Geografía Histórica y Regional de mi Lar Natal: Zona Sur del Lago de Maracaibo

Geografía Histórica y Regional de mi lar natal: Zona Sur del Lago de Maracaibo

 Eudes A Zambrano A (*)


  El Vigía, ciudad del Estado –hoy- Bolivariano de Mérida, y principal urbe de la Zona Sur del Lago de Maracaibo, es mi ciudad natal (nací el 26 de diciembre de 1957), aunque cuando nací, el lugar no era más que una aldea fuera del perímetro de la ciudad, llamada Los Pozones, hoy Parroquia Presidente Betancourt del Municipio Alberto Adriani de la República Bolivariana de Venezuela. En ese entonces, El Vigía no era sino una pequeña ciudad de pujante auge por su situación estratégica o de ciudad nodal, cruce entre las dos (2) principales arterias viales de Venezuela en dicha época: la carretera Panamericana y la carretera Trasandina. Llega a ser municipio el 27 de junio de 1955, luego de que su territorio se encontrara en jurisdicción del antiguo Distrito de Tovar, hasta convertirse en capital del Distrito Alberto Adriani -hoy de nuevo Municipio- del Estado Mérida.

Fuente: Imagen propia, tomada desde el sector Las Cumbres (El Vigía), hacia la planicie aluvial.



Estas vistas, también propias, fueron tomadas cuesta arriba del llamado "Cerro Vigía", hacia el pie de monte Andino

Fuente: Imagen propia, tomada desde el sector Alta Vista (La Blanca, parte alta), hacia la planicie aluvial.

  Hay que destacar que, El Vigía se originó de un puesto que se estableció durante la conquista, para vigilancia en el año 1635 (Historia de El Vigía), en una colina del pie de monte andino, a partir de entonces "Cerro Vigía" (hoy una urbanización conocida como "Buenos Aires", perteneciente a la parroquia urbana “Presidente Rómulo Gallegos”), dando origen al caserío que nace con dicho nombre toponímico, entre las tierras anegadizas del Río Chama, que baja de Los Andes, y el tramo de la carretera Panamericana San Cristóbal-El Vigía (que se terminó en el año 1952, al igual que la construcción del puente sobre el Río Chama en 1954). A la par que iban surgiendo las poblaciones en sus márgenes -y fue cuando también se inició la colonización moderna del Sur del Lago, con el drenaje, dragado y saneamiento de dicha zona-, dando lugar a la llegada de migraciones o colonos agrícolas y la expansión por sus cuatro costados, el crecimiento urbano que experimentó y experimenta El Vigía la hace una ciudad pujante que ya cuenta con un Aeropuerto Internacional, “Juan Pablo Pérez Alfonso”.
Vista hacia  el Cerro El Vigía, desde la urbanización Lago Sur.

 La Cuenca del Lago de Maracaibo es una depresión tectónica delimitada en ambos extremos por el levantamiento andino de la Sierra de Perijá y la Cordillera de Mérida, cuyas dos alargadas y estrechas fajas piemontinas la separan, formando las tierras bajas de los piedemontes y llanuras aluviales circundantes cuaternarias del lago de Maracaibo. Desde el punto de vista geológico-estructural son una cadena caracterizada por pliegues de gran radio de curvatura y sectores fuertemente compresivos en sus estratos rocosos y, morfológicamente, se destacan dos largos ejes de relieve con altitudes superiores a los 3.000 msnm (Vivas, 1992). En el caso del Sur del Lago, la Sierra Norte o de La Culata, es la vertiente que alimenta los drenes que discurren hacia la depresión del lago de Maracaibo (Zinck, 1986) (Citados en Rojas, Pulido y Molina, 2012). En esta cuenca, la cual ocupa 74.000 Km2 en territorio venezolano, y constituye una verdadera esponja o reservorio hidrológico, se incluyen los ríos que desembocan en el Golfo de Venezuela. La forman los ríos que drenan la vertiente oriental de la Cordillera de Perijá-Motilones, la península de la Goajira, la vertiente occidental de la Cordillera de Mérida y las vertientes norte y oeste de las elevaciones de Lara-Falcón. A esta cuenca también drena la vertiente internacional ubicada en Colombia del río Catatumbo. Su actividad económica depende del petróleo, la cual se lleva a cabo de forma intensa. Cubre el 80% de la producción nacional de petróleo e hidrocarburos.

 
El Sur del Lago está conformado por la homogeneidad de sus rasgos físico-naturales (es una planicie aluvial), de un lado, y del otro por el predominio de dos (2) procesos productivos en toda ella: la producción platanera (musáceas) y la producción ganadera. Esta región fue declarada Zona Especial de Desarrollo Sustentable (Zedes), creada por Decreto Presidencial Nº 1.558 de fecha 25 de enero de 2002, constituida en la Zona Sur del Lago de Maracaibo (ZSLM), la cual comprende parte de los estados Táchira, Zulia (la de mayor proporción), Trujillo y Mérida, con una extensión de 14.929 kilómetros cuadrados, de los cuales 706,2 corresponden al Municipio Alberto Adriani, o sea, el 4.7% de la Zedes Sur del Lago (Velásquez, 2006).


Espinosa Jiménez (2021) nos presenta la siguiente síntesis de esta exuberante tierra:

En la Zona Sur del Lago de Maracaibo se localiza el 10% de las mejores tierras del país. La Zona Panamericana del Estado Mérida (ZPEM) se ubica en este territorio. La ZPEM es una región rica en recursos agua y tierra, con importantes extensiones de tierras con vocación agrícola pero en uso agropecuario y surcada por numerosos ríos y caños provenientes del piedemonte andino. Este divorcio entre uso y vocación de la tierra ha generado conflictos entre el Gobierno Nacional y los actores socioeconómicos locales. A lo anterior hay que añadir la no equitativa distribución de la tierra entre sus habitantes. La ZPEM se ha convertido en receptora de desplazados colombianos por la violencia, desde hace unos 30 años, quienes constituyen hoy la mayor parte de la mano de obra agropecuaria en la zona. Los índices socioeconómicos reportados por IIES (1999), hace a la fecha unos 20 años, a juicio del Autor representan una buena aproximación a la realidad actual. No se conoce otro estudio más reciente de la rigurosidad del anteriormente citado. Resumiendo la ZPEM es un territorio con alto potencial de desarrollo agropecuario y agroindustrial, pero también de alto potencial de conflictividad social por la poca equidad en la distribución de la tierra y la riqueza. (p.170)


 El alto potencial de los suelos del Sur del Lago de Maracaibo, permiten un desarrollo agrícola y ganadero significativo. Es el primer productor de diversos rubros agrícolas y pecuarios: palma aceitera, uva, leche, queso, ganado bovino, ovino y aves; el segundo en huevos y el tercero en cambur, plátano y ganado caprino. Además se cultiva: caña de azúcar, coco, yuca, algodón, frijol, melón y sorgo. La producción forestal también es significativa, y los recursos marítimos convierten la región en el segundo proveedor de pescado del país. (GWP SAMTAC-CEPAL, 2000:18).


Imagen satelital de El Vigía, desde la entrada a la ciudad por la Trasandina que va a Mérida, hasta el Aeropuerto internacional juan Pérez Alfonso. 

El Sur del Lago de Maracaibo se destaca por el desarrollo temprano de centros poblados ribereños que desarrollaron el cultivo y explotación del cacao, fruto cotizado en la economía internacional, lo que hizo del Sur del Lago una zona de relevante importancia desde el inicio del poblamiento español. (Briceño, 2005:8). Durante el siglo XVII, San Antonio de Gibraltar fue el puerto más importante del territorio de la actual República Bolivariana de Venezuela. Aquella circunstancia no fue accidental; por el contrario, el establecimiento de San Antonio de Gibraltar fue resultado del propósito expreso de los emeritenses en disponer de un ancladero dotado con una aduana y autorizado por la Corona española para traficar con los embarcaderos del Caribe y Europa y al mismo tiempo representó el fortalecimiento de su derecho jurisdiccional sobre la superficie territorial comprendida entre los brazos del Herina o río Palmar hasta el río Pocó. Gibraltar cumplió la importante función de ser el centro de exportación, de los productores y mercaderes emeritenses, quienes remitían los cotizados productos agrícolas y artesanales originarios de los valles altos inter-montanos, al pie de monte andino-llanero, como el cacao, tabaco, trigo, jamones, harina, lienzo, hilo de pita, carpetas, alfombras, cordobanes, azúcar, miel, panela y muchos otros que le dieron vida al otrora dinámico comercio que se realizaba con Veracruz, Santo Domingo, Puerto Rico, La Habana, Margarita, La Guaira, Cartagena de Indias y Sevilla.

 Pero, ¿qué consiguieron en torno al contacto con los pobladores o nativos de la región? En el periodo de contacto, que se inicia con la Conquista a principios del siglo XVI, el actual territorio de la República Bolivariana de Venezuela, habitado originalmente por etnias nómadas de poca evolución cultural, había sido invadido por tribus afiliadas lingüísticamente a los grandes stocks originarios de la Amazonía, especialmente los Caribes y los Arawakos. Estos pueblos amazónicos introdujeron la agricultura de roza (conuco), basada esencialmente en el cultivo de la variedad amarga de la yuca, y la alfarería. Si exceptuamos a algunas bandas de recolectores y cazadores nómadas de los Llanos meridionales, al igual que algunas tribus recolectores marinos del Caribe, algo más sedentarizados, y los pueblos sedentarios de aborígenes andinos (Chibcha), la mayor parte de las tierras bajas de Venezuela estaban organizadas según el modo de producción tropical (Chaves, 1998:13), caracterizado por el predominio de la agricultura familiar de conuco, fundamentada esencialmente en la yuca y con poca difusión del maíz.

 La vida de estos grupos era nómada o seminómadas para los ubicados en las costas caribeñas, practicaban la pesca y la recolección de plantas comestibles y frutos, que alternaban con la caza como modos de subsistencia; mientras que en el caso de los sedentarios –en la planicie aluvial del sur del lago, piedemonte y andinos-, en lo que respecta a las actividades, fue la agricultura rudimentaria, basadas en el cultivo del cacao, el maíz y en el aprovechamiento de algunas raíces (yuca, ocumo) y la alfarería, así como algunas otras formas de comercio o trueque.

 Las obras que tratan sobre el área geográfica del Sur del lago de Maracaibo, a nivel histórico, son muy escasas; no así las que refieren los aspectos socioeconómicos y físico-naturales, sobre todo los estudios del Instituto de Geografía y Conservación de los Recursos Naturales (IGCRN-ULA) y de la Corporación de Los Andes (CORPOANDES), además de los estudios regionales auspiciados por el Zulia, tanto oficiales (CORPOZULIA, ICLAM) como académicos (LUZ). Por ejemplo, en lo que respecta a su población indígena, en la época precolombina esta región estaba poblada por tribus de diferentes orígenes, entre ellos arawacos y caribes, que presentaban una economía de recolectores, cazadores y pescadores, predominando esta última actividad, pero que en esencia adolece de las citas referenciales académicas debidamente requeridas. El Dr. Luis Fernando Chaves Vargas, eminente investigador del Instituto de Geografía de la ULA, nos deja esta relación sobre el poblamiento y formación social de nuestros aborígenes surlaguense:

"El grupo sociohistórico de CENDES clasifica a los grupos sociales del modo de producción de recolectores, cazadores y pescadores como grupos sociales no excedentarios; a los del modo de producción teocrático como excedentarios; los del modo de producción tropical serían entonces grupos semiexcedentarios (Proyecto Sistemas Ambientales Venezolanos, 1982). En cuanto al tipo de comunidades, Sanoja y Vargas reconocen la siguiente tipología indígena prehispánica para el área de estudio: comunidad semipermanente sedentaria, que incluye la cuenca del Lago de Maracaibo y Perijá (con excepción del área Quiriquire), clasificándolas Chaves como Comunidad en Centro Nuclear Simple. (…) El desarrollo de la agricultura colonial se basó en la plantación esclavista, monoproductora y orientada al mercado externo. Se trata de una forma de producción diferente de la hacienda, pluriproductora, rentista, orientada con frecuencia al limitado mercado interno de la colonia. La hacienda (lo mismo que el hato) tiene rasgos indohispánicos en el sentido de que incorpora al conuco en su mecanismo productivo. El cacao, en cambio, es un cultivo importante durante la todo la época colonial. Tuvo un área de cultivo bastante extensa que incluía, entre otras partes, el sur de la cuenca del Lago de Maracaibo… Existe una relación bastante fuerte de la distribución actual (Barlovento, Litoral central y actual Estado Sucre, donde se cultivaba el famoso cacao de San Bonifacio) de la población negra en las antiguas áreas de cultivo de cacao." (L.F. Chaves, 1964).

 En el caso de las demás subregiones, (Briceño, 2005) estudia los procesos de organización, establecimiento, asignación y distribución del espacio geográfico en el Sur del Lago de Maracaibo, así como la estructura agraria, los sistemas de comercialización y definió la región por la diferencia del blanco, mestizo, indio y negro que a la vez entran a concebir la composición demográfica; por los grandes rasgos de la estructura socio-económica y la subsistencia de una arquitectura de carácter español. En palabras de Briceño (2005):

 "La región histórica es dinámica y cambiante al ser expresión de períodos históricos, de sistemas económicos y sociales proyectados en espacios geográficos. En el ámbito de un territorio regional, la geografía histórica contribuye a explicar las diversas relaciones que se establecen entre los factores espaciales y los procesos históricos y ello se expresa en la región histórica." (s. p.).

 Ciertamente, siendo nuestro proceso marcado fundamentalmente por el mestizaje, el autor presenta el Sur del Lago de Maracaibo como una zona fronteriza, tal cual mosaico cultural de transición entre la región amazónica y la andina, donde la coexistencia entre los distintos grupos indígenas llama la atención; fenómenos de carácter socio-políticos como los asentamientos de pueblos de negros, mulatos y pardos (Gibraltar, Bobures y Palmarito), en una sociedad que, como la colonial, se estructuró espacialmente en base a dos grandes tipos de pueblos: Pueblos, villas y ciudades de blancos; y Pueblos de indios, surgidos de las encomiendas. El hecho histórico que marca el inicio de la reducción indígena y la colonización con la introducción de la población negra esclava, determinó la fundación de San Antonio de Gibraltar en 1516, constituyéndose en un puerto de gran importancia para una economía de mercado volcada al exterior. Su vecina Bobures, al igual que Gibraltar y Palmarito (su población de ascendencia africana, proviene en su mayoría de los esclavos traídos durante la colonia para trabajar en las haciendas de cacao en Gibraltar), son conocidas por su devoción al santo negro San Benito de Palermo.

 Basados en el método de la Geografía Histórica, Hernández y Santos (2004), a partir de la interacción medio físico-ser humano, se remontan a las primeras exploraciones a los Andes venezolanos, y datan las realizadas por Ambrosio Alfínger, quien, saliendo de Coro rumbo a Maracaibo, mandó a varios hombres a bordear la costa oriental del Lago de Maracaibo, llegando hasta la costa sur (lo que se conoce en la actualidad como Sur del Lago). Supuestamente, llegaron hasta la parte baja del río Chama, para lo cual tendrían que haber atravesado toda la zona cenagosa del sur lacustre, o en su defecto, haber navegado en pequeñas canoas, lo cual "debió ser importante para el conocimiento geográfico, en cuanto a la navegabilidad de ciertos ríos: "Como la Cordillera del Norte o Sierra La Culata bordea el Sur del Lago, los exploradores debieron divisarla, y en consecuencia, tuvieron cierta idea acerca de posibles comunicaciones intramontanas". (p. 33).

 Más que una zona de paso, de tránsito entre las cumbres merideñas y el estuario marabino –un “no lugar”, en la tónica de Marc Augé– en donde el puerto de Gibraltar sería una mera escala; el sur del lago de Maracaibo constituyó un espacio fronterizo-laminar entre los dominios hispano-criollos y las tierras de los grupos aborígenes, o “indios”, quienes lejos de ser sometidos, fueron una constante amenaza al establecimiento de “ciudades”, “villas” y haciendas y, en consecuencia, implantación de la sociedad colonial hispana. Luchas constantes entre ambas etnias que apenas se aplacaron con frágiles acuerdos que permitieron una débil y tímida ocupación por parte de los europeos, quienes se replegarían en la cordillera andina y en las riberas del lago de Coquivacoa. (Ramírez, 2015). Por ello, se puede afirmar que Gibraltar fue el puerto de mayor actividad e importancia económica en ese período colonial, cuyo papel fundamental, como centro de acopio y exportación, fue el de canalizar la salida a ultramar de la rica producción de las tierras emeritenses.

 En 1821 Maracaibo se unió a la Venezuela independiente según la Ley de División Territorial de la Gran Colombia; a partir de entonces Mérida formó parte del Departamento del Zulia hasta 1830. Durante esos años, Venezuela, como parte de los departamentos de la nueva República, tendría sus propias autoridades, pero dependientes del gobierno central de Bogotá, y, a nivel regional, cuyo comercio de los productos se ejercía a través del Puerto de Gibraltar, de las autoridades marabinas. La ubicación estratégica de Gibraltar, al sureste del lago de Maracaibo y en la falda de los Andes, la convirtieron en ruta obligada de los productos que venían del virreinato de la Nueva Granada y de Venezuela. Su creciente valor geoestratégico fue determinante en los cambios político administrativos de la otrora Provincia de Mérida y La Grita y explica, según Cardozo (citado en Briceño, 2005), en buena medida, la controversia entre la élite político-militar merideña y la élite marabina por el control del comercio lacustre, incluso por el territorio merideño al Sur del Lago y, particularmente, del puerto de Gibraltar por donde salían las mercancías y productos de la región objeto de estudio.

 De este modo, durante la mayor parte del siglo XIX el estado Mérida tuvo mayor presencia en la costa sur del lago de Maracaibo, a pesar de que la Ley del 28 de abril de 1856 estableció la división territorial de Venezuela y modificó los límites de Mérida, perdiendo ésta sus derechos a las tierras del sur del lago. Por esto, Mérida reclamó su presencia y pertenencia a esta zona mediante comunicaciones directas al Ejecutivo Nacional, así como también a través de la construcción de aduanas, puertos y vías de comunicación; que le permitieron comercializar su producción agrícola hacia mercados foráneos. Pero el estado Zulia comienza también a tener presencia física en el Sur del Lago (Briceño, 2009:53), a través de la construcción del ferrocarril Santa Bárbara-El Vigía, y con la instalación de compañías de vapores que circulaban de Maracaibo a los principales puertos surlaguense en las últimas décadas del siglo XIX.

 La creciente actividad económica, desarrollada en la planicie del Sur del Lago de Maracaibo, se debió, como ya hemos adelantado, a la temprana aparición de las estancias productoras de cacao, atraídas por la delicia del cacao criollo porcelana (es conocido mundialmente por su excepcional poder aromático, suave sabor y delicada textura), especie cuya variedad Criollo, asegura Humberto Reyes (citado en El Club del Chocolate.com), experto en cacao venezolano, era silvestre antes de la llegada de los españoles, y se daba en muchos lugares de Mérida (de las montañas, alrededor del Lago Maracaibo); las que rápidamente evolucionaron hacia haciendas, asentadas en una acelerada expansión de la frontera agrícola, aumentando inusitadamente la producción de cacao. En consecuencia, las haciendas cacaoteras de la planicie lacustre definieron con precisión sus sistemas productivos sobre la base de la extensión de los sotobosques cultivando arboledas de cacao, lo que no afectó el ecosistema de aquella región. Así como por la tecnología aplicada, mediante la utilización de herramientas y técnicas provenientes originarias de Europa e introducidas y adaptadas al cultivo del cacao por los peninsulares.

 Luego vendrían los asentamientos mayores. Estas tuvieron una rápida expansión, entre las cuales fueron de significativa importancia las estancias productivas de caña de azúcar, las que rápidamente evolucionaron hacia haciendas cañeras que suministraban panela (papelón), miel, melotes y azúcar morena o granulada. Esta haciendas cañameleras, asentadas en una rápida expansión de la frontera agrícola en la planicie lacustre, definieron con precisión sus sistemas productivos sobre la base de la eliminación total de los sotobosques para ser sustituidos por los cultivos de caña de azúcar, mediante la introducción de herramientas e ingenios provenientes de las Antillas que fueron modificadas y adaptadas a las necesidades particulares del área de explotación. (Ramírez, 2014a).

 Este proceso del cultivo en las haciendas cañameleras se diferenció notablemente de las cacaoteras y su tecnología para la producción incidió notablemente, propiciando substanciales cambios edáficos. En tanto que la infraestructura fue similar en ambos tipos de haciendas integrados por una casa, sus depósitos y adicionalmente se construyeron las casas de los esclavos y sistemas defensivos que caracterizaron a las unidades productivas del Sur del Lago de Maracaibo.

 Para el historiador Luis Ramírez (Boletín de la Academia Nacional de la Historia), quien estudia la esclavitud en el Sur del Lago de Maracaibo -área que constituyó espacio jurisdiccional de Mérida, desde su ocupación primigenia comprendida desde la sexta década del siglo XVI hasta finales del siglo XVII-, la introducción de la mano de obra esclava, propició favorables circunstancias determinada por la certidumbre en su suministro mediante la trata de los negros a través del sistema de las licencias, controlado por reglamentación de la Casa de Contratación de Sevilla, la que autorizó a numerosos personeros de la realeza y mercaderes sevillanos, quienes, a su vez, las negociaron con los tratantes portugueses. La trata fue incentivada cuando las coronas hispana y lusitana se unieron, permitiendo la actuación directa de los portugueses en la misma, posteriormente se acudió al sistema de asientos, a lo cual se agregó los bajos costos de los negros, y permitió su introducción para laborar en las esplendidas haciendas cacaoteras y cañamelares que se desarrollaron tempranamente y que posibilitaron el ingente desarrollo de la economía emeritense durante ese periodo.

 Planteadas de esa forma las variables, el análisis de Ramírez (2014c) se centra en el estudio cuantitativo y cualitativo de los propietarios y propiedades existentes en el sur del Lago de Maracaibo. La investigación se dirigió a determinar la cuantía de los propietarios, su origen, procedencia y vecindad, así como la ubicación, extensión, uso, movilización, concentración y fraccionamiento de la misma, concretamente las fases de apropiación del suelo y su distribución espacial, definida de acuerdo a sus usos: agrícola y urbano. A su vez, el espacio urbano ubicado en San Antonio de Gibraltar, se examina como resultado de la interacción ciudad-campo, destinado fundamentalmente al uso residencial y comercial, no obstante que también hubo necesidad de áreas con fines ceremoniales y asistenciales.

 En otro trabajo del historiador Briceño (2005), La región histórica del sur del Lago de Maracaibo y la influencia geohistórica de la ciudad de Mérida, nos presenta una investigación concibiendo la organización de los paisajes como la transformación por la presencia del hombre desde la ocupación del espacio en el período de conquista y colonización, la fase republicana del siglo XIX, la modernidad del siglo XX, en relación con sus espacios de influencia merideños.

 Para Chaves (1998:21), en cambio, su investigación enfatiza en el modo de producción indohispánicos, que integra los restos de modos de producción indígenas a relaciones de producción de rasgos feudales, y se constituye así en un modo de producción dominado. Marginalmente subsisten conucos y aldeas indígenas como enclaves dentro del área de implantación hispánica y, ocupando áreas más amplias, en los territorios más apartados del Sur, el Este y el Oeste del área de estudio.

 El circuito comercial del occidente de la actual Venezuela operaba a mediados del siglo XIX, al igual que en los tres siglos anteriores, sobre la base estructurante de un sistema de puertos lacustres y fluviales que servían de depósito y trasbordo entre las áreas productivas de los valles y piedemonte andinos y el puerto de Maracaibo, destacado por el ilustre historiador venezolano Dr. Germán Cardozo Galué (citado en Briceño, 2005), quien ha identificado ―la región histórica marabina- sustentada en la multisecular capacidad del puerto de Maracaibo para fraguar (a decir de él) vínculos económicos y socioculturales entre los paisajes humanos. Se trata de una región circunscrita en la larga duración y enmarcada en el concepto ciudad-puerto, el cual es capaz de ampliar la frontera de la región.

 El proceso moderno de colonización inicial, nacido al calor y el progreso económico que impulsó la actual carretera Panamericana, da paso a un segundo proceso que genera la sustitución del uso agrícola por el pecuario, desplazando la actividad campesina con productos tradicionales de conuco como maíz, yuca y plátanos, cada vez más por la actividad ganadera y de fundos latifundistas, economía que concentrará lo fundamental de la inversión, debido a que permitía mayores márgenes de ganancia sustancial, en vista de que la renta es mayor para cada unidad de explotación en tierras obtenidas, además, gratuitamente, pues son tierras de la nación (Martín, citado en Pulido, 1994). También este proceso de ocupación de tierras que se incrementó a partir de la construcción de la carretera Panamericana originó conflictos entre los campesinos y los pequeños productores con los ganaderos, situación que ha sido una constante en la zona. Entre 1988 y 2000 se produjeron numerosas invasiones en el país y una de las zonas más conflictivas fue la del Sur del Lago, siendo ésta una de las características en áreas rurales emergentes en vías de conformación socioterritorial alternativa. (Molina, 2009)

 Pero mayor también sería su impacto. En efecto, el costo de la explotación ganadera es, en primer lugar, el daño ambiental que genera la deforestación, ya que grandes superficies de bosques fueron taladas (con una pérdida de casi un millón de hectáreas, según Rojas, Goldstein y Pulido, 2024: 220) para dedicarlas al pastoreo. Los animales domésticos (bovino) requieren mucha más superficie que los cultivos para producir la misma cantidad de calorías. En segundo lugar, la erosión del suelo expuesto, sin cobertura vegetal, además de la escasez de agua por cambio del régimen hídrico producto de la deforestación y la pérdida de biodiversidad, así como la desestabilización de las comunidades originarias y la extensión de las enfermedades.

 La oferta de tierras públicas, sumada a la presión campesina alto-andina -agravada por la crisis cafetalera y el histórico minifundismo- generaron un fuerte éxodo colonizador en los años cincuenta, que nutrió de mano de obra barata la explotación forestal y el desarrollo agropecuario del sur del lago de Maracaibo. Para 1965, en la ZSLM se cultivaba el 67% de la producción nacional de plátano (Venturini, citado por Pulido, 1994: 59). Actualmente, se produce el 80% de musáceas en 50 mil hectáreas y el 60% de la producción lechera nacional; a la par que genera el 30% de la producción de carne (Soto, 2006: 74; Tomo I).

 En opinión de otro especialista (Gutiérrez, 1987), la ganadería en la zona es injustificable económicamente (Venezuela tiene extensas zonas en la planicie aluvial del Orinoco, al norte de la misma, o Llanos Centrales; y al suroeste, o Llanos Occidentales) por su poca especialización y productividad, haciendo de ella una empresa costosa por el uso no intensivo del recurso suelo (1.3 unidad animal o cabeza/ha), cuyas tierras son una de las más fértiles del país (la ZSLM sólo presenta alrededor de un 10% de suelos con severas limitaciones y menos del 1% con pocas limitaciones: citado en Molina, 2009:74), aduciendo un escaso manejo zootécnico de las explotaciones lecheras y el potencial forrajero (gramínea/leguminosa). Igualmente, refiere que “el predomino de las fincas grandes sobre las pequeñas, se pone de manifiesto en todas las subregiones que integran la zona; no obstante corresponde al sector del Estado Zulia el mayor porcentaje de fincas grandes” (35,14% de las fincas del sector). Los sectores de Zulia y Táchira son señalados por el autor citado como los sectores pecuarios por excelencia en la ZSLM, y la subregión merideña lo es en la actividad agrícola, aunque la otra actividad también está presente (en El Vigía, existe una INDULAC o industria láctea), sobre todo en el área de estudio.

 Según Rojas y otros (2014):

 "La producción de plátano aumentó de 377.508 toneladas en 1992 a 574.515 toneladas en 2001. Nuevas compañías comercializadoras aprovecharon la apertura comercial promovida por los ajustes estructurales, elevando las cifras de exportación de plátano y banano (Pulido, 1994). Sin embargo, un conjunto de circunstancias desfavorables (controles arancelarios, humedad edáfica, intensidad de los vientos, plagas y enfermedades) determinaron que la superficie cultivada y la producción exportable declinaran en los años posteriores. El carácter extensivo, los menores costos de mano de obra y la demanda del mercado interno, le agregaron ventajas comparativas a la ganadería de doble propósito respecto a las musáceas. Aunque el rebaño aumentó, la producción de leche disminuyó drásticamente debido a la reducción de los subsidios en este rubro. De modo tal que, la ganadería de carne, más que la lechera, siguió ganando espacio en las áreas boscosas de la vertiente sur-lacustre." (p.226).

 Para Ramírez (2014c), la importancia de historiografiar esta subregión radica en la carencia de estudios sistemáticos sobre el pasado de tan significativo espacio que integra geográficamente la cordillera merideña con los Andes y la costa Caribe neogranadina, dilatándose sobre una extensión de elevada productividad agrícola y pecuaria, tanto en su pasado colonial como en la actualidad. Esa zona ha sido tradicionalmente obviada en los estudios históricos, debido a dos razones. La primera radica en que sus raíces están íntimamente vinculadas a la región histórica merideña y actualmente parte de ese territorio se halla en disputa entre los Estados Mérida y Zulia, lo cual ha dado como resultado que sus pobladores erróneamente se consideren partícipes de la zulianidad. Esa situación, necesariamente suscita la discusión sobre la certera vinculación histórica del sur de la planicie lacustre, demostrando indudablemente tanto su pertenencia a la región histórica merideña como la evolución jurisdiccional del Sur del Lago de Maracaibo durante los siglos XVI y XVII.

 Sólo a finales del siglo XIX, se manifestó la necesidad de examinar el pasado del Sur del Lago de Maracaibo, cuando tuvo su primer y más significativo aporte en la tesis sustentada por Tulio Febres Cordero, en su concienzudo trabajo titulado El derecho de Mérida a la costa sur del Lago de Maracaibo, presentado como soporte en los alegatos introducidos por la entonces Sección Mérida del Estado Los Andes, ante la Alta Corte Suprema de Justicia en el año de 1890, para reclamar su innegable derecho sobre esas tierras, las que injustamente le habían sido arrebatadas y cuya demanda dio como resultado la pertinencia y vigencia de tal impetración, sentenciándose la entrega inicial del corredor de Palmarito en 1904. De la misma forma, el enunciado autor sintetizó el proceso de fundación de San Antonio de Gibraltar en sus Décadas de la Historia de Mérida.

Estos espacios geográficos se conocen, destacado por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2013), como Zonas de Sobreposición de Límites Políticos Territoriales (ZSLPT), y son en todo caso un efecto, una consecuencia, debido a la presencia de ambigüedades e incongruencias en los tratados de delimitación, poniéndose en evidencia cuando se realiza la demarcación de las unidades políticas, sean estos los linderos generales de los estados, municipios y parroquias. La República Bolivariana de Venezuela presenta problemas de sobreposición de límites políticos territoriales internos, en los niveles de estados, municipios y parroquias. En la actualidad existen 68 Zonas con Sobreposición de Límites entre Entidades Federales, sesenta y nueve (69) entre municipios, noventa y ocho (98) entre parroquias y, siete (7) Zonas sin adjudicación a una Jurisdicción Territorial.

De manera general las causas que han desencadenado este tipo de problema y conflictos de tipos jurisdiccionales y políticos administrativos entre las entidades involucradas, se pueden clasificar en cuatro dimensiones básicas, a saber: una dimensión histórica, una dimensión política, otra dimensión jurídica y la dimensión técnica, y son evidencias históricas de la poca voluntad y compromiso por parte del Estado por poner fin a tales discrepancias. Aunque actualmente existe un cubrimiento cartográfico importante a nivel nacional, se necesita depurar la base cartográfica con clasificación de campo, actualizarla para de esta manera densificar los datos toponímicos. Entre los problemas más frecuentes y connotados derivados de tal dilación tienen que ver, en la mayoría de los casos, con la asignación de presupuesto, situado constitucional, pagos de impuestos, proyectos catastrales, estudios cartográficos y temáticos, incertidumbre entre los habitantes, registro civil, registro de estadísticas vitales, circuitos electorales, registros con fines censales…

En resumen, se reconoce que parte de estos problemas se deben en buena medida, a la imprecisión en la redacción de las leyes de división político territorial de las Entidades Federales. Estas zonas pueden afectar grandes extensiones como es el caso de la Zona de Sobreposición entre los Estados Zulia y Mérida ubicada en la ZSLM. Es así como, entre los Estados Zulia – Mérida, se presenta sobre en la línea que separa a los municipios Colón, Sucre, Francisco Javier Pulgar, Julio Cesar Salas, Tulio Febres Cordero, Justo Briceño, Caracciolo Parra Olmedo, Alberto Adriani y Obispos Ramos de Lora (Límite sur sureste del Estado Zulia – Límite oeste del Estado Mérida)

 Ramírez (2014b), por su parte, realiza un estudio del proceso asignación de la propiedad privada del suelo y su distribución espacial al igual que su posterior movilización, evaluando su concentración y fraccionamiento, a través de los indicadores del número de predios, ubicación y extensión en el sur del Lago de Maracaibo durante los siglos XVI-XVII. El estudio demuestra que la asignación de las posesiones y su legalización se desarrolló en el marco de la política española especialmente en aquellos espacios óptimos para los cultivos de cacao e inmediatos al puerto de Gibraltar, en cuyas superficies se apreció con mayor incidencia la segmentación de los predios a través de las diversas y sucesivas trasferencias realizadas durante el periodo estudiado.

 Asimismo, Molina (2009) también hace un estudio para la época actual sobre la afectación de la tierra privada en base a la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (LTDA, 2005) impulsada por el Gobierno revolucionario bolivariano en el Sur del Lago (municipio Alberto Adriani), centrada en la intervención de las mismas por la organización colectiva (cooperativas agrarias), a las cuales el INTI asigna tierras reglamentadas por Cartas Agrarias.

 Entre las conclusiones del trabajo mencionado, está el hecho de que se aprecia un cambio tangible en torno al papel normativo dado a la propiedad fundiaria privada con vocación agrícola en la nueva LTDA, con la afectación de tierras ociosas o incultas y expropiación de fundos bajo un enfoque radical, al asumir posturas ideologizante, de corte comunista o, si se quiere, socializantes de la propiedad (propiedad social o comunal), al avanzar sobre propuestas sociales y/o colectivas, lo cual se presenta como estatismo ante el ojo avizor de los analistas agrarista. En cuanto a la adjudicación de la tierra a organizaciones colectivas se le ha dado la debida importancia, acrecentando su rol, el cual no es otro sino el de la acción mancomunada en la gestión de las unidades de producción social agrarias, lo que significó un 'salto' sustancial en la materia, pero que en la práctica es poco el avance estructural en cuanto a la transformación agraria, en vista de que sigue siendo politizada dicha acción, por lo que no se diferencia en mucho a la anterior reforma agraria cuartorepublicana, por cuanto la misma era también no convencional pero adolecía del acompañamiento efectivo y permanente, siendo el campo igualmente improductivo y abandonado, al gozar sólo del derecho de tierra y créditos o subsidios del Estado amparados en una afinidad política. Para Molina (2009):

 "No se puede pretender que el sólo hecho de cambiar el modelo normativo de propiedad agraria que se traía por otro de características colectivistas se van a alcanzar las metas plasmadas en los planes de seguridad y soberanía alimentaria, al menos que se desarrolle el capital social estructural y cognitivo, ya que –sostenido por prominentes agraristas (Altieri, Dumont)- toda revolución es satisfactoria y logra su consolidación por medio del sector agroproductivo y alimentario." (p. 121).

 En este sentido, hay que reconocer la valoración conclusiva de Molina (2009), en vista de que, hoy día, la República Bolivariana de Venezuela atraviesa una de sus crisis más notorias, como es la acuciante escasez de alimentos, a pesar de que se han invertido ingentes recursos en el sector agrícola y agrario, amén del otorgamiento de tierras expropiadas que ahora no producen ni siquiera para el sustento interno. Otro eminente agrarista que ya había advertido sobre las insulsas sandeces político-colectivistas en el área de las políticas implementadas desde la Reforma Agraria de 1960, es Soto, sobre el que Molina (2009) nos presenta lo siguiente:

 "Ante esta situación, en la cual debían otorgar dotaciones colectivas y no existía una base adecuada que respaldara a ese grupo de beneficiarios, se acoge la alternativa del Código Civil, y surge de esta forma un contrato sociedad, cuya naturaleza jurídica no es típicamente civilista sino de los llamados innominados. Como el IAN concebía la dotación colectiva preferentemente sobre fincas de cultivos permanentes de café, cacao y caña de azúcar, donde tradicionalmente estos centros de explotación practicaban una agricultura extensiva y primitiva, el traspaso de estas fincas a los grupos campesinos requería la existencia de un orden colectivo para evitar la destrucción de la unidad económica, por lo que fue rechazada de plano la alternativa no sólo mercantilista, sino también cooperativista o, en palabras de Soto (1973, p.203), de «organización pseudo cooperativistas» establecidas al inicio de la Reforma Agraria." (p. 28-29).

 Aun cuando la ZSLM ya experimentaba un proceso de colonización con fines agrícolas, básicamente para la producción e cacao, caña de azúcar (cultivos típicos de la colonia) y platáneos, en donde se fue tomando posesión de las tierras sin la documentación legal, aprovechando el saneamiento ambiental (la política del uso del DDT para acabar con la malaria) y el dragado de los ríos que se desbordaban, aunado al impacto de la carretera troncal 01 o Panamericana (1953-1955), adosada al piedemonte nor-occidental andino, y que también fue crucial en la colonización del sur del lago de Maracaibo (Venturini, 1968; citado en rojas et al., 2014), lo que eleva el coeficiente económico y el desarrollo poblacional en forma vertiginosa en toda la región surlaguense, fue el abandono del campo, inicialmente producto del boom petrolero y, también, por la penetración de nuevos colonos agropecuarios, lo que generó el cambio de uso de la tierra, sobre todo por el traspaso de las tierras asignadas en la región por el antes IANT (hoy Instituto Nacional de Tierras, INTI) a los nuevos terratenientes, quienes compraron no la titularidad sino la notaria de las tierras a los campesinos beneficiados. Esto jugó un papel importante en la producción ganadera y lechera. En efecto, la posterior instalación de la INDULAC por el consorcio suizo-norteamericano Borden-Nestlé, asegurando a los productores la recepción de la leche cruda en 1944, pasando de 650 mil litros de leche a más de un millón entre 1943 a 1958, fue determinante, gracias a la expansión de sus potreros (con el crecimiento de latifundios por la compara de tierras a los beneficiarios de la Reforma Agraria). De esta manera, la tierra de propiedad pública se incorporó sin grandes esfuerzos salvo los gastos de deforestación de la selva tropical pluvial (bosque lluvioso de clima húmedo) original en la región y su consecuente sustitución por la siembra de pastos (Consejo Nacional de Investigaciones Agrícolas, 1973; citado por Gutiérrez, 1987:15).

 Actualmente se ha retomado el cultivo del cacao en la región Sur del Lago de Maracaibo, en vista de que, desde la colonia, es un emblema de los cacaos criollos, cuyas cualidades organolépticas le han dado prestigio internacional a Venezuela, y de acuerdo a datos del (M.A.C, 1989), en esta zona se cultivan sólo 3.700 ha de un total de 70.000ha de tierras con aptitud para la producción de cacao fino. Portillo (et al., 1995) y Rosales y Ureña (1995) indican que la producción de cacao en esta zona está limitada por el reducido tamaño de las unidades de producción, el 95% de éstas tienen una superficie inferior a las 5 ha, presentan un manejo inadecuado del cultivo y de los suelos y carecen de asistencia técnica y crediticia, entre otras. (Citados en Vera, Rosales y Ureña, 2000:258).

 Las potencialidades agrícolas de la ZSLM son resaltadas por COPLANARH (Comisión del Plan Nacional de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos) (Molina, 2009). Por lo tanto, se parte de la premisa de que las tierras cálidas y húmedas del sur del Lago de Maracaibo tienen y tuvieron características edáficas, climáticas y geográficas favorables para desarrollar el cultivo de un fruto autóctono de aquellas sabanas como lo es el cacao. Esas excepcionales condiciones motivaron la ocupación hispánica que enfrentó numerosos obstáculos. La dificultad inicial fue la aguerrida resistencia indígena, cuya belicosidad motivó incesantes enfrentamientos e inestabilidad en los asentamientos urbanos y rurales, manteniéndose esa beligerancia constante e irresoluta a lo largo del período de conquista, la que finalmente contribuyó a la crisis experimentada durante la segunda mitad del siglo XVII.

 La mayoría de los suelos pertenecientes al área merideña Sur del Lago son de origen aluvial reciente, en vista de que se han formado del aporte fluvial proveniente de los cursos de agua que descargan a través del piedemonte andino occidental. Vera et al. (2000), nos presenta las siguientes características para el sector Capazón-Tucanizón de la Panamericana:

 "Los suelos presentan un desarrollo pedogenético escaso o incipiente. La mayor diferenciación de horizontes y grado evolutivo se apreció en los suelos desarrollados sobre el cono de deyección del Qii, perfiles 2 y 3, clasificados como Dystrudepts típicos; mientras que los perfiles 1, 4 y 5, desarrollados sobre cono de deyección, napa de explayamiento y cono-terraza del Qi, respectivamente, fueron agrupados en los subgrupos de los Udorthents típicos y Udipsamments típicos, (USDA, 1998). Con excepción del perfil 4, la pedregosidad superficial fluctúa entre 20 y 40 %, alcanzando en los horizontes más profundos hasta un 30%. Tales contenidos de pedregosidad parecen no afectar la penetración de las raíces de acuerdo a lo señalado por (Smyth, 1967). Los horizontes superficiales de estos suelos presentan por lo general espesores mayores o iguales a 20 cm, de color pardo con marcadas diferencias en valor y croma, con agregados subangulares medios (10-20 mm) a finos (5-10 mm) de moderada pedolidad; friables y ligeramente adhesivos y plásticos. Destaca el perfil 4 por presentar agregados finos de débil pedolidad y consistencia muy friable a suelta, fenómeno que se asocia a su muy bajo contenido en arcilla. En profundidad estos suelos exhiben horizontes de alteración (Bw) u horizontes C bastante estratificados, con estructura de bloques angulares medios a finos, de moderada pedolidad y consistencia muy friable." (p.262).

 Sin embargo, igualmente destacan que, a pesar de las características físicas poco favorables de los suelos estudiados para la alimentación hídrica, en ninguna de las fincas consideradas se presentan problemas de estrés hídrico en las plantas, lo que indica que las precipitaciones se distribuyen uniformemente a lo largo del año y suplen las necesidades hídricas del cacao.

 Y es que, Venezuela, a pesar de ser un país con grandes riquezas naturales, abundantes recursos hídricos, sin embargo, a partir del momento en que se inicia la explotación del petróleo, alrededor de la década de los años 30, comienza también un proceso de abandono del campo, todo lo cual trajo en consecuencia, además de una ocupación anárquica de los pocos espacios urbanos existentes para la época, una afectación negativa de muchos recursos naturales: “El estilo del desarrollo petrolero dejó una estela de cuerpos de agua contaminados, áreas naturales y urbanas degradadas y altos pasivos ambientales que requerirán de un esfuerzo sostenido y cuantiosas inversiones para que puedan ser mitigados”. (GWP SAMTAC-CEPAL, 2000:7).

 Las troncales piemontinas desataron un flujo migratorio particularmente importante desde las zonas altas hacia las zonas bajas andinas, cuyos efectos fueron notables en la eliminación de las masas boscosas, el poblamiento anárquico de las planicies, la ganadería extensiva y los cultivos de musáceas en el sur del lago de Maracaibo y ganadería semi-intensiva y cereales en los llanos altos occidentales. Estas troncales integraron la región, en particular con los mercados urbanos del centro-norte, principal destino de la producción agropecuaria. La zona protectora de los ríos Escalante y Onia, mostraba muy poca cobertura boscosa en 1988, por lo que los cambios fueron poco significativos, mientras que la Zona Protectora Cuenca del Rio Mucujepe mantuvo casi en su totalidad la cobertura de bosque. Con respecto a las reservas nacionales hidráulicas, la única de tamaño considerable es la Reserva Nacional Hidráulica de la Zona Sur del Lago de Maracaibo, con 618.000 ha, que ya para el año 1988, carecía casi en su totalidad de cobertura de bosque, en razón de lo cual no se observaron cambios considerables durante el período.

 El desarrollo ha sido acelerado tanto en la agricultura y los servicios agropecuarios, como en los asentamientos del sur del lago de Maracaibo (El Vigía, Caja Seca-Nueva Bolivia, Sabana de Mendoza). La parte correspondiente al sur del lago de Maracaibo, por debajo de los 1.000 msnm, no presenta cobertura boscosa significativa, dada la deforestación masiva durante los procesos de colonización y reforma agraria acaecidos en la década del 60 del siglo pasado (Rojas López, 2008; citado en Rojas et al., 2012). La extensión y estructura de la cobertura boscosa para el año 2001 presenta características distintas a las del año 1988. Las reservas forestales ya habían desaparecido casi en su totalidad, a causa del recrudecimiento del proceso de colonización agraria y expansión del espacio agrícola de las últimas décadas.


 En síntesis, destacada por los especialistas (Rojas y otros), los actores sociales (empresarios del campo y campesinos) e institucionales (Estado) transformaron el Sur del Lago de Maracaibo y los llanos altos occidentales en las principales regiones agrícolas del país, en desmedro de las amplias coberturas boscosas regionales. El sur del lago de Maracaibo no presentaba cobertura significativa, dada la deforestación masiva sufrida durante el proceso de colonización y reforma agraria de los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, la política actual de recolonización basada en actores colectivos y la retoma del conuco como unidad productiva de maíz, cacao, yuca y plátanos, ha contribuido a acelerar la deforestación de las áreas intervenidas por la LTDA implementada en el proceso revolucionario bolivariano, debido a la carencia de acompañamiento técnico profesional y la difusión en base a la prédica de un desarrollo endógeno no capitalista que adolece de sostenibilidad, al estar impulsado por un discurso socialista de carácter oportunista o meramente político partidista.




(*)Autobiografía del Autor

Vine al mundo terrenal sin saber porqué o para qué, puesto que, al parecer, para nada si lo vemos desde la perspectiva de lo común, ya que no he tenido familia propia ni he hecho nada normal: “solo yo soy raro, sólo yo no me adapto al mundo tal cual es”, además ni quería nacer pues, según mi madre, estaba pasado de hora, al comentar que no sintió dolor alguno y, cuando nací, estaba tan morado que dijo: "hay Dios mío, que muchacho tan negro tuve yo" (aunque soy blanco como ella, de origen italiana, mientras que mi padre era de piel oscura, tipo indio, es decir cobriza).

Provengo, con la ayuda -primero de Dios- de una partera, de la Zona Sur del Lago, donde nací el 26 de diciembre de 1957, a las 1.530 horas, en un área rural denominada Los Pozones (Estado Mérida), a la orilla de la vía que conduce de El Vigía a Santa Bárbara del Zulia, antes recorrida por una vía férrea del llamado "Ferrocarril La Cordillera"; un tren compuesto de una locomotora, un carro mixto de pasajeros, un carro de equipajes y un carro de altos bordes que venía desde la estación inicial de Santa Bárbara, hasta la estación terminal de la El Vigía (la llegada del ferrocarril, ocurrió el 28 de julio de 1892, y en esta ciudad se conserva la vieja locomotora en la Plaza del Ferrocarril), al pie de la Cordillera de Mérida, entre el cruce de la vía Trasandina y la carretera Panamericana, por lo que El Vigía es calificada de ciudad nodal.

Los Pozones, lugar deshabitado, insalubre y azotado por el paludismo en los años cincuenta y sesenta;, en ese entonces una aldea de casas dispersas, ahora densamente poblada y convertida en parroquia urbana “Presidente Betancourt”. Recuerdo cómo teníamos que salir “corriendo” de nuestra casa cuando crecía el Río Chama y el sector se inundaba, llenándose de lagunas y pozos que le hacían honor a su nombre toponímico.

En ese entonces, El Vigía no era sino un pueblo que después se convirtió en ciudad pujante, y llega a ser municipio el 27 de junio de 1955, luego de que su territorio se encontrara en jurisdicción del antiguo Distrito de Tovar, hasta convertirse en capital del Distrito Alberto Adriani -hoy de nuevo Municipio- del Estado Mérida. Recordemos que El Vigía se originó de un puesto que se estableció durante la conquista, para vigilancia en el año 1635 (Historia de El Vigía), en una colina del pie de monte andino, a partir de entonces "Cerro Vigía" (hoy una urbanización conocida como "Buenos Aires", perteneciente a la parroquia urbana “Presidente Rómulo Gallegos”), dando origen al caserío que nace con dicho nombre toponímico, entre las tierras anegadizas del Río Chama, que baja de Los Andes, y el tramo de la carretera Panamericana San Cristóbal-El Vigía (que se terminó en el año 1952, al igual que la construcción del puente sobre el Río Chama en 1954). A la par que iban surgiendo las poblaciones en sus márgenes, y fue cuando también se inició la colonización moderna del Sur del Lago, con el drenaje, dragado y saneamiento de dicha zona, dando lugar a la llegada de migraciones o colonos agrícolas y la expansión por sus cuatro costados del crecimiento urbano que experimentó y experimenta El Vigía, que ya cuenta con un Aeropuerto Internacional, “Juan Pablo Pérez Alfonso”. Cuando mis padres se enamoraron, mi abuelo por madre, Belén Angulo Oviedo, un cultivador de café en La Palmita, se opuso a esa relación, pues mi papa, Pablo Antonio Zambrano, que había empezado a cortejar a la joven Hada Josefina Angulo Flores, quien después sería mi madre, no era el hombre que consideraba más adecuado para su hija, por ser hijo de madre soltera (mi abuela por padre se llamaba Luisa Zambrano, de Maracaibo; mientras que el abuelo era de Cúcuta, y mi papá nació en Ureña), pertenecer al revolucionario partido popular Acción Democrática (AD), y ser un tomador y mujeriego confeso. No le quedó otra que llevársela raptada a vivir con él.

Mi madre (el abolengo de Hada Josefina por abuela, Teodolinda Flores, era de origen italiano)-, ama de casa; mi padre obrero del MOP, aunque después montó su propia empresa de concretera de bloques, a la cual siempre me llevaba a trabajar en vacaciones, pero nunca me dio responsabilidades que no fueran las de un obrero, ya que prefería administradores colombianos y barraganas como secretarias.

La familia Zambrano Angulo (está compuesta de ocho hermanos: 4 varones y 4 hembras), me recibió una tarde de 1957, siendo el segundo de ellos y "bendito entre todas las mujeres" (primero nacieron todas las hembras y después mis demás hermanos). Por lo que fui consentido, tal vez demasiado, bautizado católico y creyente del niño Jesús. Aún soy cristiano, pero para mí cada 24 de Diciembre no es Navidad, sino el día que Jesucristo cumple años, en vista de que, Cristo, aparte de que resucitó, no se ha ido como pretenden los católicos, sino que vive aquí, con nosotros, llorando y sufriendo en cada niño y ser vivo víctima de las injusticias de este mundo hedonista.

Estudie en escuelas rurales, colegios, liceo y en la Universidad de Los Andes, donde me formé como geógrafo, en 1990. Practiqué la alta montaña y ejercí la profesión en Guayana, en la Corporación Venezolana de Guayana-Electrificación del Caroní (CVG-EDELCA), y también en la Estación Experimental Hidrobiológica del Orinoco “Dr. Enrique Vázquez”, de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales. Ahora me dedico a escribir poesía, ensayos y documentos relativos al ambiente, la mayoría por Internet. Sigo haciendo Geografía, pero a mi manera, es decir, no trabajo para firma o empresa alguna, aunque finalmente volví a trabajar con una institución pública pero a nivel local.

A medida que me hice mayor y fui trabajando más y más, no dejó de sorprenderme el cómo en una sociedad inundada de personas altamente cualificadas y de empresas de gran competitividad, que pueden permitirse contratar personas tan bien preparadas, está plagada de peones que ejecutan decisiones cuando menos estúpidas e ignorantes y lo peor, que las aceptan y las ejecutan sin rechistar.

Empecé, entonces, a darme cuenta que solo yo era raro, ó por lo menos no era normal, pues no aceptaba realizar tareas a las cuales no les veía ningún fundamento. Después terminé comprendiendo que así funciona este mundo, sobre todo el mundo público; aunque el mundo privado presenta fenómenos maravillosos, también se dan de una naturaleza más peligrosa si hablamos de la estupidez del mundo. Sin embargo, no estamos seguros de que el mundo continuará existiendo hoy -por lo menos el mundo tal cual lo conocemos o percibimos- día a la luz de los desastres del cambio climático, el terrorismo global y la proliferación de guerras convencionales que utilizan tecnologías sofisticadas y de destrucción masiva, generando verdaderos genocidios.

A pesar de que seguimos existiendo después de la Guerra Fría, ¿acaso no se habla de armas altamente sofisticadas que ya se están usando desde el espacio exterior? Con estimaciones de que el planeta ya tiene 10 veces más el poder destructivo atómico que necesitaría (Trident I y Trident II: Alcance de 12.000 km y carga de 475 kilotones: Un kilotón o kilotonelada es una unidad de masa que equivale a mil toneladas… lo que demuestra la capacidad destructiva máxima de las bombas nucleares), se hace evidente que el mantenimiento de un equilibrio nuclear adecuado es vital para la salud planetaria a largo plazo, cuestión ésta que está más frágil que nunca por la precariedad en el manejo de las armas nucleares y, además, porque algunas cabezas nucleares se extraviaron cuando cayó la URSS. Debemos estar más preocupados por esas armas nucleares extraviadas en manos privadas que por todas las demás en manos de las potencias nucleares.

Tenemos un mundo que sin haber entrado en una guerra nuclear, ha recibido más de 2.000 explosiones nucleares (desde la primera, detonada el 16 de Julio de 1945 en Nuevo México, EEUU), con el daño que conlleva tanto para la flora y fauna, como para la población humana cercana a las zonas impactadas, por la simple razón de mejorar un instrumento con el que matarnos en masa de una manera más eficiente.

La estupidez humana continúa haciéndole el juego a la maldad. ¿Quién ganará? Sólo Dios sabe como decían nuestros abuelos. Pero lo cierto es que, gane el que gane, todos estamos siendo empujados. En efecto, la Bomba N o de Neutrones es una variación de la bomba H, donde esta se modifica para reducir la energía obtenida por fisión y como consecuencia se obtiene una proporción mayor de radiactividad (unas 7 veces más) y de mayor penetración, a la vez que se reduce el tiempo de duración de dicha radiación. Al final se obtiene una bomba que destruye menos edificios y a la vez mata más seres vivos.

En realidad no me he casado, aunque tuve varias novias, pero no hijos, a pesar de que también conviví con alguna de ellas, porque son cosas de Dios, aunque pienso que pudo haber influido el hecho de que mi padre tampoco se casó con mi madre ni con ninguna de sus otras mujeres a las cuales también le hizo más descendientes (hay otros siete hermanos por parte de padre). Siendo muy mujeriego y habiendo tenido más hijos fuera del hogar, con lo que nunca estuve de acuerdo, sin echarles la culpa a mis demás hermanos. Eso sí, fue responsable con todos sus hijos, a los cuales reconoció y nunca abandonó.

Por lo demás, puedo decir que soy feliz a mi manera, y si tuviera que volver a nacer, estoy seguros que no pediría más que la misma familia que me recibió, albergó y compartió conmigo la dicha de vivir, en la cual sólo se han ido –y esperamos que sean pa'l cielo, o por lo menos pa´otro planeta donde reine lo bueno- mi padre y mi primer sobrino, de 19 añitos; todos los demás, a excepción de una de mis hermanas, han hecho sus propios hogares. 

Vivo ahora con esa hermana soltera –que tampoco hijos- y mi anciana madre, que Dios las bendiga. Ellas son santas; mi madre amaba a mi padre y no conoció más hombre; y mi hermana, quien es abogada con postgrado en derecho Administrativo (ULA), no cree en los hombres, a menos que sean divinos como el Padre que está en los cielos y el Hijo del Hombre que a bien nos dio para el amor eterno y la salvación del alma. Claro, esto último si no la hemos perdido ya, porque muchos incluso las venden o las cambian por oro, que para nada aprovecha. Sin embargo, los jainistas dicen que ellos son felices en su mundo, así carezcan de alma, ya que estos gurú afirman que el alma puede o no existir; todo es cuestión de relativismo (la Ley de Anekāntavāda, la cual es una de las tres doctrinas jainas utilizadas para la lógica y el razonamiento), por lo tal vez tampoco existe ni principio ni fin (esta doctrina de la India –siglo VI a.C.- pregona una vía salvadora filosófica no centrada en el culto de ningún dios). Por lo que, si lo vemos desde esta óptica, todos son felices a su manera, porque si vas a salvar o ayudar a alguien, tal vez ese alguien no quiera ser salvado, encontrándose muy a gusto en su mundo, y si le das la mano para ayudarlo, puede que más bien te arrastre al fondo o pozo donde él o ella se encuentren. 

Base de datos de Currículum vitae (no exhaustiva)
Me gusta el arte expresivo e intenso de la pintura, porque es como poesía cantada con el pincel, pero en realidad sólo lo hago en forma digital (casi nada en lienzo y  muy pocas en papel), usando para ello el programa Paint, y mis obras las comparto en Internet, sobre todo cuando era Administrador del Grupo Emagister de Ecoresistencia Estrabón-Mucuúnes, el cual ya no está activo pero que, sin embargo tiene todavía sus debates en la nube (véase, por ejemplo,

■ Debate sobre la Ecoresistencia y lo que se entiende por ella: https://grupos.emagister.com/debate/la_ecoresistencia__que_es_lo_que_se_entiende_por_ella_/43696-800023

; o el de   
Otro: 

Currículum vitae (síntesis) / Eudes Antonio Zambrano Angulo[1]

 

DATOS PERSONALES:

 

-       Cedula de Identidad: V – 4.700.153

-       Lugar y Fecha de Nacimiento: El Vigía, 26 de diciembre de 1957

-       Formación Académica: Geógrafo, egresado de la Universidad de los Andes (ULA, 1990). 

 

CARGOS DESEMPEÑADOS:

 

1. Experiencia laboral en FLASA-Guayana (1992-1994), CVG-EDELCA (1995-1996) y OFIMETRO-Mérida (1997-1999). Foros, convenciones, congresos, cursos y seminarios especializados en estudios ambientales. (Ver ANEXOS)

2. Asesor voluntario en la División de Educación Ambiental y Participación Ciudadana del MARNR-Mérida (2003-2005), representando una ONG (Kis-Nacuy) regional ante el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables (hoy Mineas: Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas).

3. Coordinación Administrativa: Coordinador general (2006-2021) de la Cooperativa Geográfica y Ambiental Estrabón (CGAE) 72 R.L.

4. Vocero ambiental del Consejo Comunal Santa Elena (2007-2010), Parroquia Domingo Peña, Municipio Libertador, Estado Bolivariano de Mérida.

5.  Inspector de Catastro Municipal de la Alcaldía Alberto Adriani (2018 -  ), EL Vigía – Estado Bolivariano de Mérida, Venezuela.

6.  Administrador del Blog Geográfico y Ambiental Estrabón: http://estrabongeografico-ambiental.blogspot.com/

 

PUBLICACIONES REALIZADAS:

 

- El Muro Hedónico (2020). Lulu Press, Inc. [Libro en línea]. Disponible en: https://estrabongeografico-ambiental.blogspot.com/2020/05/sin-organizacion-social-nidesarrollo.html

- Geografía Humana y Ecosocial de Venezuela (2015). Lulu Press, Inc. [Libro en línea]. Disponible en: https://www.academia.edu/24234226/Geograf%C3%ADa_Humana_y_Ecosocial_de_Venezuela

- Cambio Climático y Ecoresistencia. (2012). Lulu Press, Inc. [Libro en línea]. Disponible en: http://www.lulu.com/spotlight/estrabon

- Entrelaces. Libro de Poesía, Prosa y Cartas Ambientales. Mérida: IMMECA, 2008. (Imprenta de Mérida, C.A.)

- La Salud y el Ambiente como Dimensiones Sustentables del Siglo XXI. Disponible en:

   https://es.scribd.com/document/39486122/La-Salud-y-El-Ambiente-Como-Dimensiones-Sustentables-Del-Siglo-Xxi

 

OTRAS PUBLICACIONES EN:

 

Acciones auto-eco-organizadoras para la adaptación al cambio climático en la cuenca del Río Mucujún. Ponencia en la XI Jornadas de Ambiente y Desarrollo. (ULA-CIDIAT. Mérida, 2011). (Ver ANEXOS)

Propuesta de Diseño, Estructuración e Implementación de un Programa de Asistencia Permanente de Gestión Ambiental Comunitaria (2010). Disponible en: https://es.scribd.com/doc/43221142/Propuesta-de-Diseno-Estructuracion-e-Implementacion-de-un-Programa-de-Asistencia-Permanente-de-Gestion-Ambiental-Comunitaria

● Calentamiento global y cambio climático en Venezuela. [Documento online], 2009. Disponible en:  http://www.scribd.com/doc/42799689/CALENTAMIENTO-GLOBAL-Y-CAMBIO-CLIMATICO-EN-VENEZUELA

Ponente en Taller-Seminario para elaborar Declaración de Mérida 2009 sobre Cambio Climático: La Estrategia Local. Comisión Universitaria de Asuntos Ambientales de la ULA, Cátedra Libre Estudio del Cambio Climático: http://www.eventos.ula.ve/ciudadsostenible/documentos/pdf/oscurecimiento_global.pdf


● Globalización y tendencias actuales de integración económica regional multilaterales. V Congreso Venezolano de Geografía (Libro Resumen de Ponencias). Mérida: Editorial Litorama, 2004. (Ver Anexos)


● El Desafío del Agua: Revista La Era Ecológica, Nº 4; Año 2004. Fundación La Era Agrícola. Mérida: 2004, p. 7

 

SITUACIÓN PROFESIONAL ACTUAL:

 

 ■ Investigador independiente, consultor y asesor socioambiental en Proyectos de Desarrollo y en la Red Social (Academia.edu, Scribd, Linkedin, Sociedad Ambiental…).

■ Creador y director de la Página Web: ‹‹Visión Geocomunicacional››, en el servidor Neocities, con el siguiente dominio: ‹‹Estrabon›› (URL: https://estrabon.neocities.org/).

■ Miembro de REMES: Red Mundial de Escritores en Español. ¡(enlace roto)!: disponible en Internet Archive URL: https://web.archive.org/web/20100212201754/http://www.redescritoresespa.com/Z/zambranoAN.htm 

■ Página Web Visión Geocomunicacional: https://estrabon.neocities.org/eudeszambrano/pag.escritor.index.html



[1] Dirección: Calle 9, Nº 4-10, Urb. Sta. Elena, Municipio Libertador, Parroquia Domingo Peña, Mérida, Edo. Mérida, República Bolivariana de Venezuela. Teléf.: (0274) 263 22 54 / 0424-704 17 94 / E-mail: eudeszambrano@gmail.com





Referencias 

Briceño, C. (2005). La región histórica del sur del Lago de Maracaibo y la influencia geohistórica de la ciudad de Mérida. Tierra Firme [Revista en línea], 23(90), Consultada el 13 de septiembre de 2016 en: http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-29682005000200004&lng=es

El Club del Chocolate. (s/f). [Página web en línea]. Consultada el 14 de septiembre de 2016 en: http://www.clubdelchocolate.com/214-cacao-porcelana.html

Chaves, L. F. (1964). La ciudad venezolana de mediados del siglo XIX.Mérida, ULA, Facultad de Ciencias Forestales.

Chaves, L. F. (1998). Geografía Social de Venezuela. ULA-CDCHT. Mérida: Talleres Gráficos Universitarios.

Espinosa, J., C. (2021). Lagunas de estabilización en el medio rural venezolano. Caso: zona panamericana de los estados Mérida y Trujillo, Venezuela. Boletín de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat  [Boletín en línea], N° 51 (Junio). Consultado en: https://www.academia.edu/s/13249cff41

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