EL MURO HEDÓNICO.





 




 El   muro   hedónico

Eudes A Zambrano A


 

«Occidente vive en la abundancia,

pero corroído por el hedonismo,

la duda, el egoísmo,

la dimisión.».

«Sólo el renacimiento

del espíritu crítico

puede darnos un poco de luz

en la gran oscuridad

de la historia presente.»

 

(Octavio Paz)


 

ÍNDICE

 

Prologo………………………………………………………………………………..........................9

 

1. Explorando la condición fronteriza del inmigrante y la aventura de migrar……...........................15

 

2. Enfrentado el muro: Tras el reflejo oscuro del efecto tentación……………………..................,,,,,31

 

3. Historia de los cercos amurallados………………………………………………….......................41

 

4. Rompiendo los moldes y muros de la infamia, la segregación y el

 Enajenamiento……………………………………………………………………….........................73

 

5. Los constructos teóricos de la dinámica migratoria y sus moldes………………….........................85

 

6. Explorando el rumbo de las migraciones internacionales…………………………..........................99

 

7. La migración a través del prisma artístico y literario………………………………......................125

 

8. La política global para el manejo de las migraciones: la necesidad de una

 geoestrategia cultural regional……………………………………………………….......................137

 

9. La migración del retorno: «De vuelta a la patria»………………………………….....................167

 

Bibliografía……………………………………………………………………………....................177

 



 

 El   muro   hedónico

Una mirada más allá de las murallas de la deshonra

Eudes A Zambrano A

 

 

 

 

«Donde por todas partes hay muro,

por fuerza se murmura

y hay mucha envidia

y conspiración».

 

(Dicho de un Monje budista)

 

PRÓLOGO

 

Con el objeto de fomentar una mayor comprensión sobre la migración de carácter transnacional en el siglo XXI, ya que es otra forma de entender el mundo, y en particular sacar lo mejor de cada uno de nosotros en el proceso educativo de fomentar una conciencia adecuada en torno a la manera en que vivimos, presentamos esta comunicación sobre la fenomenología migratoria en su intersección con el devenir geohistórico. Este es el argumento principal de El Muro Hedónico, un ensayo narrativo que nos ofrece una mirada novedosa y orquestada desde un nivel escalar meso, a ese cruce entre construcción –de los muros-, espacio –fronterizos- y vida –culturas- que puebla la creación histórico literaria sobre la condición fronteriza del migrante arrastrado por los trazas hedónicas perturbadoras y prejuiciosas de estos tiempos.

Se trata de recoger y examinar de manera crítica las principales teorías explicativas presentes en la literatura sobre el fenómeno de las migraciones, que más radicalmente atañen a la naturaleza y condición de vida y existencia de los que migran en torno al espejismo y atracción que le produce la frontera cerrada, lo prohibitivo y el deseo motivacional que lo impulsa, especialmente interesante para el lector ávido de información sobre lo que sabe muy poco ‒que no sea la recibida de los medios de comunicación‒, es decir más allá de los grandes medios de difusión que participan en una campaña de ‎intoxicación en favor de las noticias sensacionalistas por las cuales conocemos diariamente la situación de los migrantes en cualquier parte del mundo ‒que también son aquí abordadas‒, asumiendo que las migraciones del siglo XXI no tienen por qué responder a la misma combinación de causas que impulsó el éxodo de millones de personas a otros países de Europa y América a partir de los años 50, a pesar de ser las que mayormente son resaltadas en las caracterizaciones a nivel mundial del fenómeno migratorio en la actualidad.

Creemos que las teorías aquí revisadas permiten aproximarse a los movimientos migratorios desde bastantes puntos de vista y que una interpretación no necesariamente literal, aunque tampoco distorsionadora, de estas teorías permite aplicarlas en contextos geohistóricos distintos a los que originariamente fueron aplicadas, teniendo en cuenta la vigencia de este conjunto de estudios transdisciplinarios e interdisciplinarios que invitan desde sus saberes a comprender el complejo fenómeno y su construcción “no lineal” a lo largo del tiempo y en espacios disimiles. Además de mostrarse las ricas investigaciones presentadas por los autores aquí citados para lograr un cuidadoso análisis de la migración, no sólo como un fenómeno coyuntural de un país o región, sino de un movimiento universal, resultado de transformaciones de la sociedad global (sociales, culturales, económicas y políticas) como también territorial, y del uso de procedimientos empíricos, en los artículos revisados, podemos sumar que el planteamiento estético o cultural de nuestro ensayo puede servir como insumo para aquellos que realicen investigaciones en torno al movimiento de la población o trabajos relativos a la geografía de las migraciones.

También, aquellos que recolectan informaciones sistemáticas y parciales para un tema tan complejo y multivariado como es la situación y el bienestar de sus protagonistas peregrinos, pueden conseguir aquí datos interesantes sobre las causas de los sufrimientos o de los deseos que llevan a emprender la peripecia migratoria, como la búsqueda del bienestar personal, o la búsqueda de la felicidad esperanzadora tras la línea fronteriza, al igual que del alto costo que está generando la migración masiva, tanto para los países desalojados de su principal capital ‒el social‒ como para los receptores y países involucrados en el paso fronterizo, amén del capital humano que muchos pagan –algunos hasta con su vida‒ en sacrificios y costes materiales que esta andanza involucra.

El carácter “casuístico”, “situado” y “dinámico” que caracteriza a la identidad va vinculado estrechamente a las dimensiones de esa coyuntura  identificada, por lo que hay que recordar, con Javier Silvestre, que muchas veces son las propias fuentes disponibles, el período histórico escogido o la elección de un punto de vista macro o micro los que condicionan en gran medida la teoría disponible, los resultados y las conclusiones de la investigación. El hecho es que el mero nombre de ‎un editor o de un medio nunca constituye una garantía definitiva de competencia o de sinceridad ‎en materia de información. El público debe juzgar cada fuente (libro, revista, blog), cada artículo en función de su ‎contenido real y aplicándole el máximo rigor de su espíritu crítico.

Dos aspiraciones esenciales lleva en su mente el inmigrante. Los beneficios materiales y las satisfacciones personales que busca alcanzar una vez traspasado el cerco, después del choque inevitable contra el muro, donde, finalmente, se va como los judíos, a darse por la cabeza, pidiéndole a Dios que le de lo que siempre le ha dado, pero más, mucho más: lo que necesitan, que es en definitiva, lo que tienen otros, pero también de lo que tienen muy pocos: riquezas, sobre todo si va con el bendito «sueño americano» en la mente. Esto es, de hacerse rico fácilmente y de manera rápida, que convierte a los personajes de Santaella como “monos saltarines de ciclos que no acaban”, todo por alcanzar la fama de moda, y es de «el porvenir del que no se escapará»: “La máquina lo procesa, lo engulle en su laberinto, pues ha tenido la habilidad de esperar desde el acecho silente, y escoltada por los cretinos”.

Con mayor certeza descubrimos que esas “esencias” solamente existen en nuestra mente: son aquellas “etiquetas” que ponemos a las cosas, personas, a lo que nos rodea y lo que experimentamos interiormente. Pero en realidad, solo podemos advertir cambios: miramos cosas cambiantes, escuchamos (música, como la del canto de las aves, por ejemplo) y vemos –en videos, por ejemplo, pero también en nuestro entorno, aunque generalmente no percibimos sus cambios sutiles‒ cómo vibran y cambian las cosas en el mundo; percibimos y sentimos cómo aparecen y desaparecen cosas, personas, las modas y hasta la Naturaleza, apreciamos procesos mentales y emocionales en un permanente devenir y desaparecer. Todo lo demás es parte de una ilusión montada en la mente. Este último proceso es un condicionamiento inducido o “mente condicionada”. Este estado opera enteramente sobre la base de preferencias, aprobación y desaprobación; busca evitar el dolor y maximizar el placer. La mente condicionada intenta mantener las experiencias que juzgamos como “buenas” y rechaza aquellas que consideramos como “malas”. Y así como cada individuo posee un condicionamiento específico, cada cultura y sociedad poseen también una identidad programada, patrones e ideas prefijadas acerca del significado del mundo.

La protección para tener la seguridad de conseguir lo que desea para bien suyo y de los suyos (algunos incluyen aquí a la patria, por lo que desean triunfar para grandeza de la misma), es la otra consideración aspirativa que los mueve. Para ello busca "rehacer" su vida, como un comenzar de nuevo, reedificando sobre fundaciones que ya se traen en los sueños proyectados, haciéndose promesas que muy pocos recordaran después. Esta construcción o «cóctel mental» de sustancias agregadas, asociadas a esa forma concreta de funcionar mentalmente, puede terminar, además del posible logro anhelado por el triunfo, en el derrumbe total de su vida, al caer por el camino –o saltando el muro‒, víctima de las circunstancias; o, también, al caer en lo profundo de un agujero negro, atraído por la «luz a través» de su propio “ilusión”, víctima del conductismo hedonista tecnocrático que embriaga el mundo postmoderno ultratecnificado. Éste es el resultado final de haber abandonado las reglas que en el pasado el hombre occidental tuvo el coraje y la sabiduría para imponer a su conducta individual y social.

La causa principal de nuestras acciones es el deseo de ganar alguna ventaja personal y, sobre todo, pecuniaria. Igualmente, queremos satisfacer nuestra vanidad mediante promociones, títulos, condecoraciones, imagen y posición social. Ese interés propio se disimula con una sutil hipocresía: aparece como altruismo, o se disfraza de diversas ingeniosas maneras. Importa en este momento estudiar no los atributos de la persona humana sino cuántos de los habitantes actuales de los países sureños conducen con éxito su vida psicológica, mental y social cuando emprenden su migración, cuántos son capaces de cumplir su destino propio. ¿Están preparados realmente para emprender la hazaña de recomenzar de nuevo la vida como el águila que se renueva?

Creemos que no, ya que con el tiempo nos hacemos adictos a estos patrones inconscientes y sus respuestas fisiológicas: queremos más y más de “eso”, sin importar si “eso” nos resulta útil y sano. Para obtener resultados acorde con nuestras aspiraciones reales debemos prepararnos de maneras conscientes, no condicionadas sino despiertas. La conciencia incondicionada es un estado no dual de conciencia, lo que significa que incluye todos los fenómenos y experiencias, sin excepción. Por lo tanto, nuestras preferencias habituales acerca del orden, las modas, las estructuras, las categorías, los deseos y los conceptos inducidos o prejuicios no existen cuando yacemos en esta conciencia sin dualismos.

Un estudio cualquiera, aunque superficial e incompleto, de ciertas naciones, muestra la frecuencia del fracaso de la vida individual y social. Los signos de ese fracaso son evidentes: alcoholismo universal, dislocación de la familia, mujeres abandonadas –algunas embarazadas‒ o divorciadas, infancia sin educación... Desacuerdo, incapacidad para participar en una empresa común, son otros síntomas de la mala formación. Estos síntomas son la expresión de perturbaciones profundas de la inteligencia y del sentimiento, o un defecto de desarrollo de las actividades mentales. Para Alexis Carrel, autor del libro “Reflexiones sobre la conducta de la vida”, una parte considerable de la población se halla desprovista en este momento de la aptitud para comportarse de modo racional.

Las migraciones acompañan la historia del hombre desde su aparición en la Tierra, y descansan sobre esa actitud de buscar mejores oportunidades, por lo que son inevitables, ya que forman parte de los patrones mentales; es una condición natural del homo sapiens, quien, desde que era un nómada y cazador neolítico en los tiempos de la prehistoria, ya era igualmente, por esencia arquetípica, un homo migrans desde el tiempo de los tiempos. En las últimas décadas la migración internacional ha ido ocupando creciente relevancia en la agenda política como fenómeno de gran complejidad y dificultad de gestión, en una época en que, de manera generalizada en todo el mundo, los hechos y los conocimientos especializados quedan relegados sistemáticamente a un segundo plano frente a las opiniones y la política, por la “sobrecarga informativa” y las noticias elaboradas con «verdades establecidas» (John Locke) que merman las posibilidades de explicar la migración y sus cambios a través de datos empíricos y conocimientos teóricos.

Hoy, como siempre ha ocurrido, el fenómeno de la migración está relacionado con múltiples aspectos económicos, sociales y de seguridad, el principal de los cuales es la búsqueda de oportunidades para mejorar las condiciones de vida, por ejemplo, para encontrar un buen empleo, mejor remunerado, vivir en un entorno más favorable y pleno en recursos materiales, disfrutar de lo agradable, atractiva y placentera que es la vida (sobre todo la ya observada vía cine, televisión y videos de la red social), o simplemente, con el fin de reunirse con miembros del mismo grupo social que ya hacen vida del otro lado del muro o lugar destino. Pero, la realidad es otra, ya que no solo ha cambiado el mapa de las migraciones internacionales sino la forma en que se valora este proceso socioespacial. Las intensas migraciones internacionales de europeos al “Nuevo Mundo”, que eran consideradas positivamente, como un elemento clave para el desarrollo de ciertas sociedades (como la estadounidense, por ejemplo), en la actualidad se percibe como un problema de seguridad nacional, que amenaza con socavar la estabilidad cultural de los países receptores.

A esto tendríamos que agregar también el hecho de que la migración actual se está dando masivamente por una serie de circunstancias muy propias de crisis del Estado, como sería los cambios tempestuosos de modelos económicos[i] y reformas políticas neoliberales que implican “paquetazos macroeconómicos” que golpean a las clases más desposeídas, abalados por los organismos internacionales, imposiciones políticas supranacionales (FMI, BM, OMC, OEA) y el bloqueo de Corporaciones transnacionales que manejan los bloques económicos tipo AFTA (áreas de libre comercio de las Américas, por sus siglas en inglés), por ejemplo. En este sentido, la migración, tanto desde una perspectiva científica (se ha convertido últimamente en objeto de estudio de múltiples y valiosos trabajos antropológicos), como desde una perspectiva popular (se ha transformado en objeto de debate mediático casi cotidiano), es ahora objeto de atención por parte de los gobiernos mundiales.

Para algunos investigadores y estudiosos de este fenómeno, hablar de quienes buscan la aventura de emigrar es hablar de una posibilidad cognitiva humana que apunta a "habitar" con ellos desde una peculiar disposición a testimoniar sobre lo que motiva su aventura, elaborando encuestas y cuestionarios para después transformarlos en data-base analíticos e interpretaciones especulativas de probabilidades y modelos teóricos. Para explorar esta posibilidad hay que situarse en "el otro", vivir el cerco hermético (penetrar dentro, en la mente del inmigrante; y desde fuera, en su modo de vida o de adaptación al espacio físico o entorno donde se estableció) a partir de una concepción del conocimiento limitada por el discurso de la racionalidad capitalista y la lógica neopositivista.

Para otros, los cambios observados en materia de migración en la región reflejan, por el contrario ‒puesto que se esperaba todo menos que el gigante de la democracia, el defensor de la libertad, el promotor del libre mercado y la iniciativa privada, levantase un muro más de la vergüenza‒, una especie de «plaga indeseable», cuando el actual presidente de EEUU, en su discurso, de corte nacionalista, ya como candidato republicano a la Casa Blanca, arremetió contra los inmigrantes mexicanos, al calificarlos de “violadores” y “criminales”[ii], convirtiendo la vida del migrante tradicional de la región, en una odisea donde la muerte es el principal invitado.

Otra perspectiva de interpretación, la interculturalista, relativa a las comunidades transnacionales, pone hincapié en la utopía del mestizaje porque la emigración, contrariamente al discurso anti-migración, de raigambre xenofóbico, donde se presentan como un nuevo terrorismo que lleva a cabo un holocausto de signo nuevo y convierte los emigrantes en parias, unos nuevos judíos errantes (diáspora), es considerada como una posibilidad que está por encima de nacionalismos integristas de toda laya, abogando por una política migratoria más abierta que tome en consideración a la persona y no solo la visión abstracta del problema.

Creo que durante los próximos años los geógrafos tendrán que aprender, en mi opinión, a solucionar el problema elemental de la teoría de los sistemas migratorios elaborados. Y es aquí donde surge un grave problema de niveles: quizá sea un error creer que toda la lógica se halla a nivel global, o sea el de los procesos que involucra la globalización, ya que, aunque son importantes, no son determinantes como se ha insistido en los ensayos al respecto, los cuales siguen haciendo énfasis en sus controles políticos, económicos, legales, sociales y culturales. También es probable que tengamos que ir más allá de los simples mecanismos de locación, es decir, cuando se pretende igualmente hacer determinismos desde la situación específica y circunstancial de las economías locales, nacionales y regionales.

Al embarcarse en un bote de migrantes latinos (si la entrada es por el Golfo de México, donde, al igual que ocurre en el Mar Mediterráneo, que puede terminar convertido, como dijo el papa Francisco I, “en un cementerio”, ha cobrado la vida de muchos balseros, sobre todo de cubanos), o al moverse hacia los laberintos del tráfico de migrantes y la trata de personas en los corredores migratorios (de Tijuana a Matamoros, en Tenancingo, por ejemplo, donde hay “industrias familiares, dedicadas por generaciones a la crianza y exportación de víctimas que son de la misma sangre… Muchas familias indígenas son las que venden a sus propios hijos"[iii]), cuyo código de vida es la permisividad, la búsqueda del placer y el rentismo, sin contemplar la vida más que como un asunto de negocio y goce ilimitado de la mente drogada y el alma vendida, esta cultura hedónica apunta no sólo a la muerte de las personas, sino también de las ideas.

En definitiva este estudio, aunque narrativo, tiene profundidad, al utilizar un método a la luz de la vieja y ya polvorienta escuela del criticismo, basado en analizar la «ignorancia organizada» (Román Gubern), para dar espacio, al conseguir intersticios en la porosa ‒y también opaca por la sobrecarga informativa‒ realidad, a las motivaciones o razones de los migrantes, combinado con un método multiescalar (de lo micro a lo macro, y viceversa). Esto nos permitió explorar las condiciones reales hacia las que emigran, y el porqué del deseo de emigrar, permitiendo ampliar la razón hedonista que lo impulsa, pero al mismo tiempo hacer más adecuada y equilibrada la comprensión de los migrantes y el contexto migratorio, al focalizar la condición hedónica en los tiempos actuales sobre la búsqueda del Estado de bienestar que lo lleva a migrar hacia el Norte, atraído por la vida 'libre' americana y europea. Esta hedónica atracción, sin embargo, exige un culto a esa forma de vivir, tanto al estilo de American Free como a la europea, caracterizada por el consumismo materialista, de comida chatarra y productos industrializados, llena de vicios y vivencias existenciales tóxicas o enajenadas, corrompidos por la desnaturalización.

En síntesis, la efectiva gestión estratégica y operacional de las migraciones, sobre todo en entornos caracterizados por alta incertidumbre y riesgo, tiene su sustento en la información confiable que pueda gestionar las organizaciones, instituciones e investigadores en sus funciones competentes. En este sentido, y para el momento actual, presentamos este ensayo que busca explorar la motivación hedonista desde la dimensión afectiva, que haga primar la felicidad de la sociedad sobre la más inmediata del individuo, para no ser presa del egoísmo ni dejar pasar la oportunidad de compartir ‒al embarcarnos igualmente en la aventura narrativa del migrante‒ la noción relativa de «felicidad sentida». He ahí nuestra principal motivación.






              EXPLORANDO LA CONDICIÓN FRONTERIZA DEL INMIGRANTE Y LA AVENTURA DE MIGRAR.


 “Como un nuevo Ícaro,

«avanzó –Narciso, nos dice Lucrecio-

más allá de los muros en llamas del mudo,

recorrió el todo inmenso

con el espíritu y el pensamiento».

Pero no encontró en él

ni espíritu ni pensamiento”.

 

(Comte-Sponville: El Mito de Ícaro)


  

La movilidad geográfica siempre ha caracterizado la historia del ser humano. Desde la Antigüedad, el emigrar era el arte de saber moverse en busca de nuevas pasturas o presas de cacería o nuevas tierras que cultivar, por lo que se trataba de saber llegar, de enfocar el sentido de la orientación. Harto era haber llegado sin tropezar con ejércitos de barbaros, cansados de recorrer tierras que guardaban peligros y contrariedades humanas y soeces hampones, con una mente siempre cargada de graves pensamientos.

En la actualidad la migración internacional ha ido ocupando creciente relevancia en la materia política como fenómeno de gran complejidad y dificultad de gestión. Es comúnmente creído que las y los migrantes deciden trasladarse para mejorar sus condiciones y calidad de vida, pero ¿de qué manera está afectando el proceso de globalización en la movilidad de las masas de migrantes que se mueven en el ámbito planetario?

Comprender en qué medida el resultado de la migración refleja objetivos y expectativas iniciales, podría beneficiar tanto a las personas migrantes como a los políticos que se ocupan de gestionar el fenómeno. Tanto es así la necesidad de ello que, en la misma civilizada y milenaria Europa, se están llevando a cabo actualmente represiones militares contra los inmigrantes[iv], siendo que en un futuro podrían necesitar atraer de nuevo a los migrantes para restablecer las brechas demográficas de varios países europeos.

En una pequeña isla del Levante Mediterráneo se encuentra Chipre. Allí las comunidades griegas (mayoritarias) y turcas ocupaban distintos barrios de su capital, Nicosia, constituyendo de facto una línea divisoria que se materializó tras la declaración de Independencia de Chipre el año 1960 y una serie de enfrentamientos el año 1963, que obligaron a las autoridades británicas, en un trabajo conjunto con fuerzas griegas y turcas presentes en la isla, a dividir la capital mediante una denominada Línea Verde: una franja desmilitarizada patrullada por una Misión de las Naciones Unidas. Y, ¿acaso esto es nuevo?

 

Un poco de Historia

 

El afianzamiento de la hegemonía romana a lo largo del Mediterráneo trajo como consecuencia una nueva libertad de movimiento para los habitantes libres del Imperio. La seguridad de los mares, la construcción de extensas redes de caminos y la presencia de un control romano sobre los territorios más conflictivos, aseguraron una nueva autonomía de movimientos de la que no se tenía memoria en la Antigüedad. Claro, esto también supuso la creación de un extenso mercado de trabajadores esclavos. La Antigüedad optó por someter a los hombres al régimen de propiedad, al igual que al capital fijo, para asegurar la posibilidad de transar de sus esfuerzos productivos en el mercado.

Las calles de Roma eran para ese entonces un hervidero de extranjeros, donde se mezclaban habitantes de todas partes del Imperio atraídos por las oportunidades que la ciudad brindaba. Si bien ocasionalmente se dieron restricciones a la entrada de determinados grupos, se trataba más bien de limitaciones a ideas y cultos exóticos cuyas consecuencias eran, de alguna manera, temidas por los romanos, más no de limitaciones al movimiento migratorio como tales. Así, Cicerón, resumiendo el espíritu cosmopolita de la época exclama: la patria está donde quiera que se esté bien[v].

Debe destacarse que, no obstante la dureza de la vida de este tipo de trabajador migrante, las rebeliones fueron más bien escasas. Estos fueron los primeros inmigrantes de aquellas épocas que, más bien, eran necesitados y alimentados para que emigraran en busca de esas oportunidades materiales, de riquezas y reconocimientos, o simplemente para convertirlos en mano de obra asalariada y, de esta forma, buscaran oportunidades en otras culturas como la aventura de ser un gladiador o un caballero andante que trataba de comprender otras costumbres.

Luego de las guerras que llegaron hasta las puertas de Roma, los campos de Italia quedaron prácticamente despoblados. La economía tradicional de agricultura de cereales, cuyo destino eran los mercados de las grandes ciudades, enfrentó imbatible competencia del grano importado desde Sicilia y Egipto, que terminó por arruinar a los pequeños agricultores que subsistían. El resultado fue un proceso de migración campo-ciudad que culminó en un crecimiento urbano desordenado que transformó a Roma en una ciudad de aspecto caótico con algunos de sus montes convertidos en distritos paupérrimos que competirían fácilmente con las peores favelas latinoamericanas de nuestros tiempos.

Lo que vino después es una época más bien de restricciones para el inmigrante que llegaba al Mediterráneo en busca de trabajo. Tras un largo siglo de desestructuración, emergió un nuevo modelo de producción para la cuenca del Mediterráneo. Este ya no tenía el carácter de una economía de mercado, puesto que varios de los factores de producción ya no estaban directamente disponibles para ser adquiridos y la producción muchas veces estaba orientada a la subsistencia. Se basaba ahora en la sujeción del individuo hacia áreas económicas y geográficas determinadas, de las cuales, en lo posible, debía evitarse que escapase.

Los esclavos fueron reemplazados por colonos, ciudadanos pobres que se comprometían a trabajar la tierra de un dueño distante y muchas veces ausente, que simplemente cobraba un canon en especie de las cosechas de estos. Fue así como se creó una suerte de estatuto del trabajador que tenía por principal característica evitar su movilidad y fijarlo en el espacio productivo al que estaba adscrito. Así, por ejemplo, en época de Constantino ya se limitaba la posibilidad de los trabajadores agrícolas sujetos a colonato de dejar el predio mientras durasen las labores de recolección, mientras que durante el reinado de Valentiniano y Valente se les prohíbe en absoluto dejar dichas tierras.

Poco más adelante, Constantinopla (actual Estambul) emergía, producto de una activa política central, como la gran urbe del Imperio, con espacios de libertad y movilidad social que eran raros en el resto del mismo. De ahí que en época de Justiniano, ante el fuerte aumento en la población de la misma, incluso se crease, en el año 539, una autoridad especial encargada de controlar las migraciones, el quaesitor (interrogador), cuyo "encargo es vigilar a la población flotante que llena la ciudad, litigantes llegados de provincias, solicitantes de todas las especies, vagabundos, monjes, mendigos" (Amunátegui, 2013).

Es más, existía una completa indiferencia de parte de la plebe urbana, integrada en su mayor parte por migrantes autónomos, respecto a la condición de los esclavos, pues existía la costumbre –introducida por los romanos, hasta el punto de que la esperanza de la liberación, bastante real y palpable, se transformó en el corolario de un proceso migratorio exitoso, tanto así que incluso hombres libres extranjeros se vendieron a sí mismos como esclavos con tal de alcanzar la ciudadanía romana- de liberar a los esclavos cuando estos alcanzaban una cierta edad en que sus esfuerzos productivos dejaban de ser económicamente rentables para sus amos.

Al mismo tiempo, la Tierra lo mismo que el cielo adquirió una inquietante vastedad. Marco Polo ya había destellado al Occidente con el fabuloso esplendor de Asia. Cristóbal Colón se había aventurado más allá del Occidente conocido y, buscando una nueva ruta hacia las Indias, había revelado el naciente Nuevo Mundo; Vasco da Gama había encontrado la ruta hacia las Indias. Hubo entonces un maravilloso florilegio de aventureros, de conquistadores, de pioneros migrantes. La riqueza de Europa aumentó esplendorosamente y, con ella, el deseo de conocer y de dominar el mundo material. Todos sienten el deseo de vivir según su propio antojo –nos dice Carrel-: “Ese deseo es innato en el hombre, pero en las naciones democráticas se ha exacerbado tan peculiarmente que ha terminado por adquirir una intensidad verdaderamente morbosa.”[vi]

Éste trajinar migrante –tanto del aventurero como del explorador, el trabajador, el estudiante, el profesional, el científico, el filósofo, el artista, el amante de la realidad desde cualquier ámbito o simplemente del mercader (por ejemplo, el cazador de oportunidades y talentos, el buscador de oro y riquezas, etc.)-, es impulsado por un desarrollismo mediático, y a la vez impulsa  un desarrollo económico y social más amplio, tanto en los países de origen como en los países de destino, de diversas maneras.

En aquella época, ya habían comunidades autóctonas en el Nuevo Mundo, pero las grandes civilizaciones asentadas (Inca, Maya y Azteca), estaban en decadencia, por lo que la llamada Conquista fue más bien un saqueo que, finalmente, derivó en destrucción para construir lo viejo –la cultura Occidental o helenística que se traía del viejo mundo- sobre lo 'nuevo'. En nuestra época, la naturaleza y la magnitud exactas de tales beneficios en un momento dado dependen fundamentalmente del grado de complementariedad de las competencias de los migrantes y los trabajadores nacionales, así como de las características de la economía del país de acogida. En general, la inmigración aporta trabajadores a la economía y, como consecuencia, aumenta el producto interno bruto (PIB) del país de acogida.

 

La Historia reciente

 

Ahora llegar a la frontera es llegar a un camino muerto; es llegar al muro de la incertidumbre, al muro del vacío… porque no hay vías, ni espacios habitables donde albergar que no sean los parques y áreas de la periferia urbana para las masas de migrantes, ni ambiente que conquistar, ni un lugar donde establecer el plan de acción, sin pertrechos para comenzar a fundar los cimientos de un sueño, de una nueva vida. Tan sólo hay un muro o alguna barrera natural que no permite continuar. Los hombres como mercancía necesitan poder mostrar lo que pueden ofrecer, que nada importa tanto como parecer, según va el mundo, y la imagen es lo que más atrae, lo que más se vende, poner lo negro blanco para que brille. Allí, en el muro o la valla que no deja pasar, lo blanco se vuelve negro… todo se vuelve oscuro, hasta los sueños se convierten en pesadillas.

Invirtiendo toda lógica, las consecuencias jurídicas de la construcción de muros en las zonas fronterizas o en territorios ocupados transgreden el orden internacional. Los muros, las vallas, las cercas y murallas son creaciones destinadas a separar, a dividir, a segregar, a hacer más injustas las relaciones entre nuestras sociedades. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas (2018), consagrada al principio de que la migración, de forma ordenada y en condiciones humanas, para el beneficio a los migrantes y a la sociedad, trabaja con sus asociados de la comunidad internacional para ayudar a encarar los crecientes desafíos que plantea la gestión de la migración, fomentar la comprensión de las cuestiones migratorias, alentar el desarrollo social y económico a través de la migración y velar por el respeto de la dignidad humana y el bienestar de los migrantes.

Mejorar, por lo tanto, las condiciones de vida del individuo o ciudadano no es solamente el objetivo de estos organismos; promover y garantizar el bienestar de la población es también uno de los primeros objetivos declarados por los gobiernos de los países democráticos. Eso se ha prolongadamente convertido, implícita o explícitamente, en fomentar el crecimiento económico. Pero la justicia ya no es sino un procedimiento de intenciones, y el procedimiento toda razón, y la razón es todo orden, y el orden es toda justicia declarada como tal por la «sabiduría del derecho» sobre la condición jurídica de un país o territorio respecto del trazado de sus fronteras o límites, el derecho de cuidar lo suyo, de encerrarse tras un muro y obviar la razón del otro… de los otros pueblos o culturas.

En un mundo cada vez más interconectado y globalizado, el proceso de “migración” engloba una gran diversidad de movimientos y situaciones que afectan a personas de cualquier condición y origen social. Ahora más que nunca, la migración afecta a todos los países y a todas las personas.

La razón migratoria, en este punto, podrá adoptar formas nuevas capaces de adaptarse y que conduzcan a traspasar muros, de atreverse a la experiencia máxima de romper los velos de las fobias culturales, que ocultan la posibilidad silenciosa de fracasar; capaz, pues, de conducir hasta el otro lado del límite fronterizo. Si lo logran, se quedan, en su mayoría, del otro lado por el resto de su vida –algunos incluso siguen viviendo una vida de indocumentados, absteniéndose de hacer poca vida pública y hasta de ir al médico cuando se sienten mal-, porque ya no se identifica como el de antes, sino como un ciudadano nuevo, incluida una nueva identidad para quienes se han atrevido, como algunos, hasta de cambiar de sexo y, en muchos casos, de cambiar de patria.

Aunque las primeras migraciones geográficas de pueblos o tribus como los nómadas tiene algo en común con los desplazamientos desconocidos de los rebaños de ciervos -muchos de estas migraciones faunísticas, no obstante, ya están estudiadas en cuanto a qué orientan sus desplazamientos, más que buscar mejores pastos, por ejemplo, es de adaptación, al igual que la flora, que también migra de hábitat cuando hay cambio climático-, las de ahora están impulsadas por acontecimientos en «pleno desarrollo» que han captado en vivo como los de gran parte de los sucesos que se desarrollaron ante los ojos del mundo entero, gracias a la presencia de equipos de rodaje multinacionales en los sitios de los hechos, en el último tercio del siglo XX, y que fueron motivos de atracción –incluso cuando trasmite violencia- para los observadores a distancia, llamados “amigos invisibles” por Arturo Uslar Pietri, en su programa televisivo “Valores Humanos”.

En la actualidad los sucesores de estos «aventureros» son a menudo gente común (hombres, mujeres, jóvenes, incluidos niños cuando viajan familias completas de inmigrantes) dirigida por otros; pero personas al fin, moldeadas por los medios de comunicación masivos (la televisión y el internet, fundamentalmente) al margen de la educación formal, más que por la educación escolar misma; personas que, más allá de ser ambiciosos, tiene una mentalidad inducida de relaciones públicas; gente preparada virtualmente para los encuentros con otras culturas, más que endurecidos para los viajes, que sí era uno de los puntos fuertes del aventurero de antes o de los primeros inmigrantes de las épocas del descubrimiento, las conquistas o del inicio de la modernidad. Sin embargo, el eterno dilema del ser humano es sufrir, aun sin comprender ni el origen ni el motivo de su sufrimiento, generando una condición humana dolorosa y absurda, pero también de alegría, sobre todo de triunfos, y el placer, como la dicha que produce tener bienes materiales y gozar de su ostentación o disfrutar de su uso. Para Nietzsche, el origen de todas las cosas es múltiple: “Todas las buenas cosas retozonas saltan de placer a la existencia”, como el placer de viajar, de retozar en otras tierras, de gozar de sus efluvios y regocijarse de sus emanaciones terrenales.

Buscando un alivio a ese drama, el ser humano tiende a ir a otros espacios, indagando la restauración de su vida, el alivio a su familia y el gradual equilibrio que ahora puede volver a funcionar si comienza de nuevo en otras tierras lejanas. Aunque pertenece al “pasado” dramático que vivió, también ese drama se traslada con los recuerdos de sus vivencias, con los mitos y leyendas que lleva consigo culturalmente a la nueva tierra donde se establecerá, ya que se debe a iniciativas tomadas no muy bien definidas sino, más bien, a escapes de su realidad inmediata que obedecen a rumores de que allá todo es mejor, mientras aquí, todo es precario o “monte y culebra” como decían nuestros abuelos.

El centro de atracción de dichos desplazamientos o periplos de migrantes ya no es la explotación de 'nativos' u obtener prebendas en aras de un redoble de apellido o la ganancia familiar (el estatus social), la explotación comercial, la gloria militar o de Dios. En todo caso, los mueve, inicialmente, el deseo hedónico de ganarse la vida rápidamente, triunfar de forma relámpago, alcanzar fama o, simplemente, conseguir un empleo que le permita hacer una vida independiente, atractiva y holgada económicamente, además de convivir con otras culturas y conocerlas, a las cuales ha visto por medio de los videos o la cinematografía, y que ejercen un patrón lineal de atracción que está de moda.

Con todo, el futuro que le espera al inmigrante actual detrás del muro, es otro. A pesar de estar cargado de sueños -es lo que más le impulsa en su imaginación-, en general, va a ser de penalidades, de sufrimientos, de renuncia a su identidad, hasta de sí mismo, cuando se está en otra cultura, en otro país bajo condición de indocumentado. Y su futuro más incierto, aunque también puede ser el más triste si no han pensado en ello, será la muerte.

En otros términos, los visos del territorio más allá de la frontera son posibles aún antes de habitarla. Pero el ser del otro lado del límite fronterizo sólo puede ser tal en cuanto que asuma como «propio» los espacios transfronterizos, en cuanto tome una actitud propia de negación de sí mismo y se convierta en un nuevo ciudadano, lo cual conlleva también el hecho de, en cuanto te acepten como tal, pues muchas veces la xenofobia enardecida por los discursos nacionalistas de las retóricas de los políticos de ahora, que sitúan al emigrante como centro o foco de argumentación justificativa de violencias colectivas, lo convierten en víctima de manos de las masas enardecidas o simplemente una víctima de sus guardianes armados, bien sean legales (policías racistas) o de grupos extremistas del odio racial, tipo neonazis o ku-kus-klan.

La hazaña migratoria sólo puede habitarse desde el radical desplazamiento en busca de resultados inciertos pero enfocados en el contexto imaginario de la realidad virtual que ya se trae de quienes lo han intentado o de las muestras subidas a la red social. En otras palabras: la imagen del mundo que nos rodea, es decir la de la «maravillosa realidad», es muy deficiente. Aunque se dice objetiva, reduce el conjunto de la experiencia a un orden consciente pero embriagado de subjetividad, pues mantiene en primer plano, sobre todos y cada uno de los aspectos del entorno inmediato (sobre todo si llevamos encendido el «piloto automático»), lo que tienen que ver con lo que realmente importa en el momento crucial.

El motivo por el que se encuentra allí, en esa situación de enajenado, es porque para poder construir esa imagen del mundo exterior el inmigrante ha tenido que echar mano del expediente sumamente simplificador de excluir, apartar, la propia identidad. Mediante este procedimiento la misma personalidad ha desaparecido, se ha evaporado. Ésta es la razón por la cual la visión del mundo que le ha conducido hasta allí no contiene, en sí misma, valores éticos ni estéticos; solamente formales e informales de orden generalistas que obedecen a un estereotipo inducido por la sofisticada vida moderna, en la cual solo prevalecen los valores implícitos en la imaginación con la ayuda de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Un inmigrante está impulsado, de manera general, por el afán de llegar a ese destino que ha construido en su mente; una mente con un perfil psicológico bien imbuido de deseos migratorios, con escasa educación humana, aunque relativamente bien avisado, entregado a la practicidad. Todo le interesa pero a nivel superficial, sin capacidad de análisis profundo de aquello que percibe, es decir un sujeto ligero y frívolo, que acepta todo sin criterios de conducta. Todo lo toma de forma volátil, leve, permisible. Ha visto cambios muy rápidos en tiempos muy cortos, que lo lleva al desconcierto. Si es un sujeto que ha recibido una educación de preparatoria (grado universitario), contextuado en su profesión, no obstante, al estar fuera de su contexto normal, va a la deriva, sin ideas claras, atrapado en un mundo lleno de información que le distrae, convirtiéndolo en un hombre –o mujer- indiferente, permisivo, con un gran vacío, sin criterios normativos que no sean los impersonales.

La vida en torno a este deseo migratorio se convierte, para la mayoría de los que acuden a su encuentro, generalmente, en un vía crisis cuando se traspasa el umbral fronterizo como migrante irregular. Esto es, de forma ilegal, trocándose en indocumentado por el empeño de cruzar un límite prohibitivo, algunas veces hasta saltando el muro, la cerca o valla ya levantada, es decir, aún a costa hasta de su propia vida. Y todo, ¿para qué? Porque si es por trabajar, también lo pueden hacer si no en su país, en otro donde menos impedimentos hay, menos exigencias de la calificación migratoria, menos prejuicios culturales o raciales. Además, la mayoría de los que emigran sólo llevan como oferta su mano de obra, y cuando mucho, no más que un título profesional o alguna propiedad intelectual o 'patentada' de algún arte si no es que van a estudiar. No obstante ya las nuevas restricciones migratorias atentan contra estos derechos universales, es decir, de migrar para trabajar o a estudiar[vii].

Al parecer, al emigrante no le queda otra que tratar de venderse al mejor postor y estos negocian en dólares o euros que, no hay otra, le brinde la posibilidad de dar el 'salto' que le permita no sólo salir de la frágil o precaria subsistencia, sino seguir adelante, darle sentido y valor a una forma de vida hedónica que se ha hecho indispensable en la cultura generalista u Occidental, por la complicidad mediática y la complacencia de autoridades permisivas en su función de moralistas prácticos, producto de la corrupción y la decadencia de los valores humanos.

Estados Unidos está logrando con sus reformas antimigratorias, lo que no ha podido alcanzar con el muro que intenta levantar, aunque también lo sigue construyendo metro a metro, al sur de su frontera con México. El presidente Donald Trump ha construido ya, según él lo señaló el 11 de julio de 2020, 338 km de los 1.609 kilómetros del polémico muro que prometió erigir, y criticó que un tramo que habían construido sus simpatizantes con fondos que llegaron a recaudar ‒25 millones de dólares para su edificación‒ a través de Internet, era bastante deplorable, ya que la barrera está a punto de derrumbarse, y aseguró que el objetivo del grupo ‒llamado We Build the Wall, que compró los derechos de la tierra que rodea el río Bravo y comenzó la construcción del tramo en mayo de 2019‒ era perjudicar su imagen, algo contradictorio en vista de que se tratan de sus mismos seguidores, y que él anteriormente había respaldado el proyecto. Trump hizo esas declaraciones en Twitter después de que la prensa local informara que la barrera en el sur del estado de Texas había mostrado signos de erosión y, si no se reparaba, podría caerse al río Bravo que separa ambas naciones[viii]En efecto, el «muro de la segregación» que ha logrado construir la administración Trump para impedir la entrada de inmigrantes indocumentados, durante sus cuatro años en la Casa Blanca, a pesar de sus pocos avances en la construcción de la barrera física fronteriza con su vecino país sureño, ha logrado reducir la entrada de extranjeros que quieren radicarse en EEUU[ix], pero no a los que quieren cruzarlo por su cuenta.

De esta manera, el incesante y cuidadoso cambio en las normas migratorias impulsado por el ejecutivo ha hecho más cuesta arriba el camino que deben recorrer los extranjeros que desean establecerse siguiendo los cauces legales en EEUU. Así, esta nueva línea de defensa fronteriza afecta más a quienes aspiran a inmigrar legalmente que a los llamados "sin papeles", pues estos últimos siempre escogen “El camino largo”, ya que huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen con el anhelo de una vida mejor, caminando hasta más de mil kilómetros, y solo el Río Grande los separa de su ansiado destino: llegar a Estados Unidos.

Por otra parte, las políticas contra-inmigración implementadas en EE UU se han convertido en un negocio lucrativo para las empresas dueñas de prisiones privadas, quienes reciben 2 mil millones de dólares del dinero del pueblo como pago por el encarcelamiento de más de 400 mil migrantes. Entre los encarcelados están algunos con o sin documentos migratorios, sobrevivientes de tortura, solicitantes de asilo político, mujeres embarazadas, niños e individuos que están seriamente enfermos y sin cuidado médico adecuado[x].

¿Cómo se puede, entonces, describir la odisea del inmigrante hacia la frontera norteña, sobre todo del latinoamericano, buscando realizar el «sueño Americano», llevando tan sólo como justificativo una carta de navegación que apunta hacia el Norte, que le indica que allá está la libertad, las oportunidades y la abundancia?

Ese esfuerzo por insuflar vida a la vida hasta renunciar incluso de la suya propia, la que ya se tenía, trucándola por una oferta de vida que no tiene sino hasta cuando se cambia la condición de indocumentado por una carta de estatus de residente (tipo Green Card o Tarjeta de residencia permanente en EE UU, por ejemplo) o adquiere la nacionalidad (la naturalización estadounidense, después de cinco años de residencia legal, en el caso señalado como ejemplo), deja atrás un presente cierto por un futuro incierto, aunque 'prometedor', tal como se lo han transmitido los especuladores y publicistas, diseñadores de imagen y gestores de intereses creados.

Actualmente existen numerosos estudios de investigación que demuestran que, además de beneficiar a los migrantes y sus familias, la emigración también puede tener efectos beneficiosos más amplios en los países de origen. Estas investigaciones muestran que, la emigración puede reducir el desempleo y el subempleo, contribuir a la reducción de la pobreza y, mediante políticas de apoyo adecuadas, impulsar un desarrollo económico y social más amplio en los países de origen de diversas maneras. A pesar de ello, ya esta información no parece tener peso en el trato que reciben actualmente los migrantes que se mueven hacia el norte, hacia los países desarrollados y de rica economía.

El que se asoma a la frontera, se acerca lo suficiente como para traspasarla y -al pasar al otro lado- alcanzar su destino, para solo desandarlo una vez realizado, es decir, cuando no ha hecho una nueva vida sino solo alcanzado su meta para conseguir lo que lo movió a emigrar, ya sea fama, lujos, trabajo o simplemente dinero (dólares o euros). Aquí se está aludiendo a una capacidad de sentir impersonal -pero no fría-, poderosa, que es posible desarrollar, crear, posible e imprescindible para quien logre traspasar la frontera. Un sentir que es lucidez propio de toda búsqueda auténtica; de toda búsqueda que desplace la mirada más allá de sí, más allá de lo conocido, más allá de la realidad transcrita en palabras,  conceptos y videos; más allá del muro...

La experiencia transfronteriza fortalece el deseo, lo afirma, lo mueve o motiva. Pero, ¿cómo empieza a ponerse esa rueda en funcionamiento? ¿Cómo se despierta ese deseo si no puede nacer más que del vislumbre, del condicionamiento de la misma sociedad global? Cuando la convicción no puede nacer todavía del propio interior, se sostiene sobre la experiencia ajena, aprende de ella, de quienes han triunfado, y ésta le ayuda a orientarse hacia tales fronteras. Al igual pone el acento en generar la disponibilidad, en llegar hasta la frontera, el verse más allá de la misma, como en el retorno, puesto que el migrante lleva también un cúmulo de responsabilidades con los que deja atrás, con su familia y con su país. Por ejemplo, las remesas que los migrantes envían a sus familiares proporcionan no solo sustento a los suyos, sino que constituyen flujos de capital significativos y una fuente de ingresos en divisas relativamente estable al país de origen (en caso de Cuba es notable, y ahora el de Venezuela).

El principio de la palanca de la Teoría General de Sistemas(xi) nos enseña que pequeños cambios pueden producir grandes resultados, y nos insta a buscar estos puntos en los que los actos y modificaciones en estructuras pueden conducir a mejoras significativas y duraderas, lo cual revela que si una concepción socio-espacial se mantiene durante largos períodos de tiempo, en otros aspectos pueden producir grandes cambios. Pero, a nivel personal, la actitud con respecto al espacio cambia continuamente, unas veces en pequeño grado, otra de modo radical. Esto, no obstante, se produce cuando la percepción que tenemos se ha liberado de los puntos de vista que han venido formando parte de nuestra herencia cultural durante miles de años, ya que las relaciones con el espacio están siempre en estado de suspensión y las transiciones surgen unas de otras a escalas diversas.

Las profundas diferencias entre las sociedades que dependen de la tradición oral y aquellas que dependen de la imprenta tienden a disminuir con la irrupción de las TIC. A menudo la diferencia entre aquellos que escuchaban radio y veían cine y aquellos que rechazan esas cosas porque, como que “tiene demonio”, son significativas. Por ejemplo, entre los campesinos que escuchaban radio e iban al cine, pronto adquirieron una sensibilidad diferente de la de aquellos que no lo escuchaban. Los primeros estaban preparados en su imaginación para unos viajes que probablemente nunca realizarían, pero tenían un gran repertorio de opiniones –opiniones públicas, cuando se discutían o compartían entre ellos‒ sobre tales cuestiones que venían captando o escuchando en la radio. En cambio, los campesinos dirigidos por su tradición, que no escuchaban la radio ni iban al cine, no podían imaginar siquiera vivir en ninguna otra parte, ya que se 'moriría' nada más si se les obligaban a abandonar su terruño (MacLuhan, 1974).

La posibilidad de explorar la condición del que emigra hacia la frontera, depende de lo "abierto" que esté el individuo, de si tiene un proyecto o plan definido, de si está dispuesto a compartir su mundo prohibido, de ir más allá del límite cercado… La razón ayuda, sí, y es necesaria, pero la "razón fronteriza", en cuanto que reconoce la frontera y la posibilidad de ir más allá de ella, muchas veces nos detiene si no estamos dispuestos a asumir los riesgos; ella nos acerca, retira obstáculos, pero no es más que un instrumento para tantear en el acercamiento. Más allá de lo desconocido, está la imaginación; ya que le guía el deseo, la pasión, los sueños... un arrebato de fantasías, de ilusiones. Es, entonces, cuando ese ser migratorio, que es, de hecho, un existir fronterizo, se revela como un acontecer, como una realización del otro lado.

Entonces, y sólo entonces, se puede instituir como habitante más allá de la frontera. Ese acceso es el signo evidente de su liberación y libertad. El transitar hacia la frontera ya de por sí implica una sensación de libertad, ya que motivan y sostienen el desplazamiento. Llevar a cabo un proceso de inmigración es como una des-sujeción sistemática en la medida que se aleja del lugar de origen y lleva a cabo el proceso de migración capaz de conducir hasta la frontera, sin más interés que el interés mismo por la realización de lo que busca, por la experiencia absoluta de esa realidad desconocida, por ir más allá de los límites que marca la necesidad, por superar la precaria situación, algunas veces paupérrima o infrahumana, tan distanciada de esa otra realidad de opulencia que le muestran diariamente los medios de comunicación o de la que habla la experiencia del otro: una situación generalista de triunfos para quienes lo han intentado, aunque sólo algunos sean los que alcanzan su plenitud.

Si bien un considerable porcentaje de migrantes no se desplaza por voluntad propia, sino que se ve obligado a escapar de sus hogares por una guerra civil (desplazados que se convierten en refugiados al otro lado de la frontera que cruzan huyendo) cuando no se trata de escapar de la pobreza extrema o la inseguridad social, cabe pensar que una gran variedad de personas percibe la posibilidad de mudar el lugar donde vive como una oportunidad para mejorar su vida, para comenzar una nueva vida en aquel otro lugar que se le presenta como oportuno (es el caso también de los desplazamientos interregionales). En ambos casos, el desplazamiento a otro país rompe los patrones sistemáticos de una persona y provoca impactantes cambios en la esfera laboral, en la vida social y en el entorno externo. Para quienes afrontan la migración, por lo tanto, las cuestiones de mayor trascendencia son si serán más felices tras emigrar y si su vida (o la de sus familias) será mejor que antes.

Esta práctica llama mucho la atención a quienes se interesan como investigadores ya que, a decir de algunos, la migración constituye uno de los más poderosos procesos de transformación en la vida de una persona que migra y es uno de los eventos estresantes más significativos de la vida. Sin embargo, la cultura hedonista y la permisividad entrelazada con el materialismo de la Gobernanza capitalista hacen que las aspiraciones sociales vayan hacia el materialismo y hacia una decadencia moral, hacen hoy de esta posibilidad para quienes asumen tal condición de vida, una forma muy inestable y sumamente peligrosa al convocarla.

Asimismo el acopio de información sobre emigrantes generalmente depende de los datos proporcionados por los países de acogida, que probablemente dispongan de información sobre los nacionales extranjeros, pero no tanta sobre sus hijos o descendientes. Los censos demográficos nacionales y las encuestas de hogares en los países de origen pueden proporcionar información sobre los nacionales que residen en el extranjero, pero los problemas de frecuencia (de los censos) y muestreo (de las encuestas) son los principales obstáculos para obtener una imagen puntual y exhaustiva de los grupos de la diáspora. Por ende, el análisis cuantitativo y cualitativo de los grupos migrantes o comunidades transnacionales, es decir, la cartografía de las diásporas, es una tarea difícil de acometer y adolece de programas presupuestados al día.

En América del Norte, con 54 millones de migrantes internacionales en 2015 o el 22% de la población mundial, ya se están haciendo estudios (Panzeri, 2018; y otros), a través de entrevistas a comunidades transnacionales que han observado al inmigrante en el lugar de origen, de donde parten, y le han hecho seguimiento hasta el lugar destino, donde llegan (EE UU), aunque solo a nivel de muestras que radiografían si es tratado conforme a su condición de migrante, que reflejan si percibe beneficios individuales y de grupo, así como sus familiares en el país de origen.

Por otro lado, la migración, como cuestión de orden público y tema de interés periodístico, nunca antes había ocupado una atención tan prominente. Cada vez más gobiernos y políticos, así como gran parte de la opinión pública de todo el mundo, se ocupan de radiar la migración como una cuestión política y de orden preocupante. Prácticamente no hay día en que los medios de comunicación no difundan —ya sea de manera tradicional o a través de los nuevos canales de comunicación— reportajes sobre diferentes aspectos de la migración, principalmente sobre los negativos, al hacer hincapié en los temas políticos, públicos y mediáticos más atractivos: las “malas” noticias, sobre todo si van acompañadas de imágenes que muestran la crueldad de la violencia; pero muy poco sobre el trasfondo de esa cruda realidad y que no es otro sino el consumismo y el llamado utilitarismo.

En principio, podemos esbozar tres razones o presupuestos principales. La primera estaría fundamentada, o nos llevaría a pensar como primer presupuesto, en las fallas cometidas en varios aspectos importantes de la vida, tal vez por considerarlas insignificantes, como el hecho de no poder satisfacer nuestras necesidades básicas o las de nuestras familias, el no haber encajado dentro de la sociedad normal, el de sucumbir ante el ambiente inhóspito que nos rodea, o el no haber podido asegurar una vida digna, donde nos sintamos seguros y realizados.

 El segundo presupuesto es el dominio teórico y práctico de la visión hedonista. El fin que busca todo hombre es la felicidad, y en esto todos están de acuerdo. Sin embargo, las diferencias aparecen cuando se detalla el contenido de esa felicidad. La confrontación entre la Filosofía aristotélica y la utilitarista nos lo ha puesto de manifiesto. Las diferencias eran obvias.

El tercer presupuesto es que la filosofía de base del Estado del Bienestar es el utilitarismo, con todas las implicaciones que esto lleva consigo. El predominio de la visión hedonista es ya una buena prueba de ello. Pero aún ha ejercido un influjo mayor, por lo que respecta al criterio de la utilidad. Tanto el bienestarismo –que sentó las bases de una economía específicamente bienestarista- como el consecuencialismo –que juzga como criterio de moralidad las consecuencias de las acciones y quita todo valor a la intención del agente- y el atomismo –que contempla la sociedad como una aldea global de pueblos aislados como pequeñas islas, pero que hay que mantener unidos de cualquier manera (vía TIC, por ejemplo) para efectos de mercado, y si no están conformes se deben bloquear económica y políticamente- son tres características del llamado Estado global del Bienestar o de «globalización imperial».

Este sentimiento puede forzar experiencias radicales, extremas y hasta suicida, cuando vemos a nuestras familias sufriendo, desprotegidas e infelices, víctimas de todo tipo de circunstancias. Para colmo, también vemos, a través de las redes sociales (una de las nuevas tendencias es que una buena parte de la captación de personas que pueden acabar formando parte de las redes de trata de personas se realiza a través de dichas redes), como la gente descarga todo tipo de sentimientos, la mayoría buenos, loables, de amor y alegría, pero una gran parte son manifestaciones de odio, agresividad, furia incontenible y frustraciones reprimidas. El sentimiento de tedio que sobreviene cuando no se encuentra nada sugestivo en las experiencias ni en las acciones, a pesar de lo muy variadas que estas puedan ser, es otro de los motores impulsores de las movilizaciones extrafornteras. Ese sentimiento de tedio es el propio del habitante de las grandes urbes.

Los artefactos tecnológicos de ahora, hacen interminables las calles de la urbe el área metropolitana, tan desmesurada que llega a los confines del mundo o incluso, que en puridad, puede superar cualquier confín imaginable. Y Entonces, paradójicamente el flâneur baudelairiano (Salmerón, 2017:41), antes paseante por la gran ciudad, obtiene un gran poder, el poder de quedarse sentado y estático en cualquier lugar y así viajar a cualquier parte del mundo. Sin embargo ese gran poder va de la mano de una gran impotencia. La de la exposición a un spleen, a un descontento y un hastío mucho más radical. Cuanto más grande es el alcance, cuando más amplio es el margen de la discrecionalidad, cuanto más dilatado es el panorama que se avista, más exigente, densamente redoblado y descontentadizo es el deseo. El flâneur, el paseante, se convierte en navegante, en surfista en un fluido electrónico ilimitado que permite ir de unas provincias a otras, llamadas páginas, hacer viajes a otros países por puentes aéreos, llamados links, alcanzar la simultaneidad de lugares y la ubicuidad por territorios mixtos, llamados hipertextos… Pero eso no acaba con el aburrimiento, sino que lo intensifica, eso no anula el descontento, sino que lo aumenta, eso no aniquila el spleen, sino que lo multiplica.

Este lugar virtual no sólo es especial por ese poder que le viene del cine, el cual es, en cierto modo, la superación de los límites con los que siempre se había topado la pintura. Esta se ve incapacitada para mostrar el movimiento en acto y sólo lo puede sugerir. También la unicidad corresponde a la contemplación, pues, aunque el objeto puede ser observado más de una vez, cada contemplación será entendida como una experiencia única. Sin embargo, fue con la fotografía cuando el impacto es más intenso y cuando la reproductibilidad se dispara y con ella se modifica brutalmente nuestra relación con la imagen. Esta pierde su unicidad, así como la pierde el objeto que representa, muchos pueden contemplarla, ya no hay acceso exclusivo y las temáticas pueden ser muy variadas. Así, de igual modo, al ser sus empeños fácilmente alcanzables por medios técnicos, la pintura abandona la imitación de la naturaleza y toma el camino de la abstracción.

Y, asimismo, la impresión digital, y el cine que, en sus inicios, se entendió a sí mismo como un medio capaz de hacer documentales científicos o de mostrar extravagancias, va curiosamente pareciéndose cada vez más a aquello que demandaba la estética de la pintura: hacer historia. Y no ya sólo historia como figuras humanas en interacción dinámica, sino fragmentos de historia relevante y decisiva en el destino colectivo como la Revolución rusa de 1905, preámbulo de la del 17, y escenificada en la escalinata de Odessa de un modo magistral por Eisenstein en El acorazado Potemkin. No en balde Lenin decía que el arte más importante era el cine. Esa nueva retórica de las masas por medio de la imagen en movimiento había de ser para él decisiva en el triunfo de la revolución comunista mundial. (Salmerón, 2017:42).

Algunos hasta se vanaglorian en sus instancias virtuales de hechos detestables como el de haber cometido un delito. Observamos que, por ejemplo, asesinos y terroristas se han convertido en protagonistas en la red social, publicitando su aberrante modo de vida y promoviendo, de esta forma, la violencia. Tomemos el caso del movimiento terrorista llamado Estado Islámico (EI), quienes reclutan adeptos y seguidores a través de la red, donde promocionan sus videos cortando cabezas de personas consideradas enemigos per se nada más por ser extranjeros no musulmanes que están hollando su «santa tierra», tal como lo ven sus practicantes extremistas fundamentalistas o más radicales.

Es bien sabido que los medios sociales constituyen un espacio de intercambio que, al parecer, no cuenta con filtro alguno y, como consecuencia de ello, la atención tiende a centrarse más en las opiniones que en los hechos, y los análisis “equilibrados” —generalmente un equilibrio polarizado- sobre el fenómeno migración parecen quedar al margen o atraer escasa atención.

Esto nos lleva al tema de la migración como centro de debate de los principales cambios que experimenta la sociedad global. Esto puede servir “para bien”, por ejemplo, en las movilizaciones públicas de apoyo a los refugiados y las personas desplazadas de sus hogares debido a conflictos internacionales; o “para mal”, en la política populista reaccionaria que intenta justificar políticas contrarias a la inmigración que estigmatizan a determinados 'grupos' por motivos religiosos, étnicos o raciales, como las «prohibiciones de musulmanes» y la “construcción de muros”. Y es que, cientos de miles de desplazados que arriban a diferentes países o ciudades buscando refugio, se descubren en una situación de abierto abandono y desesperanza. Es el caso, por ejemplo, de Grecia y Turquía, pero sin ir muy lejos, también lo fue -o es- el caso de Colombia. De ahí que para Almario (citado en Restrepo y Rojas, 2004) sea indispensable revisar las categorías de análisis con las que se ha pensado el conflicto para justipreciar sus efectos de desterritorialización y etnocidio:

[…] términos como eventos violentos, acción de guerra, desplazamiento forzoso, desplazados o genocidio, más allá de su pertinencia general, mimetizan la verdadera dimensión de las cosas en el Pacífico colombiano y tienden, sin proponérselo, a ocultar que asistimos a un etnocidio; porque es a los afrodescendientes e indígenas a quienes se hace objeto de violencia y a quienes se desplaza y desterritorializa, con lo cual se cumple otra de las características de esta forma de violencia, la limpieza étnica. (p.22)

 

El panorama de la migración mundial debe entenderse como la suma de diversos componentes, siendo esencial para ello situar los acontecimientos que han tenido lugar recientemente en determinadas regiones del mundo en su contexto geopolítico e histórico. Pasaremos por ello revista, de forma breve, a este acontecer histórico, tanto global como local, en nuestra propia región, para intentar dilucidar la cuestión fronteriza del migrante desde la orquestación con lo teórico-conceptual y, de esta manera, contribuir a su cabal comprensión.

Si se dijera la cruda verdad, no la de eminentes especialistas calificados, que de hecho ya se tiene expresada en artículos y libros, en revistas de instituciones y organismos competentes, se caería la máscara histórica que esconde el mundo corporativo y gubernamental del manejo y manipulación del negocio de la migración. Un negocio que enriquece, que especula, que desarrolla la economía global, que aumenta los fondos no sólo de empresas nacionales y multinacionales, sino igualmente de fundaciones, sectas, mafias y mercaderes arribistas, a costa de la vida humana migratoria planetaria. Este «negocio negro» es la parte oscura de la geografía letárgica migratoria, pero también presentamos la otra cara de la verdad: la geografía luminosa de esa historia que ya está derribando muros.






ENFRENTADO EL MURO: TRAS E

«La tendencia a buscar placer y felicidad

en todos los ámbitos de la vida

pierde su brillo con rapidez,

y así pasamos la vida

persiguiendo arcoíris.»


El Autor

 

 


 

            Llegar al muro, para un inmigrante, es llegar al fin del mundo, al mundo que lo rodea, al mundo conocido: a su mundo. Al llegar al muro solo ve, además de unas paredes pintadas con murales alusivos a lo que este muro significa para ellos -grabadas en una estela de grafitis todas sus frustraciones (se han convertido en una de las más conocidas formas de protesta contra la construcción de los mismos, en razón de su significado simbólico), y también todos sus esfuerzos que los llevó hasta allí-, un mundo construido sobre los caminos que lo trajo, creado en su mente transculturizada, rebosada no sólo de recuerdos, sino de ilusiones sobre el “sueño de una vida ideal”, y que lo condujo a ese punto infranqueable.

Para muchos intelectuales escritores, ya sean de temas políticos o historias comunes, el hambre –la cual remite a motivos económicos-, la violencia –que arrastran refugiados abrumados por una vida gris, ceñuda y plena de dureza y de afanes_, y la búsqueda de aquellos que aman la libertad –es el punto de vista neoliberal- son las principales razones por las que una persona decide abandonar su país, la tierra donde nació, se formó y tiene una familia. Pero, quienes deciden trasladarse para mejorar sus condiciones y calidad de vida, ¿lo consiguen realmente?

Habría que preguntarnos primero: ¿Cuál es la romería de un inmigrante? ¿Cómo llega hasta un punto cuya migración no puede continuar? ¿Por qué lleva esos recuerdos idealistas en mente sobre “un mundo mejor”, todo para arribar a una condición fronteriza donde sabía de antemano que no iba poder continuar, por lo menos, de forma convencional? La sabiduría popular lo tiene muy claro, pues se trata de una expresión muy antigua y de origen impreciso (Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, de la traducción en alemán): “El camino al infierno está empedrado de buenos propósitos”.

Estas condiciones tienen su fundamento en la «Ley del efecto hedónico». Y este efecto, en el marco de un acto democrático, puede ser tan intenso como éste: con una sola ejecución se hace habitual. Ya en el Génesis el Paraíso estaba circundado por un muro, del cual fueron echados fuera por consecuencia del pecado, esa expulsión al otro lado llevó al pueblo israelí a una permanente peregrinación por el desierto al no haber aceptado las normas divinas de convivencia. Permítanos citar, para reforzar la razón teológica, al gran poeta latino Ovidio, quien escribió esta famosa sentencia: «Veo las cosas mejores y las apruebo; con todo, sigo las peores», tras lamentarse ante la dura extirpación de un hábito hedónico inveterado: el deseo, por encima de la razón. Séneca lo llamaba «nuestra indefensión en las cosas necesarias». El modelo de aceptación cultural está, por tanto, basado en el entretenimiento percibido, el cual es un componente hedónico que el migrante obtiene del sistema informativo y puede conducirlo fuera del entorno habitual hasta los espacios fronterizos, en busca de tal atracción.

Así, la importancia del entretenimiento como factor determinante de índole explicativo sobre la intención del individuo al emigrar es fundamental, ya que su influencia en la predisposición mental resulta ser de sumo significativa y, en el caso de los inmigrantes que lo han experimentado, mayor que el efecto ejercido por parte de la utilidad percibida materialmente, una vez que han logrado su objetivo o meta, ya que –al comentar sus experiencias de viaje pasadas o futuras— posee atributos claramente hedónicos. En concreto, resulta razonable pensar que un mayor atractivo en torno al divertimento y entretenimiento al ingresar en un nuevo sistema cuyos componentes ha percibido con la ayuda de los mass media, ayuda a crear sentimientos afectivos con el mismo, por lo que es más fácil que los individuos desarrollen una actitud positiva y se sientan más atraídos a emigrar hacia dichos espacios.

A pesar de ello, es posible que otros factores como la identificación con la sociedad a la que se quiere emigrar, la reputación del sistema de vida o las características propias del individuo (por ejemplo, propensión a identificarse a través de lo que vive virtualmente al interactuar en las redes sociales en internet, capacidad para contribuir en la red, necesidad de socialización, etc.) también puedan afectar en la decisión de emigrar. Este último aspecto ha sido estudiado por especialistas que han analizado el comportamiento adaptativo de quienes usan el Modelo de Aceptación Tecnológica disponible en el espacio virtual de las redes sociales, mostrado que se encuentra también relacionada con motivaciones de tipo hedónico, tal y como observan Wang y Fesenmaier (2004; citados en: Casalóa, Flaviánb y Guinalíub, 2011).

Por qué, entonces, y como segunda pregunta, si somos conscientes de que la Ley de la mente es la razón, el Logos, es decir, la que deberíamos seguir, hacer lo que está bien, ¿hacemos lo contrario, la tendencia al mal o tendemos a buscar o hacer lo que nos hace daño? En realidad, la condición humana tiene por naturaleza estar infiltrada de mil caras, creadas por la mente. Esta disposición –o práctica, destreza, arte o maña…, como se quiera llamar- está gobernada por las pasiones y no por la razón, demostrando la incapacidad del conocimiento humano por alcanzar el estado de felicidad o hasta de «Gracia divina», del que nos habla la sabiduría de los grandes filósofos, poetas, líderes o pensadores de la humanidad. Además, tal vez ya tienen la dicha de estar en un espacio que les proporciona esa felicidad, pero la atractiva tentación sembrada por la inducción subliminal de los sistemas informativos no les permite darse cuenta.  

En esencia, estamos formados por múltiples personalidades. Cada personalidad "ve" la realidad a su manera y se comporta de manera diferente dependiendo de qué estructuras mental tengamos activadas. De esta manera, una persona puede ser buena y mala a la vez, amar y odiar, ser un ciudadano normal y un despiadado dictador, político activista o fanático religioso. La incapacidad de "ver" la realidad tal cual es se manifiesta cuando se ve sólo lo que queremos ver, y eso ocurre en función de que «chip» tengamos activado. Lo mismo sucede con el que emigra. Puede que esté bien en su lar natal, pero en su cabeza le da vuelta la idea de salir a conquistar el mundo.

Una tercera pregunta, como consecuencia de ese constante migrar o de vueltas en la cabeza sin sentido de orientación, vendría a ser: ¿hacia dónde vamos? Aunque tiene una connotación filosófica en el fondo, no obstante su fundamento es ideológico, de presupuestos o ideas que tienden a responder las preocupaciones del momento, como las materiales (económicas y de crisis existenciales o de valores culturales). Por ahora podemos, en torno de la percepción sentida, lo más inmediato, lo que hay en primer lugar, o sea el mundo relativo y cercano, en el que puedo palpar de manera directa lo que se vive, no es de ninguna manera el mundo objetivo de la realidad o el propuesto por la ciencia como objeto de estudio real, porque también esa concepción parte de hipótesis y de control de variables muestreadas y no de la totalidad.

Todo ser humano como ser social, aunque no lo somos por naturaleza propia sino por acción coligada, puesto que no estamos solos o aislados por más que hasta nos convirtamos en ermitaños, se encuentra siempre y necesariamente insertado en el mundo de las cosas y de las otras personas: insertado; y no colocado, ni mucho menos separado, ya que «insertado» es estar vinculado a través de una compleja red enlaces (preocupaciones por intereses creados, de tareas o trabajos, de cuidados o mantenimientos sistémicos necesarios a la red que proporciona la configuración inicial de esa realidad). De este modo, vemos las cosas ante todo, además de la abstracción inducida por la observación y el reacomodo o de reciclaje mental –es la mente cargada de prejuicios en teorías y conceptos sujeta al determinismo-, como objetos o fenómenos (en el caso de la mirada científica) y seres por los que nos interesamos, o sea, cosas de un uso específico y muy particular para cada quien, ya sea objeto de su mirada individual o del grupo que le interese (un equipo de investigadores, por ejemplo), y ligadas sistemáticamente a otras cosas, objetos o fenómenos de la cotidianidad en el servicio que nos presta o nos interesa.

El humano, lejos de ser naturalmente sociable, afirma Javier del Arco, es esencialmente individualista y egoísta, sin más cuidado que su propio bien o placer. El estado natural del hombre particular es la guerra contra todos los que pueden estorbar sus goces: su derecho absoluto y único para aniquilar y apartar los obstáculos que se oponen a su interés particular, a su bien propio y personal. “Hobbes enseña que las ideas de bien y de mal son puramente relativas, porque no hay más bien ni mal para el humano que el placer y el dolor, lo agradable y lo desagradable”[xii].

De este modo, el ser humano puede adoptar como punto de partida su propia existencia, en su experiencia directa o de aprendizaje empírico, bien a sí mismo, o bien al mundo que le rodea y en el cual está inmerso (caso de la hermenéutica de M. Heidegger y H.-G. Gadamer[xiii]), o también del devenir del materialismo como filosofía pura, cargada de idealismo “natural” del mundo real y humano, conocida como “idealismo absoluto” de Hegel[xvi], que tiene sus raíces en Kant y que continúa ulteriormente en Fichte y Schelling; o de “existencia inauténtica”, en el existencialismo de Heidegger, donde ser yo es simplemente tomar partido en pro o en contra de ciertas posibilidades que me son propias: “El existente humano puede decidirse por una posibilidad auténtica o inauténtica de sí mismo, constituyendo ésta última su verdadera enajenación. Sin embargo —hace notar el autor[xv]—, la existencia inauténtica no es un ser-menos; es igual de real que la auténtica”, y a los demás seres (filosofía de la naturaleza como tal, representada por los primeros filósofos griegos como Heráclito, también llamados filósofos presocráticos[xvi]).

Si aplicamos esta forma de mirar o de filosofar, y que no es otra sino la que ya advertimos de entrada sobre el análisis desde una “ignorancia organizada”, podemos afirmar que, estar frente al muro es estar como preso, ya que nos impide seguir y, a su vez, estamos encerrados en una sociedad en que no queremos seguir. Pero esa sociedad que nos rodea y nos encierra, que nos ha dado forma (que formó los hábitos de nuestra mente y las destrezas o rutinas de nuestro cuerpo) no sólo se compone de personas, objetos y construcciones artificiales como vías y ciudades. Es una red de lazos más sutiles o, si lo prefieres, un tejido de entrelaces, incluidos los espirituales –además de los sociales, políticos, económicos e ideológicos-; está constituida de lenguaje (el elemento más sutil o embriagador de la naturaleza humana –por no decir el más humanizador por excelencia, como nos lo presenta Savater en Ética para Amador-, de memoria compartida, de costumbres, de leyes… Hay obligaciones o derechos, pero también prohibiciones y castigos, así como premios si te portas bien. Algunos comportamientos son tabú y otros merecen general reconocimiento por incentivar acciones altruistas o hasta heroicas.

Nótese que, como una especie de héroe, el inmigrante surge después de tener que salir de una tierra muy pobre o en guerra, con hambrunas, matanzas y persecuciones políticas, raciales o nacionalistas. Y cruzar al otro lado -las líneas fronterizas que tenga que pasar-, hasta llegar donde se pueda establecer, ya es toda una hazaña. Luego, en tanto que huye y en tanto que sobrevive, es decir, en cuanto que traspasador de lo fronterizo, de lo indeterminado, de lo fugaz y de lo fragmentario, para reconstruir de nuevo toda su vida, en que se ha convertido el periplo del migrante, hacen de este modo de existencia algo heroico para quienes la han vivido; algo así como 'digno' de vivirse.

Más allá de las cifras macroeconómicas están los escenarios financieros que es la auténtica realidad del mundo global. Quienes financian el desarrollismo actual, enmascarados de iniciativa privada y que de «libre concurrencia» de participación 'lícita' (así, entre comillas, ya que los dueños del capital son los que designan tales ofertas) en los mercados internacionales (entiéndase bien: Organización Mundial del Comercio – OMC), son los verdaderos dueños de la democracia neoliberal, que no es otra cosa sino las grandes corporaciones tanto industriales y tecnológicas como bancarias, detrás de las cuales se esconden los accionistas que, en su mayoría, son los mismos dueños del poder no solo económico (industrial, tecnológico y financiero), sino que constituyen, además de clases sociales con supremacía racial y burguesa, clanes políticos, familias militares, sectas académicas, congregaciones religiosas y grupos intelectuales, filosóficos y científicos en casi todos los órdenes de la sociedad global.

Estemos seguro de que, más temprano que tarde, lo que va a pasar habrá que ir construyéndolo, y lo que no, inventándolo, como sucedió en cada época, y será como siempre, desconcertante, a pesar de que siempre habrán pitonisas y gurús que afirmarán azoradamente que ya se lo veían venir… Los fanáticos, sobre todo los religiosos, serán los primeros que dirán: ¡pero hay que pensar en el futuro, porque lo que va a ocurrir es que vamos a tener un Armagedón!

Todas las naciones tienen necesidad de protegerse y proteger a sus individuos. Eso nos da seguridad, nos estabiliza, nos brinda un soporte firme en el que nos sentimos confiados, sentirse en casa, en el que vivimos y trabajamos produciendo de forma segura, aunque tal protección a menudo nos haga exigencias e imponga sacrificios.

Defender los derechos de pertenencia a una comunidad, sociedad, nación o Estado supone admitir que debemos acatar las normas y regulaciones que se esgrimen desde lo alto, desde el gobierno, para poder convivir en comunión, aunque sea más importante el individuo humano que la pertenencia a tal nación, cultura o raza. El problema surge con los nacionalismos estrechos, con el autoritarismo, con la perdida de libertad. La propiedad privada, el dinero y demás bienes materiales se reafirman en base al statu quo proteccionista, a la seguridad que nos brinda el Estado. Pero cuando este orden es sobrevaluado, forzado o impuesto de alguna forma no conforme con la libertad individual y la responsabilidad social, se cae en extremismos que conllevan abusos. El poder siempre es poder sobre los otros, por lo que no se puede imponer de manera arbitraria o alegando que es por el bien del pueblo sin considerar a minorías ni el individuo como ser humano.

Los cambios globales que están ocurriendo actualmente obliga incluso a ir más allá de las fronteras, a unirnos para poder enfrentar los grandes problemas y calamidades que ya están haciendo estragos a nivel planetario: las inundaciones, los incendios forestales, la desertización, el calentamiento global, el oscurecimiento atmosférico, en fin, el llamado cambio climático es una realidad acuciante y aceleradora de nuestra asfixia y ceguera mundial. Ya no interesa para nada el ambiente a nivel general, porque solo importan las premisas de economía y la política, acompañadas de los festines y celebraciones que conllevan sus aplicaciones cuando lo mediático hace alarde de tal o cual éxito en planes gubernamentales o caídas de régimen en contra del desarrollismo liberal y el supuesto goce y uso de los derechos del libre albedrío que tenemos para el disfrute del placer y el lucro de los bienes que nos da la Naturaleza, Dios y la producción Capitalista.

Miles de científicos acaban de anunciar que el cambio climático va camino de causarnos un “sufrimiento incalculable”, mientras que la ONU dice que el colapso de nuestros ecosistemas podría exterminar a un millón de especies, entre ellas la nuestra (en estos momentos en que escribo estas líneas por el despertar de la conciencia ecológica, me entero tristemente de la muerte de más de un millardo de especies animales que han quedado calcinadas de las llamas que devoran el sureste australiano). Las emisiones globales de CO2 siguen asfixiando al planeta y en este año 2019 que acaba de terminar aumentaron, pese a disminuir el consumo de carbón, debido al fuerte crecimiento en el uso de gas natural y petróleo. Este último fin de año, pone punto final a una década marcada por registros de calor excepcionales, por el retroceso de los hielos y por subidas del nivel del mar sin precedentes a nivel mundial y cambios exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero fruto de la actividad humana.

A pesar de ello, no estamos pendiente del verdadero impacto global por las consecuencias del cambio climático, no obstante que sabemos bien, porque estamos informados diariamente de ello, las causas que están coadyuvando a su manifestación negativa, y a pesar, también, de que lo sentimos muy de cerca cuando nos alcanza, es decir, diariamente tenemos una cita con el «destino» cuando sacude de alguna forma nuestras localidades. Una cosa cotidiana es negar por ignorancia la existencia de lo que no se conoce; y otra, es la terquedad por negar los fenómenos meteorológicos de efectos devastadores a escala mundial que nos golpean diariamente, de modo que perpetúa el cambio climático y sus consecuencias, las cuales serán todavía más perjudiciales para el bienestar de la humanidad en la medida en que las obviemos y dejemos a las corporaciones, a los gobiernos, a las autoridades mundiales, a la «obligación del orden» (que “todo siga igual”) que resuelvan el problema, o que sea lo que “Dios quiera”.

La conexión entre sociedad y Naturaleza, la relación cambiante entre los modos de producción planificados y las ideas de modelos histórico-ideológicos tanto de producción como sociopolíticos que aparecen en las teorías y utopías cientistas, y su posible influencia, han sido suficientemente demostradas mediante gran cantidad de artículos y libros, tanto especializados como de literatura. Los primeros casi siempre investigaciones de historiadores, economistas, sociólogos y científicos de renombre, cuyas críticas –como las del famoso astrofísico británico Stephen Hawking, quien antes de partir nos dejó un alerta en rojo sobre el poco tiempo que nos queda, al fijar fecha para el 2117, dentro de un siglo, a partir del año en que la vislumbró, ya que si para dicho año no se ha hecho el proceso de adaptación, seremos entropizados por el sistema planetario autorregulado, es decir, literalmente 'tragados' por la conversión sistémica- son bastantes preocupantes, en virtud de la necesidad de enmendar nuestra egoísta actitud para con la madre Tierra so pena de que nos ahoguemos en nuestros propios excrementos.

La otra cita, es el encuentro entre el muro y el inmigrante, lo que constituye en esencia la condición fronteriza en la que se vive de manera acuciante como un «destino» ineludible. En efecto, ese cerco, esa zona de frontera, es la forma, el modo, la experiencia en la que llega a darse la conciencia de la doble dimensión, la revelación del cerco hermético, cerrado, que nos impide continuar hacia nuestra realización, hacia nuestra meta proyectual, constituyéndose en un cerco de vida. Cercos que se refieren a la realidad como experiencia del sujeto, a la vez que al sujeto mismo en el seno de esa experiencia de significado, revistiendo entonces al sujeto de la condición de "ser fronterizo".

Con esta nítida imagen y su despliegue, podemos atrevernos ahondar para abordar esa "condición del migrante" -y hacerlo desde el análisis de la experiencia de sus protagonistas- ya que recoge y fundamenta la doble experiencia humana de la realidad; ambas, la experiencia de conocimiento, y la experiencia vivida por el migrante, aunque de naturaleza bien distintas, puede conducirnos a conocer en propiedad la condición fronteriza del migrante que vive en la línea o que sale a su búsqueda.

Queda, entonces, por recoger el testimonio, aunque sea de manera virtual, de las y los migrantes en pleno choque con el muro, ahí, donde se da el esfuerzo del ser humano por traspasar dichos límites amurallados, donde conoceremos realmente los peligros del que migra, al poder, si no observar, por lo menos revisar las circunstancias que la hacen posible.

La búsqueda de verdad, en la generalidad de “caminos que conducen a Roma”, de conocimiento, puede conducirnos hasta esa frontera, puede abrir pasos, en la medida en que los caminos llevan más allá de esos muros y nos atrevamos a adentrarnos por los territorios inhóspitos de la humanidad, tratando de reconciliar tales extremos. Es un hecho que la verdad es difícil de ser comprendida y que el espíritu humano se apodera audazmente de aquello que puede justificar su conducta.

La razón invita, pues, a asumir la “condición fronteriza” desde el ámbito crítico constructivo, es decir tomando conciencia, o quedarnos sentados 'observando' el muro –así sea a la distancia virtual- que nos limita. Esta es la invitación que, modestamente, proponemos con la revisión documental abarcada en el tema aventurado.

Fueron los filósofos del Siglo de las Luces los que entronizaron en Europa y en Estados Unidos este culto ciego de la libertad. (…) Existen, al mismo tiempo, graves desórdenes en las actividades no intelectuales de la mente, e incluso una atrofia de algunas de esas actividades. El sentimiento, al igual que el intelecto, ha sido profundamente afectado por la búsqueda de ganancia, la satisfacción de los sentidos y el entretenimiento. El optimismo es indudablemente un estado de ánimo atractivo. (Véase la cita v al final de página).

Los primeros emigrantes fueron aventureros, ya sean mercaderes o conquistadores, quienes, por ejemplo, al tomar un nuevo rumbo para llegar al Este, viajando hacia el Oeste en busca de una nueva ruta a la India para el comercio de especies, textiles y metales, los llevó al Nuevo Mundo, donde la búsqueda de El Dorado, la mítica ciudad hecha toda de oro que le refirieron los nativos a los conquistadores españoles -al ver su codicia por el oro-, específicamente en la fabulosa y encantadora región de la Amazonía, hizo de ellos forjadores de nuevas civilizaciones, al convertirse finalmente en colonos, cuando tuvieron la oportunidad de explorar la abundancia de tierras y recursos naturales prístinos que albergaba el nuevo continente aún no explotado.

Las conexiones a través de la red social, forman a los que ahora se aventuran a emigrar. Son una forma de capital social que las personas utilizan para acceder a un empleo con salario alto en el extranjero. Es precisamente la inserción de las personas en las redes lo que ayuda a explicar el carácter duradero de las corrientes migratorias. Pero también existe la conexión Institucional. El papel de las instituciones públicas o privadas dedicadas a ofrecer apoyo a población migrante es de suma importancia. Las organizaciones humanitarias voluntarias también se establecen en países desarrollados para trabajar por los derechos y en procura de mejorar el tratamiento a los trabajadores inmigrantes, tanto legales como indocumentados. A medida que crecen los colectivos de inmigrantes, también crece el número de agencias en las sociedades receptoras, cuyo objetivo principal es ayudarlos, pues este crecimiento repercute sobre el mantenimiento de los flujos migratorios.

 



«Cuántos de nuestros hermanos,

cansados o moribundos,

serán abandonados por la larga caravana

que marcha siempre y no se detiene jamás;

cuántos de nuestros hermanos

perecerán desgarrados por las bestias salvajes

que rondan y nos encuentran;

cuántos de nuestros hermanos perecerán

bajo el plomo de los bandidos

que nos espían siempre

y nos asaltan a menudo!» 

(De Esperanza, libro anónimo, París, 1834)



La historia de los muros, vallas o murallas es la historia del cerco. Pero este cerco no es cualquier cerco como el de delimitar una parcela o propiedad. Es cerco de vida, cerco del universo sentido al que llamamos mundo, del ámbito en que se desenvuelve nuestra existencia: es el cerco contra la gente, las personas, la libertad.

Lo que sabemos es fruto de una aventura que se reinicia constantemente y que consiste en ampliar las fronteras de los sistemas de vida que solo vemos en la televisión, las películas o vídeos, que sólo con la imaginación logramos disfrutarlos, introducirnos en los espacios profanos, en unos territorios en los que cometeremos errores, pero que buscaremos asentarnos para bien o para mal, aunque la esperanza nos dice que es más bien para nuestro bienestar.

Transmitir esa sensación de aventura, de exploración, de cuando constantemente se procura traspasar los límites del sistema «cerrado» como el ahora norteamericano, para penetrar en áreas repletas de 'trampas' y errores, es la aventura que -inicialmente del chicano-, lleva a todo inmigrante centroamericano –y también latino- a arriesgar hasta la vida. Lo que pretendemos es analizar hacia dónde y cómo se están orientando las capacidades humanas con el fenómeno global de las migraciones actualmente, porque nos permite acercarnos a la búsqueda de la realización de la condición fronteriza propio de las diversas culturas y su diversidad mágico-religiosas que veremos al hacer vida en otro país, pues en una vida sin límites como la del inmigrante, de fronteras traspasadas, no hay un "hacia" al que verter el amor, no hay un "dónde" dirigirlo. Su único movimiento es el de realizarse, el de trabajar para poder materializar su sed de lujo, sus necesidades materiales, su afán fijo (estereotipo) de “ser”, nutriéndose de

LAS PAGINAS 40 a  44 NO SON VISIBLES EN ESTA PRESENTACIÓN

 seda, las especies, el oro… conllevó al descubrimiento no solo de nuevos mercados, sino de nuevas tierras que conquistar. Este deseo insaciable por adquirir los productos de lujo revolucionó la tecnología para conseguirlos, reduciendo las distancias (nuevas formas de transporte) y también los costos (creando maquinas) de producción u obtención.

 

Un poco más de Historia amurallada: ¿Cómo y porqué surgieron los muros?

 

Las migraciones o traslados masivos de personas han existido desde los más remotos tiempos. El ser humano ha venido cambiando su lugar de residencia desde la prehistoria, buscando mejores tierras, nuevos alimentos o climas más adecuados. En las páginas de la Biblia se describen algunas de tales migraciones del pueblo judío o «pueblo de Dios» como ellos mismos se denominan, quienes al mando del patriarca Abraham, salió de la tierra de Ur de los caldeos[xvii], “sin saber a dónde iba”, con todas sus posesiones, acompañado de su esposa Sara; lo mismo cuando, al mando de Moisés, salieron de Egipto en un éxodo que duró 40 años en el desierto, a la merced de beduinos ladrones y asesinos, de tribus nómadas bárbaras, buscando la “Tierra prometida”.

Los primeros muros, murallas, vallas o cercos como también se les llama, se levantaron inicialmente como fijación, precisamente, del límite que marcaba la frontera entre lo salvaje y lo civilizado. Tal es el caso, por ejemplo, de la construcción de la muralla de Uruk (antigua ciudad Mesopotámica, situada en la ribera oriental del río Éufrates, en el actual Irak), «la bien cercada» (Wikipedia, 2020a). Esto es –y no sólo eso, ya que señalaba un verdadero límite de civilización, es decir, dónde terminaba la cultura más avanzada conocida en aquel entonces y comenzaba la vida salvaje o mundo inhóspito– una muralla defensiva de tipo militar, cuya construcción fue impresionante en su tiempo, como todo lo construido en esos espacios de la civilización antigua.

Después vinieron otros más. La Gran Muralla China es el más emblemático muro de la Historia universal. Aunque los tramos más reconocidos son aquellos construidos durante la dinastía Ming, en el siglo XIV de nuestra era, es una antigua fortificación de una longitud total de 21.196 Km, lo que equivaldría a un poco más de la mitad de la circunferencia de la Tierra (Wikipedia, 2020b).

Reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI (Edad Moderna) para proteger la frontera norte del Imperio chino durante los sucesivos ataques nómadas de los pueblos del norte, el cual ahora es gobernado por un régimen comunista desde 1949, que no pudo saltar del feudalismo (o etapa pre-capitalista en la que se encontraba China antes de la Revolución maoísta) al socialismo (como pregonaban los exponentes de la teoría marxista), por lo que se mantiene anclada a un sistema de economía capitalista de Estado que –aparte de haberle dado «buenos dividendos», pues ha enriquecido a la burguesía parasitaria del Partido– la ha llevado a convertirse en la segunda mayor economía del planeta –superando, en algunos aspectos, indicadores macroeconómicos estadounidenses o europeos– e, igualmente, en una potencia rapaz de recursos naturales que ha impactado no sólo su medio ambiente hasta el punto de contaminar gran parte de su aire (en las ciudades industriales y megalópolis como Pekín) y aguas fluviales de una manera atroz, sino a depredar economías foráneas con la intensificación de la explotación de materias primas para su importación nacional y su mortal carga de productos tóxicos exportados a las mismas.

Aunque es muy poco conocida, la Gran Muralla de Gorgan (ubicada en el NE de Irán) es, con tan sólo con una extensión de 195 Km y una anchura promedio de 8 metros, una de las construcciones defensivas más largas del mundo y una sofisticada obra de ingeniería. Esta enorme muralla defensiva fue erigida inicialmente por el Imperio Parto en el siglo III a.C., y después fue rehabilitada por el Imperio Sasánida entre los siglos III y VII de nuestra era, a objeto de proteger el Imperio Persa (Wikipedia, 2020c)

 Estuvo en uso desde su construcción hasta el siglo VII, una época en la que el Imperio Persa, bajo la dinastía sasánida, se enfrentó en una serie de guerras en su frontera norte. Las murallas de Gorgan son conocidas popularmente como “la Serpiente Roja” por el color de sus ladrillos, y es, detrás de la Gran Muralla China –aunque los arqueólogos creen que es  1000 años más antiguo que esta última-, la segunda más grande del mundo.

Y fueron surgiendo muchos más muros que aún se siguen construyendo en la actualidad (el de Israel en la Franja de Gaza[xviii]; y el de EEUU con la frontera de México, son los más emblemáticos del mundo globalizado), para dividir, proteger y aislar a reinos e imperios, así como mantener a los 'invasores' e indeseables fuera de sus fronteras. Si queremos traer a colación el muro de la deshonra de nuestra 'sagrada' humanidad contemporánea, debemos señalar el lamentable famoso Muro de Berlín, el Muro del Vergüenza como lo llamaban en el oeste (Schandmauer), porque éste no fue construido para evitar invasiones, sino para evitar que la gente buscara escapar del implacable mundo comunista de Europa Oriental hacia la Europa liberal u Occidental. Según la Fiscalía de Berlín, fueron 270 personas que pagaron con su vida al tratar de cruzar hacia la parte occidental, de las cuales treinta de ellas murieron como consecuencia de la explosión de minas.

El Muro de Berlín, una mole de 3,6 metros de altura hecha de hormigón armado y que se extendía como una profunda herida de 155 kilómetros a lo largo de la ciudad, cuarenta y cinco de ellos dividiendo la ciudad de Berlín en dos y el resto que circundaba su parte oeste separándola de la República Democrática Alemana (RDA), cobró la vida de más de 270 personas en los 28 años de su vergonzosa existencia. Comenzó su construcción el día 13 de agosto del año 1961. Después de casi tres décadas, en la noche del 9 al 10 de noviembre del año 1989, el mundo, en vivo y en directo, en una catarsis colectiva, fue testigo de su desmoronamiento, no sólo de la caída de un muro divisorio, sino que un modelo político-económico que venía en franco desplome desde la decisión de la nomenclatura soviética de encauzar su pasos a otro modelo de desarrollo. (Wikipedia, 2020d).

Hubo otro factor decisivo que llevó a la construcción del muro, según la versión que nos da Luis Corvalán, quien era el Secretario General del PCC (Partido Comunista Chileno) exiliado en la URSS para aquel entonces, En la República Democrática de Alemania (RDA) había una situación social, según Corvalán (1993), inestable:

Numerosos profesionales, estudiantes y otros ciudadanos de la RDA, provistos de un buen nivel de instrucción, pasaban al sector occidental de Berlín donde les ofrecían mejores salarios. Se dejó sentir entonces una gran escasez de mano de obra en Alemania Oriental. En tales circunstancias, Walter~lbrichta; a la sazón secretario general del Partido Socialista Unificado de Alemania, se dirigió a los soviéticos pidiéndoles que le suministraran trabajadores. Moscú no estuvo de acuerdo. La URSS era una de las potencias vencedoras, la que descargó los más contundentes golpes que condujeron a la derrota de la Alemania hitlerista. Pensó que no era admisible -cuenta Nikita Jruschov en sus memorias- que trabajadores suyos pudieran terminar limpiando los toilettes de los alemanes, aunque éstos fueran del Este. ¿Qué hacer en tal caso? Se estimó necesario implantar un severo control en la frontera. Así se optó por levantar el muro. (p. 41-42)

 

En cambio, la historia del muro judío data de los tiempos bíblicos, puesto que está unida a la historia no solo del muro que rodeaba la ciudad de Jerusalén, sino de su Templo religioso, santuario principal del judaísmo o de la religión hebrea. Este muro, llamado Muro de los Lamentos en Jerusalén, pues se cree que es parte del Templo de Salomón -no siendo así, puesto que es menester aclarar que las investigaciones al respecto (Celaya, 2018:190) señalan que dicho muro no era parte del Templo, sino de la Fortaleza Antonia de los romanos-, fue construido alrededor del año 960 a. C. por el Rey Salomón para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto para el pueblo israelita, siendo completado por Zorobabel en 515 a. C., con el fin de resguardar el Arca de la Alianza.

Se levantó una vez más después que fue destruido por primera vez por los babilonios durante el tercer asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén, que finalmente arrasó con la ciudad y su templo en 587 a.C. Luego que fue reconstruido y ampliado por Herodes el Grande, el Templo fue a su vez destruido nuevamente por las tropas romanas al mando del general Tito en el año 70 de nuestra era, en el Sitio de Jerusalén, durante la primera guerra judía, donde murieron más de 100.000 judíos, siendo el Templo quemado totalmente. Entonces, si bien en otras ocasiones el Templo había sido profanado y saqueado, esta vez, como evidencia las palabras proféticas de Jesús (Mateo, 24:2), del Templo no quedó “piedra sobre piedra”.

Sin embargo, los romanos dejaron el pedazo actual -consiste en una pared de 60 metros de longitud ubicada en el Barrio Judío de Jerusalén, la cual, según sus Autoridades religiosas, es un vestigio del antiguo Templo de Jerusalén-, con el fin de que los judíos recordaran lo que les pasó, en vista de que la arremetida romana contra la ciudad se produjo tras la llamada "Gran Revuelta judía" contra los gobernantes del imperio mundial para ese entonces.

Desde entonces, este pedazo se conoce como el «El muro de los lamentos», donde acuden los judíos creyentes y practicantes como los rabinos, quienes van a darse golpes por la cabeza contra el muro, mientras claman oraciones, recordando la amarga historia de su destrucción, mientras le piden al Dios hebreo que permita la reconstrucción del tercer templo,

Los propósitos con el que se construyeron, en el pasado, muros, fortificaciones o rejas siempre fueron similares: la defensa contra enemigos del exterior, el encarcelamiento de pueblos o la separación de vecinos agresivos. Las murallas, por ejemplo, que rodean la ciudad vieja de Jerusalén fueron construidas entre 1535 y 1538 por orden del sultán Suleiman I[xix], cuando la ciudad pertenecía al Imperio otomano. Medía 4.018 metros, su altura promedio es de 12 metros y su espesor promedio es 2,5 metros. Tenía 34 torres de vigilancia y 8 puertas. No obstante, por sus “agujas” o aberturas no podían pasar los camellos, ya que fueron hechas para que sólo pasaran las personas y, de esta manera, la ciudad no fuera contaminada con el estiércol de tales animales. De ahí las palabras de Jesús (“Primero se verá a un camello pasando por el ojo de una aguja que rico entrando en el cielo”), que son mal interpretadas por los gobernantes ortodoxos cunado alegan esto en favor de la justificación de sus doctrinas.

 

Las nuevas murallas o «Muros de la Vergüenza» del mundo actual.

Hoy, a 28 años de la caída del viejo muro berlinés, y en plena entrada del siglo XXI, se siguen construyendo muros alrededor del mundo y bajo la mirada cómplice de los mismos que conmemoran, año tras año, la dichosa “caída del Muro de Berlín” y critican con fuerza su inhumana edificación. Hay, por tanto, una increíble hipocresía de quienes callan y enmudecen, pero también una terrible “miopía” de quienes más bien miran para el otro lado, cuando no hasta justifican que se construyan nuevas separaciones, nuevas divisiones, nuevas formas de tener seres humanos de primera y segunda categoría.

Es así como el desarrollo y creación de muros tan vergonzosos como el de Berlín, continua; muros que se han erigido bajo los más disímiles argumentos: otorgar seguridad a los habitantes del país o territorio que se desea proteger; aislar un territorio y ejercer allí medidas y acciones de represión, invisibilizando a esa sociedad; impedir que “indeseables” “extranjeros” “indocumentados” “ilegales”, o simplemente personas de otras nacionalidades, busquen oportunidades laborales en países más desarrollados; protegerse del “terrorismo”.... Incluso separar social y económicamente a miembros de una misma sociedad.

La construcción de muros, vallas, rejas, empalizadas, cercas, alambradas, separaciones continúan siendo una práctica habitual ya sea para impedir la entrada o salida de inmigrantes y emigrantes, ocupar territorios que no le pertenecen al que opta por construir este instrumento de represión, humillación o, simplemente, de imposición en un mismo país para segregar a sus propios connacionales por razones económicas, sociales, religiosas y de origen racial. El muro/valla, por ejemplo, que separa a la Península de Corea[xx] en dos países y ubicado en el paralelo 38, fijado como frontera entre las dos naciones coreanas creadas producto de la división ideológica de un mundo de la postguerra, en 1948, conocido también como el Telón de Bambú, es una reliquia dinosaurio de ese pasado vergonzoso que aún permanece de una historia de nunca acabar.

Vemos entonces, como a objeto de defender los territorios nacionales de otras nacionalidades o culturas “invasoras” o, por el sólo hecho de emprender una guerra, como la de la Monarquía Wahabita de los vaivenes bélicos e intervencionistas en Medio Oriente y el Golfo Pérsico, se empezaron a construir muros y fortificaciones. Así, la casa real de este país traído a colación anteriormente, ha comenzado a fortificar su territorio a objeto de aislar esta Monarquía hereditaria, en un trecho de 9 mil kilómetros de largo en las fronteras con varios países, en lo que se considera será la barrera de seguridad más larga y costosa del mundo (véase, al final, cita anterior). La idea es acordonar este país de sus vecinos fronterizo: Irak, Yemen, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Kuwait y Jordania. El proyecto, que ya tiene algunas etapas concluidas es llevado a cabo por el consorcio de Defensa y Seguridad EADS y Al Rashid Trading & Contracting Co[xxi]. En las zonas donde haya más presencia de ciudades y pueblos las autoridades sauditas han señalado que se contará con una barrera física y en las zonas menos pobladas y desérticas el proyecto se proveerá de vigilancia satelital, cámaras, radares, sensores electrónicos, centros de detección costeros y aeronaves de reconocimiento para detectar intrusos y enviar patrullas de intervención rápida.

De la misma manera, ya existe en la frontera con Yemen una estructura divisoria de 1.800 kilómetros de largo, consistente en una red de sacos de arena y tuberías rellenas de concreto, dotadas a su vez de equipos y sensores de detección electrónica. Esta división se unió al muro de 900 kilómetros de largo anunciado por el Rey Saudita Abdalá Bin Abdelaziz, en septiembre del 2014, y permitirá, según el monarca “disminuir el número de infiltrados y de traficantes de drogas, armas y ganado hasta cero”[xxii], es decir aislar al Reino Wahabita de los acontecimientos en Irak. A pesar de las palabras de Abdalá el objetivo es proteger a Arabia Saudita de la influencia de una de las criaturas que ayudó a crear: El Movimiento Takfirí Estado islámico (Daesh en árabe) que ya tiene bajo su control vastas áreas del norte de Siria y el norte Iraquí. Esta construcción estará dotada de cinco capas, con torres de vigilancia, vehículos y radares. Ocho puestos de control y dirección, 32 centros de reacción rápida, 3 destacamentos de tropas de intervención inmediata, varias torres de observación, 50 radares y 10 vehículos de vigilancia.

En su papel de vigilante, de freno a esos afanes, España en sus enclaves coloniales de Ceuta y Melilla, por decisión con sus socios europeos, decidió construir a fines del siglo XX dos barreras físicas en esas dos ciudades autónomas ubicadas en suelo norafricano, que representan la entrada más directa a suelo europeo desde el lado africano del estrecho de Gibraltar. La ciudad de Ceuta, con 8.2 kilómetros de vallas metálica y alambras, unido a Melilla con sus 12 kilómetros del mismo material, están dotadas de cámaras infrarrojas, difusores de gas lacrimógeno, detectores de movimiento, cuchillas en las alturas de las rejas, sistemas que impiden colocar escaleras, cables tranzados y vigilancia por tropas armadas representan la antítesis de los mismos sueños que sus habitantes buscan en otras tierras, donde se les cierra las puertas, se le reprime o encierra en barracones para impedir que emigren. Sin embargo, y en pleno auge de la pandemia mundial del coronavirus, alrededor de unas 50 personas han accedido en el mes de abril a Melilla, en un salto masivo tras superar el vallado que separa la ciudad autónoma de la de Marruecos[xxiii].

En Irlanda del Norte, específicamente en su capital, Belfast, a partir del año 1969 se comenzaron a erigir las denominadas “línea de paz” como medida temporal para separar a las comunidades católicas y protestantes de este enclave inglés en territorio irlandés. Son una serie de barreras de separación, que a pesar de los acuerdos de paz firmado entre Londres y el Ejército Republicano irlandés (IRA) el año 1998, siguen en pie e incluso el último de esos muros fue levantado el año 2013 en los terrenos de una escuela primaria, tras una serie de hechos que tensionaron la convivencia entre ambos grupos religiosos. Se calcula, que en total, existen unos 20 kilómetros de murallones y como muestra de su presencia, las puertas de hierro que separan al este unionista (aliado del Reino Unido) del sector mayoritariamente independentista y republicano se cierra cada noche en un virtual toque de queda. (Véase la cita xx al final).

En Europa central se yergue Eslovaquia. Allí las autoridades, principalmente de algunos municipios de sus principales ciudades, sobre todo en los últimos ocho años han estado construyendo una serie de muros (14 hasta el momento) destinado a separar a la comunidad romaní del resto de la sociedad eslovaca. Velka, Ida, Kosice y Ostrovany (Véase la cita xx al final) son algunas de estas ciudades donde estos baluartes de la segregación tratan, según las autoridades municipales, que han dado órdenes de levantar estas barreras “de evitar un infierno diario a las personas que viven cerca de los barrios gitanos”.

La Comisión Europea pidió la destrucción del último muro de hormigón levantado en la capital eslovaca (declarada Capital Cultural de Europa el año 2013) alegando que “la construcción de barreras físicas representan una ruptura con los valores sobre los que se fundamenta nuestra Unión, incluido el respeto de la dignidad humana y los derechos humanos, también de los de las personas pertenecientes a minorías”, según expresó el Comisionado responsable de Educación y Cultura, Androulla Vassiliou, en una carta al alcalde de Kosice, Richard Rasi. A pesar de estas palabras y esta exigencia la Comisión Europea no se ha pronunciado por otros muros y barreras tan arbitrarias, injustas y violatorias de los derechos humanos como las que construyó España en Ceuta y Melilla[xxiv].

Hoy día podemos observar como en Turquía[xxv], y en la misma Grecia[xxvi], cuna de la llamada democracia moderna, se arman nuevas leyes en el llamado mundo libre Occidental, donde se tienen sendas leyes antinmigrantes respaldadas por políticas represiva. Esta línea, que se extiende por 180 kilómetros, divide a la isla en dos y se fortaleció con la invasión por parte de Turquía de la isla en julio del año 1974, convirtiéndose de facto en frontera cuando el año 1983 la parte norte de la isla, ocupada por Turquía, se proclamó como República Turca del Norte de Chipre. Entidad que ha sido reconocida sólo por las autoridades e Ankara. Esta franja, patrullada por las Naciones Unidas, no solo divide la isla en dos, sino que partió por la mitad multitud de pueblos y ciudades, entre ellos su capital[xxvii]. La tragedia griega que están viviendo los migrantes en esta geografía fronteriza es muy inhumana, tal como lo reflejan las imágenes en plena pandemia mundial por el coronavirus o Covid-19[xxviii].

Estremece ver las imágenes de centenares de seres humanos durmiendo a la intemperie, esperando el momento de lanzarse al abordaje de sus sueños y muriendo en esos intentos. Condenados a tratar de sortear una de las fronteras más vigiladas y protegidas del mundo, los migrantes tratan de romper los cercos de la indignidad, de la injusticia, del llamado que el propio Occidente ha hecho de las bondades de sus sistemas y que después cierra de un portazo en las narices de miles de “indeseables”, que tienen participación también en el Muro de la Infamia de Cisjordania y que dieron sus asesoría para la construcción y mantenimiento del Muro de la Vergüenza que separa a las comunidades saharauis del Sahara Occidental.

En otro plano, en el sur de África la separación no distingue entre la Fiebre Aftosa y los Inmigrantes, pues la valla construida por el gobierno de Botsuana que lo separa de su vecino de Zimbabue, tiene como argumento principal el impedir la propagación de la fiebre aftosa entre el ganado de ese país surafricano, que es la segunda fuentes de ingresos de divisas después de la explotación diamantífera. La empalizada en cuestión, construida a partir del año 2003, es una valla metálica con alambre de púas, tiene dos metros y medio de altura y se extiende a lo largo de unos 500 kilómetros. La idea original contemplaba electrificarla y vigilarla con un cuerpo especial, sin embargo, las propias condiciones geográficas y el costo económico impidió dicha idea pero… la cerca sigue allí dividiendo a dos pueblos, uno con mayor nivel económico que el otro, pero ambos muy lejos de los mejores indicadores de desarrollo humano (véase la cita xx al final). Esta estrategia es la misma que están usando ahora los gobernantes sin escrúpulos, al hacer énfasis en la excusa de evitar la propagación del coronavirus, por lo que ahora ya no se trata sólo del “virus chino” o asiático, sino del «virus latino» o del «virus africano».

La explicación de las autoridades de Botsuana no dio satisfacción a las autoridades de Zimbabue que consideran la construcción de esta valla no como una medida fitosanitaria, sino que está destinada a detener el creciente flujo de inmigrantes de su país, en busca de mejores oportunidades de vida en su vecino. La economía de Zimbabue está en ruinas con niveles de hiperinflación que han llegado al 100 mil por ciento y un tasa de desempleo del 90%, junto a una crisis sanitaria de envergadura como es el caso del virus VIH que afecta a un 30%% de la población. Como consecuencia del estado del país, son miles los habitantes de Zimbabue que tratan de cruzar a Botsuana como también a Sudáfrica, que son consideradas dos de las economías más prosperas del continente africano.

Inspirada en la Línea Bar Lev, un elaborado sistema de defensa desplegado 160 kilómetros a lo largo del canal de Suez, que Israel construyó en respuesta a los bombardeos de la artillería egipcia durante la Guerra de Desgaste, una barrera única que fue descrita por Moshe Dayan como "una de las mejores zanjas antitanque del mundo." y que Israel convirtió en fortificaciones, un masivo muro de arena continuo alineado con el canal, sostenido por un muro de cemento (Wikipedia, 2020e), sujeto a una férrea y permanente presencia militar de la Monarquía marroquí, se levanta otro nuevo muro. Con 2.735 kilómetros de recorrido y una altura de 3 metros, dotado de fosos, muros de piedra, alambradas, campos minados, fortificaciones militares, armamento y tecnología de última generación, que divide a los legítimos dueños de esas tierras de sus hermanos, que habitan los territorios liberados y los campamentos en Tindouf, en territorio argelino, esta barrera, denominada por el pueblo saharaui como el “Muro de la Vergüenza” tiene enormes similitudes a la ocupación y construcciones implementadas por Israel con los territorios palestinos[xxix].

Uno de esos paralelismos y amplificada a niveles dramáticos, es la construcción de esta aberrante creación que se extiende a lo largo del Sahara Occidental y que separa a los territorios liberados de la República Árabe Saharui Democrática de aquellos territorios ocupados por Marruecos, y con sus técnicos y la ayuda financiera de la Monarquía Saudí permitió a la Monarquía Alauita construir este esperpento represivo en varias fases. No es una única construcción, sino que está conformado por ocho segmentos, que se han ido erigiendo entre los años 1982 a 1987. Una barrera militar que, a un costo diario de 4 millones de dólares, se financió con los recursos naturales extraídos y robados al pueblo saharaui[xxx].

En Asia Central, en una de las zonas “calientes” del mundo, Uzbekistán se ha dotado de alambres de púas, cercas electrificadas, campos minados para poner una barrera que impida, según el gobierno uzbeco la entrada de “militantes islámicos radicales” de las vecinas Afganistán, Kirguistán y Tayikistán. En una política ampliamente respaldada por EEUU que ve en esta relación con el gobierno Uzbeco la posibilidad de acceder no sólo a las riquezas hidrocarburíferas de esta ex República Soviética sino también servir de aliado en su lucha contra el talibán y país tapón contra los afanes de hegemonía rusa en la región. (Véase cita xx al final)

La frontera entre Uzbekistán y Afganistán está dotada de una cerca electrificada con 380 voltios, que se unen a los 1.100 kilómetros de alambres de púas que separan a este país de Kirguistán (véase cita anterior al final). Con Tayikistán, los 1.500 kilómetros de longitud, la barrera de alambre de púas está reforzada por campos de minas antipersonales sin estar dotadas de mapas o seguridad de dónde se encuentran estos campos lo que constituye altísimos niveles de inseguridad.

Otro caso es el de los muros que el Estado de Rio de Janeiro, en Brasil, está construyendo y ha construido alrededor de las favelas del Barrio Santa Marta y la Rocinha (a los que se unirán otras once favelas de menores dimensiones). En el barrio de Santa Marta se levantaron ya 600 metros de muralla, mientras que en Rocinha – favela con 250 mil habitantes– el gobierno de la ciudad acordó limitar estos muros a las zonas con peligro de deslizamiento. El resto se compondrá, según las autoridades, de senderos ecológicos y parques (véase cita xx al final). La excusa gubernamental es que dichos muros son para impedir el crecimiento de este tipo de barrios y al mismo tiempo proteger la flora y fauna de las colinas que rodean Rio de Janeiro. A esa idea, las organizaciones críticas de esta construcción alegan que dichos muros simplemente son para aislar a los barrios más empobrecidos y separarlos así de las zonas urbanas más lujosas, al mismo tiempo que se tiende un cerco contra las favelas, a objeto de intensificar la represión contra el narcotráfico, cuyas mafias se localizan en estos barrios marginales, más no así sus capos que viven en mansiones de lujo en la ciudad de Río.

India se encuentra en el proceso de construcción de una barrera fronteriza con Bangladesh. La barrera ya es la más larga del mundo con una longitud de poco más de 2 mil 700 kilómetros, superando a la existente entre Estados Unidos y México. De completarse la construcción en la frontera, la barrera puede alcanzar una longitud de 4 mil kilómetros. La enorme barrera está resguardada por más de 70 mil cuerpos policiales. La barrera tiene como fin detener la migración ilegal en general, pero en la práctica se ha prevenido el cruce específicamente de los bangladesíes musulmanes[xxxi].

Ciudad del Este (Paraguay), es una ciudad nueva, de apenas 30 años de edad, nacida como consecuencia de la construcción de la presa brasileña Itapú, y es el corazón de la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil. Ciudad del Este, además, es libre de impuestos y una de las más grandes en volumen de comercio por metro cuadrado. Brasil comenzó en 2007 un muro de 1.5 kilómetros de largo por 3 metros de altura en Foz de Iguazú. El muro tiene como objetivo frenar el contrabando de cigarros y electrodomésticos —mercancías principales— que terminan, por lo general, en São Paulo. Por lo tanto, el gobierno brasileño tomó estas medidas y que para detener a los sacoleiros que traficaban las mercancías y regular el comercio, pero en realidad tiene como fin controlar la Triple Frontera en función de la localización estratégica de la presa, la cual tubo, durante su construcción, fuertes críticas ambientalistas. (Véase, al final, cita anterior)

El Muro Ucraniano o Muro Europeo se encuentra actualmente en construcción. Este muro recuerda a los muros de mediados del siglo pasado por su función: detener invasiones militares. Este muro tiene como objetivo detener la intervención militar de Rusia en Ucrania. Luego de la intervención militar rusa en Ucrania de 2014–2015, Ucrania comenzó la construcción del muro en Crimea y, de hecho, Polonia apoyó económicamente el mantenimiento del mismo. En agosto de 2015 se había construido ya el 10% de la línea fortificada, aproximadamente 180 kilómetros de zanjas anti-tanques y 40 kilómetros de alambres de púas, junto con otras 500 fortificaciones y obstáculos varios. (Véase nota xxxi al final).

El gobierno de Reino Unido financió un muro para aislar a los migrantes. La construcción la barrera comenzó en 2015 y se tomó como molde la construida por Hungría. A principios de ese año la barrera tenía 30 kilómetros de longitud y pretende extenderse 290 kilómetros más. Entre 2015-2016 se atraparon a 84 mil migrantes tratando de cruzar el Canal de la Mancha para llegar al Reino Unido. Organizaciones de derechos humanos y otras personas han declarado que el muro obligará a los migrantes varados cerca de la costa de buscar formas más peligrosas de cruzar hacia la isla. No es gratuito que se le apode al lugar la Jungla de Calais. Reuters reportó más de 10 mil personas asentadas en la frontera griego-macedonia, convirtiendo el lugar en el campo de refugio más grande de Europa con mezquitas, escuelas y negocios. (Véase xxxi al final).

Un año después, en 2016, Argelia comenzó la construcción de un muro en la frontera superando la longitud de la de Marruecos en siete veces más, pero manteniendo la altura. La razón de ser de esta muralla, según alegan sus promotores, es detener el contrabando de drogas de Marruecos hacia Argelia. (Véase xxxi al final).

Irán comenzó a construir hace 10 años un muro más fortificado de 3 metros de alto que la valla alambrada que ya existía con su vecino Paquistán. El plan contempla 700 kilómetros de construcción incluyendo obstáculos de piedra y tierra y profundas zanjas para detener la migración ilegal de Pakistán a Irán y el contrabando de narcóticos. (Véase xxxi al final).

El muro o "muralla" israelí en Cisjordania es el más marcado de tales violaciones de nuestros tiempos sobre los mamotretos vergonzosos que se están levantando en pleno siglo XXI. El Muro de la Infamia, como es llamado por los palestinos, es una estructura dotada de tecnología de última generación en materia de vigilancia: sensores infrarrojos, difusores de gas lacrimógeno entre otros artilugios. Incluye alambradas de púas de acero, zanjas, zonas dotadas de arena fina para detectar huellas, torres de vigilancia con guardias permanentes, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques y otros vehículos de seguridad, así como zonas adicionales de defensa y áreas restringidas de diversa profundidad. Este adefesio de la infamia humana hunde sus raíces en el corporativismo capitalista en virtud de los hilos que mueven los magnates judíos, tanto financieros (banqueros) como de las industrias bélicas, las más rentables económicamente, sobre todo cuando hay crisis económicas o desestabilización geopolíticas.

La Asamblea General de la ONU[xxxii] decidió, mediante resolución, pedir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que emitiera con urgencia una opinión consultiva -la cual fue emitida el 9 de julio de 2004- que declaraba la ilegalidad del muro e instaba a su total desmantelamiento. El gobierno israelí rechazó –como era de esperar- el dictamen de la Corte porque consideró que, entre otros aspectos (como el carácter no vinculante, el lenguaje partidista utilizado o prejuicioso, y por ser adoptada sin contar con la mayoría de miembros), se pronunció en el tema sin un adecuado conocimiento sobre el terreno y sin dar el peso adecuado a las razones de seguridad de Israel.

Según algunos analistas internacionales, ésta es una más de las muchas resoluciones aprobadas por la Asamblea General y otros organismos dependientes de la ONU reprobatorias hacia acciones del Estado de Israel. Según otros, las Naciones Unidas tienen fuertes oposiciones a favor de Israel, como sería el caso del veto de los EEUU, tradicionalmente aliado de Israel.

La Barrera israelí de Cisjordania construida por el Gobierno de Israel, que se extiende aproximadamente en un 20% a lo largo de la Línea Verde y todo el montaje tiene un ancho de entre 50 y 70 metros como media, puede llegar a medir hasta 100 metros en algunos lugares, siendo un proyecto muy polémico desde su mismo inicio, generando importantes críticas contra el régimen israelí por parte de distintos organismos como organizaciones pro derechos humanos (como Christian Aid, Human Rights Watch, Intermón Oxfam o Médicos sin Fronteras), diversos colectivos ligados al mundo del arte y la misma ONU, máximo ente supranacional que emitió en 2003 una resolución sin carácter vinculante propuesta por Jordania en la que se instaba a Israel a detener la construcción de la barrera y a proceder al desmantelamiento de la parte terminada, por considerarla «ilegal». Aunque aún no se concluye –cerca de un 80% de este adefesio de hormigón está terminado– cien mil palestinos residentes en 42 pueblos de Cisjordania vivirán entre el muro y la línea verde con Israel. (Wikipedia, 2020f).

Esos muros que tienen que franquear ahora, levantados por sociedades “cultas” empeñadas en cercenar los derechos a todo un pueblo, a contrapelo de la legislación internacional y del legítimo derecho de un pueblo de retornar a lo que le pertenece (como el caso de los palestinos y el muro de la infamia israelí) no merecen la preocupación de medios como The Washington Post, The New York Times, las cadenas CBS, Fox News, CNN, The Times, Le Figaro, El País, Il Corriere della Sera…

Las corporaciones de televisoras mundiales transmitieron con detalle cada homenaje a los caídos por el Muro de Berlín, editoriales, columnas, opiniones, reportajes y documentales han dado cuenta de la importancia de la caída del Muro de la Vergüenza en el corazón de Europa y el triunfo de la libertad pero… los nuevos muros, al parecer, son bienvenidos por la ilustrada comunidad mundial.

Parece una pesadilla, pero lo cierto es que, la idea de que el mundo se vuelve cada vez más conectado -es de lo que se regodean en las redes, que cada vez más el mundo parece una «Aldea global»-, omnipresente virtualmente, desde un terminal que muestra redes sociales interconectadas mundialmente, no es posible darse cuenta que las barreras de comunicación físicas aumentan en número de manera exponencial, mientras el planeta es fragmentado ya no sólo por líneas mapeadas y señaladas con hiatos geográficos, sino también por barreras artificiales que cobran vidas humanas todos los días.

El caso del muro que está construyendo la Administración Trump en la frontera con México, es un tema que aunque es recurrente en la agenda mediática y política de ambos países, se ha acentuado en la actual administración republicana. En efecto, su construcción no es una ocurrencia de Trump. Con la llegada de Bill Clinton al poder, en 1993, los demócratas levantaron, sin escándalo alguno, el polémico muro. Después, con George W. Bush y su Congreso, que eligieron a los ilegales como el chivo expiatorio de los problemas económicos que vive el país, y la actual política anti-inmigrantes norteamericana ha llegado realmente a lo cínico.

Tras la llegada al poder del multimillonario Donald Trump el tema del muro, su ampliación y mejoras en este adefesio, conocido popularmente como el Muro de la Segregación, en materia de sistemas de vigilancia se acrecentó. Un presidente que violó casi todas las leyes internacionales, ignoró al Congreso para iniciar dos guerras llevando a la bancarrota el presupuesto del Estado, pisoteó la privacidad y los derechos constitucionales de su pueblo, ordenó escuchas telefónicas, creó una red de soplones, incluyendo a los choferes de ómnibuses escolares, y aterrorizó al mundo entero con la cadena de sanciones aplicadas contra las principales economías mundiales. Después de ellos, Rusia y China, al igual que contra Irán, Corea del N y la República Bolivariana de Venezuela, ahora se presenta de nuevo –en su campaña de reelección- como un héroe de la reivindicación de las leyes norteamericanas, levantando la espada de Damocles contra los inmigrantes (Altercom, 2006)[xxxii], que han sido y son el motor de la economía sur estadounidense, y quizás hasta su último recurso de evitar el desmoronamiento capitalista del imperio en su 'patio trasero'. EEUU, quien fue uno de los principales enemigos del Muro de Berlín, quien trabajó por la caída de esa creación y del modelo político que lo sustentaba, es hoy día uno de los régimenes que ha generado más víctimas fatales desde que se iniciará su construcción, degenerando la esencia librepensadora que lo caracterizaba a nivel mundial, al arremeter contra personas débiles, pobres y desamparadas, cuyos elementales derechos han sido negados por el estado y la sociedad norteamericana.

Más de diez mil seres humanos han muerto desde el año 1994 cuando se dio comienzo a la denominada Operación Guardián (Operation Gatekeeper) con el objetivo declarado de detener la ola migratoria que viene del sur. Las invasiones, así llamadas por el discurso retorico de los políticos norteamericanos, no son de soldados. Los que vienen son pacíficos inmigrantes que escapan de la miseria o una vida muy dura en sus respectivos países en la esperanza de mejorar su existencia y realizar lo que se ha dado llamar "El sueño americano". Un sueño que como la lotería, llena de ilusiones a los que juegan y son muchos, pero muchos, los que mueren de desengaño. O perecen en el intento de cruzar la frontera o se ahogan en el mar[xxxiii]. El muro, según calculó The Washington Post, tendrá un costo superior a los 25.000 millones de dólares y requerirá la utilización de miles de obreros durante años.

La idea de la administración estadounidense, en acuerdo con el Senado el año 2013, fue levantar unos mil kilómetros más de muro en la frontera con México, que se extiende por 3.240 kilómetros. La disposición incluyó también duplicar el número de agentes fronterizos (hasta llegar a los diez mil). Además se adquirieron drones de vigilancia fronteriza por más de 10 mil millones de dólares. Gastos en represión, gastos en más armas y cero gasto en tratar de generar ideas de desarrollo en los países de los cuales provienen estos inmigrantes.

Una vez que se hizo con las riendas de la Casa Blanca, Donald Trump reiteró sus promesas de campaña electoral de terminar de construir el muro fronterizo (la edificación de un muro de segregación a lo largo de la frontera de 3.200 kilómetros entre ambas naciones), a objeto de acabar la inmigración y deportar migrantes indocumentados.

De la misma forma que su antecesor, el paradójico Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, quien mantuvo unos índices de popularidad notables, sobre todo por sus acciones de corte populistas como el de prodefensa de los inmigrantes hasta que dejó el cargo, convirtiéndose en la esperanza del «sueño afroamericano» estadounidense, asegurando su reelección con un discurso de corte neoliberal nacionalista, pero que no trascendió, ya que a pesar de “proteger” a los inmigrantes no indocumentados bajo su mandato con una serie de decretos, resultó el gobierno que más indocumentados había expulsado durante sus ocho años de mandato —casi 2,6 millones deportados en el año 2011, bajo su primera administración[xxxiv]-, se habían construido 1.044 kilómetros del Muro Fronterizo —que ha sido ampliado durante Trump a 1.120 kilómetros— y su política de reforma sanitaria para los pobres —quienes ganaban por debajo del cuádruple del umbral de pobreza, US$ 92,200 al año para una familia compuesta por cuatro personas—, promulgada en 2020 como Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Accesible (en inglés, Patient Protection and Affordable Care Act)[xxxv], mejor conocida como Obama-Care, fue derogada por la nueva Administración, presidida por Donald Trump. También, de entrada, Trump firmó una serie de decretos para restringir la migración y expulsar a los indocumentados, ha generado una situación fronteriza más tensa entre EEUU y México, y ha convertido el «muro» en un estandarte para la derecha, radicalizado la posición del conservador partido Republicano, montando así, desde ya, la base de apoyo electoral para su probable reelección presidencial, ya que le resultó efectivo, al igual que a su antecesor, el discurso populista de corte nacionalista, no a favor de los pobres, pero si a favor de la patria: volver a ser grande a los EEUU.

La herencia de la cultura y la lengua inglesas fue durante mucho tiempo de suma importancia en EEUU. La inmigración de otros estados europeos no llegó a ser multitudinaria hasta la segunda mitad del siglo XIX. Pese a que, a mediados de dicho siglo, muchos norteamericanos —tal vez la mayoría— ya tenían sangre de otros países europeos en sus venas, el tono de la sociedad era marcado desde hacía tiempo por la ascendencia británica. Hasta 1837 no hubo un presidente que no tuviese un apellido inglés, escocés o irlandés (el siguiente no llegaría hasta 1901, y solo ha habido cinco hasta la actualidad).

Tras la llegada al poder de la multimillonaria familia Trump, otro presidente con apellido escoses (su madre era una inmigrante escocesa nacida en la isla de Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, y sus abuelos paternos eran inmigrantes alemanes), el tema del muro, su ampliación y mejoramiento de los sistemas de vigilancia, así como el discurso cargado de xenofobias, adquirió mayor protagonismo. Sin embargo, el plan Trump de bordear totalmente la frontera con un muro aún encuentra dificultades estructurales.

Por un lado los fondos que deben ser utilizados en el proyecto –aunque el magnate ha prometido en su campaña que México se haría cargo del costo–, el Congreso de EEUU, quien debería suministrarlos, le ha negado dichos fondos. Además de esa limitante existen otras, y pasan por el lado de que algunos de los terrenos en donde se instalaría el muro, son de propiedad privada por lo que implica costos políticos, legales y de expropiación de esos terrenos. A pesar de ello, Trump continúa adelante con su plan de «Valla antinmigrantes» y ha conseguido montar a empresas constructoras en el financiamiento privado, a través de licitaciones que les dan los derechos exclusivos de recuperar su inversión con el manejo privado de los pasos fronterizos amurallados.

Por otra parte, para que México pague el muro, algo que el gobierno mexicano ha declarado que no hará, los asesores de Trump han evaluado incrementar las tarifas aduaneras, los costos del tránsito fronterizo o gravar las remesas que los migrantes envían a sus familias –en 2018 las remesas ascendieron a unos 25 mil millones de dólares–. Pero, la dependencia comercial que históricamente ha tenido la frontera norte mexicana con EEUU, y que ha involucrado a miles de familias de inmigrantes mexicanas que han vivido y trabajado en ambos lados de la frontera, es un elemento adicional que conlleva el choque inter-cultural.

De hecho, las secuelas psicológicas que tienen los inmigrantes tras ser deportados, al dejar hijos u hogares ya establecidos en los espacios fronterizos norteamericanos, tras haber cruzado la frontera en busca de una vida mejor, es un aspecto que está siendo foco de atención de diversas organizaciones y especialistas en la materia, demostrando cómo una búsqueda de mejores oportunidades puede tornarse en una pesadilla y hasta en una infelicidad con deterioro de salud mental permanente, por lo menos hasta que no se reúna de nuevo con sus familiares que quedaron atrapados «detrás del muro».

De esta manera han surgido diversas críticas señalando dudas sobre la edificación, relativas a que el muro pueda acabar con la inmigración o si vale la pena gastar dinero en eso cuando hay otras necesidades fronterizas más urgentes que, además de las comerciales (las cuales tiene gran peso en virtud de que se trata de una zona de intensa actividad económica), ameritan acuerdos bilaterales en materia de seguridad contra el crimen organizado, narcotráfico, corrupción burocrática, salud y cooperación, etc…, para el buen funcionamiento de la línea internacional mexicana-estadounidense y la libre y convivencia democrática fronteriza, puesto que estas ahora no ocupan un lugar prioritario de la agenda de Donald Trump.

Si algo le está quitando el sueño al inquilino de la Casa Blanca es su relección, la cual ha centrado, para empezar su nueva campaña, en el “Muro de la segregación”, con el que pretende separarse del vecino país, hacia el que la errática política exterior de la Administración Trump parece seguir dictados electoralistas. Por lo que no es un caso aislado, ya que Trump, quien maneja hasta el detalle más pequeño en el diseño de su tan prometido cerco, sueña con que sea capaz de electrocutar a quienes lo intenten escalar, que sea negro para que absorba todo el calor y los inmigrantes se quemen al tocarlo, que tenga suficientes cámaras y tecnología de punta para el monitoreo desde arriba y a su alrededor, que la estructura del muro sea “físicamente imponente, pero también estéticamente placentera”, entre otras ideas alegadas por una articulista norteamericana[xxxvi], y que, a pesar de desviar tantos recursos de otras dependencias de gobierno, para poder cumplir una promesa de campaña, “los expertos en migración y seguridad nacional aseguran que un muro no solucionará el problema de inmigración al que se enfrenta EEUU y que llegará a un gran costo para los ciudadanos estadounidenses”. En efecto, estas iniciativas están muy lejos de resolver el problema de la inmigración y sólo benefician a las empresas que producen equipos para vigilar la frontera y a los políticos que hacen de la xenofobia, la segregación y el desprecio por los derechos de los inmigrantes, su base de votos. Se trata, en tres palabras, de: un negocio redondo.

Que la agenda electoral doméstica condicione la política exterior no es algo nuevo. Pero ahora esa visión electoralista, según los críticos, parece ser la única. Y se suma a la naturaleza impulsiva del presidente (está siendo interpelado en un juicio público por abuso de poder y trabas al Congreso, conocido como el «empachiment contraTrump»), quien sólo contempla la política arancelaria (como la de pechar el aluminio y el acero brasileño) o los castigos económicos (como los empleados en Centroamérica, tras cortar la ayuda humanitaria, agudizando los problemas que llevan a miles de sus ciudadanos a escapar hacia el norte), como arma de entendimiento con los países del “Patio trasero”, tirando por la ventana las políticas tradicionales que mantenía EEUU (de ayuda económica, libre comercio y en defensa de los DDHH, por ejemplo) con los países vecinos.

La propuesta de construir un muro a lo largo de la frontera con México ayudó a Donald Trump a llegar a la Casa Blanca, y actualmente ya forma parte de su agenda para buscar la reelección en 2020. Haciendo un recuento, en febrero de 2019, el Congreso de EE UU aprobó en sus presupuestos 1.375 millones de dólares para el muro, una cifra muy alejada de los 5.700 que Trump había pedido, lo que llevó al mandatario a declarar una emergencia nacional con el objetivo de conseguir esos fondos sin el visto bueno del Legislativo. Con la emergencia nacional, el Gobierno reasignó al muro unos 6.600 millones de dólares del Pentágono y del Departamento del Tesoro, que sumados a los 1.375 que finalmente le aprobó el Congreso, debían servir para la construcción de unos 376 kilómetros de muro. Asimismo, el Gobierno ya autorizó hace unos meses el desvío de la primera de las partidas incluidas en la emergencia nacional, en este caso de 2.500 millones de dólares también del Pentágono, inicialmente previstos para la lucha contra el narcotráfico. Aunque la decisión motivó un litigio legal, el Tribunal Supremo en última instancia dio el visto bueno en julio al Gobierno para hacer uso de esos fondos para el muro[xxxvii.

A pesar de que la 'Disneylandia' del 'Pato' Donald o gobierno imperial trumpnoniano sufrió un revés en la Corte del Distrito del Oeste de Texas, donde un juez emitió un fallo sobre la construcción de nuevas secciones del muro fronterizo, al dictaminar que no se pueden usar recursos del Pentágono para la obra, en la frontera –un tercio de la frontera (unos 1.100 kilómetros) –, hay ya una parte amurallada (muro físico o construido): bardas de concreto, rejas, planchas metálicas que un día sirvieron para facilitar el aterrizaje de aviones durante la Guerra del Golfo y después fueron reutilizadas a modo de separación entre los dos países.

En otro tercio de la frontera hay un muro virtual, vigilado por cámaras, sensores térmicos, rayos X y más de 20.000 agentes fronterizos, un 518 % más que hace dos décadas, según un informe del Colegio de la Frontera Norte y el Centro Norteamericano de Estudios Transfronterizos. En el último tercio, el muro es natural. Es también el más barato del mundo de vigilar, porque ejercen de centinelas los ríos y desiertos de Sonora y Chihuahua, donde las temperaturas llegan a los 50 grados. Intentando cruzar por aquí han muerto unos 8.000 migrantes en los últimos 20 años desde que se construyó el primer muro en 1994.

Se afirma que, al igual que sucedía en los tiempos de los contrabandistas de mano de obra esclava traída de África, al obligar a los migrantes a cruzar por desiertos y montañas –antes era el inmenso océano Atlántico-, bajo condiciones sórdidas, quienes logran sobrevivir a una prueba tan dura, son los más aptos, físicamente fuertes y laboralmente válidos, para el tipo de mano de obra que se requiere en estos espacios inhóspitos californiano y texano del sur estadounidense.

Actualmente el deseo de un individuo que busca emigrar de su país, donde no ha podido satisfacer ni siquiera las necesidades básicas para vivir, a pesar de que se mata trabajando para ello, es básicamente para obtener un mejor nivel de vida. Pero, sobre todo en estos tiempos, ahora está más unido al deseo del esmero por acceder al dólar, única moneda que puede paliar la hiperinflación y la devaluación monetaria de su poder adquisitivo en sus países de origen, de poder enviar algo a casa, mientras reúne lo suficiente para regresar y darse sus “lujos” (no son de ricos, sino comprar lo que antes si tenía y podía: electrodomésticos, vehículo, casa, tierra…), donde el cambio por conversión monetaria lo favorece en suma manera.

Es el caso de nuestros países latinoamericanos, incluido Venezuela (donde ya la moneda, el Bolívar, después que tuvo dos reconversiones, el Bolívar Fuerte, y el Bolívar Soberano, vuelve a estar por el suelo), que a pesar de ser un país petrolero, la economía está “dolarizada” por un mercado negro del dólar Today, manipulado desde Miami con la venia del gobierno colombiano anclado en Cúcuta, la ciudad fronteriza por donde huyen miles de venezolanos escapando de las penurias, ya que el salario básico no le alcanza al trabajador venezolano  ni para comprar dos pacas de harina pan de 1 Kg., mucho menos para ropa o un par de zapatos u otros artículos necesarios en la vida común.

Los asaltos a la frontera no responden realmente a explicaciones conspiratorias ni nada por el estilo (terrorismo). Estas no son más que patrañas elaboradas con la colaboración de expertos diseñadores de la cultura neonazi y la difusión mediática. Los africanos, por ejemplo, al igual que los centroamericanos, saben cuál es el nivel de desigualdad que hay entre Europa y sus países de origen; o entre EEUU y su «patio trasero» Por eso se aglomeran en sus fronteras y arriesgan hasta sus vidas por traspasar sus muros y barreras infranqueables. Por ejemplo: España, tiene el récord mundial de desigualdad con respecto a sus vecinos; mientras que EEUU es el país de mayor PIB con respecto a sus vecinos Latinoamericanos.

Para De Gregorio (2008), pocos de nuestros países han podido superar las escasas entradas de capital y un ambiente internacional inestable para los mercados emergentes. Más recientemente, la atmósfera externa es positiva para los mercados emergentes, pero para muchos países latinoamericanos el problema ha sido cómo reiniciar (es el caso, por ejemplo de Argentina, que no pudo superar el reinicio neoliberal con Macri, y ahora vuelve a colocarse del lado de la izquierda moderada a través de un gobierno que busca suavizar el «paquetazo de Macri» (implementado con la ayuda del FMI), o en muchos casos comenzar, un proceso de crecimiento sostenido.

El autor ya traído a colación señala, entre 1970 y el 2000, el PIB per cápita de los países latinoamericanos como proporción del PIB per cápita de los EEUU, donde se observa que, mientras el país presenta un crecimiento sostenido de su PIB (2.37 %) para dicho periodo, nuestros países han presentado más bien, como sería el caso de Nicaragua (-2.71 %), o el de Venezuela, un crecimiento negativo para el mismo periodo, pasando este último país, de un PIB negativo, y en descenso desde la década de 1980 (a partir del llamado “Viernes Negro”, con -2.79 %), a -1.65% en el año 2000 como consecuencia del deterioro de su economía -ya de por sí venía bastante golpeada por el flagelo de la enfermedad crónica de la inflación-, la cual se agudiza con el bloqueó y las sanciones económicas de la Administración estadounidense contra la llamada Revolución Bolivariana socialista del siglo XXI, sobre todo con la arremetida del energúmeno Mr. 'Danger' Trump.

Es tanto así que el Gobierno chavista creo una moneda virtual o criptomoneda, respaldad por la venta de petróleo a futuro, llamada el Petro, que si está a la par con el dólar, aunque es difícil acceder a ella, porque no se puede gastar normalmente ni puedes comprar lo suficiente ya que el salario no alcanza para nada: ¿cómo comprar, que no sean céntimos de petros, para poder ahorrar algo que te alcance igualmente para comprar algo, arreglar o invertir en aquello que necesites de urgencia?, a menos que te lo regale el oficialismo, como en efecto ha sucedido, los 1 o 2 petros, por ejemplo, en aguinaldos, o en el caso de la pandemia del coronavirus, a los médicos y enfermeros.

Nuestra realidad es tan cruda como el ataque del flagelo Covid-19, es decir, hay que saber moverse o eres eliminado. Quienes están al servicio del Estado, por ejemplo, están matraqueando para poder compensar apenas lo que les sirve para mantener un cierto nivel de vida mínimo; funcionarios del status quo, fuerzas armadas, defensores del establishment chavista, que participan del control público, tanto de calles, carreteras y fronteras, como de oficinas, quienes se rebuscan, al ver como es fácil para los funcionarios burócratas que hacen fortunas con la administración de la cosa pública, y cuyo ejemplo les viene de arriba, es decir del Gobierno central o Poder Ejecutivo, donde los políticos arribistas, paracaidistas, oportunistas, izquierdistas, “comunistas”, funcionarios -y sus barraganas-, enquistados indefinidamente en sus altos puestos, tienen un alto nivel social, y son tratados como tal, es decir la nueva burguesía (la “boliburquesía” o «burguesía bolivariana») o élite chavista-madurista.

Para rematar, siendo que el éxodo venezolano se ha convertido en el mayor desplazamiento de personas en la historia de América Latina, la crisis del coronavirus está devolviendo una gran cantidad de inmigrantes venezolanos que ocupaban labores en áreas de servicios o de buhonería, o eran contratados en empresas que ahora están cerradas por la cuarentena. ¿Qué va a pasar con esta masa de desempleados nacionales, quienes se fueron en su mayoría porque se sentían insatisfechos con sus condiciones de vida o no estaban de acuerdo con la política del régimen? Sabiendo esto el oficialismo, ha implementado que sean incluidos en las dadivas de bonos del gobierno y bolsas de Clap, buscando minimizar posibles enfrentamientos ya que muchos fueron jóvenes participes de las llamada 'guarimbas'.

 

Los otros muros aún más peligrosos: sociales, políticos, religiosos y psicológicos.

 

Otro aspecto inherente a cualquier realismo de fronteras es que existen otros muros, algunos invisibles, es decir, ya no físicos sino virtuales, construidos en y desde la red de alianzas corporativas transnacionales e imperialistas, las cuales crean un cerco contra cualquier país o nación que se revele contra el poder hegemónico de dominación global que tienen a través del proceso de globalización.

            Los muros sociales siguen siendo otra vergüenza que arrastra la humanidad desde los tiempos oscuros del Medioevo. Cuando uno ve los noticieros nos damos cuenta de lo convulsionado que está el mundo de hoy por el drama que la humanidad civilizada del siglo XXI confronta como consecuencia de las luchas sociales y las manifestaciones raciales, religiosas y demás nacionalismos exacerbados. Pero, lamentablemente, a nadie parece importarle asumiéndose ya como algo «normal».

Ahora lo que interesa es la economía y la política, ya que ni siquiera nos preocupamos por el ambiente, por la calidad de vida; todo se mide por los indicadores económicos, por la publicidad mediática. Mientras la población de Europa y Norte América envejece, tristemente se levantan muros antimigraciones, observando el mundo, la sociedad global que ellos mismo convirtieron en una «Aldea global» con el desarrollo de las TIC, con una visión mezquina y limitada, cuestionando nuestra identidad nacional como si fuésemos incivilizados, una especie de jauría que ahora migra hacia la opulencia de sus territorios y sociedades desarrollistas por el indetenible crecimiento económico que siguen percibiendo a pasar de los periodos de las crisis económicas y los llamados 'crack' financieros que siguen aflorando en la rapiña del capitalismo salvaje.

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«¿Quieres ser rico?

No te afanes en aumentar tus bienes,

sino en disminuir tu codicia.” 

Epicuro

 

 

            La odisea de todo el que emigra como se ha ilustrado aquí, tiene mucho de hazaña, pero también de dramatismo. Está cargada de motivaciones que involucran sueños y también mucho sufrimiento. Al final solo queda una sensación de vértigo, un miedo que va más allá del sufrimiento porque adquiere una especial profundidad humana, producida por las heridas de la corrupción de las autoridades que intervienen detrás del muro, por la política que implementa el control violando incluso los DDHH de los inmigrantes, que juega, al compás del discurso del gobernante de turno y el desamparo de los refugiados e inmigrantes, a la exaltación de dicho drama por la situación que viven los desplazados en las fronteras y los inmigrantes al interior cuando son capturados para ser deportados, a los efectos solaces de los sucios juegos electorales para mantener (si se trata de una reelección) o alcanzar al poder.

El centro de atracción de dichos desplazamientos o periplos de migraciones ya no es para explotar a los 'nativos' u obtener prebendas en aras de la ganancia familiar (el estatus social), la explotación comercial, la gloria militar o de Dios. En todo caso, los mueve, inicialmente, el deseo hedónico de ganarse la vida rápidamente, triunfar de forma relámpago, alcanzar fama o, simplemente, conseguir un empleo que le permita hacer una vida independiente, atractiva y holgada económicamente, además de convivir con otras culturas y conocerlas, a las cuales ha visto por medio de los videos o la cinematografía, y que ejercen un patrón lineal de atracción sobre lo que está de moda, mientras la invisibilidad y desamparo de los refugiados e inmigrantes son sólo reflejos de las noticias del momento cuando ocurren sensacionalismos mediáticos como los avances noticiosos cargados de persecuciones, represión, violencia y muerte en las calles, un mar o algún lugar del desierto que intentaban pasar para alcanzar la libertad o la realización personal.

            Hay necesidad, por tanto, de insistir en preguntarnos, ¿qué los impulsa, una y otra vez, a continuar perseverando en su migración? Los procesos de desterritorialización (pérdida de los lugares) y reterritorialización (su simultánea revalorización), y que otros lo ven desde una geografía letárgica u opaca, y una geografía luminosa, respectivamente, son cuestiones que imbrican el proceso analítico. El territorio se constituye entonces como una realidad digna de vivirse y a la vez fuente de conflictos de diversos tipos: por los recursos naturales o los bienes comunes (agua, aire, minerales, tierras, infraestructuras diversas), por la creación mercantilista de fuentes modernas de energía o la conservación de la naturaleza, como apropiación colectiva de la tierra o su desposesión y desplazamiento comunitario, como reproducción ampliada de la vida o explotación mercantil capitalista, etc.

Pero hay otro factor se gran peso. La migración está intrínsecamente relacionada con la geopolítica, el comercio y los intercambios culturales, y ofrece a los países, las empresas y las comunidades la oportunidad de beneficiarse enormemente de ella. La migración ha contribuido a mejorar la vida de las personas tanto en los países de origen como en los de destino y ha brindado a millones de personas en todo el mundo la oportunidad de forjarse una vida segura y plena en el extranjero. Sin embargo, no todos los movimientos migratorios se producen en circunstancias favorables.

En los últimos años, hemos observado un aumento de las migraciones y los desplazamientos provocados por conflictos, persecuciones, situaciones de degradación y cambio ambiental, y una acusada falta de oportunidades y seguridad humana. Aunque la mayoría de los procesos de migración internacional se producen por vías legales, algunas de las principales situaciones de inseguridad que afrontan los migrantes, así como buena parte de la preocupación pública que suscita la inmigración, se asocian con la migración irregular.

            Un Nuevo Orden Mundial está siendo fundado en los intereses de los mercados mundiales donde las fronteras se vuelven porosas, las soberanías nominales y el poder anónimo, al soltar los frenos neoliberales de la desregulación, la liberalización, la flexibilización, la fluidez creciente, la facilidad de transacciones en los mercados inmobiliario y laboral, así como aliviar la presión impositiva. En ese sentido, el proceso global que vive actualmente la sociedad humana tiene dos caras de un mismo proceso: fragmentación política y globalización económica; integración y parcelación, glocalización y territorialización, en tanto procesos recíprocamente complementarios.

Por otra parte, desde los Estudios culturales –campo de estudio de las significaciones y los sentidos societales en su relación con la economía política y el pensamiento crítico (por ejemplo, el conjunto de hibridaciones culturales de forma recursiva como la urbanización-culto-ciudad de la cultura rural-popular-pueblo-lo otro y la ruralización de lo urbano cultural)– se devela lo que ocurre en el fondo: una desterritorialización de la cultura, rompiendo las fronteras territoriales, sociales, étnicas, de raza, y no sólo en las escalas intra o subnacionales, sino también transnacionalmente. Pero frente a este proceso desterritorializador surgen también las resistencias culturales, en lo que, desde los nuevos movimientos sociales, los especialistas advierten una lucha de las gentes por devolver sentido a la vida resistiendo desde las culturas regionales y el barrio. Se trata de una mezcla de lucha por una vida digna y la lucha por la identidad, la descentralización y la autogestión, en tanto proceso de reterritorialización, de recuperación y resignificación del territorio como espacio vital desde la perspectiva política y cultural. (Díaz-Muñoz y Guzmán, 2014, citados en Zambrano, 2019).

Con todo, pocas sociedades rompen con su pasado. El emigrante también trae un cúmulo de ataduras culturales y familiares que le impide romper iso facto con su pasado. Lo que podemos ver es una transformación lenta pero radical de la organización y el comportamiento humanos en una superficie cada vez más extensa de la Tierra, compuesta por varios cambios decisivos. Aunque la importancia de estos hechos o «cambios» fue tal que parece justificar metáforas poderosas, y expresiones como «revolución agrícola» o «revolución de sus capacidades o habilidades» como la de la «recolección de alimentos» o la «revolución metalúrgica», así como la llamada «revolución industrial», que, al parecer, no suscitan dudas en cuanto a su significado, sin embargo debemos matizar también el término «revolución» cuando hablemos de estos cambios.

De pronto, con la llegada de estos cambios significativos, se vislumbra el tejido material en el que habría de basarse toda la historia humana posterior, aunque sin aparecer todavía. Al día de hoy, a pesar de que dieron comienzo a la mayor transformación del entorno por el ser humano, la historia de la humanidad ha rebasado ya con mucho el punto en que las repercusiones de tales cambios pueden captarse fácilmente.

Dos reflexiones deberían hacerse, no obstante, para equilibrar el hecho indiscutible de que el ser humano ejerce algún control sobre su destino. La primera es que el hombre no ha mostrado casi con certeza ninguna mejora en capacidades innatas desde el Paleolítico Superior. Lo que es importante, no es su capacidad mental –que de hecho es extraordinaria y hasta milagrosa cuando dependemos incluso de salvar nuestra vida en momentos especiales de sobrevivencia–, sino los logros humanos, los cuales son esencialmente acumulativos. Se basan en una herencia que también se acumula, podría decirse, según la regla del interés compuesto.

Nuestra herencia genética nos lleva a la segunda reflexión[xxxviii], no solo porque nos permite hacer el cambio consciente, realizar un tipo de evolución sin precedentes, sino que también nos controla y limita. Las irracionalidades del último siglo muestran lo exiguo de los límites de nuestra capacidad para el control consciente de nuestro destino. En tal medida, seguimos estando determinados, privados de libertad, formando parte de una naturaleza que produjo nuestras excepcionales cualidades ante todo a través de la selección evolutiva. Tampoco es fácil separar esta parte de nuestra herencia de la configuración emocional que hemos recibido de los procesos a través de los cuales ha evolucionado.

Esa configuración se encuentra todavía en lo más profundo del corazón de toda nuestra vida estética y afectiva. El ser humano debe vivir con un dualismo innato. Hacerle frente ha sido el objetivo de la mayoría de las grandes filosofías y religiones y las mitologías de las que vivimos todavía, pero también son moldeadas por él. Es importante no olvidar que su efecto determinante resultaba mucho más resistente cuando comenzó a forjar su propia Historia, ya que dependía del control que las fuerzas prehistóricas ciegas de la geografía y el clima que fueron superadas con tanta rapidez por la técnica y manipulación de la materia. No obstante, el ser humano al borde de la historia es ya el ser que conocemos: el hombre hacedor del cambio.

La consolidación de la hegemonía europea en el mundo no solo era fundamental para estos cambios, sino que constituía uno de sus principales motores. Esto vino de la mano de la revolución tecnológica electrónica. Los medios de comunicación masiva, parte orgánica de la sociedad, son afectados por las mismas modificaciones del todo social, aun cuando las investigaciones desarrolladas en este campo hayan adoptado enfoques ahistóricos y descriptivos, pues los medios masivos (TIC) en manos de los sectores dominantes (corporaciones) son la expresión de la hegemonía que representa y retroalimenta a los grupos sociales que ejercen su poder sobre el conjunto de la sociedad -siendo sostenedores del sistema- y no reflejan las características que asumen cada una de ellos -y, por lo tanto, la significación diferenciada de acuerdo a los intereses particulares que representan-, apareciendo al margen de los procesos como simples canales de información.

La comunicación, inicialmente identificada con las vías (como los caminos romanos) y el transporte (los barcos, por ejemplo) que unía al mundo conocido cuando todavía era un mosaico de pueblos pre-alfabetizados -en su mayoría desconocidos-, sin embargo ya era un medio en la época del descubrimiento, que había preparado mentalmente, a través de la educación libresca, a los lectores audaces para trasladarse a lo ancho del globo terráqueo, y llevar a cabo la tarea de convertir al pagano, civilizarle, comerciar con él, llevando consigo el material escrito de la ciencia para aquel entonces. Sus lazos con el mundo de la imprenta le ayudaron constantemente en su solitario periplo de aventureros exploradores o mercaderes (no estamos hablando de las conquistas militares, aunque también se guiaron para realizar sus hazañas con el material impreso relativo a la cartografía y libros que relataban la existencia de otros 'mundos').

En la actualidad, los sucesores de estos «aventureros» son a menudo gente (hombres, mujeres, jóvenes y niños, incluidos cuando viajan familias completas de inmigrantes) dirigida por otros; son personas moldeadas por los medios de comunicación de masas (la radio, la televisión y el cine, fundamentalmente, reflejo del consumo masivo que el francés George Duhamel consideró un pasatiempo para «ilotas», es decir, de «siervos», en la Grecia antigua; y que pudiéramos considerar un «placer de idiotas» en el mundo moderno, o sea de aquellos que no les importa nada, que van de cine en cine, o de viaje en viaje, sin interesarse en nada más que en satisfacer su individualismo y no se involucran en la política) al margen de la educación formal, más que por la educación escolar misma; personas que, más que ser ambiciosos, tiene una mentalidad inducida de relaciones públicas; gente preparada -ahora virtualmente con el poder de las redes del internet- para los encuentros con otras culturas, más que endurecidos para los viajes, que sí era uno de los puntos fuertes del aventurero de antes o de los primeros inmigrantes de la época del descubrimiento o las conquistas.

Al parecer, todo es de coyuntura en la opinión pública, no se piensa en futuro. Si consideramos, por ejemplo, la llamada "Opinión pública" a la luz del análisis mediático, vemos con mayor certeza que las “opiniones” solamente existen en nuestra mente: son aquellas “etiquetas” que ponemos a las cosas, personas, a lo que nos rodea y lo que experimentamos interiormente.

De este modo, descubrimos con Sabato (2000), que no son tal, ya que no es más que la suma de lo que se les ocurre a quienes, en esos minutos -como el del momento de recibir un E-mail para que firmes una solicitud de algún medio o asociación pública virtual  en torno a alguna posición o cuestionamiento de interés mediático-  pasan ocasionalmente por la esquina elegida -o la "esquina caliente"-, y conforman el mínimo universo de una encuesta que, sin embargo, saldrá -al aire- a grandes titulares en los diarios -o en el Internet (la red de comunicación social)- y los programas de radio y televisión: “Muy a menudo –nos dice Ernesto Sabato- compruebo que todo es opinable, y alguien que comenzó antes de ayer puede hablar tanto como otro cuya trayectoria está largamente probada en la vida del país. Y su opinión llega a ser clasificatoria, y no tiene siquiera que demostrarse.” (p.60).

Todo no es más que trabajo, trabajo y más trabajo para el migrante, en aras de un porvenir venturoso, de un objetivo superior. Pero a la gente no se le puede pedir ese mismo espíritu de entrega cuando ésta aparece sin sentido.  ¿Qué puede hacer, por tanto, un inmigrante indocumentado donde quiera que esté después de las horas de trabajo? Vagar por las calles llenas de borrachos, drogadictos, prostitutas e indigentes.

Está el cine, también la Tv. Por supuesto que al alcance del conjunto de la población hay, actualmente, muchos otros espectáculos, en salas de videojuegos y de conciertos, de distracción cultural. Existen, además, los museos y galerías que son de gran riqueza y que siempre están llenos de gente. Y los parques, donde los habitantes acuden diariamente, en especial los días festivos. Está, por otra parte, los deportes, entre otros el fútbol, además del paseo y la caminata, que eran -y es- una distracción en toda época. Están también los cafés Internet, además de los restaurantes, loncherías y bodegones. Pero todo esto está para el mejor uso masivo y creador del tiempo libre del ciudadano normal o medio, no para el inmigrante, quien viene para reconstruir su vida o para conseguir lo que necesita para volver de donde vino, y tiene poco tiempo -y es muy insuficiente si consideramos que el horario de trabajo es día y noche, dependiendo donde y con quién consigue el trabajo- para el juego o la distracción.

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ESTE APARTADO (P. 81-94) NO ESTÁ VISIBLE EN ESTA PRESENTACIÓN













 

 

 “Ahora, por lo visto,

vuelven muchos hombres

a sentir nostalgia del rebaño.

Se entregan con pasión

a lo que en ellos había aún de ovejas.

Quieren marchar por la vida bien juntos,

en ruta colectiva, lana contra lana

y la cabeza caída.”

 

José Ortega y Gasset

(El Espectador, 1970)

 

 

El flujo migratorio internacional es un fenómeno que cada vez ocupa una importancia asombrosa al momento de analizar su comportamiento y diagnosticar su impacto económico y social, fruto de que su dimensión ha sobrepasado lo impensable. En la actualidad los migrantes se desplazan con rapidez y facilidad gracias a la modernización del transporte y su bajo costo a nivel de masas (el ferrocarril, por ejemplo, es el transporte masivo más económico y usado de nuestro tiempo). Entretanto, la globalización ha transformado radicalmente los mercados laborales, al tiempo que la creciente desigualdad económica (junto con las crisis que agobian al mundo actual) impulsa la emigración en masa.

Los procesos migratorios internacionales, como uno de los acontecimientos sociales más connotados de nuestro tiempo, se han posicionado desde la última década del siglo pasado y entrada del nuevo siglo, entre los estudiosos del tema, de manera tal que ya es común el abordaje desde la teoría neoclásica, la teoría de los factores push–pull, las teorías con perspectiva histórico estructural, las teorías sobre la perpetuación de los movimientos migratorios y más recientemente, la explicación del fenómeno a luz de la globalización para quienes se ocupan de su explicación desde diferentes marcos analíticos.

Se ha propuesto una amplia variedad de modelos teóricos para explicar el porqué de los inicios de la migración internacional, y a pesar de que cada uno de ellos trata, en última instancia, de explicar el mismo proceso, emplean posturas, conceptos y marcos de referencia totalmente diferentes. Massey et al. (1993), hacen una revisión exhaustiva, a fin de crear unas bases firmes para el juicio de sus consistencias, que requieren que la lógica interna, proposiciones, razonamientos e hipótesis de cada teoría sean claramente especificadas y bien entendidas. De esta forma, nos presentan la siguiente síntesis:

Un «enfoque económico neoclásico» sobre las diferencias de salario y las condiciones de trabajo entre países, así como sobre costes de migración, concibe generalmente estos movimientos como decisiones individuales que tratan de maximizar los ingresos personales. El enfoque de la «nueva teoría económica de migración», en contraste, considera las condiciones de una diversidad de mercados, y no sólo aquellas del mercado de trabajo. Este último entiende la migración como una decisión de tipo familiar tomada para minimizar los riesgos sobre los ingresos familiares o para reducir las restricciones de capital en la actividad productiva familiar. La «teoría del mercado laboral dual» o la «teoría de los sistemas mundiales» generalmente ignoran los procesos de decisión en el nivel microeconómico, centrándose en las fuerzas operativas en niveles muchos mayores de agregación. El primero liga la inmigración a las necesidades estructurales de las economías industrializadas modernas, mientras que el segundo observa la inmigración como una consecuencia natural de la globalización económica y de la expansión del mercado más allá de los límites nacionales. (s/p)

 

Asumir el hecho de que tales teorías conceptualizan los procesos causales en tan diversos niveles de análisis —el individual, el familiar, el nacional y el internacional—no significa asumir, a priori, que sean inherentemente incompatibles, aunque sean posturas radicales. Es bastante posible que el contexto en el que se toman tales posturas esté conformado por fuerzas estructurales que operen en el nivel nacional e internacional. No obstante, los distintos modelos reflejan diferentes enfoques, objetivos e intereses de las investigaciones, así como distintas formas de descomponer un sujeto enormemente complejo en partes analíticamente abordables.

Esto viene del hecho puro y concreto de emigrar. Emigrar, entonces, se ha convertido en una acción cada vez más común debido a la facilidad que hay en la actualidad para viajar y al hecho de que los canales de comunicación son cada día más avanzados, facilitando la información. Sin embargo, por las falsas expectativas que la 'normalización' de la emigración causa, la falta de información –pues ésta más bien es una desinformación, ya que se trata de «información publicitaria»– puede afectar hasta el punto de desencadenar depresión, ansiedad y problemas psicológicos de adaptación, donde el estrés del simple hecho de emigrar es protagonista.

Las estimaciones mundiales actuales indican que en 2015 había aproximadamente 244 millones de migrantes internacionales en todo el mundo, lo que equivale al 3,3% de la población mundial. En relación con las previsiones demográficas mundiales (de las cuales la migración internacional solo comprende una parte), los demógrafos han señalado que la migración internacional ha sido la variable más inestable en el pasado y, por lo tanto, la más difícil de prever con suficiente precisión. Sin embargo, tras revisarse en el 2010 las proyecciones para 2050, el total mundial se cifró en 405 millones de migrantes internacionales. (OIM, 2018).

La migración, como se ha destacado ya, es un fenómeno que ha tenido lugar a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero en la actualidad no sólo ha aumentado de manera exponencial, sino que es reconocida como un derecho fundamental de las personas. Así, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH) dice literalmente en su artículo 13 que: “(...) toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia dentro del territorio de un Estado” y más adelante, “(...) toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y de regresar al mismo”. Pero este fenómeno, en realidad, responde a circunstancias complejas y dispares que debemos delimitar si queremos afinar en el análisis de sus causas y de sus consecuencias.

Por ello debemos, de entrada, dar una idea conceptual de migración. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estableció en el año 2006 que la migración es el movimiento de población dentro del territorio nacional o hacia el territorio de otro país, que abarca todo movimiento de personas sea cual fuere su tamaño, composición o causa. Incluye la migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas y los migrantes económicos. Al respecto, Micolta (2005) hace una revisión bastante completa del concepto de migración, en la cual resalta varios aspectos importantes sobre las definiciones estudiadas en Grinberg y Grinberg (citado por Jorge L. Tizón García et al., 1993); Laura Oso, 1998; Carlos Giménez Romero, 2003; y Cristina Blanco, 2000; las cuales analiza de manera crítica en ese orden:

…siempre y cuando en la migración se tengan en cuenta los aspectos psicológicos y psicosociales –Grinberg y Grinberg– que se hallan recogidos en lo relacionado con lo suficientemente distinta y distante (la región de llegada respecto de la de partida), un tiempo lo suficientemente prolongado y en el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana en el nuevo lugar. Además, implica una consideración no sólo de las realidades externas al individuo (geográficas, sociales, culturales, políticas...), sino también de su realidad interna, que interactúa con aquellas.

acepción en la que la autora –Laura Oso– incluye la demarcación geográfica administrativa como otro elemento a tener en cuenta…

La definición dada por Carlos Giménez Romero, coincidiendo con lo anotado en las definiciones anteriores en relación a la permanencia, agrega la satisfacción de necesidades como un propósito que alienta a las personas a cambiar de lugar de residencia…

Al discutir sobre el concepto y desde una perspectiva más amplia, Cristina Blanco asume la migración como un proceso que abarca tres subprocesos: la emigración, la inmigración y el retorno. Esta autora considera que en las aproximaciones conceptuales al respecto se notan ambigüedades para definir la distancia entre el lugar de partida y el de llegada, y el tiempo de permanencia en el destino. No obstante, las siguientes dimensiones –espacial, temporal y social‒, tomadas como criterios para definir el fenómeno, posibilitan determinar con mayor precisión los desplazamientos de población que pueden ser considerados como migraciones y los que no. (p. 60-61)[xxxix].

 

La realidad de los inmigrantes, la que impulsó el éxodo de millones de personas a otros países de Europa y América a partir de los años 50, es la que mejor caracteriza el fenómeno migratorio internacional. En el mundo actual, no obstante, estos movimientos migratorios se han complejizado: según su naturaleza, objetivos, ritmos, distancias, duración, condiciones legales, impactos, etc... Quienes buscan el camino del norte, al parecer, lo hacen por las mismas razones que impelen, por ejemplo, a los centroamericanos a dejar sus países: la miseria, la falta de oportunidades de empleo digno y las condiciones de profunda injusticia social, incluida la seguridad de una vida libre de atentados públicos por bandas criminales (de la droga, etc.) o de movimientos políticos radicales; y hay que entenderlas en términos de sustitución: sustituir una vida de precariedades por otra de mejores oportunidades.

En un contexto en globalización en el que las dinámicas económicas trascienden ampliamente el marco del Estado-nación, en el que los modos de producción, las relaciones laborales y los tiempos y espacios del capitalismo global se complejizan y flexibilizan enormemente, la proliferación y complejización que muestran los mecanismos fronterizos corren paralelos a las necesidades sistémicas del capitalismo globalizado actual, tal como nos lo deja ver Blanco (2019):

Todo lo contrario, las fronteras amuralladas tienen un papel muy significativo dentro de este sistema, especialmente en la constitución de la fuerza de trabajo flexible y heterogénea que el capitalismo de la actual fase de la globalización precisa. Como nos explica Brown, al hacer que la inmigración sea más difícil y costosa, aumenta la migración unidireccional y se reduce el retorno de los inmigrantes ilegales 8, lo que les fuerza a permanecer en sus nuevos países en una situación precaria que tiene como efecto abaratar su mano de obra para trabajos cada vez más precarios, es decir, se les convierte en víctimas de una mayor y más fácil explotación que en el caso de que pudieran volver a sus países de origen y entrar en los de acogida con mayor flexibilidad. Por todo ello, como nos dice Juan Carlos Velasco, parecería que las fronteras amuralladas “no persiguen tanto ordenar las migraciones de la gente como optimizar los mecanismos de explotación de los trabajadores trasnacionales”. (p.195)

También informar se ha hecho parte de nuestra era. Pero la era de la guerra desinformativa a costa de la infobasura, como también lo predijo Lyotard (1979; citado en Iriart, 1985), de la manipulación de los medios, que se sirven de reminiscencias de la condición posmoderna, del reality show, del falso positivo, del efecto placebo, de la demagogia, de la happiness virtual, de la verdad sin juicio o razón, o más bien de la opinión mediatizada, de la imagen idealizada por estereotipos que se demanda, que incluso se requiere (Salmerón, 2017), de la que son parte sus propios cuerpos y sus terminaciones sensoriales, se ha convertido en su contraparte. Imágenes comúnmente aceptadas que se usan para representar a distintos grupos de personas en anuncios y comerciales y que son relevantes, es decir, se constituyen en un patrón significativo en la cultura de los mass media en la era digital, a pesar de que se sostenga que la sociedad se ha vuelto más crítica respecto a las piezas publicitarias que las marcas producen, aludiéndose a la igualdad de género y la libertad de expresión, la cual no pasa de ser un cliché de las redes sociales, porque en definitiva no son más que opiniones de moda. En fin, es la era de las generaciones de Derechos.

De «generaciones» de derechos nos habla Pizzorusso (2001), para clasificar, según cual sea el predominio de su contenido normativo y sobre la base de su evolución histórica, los catálogos de derechos cuya tutela se asegura en documentos denominados «cartas», «declaraciones», etcétera, o en constituciones de tipo moderno. La serie de proclamaciones de este tipo no se remonta más allá del siglo XVIII. Se inicia, señala el autor, con los documentos que fueron redactados bajo la influencia del movimiento político y cultural que se conoce con el nombre de «constitucionalismo», cuyos primeros productos fueron la Déclaration des droits del homme et du citoyen de 1789 y los textos americanos análogos, contemporáneos o poco anteriores a ella.

De esta rebelión contra las reglas ancestrales de la conducta, una vez más retornamos a la edad del medioevo en pleno siglo XXI, presente desde lo más remoto de los tiempos, y que se recicla en secreto en el trasfondo de la humanidad. Esto implicó el abandono de toda disciplina: individual, social y cultural. Es verdad que nuestra emancipación comenzó hace más de cuatrocientos años. Sin embargo, el inmenso esfuerzo de la humanidad durante el Renacimiento (Los precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes) por traernos al “Siglo de las luces” (siglo XVIII), donde prevaleció una mentalidad que hace de la ciencia y la razón verdades incuestionables, y a pesar de que se dice que concluyó con la Revolución Francesa de 1789, apenas ha terminado hoy, ya que su éxito último depende del progreso del conocimiento científico, en cual, al parecer, aún estaba en pañales. Para gozar de una libertad total, nos señala Carrel (1950), debemos no simplemente liberarnos de ideas antiguas sino obtener también el dominio sobre el mundo material:

Se prefirieron las ideologías a los conceptos científicos y a la moralidad religiosa. Pascal fue abandonado en favor de Descartes; la claridad de una idea se supuso que era la prueba de su verdad. Desde entonces, cualquier ideología lógica, cualquier fantasía del intelecto, siempre que fuera racional, pareció digna de servir como base para la conducta humana. Nadie comprendió que, para ser durable, una civilización debe ser construida no sobre principios filosóficos sino sobre conceptos científicos del ser humano y de su medioambiente. (…). Sólo podemos ponernos nuevamente de pie cuando comprendemos que hemos caído. Tenemos que admitir el hecho de que no hemos sabido guiarnos a nosotros mismos. (Traducción de Editorial Streicher, 2020).

 

La sociedad que piensa, actúa y se propaga en masa, es gestora y receptora del «efecto de masas» y en su mayoría vive mediatizada. A esto se refiere el autor –y también muchos otros– cuando dice que todos estos componentes de la «gran masa» son autómatas, mecánicos, clones, antiutópicos, y un largo etcétera. Los diagramas de poder no se suceden como estructuras rígidas y totalizantes, sino que se conforman a partir de relaciones de fuerza siempre inestables y locales, en constante cambio causado por la acción o afección de nuevas fuerzas.

Los historiadores no deberían pontificar sobre lo que piensa la mayoría, puesto que no saben más al respecto que otra gente. Por el contrario, sobre quien más saben es sobre las personas atípicas, sobre aquellos que han dejado huellas desproporcionadamente visibles. También deberían ser prudentes a la hora de especular sobre los efectos de lo que creen que son ideas muy generalizadas. Obviamente, como demuestran las recientes reacciones políticas a las preocupaciones ecológicas, los cambios en las ideas pueden afectar enseguida la vida colectiva.

Pero eso es así aunque solo una minoría sepa hacia dónde está el Norte. Las ideas más generalizadas y de carácter menos definido, más vago, también tienen un impacto histórico. Un inglés de la época victoriana inventó la expresión «pastel de costumbres» para referirse a las actitudes —formadas por supuestos muy arraigados y casi nunca cuestionados— que ejercen un peso conservador decisivo en la mayoría de las sociedades. Dogmatizar sobre cómo funcionan esas ideas es incluso más peligroso que describir cómo se vinculan las ideas con temas específicos (como el cambio medioambiental), pero, aun así, debemos intentarlo.

Otro pensador de la naturaleza humana, el filósofo francés Jean-François Lyotard, considerado uno de los mentores de la llamada posmodernidad, considera igualmente que vivimos el agotamiento del pensamiento (europeo) tradicional: "A pesar de la nostalgia, ni el marxismo ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad posmoderna. Debemos acostumbrarnos a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el posmodernismo". (Iriart, 1985).

En la tutela de los derechos fundamentales, un ejemplo indudable de lo que se dice es el caso de la progresiva afinación de la noción de «derecho subjetivo», que se fueron incorporando, complicando aún más la amalgama idealista del pensamiento moderno relativo a las nuevas reformas que sembraron constitucionalmente el nacimiento del estado moderno.

Al mismo tiempo, no hay duda de que formas de tutela de las minorías, elaboradas en el período histórico en que las guerras de religión arreciaron principalmente en Europa, hayan encontrado importantes aplicaciones cuando la idea de tolerancia empezaba a recibir más amplio crédito y también a ser aplicada a fenómenos diferentes del religioso. Mientras que, en Alemania (1919), fue predominante la idea de que lo que debía contener ante todo una constitución eran normas organizativas y, así, cuando las constituciones del siglo XIX incluyeron algunas enunciaciones de principios en materia de derechos del hombre, casi siempre se trató de pocos artículos y no de un texto dotado de una mínima sistemática (de igual modo ocurrió en el caso del Reino de Cerdeña en 1848; que se convirtió en la primera constitución italiana tras la unificación nacional). Fue en un primer momento la doctrina constitucional, nos aclara Pizzorusso (2001),  especialmente la alemana, la que puso las bases de una concepción jurídica de la constitución, parcialmente diferente de la norteamericana; aunque dotada de efectos del mismo tipo:

Después de Weimar, el orden binario de las constituciones también se empleó de forma común en Europa; así lo encontramos en la Constitución española de 1931, en la soviética de 1936 (cuya escasa correspondencia con la realidad del país no impidió que desarrollase un papel de cierto relieve en los debates políticos y culturales del tiempo) y sucesivamente en las adoptadas en la segunda mitad del siglo XX, comenzando por la italiana de 1947 y la alemana de 1949. (…) También, en el ámbito del debate —todavía en curso— sobre la oportunidad de llegar a la adopción de una Constitución de la Unión Europea, el problema de la aprobación de una declaración de derechos, destinada a constituir un núcleo esencial de tal Constitución, está afectada claramente por esta tradición.

Al otro lado del Atlántico, no dependió tanto de la forma adoptada (pues se trató de documentos parecidos), sino de la clase de efectos que se reconoció a las proposiciones enunciadas en cada uno de ellos. En efecto, enseguida se consideró que los artículos de la Constitución estadounidense atribuían directamente derechos a los ciudadanos y, tras el célebre vuelco jurisprudencial de 1803 (que reconoció a los jueces el poder de controlar la constitucionalidad de las leyes), se les reconoció fuerza invalidante frente a las normas jurídicas incompatibles con ellos. Una evolución desarrollada de esta manera se revela así claramente ligada al progresivo acercamiento de la noción europea de constitución a la noción norteamericana. (p.293).

Las reflexiones que dominan el actual discurso sobre la naturaleza de la condición humana en la sociedad neoliberal posmoderna se centran en la crítica al fracaso, para Jean-François Lyotard, de las tres grandes concepciones humanistas que han guiado a las sociedades durante el último siglo y medio, a saber: 1) La política liberal y democrática, nacida de la Revolución francesa, que pretendía la igualdad social con el acceso a la educación, por lo que “la cultura formaría ciudadanos responsables, capaces de pronunciarse sobre el destino de la comunidad". Sin embargo, para el autor citado, a la hora de los resultados, considera que "nos encontramos con sociedades en las que la manipulación del poder y los medios han desplazado a la libertad de pensamiento y para la que la educación no ofrece una finalidad rentable ni operativa"; 2). La búsqueda del mejoramiento económico, a través del trabajo; y 3) Por último, Lyotard lleva la crítica al que considera el gran ideal emancipador de los últimos 100 años: el marxismo, del que asegura "se ha convertido en alimento de la policía política y la burocracia cínica en los países del Este, mientras que pierde credibilidad en Occidente". (Iriart, 1985).

Tradicionalmente se distinguen «tres generaciones» de derechos. Los derechos de la «primera generación» (o de los textos que los enuncian) están orientados sobre todo a la tutela de las libertades clásicas; éstas se dirigen, por un lado, a impedir intromisiones injustificadas en la persona como ser moral y en su esfera privada y, por otro, a permitir la formación autónoma de las propias decisiones y la manifestación del pensamiento individual. La «segunda generación» se ocupa sobre todo de la tutela de los «derechos sociales», elaborados sobre las huellas de las doctrinas que llevaron a la realización del Welfare Statel. Los derechos de la «tercera generación» contestan a necesidades cuya importancia ha sido apreciada más recientemente: se trata de los relativos a la salud, a la vivienda, al entorno o medio, a la paz, etcétera. (Pizzorusso, 2001: 296-297).

Pero si lo que se pretende es atenernos a los derechos relativos a la libertad de circulación y establecimiento, Pizzorusso aclara que deben referirse otras clasificaciones —por lo demás, desde hace tiempo manejadas por la doctrina constitucional—, como son las que contraponen los derechos de libertad, que se realizan con la interdicción de las injerencias de los poderes públicos en la esfera propia de los individuos, de las que se realizan en la libertad de conciencia y expresión (con sus relativas especificaciones y con las libertades instrumentales de la misma) y de las que comportan pretensiones para beneficiarse constitucionalmente de formas de previsión y asistencia aseguradas. (Pizzorusso, 2001: 306-307).

Así pues, estará eternamente bajo el foco del panóptico, el ojo que acecha, el espejo que observa, el televisor que transmite y vigila. Una máquina con suficiente capital intelectual será capaz de dominar incluso al melancólico. Es precisamente la «ciudad», en su condición de sitio, la que se registra como dimensión de albergue o llegada, cercando los límites de las fronteras, pero dejando abierta las opciones de recibir inmigrantes, para que se desplieguen por aeropuertos y puestos de paso fronterizos, mientras los otros sitios o corredores fronterizos, se conservan inhóspitos. Sin embargo, las estructuras de estas no solo estarán politizadas por formas burocráticas enlazadas al poder ejecutivo, legislativo y judicial, sino que también agregará a su dinámica un cuarto executus moderno de dominio, el «cuarto control», utilizando la cultura de los mass media y la sofisticada manipulación para imprimir «vigilancia» sobre sus naturales, es decir, desde sus propios lugares de origen.

Obviamente, una multiplicación de emigrantes salidos de todas partes y de masa de población tradicionalmente de bajos ingresos que aumentan la mayor proporción de éstos, agudiza la violencia simbólica que se origina desde esta cercanía. Estas situaciones generan múltiples debates teóricos, metodológicos y prácticos entre autores y expertos en el tema. No obstante, independientemente de la orientación adoptada, casi todas las investigaciones abordan este fenómeno como una injusticia porque produciría una polarización de la sociedad cada vez más fuerte y una profundización de las desigualdades socio-económicas en el espacio.

Desde esta constatación, gran parte de los estudios sobre la migración critican y denuncian este fenómeno a partir de estudios sobre la morfología, la estructura y el funcionamiento de la sociedad actual, para ofrecer una idea del trasiego de la nación y la construcción de la identidad desde la movilidad humana. Mientras la migración es mostrada por algunos autores como una injusticia provocada por un gobierno inepto, la defensa de la necesidad de migrar por parte de los ciudadanos ha sido muchas veces interpretada como la reivindicación por el derecho a emigrar, el derecho a la libertad.

Ahora podemos ver, por ejemplo, y por encima de cualquier otra influencia, que la creciente abundancia de mercancías ha alterado por completo lo que hasta hace muy poco era para millones de personas un mundo de expectativas estables. Esto, que sigue pasando, llama la atención sobre todo en algunos de los países más pobres. Los bienes de consumo baratos y su aparición como algo cada vez más accesible en los anuncios, sobre todo de televisión, acarrean grandes cambios sociales. Esos productos dan estatus, generan envidia y ambición, ofrecen incentivos para trabajar por unos salarios con los que poder comprarlos y, en muchos casos, fomentan los desplazamientos hacia centros urbanos donde se podrán ganar esos salarios. Se cortan así los lazos con las costumbres tradicionales y con las disciplinas de una vida ordenada y estable. Este es uno de los muchos afluentes que alimentan el río apresurado de quienes buscan el camino del norte como, por ejemplo, las caravanas de inmigrantes centroamericana que se mueven buscando ir más allá del Río Bravo, incluso intentando saltar la barda contra inmigrante en aquellos lugares donde ya está levantado el muro fronterizo estadounidense con México, que ya les ha costado la vida a algunos de estos migrantes saltarines.

Parte del complejo trasfondo y de la evolución de estos cambios es una clara paradoja; el siglo pasado fue un siglo de tragedias y desastres terribles y sin parangón –como ejemplos señalaremos que no sólo bastó una Guerra Mundial; fueron dos y también fueron dos las bombas atómicas usadas contra la humanidad‒, y con todo, podríamos decir que, cuando acabó, había más gente que nunca que creía que la vida humana y la situación mundial se podían mejorar, quizá indefinidamente, y que, por tanto, había que intentarlo. El origen de estas actitudes tan optimistas se remonta a varios siglos atrás en Europa, y hasta hace poco eran exclusivas de culturas arraigadas en ese continente. En el resto del planeta aún tienen que avanzar mucho. Pocas personas podrían formular semejante idea de forma clara o consciente, ni siquiera si les preguntaran.

Para dar una idea como ejemplo, es lo que está sucediendo actualmente con la pandemia del Covid-19, en la cual hay gente que asume la misma como si nada estuviera pasando. El caso de México es emblemático, ya que a pesar de estar entre los países que registra el mayor número de muertes atribuidas al mortal virus, el 9 % de los mexicanos no cree que existe el coronavirus y otro 5 % no sabe qué opinar. Según el estudio una encuesta nacional de El Financiero, realizada por vía telefónica a 410 mexicanos adultos el 10 y 11 de julio de 2020[xl], quienes más dudan de la existencia del coronavirus son los mexicanos jóvenes, de edad entre 18 y 29 años, con 18 % de ellos que afirma que no existe o no saben, y entre los mexicanos de educación básica, con una cifra similar de 18 % que dudan de la existencia del virus que ha azotado a las sociedades y los países en meses recientes.

Sin embargo, la toma de conciencia sobre la pandemia del coronavirus es una idea más extendida que nunca y que está haciendo cambiar comportamientos en todas partes. Las razones de ese cambio hay que buscarlas no tanto en discursos asermonados (que no han sido pocos) como en los cambios materiales cuyo impacto psicológico ha contribuido en todas partes a romper ese «pastel de costumbres». En muchos lugares, esos cambios materiales fueron la primera señal comprensible de que el mundo cambió, de que las cosas no tenían por qué ser siempre igual. Antiguamente, la mayoría de las sociedades las integraban sobre todo campesinos cuya vida estaba íntimamente ligada a la rutina, las costumbres, las estaciones y la pobreza. Ahora, los abismos culturales entre los seres humanos —por ejemplo, entre el obrero de una fábrica en Europa y su equivalente en la India o en China— suelen ser enormes. Y el que separa al trabajador de la fábrica del campesino es aún mayor. Y, sin embargo, el campesino empieza a presentir la posibilidad de cambio. Haber difundido la idea de que el cambio no solo es posible, sino también deseable, es el triunfo más importante y perturbador conseguido por la cultura —europea en origen— que ahora llamamos «occidental».

A menudo, el progreso técnico ha potenciado dicho cambio debilitando costumbres heredadas en muchas áreas del comportamiento. Como ya se ha dicho antes, los cambios producidos en las comunicaciones en los dos últimos siglos, y sobre todo en las últimas seis o siete décadas, tienen una implicación en la historia de la cultura aún mayor que, por ejemplo, la llegada de la imprenta. El progreso de la técnica también cumple una función general al dar testimonio del poder aparentemente mágico de la ciencia, al hacer que ahora se reconozca su importancia más que nunca. Hay más científicos conocidos, se presta más atención a la ciencia y a la educación, y la información científica se difunde mucho más a través de los medios y se entiende mejor.

El desplazamiento a otro país vino igualmente a romper los patrones sistemáticos de una persona y de su familia en el país emisor, y provoca impactantes cambios en la esfera laboral, en la vida social y en el entorno externo del país receptor. Para quienes afrontan la migración, por lo tanto, las cuestiones de mayor trascendencia son si serán más felices tras emigrar y si su vida (o la de sus familias) será mejor que antes. Allá, le habían prometido, cambiaría su vida, pero, para la mayoría de los que migran, no lo hace conscientemente; tan sólo va tras un sueño moldeado por la moda de emigrar... la “happiness” o droga del «sueño americano», que ahora duerme encerrada en muros, como un ave (el águila imperial) en su jaula de oro.

La migración hacia el norte se ha hecho común y la tendencia predominante en América Central, México y el Caribe es “Vive tu vida en América”. Los Estados Unidos de América han sido el principal país de destino de los migrantes internacionales desde 1970 (se estima en 11.3 millones de migrantes irregulares para el 2015 en EEUU). Hoy, los flujos de migración irregular a través de América Central y México se han diversificado considerablemente para dar cabida a una gran cantidad de migrantes caribeños, así como a un número cada vez mayor de asiáticos y africanos que llegan a los puestos de control de inmigración de México, a objeto de cruzar la frontera de los EEUU. Más de 6.000 migrantes haitianos “inadmisibles” alcanzaron los puertos de entrada de la frontera sudoccidental de los Estados Unidos de América durante el año fiscal 2015. Durante los últimos 25 años, el número de migrantes en América del Norte prácticamente se ha duplicado, impulsado por el crecimiento demográfico en América Latina y el Caribe, y Asia, y el crecimiento económico y la estabilidad política norteamericana.

De hecho, no pocos miembros de la burguesía norteamericana, tanto decimonónica como corporativa, deben su posición social a las fortunas adquiridas por sí o por sus ascendientes, no sólo con el tráfico comercial fronterizo o motivado a la cercanía con el histórico “patio trasero” de EEUU, sino que se enriquecen con las actividades agrícolas y manufactureras en las plantaciones, fábricas e industrias sureñas por el beneficio de una mano de obra barata, como cuando el sur norteamericano tenía mano de obra esclava; y, además de los campos estadounidenses, en las ciudades, a través de su empleo masivo en el área de servicios, principalmente.

Los países de ingresos altos casi siempre constituyen la principal fuente de remesas. Durante muchos años, los EEUU han sido el principal país de envío de remesas, con un flujo de salida total de $61.380 millones en 2015, seguidos de la Arabia Saudita ($38.790 millones) y Suiza (24.380 millones de dólares). China, al que el Banco Mundial considera un país de ingresos medianos altos, también constituye una importante fuente de remesas (además de ser uno de sus principales receptores), con un flujo de salida de 20.420 millones de dólares estadounidenses en 2015. El quinto país que más remesas envió en 2015 fue la Federación de Rusia ($19.700 millones).

La migración intrarregional en el subcontinente suramericano también se ha intensificado. En total, el número de migrantes intrarregionales en América del Sur aumentó un 11% entre 2010 y 2015, y aproximadamente el 70% de todos los flujos de inmigración de la región son de carácter intrarregional. La República Bolivariana de Venezuela cuenta con un gran número de migrantes intrarregionales de Colombia y el Ecuador. Pero, a su vez, Venezuela es hoy día el país con más emigración de su población, que sale diariamente, a través de la frontera con Colombia, fundamentalmente, en oleadas fomentadas por la migración laboral y que los organismos fronterizos tratan de controlar, papeles en mano, frenado la migración irregular dentro de la región.

La migración comporta entonces una serie de desplazamientos en muchos sentidos, y no sólo de carácter geográfico, pues la globalización ha reducido tanto las distancias geográficas como las culturales que afectan al fenómeno migratorio. De hecho, ya la distancia física resulta menos importante cuando se tiene la pretensión migratoria. El antropólogo Ulf Hannerz (1998; citado en Lacomba, 2001).escribe al respecto que “la época en que la inmigración implicaba la disminución y finalmente la pérdida de los vínculos con el lugar de origen ha pasado ya a la historia; ahora, en cambio, oímos hablar de circuitos migratorios transnacionales”. De manera que, al final, "la decisión de emigrar, o de quedarse en casa, es ahora menos fatídica que antes; porque hay muchos lugares con el mismo estilo de vida y con los comercios y los mercados necesarios, y los medios de comunicación y los vuelos a reacción permiten establecer un puente rápido entre los lugares".

En definitiva, en muchos casos las ventajas o el cambio en las condiciones económicas ya no justifica tan decididamente la emigración, por lo que hay que profundizar en el estudio de otros factores: la falta de libertades, las expectativas creadas por el modo de vida occidental, las relaciones históricas coloniales o la existencia de un contexto de acogida favorable, bien por la conformidad de una legislación permisiva, bien por la presencia previa de inmigrantes del mismo país, las condiciones políticas, estudiar cada uno de los colectivos e investigar la realidad de las condiciones de vida en sus países de origen, para establecer hasta qué punto éstas se encuentran en la base de la emigración y, en todo caso, qué otras variables de tipo social o cultural influyen en dicho fenómeno; pasando desde la descodificación en algunos casos de una auténtica "cultura de la emigración", hasta la articulación de redes y comunidades migratorias de carácter transnacional que están siendo promovidas por auténticos «mercados negros» que se rentan del lucro migratorio.

Existe una relación de estructuración entre la globalización y la migración, que supone un grado de autonomía de los inmigrantes indocumentados para cambiar sus condiciones e influir positiva o negativamente en los procesos de mundialización. Las migraciones y la movilidad son realidades inherentes en nuestro entorno social y económico que, a escala mundial, van a seguir ganando importancia a corto y medio plazo. Durante estos años asistimos al inicio de una importante reconfiguración del sistema migratorio mundial que sigue los pasos de los cambios económicos entre los grandes conjuntos mundiales o bloques multinacionales.

Por expresarse la globalización a través de la circulación de bienes, servicios, informaciones y personas; y estar relacionada con una forma de apertura que genera a la vez intercambios y aumento de la acumulación y la circulación de capitales (pero también de las desigualdades sociales, económicas y espaciales), es común asociar al proceso de globalización con un aumento en el número de migrantes internacionales. Sin embargo Arango (2007) aclara que no existe un aumento real de los migrantes, sino una mundialización de los orígenes y destinos que generan un mapa migratorio surcado por una maraña de flujos como las de las zonas o áreas de libre comercio, gracias a la mejora en los medios de transporte que comprime el tiempo y el espacio; la creciente circulación de información, que es vital para decidir a dónde migrar; y un incremento sustancial de la oferta de mano de obra proveniente de países que recientemente han transitado por la transición demográfica, con un consecuente incremento poblacional. (Citado en Santana, 2009).

Este autor también menciona otros puntos álgidos en las discusiones sobre migración internacional contemporáneas. El de la multiculturalidad, es uno de ellos. Existen sociedades y/o gobiernos que no están dispuestos a admitir inmigrantes, esgrimiendo razones económicas que suelen encubrir miedos a la diferencia y la ruptura de la homogeneidad de una nación. Las TIC han ayudado a que el migrante no pierda su conexión cultural y, en consecuencia, termine por no asimilar la cultura del país de destino. Los problemas de la interacción entre dichos grupos de migrantes y los nacionales son evidentes, sobre todos en naciones con una larga historia. Otro es el de la diversificación de los motivos para migrar. Aunque las causas económicas siguen siendo importantes, para Blanco (2000; citado en Santana, 2009) hay otros factores como:

• La migración internacional producida por el desplazamiento forzado y el incremento de las personas con calidad de refugiados.

• Una migración de elite compuesta por ejecutivos de empresas transnacionales.

• Migraciones internacionales de retiro compuestas por jubilados.

Para las migraciones internacionales entre países de frontera común, se puede aplicar la primera ley de Ravenstein. La cercanía no solo en términos de distancias absolutas sino culturales es fundamental para explicar los intensos movimientos migratorios en las fronteras. Una región cultural ubicada dentro del territorio colombiano puede tener un nexo migratorio fuerte con una región cultural similar (o igual) en territorio venezolano. El pueblo Wayuu que vive a ambos lados de la frontera es un ejemplo claro de esto. Los flujos migratorios se componen de individuos con diferentes categorías socio-profesionales y estas diferencias se pueden hacer notables en la distancia a la que migran. En cambio, para fronteras comunes pero disímiles culturalmente, Mendoza (2002, citado en Santana, 2009) explica, basándose en un sólido estudio sociodemográfico llevado a cabo en la frontera entre EEUU y México, que la frontera parece marcar dos sistemas demográficos desiguales (a pesar de tener alta población mexicana del otro lado), pues sus componentes demográficos de fecundidad, mortalidad y estructuras por edades son sustancialmente diferentes, al igual que las relaciones de interdependencia se encuentran muy intensas, ya que el dinamismo económico y cultural acumulado en los «centros» económicos y urbanos ejercen una influencia y atracción en las periferias. Por consiguiente, las poblaciones se desplazan para poder participar en estos intercambios, sacar los frutos de la actividad económica y acceder a mejores niveles de vida y desarrollo. Esta dinámica migratoria se caracteriza en gran parte por el carácter temporal del movimiento y por intensas prácticas de circulación.

Anteriormente el papel del Estado era clave para estimular y supervisor los movimientos de migraciones laborales. Hoy en día se dedican a limitar o detener las llegadas de poblaciones extranjeras con políticas migratorias estrictas de control fronterizo y deportación. Es así como las migraciones internacionales actuales obedecen a dos tipos de paradigmas que tienen como objetivo frenar, o parar, las migraciones, lo cual muestra que el fenómeno está percibido como una plaga, un problema mundial. Los dos “remedios” promovidos para la solución del problema migratorio en el contexto de globalización son: la del control estricto de las personas, de las fronteras y de los mercados laborales, por un lado; y la de la promoción de medidas, ya sean de orden económico o de acuerdos bilaterales, en los países de salida, por el otro lado.

                                                                                                                                                                                  LAS PAGINAS 108 a  118 NO SON VISIBLES EN ESTA PRESENTACIÓN    





“La historia ¿habrá acabado?

¿será el fin de su paso vagabundo?

¿quedará aletargado

e inmóvil este mundo?

¿o será que empezó el tomo segundo?”

 

Mario Benedetti

 

Las cosas que se van no vuelven nunca.

¡Mi corazón es una mariposa,

cuando paso por los turbios

caminos del sueño!

Y mi sangre sobre el campo regando

 la yedra muerta sobre los muros rojos.

No huye el que se retira.

No importa el resultado

sólo el esfuerzo vale.

 

Composición del Autor[xli]

 

 

Tras revisar algunos de los estudios actualmente presentes en literatura en torno a la problemática migratoria, hemos visto cómo el enfoque narrativo puede proporcionar un enriquecimiento para el estudio de un tema complejo y multivariado como el bienestar del que emigra. Las técnicas narrativas, que involucran a los propios migrantes en la narración extensa de su experiencia migratoria, al igual que el uso de la imaginación para visualizar y obtener resultados de la vida del inmigrante, permite un acercamiento que podría ser inmediato. Sin embargo, en primer lugar, resultaría algo totalmente presuntuoso el querer presentar a través de una novela una forma de vida que, evidentemente, está mediatizada.

En segundo lugar, los elementos que sirven para conjugar el escenario migratorio y que disminuyen o anulan la libertad de elección son los que realmente esclavizan al migrante. El migrante es un ser determinado por una condiciones, no autodeterminado, ya que no puede decidir sobre su vida, sólo es un trabajador más que llena alguna expectativa del mercado laboral. Lo malo es que el migrante corriente, generalmente, sólo lleva su fuerza externa de trabajo (fuerza física, su pobreza o debilidad ante el mercado de oferta de trabajo, su ilegalidad o debilidad ante la ley, etc.), siendo evidente que ésta es una simple consecuencia de una esclavitud más radical, que se origina en la mente, en la intimidad de nuestro ser mismo, cargada de deseos, de codicias, de ansias, de sueños…

A nivel académico, varios artículos ofrecen unos enfoques metodológicos concretos para mejorar la forma de abordar el complejo problema de las migraciones masivas humanas, incorporando el punto de vista de los actores y su propia definición de la situación en la que están involucrados, lo que podría llevar a una comprensión más profunda de lo que los mueve y del bienestar post-migratoria que esperan alcanzar, al igual que de la discrepancia entre las expectativas iniciales y la satisfacción alcanzada tras una migración.

A nivel social, la perspectiva narrativa puede ampliar el abanico de las dimensiones que componen el bienestar de las personas tras una experiencia fuerte como la migración y proporcionar una comprensión profunda de la discrepancia entre las expectativas iniciales y la satisfacción alcanzada de los migrantes. Las técnicas narrativas permitirían recolectar informaciones útiles para desarrollar políticas sociales y entablar programas de intervención con el objetivo de reducir los factores de riesgo para la integración, aumentar la satisfacción vital y mejorar las relaciones intergrupales, en el caso de que se considerase útil aprovechar de una mayor movilidad de las personas para solucionar el grave problema demográfico que afecta muchos países europeos.

El enfoque narrativo y la adopción de un punto de vista diferente podrían ayudar en la tarea de cuestionar nuestros modelos teóricos actuales de lectura de la realidad, y obtener una visión más holística de las experiencias de vida de los migrantes (Ryan et al., 2008; citado en Panzeri, 2018).

Ser un migrante es como dar la impresión de felicidad, la happiness hedónica del marketing; todas esas técnicas o artilugios publicitarios del cada vez más arrollante fenómeno global de la búsqueda, a toda costa, del bienestar a punta del consumismo material que nos siembra la telaraña de la Red informativa digital, aunado al placer de tener, ya sea bienes o poder, que todo domina. Las consecuencias, para la mayoría de esos aventureros, es que ‒lo más probable‒ termine sufriendo del síndrome de Ulises[xlii] cuando se encuentre en la tierra prometida.

Desafortunadamente, emigrar no es sinónimo de mejor calidad de vida como muchos creen, a menos que se trate de una parte de la inmigración, la llamada “inmigración de élites”, que es aquella protagonizada por personas de elevado nivel socioeconómico, con similitudes culturales con las del país receptor, compuesta mayoritariamente por profesionales, técnicos, estudiantes o jubilados con alto poder de renta y que no despierta rechazo entre la población autóctona. En cambio, la migración masiva de ahora, y que es la realidad que estamos explorando y describiendo, tiene que pasar por periodos de adaptación previos para poder recuperar parte del estilo de vida que se tenía, y no solo el monetario. La mente de este inmigrante, habitualmente procedentes de países pobres o en vías de desarrollo, que inician el camino de la inmigración impulsados tanto por las dificultades para llevar una vida digna en su propio país como por las expectativas de mejorarla en el país de destino, que se mueven, por tanto, básicamente por motivos económicos y que podríamos denominarla “inmigración económica”, por más fuerte que sea, se va a topar con aguas turbias ante un cambio tan grande como lo es el emigrar a otro país, sobre todo si se trata de una cultura totalmente diferente como la “norteña”.

Claro está, hay distintos tipos de emigración, y no todos pasan por las mismas circunstancias, pero la depresión, ansiedad y otros factores estresantes pueden afectar más de lo que se piensa si sólo agarra sus maletas y no se prepara psicológicamente para el cambio. Existe otra realidad, muy común entre los inmigrantes económicos, que es la de aquel colectivo de extranjeros que se ve impulsado a abandonar su país por motivo de la violencia política o bélica, constituyendo el grupo de “inmigración de refugiados y/o de asilados políticos”. Aunque inferior en número a los otros dos su situación tiene, como se entiende, importantes connotaciones sociales y políticas para los países receptores.

La responsabilidad que asume el inmigrante cuando emprende su viaje es la misma que impulsa al marino cuando echa a navegar, a aventurarse y tomar un rumbo, para que el destino fijado cobré realidad ‒como quien otea atentamente hacia la lejanía buscando reconocer aquello que no ve, pero que proyecta como la «tierra prometida»‒, y debe mantener el interés a toda costa por llegar, so pena de que pierda el rumbo y, en el caso del inmigrante, naufrague en una pesadilla. Por lo que, para no encallar, debe conservar la atención centrada en el horizonte, firmemente tendida hacia esa realidad que lo atrae, que se imagina, que ha visto en videos e imágenes, hasta que la misma toma cuerpo, crece, se muestra o se materializa al atracar en buen puerto.

Pero, si emigra fuertemente influenciado por imitaciones extranjeras, como la “Welcome to Paradise” (es la sistemática bienvenida al entrar al «paraíso terrenal»), y el “I will like to live in Miami” (es de las frase más pronunciada), cuando llegue al lugar o arribe, por ejemplo, en algún lugar de Norteamérica, lo más seguro es que le pasará lo que al viajero que llegó en barco al puerto del pueblo que iba buscando para residenciarse. Y les doy esta interpretación, a través de un cuento (prácticamente creado por mí, pero que pueden conseguir versiones similares del mismo con ciertas variantes) que traigo a colación.

Al bajar, el migrante se dirigió al único quiosco más cercano que había y, preguntándole al que lo atendía, le dijo:

_ “¿Este lugar es bueno para vivir? El tendero le responde que “Sí”. Y el viajero sigue su marcha hacia el pueblo.

Luego, llega otro barco e, igualmente, se desembarca un viajero, quien se dirige al mismo quiosco y le pregunta al mismo tendero:

_"Este lugar es así y asado para vivir", recalcando de “esto o aquello” sólo lo malo, que era lo que había escuchado durante el viaje. Y él le responde “Sí, así es”. Por lo que el viajero se regresa al barco de nuevo.

Después que se marcha, alguien que estaba cerca del quiosco, y que, por lo tanto, había escuchado la conversación sostenida con ambos viajeros por el tendero, le pregunta al mismo:

_— “Bueno, ¡cómo es esto de que estás dando dos versiones totalmente opuestas de nuestro lugar!”;

Entonces él le responde:

_ La gente no quiere escuchar otra cosa más que lo que ya supone, así sea una mentira. Si al primero le digo que no, él de una vez se embarca de nuevo para no regresar; mientras que al otro, si le digo también que no, de una vez se queda a vivir aquí. Ahora bien, si al primero, quien ya venía dispuesto a quedarse le digo que “no”, hubiese sido de mi parte una mentira como bien sabes, y también una decepción para él. Y si al segundo, le digo también que ”no”, lo cual es igualmente cierto como también sabes, se hubiese quedado aun cuando no le hubiese gustado el lugar, porque ya traía en su mente que todos los lugares tienen algo de malo, pero buscaba el menos malo de todos. Además, ¿te imaginas si le hubiese ido mal en algún momento de su estadía aquí? Me hubiese echado a mí la culpa. De todas formas lo que hice no fue más que decirles lo que ellos querían oír, porque si realmente estuvieran buscando la paz, no la andarían buscando en el mundo, sino dentro de ellos mismos. En esencia, que cada quien resuelva su propia cuestión, en vista de que, el que sufre que reflexione; el que ríe ya es menos miserable; y el que olvidó, que olvide (si los recuerdos le atormentan) o que recuerde (si estos le ayudan).

¿Qué queremos sugerir con esto? Básicamente que al caer en cuenta sobre lo mismo que han hablado los filósofos e intelectuales cuando afirman que para darnos cuenta cómo somos en realidad, todos los humanos tenemos un granito de cada uno de lo que somos (por ejemplo, cada uno de nosotros tendemos a ser buenos, pero ¿qué tanto lo somos? Porque todos albergamos igualmente una parte del mal, que yace en toda naturaleza humana, sobre todo en los llamados “monstruos” como Hitler, quien fascinó a una nación culta y tuvo seguidores –y sigue teniéndolos en el movimiento neonazistas y neofascista‒ en todo el mundo), sólo se puede explicar si consideramos que lo peor de nosotros sale a flote cuando se desencadenan esas ansias de explorar la cara oculta de Dios, cuando rompemos con la lógica que rigen la sociedad moderna, cuando nos sentimos vacíos e insatisfechos y no por hambre porque somos hasta golosos, sino cuando volteamos para otro lado y no queremos ver el mal que ocurre a nuestro alrededor, siempre cuando este no nos afecte directamente, por supuesto.

Pero cuando esto ocurre nos queda, sin embargo, la sensación de impotencia, esa insatisfacción de que pudimos hacer algo y no lo hicimos por miedo, o bien porque no quisimos, por indiferentes o por estupidez. No hago nada con entender y aclarar algo sobre una cosa que no es determinante para la sociedad más que a nivel biológico, y eso ya se ha hecha hasta relativo, porque se sabe bien que hoy día las personas pueden ir hasta contra natura. No estamos cuestionando simplemente, porque la idea es no caer en determinismos, aunque sí hemos recalcado la palabra contra natura, ya que, particularmente, no hay que ir contra naturaleza alguna; más bien fluir de manera sistémica. Esto es, como los sistemas que son abiertos, alimentan los demás sistemas que contienen y se retroalimentan a sí mismos. Esto se capta de la dinámica natural como parte propia -y connatural- de la experiencia humana de vida. Se Sabe bien desde la aparición de la física cuántica en la década del 30, y que puso fin a la idea que el universo fuera una máquina determinística, que a pesar del caos, existen regularidades, profundidades, consistencias (con respecto a o en función de…), pero no pueden ser reducidos a, o derivados de, las leyes de la física, ya que la Naturaleza es un orden contingente. En efecto, la Naturaleza nos contiene y sostiene a todos y al Todo, ya que el Universo es también naturaleza en su estado más puro. Para el notable británico Astrofísico y escritor de renombre mundial, Paul Davies (2003):

Aunque el caos sea bastante común, es claro que el universo como un todo está lejos de ser aleatorio. Reconocemos patrones por todos lados del universo y los codificamos en leyes que tienen un poder predictivo real. Pero el universo está también lejos de ser simple. Posee una clase sutil de complejidad que lo ubica en algún lugar entre la simplicidad por un lado y la aleatoriedad por otro. Una forma de expresar esta cualidad es decir que el universo tiene “complejidad organizada”... (p.83).

 

Fuerza subrayar que muchos de los estudios que se hacen relativos a la fenomenología migratoria privilegian el tema de la emigración que acapara la atención de los estudiosos, tales como la focalización sobre la temática migratoria que se ve reflejada en los medios de comunicación, luego, en la opinión pública y, finalmente, en el campo de la investigación científica.

La muralla como arquetipo mítico del construir, así como el valor sobredeterminado del límite y del umbral, están igualmente presentes en los momentos fundacionales de la literatura de Occidente. Los poemas homéricos le otorgan una importancia clave. En la Ilíada, los fuertes muros de Troya, construidos por el propio Poseidón, son tan protagonistas del relato como Agamenón, Ulises o Héctor. Sus alturas, desde donde los troyanos evalúan las operaciones del enemigo, o desde donde la población no combatiente asiste a nuevos momentos del eterno combate entre civilización y salvajismo, se convierten a veces en gradas de un escenario en el que hace ya su aparición uno de los grandes temas posteriores de la literatura arquitectónica: el de la visión panorámica.

En la Odisea, en cambio, el arrasamiento de esos muros troyanos que parecían eternos ha cancelado la inmovilidad esencial de la Ilíada y ha abierto ya paso a la sucesión desenfrenada de los acontecimientos: Ulises, zarandeado por los vientos de Eolo, es confrontado a espacios y lugares tan diferentes hasta llegar a esa nueva síntesis de lo civilizado que es el reino feacio de Alcinoo, con su jardín-huerto en las afueras y el palacio en el que reencuentra la sociabilidad perdida; mientras que, en Ítaca, el muro exterior de su oikos delimita el ámbito claustrofóbico que es, primero, escenario de los abusos de los pretendientes, y, después, espacio del sangriento sacrificio expiatorio (posible gracias al hermético cierre de puertas que corta cualquier posible comunicación con el mundo exterior).

También podemos mencionar al cierre los mitos ligados a la fundación de Roma, recogidos por Virgilio en la Eneida, al igual que, como contrapartida, la solidez eterna de los muros de Uruk –ya destacados en el apartado 2 de esta obra‒ y el derrumbamiento de las murallas de Jericó –con la intervención divina de la mano de Yahveh, tal y como nos lo relata el Libro de Josué‒, o las premisas urbanísticas 'amuralladas' de Platón, que aparecen también como adecuadas a la bendición de los dioses en un sentido utilitario. En este último, los templos habrán de situarse en un emplazamiento elevado, «en razón de la seguridad y la limpieza», y porque son de una «elevada sacralidad». En esas alturas, ubicará también la jurisdicción de los tribunales. Las viviendas han de construirse con la misma forma, alineadamente y yuxtapuestas; con ello, «la ciudad aparecerá como una vivienda». Esto también en el sentido de la defensa, pues la hilera de casas sustituye prácticamente a las murallas y, mediante la necesaria vigilancia, aumentará la unidad y la voluntad de defensa de sus ciudadanos, mientras que un muro defensivo generaría un «espíritu blandengue» «que no plantaría cara al enemigo». Este ordenamiento estará determinado por las relaciones numéricas ideales y, en último término, universales. Sin embargo, la geometría data de los antiguos tiempos del estado ideal y echará a perder la estirpe de la Atlántida con la pérdida de sus virtudes originales en el «goce absoluto de las ventajas de la injusticia y la perfección del poder» de sus habitantes. (Krau, 2010: 110). El espacio del futuro se enraizará manifiestamente en lo mítico.

Los muros de las abadías también son representativos de la literatura amurallada. Sin embargo, el complejo arquitectónico concebido en el libro de Gargantúa no se parece en absoluto a una abadía. Dado que Jean de Entommeures (Rusch, 2010: 216-217) le pide a su protector que «podría organizar su monasterio de tal modo que fuera justo lo contrario de todos los demás», hará que el gigante construya un edificio al estilo de los suntuosos castillos del Renacimiento. La abadía tampoco está rodeada por murallas defensivas, pues, según Gargantúa, «todas las demás abadías están fuertemente amuralladas».

El lugar que ocupa la historia de las murallas también es significativo en la literatura fabulada. En el cuento de La ciudad de latón, se describe su muralla como sigue:

Sus muros están hechos de piedra negra y tiene dos torres de latón de Andalucía; ellas se le aparecen al espectador como dos hogueras que se encuentran una frente a otra. Por eso se llama también la ciudad de latón». En ese momento, giraron hacia allá, hasta llegar junto a la ciudad; se trataba de una construcción elevada y sólida y se alzaba como un baluarte hacia los aires; la altura de sus muros ascendía a ochenta varas y tenía veinticinco puertas, de las que ninguna resultaba visible desde fuera ni podía reconocerse en sus contornos; pues las murallas parecían un peñasco o hierro que se hubiera vertido creando una forma. [...]. (Lecturas, en Calatrava y Nerdingir, 2010: 191).

 

Pero también, al acudir a ese otro gran terreno de encuentro entre las artes y las letras que es la ópera, como recordaba Eugenio Battisti, personaje literario en el diálogo Scimia de Guarna (1517); cuyos desmesurados afanes constructivos son estigmatizados por el propio San Pedro al recibirle en el Paraíso, dándole a entender que por más altos que sean los muros construidos por el hombre, jamás podrá sobre pasar la grandeza divina que encierra el don espiritual de la creación; o el de Mozart y el libretista Johann Gottlieb Stephanie (a partir de una obra previa de C.F. Bretzner), quienes en El rapto del serrallo (1782), hacen que el protagonista de la intriga, Belmonte, tenga que fingirse justamente «un eminente arquitecto» para conseguir quebrar los muros de opresión –el célebre «despotismo oriental»– que envuelven al serrallo del sultán Selim (citados en Calatrava, 2010:31).

La gran magnitud que adquiere el fenómeno de la inmigración en Europa es otro ejemplo del eco profundo y considerable en el imaginario europeo que intenta representar la misma emigración con una interesada lectura social, humanitaria y estética. Es objeto de tebeos y fuentes gráficas, de la canción, de la fotografía, además de otros campos de investigación del monopolio de las ciencias sociales. Pero, donde tiene tamaña envergadura es en el dominio de la ficción artística, como se averigua en el del cine y el de la creación literaria. La literatura, que es, por tradición, la patria espiritual de la utopía y la cantera idónea para la mimesis poética de la realidad histórica, no se mantiene al margen de esta problemática.

En toda Europa, se empieza a cultivar una verdadera literatura de emigrantes. Como demostración más que evidente de su integración en el cañamazo simbólico de la cultura occidental, está dando lugar, de forma cada vez más creciente, a finales de las últimas décadas, a una hornada de escritores en distintos países europeos, de gran tradición receptora de inmigrantes, como Francia, Alemania e Inglaterra. A través de un uso magistral y sin complejos de las lenguas vernáculas, están forjando una floreciente literatura de emigrantes. Literatura que está añadiendo un plus de variedad a las literaturas nacionales europeas tanto en su originalidad peculiar en el uso del lenguaje como en su plasmación imaginaria y ambientación cosmos-visionaria. Esta originalidad está acompasada por un considerable canto a la diferencia, a la interculturalidad y al mestizaje, natural en una ficción situada entre dos orillas.

Europa, la última novela de David Llorente, además de revelar la corrupción política y de las instituciones, las violaciones de mujeres en manada, el abuso de autoridad, la pasividad ante la contaminación, denuncias por ejercer el derecho a la libertad de expresión, la marginalidad de algunos barrios y de quienes los habitan, la exaltación a dictadores, los juegos sucios electorales para llegar al poder… destapa la podredumbre del lucro corporativo que hay detrás de la invisibilidad y desamparo de los refugiados e inmigrantes, sacando a colación la incertidumbre del ser humano y su fractura de una sociedad ya colapsada. Personajes en una sociedad que ha progresado, pero que, a su vez, son víctimas del progreso porque éste les ha llevado a padecer las desigualdades: Quien controla el tiempo controla el poder, ya lo decía Foucalt[xliii]. Crítica, decepción y escepticismo ante el futuro cercano, es el desarrollo intelectual que permea las temáticas abordadas por el autor en la literatura novelada de esta obra.

Esta literatura de emigrantes no se da todavía en España, excepto alguna que otra salvedad, por ser todavía muy reciente la inmigración en ella. En cambio, lo que se está cultivando, con intensa proliferación, es toda una literatura sobre la emigración, que procura, por imperativos de ética humanitaria y de contestación ideológica, denunciar la xenofobia española contra los nuevos inmigrantes y, a efectos del drama que se sufre en el Estrecho del Mediterráneo, hacer una condena, sin ambages, de esta tragedia humana con un espíritu comprometido de gran carga crítica y a base de una defensa inquebrantable de una Europa hospitalaria, libre y abierta al diálogo, y a la cooperación entre culturas y civilizaciones.

También en América, sobre todo en México, lo real fronterizo ha sido tratado como un estado de la cuestión migratoria girando en torno al tema de reflexión crucial historiográfico económico y social. Así lo vemos, en La frontera de cristal (1995), de Carlos Fuentes. Una novela compuesta de nueve cuentos autónomos pero relacionados entre sí por una temática, una estética y unos personajes comunes que se desplazan constantemente a través de la frontera que va de Tijuana a Matamoros y de San Diego a Brownsville; entre México y EEUU., cuyo personaje más emblemático, Leonardo Barroso, es un poderoso hombre de negocios, rey de la frontera mexicana, dueño de empresas (maquilas ‒nombre por el que se conocen las fábricas manufactureras de partes– y fraccionamientos) y multitud de negocios con divisas del lavado de dinero proveniente del narcotráfico y la mano de obra barata, además de un caserón estilo Tudor-Normando al que apodan Disneylandia.

Hay que resaltar la miopía de los exacerbados gobernantes gringos que, como Trump, tienen una mirada fría y una actitud arrogante y xenofóbica que les viene de su descendencia anglo. Los hispanos, a pesar de que también exorbitan su mirada hacia una espiritualidad religiosa que confunden con la fantasía, tienen ese “don mexican” de aristocracia y cortesía, demostrada desde la misma relación inicial –aunque después hubo el más sangriento enfrentamiento que ha conocido la historia de la América y que llevó a la extinción del imperio Azteca, ya en declive cuando llegaron los Conquistadores al Nuevo Mundo‒ establecida por el conquistador español Hernán Cortés y el Rey Azteca Moctezuma, la cual ha sido valorada favorablemente por los escritores latinos, desde Ródo y el Rubén Darío de «A Roosevelt». Dionisio Rangel (citado en la crítica literaria de Boldy, 2000: Lo real fronterizo en La frontera de cristal de Carlos Fuentes), nos deja esta descripción de ese modo de ser mexicano:

Buen mexicano, les concedía a los gringos todo el poder del mundo salvo una cultura aristocrática. […] Pero en México hasta un bandido era cortés, hasta un analfabeta, culto, hasta un niño sabía decir buenos días, hasta una criada sabía camina con gracia, hasta un político sabía comportarse como una dama, hasta una dama sabía comportarse como un político, hasta los tullidos eran alambristas y hasta los revolucionarios tenían el buen gusto de creer en la virgen de Guadalupe. (p.87)

 

En Argentina, por ejemplo, tiene lugar una inquietud artística sobre este género, al punto que, la literatura de frontera, ese extenso corpus textual compuesto por diversos géneros narrativos, vinculado a la conquista del territorio y a la lucha contra el indio, devino en Argentina un género en sí mismo. Así nos lo presenta Servelli (2010) en un artículo sobre ¿Literatura de frontera? Notas para una crítica, en el que discute la relación que estos textos establecen con la construcción de una identidad nacional, al examinar la categoría y determinar las variables de su formación.

Con menor proporción en la poesía y en el drama, la narrativa constituye el género más importante que, en términos cuantitativos y hasta cualitativos, intenta representar la tragedia del Estrecho y la problemática de los inmigrantes en España, desde perspectivas sociales e ideológicas muy distintas, y con técnicas formales y soportes genéricos disímiles. Este tratamiento del fenómeno se hace siempre en función del conocimiento de los autores del tema en cuestión y de su relación personal, emocional, profesional y hasta ideológica con el mismo. Huelga mencionar que esta narrativa aborda, de vez en cuando, la emigración sudamericana y la procedente de los países del este, y en cierta medida, la emigración china. Pero, por regla general, se inclina, preferentemente, al tratamiento de la emigración magrebí y subsahariana, razón por la cual, Marco Kunz habla de la africanización del imaginario narrativo sobre la emigración, porque la mayoría abrumadora de las novelas trata la emigración magrebí, en general, y la marroquí, en particular, con referencia a la emigración subsahariana (Abrighach, 2006).

De igual modo, el subrayar el aspecto dramático de la travesía migratoria del mar desemboca en verdaderos relatos de dramáticos naufragios, que evocan a toda una tradición de literatura marítima occidental (Jules Verne, Herman Melville, entre otros; citados en Abrighach, 2006). Es cierto que las novelas y cuentos pertenecientes a la primera modalidad hacen hincapié en la situación de los emigrantes en su país de origen y en las causas que les empujan a emigrar, pero tienden a exagerar e insistir en el drama que sufren los mismos, sobre todo, cuando se les presenta naufragándose, en lucha contra la muerte y el mar, al dramatizar esta modalidad central de la ficción sobre la temática propiamente dicha.

Otra nueva variante destacada por el autor citado, es la que consiste en la afluencia, sin precedentes, de miles de subsaharianos sobre las costas europeas, emprendiendo una doble travesía; la primera por todo el desierto africano y la segunda por mar. Los últimos asaltos, a la desesperada, de estos africanos de las vallas de espino de Ceuta y Melilla son ejemplos más que fehacientes de su drama y de la internacionalización del fenómeno de la emigración.

Estos movimientos migratorios son una continuidad de las decimonónicas travesías marítimas del Atlántico que millones de europeos, procedentes del mundo rural, llevaban a cabo por barcos con la intención de llegar a las dos Américas en busca de mejores condiciones de vida. Pero, a la vez, constituyen, en cierta medida, una inversión del rumbo de las migraciones; una inversión no sólo de corriente migratoria (del Oeste hacia el levante, mientras que antes fue desde el Este hacia el poniente), sino de inquietudes e inversión de valores motivacionales.

En opinión de Nancy L. Green (citada en Abrighach, 2006:16), las odiseas marítimas (tanto de los harragas magrebíes como de las espaldas mojadas y balseros, incluidos los cubanos), “simbolizan un cambio de destino a través de los océanos”. Antes, desde el Este (E) hacia el Oeste (W), buscando una ruta inmediata de un E real y mítico, que los llevó, rumbo al W, al «Dorado» esplendoroso del Nuevo Mundo. Ahora, el movimiento (renovado desde 1989), el rumbo geográfico y metafórico de la pobreza hacia la riqueza se convirtió en un movimiento que se hace desde el S (los Sures) hacia el N, buscando alcanzar Norteamérica y Europa, pero también existen las migraciones interregionales.

El libro analizado, que nos ofrece el Dr. ‒en Filosofía‒ Mohamed Abrighach, es una valiosa contribución, en opinión del presentador, Ahmed Sabir, Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de Agadir, al análisis de la representación que se hace del fenómeno migratorio magrebí en España desde la óptica de la sensibilidad literaria; óptica inspirada en la poética dialógica Bajtiniana, intentado hacer, con considerable perspicacia exegética, es una valoración crítico-literaria del conjunto de la narrativa española escrita, en los últimos años, desde la antropología, la sociología, la economía, la política, etc., sobre la inmigración marroquí y subsahariana, concentrando su enfoque en resaltar tres importantes connotaciones de esta literatura: la estética, la ética y la interculturalidad.

Para nosotros, esto es profundo, fuertemente arraigado en las raíces del ser, de la búsqueda de nuestro origen. Uno de nuestros grandes pensadores contemporáneos, Arturo Uslar Pietri, lo dijo de esta manera: "vivimos el tormento de nuestra identidad"; la angustia de no saber de dónde venimos, quiénes somos, y eso es una inquietud que también se vive en Latinoamérica. Octavio Paz en su célebre obra "Laberinto de la Soledad", lo plasma a su manera cuando pregunta ¿qué somos los latinoamericanos? Y responde: "Gente de las afueras, moradores de los suburbios de la historia...". Por lo tanto, no tenemos pasado, y si lo tuvimos, lo hemos echado por la borda y hemos quemado nuestras naves. No hemos logrado ni siquiera conservar la herencia colonial de nuestras haciendas productivas (cacaoteras, por ejemplo), es decir, lo que los españoles dejaron, hasta que nuestros ejércitos libertadores los obligaron a volver de donde vinieron, por lo menos a la mayoría que no eran criollos sino militares del ejército de ocupación imperial o militantes activos del colonialismo.

Otro pensador intelectual criollo –de Nueva Esparta-, ex senador y director del departamento de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Venezolana, Pedro Pablo Aguilar, ha dicho que nuestros intelectuales ‒aunque, claro está, no todos‒ han alimentado y abonando ese tremendo y recurrentemente discurso fatalista o pesimista de gran parte de la intelligentzia nacional. Situación que permite hablar a Perfetti (2018) de una tradición pesimista rastreable desde muy temprano en la vida republicana del país que, en especial, describe un grupo de investigaciones que encuentra en el discurso intelectual contemporáneo una suerte de profecía auto-cumplida del fracaso nacional al vincular éste con la autoimagen negativa del ser-venezolano, los problemas de identidad nacional y/o las recurrentes crisis nacionales.

Discurso intelectual pesimista que se consolidó a lo largo del siglo XX en Venezuela, pero que no es, entonces, para nada nuevo, ya que más bien es bastante viejo, e incluso nos viene de nuestros mismos líderes patriotas o caudillos de la emancipación: es el mismo Libertador exclamando que su revolución "ha arado en el mar"; o Juan Vicente González ante la muerte de Fermín Toro, diciendo "murió el último venezolano"; o Pocaterra hablando de la "Venezuela de la Decadencia", en el albor de la modernidad venezolana; o de nuestro premio nobel de literatura, Rómulo Gallegos, que buscaba regar nuestra identidad, pero que en su primera gran obra, "Reinaldo Solar", enfatiza que no era ya sólo Reinaldo Solar, sino el Último Solar (Valera-Villegas, 2005), algo así como el último de los venezolanos dignos, pues ese llegar a ser el que se es tiene que ver, como se sabe, con el bildung (una imagen constituida de una determinada manera), la cual involucra tanto la formación como la cultura que cada persona llega a tener.

            Los sistemas radicales de explotación capitalista, deshumanizados y hedonistas como los de la UE, los de EEUU y de corporaciones multinacionales e instituciones sociales, crujen en sus bases fundacionales, y ese crujido donde mejor se puede percibir es en la literatura, como las novelas. Y es que, no se puede dejar de pasar por alto, sobre todo por escritores que valoran el sentido que tiene la aventura de escribir, de “devolver a las palabras el sentido que han perdido, manipuladas como están por un sistema que las usa para negarlas” (Eduardo Galeano)[xliv], siendo consecuente con Heidegger, cuando dice “la palabra es el gran peligro de los peligros para el hombre…”,  esta cruel realidad e inhumana homogeneizada de manera atroz –cuyos protagonistas masivos son la televisión y el internet‒, en el período del aparente esplendor neoliberal y de la globalización.

            Es aquí donde esa realidad debe verse a través del prisma literario, así sea de forma cruda o matizadas con la prosa, pero con palabras sentidas de verdad, pues poca gracia tiene escribir lo que se vive. El desafío está en vivir lo que se escribe, comprometido con la realidad y la imaginación sentida. Ya no conviene hablar tanto de esas realidades harto gastadas en denuncias y soluciones cortoplacistas, como si fueran entidades externas, mientras nosotros nos colocamos fuera de las fronteras donde estas se dan. Por el contrario, se deben contextualizar como una entidad del realismo mismo, entre sus mismas fronteras. De ahí el énfasis que hemos dado a nuestra interpretación, al fluir con el inmigrante hasta su misma condición fronteriza, cargando con sus mismas motivaciones y desafíos, organizando su ignorancia para ir más allá.

Cuando mucho, la atención de los escritores, políticos o periodistas europeos está centrada en atender a los rescatados por la Guardia costera, o la de llevar casos a tribunales europeos cuando falla la misma, como el caso de no dejar atracar en puertos a barcos que cruzan el Mediterráneo con migrantes a bordo en situación de peligro por enfermedades, por ejemplo, o cuando han ocurrido accidentes en alta mar, reportando por radio la emergencia, pero si ser atendidos.

            Érase una vez una literatura comprometida, a la que se juzgaba como regionalista y simple vehículo de expresiones localistas, pero en las novelas en que nuestros escritores han puesto el corazón y el oído pegado al suelo (Rómulo Gallegos, Gabriel García Márquez, etc.), a esa tierra en la que ocurren los hechos, permanece el retumbar de los pasos y las huellas del ser humano, que se ha puesto en marcha definitivamente en un mundo convertido a veces en un campo de concentración por el terrible flagelo hedonista, tecnológico, globalizante del siglo XX ‒aunque no de muy amable manera, pues muchos han sido obligados a pensar y actuar conforme en esa prisión, a caminar y vivir a favor de esa corriente mediatizada y modernista, puesta de moda por los procesos globales de la postmodernidad‒, y se dirige al futuro cargado de esperanzas, en busca de un porvenir humanista.

 



ESTE APARTADO (P. 131-160) NO ESTÁ VISIBLE EN ESTA PRESENTACIÓN











 

 

«El hogar es el sitio

hacia el que se nos lleva

cunado necesitamos

regresar.»

 

Robert Frost

 

“¡Oh soledad! ¡Patria mía!

¡he habitado demasiado tiempo salvaje

en salvajes tierras extrañas

para no regresar a ti

con lágrimas!

… Pero aquí estás en tu patria

y en tu casa,

aquí puedes decirlo todo

y presentar abiertamente tus razones;

aquí nadie se avergüenza de sentimientos

ocultos y tenaces.”

 

Federico Nietzsche

(Así hablaba Zaratustra)

 

 

En los últimos años, conocer en profundidad determinados rasgos en torno a la problemática de la emigración como una realidad histórica que se da en todas las sociedades, tales como las razones por las cuales se migra, cómo perciben la diferencia en sus circunstancias de vida anteriores o posteriores a la migración, y cuáles son los aspectos que se califican importantes para considerarse satisfechos, proporcionan importantes informaciones para reflexionar sobre cuáles son los elementos que condicionan la calidad de vida de una persona, y la hacen valedera.

Y es que, antes, la odisea del emigrante, que un día cualquiera se fue y otra volvió, lo mismo que en los cuentos, es hoy la del soldado que se va a la guerra, sin saber si volverá. El interés capitalista se impone sobre el interés de la comunidad y las cosas marchan en la dirección de la lógica individualista, donde imperan los intereses creados colocando la vida al servicio de la economía. El mundo no puede seguir como está ni continuar por la pendiente de su autodestrucción. Nada más por esta razón se requiere avanzar hacia una sociedad donde prevalezca el interés común y se organice la vida social con criterios racionales de acuerdo a principios verdaderamente humanistas.

Mientras el hombre pueble la Tierra, su necesidad de migrar no se detendrá. Y hasta se puede sostener que más bien aumentará en virtud del desarrollo global de los pueblos, y el homo migrans sapiens jamás dejará de pensar, soñar, andar y luchar en procura de la justicia social. Luego, en virtud del deseo sembrado de ciclos de migraciones, este migrar se manifiesta a través de una niebla, tanto de historias sobre las culturas que han tenido que emigrar, como de leyendas y mitos creados tras mucho peregrinar en la Tierra. Bien sea que esta migración se da de manera voluntaria, como queriendo volver al Paraíso perdido, o buscando la tierra Dorada; o de manera forzada, como los negros que fueron cazados en su tierra natal (África) para llevárselos como esclavos a otras tierras, la cuestión esencial es que tal proceder a llevado a cultivar el mundo desde el Oriente hasta el Occidente, condenando al ser humano a un inevitable éxodo de sufrimientos cuando está fuera de su ecúmene natural, pero también liberándolo al llenarlo de esperanzas que se forman cuando está en vías de peregrinación, concretándolas si llega alcanzar el nuevo oikos, la “tierra prometida” donde establecerá su hogar como destino final. Claro que también los hay que migran en busca de una oportunidad que quieren aprovechar para hacerse sostenible económicamente y, tiempo después, retornar a su lugar de origen, llevando los frutos recogidos de su peregrinar.

De ellos, de estos últimos, nos ocuparemos en este capítulo final, pues son los primeros de quienes oímos sus comentarios, sus historias reales cargadas de hazañas, alegrías, experiencias gratificantes de aprendizajes y recuerdos; pero también las de quienes vuelven con frustraciones, decepciones, miserias, dolor, humillaciones, penalidades y hambres que tuvieron que afrontar durante el tiempo de desencanto que vivieron, y no veían la hora de regresar. Por mi parte (pues es mi propósito como venezolano ocuparme –ya que el tema lo amerita en vista de que muchos hasta han vendido lo poco que tenían a precio de “gallina flaca” para costearse los dólares de la salida‒ de las vicisitudes de mis compatriotas que han tenido que emigrar por situaciones sobre todo de orden político-económicas internas), querría tratar de explorar en sus diferentes manifestaciones, buscando explicaciones certeras a ese círculo de «atracción hedonista» o de “escape desesperado” en que, como si se tratara de una moda, ha caído una gran parte de la población venezolana.

La definición del concepto de migración dada por Lacomba (2001), entendida como el tránsito de un espacio social, económico, político y/o cultural a otro, con el fin de desarrollar un determinado proyecto y tratar de responder a unas determinadas expectativas personales o de grupo, trata de un proceso que se inicia en el país de origen, antes incluso de que se tome la decisión de emigrar y se cuente con los medios para hacerlo. Su gestación comienza más bien en el momento en el que se da la conjunción de condiciones y estímulos necesarios: sentimiento de insatisfacción o precariedad (objetiva o no) y expectativas de cambio y ascenso social, antecedentes migratorios en la familia, círculo de amigos o el vecindario, presión social y posesión de los recursos mínimos necesarios para emigrar.

Cuando las personas que emigran a un país desarrollado tienen capacidades especiales en investigación, arte, música deporte u otra categoría, se les denomina migración selectiva y se les otorga en el país de acogida una visa especial. Cuando la migración es de personas sin estas características se le denomina migración general. La emigración selectiva y la general forman parte de procesos que están relacionados directamente con situaciones en las que se deteriora la calidad de vida de una región o país dado. Las causas más comunes están vinculadas con problemas económicos, cambios políticos o eventos de orden natural que afectan a las personas.

Una vez que un hombre o una mujer jóvenes son expuestos al virus hedónico de migrar, una vez que ven, oyen, 'huelen' o sienten el placer, la fiebre o la necesidad de salir rumbo al incierto mundo de la migración, siempre permanecerá en ellos ese ímpetu de migrar, pues ya no podrán parar hasta que retornen de nuevo a su patria, a menos que hayan creado un hogar, es decir que se hayan establecido de forma permanente haciendo ubicuidad del destino escogido cuando emprendieron la migración.

Acaso absolutamente normales o extraviados, estos hombres, mujeres, jóvenes y niños, podrían estar equipados con la suerte de un 'salvavidas' contra el fracaso, pues algunos van llenos de fe o llevan la esperanza de reiniciar sus vidas al darse esa nueva posibilidad. Hedonismo, utilitarismo, bienestarismo, egolatrismo, son las fuerzas que someten al espíritu del inmigrante cuando se enfrenta a tal hazaña.

En este contexto, se está produciendo un cambio colosal en la correlación de fuerzas internacionales. La sociedad global avanza de un mundo unipolar, imperante desde que desapreció la Unión Soviética, a una correlación de fuerzas pluripolar. En un mundo en que predomina la perorata de los efectos positivos de la globalización, estos flujos migratorios afianzan, por un lado, los profundos y estructurales desajustes entre el norte y el sur, provocados por el neoliberalismo económico, haciendo trizas la retórica actual sobre los derechos humanos; y expresan, por otro, cuán lejos está la comunidad política de las naciones de alcanzar la tan ansiada “ciudadanía mundial”, no obstante la reivindicación de la democracia como único remedio de los males de todos los pueblos, en nombre del nuevo orden mundial y del «fin de la historia».

En la salida realista al cerco montado por los países desarrollados habría que buscar algún acuerdo, aceptar, por ejemplo, la emigración controlada y por etapas, no de golpe como se ve que está generándose y, por eso, acuden al levantamientos de más muros y más sanciones a los países de donde salen tales oleadas de emigrantes, escapando a una realidad creada por los mismos países desarrollados: la pobreza extrema.

Al imponerse la moda de la economía de mercado o neoliberal y promover la fiebre de la privatización, paradójicamente en el fin y comienzo de un milenio, por la gobernanza mundial de los que ostentan la hegemonía global de dominación comercial, en un mundo que,  lo recordamos una vez más, se precipita al colapso y en medio de un vivir tan huérfano de apoyo ciudadano, se demuestra una vez más que no estamos a la altura de los acontecimientos y de sus consecuencias inevitables.

Obviamente, la responsabilidad no es sólo de estos dueños de la economía mundial. No es sólo de EEUU o de Rusia o de China o de Japón o de Gran Bretaña o de la UE… No están solos ni actúan solos. Todos estamos involucrados como consumidores y productores, como seres pensantes y racionales, y es nuestra responsabilidad mejorar la sociedad en la que vivimos.

La felicidad, por ejemplo, que deseamos surge como resultado de del énfasis mental puesto en el deseo de sentirse bien. Así, la calidad de vida consiste en la sensación de bienestar que puede ser experimentada por las personas y que representa la suma de sensaciones subjetivas y personales del "sentirse bien". Pero, en su concepción más amplia, la calidad de vida recibe la influencia de factores como empleo, vivienda, acceso a servicios públicos, comunicaciones, urbanización, seguridad pública, condiciones ambientales y otros que conforman el entorno social y que influyen sobre el desarrollo humano de una comunidad. Si estas condiciones no cambian y tampoco el modo de proceder del individuo, no hay mejoras posibles ya que lo uno y lo otro son relativos. ¿Qué tanto deben mejorar las condiciones para sentirse mejor? ¿Acaso podemos erradicar las causas en toda su extensión? ¿Es esto factible? ¿Es la perfección alcanzable al nivel material de la realización humana?

En opinión del autor del Aula sin muros, MacLuhan (1974):

Muy pocos son los estudiantes que llegan a tener capacidad para analizar los periódicos. Menos todavía saben examinar inteligentemente una película. Saberse expresar y tener capacidad de distinguir en asuntos cotidianos y en materia de información es sin duda el distintivo del hombre educado. Es erróneo suponer que existe una diferencia básica entre la educación y la diversión. Esta distinción no hace más que liberar a la gente de su responsabilidad de entrar en el fondo del asunto. (p.159).

 

Faltaba por analizar, en aquella época en que apareció este ensayo en inglés (1967) ‒antes de la aparición del Internet‒, la potente tecnología de la influencia de los medios de difusión electrónicos, tanto en el aspecto educacional como de distracción, que, en definitiva, se alcanza a través del servicio educativo del aula virtual.

El moderno concepto de emigrante ya no encaja a la hora de tratar de agrupar la cultura, la lengua y el Estado-nación de donde procede la migración, por la situación prejuiciosa que encierra la cuestión que involucra el origen del «indiano» o «indiana», o simplemente del «polizonte» que intenta forzar la entrada y/o evadir el cerco. Relacionado con la actualidad europea, la migración desde una perspectiva científica ‒también ha sucedido desde una perspectiva popular‒ se ha transformado en objeto de debate mediático casi cotidiano y se ha convertido últimamente en objeto de estudio de múltiples y valiosos trabajos antropológicos y sociológicos.

El motivo principal se encuentra en que en él se plantea una cuestión crucial para comprender la gran repercusión que están teniendo los movimientos migratorios en nuestra sociedad: el miedo a lo extranjero (generalmente, por desconocimiento) está relacionado con el terror a perderse a sí mismo (esto es, a que se desvirtúe aquello que se considera la propia identidad), el pavor de lo absoluto que empuja a huir hacia el Norte sólo para terminar en un lugar de absolutamente nada, que es la más escalofriante de las huidas, y encontrar todo y nada en un muro físico que te cierra el paso al país del «Sueño Americano», donde te encuentras en cada esquina o en cada ciudad (sobre todo en Las Vegas; pero también en Disneylandia o en Los Ángeles; es decir, en Hollywood), las Maravillas de Alicia en una Coca-Cola, en un paquete de cigarrillos, en una venta de autos usados o en un casino probando la suerte…

La construcción de uno mismo (identidad) no puede comprenderse sin la concepción del extranjero (alteridad). El contacto entre pueblos tiene lugar, entre otros, gracias a los movimientos migratorios. De ahí que pueda defenderse que la identidad/alteridad se forme, fundamentalmente, cuando se producen migraciones que fomentan la relación entre los pueblos, solo que ahora no actúan como individuos: la mayoría de migrantes que van de Sur a Norte son parte de una masa a la que podríamos comparar con “la cultura de los cretinos” (Umberto Eco, 1989; citado en Camacho, 2017: 157), ya que llevan una forma de infección de sus mentes, inducida por los mass media, y, una vez infectados, vuelven a su estado natural de «idiotizados»: “El cretino ni siquiera habla, babea, es espástico. Entra en la puerta giratoria por el lado opuesto. ¿Cómo es posible? —Él lo consigue. Por eso es un cretino. No nos Interesa… Dejémosle donde está”. Si lo decimos en forma cruda, diríamos como Savater (1994:16): "¡no seas idiota!"

Otra característica de las migraciones internacionales contemporáneas es que los inmigrantes no pierden sus hábitos culturales. En el caso de Venezuela el proceso emigratorio de los últimos 20 años tiene algunas características singulares al compararlo con países de la región latinoamericana. Una de esas singularidades se refiere al alto porcentaje de emigrantes calificados y otra es que son los de mayor poder adquisitivo de la región. Esto se comprueba al revisar los resultados de la encuesta American Community Survey realizada en 2011 (De La Vega y Vargas, 2014: 69). Los flujos de migrantes venezolanos en Colombia, por ejemplo, se pueden desagregar, según investigación de Santana (2009), en dos grandes grupos, que presentan características bastante diferenciadas.

El primero es un grupo de venezolanos que al ser hijos de colombianos y tener redes familiares en el país, están sujetos a las migraciones de retorno que se dan entre países fronterizos. En consecuencia, estos migrantes de doble nacionalidad pueden ir y venir entre Colombia y Venezuela según sus gustos o necesidades, lo que explica las variaciones tan grandes en el número de inmigrantes venezolanos. Este grupo representa la gran mayoría de los inmigrantes venezolanos en Colombia.

El segundo grupo de inmigrantes venezolanos no tienen vínculos familiares en el vecino país, por lo que deben regularizar su situación legal con la expedición de una cedula de extranjería (un trámite bastante costoso). La evidencia aportada en la investigación de Santana (2009) sugiere que estos se radican en Bogotá principalmente; Al contrario de lo que sucede para el primero, el número de inmigrantes en este grupo sí parece aumentar y con más intensidad desde el año 2007.

El primer grupo de inmigrantes venezolanos ligados a colombianos que vivieron en Venezuela, han retornado a Colombia debido a que las migraciones regionales entre países latinoamericanos están sujetas a la variabilidad en las condiciones de vida en estos países. El segundo grupo de inmigrantes venezolanos, podrían estar aún muy ligados a su país de origen, por lo que un buen indicador de esto podría ser el flujo aéreo y terrestre de los inmigrantes que han retornado en el contexto del Covid-19. Para Santana (2009), el número de inmigrantes venezolanos que pertenecen al segundo grupo parece aumentar y presentar las características inherentes al migrante internacional contemporáneo reflejado en la investigación en geografía de las migraciones regionales, cuya dinámica está representada, entre otros, por las fugas, posibilidades, frustraciones, angustias y esperanzas de quienes emigran a través de una frontera porosa de diferentes niveles económicos.

Luego, cuando el emigrante decide retornar, al cabo de mucho tiempo, llega a su lar natal para notar que todo ha cambiado, donde no hay nadie esperándolo como sucedía antes. Al bajarse del avión, barco, autobús o metro, pisar tierra o salir a la calle (como en la Estación de La Candelaria-Caracas, por ejemplo), lo que observa le aterra: la ciudad que había dejado atrás, hace 5, 10 o 20 años, ya no es la misma, ni tampoco el que regresa, ya sea él o ella, a menos que lleve el chip activado que se niega a aceptarlo, que ve lo que quiere ver: la ciudad o el pueblo tal cual era antes de partir, es decir, todo igual.

Un buen observador se dará cuenta de que “alguien” se ha llevado todos los ladrillos y tejas rojas ‒más si ha llegado a alguna ciudad o pueblo tradicional de los Andes‒; que los pisos o vías ya no son de baldosa o de cemento; que las calles están llenas de huecos y montones de desechos por todos lados, que se han llevado las tapas de las alcantarillas, los cables del alumbrado, las estatuas y placas de bronce de las plazas y parques, que han desaparecido la alta cantidad de carros y vehículos que se veía antes, las placas de mármol, los inmensos cristales, los anuncios luminosos, las señales de tránsito, las cabinas telefónicas vacías e inservibles, que los comercios están, en su mayoría, cerrados, no hay electricidad, agua, gasolina ni gas; que el drenaje y desagües están atiborrados de basura mientras las aguas negras corren por las calles y se siente una tremenda hediondez en un ambiente gris, esparcida por todos lados… Lo único que se ve son las calles vacías, las casas abandonadas, las inmensas colas, las miradas tristes de la gente que pasan apresuradas, como escapando de algo terrible, sin detenerse en ninguna parte, y la hierba muerta sobre los muros rojos, pintados con el ícono del Comandante Supremo, con Simón Bolívar a la derecha y Nicolás Maduro a la Izquierda.

Si nuestro inmigrante fue uno de los que salió cuando ocurrió el primer apagón del «Viernes negro», o cuando ocurrió el coñazo del «Caracazo», y volvió después, si no sabía nada de lo que pasó mientras estuvo de aventurero o lavando baños y pocetas, limpiando vidrios o carros, o consumiendo sólo drogas en una comuna hippy, al querer indagar qué fue lo que pasó mientras estuvo esas décadas ausente, desconectado, sin celular ni  cable o aislado en algún lugar de la «Aldea global» (en Alaska, Groenlandia, Siberia o en algún país pobre de África, por ejemplo), y le pregunta exaltado a uno de esos que pasan a millón, casi corriendo como “alma que lleva el diablo”, ¡qué es lo que pasa aquí!, puede escuchar de vaina como respuesta, sin detenerse para nada: ¡Tumbaron a Carlos Andrés, por ahora!

Si vino un poco más tarde, tal vez la respuesta del fugitivo a su pregunta haya sido: “¡Volvió Caldera!” o “¡Ganó el comandante Chávez!”. O, también, puede haber sido, dependiendo en qué época del chavezismo haya vuelto: “¡Cayó Chávez!” (Golpe de Estado de tres días, de Pedro el Breve, 2002) o “¡Murió Chávez!” (2013). Finalmente, si regresó recientemente, tal vez alguien que pasé a su lado corriendo y, mientras se aleja velozmente a toda turbina hacia la frontera colombiana, le responda con arrechera: “¡Maduro, a pesar de piche, no cae, pero ya vienen los gringos!”, sin que Ud., no entienda nada absolutamente, y le provoca como salir corriendo también, como si huyera del «coronavirus», el tipo de cáncer neumónico que ahora aterroriza el mundo al igual que el sida cuando comenzó a extenderse.

Y como Narciso, el hermoso joven que se convirtió en flor porque se enamoró de su propia imagen, que viene a ser como el héroe de nuestro tiempo, que sueña, que se esfuerza en buscar una salida, y que también se agota a fuerza de buscarse, que enloquece a fuerza de perderse en su largo migrar, encuentra en su existencia la idea misma de inexistencia, en la evidencia de su vacuidad, para, finalmente, reposar de su obra peregrina, tranquila y serena: Duerme, Narciso, duerme… que “las esperanzas de los idiotas están despojadas de razón” (Demócrito), y solo hay reflejos; y si despertamos ‒lo cual reclama de nuestra parte un nuevo y titánico esfuerzo que anule de nuestra mente todo lo material de este mundo, alcanzando así la única presencia duradera, que es aquella en la que se desvanece la esperanza, las profecías y hasta el mismo cielo, donde no existen distinciones entre el sentido y la ausencia de sentido‒, podemos decir que hemos vuelto a casa, de donde habíamos partido en busca de un oficio mejor remunerado, porque, como dice un dicho quijotesco: “Oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas”.

Finalizado este ensayo narrativo elaborado bajo el enfoque de la «ignorancia organizada», creemos que, aunque no escapa al subjetivismo, aun cuando se recurre al criterio de los expertos en su elección dialéctica de interpretación fenomenológica, sirve de manera razonable y coherente –y ese era el objetivo central que lo motivó inicialmente, más la propuesta aquí levantada de priorizar el movimiento regional de las personas en un contexto geográfico Iberoamericano‒ a la aventura de comunicar:

 

El Camino del Migrante

 

Sin ningún viento a favor

y olvidando las penas de su hogar

deseó ver el fin de la senda.

Echó andar e internose

en las carreteras y caminos

que conducen a 'Roma',

a las babilonias modernas

siguiendo el sonar

de sus cantos flamantes

                        que incitan migrar.

 

Va tras el resplandor oscuro

del brillo virtual,

de inútiles búsquedas

en manantiales etéreos

que calmen su sed

de deseos materiales,

sus sentimientos y pasiones

tras un mundo hedonista

                                   y utilitarista

de sombras y luces,

la imagen ilusa

                        de lo que quiere alcanzar.

 

Agotada su búsqueda

de resultados inicuos,

seco el raudal

y sin polvo de oro

o un dólar de plata

en sus rotos bolsillos,

sólo resuena el eco

                        -en su cabeza-

del grito angustioso

en tierras lejanas:

«Tenía mi casa,

mi patria,

y ahora sólo quiero

volverme muy pronto

                                   a ella».

 

 

 

El Autor

(Mérida, 14 de Julio de 2020)

 

 

 

 

 

 

 






[i]  El caso de Venezuela, por ejemplo, en el que hay una guerra de discurso "antimperialista" contra el país más poderoso de la Tierra y del cual dependemos por importar todo del mismo desde que somos un Petroestado, por lo cual estamos sufriendo un bombardeo de sanciones política y económicas. El país está bloqueado económicamente por EE UU y sus aliados y sigue dependiendo de la economía del “Dólar today” para poder funcionar, en medio de un desastre hiperinflacionario y economía estancada (estanflación) y manipulada por el “Dólar negro”, a pesar de los esfuerzos del Gobierno bolivariano para superar la crisis a través de una política monetarista como la reconversión monetaria y la implementación del Petro, una criptomoneda, intentando paliar la crisis y abrir espacios de oxigenación financiera. Para otros analista de la materia (“La paradoja del antimperialismo dependiente”, véase online en: https://elpais.com/elpais/2020/01/16/opinion/1579137904_886497.html ), estas políticas del gobierno revolucionario están concebidas como «redes geopolíticas del bolivarianismo», fieles a la herencia de la «Guerra Fría», “para servir de dique de contención a EE UU en el contexto latinoamericano”.

[ii] Trump califica a inmigrantes mexicanos de "violadores" y "criminales" en su discurso. Véase online en: https://www.univision.com/noticias/trump-califica-a-inmigrantes-mexicanos-de-violadores-y-criminales-en-su-discurso

[iii] La explotación de migrantes es una de las ramificaciones más desarrolladas por las redes de trata de personas. Estos focos, identificados en un informe realizado en 2014 por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), convierten a México en un epicentro de un delito que sufren 21 millones de personas en el mundo, según la ONU.Y uno de los casos más sonados fue el de la matanza de San Fernando, en Tamaulipas, a manos del cartel de Los Zetas. "Fueron migrantes que pagaron un dinero para un traslado a través del territorio mexicano de manera irregular hacia Estados Unidos. Pero resulta que las rutas del tráfico de migrantes coinciden con las rutas de la droga que están controladas por cárteles violentos", explica el modus operandi De la Torre. "Los traficantes lo que hacen", continúa, "es pedir un derecho de piso (suelo para el paso), pero si el traficante de migrantes no tiene para pagarlo o no quiere hacerlo, les entrega un número determinado de migrantes, que se vuelven presas de los cárteles, ya sea para extorsión o explotación". Véase online Las grandes ciudades y las áreas turísticas, focos rojos de la trata de personas en México. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2017/09/04/mexico/1504493515_255046.html

[iv] Europa envía militares para frenar inmigrantes. (13 DE ENERO DE 2014). El mundo entero lamentó la muerte de 360 personas ahogadas en las costas de Italia. Al terrible hecho se le conoce como la Tragedia de Lampedusa. Eran migrantes los que no pudieron llegar a tierra en busca de mejor calidad de vida. Las posibilidades de respuesta de Europa ante el drama oscilaban entre la humanitaria y la militar. La segunda fue la que prevaleció. Véase online en: https://www.voltairenet.org/article181800.html

[v] No obstante la profundidad del fenómeno, el capitalismo actual sigue constreñido por esquemas económicos y políticos basados en el Estado nacional, que intenta poner freno a los procesos migratorios internacionales y al consiguiente establecimiento de un mercado global del trabajo que suponga la libertad de movimientos y de contratación para todos los hombres. El establecimiento de autoridades estatales destinadas al establecimiento de trabas a la movilidad a través de la concesión de visados y permisos de trabajo recuerda los esfuerzos por la fijación de la mano de obra realizados durante el Imperio tardío, aunque, curiosamente, los resultados no son la inmovilización de las fuerzas productivas, sino muy por el contrario, su reificación a la manera de la República tardía o el Principado. En efecto, los resultados de las actuales políticas migratorias no son otra cosa que la producción de sujetos mermados en derechos que no pueden interactuar libremente en los mercados del trabajo, sino que se ven obligados a participar de mercados segmentados donde escasamente tienen la consideración de sujetos de derecho, sino que se ven transformados en objeto de relaciones jurídicas. En este sentido, las políticas migratorias actuales parecen responder a las necesidades del capitalismo privando de derechos -y por tanto reivindicando— al trabajador migrante, acercándonos a un mercado de hombres antes que un mercado del trabajo. (Véase On-line en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372013000300015 )

[vii] Finalidad del Pacto Mundial sobre las migraciones, por Thierry Meyssan (RED VOLTAIRE: DAMASCO-SIRIA) / 8 DE DICIEMBRE DE 2018. (Véase online en: https://www.voltairenet.org/artñicle204277.html ). Siete países «ricos» –Austria, Croacia, Hungría, Lituania, la República Checa, Eslovaquia y Suiza– ‎rechazaron de entrada esa forma de ver las cosas. Y otros –como Bélgica, Bulgaria e Italia– ‎también pudieran estar a punto de rechazarla. han expresado ya su negativa a firmar un Pacto Mundial sobre las ‎migraciones, supuestamente redactado en interés de ellos, pues se trata de un Pacto de la UE. Según el canciller austriaco Sebastian Kurz, cuyo país representó a la Unión Europea en las ‎negociaciones de Nueva York, aunque Austria se opone al texto, la filosofía de ese pacto consiste ‎en eliminar las diferencias entre diversos tipos de migrantes (legales e ilegales o personas que ‎emigran por cuestiones económicas, humanitarias o políticas). Por consiguiente, el pacto tendría ‎implicaciones inmediatas en materia de derechos sociales, tanto en el país que acepte recibir ‎a los migrantes como en el que decida devolverlos a la frontera. En realidad, el factor de peso para esta propuesta es que‎ las migraciones crean una dinámica crucial para el desarrollo ‎económico, a pesar de lo que digan los ciudadanos del país al que llegan los migrantes: «Los datos demográficos hacen pensar que, si quieren mantener sus niveles económicos ‎actuales o incluso desarrollar su economía, [los países ricos] tendrán que recibir trabajadores ‎extranjeros con buena formación para responder a las necesidades del mercado del trabajo», ‎declaró la señora Louise Arbour. Según el servicio de prensa de las NU, se trata de ‎‎«regular las migraciones de manera tal que funcionen para todo el mundo». ‎ ‎Por consiguiente, concluía Sutherland, «la Unión Europea debe socavar la homogeneidad» de sus ‎naciones. El Pacto Mundial para Migraciones Seguras, Ordenadas y Regulares no contiene ninguna medida ‎que se imponga a los Estados o que limite directamente su soberanía. Su manera de proceder es ‎la preferida de los adeptos de Karl Popper –el pensador de la «sociedad abierta» y del ‎‎«sinfronterismo»– y consiste en proclamar derechos (no en el sentido de «derechos positivos» ‎sino de «derechos de crédito») cuya implantación a través de recursos jurídicos se impondrá a ‎las legislaciones nacionales. Esa es la estrategia que aplica la ONG Pueblo Sin Fronteras –‎financiada por el especulador internacional George Soros–, organizadora de caravanas de ‎migrantes que marchan, a través de América Central, hacia Estados Unidos. ‎La filosofía de ese Pacto, interpretada por Meyssan, Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire, facilita además el uso de las migraciones como arma de guerra, recurso que la OTAN utilizó para desatar la guerra en Kosovo, para ‎vaciar Siria de los jóvenes que estaban llamados a defenderla y para preparar una intervención ‎militar contra Venezuela.

[viii] EL MUNDO (2010, julio 13). Trump critica muro construido por sus simpatizantes en la frontera con México. Véase online en: https://www.dw.com/es/trump-critica-muro-construido-por-sus-simpatizantes-en-la-frontera-con-m%C3%A9xico/a-54151236

[ix] BBC News Mundo(2020, febrero 26). Inmigración en Estados Unidos: el "muro invisible" con el que Trump logró reducir la llegada de extranjeros. Véase online en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51637211

[x] Vuelve el trabajo de esclavos en prisiones de Estados Unidos, por Fernando Velázquez (https://www.voltairenet.org/article175454.html). El Grupo GEO, asociado íntimamente al banco Wells Fargo, y cuyo principal cliente es la policía de migración, reporta que sus ganancias desde 2000 aumentaron de 16.9 millones a 78.6 millones de dólares, como resultado de que los penales que los albergan emplean casi 800 mil trabajadores, lo que equivale a una fuerza laboral mayor que la de la industria automotriz. Estas empresas gastaron casi 45 millones de dólares en contribuciones a campañas electorales de políticos y en cabildeo para obtener las lucrativas concesiones del gobierno. Los encarcelados suman poco más de 2.4 millones de hombres, mujeres y niños, pero por el ansia del lucro, las empresas tienen puestos los ojos en los más de 12 millones de indocumentados que pueden convertirse en sus “huéspedes” y lograr con ello un crecimiento exponencial para sus negocios. Para más información sobre la política antimigratorias y el trato de los migrantes en EE UU., véase los siguientes artículos online: La guerra contra los inmigrantes en Estados Unidos, por Luis Beatón (https://www.voltairenet.org/article187446.html ). El negocio de la trata, boyante e impune, por Nancy Flores. (https://wEstadww.voltairenet.org/article192194.html ).

[xi] En todo sistema no todos los puntos de influencia tienen el mismo peso con vistas a una intervención para la producción de cambios en el sistema. Hay puntos en los que la palanca ejerce una mayor presión (Briggs y Peat, 1989; Senge, 1990; Senge y Sterman, 1992). Véase online en: https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/2658/ParteI.pdf?sequence=3&isAllowed=y

[xii] Javier del Arco, 2019. La tecnociencia transforma la filosofía. Véase online en: https://www.tendencias21.net/La-tecnociencia-transforma-la-filosofia_a45424.html

[xiii] J. Grondin en el artículo “El paso de la hermenéutica de Heidegger a la de Gadamer”, publicado en el libro Entre Fenomenología y Hermenéutica (2011), en homenaje a F. Volpi, sostiene que existe una diferencia sutil sobre cómo entienden Heidegger y Gadamer la noción de interpretación (Auslegung). Por un lado, Heidegger sostiene en Ser y Tiempo (1927) que la interpretación viene después del comprender, es decir, que es explicitación de la comprensión. Por otro, Gadamer señala en Verdad y Método (1960) que no es absolutamente posible explicitar la comprensión y que toda comprensión es interpretación (Gadamer, 1977). En otros términos: “Según Heidegger, (SuZ, §32) la interpretación-Auslegung designa la comprensión que se comprende a sí misma, que trae al claro sus propios presupuestos. […] Lo que Gadamer destaca aquí es el hecho de que la comprensión, acontecimiento del trabajo de la historia, no es plenamente dueña de sí misma” (Grondin: 2011, 161). Grondin determina esta diferencia al sostener que Heidegger hace hincapié en la transparencia (Durchsichtigkeit) de la interpretación, mientras que Gadamer acentúa, por el contrario, su opacidad (Undurchsichtigkeit). (Véase online en: https://www.teseopress.com/actasieh/chapter/m-heidegger-y-h-g-gadamer-el-concepto-de-interpretacion-auslegung/ ).

[xiv] GONZÁLEZ, L. (s/f). Aproximación a la filosofía de Hegel. Véase online en: http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/aproximacionahegel.html

[xv] Véase Sein und Zeit, en: https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/heidegger_sei.htm

[xvi] La idea de que el mundo nos ofrece una realidad sometida al cambio no es original de Heráclito: a todos los pensadores presocrácticos les impresionó dicha observación. Las afirmaciones de que "todo fluye" y "no se puede bañar uno dos veces en el mismo río" se las atribuye Platón libremente en sus diálogos, sugiriendo la correspondiente consecuencia: "nada permanece", del mismo modo en que lo eran el agua para Tales o el aire para Anaxímenes.  Es probable que Heráclito insistiera en la universalidad del cambio más que sus predecesores pero, por los fragmentos que conservamos de su obra, lo hacía aún más en la idea de la medida inherente al cambio, en la estabilidad subsistente. (Kirk y Raven, "Los filósofos presocráticos". Madrid, Gredos, 1970. Véase documento online en: http://www.webdianoia.com/presocrat/heraclito.htm ).

[xvii] El viaje de Abraham comienza en Génesis, versículos 31-32: "Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí”. (Quien es Melquisedec. Véase online en: https://www.academia.edu/10001771/Quien_es_Melquisedec ).

[xviii] Israel expulsa ilegalmente más de 1 000 inmigrantes llegados del norte de Sudán. (27 de Febrero de 2013). Según el diario israelí Haaretz , el gobierno de Netanyahu envió más de 1 000 inmigrantes del norte de Sudán de regreso a ese país africano, donde –en virtud de las leyes en vigor– se exponen a ser enviados a la cárcel por haber estado en territorio de la potencia enemiga israelí. Aviones israelíes bombardean poblaciones fronterizas con el alegato de que hay fábricas de armas sin que los inhumanos ataques provoquen la menor reacción de parte de la Comunidad Internacional o del Consejo de Seguridad de la ONU. Los inmigrantes clandestinos son realmente el objeto de tales bombardeos, a quienes el Estado judío consideran “terroristas”. (Véase online enhttps://www.voltairenet.org/article177666.html ).

[xix] Las murallas de Jerusalén (2015). Véase online en: http://www.esascosas.com/las-murallas-de-jerusalen/

[xxii] Arabia Saudita, el reino amurallado - BBC Mundo – Internacional. Véase online en:  https://www.bbc.com/mundo/internacional/2009/10/091023_txt_muro_arabia.shtml

[xxiv] El País. (2020, Abril 6). Varias decenas de migrantes logran entrar a Melilla en un nuevo salto a la vallaVéase online en: https://elpais.com/espana/2020-04-06/varias-decenas-de-migrantes-logran-entrar-a-melilla-en-un-nuevo-salto-a-la-valla.html

[xxv] Crean un muro para separar a los gitanos en Eslovaquia. Véase online en: https://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/20/internacional/1377006920.html

[xxvi] Turquía suspende su acuerdo con la Unión Europea sobre los migrantes de terceros países (2019, Julio 31). Turquía no reconoce la República de Chipre desde que la isla alcanzó la independencia –en 1960– y se planteó –en 1963– un proyecto de unión con Grecia, ‎rechazado por la población minoritaria de origen turco. En 1974, Turquía invadió el noreste de la ‎isla durante la Operación Atila y proclamó allí un «Estado Federal Turco de Chipre» que ‎se convertiría después en la actual República Turca del Norte de Chipre, un Estado de facto ‎reconocido únicamente por Turquía. ‎(véase online en: https://www.voltairenet.org/article207173.html?__cf_chl_jschl_tk__=c2b58121e1410766ad1062cea501f0e2344fee28-1582645610-0-AZryL8NeO3_IyquLxWuKx_Zlf3qaeSHzc_TLdKq2bf6WcD2SyBw1a2MWpN85Wr7WX5oVUaEhOlD-wD5Qwdfm4VakgVcDwi0zHnJAfuIEgzOj-qfE9Eq3eEQumQOIiD1DAmVu5MXtEpSkMgUIv7vqmUhP90DGmTmM8L8oaIVM6nciPyWGtHxtfdX0IE_Wnf1WbyclZzYkTvmz6xofWvECMo5JFKHV7ND26IZmCVwwcQi8nzRNdMUfcRaaKtnVkcKInXHDrPX5MkckzPCWZBde3Pi4Agow1mJXedLym1hdZrdm ).

[xxvii] Grecia declara la guerra a los migrantes. Por Jorge Hernández Álvarez La Habana (Cuba). (2012, Sep. 30). Grupos nacionalistas de corte fascista aprovechan la crisis económica griega para ganar terreno. Sus acciones y discursos xenófobos parecen tener eco hasta en las esferas del poder político. El Ministerio de Orden Público inicia un programa para detener y expulsar del país a los extranjeros indocumentados. (Véase online en: https://www.voltairenet.org/article176151.html ).

[xxix] Generalidades noticiosas de la pandemia coronavirus: implicaciones, distribución geográfica, controles y manipulaciones del estado actual. Véase online en: https://estrabongeografico-ambiental.blogspot.com/2020/03/implicaciones-medidas-estrastegias-y.html

[xxx] (2019, Diciembre 12). El muro de Berlín desapareció: Existen otros por demoler.  https://noteolvidesdelsaharaoccidental.org/el-muro-de-berlin-desaparecio-existen-otros-por-demoler

[xxxi] El muro de Berlín desapareció: Existen otros por demoler. Véase online en: https://noteolvidesdelsaharaoccidental.org/el-muro-de-berlin-desaparecio-existen-otros-por-demoler

[xxxii] LOS OTROS MUROS DE ESTE MILENIO. Dividiendo el mundo con muros desde el año 2000. Véase online en: https://noticieros.televisa.com/especiales/dividiendo-el-mundo-con-muros-desde-el-ano-2000/

[xxxiii] Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible. Véase online en: https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Protecci%C3%B3n_al_Pa-ciente_y_Cuidado_de_Salud_Asequible

[xxxiv] Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado. ONU-Asamblea General (2004). Véase online en: https://www.icj-cij.org/files/advisory-opinions/advisory-opinions-2004-es.pdf

[xxxv] Despierta Inmigrante: ¡Llegó tu hora! Véase online en: https://www.voltairenet.org/article137632.html?__cf_chl_jschl_tk__=b13e05e7180e9c4aa9fb5eb8fd34909294c985cf-1582640165-0-AROPWRjCDYXuktt8ijOwg6KNT9p7G1LT2Zd2QTz4X_33s4X6a1Vb2OENQ-hmHLSAeWSR4dWEkoz9EC5ZL3PUNej2CLw-nq9_3gDgJvB9CEApw60_LJn_YDdszj23d1KQVxnf06SAW2Kg2ppiRM4N8n_FmxPKrBzRYJ1xUgBWGPdC9Tqjvep0CAFlPvY0VcxI-mO3UKje0jT3r6zVdoHeF0ngAaeO2eQagRssP_2L_d6yhwuWHnKlBxBOeEhMYCdVV24pcrtHtAXrzPHu_e1FzQnrccOblHkxs5LzeXeUbqDX

[xxxvi] Despierta Inmigrante: ¡Llegó tu hora! Véase online en: https://www.vol-tairenet.org/arti-cle137632.html?__cf_chl_jschl_tk__=b13e05e7180e9c4aa9fb5eb8fd34909294c985cf-1582640165-0-AROPWRjCDYXuktt8ijOwg6KNT9p7G1LT2Zd2QTz4X_33s4X6a1Vb2OENQ-hmHLSAeWSR4dWEkoz9EC5ZL3PUNej2CLw-nq9_3gDgJvB9CEApw60_LJn_YDdszj23d1KQVxnf06SAW2Kg2ppiRM4N8n_FmxPKrBzRYJ1xUgBWGPdC9Tqjvep0CAFlPvY0VcxI-mO3UKje0jT3r6zVdoHeF0ngAaeO2eQagRssP_2L_d6yhwuWHn-KlBxBOeEhMYCdVV24pcrtHtAXrzPHu_e1FzQnrccOblHkxs5LzeXeUbqDX

[xxxvii] Max Lesnik (2002, Mayo 10). La invasión que viene del Sur. Véase online en: https://www.voltairenet.org/arti-cle120295.html?__cf_chl_jschl_tk__=2aa06d08efcbbb4eb831ede3b75725ad437694ad-1582642660-0-AcbE8vj6giCqQqQnSfQJ6bYielvJSI1SCO-WixtfGE_s_CzFL8PnmPEu84VzJ49IxArGjy0l7fou-RoN675zccZoIyl73b48B9dIhhujk4ekyecD-4UIimu_rdI6xVqCQeyrvp_8OnugUABgLy3WlQmTDEsPQ2A2H-d4h5GuQhiwk6NpwZEX1vVP0Zshhsu-jmWEhaJ6zlv4WmNg2vmIpaE86cve2PmM73cPOFBitTm8hau-zoiaf_npRDf0nYCPaaknPjn4oWzy6haQz3VRtYEWT4XTQCZMv6rt45ulr3gSWJzp

[xxxviii] Obama es el presidente que más ha deportado en los últimos 30 años(2016, Ago. 25). Véase online en: https://www.univision.com/noticias/deportaciones/obama-es-el-presidente-que-mas-ha-deportado-en-los-ultimos-30-anos

[xxxix] Las aclaraciones, entre guiones, en la secuencia de los autores analizados por Micolta (2005), fueron introducidas por mí en la cita, con el fin de destacar el autor reseñado por la autora de la investigación traída a colación, así como también las dimensiones consideradas por Cristina Blanco. También la palabra migración fue resaltada por mí de forma inclinada.

[xl] Se hizo un muestreo probabilístico de teléfonos residenciales y celulares en las 32 entidades federativas. Con un nivel de confianza de 95%, el margen de error de las estimaciones es de +/-4.8 por ciento. Con el patrocinio de El Financiero. Realización: Alejandro Moreno. 1 de cada 10 mexicanos cree que no existe el coronavirus. Véase online en: 

[xli] Tomando fragmentos de frases de García Lorca y dichos de Don https://www.elfinan-ciero.com.mx/nacional/1-de-cada-10-mexicanos-cree-que-no-existe-el-coronavirus

Quijote, para completar un canto propio. Recuperado de García Lorca. Poesía Completa. Véase online en: https://wpd.ugr.es/~agamizv/?page_id=3505

[xlii]  Una categoría analítica psicológica usada para caracterizar la nostalgia del emigrante, inspirada en el nombre del héroe mitológico griego, cuyo viaje de regreso a casa se convirtió en un infierno de problemas. Hay quienes no conocerán regreso de su viaje, y propagarán el «paraíso encontrado» de los códigos asumidos, y habrá quienes disientan, pero probablemente, terminarán suplicando su aceptación bajo la «razón melancólica» del retorno, o sea, sufriendo del «síndrome de Ulises».

[xliii] Europa, la sociedad en peligro de autodestrucción[Artículo en línea]. Consulta: 13-04-2020. Recuperado de: Véase online en: https://www.moonmagazine.info/europa-david-llorente-la-sociedad-peligro-autodestruccion/

[xliv] Eduardo Galeano: los inmoribles. Panorama (2015, Abril 21). p.8



 

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Comentarios

  1. La critica que pudiera hacerse de entrada es que la crisis del capitalismo global no es el resultado de un desgaste del modelo u obsolecencia. Es más bien una crisis del agotamiento de la condición ideológica de dominación del proceso de globalización. Sin abandonar la utopía de la sociedad global sobre el que se basa el proceso actual de homogeneización capitalista, llamado por Fukuyama "El fin de la historia", los procesos que habían superado concretamente el nivel de la ideología, están sometidos por los lazos de la poesía Constructivista, por lo que termina estrellandose contra el muro de utopías que fundamentan el posicionamiento visionario de la ciencia hedonista; una carrera consumista que lleva, fianlmente, al caosn y el suicidio. Segun Tafuri (citado en Natalini, 1971; en LANK y MENKING, 2003; citados en Lacasta, 2010. "Geometría y Complejidad. La inrrupción de un paradigma entre 1960 y 1973". Tesis PhD en Universitat Internacional de Catalunya, Barcelona: p.63-64. URL: https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/77786/Tesi_Miquel_Lacasta_Codorniu.pdf.txt;jsessionid=47E495B426688AD0AD8344727E5963E7?sequence=2), es un enfoque impotente e ineficaz: "apenas vale la pena mencionar aquí que, en un sistema capitalista, no hay ruptura entre la producción, la distribución y el consumo". El mundo hedonista llega a su inevitable final por agotamiento del modo de producción insostenible o no sustentable que basa su voragine en la producción-valor-mercancía-consumo sobre un límite finito: el espacio geográfico.

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  2. Tesis PhD. Geometría y Complejidad. La inrrupción de un paradigma entre 1960 y 1973.pdf URL: https://www.tesisenred.net/handle/10803/77786?show=full

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