar que en castellano ‘poder’, al igual que en francés, pouvoir, no solamente es un sustantivo, sino también el verbo "ser capaz de". En inglés, el nombre ‘poder’ se traduce como 'power', que también significa "potencia", lo que indica una cierta capacidad virtual o potencial. En alemán, en cambio, la palabra para designar ‘poder’ es Macht, cuya raíz etimológica es machen, que significa "hacer". De manera bastante interesante, la palabra del mandarín que significa poder también deriva de una forma verbal con el sentido "ser capaz de", neng (.). Nengli (..), ‹‹poder››, significa literalmente "la fuerza de ser capaz de".
Las leyes del poder son una interpretación de la evolución usada por individuos, con la finalidad de permitir al individuo desarrollarse al más alto nivel de confort que pueda alcanzar en su marco social. El ejercicio del poder es endémico en los humanos, como seres sociales y gregarios que son.
Estamos acostumbrados a pensar sobre los grandes problemas mundiales (económicos, sociales, políticos y ambientales), en función de la mediatización del poder inducido a través de la globalización de los medios de comunicación, es decir, en relación a toda la humanidad y no por nosotros mismos; el cambio medioambiental es global pero tenemos que ocuparnos de las consecuencias aquí, en el ahora –presente- y en nuestro entorno –local-, si queremos mejorar nuestra calidad de vida y evitar su deterioro acelerado por el cambio global.
Dependemos del mundo comercial para alimentarnos. El cambio climático nos negará nuestros suministros regulares de alimento, combustible y hábitats si continuamos dependiendo del mercado mundial.

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Volver a nuestro sustento, a la Naturaleza, a la Madre Tierra para obtener lo que necesitamos en nuestra subsistencia diaria y no al supermercado para abastecernos es la tarea que debe ocuparnos en la cotidianidad. Por desgracia nuestros espacios están siendo “tragados” por la urbanización (pueblos enteros se convierten en ciudades) como ha sucedido en Europa y Norteamérica, y contamos actualmente con menos áreas para agricultura y bosques. No obstante, practicar la agricultura urbana es hoy día una opción si reciclamos los desechos domésticos orgánicos en pequeñas áreas, canteros o barbacoas (creación se suelos por compost usando cosas y objetos desechables como camas viejas, cauchos, materos y tobos o poncheras plásticas perforadas), y aprovechamos las áreas verdes y espacios baldíos de forma agroecológica.
La lucha por desarrollar el ser ecológico es, por consiguiente, una lucha individual y a nivel mental que todos hemos de librar. De ahí que debamos tener en cuenta que las dificultades a las que nos enfrentamos no tienen un denominador común a nivel individual. Por eso cada uno debe prestar atención a los problemas concretos que le cuesta resolver en su entorno inmediato, y al mismo tiempo procurar servirse de las experiencias adquiridas por otros en la solución de problemas parecidos. Un saber que ayudará a cada persona a comprender mucho mejor su propia situación, y a reconocer el carente valor que encierran las posibilidades que todavía le debilitan; las consecuencias que sus actos han acarreado y de cómo han intentado dominar sus debilidades. En esta lucha interna (mental y espiritual) e individual puede servir de ayuda no sólo pensar en la meta del propio desarrollo o crecimiento, sino también reflexionar detenidamente sobre los sufrimientos y daños que sobrevendrán a otros si uno cede ante nuestras propias debilidades o imperfecciones.
La superación de los problemas requerirá por tanto, la adquisición de amplios conocimientos sobre las inmediatas secuelas negativas que serán la consecuencia directa si el individuo cede ante sus debilidades. Los conocimientos adquiridos incrementarán, en muchos casos, la motivación para no ceder ante determinadas tentaciones hedonistas o impulsos egoístas.
Cuando los problemas son muy grandes, sin duda será una ventaja participar en una actitud holística donde grupos de personas (interactuando directa o indirectamente, vía, por ejemplo, redes sociales) intercambian experiencias, que pueden ofrecer al individuo mayores posibilidades para también aprender de ellas. Un intercambio que facilita un mayor conocimiento de los problemas con los que cada uno lucha por entender y solucionar.

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El esfuerzo personal nos descubre un modo de vivir totalmente distinto, en el que el individuo debe decidir por sí mismo (autogestión y autogobierno) si él o ella prefiere un desarrollo espiritual encaminado a rechazar las posibilidades negativas con mucho mayor determinación y autosuficiencia.
Para James Lovelock, el científico y gurú verde que concibió la idea de Gaia (la Tierra que se mantiene en forma por sí misma), la noción de que todavía hay suficiente tierra para producir combustible orgánico o para convertirla en granjas de energía eólica o solar es absurda: “Ocurrirá lo peor y los que sobrevivan tendrán que adaptarse a un infierno de clima. (…) Deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su enfermedad”. Según Lovelock, las pruebas demuestran que toda la biosfera del planeta Tierra, hasta el último ser viviente que lo habita, puede ser considerada como un único organismo a escala planetaria (un súper-Ser-Colectivo) en el que todas sus partes están casi tan relacionadas y son tan independientes como las células de nuestro cuerpo.
Ahora bien, llegados hasta aquí, surge un sinnúmero de cuestionamientos en la perspectiva que estamos analizando sobre la problemática sistémica global, planteada en el contexto abordado. En este sentido, es pertinente preguntarnos ¿por qué es necesaria una resistencia ecosocial sustentada en la ética, una preparación del capital social, tanto individual como colectivo; una noción del bien, de lo justo en el actuar, el accionar correcto y con responsabilidad planetaria? ¿Son válidos los fundamentos analizados en el marco de la denominada globalización? ¿Qué estrategias, caminos y pasos tenemos que dar?, para accionar conscientemente en la trama sistémica que nos permita articular en el pensamiento complejo el paradigma de repensar y refundar lo holístico, desglobalizando, en palabras de López (2010), “la megapolítica planetaria con una reforma necesaria de las micropolíticas cotidianas”, para conseguir las soluciones locales a los problemas globales que nos agobian y nos están afectando como los del cambio climático, sobre todo las inundaciones y desastres causados por los riesgos que signamos de “naturales”. En realidad esto depende del compromiso que estemos dispuestos a asumir cada quien.
Todo el proceso anteriormente descrito se ha acelerado por dos tipos de aspectos de la globalización que, aunque puedan parecer contradictorios, son en realidad complementarios:

+1. Aspectos "liberalizadores", la libertad de mercado como dogma de la nueva religión capitalista, con consecuencias inmediatas como las multinacionales que cada vez son más grandes y su número menor.

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Algunas de ellas tienen más poder que muchos estados del sur. Son las principales interesadas en la libre circulación de mercancías, pues aprovechan para producir en aquellos países donde se les paga menos a los trabajadores, tienen menos trabas relacionadas con el medioambiente, y donde al fin obtienen los menores costes de producción a costa de quienes sea y lo que sea. Así se consigue la tan deseada competitividad, abaratar el precio del producto y vender más.

 2.     Aspectos proteccionistas, marcados por los países ricos. Se establecen medidas en contra de los países más débiles, tendentes a mantener el nivel de bienestar de los ricos. Las repercusiones de esta situación mundial son:

2.1  Aumento de la pobreza y de los conflictos bélicos.
2.2  Concentración del poder económico y político en cada vez menos manos.
2.3  Masivos movimientos migratorios de gente que intenta escapar de la indigencia en que están sumidos países enteros.
2.4  Destrucción masiva del medioambiente para mantener el ritmo de crecimiento económico a costa de lo que sea.

Si echamos una mirada atrás en el tiempo para ver cómo ha cambiado nuestra forma de producir y de consumir, veremos que las culturas tradicionales que identificaban a las personas con su entorno social y ecológico han ido desapareciendo. El modelo campesino basado en una producción diversificada para el autoabastecimiento sin perjudicar al entorno ha sido destruido. Los procesos de globalización económica están transformando la estructura socioeconómica del medio rural.
La producción se desplaza a otros países con menos coste de producción y menos protección ante los crímenes ecológicos. Todo esto va encaminado a una producción destinada más al mercado que a las personas. El productor se convierte en cliente dependiente de las multinacionales agroquímicas (que le suministran semillas, fitosanitarios, combustible,...) y en proveedor de materia prima barata para la industria alimentaria y las grandes cadenas de alimentación.
En definitiva, se está imponiendo un modelo arrasador que provoca desaparición de culturas campesinas y granjeras más integradas en el medio natural, despoblamiento del campo, destrucción de ecosistemas, pérdida de diversidad agrícola y biológica, contaminación, y deterioro de la calidad y seguridad alimentaria.
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También nos están imponiendo otros hábitos de consumo, al incrementarse las explotaciones dedicadas a la producción de carne, soja, trigo,... en detrimento de la producción de maíz, patata, plátanos y legumbres, base tradicional de nuestra dieta.
Ayudar a la comprensión de estos fenómenos y proponer a los distintos estratos de la sociedad civil alternativas viables para alcanzar el desarrollo sustentable y las mejoras en la calidad de vida y el ambiente de las personas, en especial de las más vulnerables, es lo que motivó este trabajo, porque nació de la investigación-acción in situ y, por consiguiente, se proyecta más allá de la cotidiana investigación científica sobre los intentos actuales por internalizar a la naturaleza dentro de la racionalidad económica y la crítica de sus supuestos alcances. Los mismos han sido vistos desde una multiplicidad de acercamientos y expresiones pluriculturales, así como desde nuestra propia óptica o visión sobre el paradigma que plantea, por un lado, la salida global, y por el de nuestra perspectiva real, la participación activa en la articulación de procesos ecológicos, tecnológicos y culturales.
Hoy es casi un lugar común afirmar que el mundo está en crisis. Son muchas las versiones, descripciones e interpretaciones que se han hecho de la crisis, por lo que el diagnóstico de la enfermedad parece estar completo, por lo menos en sus contenidos más profundos y trascendentes. Lo que aún no ha generado consenso es el tratamiento, debido a la complejidad del cuadro que se nos presenta. Por otra parte, no todo es negativo en un fracaso. El desarrollismo ha sido una experiencia profundamente movilizadora de la promoción popular y los variados intentos de reformas estructurales; fue generadora de ideas y de corrientes del pensamiento caracterizadas por una dependencia constante de los términos del intercambio y afectada por el conservadurismo político e intelectual.
Para Max-Neef y colaboradores, en relación al desarrollismo: “Las razones de su fracaso se han debido fundamentalmente a su propia incapacidad para controlar los desequilibrios (…) y a que su enfoque de desarrollo, predominantemente económico, descuido otros procesos sociales y políticos que comenzaban a emerger con fuerza y gravitación crecientes… “. (p.12).
La historia del neoliberalismo monetarista es otra y bien distinta. Si el desarrollismo fue generador de pensamientos, el monetarismo ha sido fabricante de recetas; por lo menos el que hemos visto aplicado en nuestros países. En nuestro medio no es posible detectar propiamente un pensamiento o una filosofía neoliberal. Ello no se debe, por cierto, a que la mencionada escuela carezca de tales sustentos. El problema radica en que el esquema aplicado en el entorno ha sido el de un neoliberalismo inculto, dogmático y fuera de contexto a nuestra propia realidad.

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Nosotros, desde el ámbito local y regional, a través de la Cooperativa Geográfica y Ambiental Estrabón 72 R.L., proponemos el monitoreo de buenas prácticas ambientales a través de un Aula Ambiental Itinerante de Cambio Climático Altoandino (AICA) (Zambrano, 2010c) (véase Figura 10). Esto es, que se pueda desplazar hacia los espacios y ambientes territoriales que así lo requieran, a fin de obtener datos, evaluar, informar e intercambiar experiencias en el manejo de los ecosistemas intervenidos, vulnerables o frágiles con las poblaciones originarias (indígenas bolivianos, ecuatorianos, colombianos y peruanos, por ejemplo), al igual que participar en términos de acciones pertinentes relativas al desarrollo local sustentable y endógeno como paliativo del cambio climático.
Son alarmantes los problemas mundiales por causa del impacto ambiental de las actividades humanas y está en marcha un calentamiento global de impactos descomunales. En suma, es comúnmente aceptado entre climatólogos e investigadores de otros campos de la ciencia y ya corriente en los principales países industrializados que los GEI son los causantes de dicho calentamiento planetario debido al incremento del uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), aunado a la deforestación y el uso de la tierra, por lo que estamos al borde de un colapso ecológico. Estar preparados para ello a nivel local implica establecer estrategias de adaptación a los impactos del cambio climático y la aplicación de prácticas socioproductivas sustentables, objeto de nuestra propuesta, haciendo hincapié en crear conciencia revolucionaria ambiental.
El hecho de que la adaptación sea tema central hoy día en las discusiones mundiales sobre el cambio climático es en sí notable. La adaptación será particularmente difícil debido a que, a pesar de la cualidad de la Naturaleza motivada a que los ecosistemas pueden asimilar impactos, resistir daños y aún recuperarse, la capacidad de nuestro planeta está comenzando a disminuir, lo que amenaza nuestro bienestar económico y, en última instancia, nuestra supervivencia. La tasa de cambio se está incrementando y moviéndose más allá del rango en el que la sociedad se ha adaptado en el pasado cuando ocurrían cambios climáticos más cónsonos con la evolución del proceso natural.
Según los investigaciones de tales adaptaciones, los ecosistemas de montañas podrán moverse más despacio, ya que un pequeño desplazamiento hacia arriba o abajo puede suponer un gran cambio de la temperatura. Sin embargo, los ecosistemas más llanos, como los pastizales inundados, los manglares y los desiertos, tendrán que moverse mucho más deprisa para permanecer en una zona cómoda. En algunos casos, supone más de un kilómetro al año.
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Figura N° 10
AULA AMBIENTAL DE CAMBIO CLIMÁTICO ALTOANDINO
Aulas Ambientales Altoandinas (AAA) (Véase Figura 11)
El creador de las AAA y Autor del presente tratado

Creemos que en lo más íntimo de esta problemática, de lo que se trata es de retomar valores éticos, valores humanos socializantes y reconcíliate con la Naturaleza, el hábitat, lo endógeno, el saber tradicional que se han dormido o congelado en el tiempo. 

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Nota: El público exige que se tome en cuenta la forma en la cual se usan los recursos naturales y el modo en que se controlan los impactos negativos del uso de los mismos, incluidos los costos ambientales que ello acarrea: No hay mayor compromiso con la vida que compartir los conocimientos, “es decir, no tengo un empleo fijo ni contratos institucionales, prácticamente como 'desligado'.” “…artículos, ponencias e investigaciones que he realizado sobre el cambio climático como miembro voluntario de la Cátedra Libre de Estudio de Cambio Climático de la ULA, y Asesor voluntario en la División de Educación Ambientaly Participación Ciudadana del antiguo Ministerio del Ambiente de Mérida.”,  nos dice el geógrafo Eudes Zambrano (Zerpa, 2017).


Figura N° 11

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El problema que afrontamos en especial es la incertidumbre asociada al impacto del calentamiento global en los ecosistemas, sobre todo los ecosistemas domesticados como pastizales o campos de cultivos, o ecosistemas totalmente antropizados como zonas urbanas. Si consideramos que hay tanto en juego, se esperaría que se diera prioridad a la verificación de la capacidad de los ecosistemas. De hecho, el flujo de información es tan intenso y presenta tantas contradicciones internas que los ciudadanos, los gestores públicos y el sector privado pueden verse confundidos, debilitando esta confusión su capacidad de responder y adaptarse al desafío que el cambio global plantea de hecho y seguirá planteando, con más fuerza, en el futuro inmediato. Sin embargo, en muchos casos la brecha entre lo que los científicos necesitan saber -y también los funcionarios responsables de las políticas necesitan comprender- y la información que se encuentra disponible está aumentando, no disminuyendo
El Documento Técnico VI del IPCC (2008)ci “El cambio climático y el agua”, estima que a pesar de que el acceso a los datos obtenidos vía satélite ha mejorado el trazado de mapas de áreas amplias, las observaciones de los ecosistemas en el terreno –aspectos como la calidad del agua y los ecosistemas costero/marinos- se han reducido en los últimos 20 años.
Hasta hace un par de años, los expertos evitaban hablar de adaptarse al calentamiento global por temor a parecer fatalistas o impedir que los gobiernos se esforzaran menos en reducir las emisiones contaminantes. Hoy tenemos que estar preparados para afrontar sus impactos y una manera eficaz es bajo una permanente actividad ambiental preventiva, sustentable y de orden conforme en el uso del suelo.
Tal vez uno de los motivos por los cuales los gobiernos han respondido con lentitud a la crisis del ambiente es que la Tierra todavía está proporcionando una gran cantidad de bienes. Pero, ¿hasta cuándo? Un examen de las tendencias es alarmante. Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) advierte de una caída en la producción mundial de granos hasta en 40 millones de toneladas anuales, además del colapso de ecosistemas terrestres y acuíferos.
El informe (WWF, 2008)(cii) señala que hay diferencias entre la actual producción y la capacidad, que es la capacidad de grano o pescado que el planeta puede producir indefinidamente, y da cuenta del acelerado deterioro ecológico del planeta. Según las proyecciones del citado informe, nuestro planeta sufriría de una drástica caída mundial en la producción de granos y el colapso de ecosistemas tanto terrestres como marinos.

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Así mismo, las proyecciones del Documento Técnico VI del IPCC (2008) destaca que la intensidad y variabilidad crecientes de la precipitación agravarían el riesgo de inundaciones y sequías en numerosas áreas tropicales húmedas y secas, y se manifestará una tendencia a la sequía en el interior de los continentes, particularmente en las regiones subtropicales de latitudes bajas y medias. Las proyecciones indican que las reservas de agua almacenada en los glaciares y en la capa de nieve disminuirán durante este siglo, reduciendo así la disponibilidad de agua durante los periodos calurosos y secos.
Los cambios de la cantidad y calidad del agua por efecto del cambio climático afectarían a la disponibilidad, la estabilidad, la accesibilidad y la utilización de los alimentos. Se prevé una disminución de la seguridad alimentaria y un aumento de la vulnerabilidad de los agricultores rurales pobres, particularmente en los trópicos áridos y semiáridos.
Adicionalmente está la crisis financiera y energética que agobia actualmente a la economía globalizada. ¿Cuánto le costará, por ejemplo, el cambio climático a América Latina? Un informe de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL: diciembre, 2009) enfatiza que, en caso de no haber un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático(ciii), el costo para la región antes de finalizar el presente siglo podría suponer hasta 137% del PIB actual, convirtiéndose, por tanto, el cambio climático en una barrera para el desarrollo en términos de los recursos que se perderán. Ello conlleva, señalado por el experto y Oficial de Asuntos Ambientales de la CEPAL, De Miguel, a una gestión territorial, planificación urbana y zonas de riesgos, y la transformación de los patrones actuales de producción y consumo para revertir las predicciones del impacto de catástrofes, como la elevación de la temperatura, del nivel del mar y la inestabilidad en el régimen de lluvias. Añadió, además, éste es la manifestación más grave de un mal público global, gestado a partir de patrones insostenibles de desarrollo, y que estos fenómenos naturales junto con el alto costo económico van a tener consecuencias negativas para la región, por lo que se requieren políticas fiscales a mediano y largo plazo para enfrentarlos, en vista de que aunque Latinoamérica contribuye poco a las emisiones contaminantes globales, va a seguir haciéndolo y podría ser mayor aún con las tendencias de crecimiento poblacional y con una mejor distribución del ingreso, dada las políticas de desarrollo(civ).
Los cambios que se requieren hoy en día son decisivos para la seguridad política y la necesidad de salvaguardar la integridad del planeta. No obstante, lo sucedido en la histórica conferencia climática de Durbán (2011) -el Paquete de Durban: “Laisser faire, laisser passer” (dejar hacer, dejar pasar)- implica, en términos generales, posponer lo urgente, desechando lo valioso, impulsando lo malo, poniendo en stand by al Protocolo de Kyoto e implementando los deseos de las corporaciones.
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Dejó ver en sus deliberaciones, que el tratamiento del problema carece de una política unicista y tiene tintes de negocios especulativos orbitando alrededor de los llamados “bonos de aire limpio”. La alternativa que da el tratado del impacto de distintas estabilizaciones de GEI, es emisiones “no mitigadas”, en particular, “negocios como siempre” donde no se discutió sobre una nueva base legal anti cambio climático para limitar la emisión del CO2.
El cambio climático no está plenamente entendido, pero es real y está teniendo consecuencias devastadoras. ¿Cómo podremos estar mejor preparados ante los cambios globales que se avecinan y que amenazará en algún momento el bienestar de los pueblos y el desarrollo de las economías nacionales? ¿Cómo y cuáles técnicas usar para adaptarnos al cambio climático local? ¿Se convertirá lo ecológico desde ahora en una forma de vida revolucionaria que gobierne el comportamiento y la política de grandes sectores de la sociedad? Estas interrogantes se erigen como norte del enfoque proyectual de la investigación-acción que hemos discutido. El mismo plantea analizar las evidencias actuales de los “puntos críticos” en los sistemas ecológicos asociados al cambio climático a nivel local y describir algunos de los procesos comunitarios que generan buenas prácticas ambientales y que podrían ayudar a evitar la degradación de los componentes físicos y biológicos de los ecosistemas: agua, suelo, aire y biodiversidad, mitigando sus impactos medioambientales.
Con relación a la adaptación al Cambio Climático en el área rural, Saavedra (2010)cv señala como indispensable recoger los saberes locales, recuperar algunas prácticas de conocimiento tanto en el aspecto social, como en el técnico, de manera que aquellas medidas de apoyo que agentes externo promuevan en las diferentes zonas, se integren armónicamente al estilo de vida de las comunidades. Además existen ya muchas prácticas locales que se van produciendo en los últimos años de manera continua, el aporte de agentes externos a las comunidades viene a mejorar aquellas líneas de acción, sistematizarlas y aportar acciones concretas que logren hacer más eficientes aquellas medidas que ya se van tomando en la actualidad.
Las aportaciones en el campo de la antropología y de la etnografía ecológica, que conformó las principales contribuciones iníciales junto a la etnobiología, se refieren predominantemente a la interpretación de la Naturaleza y al comportamiento humano derivado de dicha interpretación en lo referido al uso de los recursos naturales, así como a estudios de campo de carácter más general que ayudaron a ilustrar las posibilidades potenciales de la Etnoecología. Luego, en los últimos años (Da Cruz et al, 2007), la geografía humana y la sociología ambiental, centradas en las comunidades de la región amazónica, desarrollaron una interesante aproximación a la interrelación entre la cosmovisión y el caso concreto de la etnobotánica merece especial mención dada su ya larga tradición.

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Más centradas en general en las relaciones de las comunidades humanas en el marco de las sociedades industriales, la etnoecología ha ido evolucionando desde el interés por conocer el modo en el que los pueblos indígenas perciben e interactúan con su entorno, hasta una visión de mucho mayor alcance según la cual van adquiriendo importancia aspectos tales como la valoración especifica de formas de conocimiento distintas de las derivadas de la aproximación científica de las sociedades occidentales, o la relevancia de las visiones y prácticas indígenas respecto a su interrelación con su hábitat para deducir modelos de planificación y gestión de la biodiversidad más sostenibles que los actualmente dominantes.
Al parecer la filosofía occidental antigua se nutrió de la cosmología hinduista, a través de Demócrito, quien, como se ha visto, llegó a la India en busca de conocimientos y estudios, y tuvo una producción abundante (entre sus obras más importantes se cita su "Gran Diacosmos"), puesto que sus concepciones fenoménicas se encuentran imbuidas de la filosofía oriental, donde ya se sostenían -por lo menos un siglo antes- constructos semejantes a nuestro filósofo, propios de la doctrina del Jainismo: "Dios es Mente, la cual está en una esfera ígnea, que es el alma del mundo". "Hay infinito número de mundos, sujetos a generación y corrupción". "Los principios de todas las cosas son los átomos y el vacuo; todo lo demás es dudoso y opinable". Estas, tienen que ver con la doctrina anekantavada(cvi), cuyos orígenes se remontan a las enseñanzas de Majavirá (599–527 a.C.), el fundador del jainismo. De acuerdo con el jainismo, el principio último debe siempre ser lógico, y ningún principio puede ser desprovisto de la lógica o la razón.
Al negar la existencia de un Dios creador y presentar a la materia como autocreada -e integrada por átomos-, sobre el origen de la totalidad de la physis, se convirtió, más que en el primer ateo y en el primer materialista (atomista), a nuestro parecer, en el primer pensador jainicista occidentalista. En efecto, para Demócrito, la percepción es un proceso puramente físico y mecanicista; que el pensamiento y la sensación son atributos de la materia reunida en un modo suficientemente fino y complejo (materia liviana como la mente; y gruesa, como el cuerpo y la Tierra), y no de ningún espíritu infundido por los dioses de la materia, desarrollando así una filosofía pluralista.


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‹‹Si se da cuenta de que todo
lo que importa verdaderamente
–la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interior-
surgen de un lugar
más allá de la mente:
Usted comienza a despertar.››

(Eckhart Tolle)



REFLEXIÓN FINAL

La situación discutida de la explotación capitalista (en sus diversas formas, es decir, de “neoliberalismo”, “capitalismo de Estado” –también llamado “socialismo real” y, actualmente, “neosocialismo”- o “modelo mixto”) de la Naturaleza, siendo el problema ambiental más agudo, es una resultante de los modelos desarrollistas operados hasta el presente.

No es el problema de fondo, el cual desde la visión que hemos dado –y en esto coincidimos con Lara-, es el egoísmo súperconsumista y depredador de la civilización actual. El problema de las sociedades es que generan más riqueza de la que pueden absorber sus agentes productivos, de ese elemento que promueve la acumulación de bienes imperante y la inequidad; mismo elemento generado por el modelo individualizador que no civiliza, que enclaustra y causa los bloques económico-geopolíticos de poder transnacional donde sigue reinando el proteccionismo, el estatismo oculto, el populismo político, el elitismo burocrático, el marketing democrático y los subsidios velados o no, aun cuando se pregone el liberalismo del mercado y la extinción de los gobiernos paternalistas, mientras se condena al mundo actual y a los que incluso ni siquiera han nacido.

En un sistema global que evoluciona no para crecer en desarrollo sino para atiborrar de desechos y monopolios el mercado mundial, que tiene límites ya sobrepasados hace décadas, la economía tiene que aprender a integrarse en las leyes de la Naturaleza y las leyes de la termodinámica, que están por encima de las leyes del mercado.

Allende de las propuestas actuales de articular el Estado con el mercado y la sociedad civil, de integrar los órganos desmembrados del cuerpo social en las esferas volatilizadas de la economía financiera, los negocios “verdes”-ecológicos y de los aparatos de justicia al servicio del orden establecido, todo se reduce ahora a globalizar para comprimir el marketing.

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Los sentidos a los que apunta una racionalidad ambiental invitan a rechazar el fenómeno de la globalización económica y tecnológica que, además de la presión del aumento de la población mundial, se convierte en una macrofuerza motriz del cambio, en tanto que facilita el transporte y las comunicaciones, así como la energía termoindustrial necesaria con un enorme costo e impacto ambiental y social.

Frente a otras formas de capital, el capital natural tiene características superiores frente al capital artificial, y además los bienes y los servicios ecosistémicos son indispensables para el bienestar humano, ya que proporcionan servicios de mantenimiento, de aprovisionamiento, de regulación, culturales, que afectan al mismo en términos de salud, de relaciones personales, incluso de libertad de acción y de elección.

El movimiento ambiental no sólo incrementa y transmite los costos ecológicos hacia el sistema económico como una ecoresistencia a la capitalización de la Naturaleza, a través de una lucha social para mejorar las condiciones de sustentabilidad y la calidad de vida, sino que conlleva un proceso de reapropiación de la Naturaleza por la sociedad y, al mismo tiempo, reduce la parte de la Naturaleza que podría ser apropiada por el capital.

Y ante la actual situación de “eco-crisis”, económica y ecológica (sistémica y civilizatoria), la respuesta estratégica es, desechar el híperconsumismo sin sentido que nos está ahogando en montañas de basura y de enajenación mental propiciando un cambio del metabolismo de la economía real acorde con la capacidad de carga de los ecosistemas y nuevos valores no moralistas sino planetarios.

Más allá de la imposibilidad de unificar esos procesos materiales heterogéneos, la economía misma, nos dice Leff (1995), se ha quedado sin una teoría objetiva del valor. Es la hora de la ‹‹refundación ecológica›› o ‹‹conciencia cósmica››, de la economía en clave de sustentabilidad integral u holística. Ya pasó la hora de la ‹‹conciencia moral››, la cual era la conciencia de una exigencia absoluta que no se explica y tampoco se práctica, y que no tienen sentido alguno desde el punto de vista de los fenómenos de la Naturaleza, puesto que en la Naturaleza no hay deber sino tan solo suceder: La Tierra no debe vivir, simplemente está viva y convulsionando telúricamente -ya que cualquier cosa viva puede disfrutar de buena salud, o sufrir enfermedades como las que le hemos provocado al planeta.

A cada comunidad y cada nación les incumbe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible so riesgo de estrellarnos en la vorágine del “turbocapitalismo”, porque, como bien lo dice Sábato, “el hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si se vive como autómata será aniquilado”.
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Pero también, así lo advierte Lovelock, otras veces pasó por eso y se recuperó, aunque le llevó más de 100.000 años.

Somos los responsables y sufriremos las consecuencias. Esa es la verdadera naturaleza de la Tierra, y que la ciencia tardó tanto en reconocer el ritmo sobrecogedor de cambio, que vida y medioambiente están estrechamente emparejadas, que la evolución implicaba no solamente a los organismos sino también a toda la materia planetaria, al universo mismo, y comprender que queda poco tiempo para actuar. Esto es así, porque el suprasistema planetario es un sistema adaptativo complejo(cvii) (CAS, del inglés complex adaptive system), el cual es un tipo especial de sistema complejo; es complejo en el sentido de que es diverso y conformado por múltiples elementos interconectados; y adaptativo, porque tiene la capacidad de cambiar y aprender de la experiencia, es decir, que reacciona a los cambios en su entorno, normalmente para mantener algún estado concreto del sistema (Feed-forward o prealimentacion), y describe un sistema que responde a las alteraciones de manera predefinida y coherente, ya que reúne a todos sus elementos de un modo interdependiente y les asegura un comportamiento global unificado.

Al mismo tiempo, y aunque las llamadas de atención ya han sido muchas, se tiene la llamada procedente de una veintena de investigadores que, por el prestigio de las voces que alertan y lo tajante de su mensaje en la prestigiosa revista Nature (2012)(cviii), aseguran que el impacto humano puede llevar a la Tierra a un «nuevo régimen» para el cual no estamos preparados. Y todo esto puede estar a la vuelta de la esquina, pues, para empezar, somos muchos y consumimos demasiados recursos. Los estudios realizados por los científicos, según han podido observar en ecosistemas locales predicen que puede ocurrir alrededor del año 2025. Alrededor de esa fecha, si seguimos al mismo ritmo, habremos destruido el 50% de los hábitats naturales mundiales. Y en 2045, el 55% (ahora vamos por el 43%): «Es rápido, sabemos las causas y las implicaciones. Es un buen momento para actuar y evitarlo», dice Jordi Bascompte, biólogo de la Estación Biológica de Doñana (España), que ha participado en el trabajo. En palabras de Anthony Barnosky, profesor de biología en la Universidad de California Berkeley y principal autor de la revisión, «realmente será un nuevo mundo, desde el punto de vista biológico».

Los investigadores creen que todavía estamos a tiempo de revertir la situación. Para ello, apuestan por frenar el crecimiento de la población, reducir el uso de energía per cápita y optar por las sostenibles, emplear los recursos de forma más racional e intentar proteger las zonas vírgenes de la Tierra. En esencia, nos advierten de la próxima convulsión telúrica, “gran maremoto” o invierno polar que puede estar afectando el entorno, según la hipótesis de Gaia.

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Los únicos que pretenden estar fijos –ya que no sólo el planeta se mueve, sino también la superficie terrestre por tectónica de placas, al igual que las estrellas, por cuanto parecen estar fijas, manteniendo la misma posición relativa en los cielos año tras año; pero en el universo, las estrellas, además de estar junto con las galaxias y nebulosas en rápido movimiento (de hecho, las cosas en el universo se están alejando entre sí, según las concepciones últimas de la astrofísica del big-bang) nos están monitoreando en permanente movimiento, pero a distancias tan grandes, sus cambios de posición se perciben sólo a través de los siglos—, que se niegan a cambiar porque no hay la voluntad política, ni económica (el modelo es el mismo, sólo el discurso cambió), tampoco cognitiva-conductual o mental (el ser interior o verdadera naturaleza de lo humano) es el hombre que tiene no arrojo, sino pretensiones fijas, ópticas y mentales, que no lo deja evolucionar en estas esferas. En otras palabras, si como ser (persona) somos algo más allá del mundo, como un hecho concreto de la creación o dinamismo vivo somos parte del cosmos.

De ahí que, si bien en última instancia nuestra pretensión como objetivo del quehacer es la felicidad presente, sin embargo, es servir al todo del que formamos parte y no conquistar el mundo, pues esta es más bien una acción de dominio y pretensiones ególatras, “Un mal –en palabras del Papa Benedicto XVI (Dic. 25 de 2011)- que se traduce en orgullo presuntuoso, ese que compite con Dios para ocupar su puesto y decidir sobre el bien y el mal. Un mal que nuevamente se traduce en violencia y conflicto entre los pueblos”(cix).

En cuanto somos parte del mundo, dependiente de la Naturaleza, el ser ha de servirla, aprovecharla y enriquecerla, ya que es su deber, en vez de explotarla bajo el imperio de los sentidos y las leyes abstractas (pero tienen fundamento in re en las cosas, pues un modelo puede representar a sistemas reales, o sea, de principios que rigen las cosa por leyes reales) de la lógica.
Aunque toda su cosmología tenía como fin ayudar a la humanidad a alcanzar un mejor destino desde el uso consciente de la ciencia, el famoso astrofísico británico Stephen Hawking no le quedó otra antes de partir de este mundo, en vista de que aún no se hace lo que debía estar ya haciéndose desde la segunda mitad del siglo pasado, que alertarnos, en cuanto a que los humanos hemos de darnos prisa y mudarnos a otro planeta para garantizar nuestra supervivencia como especie, y para esto tenemos un siglo, puesto que si llega el 2117 y ésta «mudanza» no se ha hecho, nos alcanzará el destino, el cual no es otro que los grandes cambios climáticos y globales (planetario) que se anuncian por los científicos, académicos y especialistas, relativos a los grandes peligros que enfrenta la humanidad actualmente. Hawking (2017), aseguró que «la humanidad se enfrenta uno de los mayores retos en la actualidad y millones de vidas están en peligro».
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El afamado científico tampoco se olvidó de la política al sostener que la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. y el voto del Reino Unido a favor del Brexit constituyen el «momento más peligroso para el desarrollo de la humanidad».

El desafío de la sustentabilidad emerge del eventual conflicto entre el interés individual de aprovechar los sistemas naturales para el beneficio directo e indirecto, y el interés colectivo de mantener la posibilidad en el tiempo y el espacio de que esos sistemas naturales produzcan los bienes y servicios que generan para otros, asumiendo el paisaje –y también el universo- como el espejo donde nos reflejamos todos y el todo, es decir, donde se integre lo natural y cultural, lo humano y lo divino, en una dinámica sistémica compleja y sustentable.

No se pretende ser pesimista, y tampoco ha sido la idea desarrollada a lo largo del texto. El punto es que en vez de estar preparándonos para el “cambio cósmico” que ya se avecina nos estamos hundiendo cada vez más en nuestras miserias (guerras, terrorismos, narcotráfico, iniquidad social, pandemias, contaminaciones, destrucciones y armagedones, pues las naciones-Estado se están armando más aún de lo ya irracionalmente alcanzado). El asentamiento realmente decisivo son las necesidades estructurales subyacentes. En palabras de Mészáros, “el factor decisivo crucial era la naturaleza incorregible del control socio-reproductivo del capital, que no podía hallarles ninguna solución a sus propios antagonismos sistémicos insuperables”.

Resulta sorprendente para Da Cruz (2007), que la creciente preocupación por la ecología, el interés por el misticismo y el redescubrimiento de las prácticas tradicionales de salud tengan un común denominador: todas buscan contrarrestar el exceso de énfasis en lo racional. La realidad actual es que la capacidad de asimilación planetaria colapsó ya hace unas décadas atrás, y no únicamente en relación a la producción sostenida o de crecimiento económico, sino también en relación al consumo.

Por consiguiente es este el tiempo histórico real del presente y en lo inmediato que aparece en la plegaria de Ernesto Sábato: resistir, resistir… y seguir resistiendo en pro de alcanzar el cambio necesario; “anhelar un mundo humano y ya estar en camino”. Ese es el deber que tenemos con todos y el todo. De no hacerlo, de continuar relegando la tarea a los “especialistas”, “expertos” o “autoridades”, le estaremos dejando el camino libre al caos, al salvajismo y la destrucción total de quienes se aferran al mundo banal, material e inorgánico, lo que hace insustentable cualquier pretensión a pesar de que se diga que ese es ahora el norte de su crecimiento o desarrollo.

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La situación global de la economía no se puede arreglar de manera “reductivista” como se ha venido haciendo en los anteriores tiempos de crisis, cuando ante ‹‹cracks›› financieros generados por la caída del consumo, la producción y la inversión en el “mercado libre”, la solución principal es el impulso de la demanda global y crear incentivos a los inversionistas, aplicando los ya conocidos instrumentos keynesianos operativos hoy igual que ayer, aunque con variantes para convertirlos en “paños limpios” o etiquetarlos con lo ‹‹neoliberal››, a objeto de apuntalar la productividad y el empleo cuando la crisis es humana, orgánica y sistémica, y no solamente económica.

Ya no es un problema de llenar solamente la ‹‹brecha›› financiera, es decir, la grieta de desigualdad que se abre cada vez más entre el consumo y la inversión respecto al ingreso generado, pues el proceso de globalización ha acrecentado la misma por efectos de la llamada “competitividad de los mercados”, al quedar excluidos la mayoría de los países que ni antes ni mucho menos ahora tienen espacios de acceso a tales mercados porque siempre han sido territorios de monopolios, de expoliación de recursos primarios, centros de abastecimiento de materias primas de por sí en franco agotamiento (en el caso de la agricultura, por ejemplo, son pocos los suelos aptos para su aprovechamiento sustentable y las corporaciones del agrocombustibles son ahora las que detentan el mercado de la tierra), y no ya mercados de intercambio distributivo de exportación-importación o de inversión productiva sino de especulación.

La nueva producción de capital inorgánico (fondos para salvar la banca) e incluso de ahorro a costa de la reducción del gasto público (políticas fiscales impositivas) como en efecto se continua haciendo en EE.UU. y la UE (hoy en recesión económica declarada ya por Bélgica y otros países miembros), una vez invertido es cierto que genera actividad económica, pero también surge la necesidad de encontrar mercado para la producción adicional. Dicho mercado, destacado tempranamente por Torres y otros economistas avisados, lo han encontrado a través de los mecanismos del desperdicio y del gasto para producir materiales bélicos. Es tan cierto esto que el 2008, año de la declaración de la actual recesión económica (en 2010, para la UE), se ha caracterizado por un auge del mercado bélico, donde Rusia destacó por ser la economía que más productos de éste tipo vendió –y sigue vendiendo-, más de 6 mil millones de dólares(cx).

La salida que se ha planteado en la revisión y análisis de la crisis global que hemos realizado trata de ir más al fondo de los términos, teorías y conceptualizaciones y no ya de cosificaciones o alternativas monopólicas.
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Fenómenos tales como contaminación, deforestación, inundaciones, incendios, erosión, afectación de las poblaciones, perdida de la biodiversidad, en fin, de cambio climático y global, encuentran su representación en los respectivos ecosistemas locales.

También es necesario decir que caminar y resistir es saber dar cada paso plenamente consciente de nuestro papel o rol al que estamos unidos sistémicamente y de manera responsable o autoconsciente. Lamentablemente la capacidad de concienciación de la civilización Occidental es bastante precaria aún y se concentra en convencer a los pueblos de la necesidad de estar bien armados para poder “sobrevivir” en el conflictivo e inestable mundo actual, amén de convencer a la gente de las bondades del consumismo que nos proveen las empresas “plásticas”, que por cientos de millones se ofrecen en los medios de comunicación masivos y atiborran el supermercado global.

Detrás de las consideraciones señaladas, se puede concluir en este análisis que los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; ahora se trata de transformarlo (lo que se denomina praxis). Es claro que las razones que llevan a negar la teoría pragmatista del conocimiento, así como el relativismo, en modo alguno justifican una separación positivista de teoría y praxis.

Por una parte, ni la orientación y métodos de la teoría positivista, ni su objeto -la realidad misma- son independientes del hombre; por otra parte, la ciencia es un factor del proceso histórico.

La propia separación de teoría y praxis es un fenómeno histórico. Durkheim (citado por Carrillo (s/f), afirmó que la sociedad era algo que estaba fuera y dentro del hombre al mismo tiempo gracias a que este adoptaba e interiorizaba los valores y la moral de la sociedad, de esto también deriva que unos se vean obligados a ciertos parámetros y límites de los que ellos no están de acuerdo y se rebelan ante ella.

Tal como lo ha demostrado el curso de crisis anteriores, el equilibrio económico se restaura únicamente sobre la base de un vasto aniquilamiento de valores humanos, de valores prácticos y de deterioro de la calidad de vida. En la actualidad, el carácter de la crisis global no es exclusivamente lo financiero sino que viene dado porque el ámbito de la acumulación es la Naturaleza, es decir, se trata de una crisis sistémica. Y el ámbito de la acumulación al presente es esencialmente especulativa lo que le da un nuevo contenido a la crisis financiera que en el largo siglo XX tuvo un primer momento con la Gran Depresión.


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Forma parte del encubrimiento de las causas de la crisis actual el hecho de que se haga responsable de ella, justamente, a las fuerzas que trabajan para lograr una mejor configuración de las condiciones humanas; ante todo, al propio pensamiento racional, científico, porque se le sigue dando un tratamiento sólo político y económico-financiero, obviando lo social, lo humano, lo natural.

Se procura que su aumento y su cultivo sean pospuestos, en el individuo, a la formación de lo «anímico»; también se intenta desacreditar, como instancia decisiva, el entendimiento crítico, hasta donde no sea necesario en la industria desde un punto de vista profesional.

Mediante la teoría de que el intelecto sólo es un instrumento apto para los fines de la vida cotidiana, pero que ante los grandes problemas tiene que dejar el campo libre a fuerzas corporativas, se aleja la posibilidad de una solución global a los grandes problemas que aquejan la humanidad. Una parte de la lucha de la metafísica moderna contra el cientificismo es reflejo de estas vastas corrientes filosóficas.

La mayoría de los seres humanos perciben solamente las formas exteriores sin tomar conciencia de su esencia interior, de la misma manera que no reconocen su propia esencia y se limitan a identificarse solamente con su forma física y psicológica o idealista.

Es por ello que necesitamos un cambio de pensamiento, denominado por Morín pensamiento complejo, y para otros, “pensamiento profundo” y, en el plano ambiental, “ecología profunda". La posibilidad de esa transformación ha sido el tema central de las enseñanzas de los grandes sabios de la humanidad. Los grades humanistas Sócrates, Platón, Heráclito, Jesús, Buda, Bolívar, Simón Rodríguez, Gandhi y otros (no todos conocidos) fueron los precursores de la conciencia del Ser humano. En su época no era posible todavía un florecimiento generalizado y su mensaje fue distorsionado o mal comprendido. Ciertamente no transformaron el comportamiento humano, salvo en aquellas personas que lo han asumido como un compromiso personal, por lo que no podemos pretender que la culpa es del pasado como señalan algunos.

Así es como la restitución de la conciencia espiritual de la Naturaleza ha permitido emprender exploraciones que han forjado movimientos basados en la ecología profunda (ecopsicología o «ecología mental»), las medicinas tradicionales (etnobiología) y un largo etcétera con denominadores comunes: el reconocimiento de la espiritualidad como una instancia importante de la vida aquí y ahora; la superación del dualismo entre materia y espíritu, y mente y cuerpo; así como la sustitución del ideal clásico de una ciencia objetiva que mide y cuenta, por una ciencia que entienda que la subjetividad es el substrato de los valores más elevados del ser humano, y que aprenda a sentir, a emocionarse y a amar.

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La decisión es sólo nuestra y de nadie más; somos nosotros, los que vivimos el presente, los que demandamos y consumimos cada vez más; y somos también los que producimos más desechos, más deforestación, más CO2, más industrias, más contaminación, más expoliación de recursos naturales y más desertización y destrucción ya que no es el pasado lo que va acabar con lo que aún queda, por ejemplo, del Amazonas o de nuestras cuencas hidrográficas; sino es nuestro “racional” comportamiento y la creciente actividad de las economías nacionales y corporativas las que impulsan tal desenfreno.

Luego, no es el pasado, porque el mismo cambio climático es un fenómeno planetario acelerado por la misma actividad termoindustrial. El cambio climático es parte del proceso de evolución del planeta; la que no evoluciona ni siquiera para adaptarse -y por eso se sigue buscando la “salida revolucionaria” en todo- es la sociedad global. Lo que debemos tener en cuenta es que “el Yo es un ser transitorio en eterno presente que va cambiando en cada instante, lo que nos permite entender la frase de Heráclito cuando afirmaba ‹‹Yo soy, pero no soy››.” (Citado por García de Haro, 1999: 31).

Paradójicamente la globalización, la masificación de las comunicaciones y la democratización de los saberes están demostrando que ese proyecto emancipador es el que, sin embargo, ha asestado el golpe mortal a la armónica relación del ser humano con la Tierra y con el otro. Los cambios sociales tienen lugar, en un contexto global caracterizado por la ocurrencia combinada de una serie de crisis a escala planetaria como se ha visto (crisis ecológica y ambiental, crisis financieras y económicas recurrentes, crisis energética, crisis alimentaria) desencadenadas por efectos de la aplicación irrestricta y dogmática de un modelo de desarrollo consumista, depredador y monetaristas signado por una ideología liberalista de mercado. La combinación de crisis –por su carácter sistémico aquí señaladas no puede sin embargo interpretarse como una crisis general del sistema global de producción y dominación, sino por la crisis de una fase histórica de desarrollo de la sociedad global.

En la actual fase de desarrollo contemporáneo, el cambio necesario debe ser comprendido como la tendencia profunda principal de la sociedad a lo largo del siglo XXI que en el marco de una combinación de crisis estructurales y coyunturales, conduciría a una salida global de desarrollo postcapitalista o humanista.

Por este mismo camino, la nueva ciencia, con la física y la biología a la cabeza, ha sentado las bases para dudar de la objetividad y la exactitud, ha puesto a tambalear el paradigma del determinismo y la causalidad que han sido ‹‹desnaturalizados por el análisis científico››. (Sábato, 1968:13).

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Se vislumbra una transformación cultural basada en un profundo cambio en la forma como pensamos, como percibimos y como asignamos valor a las cosas a nuestro alrededor. Los conocimientos y la conciencia a más de una década del nuevo siglo, urge que tomemos en cuenta lo que ahora todos sabemos: que vivimos en una interdependencia; no sólo los humanos, sino las especies (biocenosis) y el planeta (biosfera) que todos habitamos (el biotopo global), en interconexión cósmica con los demás fuerzas de creación y seres del universo, pero no nos prestamos atención entre nosotros ni la comunidad de naciones, mucho menos queremos entrar en relaciones con otras vidas que sean inteligencias no humanas, pues si interesarían como insumos de lo humanoide. Es usual, y así lo destaca Acosta (1997), encontrar evaluaciones que responsabilizan a la perspectiva antropocéntrica de la modernidad occidental y de su correspondiente filosofía educacional, por la sobredeterminación entrópica del ambiente y los recursos naturales, así como por la amenaza de su colapso.

El mayor aporte de la propuesta es el impulso a la cultura de la organización a través de la implementación de las aulas ambientales comunitarias (AAC) abiertas, siendo estas un sistema social que se basa en un conjunto central de convicciones y valores, que se desarrolló o aprendió de forma colectiva como consecuencia de los esfuerzos de la organización a través del tiempo para afrontar su entorno. Por lo tanto, la cultura organizacional es un factor decisivo para el cumplimiento de un proceso administrativo (privado, público o comunal) eficiente y de su éxito organizacional en general, y las autoridades, instituciones, empresas y la gerencia de responsabilidad social deben comprenderla, conformarla y manejarla, porque a la larga los costos serán demasiado altos.
El esfuerzo por integrar líneas de reflexión e investigación-acción que puedan constituir un aporte sustancial para edificar el nuevo sistema se funda a partir del protagonismo real de las personas, como consecuencia de privilegiar tanto la diversidad como la autonomía de espacios en que el protagonismo sea realmente posible. Lograr la transformación es, entre otras cosas, un problema de escala en el sistema globalizante ya que no se puede imponer desde arriba hacia abajo o de norte a sur como se pretende, sino más bien de orden escalar. La filosofía de la ecoresistencia que aquí se ha discutido es, por lo tanto, susceptible de ahondarse en cualquiera de los múltiples ámbitos que aborda.


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[i] Nietzsche (1997:57-58) señalaba que “se me hace imposible comprender contra quién podía ir la insurrección, de la cual pasó Jesús por ser promotor, acaso injustamente, si no iba dirigida contra la Iglesia judía, Iglesia entendida exactamente en el sentido que damos hoy a esta palabra; fue una insurrección contra los buenos y los justos, contra los santos de Israel, contra la jerarquía social; no contra la corrupción de la sociedad, sino contra la casta, el privilegio, el orden. “
[ii] la tradición de la lengua española consideraba comúnmente los términos epistemología y gnoseología como sinónimos, pero posteriormente se acordó utilizar el término gnoseología en sentido general de teoría del conocimiento, sin precisar qué tipo de conocimiento se trata y el término epistemología quedo para referirse específicamente a la teoría del conocimiento científico. (Martínez y Ríos, 2006: 114). Aunque desde el punto de vista filosófico se restrinja el concepto epistemológico a un tipo de conocimiento, el científico, con lo cual el término pasa a ser sinónimo de expresiones como el de ‘filosofía de la ciencia’, por ejemplo, se considera que la profundización teórica o conceptual nos llevaría a lo recóndito igualmente de la “filosofía profunda” de la ciencia como tal, es decir, a lo místico o revelador del conocimiento científico o metodológico que la misma pueda albergar.
iii La frase ecología profunda fue acuñada en 1973 por Arne Naess, como un término teórico, pero se transformó posteriormente en un movimiento. El concepto fue desarrollado más tarde por Bill Deva ll y George Sessions al publicar en 1985 el libro Deep Ecology. Sin embargo, sus orígenes hay que situarlo en la cosmogonía de la filosofía ecológica, de la ecología mental, ambiental y social de Francisco de Asís. (Zambrano, 2010a).

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iv Definición de Crisis Financiera. [Página web] En: http://www.definicionabc.com/economia/crisis-financiera.php El origen inmediato de la crisis del mercado hipotecario estadounidense, en el que la expansión del sector inmobiliario generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales la quinta parte fue concedida a familias con los ingresos justos para liquidarlas solo si los intereses eran bajos, resultó en una menor inversión y reducción de la actividad productiva. Esto, no sólo en Estados Unidos sino también en otros países, entre ellos México donde el impacto sobre la producción y el empleo han sido adversos. Al elevarse la tasa de interés y darse los impagos, los bancos que habían concedido las hipotecas procedieron a vender los títulos hipotecarios a los mercados financieros dando lugar a la crisis que se extendió a todo el sistema financiero, generó falta de liquidez y una reducción importante en la oferta de créditos a los consumidores y empresas (Cárcamo y Arroyo, 2009: Resumen. “La crisis hipotecaria de Estados Unidos y sus repercusiones en México”. Economía y Sociedad [Revista electrónica], XIV(24), julio-diciembre, pp. 93-104. En: https://www.redalyc.org/pdf/510/51015096006.pdf ). El banco de inversiones Bear Stearns y la caja de ahorros Washington Mutual se aprovecharon sin mesura del negocio de las hipotecas basura, llegando a acumular respectivamente 87.000 y 45.600 millones de dólares en subprime en los comienzos de la crisis. Investigaciones judiciales determinaron más tarde que ambas entidades incurrieron en prácticas fraudulentas en la gestión de los bonos hipotecarios. Ambos organismos fueron adquiridos por el gigante bancario JP Morgan Chase, que tuvo que hacer frente a cuantiosas multas por las acciones delictivas de las entidades. (Véase online en: https://www.publico.es/economia/crisis-financiera-protagonistas-estafa-subprime-trajo-mayor-crisis-economica.html ).
v - Ingenieros, J. (2000). El hombre mediocre. [Libro en línea]. Consultado el 14 de octubre de 2010 en: http://socialismo.libertario.googlepages.com/ElHombreMediocr edeJosIngenieros.doc
vi Término acuñado por McLuhan durante el final de los años 60 y principios de los 70, para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación. (Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Marshall_McLuhan).
ix Vladimir Putin en su artículo En defensa de los intereses de Rusia y el blindaje de la independencia de su proceder ante desafíos en el orbe, publicado en Moskovskie Novosti como bandera para su candidatura a la presidencia de Rusia –la cual ganó no sin “irregularidades electorales” reportadas por observadores europeos en dichas elecciones (04-03-2012)- se remite a asuntos de actualidad, sacado de la experiencia de las llamadas «primaveras árabes», donde se prueban esquema de actuación y reordenamiento de las relaciones internacionales. En ese sentido, Putin se refiere a la actuación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que trata de asumir funciones alejadas de su proclamado carácter de "alianza defensiva". Cuestinó el concepto de la «seguridad» de los miembros del mencionado pacto militar, en especial, EE. UU., que difiere mucho del de Rusia, en alusión a las acciones contra Yugoslavia, Afganistán o Libia. Una sucesión de conflictos armados, justificados por fines humanitarios socava el principio de soberanía de los estados, y aparece un nuevo vacío legal y moral. La lucha, aupada en algunos casos y organizada y financiada en otros, desde Occidente en el Levante y el norte de África, más allá de la excusa ofrecida de la protección de los derechos humanos, se asemeja a una repartición de mercados: “Rusia perdió importantes contratos en Libia, incluido el desarrollo de varios yacimientos de gas por parte de la empresa Gazprom, la construcción de una línea de alta velocidad entre Trípoli y la oriental ciudad de Bengazi, así como contratos de cooperación militar. Mientras Rusia pierde tales mercados, a los cuales llegó después de muchos años de trabajo, en su lugar llegan compañías de los mismos países que causaron destrucción en naciones levantinas”, subrayó. (Algunas claves de la política exterior de Putin. Véase online en: http://contactolatino.com/news/3582988/algunas-claves-de-la-politica-exterior-de-putinprensa-latina/ ).
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x Para el Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU., la industria petrolera de perforación en aguas profundas-(profundidades de cinco mil metros o más) es ambientalmente segura. Sin embargo, David Pettit, abogado de la organización ambientalista National Resources Defense Council, dice que el auge y los dispersantes utilizados en el 2010 para el control de derramen son los mismos métodos utilizados para limpiar el derrame de petróleo de Santa Barbara en 1969. "Este es un experimento enorme y costoso para ver qué va a pasar en el Golfo", dijo Pettit. Rayola Dougher, asesor económico de la American Petroleum Institute, dice que después de años de perforación en aguas profundas sin un incidente mayor, la industria pensaba que había derrame de prevención bajo control. "Hemos tenido dos tormentas del siglo (back-to-back) y que nos decía este sistema realmente funciona", dijo Dougher pára referirse a los huracanes Katrina y Rita de 2005. "Hemos perdido algunas plataformas, pero no tenía [el derrame] grandes eventos". Sin embargo, Dougher y otros expertos de la industria está es una pérdida para explicar las fallas catastróficas en los procedimientos de seguridad redundante diseñada para proteger contra escapes de alta presión como la que causó la explosión de Deepwater Horizon. Se estima que 4,9 millones de barriles (206 millones de galones) [CNN] de petróleo crudo se derramaron en el Golfo desde el accidente de Deepwater Horizon hasta que el pozo roto fue controlado en julio de 2010, casi tres meses después de que el derrame comenzó. Aunque el derrame ha sido contenido, los impactos ambientales a largo plazo de la catástrofe aún no se conocen, y la región está todavía reponiéndose de las consecuencias inmediatas ecológicas y económicas. El Economic Times informó datos preliminares que muestran que el derrame podría haber matado a más de seis mil aves y 600 tortugas. Los defensores del ambiente han advertido sobre la posibilidad de derrames catastróficos de perforación mar adentro y consideran la perforación en aguas profundas con garantías de seguridad particularmente débil. Y si bien en la tecnología de extracción que hace posible la perforación en aguas profundas es el futuro del arte de la explotación petrolera para EE.UU., las tecnologías de limpieza se retrasó décadas atrás. (Información online en: http://translate.google.com/translate?hl=es&prev=/search%3Fq%3Dcouncil%2Bon%2Bforeign%2Brelations%2Bestados%2Bunidos%26hl%3Des%26biw%3D640%26bih%3D400%26prmd%3Dimvns&rurl=translate.google.co.ve&sl=en&u=http://www.cfr.org/united-states/usdeepwater-drillingsfuture/p22204).
xii La enorme rapidez con la cual el mismo gobierno decidió efectuar la licitación de las obras petrolíferas por desarrollarse en Irak, que ganó antes de la propia caída de Bagdad y Basora una filial de la empresa Halliburton (Kellogg), la que fue durante el gobierno de Bush hijo dirigida por el propio vicepresidente norteamericano -y ex ministro de Defensa del padre de Bush-, Dick Cheney. (citado en Graciano, 2003:24), se repite en la invasión a Libia, mientras los rebeldes, con apoyo de la aviación de la OTAN, consolidan sus posiciones en Trípoli, y bombardeara la caravana de coches (convoy) en que Gaddafi intentaba salir de su ciudad natal de Sirte. Los principales dirigentes de la Coalición [de la OTAN] han celebrado jubilosamente la muerte de su enemigo y sin que lo digan estos se entiende que la “herencia petrolera” de Libia no se repartirá en partes iguales. Si se toma en consideración que el 95% de las exportaciones de Libia antes de estallar la guerra civil eran petróleo y gas, se entiende perfectamente de qué se trata. De modo que Rusia tiene mucho que perder en la Libia “liberada”. La fórmula utilizada para la repartición de la “torta petrolera” es asombrosamente parecida con Irak. En enero de 2010 Rusia firmó con Libia un acuerdo de suministros de armas, por un costo de 1,3 mil millones de euros. El acuerdo comprendía la compra de los sistemas de misiles antiaéreos rusos C-300PMU2 Favorit, decenas de tanques T-90C y unos 20 aviones de combate. El incidente se convirtió en un precedente muy peligroso: La ONU aprueba una resolución política, aparentemente muy moderada, pero con tantas “hendiduras” que la OTAN tuvo la posibilidad de pasar por ellas sus planes militares, y la UE (Francia, Italia y Alemania, además de reconocer las nuevas autoridades libias, ya estaban negociando con ella y los británicos también intentando unirse al proceso) y los EE.UU. sus planes económicos, así como pedir en el propio suelo libio, a través de su actual Secretaria de Estado Hillary Clinton, “la cabeza de Gaddafi” que a los pocos días le fue entregada en «bandeja de sangre».

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   La misma Clinton solicito por televisión abierta, que el gobierno libio de CNT lleve a cabo una investigación exhaustiva y completa sobre la muerte del ex líder Muammar Gaddafi, sodomizado en cuerpo y alma. De esta forma Clinton busca desvincularse de dichos de la propia CNT que la apuntaban como responsable de haber solicitado explícitamente "la cabeza de Gaddafi" al momento que arribo a Benghazi con 4000 marines. China se mantiene aparte en “La repartición del petróleo libio”. En el país norafricano residen y trabajan más de 30 mil chinos que no se marcharon de allí a pesar de los bombardeos. Además, Pekín tiene sus contratos millonarios con Libia para extracción y manipulación de hidrocarburos. (En la Libia sin Gadafi comienza la repartición del petróleo libio. Información online en: http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20110827/150346639.html ).
xiii "Y el neoliberalismo habrá sido sólo un paréntesis de locura". Entrevista (03/02/08) de Benedetto Vecchi para Il Manifesto a Giovanni Arrighi a propósito de su último libro “Adam Smith en Pekín”. (Información online en: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1653 ).
xiv Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendentes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuertes posible. (Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Mercantilismo ).
xv Los fisiócratas “formaban parte de las leyes naturales, y de ahí su nombre «physis»: Naturaleza, «kratos»: Poder, o Poder de la Naturaleza, de la tierra” (representantes de la economía política burguesa de Francia en el siglo XVIII), rechazaron la idea mercantilista de la riqueza como acumulación de dinero en el país (ver Mercantilismo en nota anterior). Consideraban que la única fuente de riqueza es la Naturaleza, con cuyo concurso -a juicio suyo- y sólo con él puede crearse el producto neto. Reducían la plusvalía a un don físico de la Naturaleza, creían que la agricultura es la única rama en que se crea el producto neto. A los fisiócratas corresponde el mérito de haber situado el problema concerniente al origen de la riqueza social en la esfera de la producción material en lugar de situarlo, como hasta entonces se había hecho, en la esfera de la circulación. Con ello sentaron las bases del análisis de la producción capitalista en su conjunto. .Para los fisiócratas es de la renta de la tierra de donde provienen la ganancia y el interés-. A pesar de que no alcanzaron a formular una concepción plena de valor, por subestimación del trabajo en la industria, sus análisis sobre el producto neto abrieron una ruta que luego transitaron Ricardo y Marx al descubrir el meollo de la plusvalía (citado por Vitale, 2000). Los fisiócratas fueron partidarios del dominio ilimitado de la propiedad privada, de la libre competencia y de la libertad de comercio exterior. Lo valioso de su doctrina estriba en hacer depender de la estructura económica la situación de las clases de la sociedad. Es asimismo un mérito científico de los fisiócratas el examinar el capital en la forma que adopta en el proceso de producción, en vez de identificar -como hacían los mercantilistas- el capital con la forma monetaria en que aparece ésta en la esfera de la circulación. Los fisiócratas dieron comienzo al análisis científico del capital fijo y del capital circulante mediante su doctrina de los anticipos iníciales y anuales. Fueron los primeros, en la historia de las ideas económicas, que intentaron analizar las leyes de la reproducción y de la distribución del producto social global bajo el capitalismo. Los clásicos del marxismo estimaron en mucho esa tentativa y la consideraron de alto mérito para su tiempo. (Información online en: http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/f/fisiocratas.htm ).
xvi Adam Smith no se hacía ilusiones al respecto cuando escogió describir el poder controlador real del sistema como “la mano invisible”. Mientras más se hacían valer en el curso de la historia las determinaciones objetivas del orden metabólico del capital global, más obviamente resultaba ser apenas una fantasía de los líderes socialdemócratas la noción de “capital solicito” o a cargo de los procesos económicos (Mészáros, 1995).
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xvii El problema del hombre. [Documento online]. En: http://pdf.rincondelvago.com/el-problema-del-hombre.html
xx En física está considerado como el creador del mecanicismo y, en matemática, de la geometría analítica. No obstante parte de sus teorías como la del animal-máquina han sido rebatidas. (Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Descartes).
xxii Positivismo. [Documento online]. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Positivismo
xxiii Sociólogo judío-alemán (1897-1990) que aporta una mirada de largo alcance sobre los procesos que han configurado a la sociedad occidental, desde la Edad Media. Su trabajo se centró en la relación entre poder, comportamiento, emoción y conocimiento. Ha dado forma a la llamada «sociología figuracional». Fue poco conocido en el campo académico hasta los años 70, cuando fue "redescubierto". Su trabajo de una sociología histórica, puede explicar estructuras sociales complejas sin menoscabo de agencias individuales. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Norbert_Elias
xxiv El superyó (DRAE (2001), en latín, superego: “En el psicoanálisis freudiano, parte inconsciente del yo que se observa, critica y trata de imponerse a sí mismo por referencia a las demandas de un yo ideal”. El ideal del yo es una autoimagen idealista que consta de conductas aprobadas y recompensadas. La corriente psicoanalítica posterior a Freud refuerza su idea acerca del momento del surgimiento del superyó, otorgándole un carácter fundacional del sujeto y de su posición estructural.  La mente es un mosaico de mentes, y los fenómenos disociativos están en la base del funcionamiento mental y no el inconsciente freudiano, que resulta ser un constructo mental sin existencia real.
xxv Inició los estudios sobre los fenómenos disociativos. Estas ideas serian eclipsadas por los conceptos de Freud sobre la histeria, y sólo en la actualidad han sido continuadas por los neoasociacionistas americanos Hilgard, Tart, Spanos, etc. También muchos de los estudios modernos sobre la Conciencia hacen referencia a la naturaleza plural de la mente. (Véase online: Introducción al concepto de pluralismo mental. En: http://www.psiquiatria.com/congreso_old/mesas/mesa53/conferencias/53_ci_a.htm ).
xxvi Marxismo. [Documento online]. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo
xxvii Información online en: http://filosofia.idoneos.com/index.php/342800
xxviii Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Max_Weber
xxix Funcionalismo. [Documento online]. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Funcionalismo
xxx Estructuralismo. [Documento online]. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Estructuralismo
xxxi Existen numerosas evidencias que demuestran que la Revolución rusa de 1917 fue financiada por la banca internacional liderada por el poderoso sindicato de banqueros judíos instalados en Wall Street y Londres. El control monopólico de las industrias era el objetivo de J.P. Morgan y J.D. Rockefeller (firmas anglosajonas protestantes asentadas en New York, fundadas por John Pierpont Morgan y John D. Rockefeller, los dos mayores monopolistas de la historia). Así que, desde finales del siglo XIX, los santuarios internos de Wall Street comprendieron que la forma más eficaz de obtener un monopolio indiscutible era “acudir a la política”, y desde ahí hacer que la sociedad trabaje para los monopolios, y que "el estado socialista totalitario era un mercado cautivo perfecto para los monopolios capitalistas, si podía conseguirse una alianza con los socialistas poderosos". Por lo tanto, los mayores poderes monetarios occidentales decidieron colocar su dinero en favor de la creación de un estado comunista totalitario en Rusia, buscando obtener una economía cautiva, la que podrían explotar y sacar de la competencia.  

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Cuando comenzó la Revolución, Trotsky se encontraba en Nueva York, donde le fue concedido de inmediato un pasaporte norteamericano por el Presidente Wilson, y a continuación, un permiso de ingreso a Rusia así como también una visa de tránsito británica, a fin de regresar a Rusia y "llevar adelante" la revolución. Trotsky subió a bordo de un barco en 1917, dejando Nueva York, junto con un interesante elenco de compañeros entre sus pasajeros, incluidos "otros revolucionarios trotskistas, financieros de Wall Street, comunistas estadounidenses, y un hombre llamado Charles Crane. Charles Richard Crane, ex presidente de la comisión de finanzas del Partido Demócrata, cuyo hijo, Richard Crane, fuese asistente del Secretario de Estado de EE.UU. Robert Lansing, desempeñó un papel importante en lo sucedido en Rusia. El ex Embajador de EE.UU. en Alemania, William Dodd, dijo que Crane, "hizo mucho para que la revolución de Kerensky diera paso al comunismo." Kerensky era el segundo Primer Ministro en el Gobierno provisional de Rusia, que siguió al colapso del gobierno zarista, y precedió a los bolcheviques. Crane también pensaba que el gobierno de Kerensky "era solamente la primera fase de la revolución". (Véase documento online en: http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/64542/banqueros-bolcheviques ). A lo largo de la década de 1930, con los préstamos concedidos a través de los Planes Dawes y Young, Alemania fue capaz de crear unos pocos cárteles industriales dominantes, todos financiados por los banqueros de Wall Street y los industriales. Empresas estadounidenses, incluida la potente sucursal de la J.P. Morgan instalada en Alemania antes de la Gran Guerra, siguieron fabricando durante toda la guerra motores de aviación, camiones y automóviles. Lo hacían para la Alemania nazi, por supuesto. Y con visto bueno de sus propietarios estadounidenses, claro está.
xxxii El envejecimiento de la población se aceleró. Al irse jubilando la generación de la explosión demográfica de los años sesenta, la población activa de la UE comenzó a disminuir, calculándose que este descenso será evidente a partir del 2013-2014. (Información online en: http://www.bibliojuridica.org/estrev/pdf/derint/cont/11/cmt/cmt17.pdf
xxxiii Cameron juzgó "inaceptable" para su país todo pacto que reforzara la gestión presupuestaria, con controles extranacionales y con mayor poder e injerencia para Bruselas. (Información online en: http://www.lanacion.com.ar/1431566-cont-sin-inglaterra-nace-unanueva-ue).
xxxiv Sobre dichas teorías, véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Samuelson, y
http://www.cuartopoder.es/economiainsostenible/algunos-causantes-de-lacrisis-
financiera-premiados-con-el-nobel-de-economia/1080
xxxv Bolívar, mostrado por Vitale (2000), sabía que América Latina necesitaba cambios profundos de estructura: “no es solo Colombia la que desea reformas, son todas las repúblicas de América del sur que cada día sienten más debilidad de su estructura”. Por eso proponía la reforma agraria, la industrialización y la unidad del continente basado en nuestra realidad local.
xxxvi Esta fue su conclusión: “Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial”. (D.L. Meadows et al., 1972. Los Límites del Crecimiento. [Documento online]. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento ).
xxxvii Al Gore advierte en 'Una Verdad Incómoda' sobre el peligro de la falta de reacción al cambio climático. Información online en: http://www.elmundo.es/elmundo/2006/10/26/ciencia/1161878605.html
xxxviii Expresión acuñada por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel (1844- 1904), influido por el biologismo y el naturalismo del siglo XIX. Establecía la relación entre espacio y población, asegurando que la existencia de un Estado quedaba garantizada cuando dispusiera del suficiente espacio para atender a las necesidades de la misma. Esta idea es análoga al destino manifiesto estadounidense. (Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Lebensraum ).
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xxxix Para Morín, “La puerta a lo improbable está abierta aunque el aumento mundial de la barbarie lo vuelva inconcebible en el momento actual. (…) La humanidad es actualmente incapaz de tratar sus problemas más vitales, empezando por el de su supervivencia. Es técnicamente capaz pero políticamente incapaz de eliminar el hambre del mundo.” Globalización: civilización y barbarie. [Documento online]. En: http://www.pensamientocomplejo.com.ar/docs/files/morin_clarin_globalizacion-civilizacion-y-barbarie.pdf
xl Sobre la discusión de este tema, véase: http://introfilosofia.wordpress.com/2010/01/19/globalizacionpensamiento-unico-y-doctrina-liberal/
xli Los Filósofos de la Naturaleza. Información online en: http://www.paginasobrefilosofia.com/html/presocra.html
xliii Heráclito de Éfeso: Nació hacia el 544 antes de Cristo, aproximadamente, y vivió en Éfeso, ciudad enclavada en la costa Jonia, al norte de Mileto, hasta su muerte, en el 484 antes de Cristo. 1. Respecto a los contenidos esenciales de su interpretación de la Naturaleza, siguiendo la línea abierta por los filósofos de Mileto, podemos destacar: a) la afirmación del cambio, o devenir, de la realidad, ("Este cosmos [el mismo de todos] no lo hizo ningún dios ni ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego eterno, que se enciende según medida y se extingue según medida.”) que se produce debido a: b) la oposición de elementos contrarios, que es interpretada por Heráclito como tensión o guerra entre los elementos. ("Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia y que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad.") Ahora bien, esa "guerra" está sometida a: c) una ley universal, el Logos, (que podemos interpretar como razón, proporción...) que regula todo el movimiento de la realidad conduciéndolo a la armonía, y unificando así los elementos opuestos; de donde se sigue la afirmación de la unidad última de todo lo real. ("No comprenden cómo esto, dada su variedad, puede concordar consigo mismo: hay una armonía tensa hacia atrás, como en el arco y en la lira"). 2. La identificación del cosmos con un fuego eterno probablemente no deba ser interpretada en el sentido de que el fuego sea una materia prima original, del mismo modo en que lo eran el agua para Tales o el aire para Anaxímenes. El fuego sería la forma arquetípica de la materia, debido a la regularidad de su combustión, que personifica de un modo claro la regla de la medida en el cambio que experimenta el cosmos. Así, es comprensible que se le conciba como constitutivo mismo de las cosas, por su misma estructura activa, lo que garantiza tanto la unidad de los opuestos como su oposición, así como su estrecha relación con el Logos. 3. La idea de que el mundo nos ofrece una realidad sometida al cambio no es original de Heráclito: a todos los pensadores presocrácticos les impresionó dicha observación. Las afirmaciones de que "todo fluye" y "no se puede bañar uno dos veces en el mismo río" se las atribuye Platón libremente en sus diálogos, sugiriendo la correspondiente consecuencia: "nada permanece". Es probable que Heráclito insistiera en la universalidad del cambio más que sus predecesores pero, por los fragmentos que conservamos de su obra, lo hacía aún más en la idea de la medida inherente al cambio, en la estabilidad subsistente. (Kirk y Raven, "Los filósofos presocráticos", Madrid, Gredos, 1970. Véase documento online en: http://www.webdianoia.com/presocrat/heraclito.htm).
xliv Vida y obras de Demócrito. Véase: http://www.webdianoia.com/presocrat/democrito.htm
xlv Agustín de Hipona. Véase http://es.wikipedia.org/wiki/San_Agust%C3%ADn
xlvi Las pérdidas económicas consecutivas a las catástrofes naturales alcanzaron un nivel récord en 2011 contabilizando pérdidas equivalentes a 366.000 millones dólares (286.000 millones de euros), estimó la ONU en su último estudio anual sobre el tema publicado el miércoles. En 2011, la ONU registró unas 302 catástrofes naturales que provocaron la muerte de 29.782 personas, afectaron a otras 260 millones e infligieron un costo económico récord. El sismo que golpeó a Japón en marzo representa la mayor parte de esa cifra, 210.000 millones de dólares en pérdidas económicas para ese año. (Información online en: http://feeds.univision.com/feeds/article/2012-01-18/perdidas-porcatastrofes-naturales-ascienden-1).
xlvii Francisco de Asís. Véase online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_As%C3%ADs

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xlviii La filosofía ecológica fue anticipada por Francisco de Asís. [Información online]. En: http://www.tendencias21.net/La-filosofiaecologica-fue-anticipada-por-Francisco-de-Asis_a2318.html
xlix Hacia una nueva conciencia planetaria. [Página web en línea]. En: http://www.tendencias21.net/Hacia-una-nueva-concienciaplanetaria_a4343.html
l Jacques Maritain. Información online en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/maritain.htm
li Immanuel Kant. [Página web en línea]. Consultado el 29 de octubre de 2010 en: http://es.wikipedia.org/wiki/Immanuel_Kant
liv Difusióm y florecimiento de la espísteme y los inicios del dogmatismo. Véase: http://www.feeye.uncu.edu.ar/web/epistemologia/Lineadetiempo/linea_de _tiempo.htm
 lv Información online en: http://filosofia.idoneos.com/index.php/372639
 lvi Economía ecológica. Información online en: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=d63e8fe87c1a64e0&writer=rl&return_to=Econom%C3%ADa+ecol%C3%B3gica
lvii Citados en Wikipedia. Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_ecol%C3%B3gica
lviii Los intereses de los Morgan y Rockefeller, organizados en Wall Street y centralizados en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, el más poderoso de todos los bancos regionales de la Reserva Federal, utilizaron la "Misión de la Cruz Roja como su vehículo de funcionamiento" en Rusia al momento de la Revolución Bolchevique. La Misión de la Cruz Roja en Rusia tenía en su contingente a adinerados individuos como J.P. Morgan, la Sra. E.H. Harriman, Cleveland H. Dodge, y la Sra. Russell Sage, y "en la Primera Guerra Mundial, la Cruz Roja dependió en gran medida de Wall Street, y específicamente de las empresas Morgan". Cuando la Cruz Roja Americana estableció una misión en Rusia, “William Boyce Thompson, director del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, ofreció pagar la totalidad de los gastos de la comisión". Todos los gastos fueron pagados por William Boyce Thompson, quien era importante accionista del Chase National Bank, cuyo Presidente había nombrado Thompson como jefe de la Reserva Federal de Nueva York. (…) En última instancia, la misión de Cruz Roja en Rusia "fue de hecho una misión de los financieros de Wall Street para influenciar y allanar el camino para el control, ya sea a través de Kerensky o de los revolucionarios bolcheviques, del mercado y recursos rusos." (véase documento online en: http://www.taringa.net/posts/info/12933841/la-banca-y-revoluciones- NWO.html).
lix Información online en: http://www.diariodelhuila.com/noticia/16581
lx Información online en: http://www.lanacion.com.ar/1431566-cont-sininglaterra-nace-una-nueva-ue
lxi Pedagogía del oprimido. [Documento online]. En: http://www.quedelibros.com/libro/41487/Pedagogia-Del-Oprimidoespanol.Html
lxii Ética kantiana: la razón práctica. Información online en: http://filosofia.idoneos.com/index.php/340982 ).
lxiii Fue una figura relevante del Renacimiento italiano. En 1513 publicó su tratado de doctrina política titulado El Príncipe, el cual ha sido elogiado por muchos importantes intelectuales y gobernantes. (Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maquiavelo).
lxiv La resolución “Armonía con la naturaleza” aprobada por la ONU (2009), que fuera presentada por Bolivia para alertar sobre la ruptura del equilibrio entre los seres humanos y la tierra, “invita” a los Estados miembros y a las organizaciones regionales a considerar el tema de “la rica historia de muchas civilizaciones antiguas y culturas indígenas en la comprensión de la relación entre los seres humanos y la naturaleza” y a presentar las visiones, experiencias y propuestas que esta política plantea. En este sentido, la ONU estableció el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra (véase información oficial online en: http://www.un.org/es/events/motherearthday/docs.shtml ),“Reconociendo que la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, y convencida de que para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades básicas:
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económicas, sociales y ambientales, de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y la Tierra, reconociendo también que Madre Tierra es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones…”. Luego, a través de la intervención del Embajador Rafael Archondo, representante permanente alterno del Estado Plurinacional de Bolivia ante la ONU, en ocasión del debate del Consejo de Seguridad sobre Mantenimiento de la Paz y la Seguridad: Impacto del Cambio Climático (Nueva York, 20 de julio de 2011), la nación boliviana expresó: “Según el Foro Humanitario Mundial, (presidido por el ex Secretario General Kofi Annan) cada año mueren 350.000 personas por desastres naturales provocados por el cambio climático. Es una cifra que va creciendo y que supera el número de muertos de muchos de los conflictos y guerras armadas que se registran en el mundo. Por eso, necesitamos crear una instancia que juzgue y sancione a quienes incumplen sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero, porque lo que están haciendo es provocar un genocidio y también un ecocidio contra la Madre Tierra. Por esta razón el Estado Plurinacional de Bolivia promueve la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental que aplique medidas efectivas para garantizar los derechos humanos y los derechos de la naturaleza de todos y todo lo que hoy es afectado por la irresponsabilidad de quienes anteponen sus intereses de lucro y ganancia a la sobrevivencia de la especie humana y la Madre Tierra.” (véase: http://cmpcc.org/2011/07/20/intervencion-de-bolivia-durante-el-debatedel-consejo-de-seguridad-de-la-onu-impacto-del-cambio-climatico/
lxv Siendo el resultado de que la economía convencional clasificó para su conveniencia como bienes libres, gratuitos e indestructibles, a los recursosnaturales y como carentes de valor, e interés, a los residuos”. (Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_ecol%C3%B3gica).
lxvi Los bienes y servicios que las personas obtenemos a partir de nuestro entorno natural se conocen como “servicios ambientales” (SA). Los servicios ambientales con los cuales estamos directamente vinculados son la provisión de agua, aire y alimentos, todos ellos de buena calidad, ya que son los principales requerimientos para la vida. Sin embargo, también existen otros servicios que son igualmente importantes, como es la protección contra desastres naturales como los huracanes, el control de plagas o la recreación. Sin duda, existe una estrecha relación entre la calidad de los servicios ambientales y la calidad y mantenimiento de nuestra vida (De Groot et al., 2002; Turner et al., 2008; citados [Página web en línea] en: http://www3.inecol.edu.mx/maduver/index.php/servicios-ambientales/4-elvalor-y-la-conservacion.html).
lxvii p. 6 [Documento on line]. En: http://www.unep.org/geo/pdfs/GEO5_SPM_Spanish.pdf
lxviii Artículo 3. (MADRE TIERRA). La Madre Tierra es el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparten un destino común. La Madre Tierra es considerada sagrada, desde las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. (Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. Bolivia, Cochabamba: Proyecto de Ley de Derechos de la Madre Tierra, 2009 (Documento online en: http://www.derechosdelanaturaleza.org/website/files/2011/01/Declaracion- Universal.pdf).
lxix La UNFCCC (Unitetd Nations Framework Convention on Climate Change, por sus siglas en inglés) o Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). La palabra inglesa "framework" define, en términos generales, un conjunto estandarizado de conceptos, prácticas y criterios para enfocar un tipo de problemática particular, que sirve como referencia para enfrentar y resolver nuevos problemas de índole similar. (Véase http://unfccc.int/portal_espanol/items/3093.php ).
lxx La investigación de Walter se centró en áreas de Siberia y Alaska que, durante la última era glacial, eran prados secos sobre el permafrost rico en hielo. Cuando el clima se calentó, ese permafrost se desheló, formando los lagos. A medida que se deshiela el permafrost que rodea a los lagos o que yace en sus fondos, el material orgánico contenido en él (vegetales y animales muertos) puede asentarse en el fondo de cada lago y convertirse en alimento para las bacterias que producen el metano. Todo ese carbono que se había almacenado en la tierra durante miles de años, se convierte en potentes gases de efecto invernadero:

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metano y dióxido de carbono. La nueva hipótesis considera que el metano de los lagos fue responsable de entre el 33 y el 87 por ciento del incremento del metano en el Holoceno temprano. (Información online en: http://www.solociencia.com/arqueologia/07120301.htm). Ahora bien, diversos estudios hablan de un gran incremento de este gas en los últimos años, y algunos científicos incluso lo consideran tanto o más peligroso que el CO2. Así, investigadores de la Universidad Abierta de Reino Unido y de la Universidad alemana de Colonia recuerdan que el metano fue el responsable del calentamiento global de hace unos 180 millones de años, y que acabó con un gran número de especies. Según estos científicos, el fenómeno se produjo a causa de pequeñas ondulaciones en la órbita de la Tierra que periódicamente acercan nuestro planeta al Sol. De esta manera, los océanos se calentaron y descongelaron las enormes cantidades de metano atrapadas en el lecho marino, expulsándolo a la atmósfera. (Véase http://www.natura-medioambiental.com/2008_04_01_archive.htm ).
lxxii Los bonos de carbono son un mecanismo internacional de “descontaminación” para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente; es uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kyoto, para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o efecto invernadero. (Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Bonos_de_carbono).
lxxiii En la actualidad, en relación a la ciencia, Horkheimer (2003) destaca que ésta ofrece un reflejo de la contradictoria situación económica; esta se halla ampliamente dominada por tendencias corporativistas, y en el orden global, es desorganizada y caótica, más rica que nunca y no obstante, incapaz de subsanar la miseria.
lxxiv "Los bienhechores de la humanidad no nacen cuando empiezan a ver la luz, sino cuando empiezan a alumbrar ellos." (Rodríguez, 2005; p. 7).
lxxv Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/John_Dewey
lxxvi Información online en: http://www.alegsa.com.ar/Dic/sistema.php
lxxvii Véase Justus von Liebig. Información onlien en: http://es.wikipedia.org/wiki/Justus_von_Liebig
lxxviii Información online en: http://www.eumed.net/libros/2008c/452/COSMOVISION%20MAYA%20
Y%20SU%20RELACION%20CON%20EL%20ACONDICIONAMIENT
O%20TERRITORIAL.htm
lxxix En los años comprendidos entre 1549 y 1578, se produjo uno de los peores actos de vandalismo cultural de la historia, cuando el obispo Diego de Landa, que vivió en la península de Yucatán, quemó todos los manuscritos mayas que puedo localizar en su afán de acabar con el “paganismo”. (Diamond, 2006: 175-176).
lxxx Información online en: http://www.taringa.net/posts/info/5721671/Laera-del-vacio_-Lipovetsky_-Resumen_.html
lxxxi Los Indicadores de Calidad de Vida adoptados por el PNUD - Cumbre del Milenio, 2000. (Información online en: http://www.choike.org/nuevo/informes/409.html).
lxxxii Quien es Premio Nobel Alternativo (Livelihood Award) y miembro del Club de Roma, entre otros organismos internacionales y prestigiosas academias. (Información on line). Consultado el 11 de octubre de 2010 en: http://www.canalsolidario.org/noticia/ningun-crecimiento-puede-sersostenible/8424).
lxxxiii Información online en: http://www.myfootprint.org/es/
lxxxiv Siete mil millones de personas en un planeta en apuros. (Información online en. http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2011/11/09/204615.php).
lxxxv Es importante señalar que autodeterminación solidaria no significa aislamiento, sino una interdependencia horizontal, que se expresa en redes y alianzas. Lo que la autodeterminación solidaria. Ella no excluye la interdependencia horizontal o dependencia mutua, que se expresa en redes y alianzas. Al contrario, esta interdependencia condiciona la posibilidad de la autodeterminación, porque fortalece a cada miembro de la red o alianza y su capacidad de resistencia a la lógica neoliberal.
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Poder local alternativo y refundación de la esperanza. El problema: frente a una alternativa urgente e imposible. Ponencia de Giulio Girardi. [Documento online]. En: http://www.trueque-marysierras.org.ar/biblioteca2.htm
lxxxvi Véase información online en: http://www.gestionturistica.cl/biblioteca/tesis/pregrado/uach/doc/CH_cuerpo.pdf
lxxxvii Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_del_riesgo
lxxxviii El Antropoceno es un término propuesto en el año 2000 por el químico atmosférico y premio Nobel Paul Crutzen, junto a su colega E. Stoermer, para designar una nueva era geológica en la historia del planeta en la que la humanidad ha emergido como una nueva fuerza capaz de controlar los procesos fundamentales de la biosfera (Crutzen y Stoermer, citados por Duarte et. al, 2006: 24).
lxxxix Véase los observatorios de la Tierra, para la NASA en: www.earthobservatory.nasa.gov; y de la Agencia Espacial Europea: www.esa.int/esaEO/index.html
xc El cambio climático es resultado de un ‘experimento’ inmenso e imprevisto que está liberando masas de gases invernadero a la atmósfera. Los científicos tratan de entenderlo mediante la combinación de datos actuales e históricos con modelos informáticos cada vez más sofisticados. Buscan potenciales efectos de retroalimentación que puedan agravar o atenuar el calentamiento global. Este problema impredecible hace del cambio climático una ciencia particularmente incierta. Pese a que el clima de la Tierra siempre ha cambiado naturalmente, por primera vez ahora la actividad humana es la principal fuerza que afecta este proceso, con consecuencias potencialmente drásticas. (Información online en: http://www.scidev.net/es/climate-change-and-energy/practicalguides/cambio-clim-tico-c-mo-contar-la-noticia-del-siglo.html).
xci La datación fue posible tras el análisis de fósiles de animales vertebrados que vivieron en aquella época y los depósitos de arenas petrificadas, mismas que se extienden por un área de 2.000 km. (Información online en: http://agqciencia.com/2009/01/%C2%BFcuando-se-formo-el-desierto-delsahara/ ).
xcii Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Ganges
xciii Información online en: http://www.webislam.com/?idt=12909
xciii Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Indo
 xciv Retroceso de glaciares amenaza tercera reserva de agua dulce.
xcv Alertan por reducción de glaciares en el mundo. (Información online en: http://www.eluniversal.com.mx/articulos_h/63759.html ).
xcvi Véase Poder (sociología). Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Poder_(sociolog%C3%ADa)
xcvii La Teoría de Juegos consiste en razonamientos circulares, los cuales no pueden ser evitados al considerar cuestiones estratégicas. Por naturaleza, a los humanos no se les va muy bien al pensar sobre los problemas de las relaciones estratégicas, pues generalmente la solución es la lógica a la inversa. La Teoría de Juegos actualmente tiene muchas aplicaciones, sin embargo, la economía es el principal cliente para las ideas producidas por los especialistas en Teoría de Juego. Entre las disciplinas donde hay aplicación de la Teoría de Juegos tenemos: La economía, la ciencia política, la biología y la filosofía
xcviii Las revoluciones y protestas en el mundo árabe de 2010 y 2011, denominadas por distintos medios como la Revolución democrática árabe o la Primavera árabe, consisten en una serie de alzamientos populares en los países árabes, principalmente del norte de África, calificados como revolución por la prensa internacional, que comenzó con la revolución tunecina. Por la naturaleza de sus protestas (libertades democráticas, cambios políticos, económicos y sociales), estas manifestaciones masivas empiezan a ser comparadas con las revoluciones de 1830, las de 1848 y las revoluciones en Europa del Este a partir de la caída del muro de Berlín en 1989. Esta serie de protestas a favor de la democracia contrastó inicialmente con el silencio de la Unión Europea y con un apoyo relativamente grande desde Estados Unidos.

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Las protestas han llegado a causar la convocatoria de manifestaciones democráticas en China, donde han sido rápidamente sofocadas- (Información online en: http://es.wikipedia.org/wiki/Primavera_%C3%A1rabe ). Beijing, aunque de forma discreta, deseaba el éxito militar del régimen de Gadafi frente a los rebeldes que conllevaría un enfrentamiento abierto con las potencias euroatlánticas. Para el gobierno chino, este escenario era la condición necesaria para limitar la hegemonía de las potencias occidentales en el mundo árabe y la oportunidad para extender la penetración de sus empresas, especialmente las energéticas, en este amplio y creciente mercado. El fracaso de su programa de inversiones en Libia en 2009 se podía transformar en un éxito con un Gadafi enfrentado a la UE y Estados Unidos y necesitado de mercados alternativos para sus exportaciones petrolíferas. La posición de Rusia es más compleja debido al conflicto de intereses políticos y económicos, de una parte, y a sus contradicciones entre la política doméstica y la política exterior. Desde el punto de vista de sus intereses políticos, Moscú pretende consolidar un país con un fuerte y eficaz poder ejecutivo federal capaz de modernizar el país y de enfrentar las tendencias centrífugas de algunas repúblicas federadas. Sin embargo, para conseguir este objetivo necesita potenciar su economía y recuperar buena parte de la capacidad de innovación científica y tecnológica perdida durante las dos últimas décadas. Hoy por hoy su principal activo económico son las exportaciones energéticas y armamentistas. Sin embargo, su principal mercado energético sigue siendo la UE lo que necesariamente implica un entendimiento diplomático con los países que ejercen el liderazgo en la Europa integrada. La hegemonía exclusiva de las potencias occidentales en el Mediterráneo y Oriente Próximo, unido a los cambios de régimen político que podrían producirse en países como Siria o Irán, vaticina una pérdida de capacidad y credibilidad para mantener sus aspiraciones como potencia global durante la próxima década. (Véase http://www.analisisinternacional.eu/inteligencia/inteligencia_pdf/int2.pdf).
c [Documento on line] En: http://www.ipcc.ch/pdf/technicalpapers/ccw/climate-change-water-sp.pdf
lxvii Matilde Pérez (2008). Alertan sobre la caída en la producción mundial de granos [información on line] en:
http://www.jornada.unam.mx/2008/11/06/index.php?section=sociedad&article=057n1soc
ci Como en efecto ocurrió en Durban (2011).
cii Véase información on line en: http://www.prensalatina_cu/index.php?option=com_content&task=view&id=475600&Itemid=10
cv Información on line en: http://cmpcc.org/2010/02/02/contribucionadaptacion-al-cambio-climatico/#comment-1091
ciii La raíz etimológica de anekantavada se compone de dos palabras en Sánscrito: anekanta (multiplicidad) y vada (escuela de pensamiento").Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Anekantavada
cvii Quienes acuñaron y especificaron el término Sistema Adaptativo Complejo, fueron John H. Holland y Murray Gell-Mann al referirse a aquellos sistemas que se comportan y desarrollan de acuerdo a una serie de principios claves tales como: propiedades emergentes, totalidad, auto-organización, orden como oposición a lo predeterminado, irreversibilidad, impredicibilidad, resiliencia, cooperación, especialización, organización espacial y temporal en todos los niveles, retroalimentación, proalimentacion y capacidad de reproducción. Véase información online en: http://med.unne.edu.ar/revista/revista195/1_195.pdf
 civ Científicos advierten de un colapso planetario inminente e irreversible. Información en línea en: http://www.abc.es/20120606/ciencia/abcicientificos-advierten-colapso-planetario-201206061209.html
cv (105) El director de Rosoboronexport -el monopolio estatal ruso para la venta de armamento al exterior-, Anatoli Isaikin, reveló, en una entrevista ("Rossíiskaya Gazeta", recogida por RIA Novosti), al ser consultado sobre los "nuevos mercados" para las armas rusas, que "ya hay contratos firmados con Perú, Venezuela, México, Colombia, Brasil y Cuba”. Este crecimiento adquisitivo del armamento ruso por parte de 70 países superó en el 2008 los 6.000 millones de dólares, y menciona a Latinoamérica y precisa, a renglón seguido, que “Ecuador, Uruguay y Chile figuran como potenciales compradores de armas y equipos militares rusos”. (Información online en: http://foro.galeon.com/mostrar/?mode=hybrid&t=866769 ).




















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