EL MURO HEDÓNICO.
|
Eudes A Zambrano A
«Occidente
vive en la abundancia,
pero
corroído por el hedonismo,
la
duda, el egoísmo,
la
dimisión.».
«Sólo el renacimiento
del
espíritu crítico
puede
darnos un poco de luz
en
la gran oscuridad
de
la historia presente.»
(Octavio
Paz)
ÍNDICE
Prologo………………………………………………………………………………..........................9
1. Explorando la
condición fronteriza del inmigrante y la aventura de migrar……...........................15
2. Enfrentado el
muro: Tras el reflejo oscuro del efecto tentación……………………..................,,,,,31
3. Historia de los
cercos amurallados………………………………………………….......................41
4. Rompiendo los
moldes y muros de la infamia, la segregación y el
Enajenamiento……………………………………………………………………….........................73
5. Los constructos
teóricos de la dinámica migratoria y sus moldes………………….........................85
6. Explorando el
rumbo de las migraciones internacionales…………………………..........................99
7. La migración a
través del prisma artístico y literario………………………………......................125
8. La política global
para el manejo de las migraciones: la necesidad de una
geoestrategia cultural regional……………………………………………………….......................137
9. La migración del
retorno: «De vuelta a la patria»………………………………….....................167
Bibliografía……………………………………………………………………………....................177
El
muro hedónico |
Una mirada más allá de las murallas de la deshonra
Eudes A Zambrano A
«Donde
por todas partes hay muro,
por
fuerza se murmura
y
hay mucha envidia
y
conspiración».
(Dicho
de un Monje budista)
PRÓLOGO
Con
el objeto de fomentar una mayor comprensión sobre la migración de carácter
transnacional en el siglo XXI, ya que es otra forma de entender el mundo, y en
particular sacar lo mejor de cada uno de nosotros en el proceso educativo de
fomentar una conciencia adecuada en torno a la manera en que vivimos, presentamos
esta comunicación sobre la fenomenología migratoria en su intersección con el
devenir geohistórico. Este es el argumento principal de El Muro Hedónico, un ensayo narrativo que nos ofrece una mirada
novedosa y orquestada desde un nivel escalar meso, a ese cruce entre
construcción –de los muros-, espacio –fronterizos- y vida –culturas- que puebla
la creación histórico literaria sobre la condición fronteriza del migrante arrastrado
por los trazas hedónicas perturbadoras y prejuiciosas de estos tiempos.
Se
trata de
recoger y examinar de manera crítica las principales teorías
explicativas presentes en la literatura sobre el fenómeno de las migraciones,
que más radicalmente atañen a la naturaleza y condición de vida y existencia de
los que migran en torno al espejismo y atracción que le produce la frontera
cerrada, lo prohibitivo y el deseo motivacional que lo impulsa, especialmente
interesante para el lector ávido de información sobre lo que sabe muy poco ‒que
no sea la recibida de los medios de comunicación‒, es decir más allá de los grandes medios de difusión que
participan en una campaña de intoxicación en favor de las noticias
sensacionalistas por las cuales conocemos diariamente la situación de los migrantes
en cualquier parte del mundo ‒que también son aquí abordadas‒, asumiendo que
las migraciones del siglo XXI no tienen por qué responder a la misma combinación
de causas que impulsó el éxodo de millones de personas a otros países de Europa
y América a partir de los años 50, a pesar de ser las que mayormente son
resaltadas en las caracterizaciones a nivel mundial del fenómeno migratorio en
la actualidad.
Creemos
que las teorías aquí revisadas permiten aproximarse a los movimientos migratorios
desde bastantes puntos de vista y que una interpretación no necesariamente literal,
aunque tampoco distorsionadora, de estas teorías permite aplicarlas en contextos
geohistóricos distintos a los que originariamente fueron aplicadas, teniendo en
cuenta la vigencia de este conjunto de estudios transdisciplinarios e
interdisciplinarios que invitan desde sus saberes a comprender el complejo
fenómeno y su construcción “no lineal” a lo largo del tiempo y en espacios
disimiles. Además de mostrarse las ricas investigaciones presentadas por los
autores aquí citados para lograr un cuidadoso análisis de la migración, no sólo
como un fenómeno coyuntural de un país o región, sino de un movimiento
universal, resultado de transformaciones de la sociedad global (sociales,
culturales, económicas y políticas) como también territorial, y del uso de
procedimientos empíricos, en los artículos revisados, podemos sumar que el
planteamiento estético o cultural de nuestro ensayo puede servir como insumo
para aquellos que realicen investigaciones en torno al movimiento de la
población o trabajos relativos a la geografía de las migraciones.
También,
aquellos que recolectan informaciones sistemáticas y parciales para un tema tan
complejo y multivariado como es la situación y el bienestar de sus protagonistas
peregrinos, pueden conseguir aquí datos interesantes sobre las causas de los
sufrimientos o de los deseos que llevan a emprender la peripecia migratoria,
como la búsqueda del bienestar personal, o la búsqueda de la felicidad
esperanzadora tras la línea fronteriza, al igual que del alto costo que está
generando la migración masiva, tanto para los países desalojados de su
principal capital ‒el social‒ como para los receptores y países involucrados en
el paso fronterizo, amén del capital humano que muchos pagan –algunos hasta con
su vida‒ en sacrificios y costes materiales que esta andanza involucra.
El
carácter “casuístico”, “situado” y “dinámico” que caracteriza a la identidad va
vinculado estrechamente a las dimensiones de esa coyuntura identificada, por lo que hay que recordar, con
Javier Silvestre, que muchas veces son las propias fuentes disponibles, el
período histórico escogido o la elección de un punto de vista macro o micro los
que condicionan en gran medida la teoría disponible, los resultados y las
conclusiones de la investigación. El hecho es que el mero nombre de un editor
o de un medio nunca constituye una garantía definitiva de competencia o de
sinceridad en materia de información. El público debe juzgar cada fuente (libro,
revista, blog), cada artículo en función de su contenido real y aplicándole el
máximo rigor de su espíritu crítico.
Dos
aspiraciones esenciales lleva en su mente el inmigrante. Los beneficios materiales
y las satisfacciones personales que busca alcanzar una vez traspasado el cerco,
después del choque inevitable contra el muro, donde, finalmente, se va como los
judíos, a darse por la cabeza, pidiéndole a Dios que le de lo que siempre le ha
dado, pero más, mucho más: lo que necesitan, que es en definitiva, lo que
tienen otros, pero también de lo que tienen muy pocos: riquezas, sobre todo si
va con el bendito «sueño americano» en la mente. Esto es, de hacerse rico
fácilmente y de manera rápida, que convierte a los personajes de Santaella como
“monos saltarines de ciclos que no acaban”, todo por alcanzar la fama de moda,
y es de «el porvenir del que no se escapará»: “La máquina lo procesa, lo
engulle en su laberinto, pues ha tenido la habilidad de esperar desde el acecho
silente, y escoltada por los cretinos”.
Con
mayor certeza descubrimos que esas “esencias” solamente existen en nuestra
mente: son aquellas “etiquetas” que ponemos a las cosas, personas, a lo que nos
rodea y lo que experimentamos interiormente. Pero en realidad, solo podemos
advertir cambios: miramos cosas cambiantes, escuchamos (música, como la del
canto de las aves, por ejemplo) y vemos –en videos, por ejemplo, pero también
en nuestro entorno, aunque generalmente no percibimos sus cambios sutiles‒ cómo
vibran y cambian las cosas en el mundo; percibimos y sentimos cómo aparecen y
desaparecen cosas, personas, las modas y hasta la Naturaleza, apreciamos
procesos mentales y emocionales en un permanente devenir y desaparecer. Todo lo
demás es parte de una ilusión montada en la mente. Este último proceso es un
condicionamiento inducido o “mente condicionada”. Este estado opera enteramente
sobre la base de preferencias, aprobación y desaprobación; busca evitar el
dolor y maximizar el placer. La mente condicionada intenta mantener las
experiencias que juzgamos como “buenas” y rechaza aquellas que consideramos
como “malas”. Y así como cada individuo posee un condicionamiento específico,
cada cultura y sociedad poseen también una identidad programada, patrones e
ideas prefijadas acerca del significado del mundo.
La
protección para tener la seguridad de conseguir lo que desea para bien suyo y
de los suyos (algunos incluyen aquí a la patria, por lo que desean triunfar
para grandeza de la misma), es la otra consideración aspirativa que los mueve.
Para ello busca "rehacer" su vida, como un comenzar de nuevo,
reedificando sobre fundaciones que ya se traen en los sueños proyectados, haciéndose
promesas que muy pocos recordaran después. Esta construcción o «cóctel mental» de
sustancias agregadas, asociadas a esa forma concreta de funcionar mentalmente, puede
terminar, además del posible logro anhelado por el triunfo, en el derrumbe
total de su vida, al caer por el camino –o saltando el muro‒, víctima de las circunstancias;
o, también, al caer en lo profundo de un agujero negro, atraído por la «luz a
través» de su propio “ilusión”, víctima del conductismo hedonista tecnocrático que
embriaga el mundo postmoderno ultratecnificado. Éste
es el resultado final de haber abandonado las reglas que en el pasado el hombre
occidental tuvo el coraje y la sabiduría para imponer a su conducta individual
y social.
La
causa principal de nuestras acciones es el deseo de ganar alguna ventaja
personal y, sobre todo, pecuniaria. Igualmente, queremos satisfacer nuestra
vanidad mediante promociones, títulos, condecoraciones, imagen y posición
social. Ese interés propio se disimula con una sutil hipocresía: aparece como
altruismo, o se disfraza de diversas ingeniosas maneras. Importa
en este momento estudiar no los atributos de la persona humana sino cuántos de
los habitantes actuales de los países sureños conducen con éxito su vida
psicológica, mental y social cuando emprenden su migración, cuántos son capaces
de cumplir su destino propio. ¿Están preparados realmente para emprender la
hazaña de recomenzar de nuevo la vida como el águila que se renueva?
Creemos
que no, ya que con el tiempo nos hacemos adictos a estos patrones inconscientes
y sus respuestas fisiológicas: queremos más y más de “eso”, sin importar si
“eso” nos resulta útil y sano. Para obtener resultados acorde con nuestras
aspiraciones reales debemos prepararnos de maneras conscientes, no
condicionadas sino despiertas. La conciencia incondicionada es un estado no
dual de conciencia, lo que significa que incluye todos los fenómenos y
experiencias, sin excepción. Por lo tanto, nuestras preferencias habituales
acerca del orden, las modas, las estructuras, las categorías, los deseos y los
conceptos inducidos o prejuicios no existen cuando yacemos en esta conciencia
sin dualismos.
Un
estudio cualquiera, aunque
superficial e incompleto, de ciertas naciones, muestra la frecuencia del
fracaso de la vida individual y social. Los signos de ese fracaso son
evidentes: alcoholismo universal, dislocación de la familia, mujeres abandonadas
–algunas embarazadas‒ o divorciadas, infancia sin educación... Desacuerdo,
incapacidad para participar en una empresa común, son otros síntomas de la mala
formación. Estos síntomas son la expresión de perturbaciones profundas de la
inteligencia y del sentimiento, o un defecto de desarrollo de las actividades
mentales. Para Alexis Carrel, autor del libro “Reflexiones sobre la conducta de la vida”, una parte considerable
de la población se halla desprovista en este momento de la aptitud para
comportarse de modo racional.
Las
migraciones acompañan la historia del hombre desde su aparición en la Tierra, y
descansan sobre esa actitud de buscar mejores oportunidades, por lo que son
inevitables, ya que forman parte de los patrones mentales; es una condición
natural del homo sapiens, quien, desde
que era un nómada y cazador neolítico en los tiempos de la prehistoria, ya era igualmente,
por esencia arquetípica, un homo migrans desde
el tiempo de los tiempos. En las últimas décadas la migración internacional ha
ido ocupando creciente relevancia en la agenda política como fenómeno de gran
complejidad y dificultad de gestión, en una época en que, de manera
generalizada en todo el mundo, los hechos y los conocimientos especializados
quedan relegados sistemáticamente a un segundo plano frente a las opiniones y
la política, por
la “sobrecarga informativa” y las noticias elaboradas con
«verdades establecidas» (John Locke) que merman las posibilidades de explicar
la migración y sus cambios a través de datos empíricos y conocimientos
teóricos.
Hoy,
como siempre ha ocurrido, el fenómeno de la migración está relacionado con
múltiples aspectos económicos, sociales y de seguridad, el principal de los
cuales es la búsqueda de oportunidades para mejorar las condiciones de vida,
por ejemplo, para encontrar un buen empleo, mejor remunerado, vivir en un entorno
más favorable y pleno en recursos materiales, disfrutar de lo agradable,
atractiva y placentera que es la vida (sobre todo la ya observada vía cine,
televisión y videos de la red social), o simplemente, con el fin de reunirse
con miembros del mismo grupo social que ya hacen vida del otro lado del muro o
lugar destino. Pero, la realidad es otra, ya que no solo ha cambiado el mapa de
las migraciones internacionales sino la forma en que se valora este proceso
socioespacial. Las intensas
migraciones internacionales de europeos al “Nuevo Mundo”, que eran consideradas
positivamente, como un elemento clave para el desarrollo de ciertas sociedades
(como la estadounidense, por ejemplo), en la actualidad se percibe como un
problema de seguridad nacional, que amenaza con socavar la estabilidad cultural
de los países receptores.
A
esto tendríamos que agregar también el hecho de que la migración actual se está
dando masivamente por una serie de circunstancias muy propias de crisis del
Estado, como sería los cambios tempestuosos de modelos económicos[i] y reformas
políticas neoliberales que implican “paquetazos macroeconómicos” que golpean a
las clases más desposeídas, abalados por los organismos internacionales, imposiciones
políticas supranacionales (FMI, BM, OMC, OEA) y el bloqueo de Corporaciones
transnacionales que manejan los bloques económicos tipo AFTA (áreas de libre
comercio de las Américas, por sus siglas en inglés), por ejemplo. En este
sentido, la migración, tanto desde una perspectiva científica (se ha convertido
últimamente en objeto de estudio de múltiples y valiosos trabajos
antropológicos), como desde una perspectiva popular (se ha transformado en
objeto de debate mediático casi cotidiano), es ahora objeto de atención por
parte de los gobiernos mundiales.
Para algunos
investigadores y estudiosos de este fenómeno, hablar de quienes buscan la
aventura de emigrar es hablar de una posibilidad cognitiva humana que apunta a
"habitar" con ellos desde una peculiar disposición a testimoniar sobre
lo que motiva su aventura, elaborando encuestas y cuestionarios para después
transformarlos en data-base analíticos e interpretaciones especulativas de
probabilidades y modelos teóricos. Para explorar esta posibilidad hay que
situarse en "el otro", vivir el cerco hermético (penetrar dentro, en
la mente del inmigrante; y desde fuera, en su modo de vida o de adaptación al
espacio físico o entorno donde se estableció) a partir de una concepción del
conocimiento limitada por el discurso de la racionalidad capitalista y la
lógica neopositivista.
Para otros, los
cambios observados en materia de migración en la región reflejan, por el contrario
‒puesto que se esperaba todo menos que el gigante de la democracia, el defensor
de la libertad, el promotor del libre mercado y la iniciativa privada, levantase
un muro más de la vergüenza‒, una especie de «plaga indeseable», cuando el
actual presidente de EEUU, en su discurso, de corte nacionalista, ya como candidato republicano a la Casa
Blanca, arremetió contra los inmigrantes mexicanos, al
calificarlos de “violadores” y
“criminales”[ii],
convirtiendo la vida del migrante tradicional de la región, en
una odisea donde la muerte es el principal invitado.
Otra
perspectiva de interpretación, la interculturalista, relativa a las comunidades
transnacionales, pone hincapié en la utopía del mestizaje porque la emigración,
contrariamente al discurso anti-migración, de raigambre xenofóbico, donde se
presentan como un nuevo terrorismo que lleva a cabo un holocausto de signo
nuevo y convierte los emigrantes en parias, unos nuevos judíos errantes
(diáspora), es considerada como una posibilidad que está por encima de
nacionalismos integristas de toda laya, abogando por una política migratoria
más abierta que tome en consideración a la persona y no solo la visión
abstracta del problema.
Creo
que durante los próximos años los geógrafos tendrán que aprender, en mi
opinión, a solucionar el problema elemental de la teoría de los sistemas migratorios
elaborados. Y es aquí donde surge un grave problema de niveles: quizá sea un
error creer que toda la lógica se halla a nivel global, o sea el de los
procesos que involucra la globalización, ya que, aunque son importantes, no son
determinantes como se ha insistido en los ensayos al respecto, los cuales
siguen haciendo énfasis en sus controles políticos, económicos, legales, sociales
y culturales. También es probable que tengamos que ir más allá de los simples
mecanismos de locación, es decir, cuando se pretende igualmente hacer
determinismos desde la situación específica y circunstancial de las economías
locales, nacionales y regionales.
Al embarcarse en un
bote de migrantes latinos (si la entrada es por el Golfo de México, donde, al
igual que ocurre en el Mar Mediterráneo, que puede terminar convertido, como
dijo el papa Francisco I, “en un cementerio”, ha cobrado la vida de muchos
balseros, sobre todo de cubanos), o al moverse hacia los laberintos del tráfico de migrantes y la trata de
personas en los corredores migratorios (de Tijuana a Matamoros, en Tenancingo, por ejemplo, donde
hay “industrias familiares, dedicadas por generaciones a la crianza y
exportación de víctimas que son de la misma sangre… Muchas familias indígenas
son las que venden a sus propios hijos"[iii]),
cuyo código de vida es la permisividad, la búsqueda del placer y el rentismo,
sin contemplar la vida más que como un asunto de negocio y goce ilimitado de la
mente drogada y el alma vendida, esta cultura hedónica apunta no sólo a la
muerte de las personas, sino también de las ideas.
En definitiva este
estudio, aunque narrativo, tiene profundidad, al utilizar un método a la luz de
la vieja y ya polvorienta escuela del criticismo, basado en analizar la «ignorancia
organizada» (Román Gubern), para dar espacio, al conseguir intersticios en la
porosa ‒y también opaca por la sobrecarga informativa‒ realidad, a las
motivaciones o razones de los migrantes, combinado con un método multiescalar
(de lo micro a lo macro, y viceversa). Esto nos permitió explorar las
condiciones reales hacia las que emigran, y el porqué del deseo de emigrar, permitiendo
ampliar la razón hedonista que lo impulsa, pero al mismo tiempo hacer más
adecuada y equilibrada la comprensión de los migrantes y el contexto migratorio,
al focalizar la condición
hedónica en los tiempos actuales sobre la búsqueda del Estado de
bienestar que lo lleva a migrar hacia el Norte, atraído por la vida 'libre'
americana y europea. Esta hedónica atracción, sin embargo, exige un culto a esa
forma de vivir, tanto al estilo de American
Free como a la europea, caracterizada por el consumismo materialista, de comida
chatarra y productos industrializados, llena de vicios y vivencias existenciales
tóxicas o enajenadas, corrompidos por la desnaturalización.
En síntesis, la
efectiva gestión estratégica y operacional de las migraciones, sobre todo en
entornos caracterizados por alta incertidumbre y riesgo, tiene su sustento en
la información confiable que pueda gestionar las organizaciones, instituciones
e investigadores en sus funciones competentes. En este sentido, y para el
momento actual, presentamos este ensayo que busca explorar la motivación
hedonista desde la dimensión afectiva, que haga primar la felicidad de la
sociedad sobre la más inmediata del individuo, para no ser presa del egoísmo ni
dejar pasar la oportunidad de compartir ‒al embarcarnos igualmente en la aventura
narrativa del migrante‒ la noción relativa de «felicidad sentida». He ahí
nuestra principal motivación.
“Como un nuevo Ícaro,
«avanzó
–Narciso, nos dice Lucrecio-
más
allá de los muros en llamas del mudo,
recorrió
el todo inmenso
con
el espíritu y el pensamiento».
Pero
no encontró en él
ni
espíritu ni pensamiento”.
(Comte-Sponville:
El Mito de Ícaro)
La
movilidad geográfica siempre ha caracterizado la historia del ser humano. Desde
la Antigüedad, el emigrar era el arte de saber moverse en busca de nuevas
pasturas o presas de cacería o nuevas tierras que cultivar, por lo que se
trataba de saber llegar, de enfocar el sentido de la orientación. Harto era
haber llegado sin tropezar con ejércitos de barbaros, cansados de recorrer
tierras que guardaban peligros y contrariedades humanas y soeces hampones, con
una mente siempre cargada de graves pensamientos.
En
la actualidad la migración internacional ha ido ocupando creciente relevancia
en la materia política como fenómeno de gran complejidad y dificultad de
gestión. Es comúnmente creído que las y los migrantes deciden trasladarse para
mejorar sus condiciones y calidad de vida, pero ¿de qué manera está afectando
el proceso de globalización en la movilidad de las masas de migrantes que se
mueven en el ámbito planetario?
Comprender
en qué medida el resultado de la migración refleja objetivos y expectativas
iniciales, podría beneficiar tanto a las personas migrantes como a los
políticos que se ocupan de gestionar el fenómeno. Tanto es así la necesidad de
ello que, en la misma civilizada y milenaria Europa, se están llevando a cabo actualmente
represiones militares contra los inmigrantes[iv],
siendo que en un futuro podrían necesitar atraer de nuevo a los migrantes para
restablecer las brechas demográficas de varios países europeos.
En
una pequeña isla del Levante Mediterráneo se encuentra Chipre. Allí las
comunidades griegas (mayoritarias) y turcas ocupaban distintos barrios de su
capital, Nicosia, constituyendo de facto una línea divisoria que se materializó
tras la declaración de Independencia de Chipre el año 1960 y una serie de enfrentamientos
el año 1963, que obligaron a las autoridades británicas, en un trabajo conjunto
con fuerzas griegas y turcas presentes en la isla, a dividir la capital
mediante una denominada Línea Verde: una franja desmilitarizada patrullada por
una Misión de las Naciones Unidas. Y, ¿acaso esto es nuevo?
Un poco de Historia
El
afianzamiento de la hegemonía romana a lo largo del Mediterráneo trajo como
consecuencia una nueva libertad de movimiento para los habitantes libres del
Imperio. La seguridad de los mares, la construcción de extensas redes de
caminos y la presencia de un control romano sobre los territorios más
conflictivos, aseguraron una nueva autonomía de movimientos de la que no se
tenía memoria en la Antigüedad. Claro, esto también supuso la creación de un
extenso mercado de trabajadores esclavos. La Antigüedad optó por someter a los
hombres al régimen de propiedad, al igual que al capital fijo, para asegurar la
posibilidad de transar de sus esfuerzos productivos en el mercado.
Las
calles de Roma eran para ese entonces un hervidero de extranjeros, donde se
mezclaban habitantes de todas partes del Imperio atraídos por las oportunidades
que la ciudad brindaba. Si bien ocasionalmente se dieron restricciones a la
entrada de determinados grupos, se trataba más bien de limitaciones a ideas y
cultos exóticos cuyas consecuencias eran, de alguna manera, temidas por los
romanos, más no de limitaciones al movimiento migratorio como tales. Así,
Cicerón, resumiendo el espíritu cosmopolita de la época exclama: la patria está donde quiera que se esté bien[v].
Debe
destacarse que, no obstante la dureza de la vida de este tipo de trabajador
migrante, las rebeliones fueron más bien escasas. Estos fueron los primeros
inmigrantes de aquellas épocas que, más bien, eran necesitados y alimentados
para que emigraran en busca de esas oportunidades materiales, de riquezas y
reconocimientos, o simplemente para convertirlos en mano de obra asalariada y,
de esta forma, buscaran oportunidades en otras culturas como la aventura de ser
un gladiador o un caballero andante que trataba de comprender otras costumbres.
Luego
de las guerras que llegaron hasta las puertas de Roma, los campos de Italia
quedaron prácticamente despoblados. La economía tradicional de agricultura de
cereales, cuyo destino eran los mercados de las grandes ciudades, enfrentó
imbatible competencia del grano importado desde Sicilia y Egipto, que terminó
por arruinar a los pequeños agricultores que subsistían. El resultado fue un
proceso de migración campo-ciudad que culminó en un crecimiento urbano
desordenado que transformó a Roma en una ciudad de aspecto caótico con algunos
de sus montes convertidos en distritos paupérrimos que competirían fácilmente
con las peores favelas latinoamericanas de nuestros tiempos.
Lo
que vino después es una época más bien de restricciones para el inmigrante que
llegaba al Mediterráneo en busca de trabajo. Tras un largo siglo de
desestructuración, emergió un nuevo modelo de producción para la cuenca del
Mediterráneo. Este ya no tenía el carácter de una economía de mercado, puesto
que varios de los factores de producción ya no estaban directamente disponibles
para ser adquiridos y la producción muchas veces estaba orientada a la
subsistencia. Se basaba ahora en la sujeción del individuo hacia áreas
económicas y geográficas determinadas, de las cuales, en lo posible, debía
evitarse que escapase.
Los
esclavos fueron reemplazados por colonos, ciudadanos pobres que se comprometían
a trabajar la tierra de un dueño distante y muchas veces ausente, que
simplemente cobraba un canon en especie de las cosechas de estos. Fue así como
se creó una suerte de estatuto del trabajador que tenía por principal
característica evitar su movilidad y fijarlo en el espacio productivo al que
estaba adscrito. Así, por ejemplo, en época de Constantino ya se limitaba la
posibilidad de los trabajadores agrícolas sujetos a colonato de dejar el predio
mientras durasen las labores de recolección, mientras que durante el reinado de
Valentiniano y Valente se les prohíbe en absoluto dejar dichas tierras.
Poco
más adelante, Constantinopla (actual Estambul) emergía, producto de una activa
política central, como la gran urbe del Imperio, con espacios de libertad y
movilidad social que eran raros en el resto del mismo. De ahí que en época de
Justiniano, ante el fuerte aumento en la población de la misma, incluso se
crease, en el año 539, una autoridad especial encargada de controlar las
migraciones, el quaesitor
(interrogador), cuyo "encargo es vigilar a la población flotante que llena
la ciudad, litigantes llegados de provincias, solicitantes de todas las
especies, vagabundos, monjes, mendigos" (Amunátegui, 2013).
Es
más, existía una completa indiferencia de parte de la plebe urbana, integrada
en su mayor parte por migrantes autónomos, respecto a la condición de los
esclavos, pues existía la costumbre –introducida por los romanos, hasta el
punto de que la esperanza de la liberación, bastante real y palpable, se
transformó en el corolario de un proceso migratorio exitoso, tanto así que incluso
hombres libres extranjeros se vendieron a sí mismos como esclavos con tal de
alcanzar la ciudadanía romana- de liberar a los esclavos cuando estos
alcanzaban una cierta edad en que sus esfuerzos productivos dejaban de ser
económicamente rentables para sus amos.
Al
mismo tiempo, la Tierra lo mismo que el cielo adquirió una inquietante vastedad.
Marco Polo ya había destellado al Occidente con el fabuloso esplendor de Asia.
Cristóbal Colón se había aventurado más allá del Occidente conocido y, buscando
una nueva ruta hacia las Indias, había revelado el naciente Nuevo Mundo; Vasco
da Gama había encontrado la ruta hacia las Indias. Hubo entonces un maravilloso
florilegio de aventureros, de conquistadores, de pioneros migrantes. La riqueza
de Europa aumentó esplendorosamente y, con ella, el deseo de conocer y de
dominar el mundo material. Todos
sienten el deseo de vivir según su propio antojo –nos dice Carrel-: “Ese deseo
es innato en el hombre, pero en las naciones democráticas se ha exacerbado tan
peculiarmente que ha terminado por adquirir una intensidad verdaderamente
morbosa.”[vi]
Éste
trajinar migrante –tanto del aventurero como del explorador, el trabajador, el
estudiante, el profesional, el científico, el filósofo, el artista, el amante
de la realidad desde cualquier ámbito o simplemente del mercader (por ejemplo,
el cazador de oportunidades y talentos, el buscador de oro y riquezas, etc.)-, es
impulsado por un desarrollismo mediático, y a la vez impulsa un desarrollo económico y social más amplio,
tanto en los países de origen como en los países de destino, de diversas
maneras.
En
aquella época, ya habían comunidades autóctonas en el Nuevo Mundo, pero las
grandes civilizaciones asentadas (Inca, Maya y Azteca), estaban en decadencia,
por lo que la llamada Conquista fue más bien un saqueo que, finalmente, derivó
en destrucción para construir lo viejo –la cultura Occidental o helenística que
se traía del viejo mundo- sobre lo 'nuevo'. En nuestra época, la naturaleza y
la magnitud exactas de tales beneficios en un momento dado dependen
fundamentalmente del grado de complementariedad de las competencias de los
migrantes y los trabajadores nacionales, así como de las características de la
economía del país de acogida. En general, la inmigración aporta trabajadores a
la economía y, como consecuencia, aumenta el producto interno bruto (PIB) del
país de acogida.
La Historia reciente
Ahora llegar a la
frontera es llegar a un camino muerto; es llegar al muro de la incertidumbre,
al muro del vacío… porque no hay vías, ni espacios habitables donde albergar
que no sean los parques y áreas de la periferia urbana para las masas de
migrantes, ni ambiente que conquistar, ni un lugar donde establecer el plan de
acción, sin pertrechos para comenzar a fundar los cimientos de un sueño, de una
nueva vida. Tan sólo hay un muro o alguna barrera natural que no permite
continuar. Los hombres como mercancía necesitan poder mostrar lo que pueden
ofrecer, que nada importa tanto como parecer, según va el mundo, y la imagen es
lo que más atrae, lo que más se vende, poner lo negro blanco para que brille.
Allí, en el muro o la valla que no deja pasar, lo blanco se vuelve negro… todo
se vuelve oscuro, hasta los sueños se convierten en pesadillas.
Invirtiendo toda
lógica, las consecuencias jurídicas de la construcción de muros en las zonas
fronterizas o en territorios ocupados transgreden el orden internacional. Los
muros, las vallas, las cercas y murallas son creaciones destinadas a separar, a
dividir, a segregar, a hacer más injustas las relaciones entre nuestras
sociedades. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las
Naciones Unidas (2018), consagrada al principio de que la migración, de forma
ordenada y en condiciones humanas, para el beneficio a los migrantes y a la sociedad,
trabaja con sus asociados de la comunidad internacional para ayudar a encarar
los crecientes desafíos que plantea la gestión de la migración, fomentar la
comprensión de las cuestiones migratorias, alentar el desarrollo social y
económico a través de la migración y velar por el respeto de la dignidad humana
y el bienestar de los migrantes.
Mejorar, por lo
tanto, las condiciones de vida del individuo o ciudadano no es solamente el
objetivo de estos organismos; promover y garantizar el bienestar de la población
es también uno de los primeros objetivos declarados por los gobiernos de los
países democráticos. Eso se ha prolongadamente convertido, implícita o
explícitamente, en fomentar el crecimiento económico. Pero la justicia ya no es
sino un procedimiento de intenciones, y el procedimiento toda razón, y la razón
es todo orden, y el orden es toda justicia declarada como tal por la «sabiduría
del derecho» sobre la condición jurídica de un país o territorio respecto del
trazado de sus fronteras o límites, el derecho de cuidar lo suyo, de encerrarse
tras un muro y obviar la razón del otro… de los otros pueblos o culturas.
En un mundo cada vez
más interconectado y globalizado, el proceso de “migración” engloba una gran
diversidad de movimientos y situaciones que afectan a personas de cualquier
condición y origen social. Ahora más que nunca, la migración afecta a todos los
países y a todas las personas.
La razón migratoria,
en este punto, podrá adoptar formas nuevas capaces de adaptarse y que conduzcan
a traspasar muros, de atreverse a la experiencia máxima de romper los velos de
las fobias culturales, que ocultan la posibilidad silenciosa de fracasar;
capaz, pues, de conducir hasta el otro lado del límite fronterizo. Si lo
logran, se quedan, en su mayoría, del otro lado por el resto de su vida
–algunos incluso siguen viviendo una vida de indocumentados, absteniéndose de
hacer poca vida pública y hasta de ir al médico cuando se sienten mal-, porque
ya no se identifica como el de antes, sino como un ciudadano nuevo, incluida
una nueva identidad para quienes se han atrevido, como algunos, hasta de
cambiar de sexo y, en muchos casos, de cambiar de patria.
Aunque
las primeras migraciones geográficas de pueblos o tribus como los nómadas tiene
algo en común con los desplazamientos desconocidos de los rebaños de ciervos
-muchos de estas migraciones faunísticas, no obstante, ya están estudiadas en
cuanto a qué orientan sus desplazamientos, más que buscar mejores pastos, por
ejemplo, es de adaptación, al igual que la flora, que también migra de hábitat
cuando hay cambio climático-, las de ahora están impulsadas por acontecimientos
en «pleno desarrollo» que han captado en vivo como los de gran parte de los sucesos
que se desarrollaron ante los ojos del mundo entero, gracias a la presencia de
equipos de rodaje multinacionales en los sitios de los hechos, en el último
tercio del siglo XX, y que fueron motivos de atracción –incluso cuando trasmite
violencia- para los observadores a distancia, llamados “amigos invisibles” por
Arturo Uslar Pietri, en su programa televisivo “Valores Humanos”.
En
la actualidad los sucesores de estos «aventureros» son a menudo gente común
(hombres, mujeres, jóvenes, incluidos niños cuando viajan familias completas de
inmigrantes) dirigida por otros; pero personas al fin, moldeadas por los medios
de comunicación masivos (la televisión y el internet, fundamentalmente) al
margen de la educación formal, más que por la educación escolar misma; personas
que, más allá de ser ambiciosos, tiene una mentalidad inducida de relaciones
públicas; gente preparada virtualmente para los encuentros con otras culturas,
más que endurecidos para los viajes, que sí era uno de los puntos fuertes del
aventurero de antes o de los primeros inmigrantes de las épocas del descubrimiento,
las conquistas o del inicio de la modernidad. Sin embargo, el eterno dilema del
ser humano es sufrir, aun sin comprender ni el origen ni el motivo de su
sufrimiento, generando una condición humana dolorosa y absurda, pero también de
alegría, sobre todo de triunfos, y el placer, como la dicha que produce tener
bienes materiales y gozar de su ostentación o disfrutar de su uso.
Buscando
un alivio a ese drama, el ser humano tiende a ir a otros espacios, indagando la
restauración de su vida, el alivio a su familia y el gradual equilibrio que
ahora puede volver a funcionar si comienza de nuevo en otras tierras lejanas.
Aunque pertenece al “pasado” dramático que vivió, también ese drama se traslada
con los recuerdos de sus vivencias, con los mitos y leyendas que lleva consigo
culturalmente a la nueva tierra donde se establecerá, ya que se debe a
iniciativas tomadas no muy bien definidas sino, más bien, a escapes de su
realidad inmediata que obedecen a rumores de que allá todo es mejor, mientras
aquí, todo es precario o “monte y culebra” como decían nuestros abuelos.
El
centro de atracción de dichos desplazamientos o periplos de migrantes ya no es
la explotación de 'nativos' u obtener prebendas en aras de un redoble de apellido
o la ganancia familiar (el estatus social), la explotación comercial, la gloria
militar o de Dios. En todo caso, los mueve, inicialmente, el deseo hedónico de
ganarse la vida rápidamente, triunfar de forma relámpago, alcanzar fama o,
simplemente, conseguir un empleo que le permita hacer una vida independiente,
atractiva y holgada económicamente, además de convivir con otras culturas y
conocerlas, a las cuales ha visto por medio de los videos o la cinematografía,
y que ejercen un patrón lineal de atracción que está de moda.
Con
todo, el futuro que le espera al inmigrante actual detrás del muro, es otro. A
pesar de estar cargado de sueños -es lo que más le impulsa en su imaginación-,
en general, va a ser de penalidades, de sufrimientos, de renuncia a su
identidad, hasta de sí mismo, cuando se está en otra cultura, en otro país bajo
condición de indocumentado. Y su futuro más incierto, aunque también puede ser el
más triste si no han pensado en ello, será la muerte.
En
otros términos, los visos del territorio más allá de la frontera son posibles
aún antes de habitarla. Pero el ser del otro lado del límite fronterizo sólo
puede ser tal en cuanto que asuma como «propio» los espacios transfronterizos,
en cuanto tome una actitud propia de negación de sí mismo y se convierta en un
nuevo ciudadano, lo cual conlleva también el hecho de, en cuanto te acepten
como tal, pues muchas veces la xenofobia enardecida por los discursos
nacionalistas de las retóricas de los políticos de ahora, que sitúan al
emigrante como centro o foco de argumentación justificativa de violencias
colectivas, lo convierten en víctima de manos de las masas enardecidas o
simplemente una víctima de sus guardianes armados, bien sean legales (policías racistas)
o de grupos extremistas del odio racial, tipo neonazis o ku-kus-klan.
La hazaña migratoria
sólo puede habitarse desde el radical desplazamiento en busca de resultados
inciertos pero enfocados en el contexto imaginario de la realidad virtual que
ya se trae de quienes lo han intentado o de las muestras subidas a la red
social. En otras palabras: la imagen del mundo que nos rodea, es decir la de la
«maravillosa realidad», es muy deficiente. Aunque se dice objetiva, reduce el
conjunto de la experiencia a un orden consciente pero embriagado de
subjetividad, pues mantiene en primer plano, sobre todos y cada uno de los
aspectos del entorno inmediato (sobre todo si llevamos encendido el «piloto
automático»), lo que tienen que ver con lo que realmente importa en el momento
crucial.
El motivo por el que
se encuentra allí, en esa situación de enajenado, es porque para poder
construir esa imagen del mundo exterior el inmigrante ha tenido que echar mano
del expediente sumamente simplificador de excluir, apartar, la propia
identidad. Mediante este procedimiento la misma personalidad ha desaparecido,
se ha evaporado. Ésta es la razón por la cual la visión del mundo que le ha
conducido hasta allí no contiene, en sí misma, valores éticos ni estéticos;
solamente formales e informales de orden generalistas que obedecen a un
estereotipo inducido por la sofisticada vida moderna, en la cual solo
prevalecen los valores implícitos en la imaginación con la ayuda de las
tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Un inmigrante está impulsado, de manera general, por el
afán de llegar a ese destino que ha construido en su mente; una mente con un
perfil psicológico bien imbuido de deseos migratorios, con escasa educación
humana, aunque relativamente bien avisado, entregado a la practicidad. Todo le
interesa pero a nivel superficial, sin capacidad de análisis profundo de
aquello que percibe, es decir un sujeto ligero y frívolo, que acepta todo sin
criterios de conducta. Todo lo toma de forma volátil, leve, permisible. Ha
visto cambios muy rápidos en tiempos muy cortos, que lo lleva al desconcierto. Si
es un sujeto que ha recibido una educación de preparatoria (grado
universitario), contextuado en su profesión, no obstante, al estar fuera de su
contexto normal, va a la deriva, sin ideas claras, atrapado en un mundo lleno
de información que le distrae, convirtiéndolo en un hombre –o mujer-
indiferente, permisivo, con un gran vacío, sin criterios normativos que no sean
los impersonales.
La
vida en torno a este deseo migratorio se convierte, para la mayoría de los que
acuden a su encuentro, generalmente, en un vía crisis cuando se traspasa el
umbral fronterizo como migrante irregular. Esto es, de forma ilegal, trocándose
en indocumentado por el empeño de cruzar un límite prohibitivo, algunas veces
hasta saltando el muro, la cerca o valla ya levantada, es decir, aún a costa
hasta de su propia vida. Y todo, ¿para qué? Porque si es por trabajar, también
lo pueden hacer si no en su país, en otro donde menos impedimentos hay, menos
exigencias de la calificación migratoria, menos prejuicios culturales o
raciales. Además, la mayoría de los que emigran sólo llevan como oferta su mano
de obra, y cuando mucho, no más que un título profesional o alguna propiedad
intelectual o 'patentada' de algún arte si no es que van a estudiar. No
obstante ya las nuevas restricciones migratorias atentan contra estos derechos
universales, es decir, de migrar para trabajar o a estudiar[vii].
Al
parecer, al emigrante no le queda otra que tratar de venderse al mejor postor y
estos negocian en dólares o euros que, no hay otra, le brinde la posibilidad de
dar el 'salto' que le permita no sólo salir de la frágil o precaria
subsistencia, sino seguir adelante, darle sentido y valor a una forma de vida
hedónica que se ha hecho indispensable en la cultura generalista u Occidental,
por la complicidad mediática y la complacencia de autoridades permisivas en su
función de moralistas prácticos, producto de la corrupción y la decadencia de
los valores humanos.
Estados Unidos está logrando con sus reformas antimigratorias, lo que no ha podido alcanzar con el muro que intenta levantar, aunque también lo sigue construyendo metro a metro, al sur de su frontera con México. El presidente Donald Trump ha construido ya, según él lo señaló el 11 de julio de 2020, 338 km de los 1.609 kilómetros del polémico muro que prometió erigir, y criticó que un tramo que habían construido sus simpatizantes con fondos que llegaron a recaudar ‒25 millones de dólares para su edificación‒ a través de Internet, era bastante deplorable, ya que la barrera está a punto de derrumbarse, y aseguró que el objetivo del grupo ‒llamado We Build the Wall, que compró los derechos de la tierra que rodea el río Bravo y comenzó la construcción del tramo en mayo de 2019‒ era perjudicar su imagen, algo contradictorio en vista de que se tratan de sus mismos seguidores, y que él anteriormente había respaldado el proyecto. Trump hizo esas declaraciones en Twitter después de que la prensa local informara que la barrera en el sur del estado de Texas había mostrado signos de erosión y, si no se reparaba, podría caerse al río Bravo que separa ambas naciones[viii]. En efecto, el «muro de la segregación» que ha logrado construir la administración Trump para impedir la entrada de inmigrantes indocumentados, durante sus cuatro años en la Casa Blanca, a pesar de sus pocos avances en la construcción de la barrera física fronteriza con su vecino país sureño, ha logrado reducir la entrada de extranjeros que quieren radicarse en EEUU[ix], pero no a los que quieren cruzarlo por su cuenta.
De esta manera, el incesante y cuidadoso cambio en las normas migratorias
impulsado por el ejecutivo ha hecho más cuesta arriba el camino que deben
recorrer los extranjeros que desean establecerse siguiendo los cauces legales
en EEUU. Así, esta nueva línea de defensa fronteriza afecta más a quienes
aspiran a inmigrar legalmente que a los llamados "sin papeles", pues estos últimos siempre escogen “El camino largo”, ya que huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen con el anhelo de una vida mejor, caminando hasta más de mil kilómetros, y solo el Río Grande los separa de su ansiado destino: llegar a Estados Unidos.
Por
otra parte, las políticas contra-inmigración implementadas en EE UU se han
convertido en un negocio lucrativo para las empresas dueñas de prisiones
privadas, quienes reciben 2 mil millones de dólares del dinero del pueblo como
pago por el encarcelamiento de más de 400 mil migrantes. Entre los encarcelados
están algunos con o sin documentos migratorios, sobrevivientes de tortura,
solicitantes de asilo político, mujeres embarazadas, niños e individuos que
están seriamente enfermos y sin cuidado médico adecuado[x].
¿Cómo
se puede, entonces, describir la odisea del inmigrante hacia la frontera norteña,
sobre todo del latinoamericano, buscando realizar el «sueño Americano»,
llevando tan sólo como justificativo una carta de navegación que apunta hacia
el Norte, que le indica que allá está la libertad, las oportunidades y la
abundancia?
Ese
esfuerzo por insuflar vida a la vida hasta renunciar incluso de la suya propia,
la que ya se tenía, trucándola por una oferta de vida que no tiene sino hasta
cuando se cambia la condición de indocumentado por una carta de estatus de
residente (tipo Green Card o Tarjeta de residencia
permanente en EE UU, por ejemplo) o adquiere la nacionalidad (la naturalización
estadounidense, después de cinco años de residencia legal, en el caso señalado
como ejemplo), deja atrás un presente cierto por un futuro incierto, aunque 'prometedor',
tal como se lo han transmitido los especuladores y publicistas, diseñadores de
imagen y gestores de intereses creados.
Actualmente
existen numerosos estudios de investigación que demuestran que, además de
beneficiar a los migrantes y sus familias, la emigración también puede tener
efectos beneficiosos más amplios en los países de origen. Estas investigaciones
muestran que, la emigración puede reducir el desempleo y el subempleo,
contribuir a la reducción de la pobreza y, mediante políticas de apoyo
adecuadas, impulsar un desarrollo económico y social más amplio en los países
de origen de diversas maneras. A pesar de ello, ya esta información no parece
tener peso en el trato que reciben actualmente los migrantes que se mueven
hacia el norte, hacia los países desarrollados y de rica economía.
El
que se asoma a la frontera, se acerca lo suficiente como para traspasarla y -al
pasar al otro lado- alcanzar su destino, para solo desandarlo una vez
realizado, es decir, cuando no ha hecho una nueva vida sino solo alcanzado su
meta para conseguir lo que lo movió a emigrar, ya sea fama, lujos, trabajo o
simplemente dinero (dólares o euros). Aquí se está aludiendo a una capacidad de
sentir impersonal -pero no fría-, poderosa, que es posible desarrollar, crear,
posible e imprescindible para quien logre traspasar la frontera. Un sentir que
es lucidez propio de toda búsqueda auténtica; de toda búsqueda que desplace la
mirada más allá de sí, más allá de lo conocido, más allá de la realidad
transcrita en palabras, conceptos y
videos; más allá del muro...
La experiencia transfronteriza fortalece el deseo, lo afirma, lo mueve o motiva. Pero, ¿cómo empieza a ponerse esa rueda en funcionamiento? ¿Cómo se despierta ese deseo si no puede nacer más que del vislumbre, del condicionamiento de la misma sociedad global? Cuando la convicción no puede nacer todavía del propio interior, se sostiene sobre la experiencia ajena, aprende de ella, de quienes han triunfado, y ésta le ayuda a orientarse hacia tales fronteras. Al igual pone el acento en generar la disponibilidad, en llegar hasta la frontera, el verse más allá de la misma, como en el retorno, puesto que el migrante lleva también un cúmulo de responsabilidades con los que deja atrás, con su familia y con su país. Por ejemplo, las remesas que los migrantes envían a sus familiares proporcionan no solo sustento a los suyos, sino que constituyen flujos de capital significativos y una fuente de ingresos en divisas relativamente estable al país de origen (en caso de Cuba es notable, y ahora el de Venezuela).
El principio de la palanca de la Teoría General de Sistemas(xi) nos enseña que pequeños cambios pueden producir grandes resultados, y nos insta a buscar estos puntos en los que los actos y modificaciones en estructuras pueden conducir a mejoras significativas y duraderas, lo cual revela que si una concepción socio-espacial se mantiene durante largos períodos de tiempo, en otros aspectos pueden producir grandes cambios. Pero, a nivel personal, la actitud con respecto al espacio cambia continuamente, unas veces en pequeño grado, otra de modo radical. Esto, no obstante, se produce cuando la percepción que tenemos se ha liberado de los puntos de vista que han venido formando parte de nuestra herencia cultural durante miles de años, ya que las relaciones con el espacio están siempre en estado de suspensión y las transiciones surgen unas de otras a escalas diversas.
Las profundas diferencias entre las sociedades que dependen de la tradición oral y aquellas que dependen de la imprenta tienden a disminuir con la irrupción de las TIC. A menudo la diferencia entre aquellos que escuchaban radio y veían cine y aquellos que rechazan esas cosas porque, como que “tiene demonio”, son significativas. Por ejemplo, entre los campesinos que escuchaban radio e iban al cine, pronto adquirieron una sensibilidad diferente de la de aquellos que no lo escuchaban. Los primeros estaban preparados en su imaginación para unos viajes que probablemente nunca realizarían, pero tenían un gran repertorio de opiniones –opiniones públicas, cuando se discutían o compartían entre ellos‒ sobre tales cuestiones que venían captando o escuchando en la radio. En cambio, los campesinos dirigidos por su tradición, que no escuchaban la radio ni iban al cine, no podían imaginar siquiera vivir en ninguna otra parte, ya que se 'moriría' nada más si se les obligaban a abandonar su terruño (MacLuhan, 1974).
La posibilidad de explorar la condición del que emigra hacia la frontera, depende de lo "abierto" que esté el individuo, de si tiene un proyecto o plan definido, de si está dispuesto a compartir su mundo prohibido, de ir más allá del límite cercado… La razón ayuda, sí, y es necesaria, pero la "razón fronteriza", en cuanto que reconoce la frontera y la posibilidad de ir más allá de ella, muchas veces nos detiene si no estamos dispuestos a asumir los riesgos; ella nos acerca, retira obstáculos, pero no es más que un instrumento para tantear en el acercamiento. Más allá de lo desconocido, está la imaginación; ya que le guía el deseo, la pasión, los sueños... un arrebato de fantasías, de ilusiones. Es, entonces, cuando ese ser migratorio, que es, de hecho, un existir fronterizo, se revela como un acontecer, como una realización del otro lado.
Entonces,
y sólo entonces, se puede instituir como habitante
más allá de la frontera. Ese acceso es el signo evidente de su liberación y
libertad.
El transitar hacia la frontera ya de por sí implica una
sensación de libertad, ya que motivan y sostienen el desplazamiento. Llevar
a cabo un proceso de inmigración es como una des-sujeción sistemática en la
medida que se aleja del lugar de origen y lleva a cabo el proceso de migración
capaz de conducir hasta la frontera, sin más interés que el interés mismo por
la realización de lo que busca, por la experiencia absoluta de esa realidad
desconocida, por ir más allá de los límites que marca la necesidad, por superar
la precaria situación, algunas veces paupérrima o infrahumana, tan distanciada
de esa otra realidad de opulencia que le muestran diariamente los medios de
comunicación o de la que habla la experiencia del otro: una situación
generalista de triunfos para quienes lo han intentado, aunque sólo algunos sean
los que alcanzan su plenitud.
Si
bien un considerable porcentaje de migrantes no se desplaza por voluntad
propia, sino que se ve obligado a escapar de sus hogares por una guerra civil (desplazados
que se convierten en refugiados al otro lado de la frontera que cruzan huyendo)
cuando no se trata de escapar de la pobreza extrema o la inseguridad social,
cabe pensar que una gran variedad de personas percibe la posibilidad de mudar
el lugar donde vive como una oportunidad para mejorar su vida, para comenzar
una nueva vida en aquel otro lugar que se le presenta como oportuno (es el caso
también de los desplazamientos interregionales). En ambos casos, el
desplazamiento a otro país rompe los patrones sistemáticos de una persona y
provoca impactantes cambios en la esfera laboral, en la vida social y en el
entorno externo. Para quienes afrontan la migración, por lo tanto, las
cuestiones de mayor trascendencia son si serán más felices tras emigrar y si su
vida (o la de sus familias) será mejor que antes.
Esta práctica llama mucho la atención a quienes se
interesan como investigadores ya que, a decir de algunos, la migración
constituye uno de los más poderosos procesos de transformación en la vida de
una persona que migra y es uno de los eventos estresantes más significativos de
la vida. Sin embargo, la cultura hedonista y la permisividad entrelazada con el
materialismo de la Gobernanza capitalista hacen que las aspiraciones sociales
vayan hacia el materialismo y hacia una decadencia moral, hacen hoy de esta
posibilidad para quienes asumen tal condición de vida, una forma muy inestable
y sumamente peligrosa al convocarla.
Asimismo el acopio de información sobre emigrantes
generalmente depende de los datos proporcionados por los países de acogida, que
probablemente dispongan de información sobre los nacionales extranjeros, pero
no tanta sobre sus hijos o descendientes. Los censos demográficos nacionales y
las encuestas de hogares en los países de origen pueden proporcionar
información sobre los nacionales que residen en el extranjero, pero los
problemas de frecuencia (de los censos) y muestreo (de las encuestas) son los
principales obstáculos para obtener una imagen puntual y exhaustiva de los
grupos de la diáspora. Por ende, el análisis cuantitativo y cualitativo de los
grupos migrantes o comunidades transnacionales, es decir, la cartografía de las diásporas, es una
tarea difícil de acometer y adolece de programas presupuestados al día.
En América del Norte,
con 54 millones de migrantes internacionales en 2015 o el 22% de la población
mundial, ya se están haciendo estudios (Panzeri, 2018; y otros), a través de
entrevistas a comunidades transnacionales que han observado al inmigrante en el
lugar de origen, de donde parten, y le han hecho seguimiento hasta el lugar
destino, donde llegan (EE UU), aunque solo a nivel de muestras que radiografían
si es tratado conforme a su condición de migrante, que reflejan si percibe
beneficios individuales y de grupo, así como sus familiares en el país de
origen.
Por otro lado,
la migración, como cuestión de orden público y tema de interés periodístico,
nunca antes había ocupado una atención tan prominente. Cada vez más gobiernos y
políticos, así como gran parte de la opinión pública de todo el mundo, se
ocupan de radiar la migración como una cuestión política y de orden preocupante.
Prácticamente no hay día en que los medios de comunicación no difundan —ya sea
de manera tradicional o a través de los nuevos canales de comunicación—
reportajes sobre diferentes aspectos de la migración, principalmente sobre los
negativos, al hacer hincapié en los temas políticos, públicos y mediáticos más
atractivos: las “malas” noticias, sobre todo si van acompañadas de imágenes que
muestran la crueldad de la violencia; pero muy poco sobre el trasfondo de esa
cruda realidad y que no es otro sino el consumismo y el llamado utilitarismo.
En principio, podemos
esbozar tres razones o presupuestos principales. La primera estaría fundamentada,
o nos llevaría a pensar como primer presupuesto, en las fallas cometidas en
varios aspectos importantes de la vida, tal vez por considerarlas
insignificantes, como el hecho de no poder satisfacer nuestras necesidades
básicas o las de nuestras familias, el no haber encajado dentro de la sociedad
normal, el de sucumbir ante el ambiente inhóspito que nos rodea, o el no haber
podido asegurar una vida digna, donde nos sintamos seguros y realizados.
El segundo presupuesto es el dominio teórico y
práctico de la visión hedonista. El fin que busca todo hombre es la felicidad,
y en esto todos están de acuerdo. Sin embargo, las diferencias aparecen cuando
se detalla el contenido de esa felicidad. La confrontación entre la Filosofía
aristotélica y la utilitarista nos lo ha puesto de manifiesto. Las diferencias
eran obvias.
El tercer presupuesto
es que la filosofía de base del Estado del Bienestar es el utilitarismo, con todas las implicaciones que esto lleva consigo.
El predominio de la visión hedonista es ya una buena prueba de ello. Pero aún
ha ejercido un influjo mayor, por lo que respecta al criterio de la utilidad. Tanto
el bienestarismo –que sentó las bases
de una economía específicamente bienestarista- como el consecuencialismo –que juzga como criterio de moralidad las
consecuencias de las acciones y quita todo valor a la intención del agente- y
el atomismo –que contempla la sociedad como una aldea global de pueblos aislados
como pequeñas islas, pero que hay que mantener unidos de cualquier manera (vía
TIC, por ejemplo) para efectos de mercado, y si no están conformes se deben
bloquear económica y políticamente- son tres características del llamado Estado
global del Bienestar o de «globalización imperial».
Este sentimiento
puede forzar experiencias radicales, extremas y hasta suicida, cuando vemos a
nuestras familias sufriendo, desprotegidas e infelices, víctimas de todo tipo
de circunstancias. Para colmo, también vemos, a través de las redes sociales
(una de las nuevas tendencias es que una buena parte de la captación de
personas que pueden acabar formando parte de las redes de trata de personas se
realiza a través de dichas redes), como la gente descarga todo tipo de
sentimientos, la mayoría buenos, loables, de amor y alegría, pero una gran
parte son manifestaciones de odio, agresividad, furia incontenible y
frustraciones reprimidas. El sentimiento de tedio que sobreviene cuando no se
encuentra nada sugestivo en las experiencias ni en las acciones, a pesar de lo
muy variadas que estas puedan ser, es otro de los motores impulsores de las
movilizaciones extrafornteras. Ese sentimiento de tedio es el propio del
habitante de las grandes urbes.
Los artefactos
tecnológicos de ahora, hacen interminables las calles de la urbe el área metropolitana, tan desmesurada
que llega a los confines del mundo o incluso, que en puridad, puede superar
cualquier confín imaginable. Y Entonces, paradójicamente el flâneur baudelairiano (Salmerón,
2017:41), antes paseante por la gran ciudad, obtiene un gran poder, el poder de
quedarse sentado y estático en cualquier lugar y así viajar a cualquier parte
del mundo. Sin embargo ese gran poder va de la mano de una gran impotencia. La
de la exposición a un spleen, a un
descontento y un hastío mucho más radical. Cuanto más grande es el alcance,
cuando más amplio es el margen de la discrecionalidad, cuanto más dilatado es
el panorama que se avista, más exigente, densamente redoblado y descontentadizo
es el deseo. El flâneur, el paseante,
se convierte en navegante, en
surfista en un fluido electrónico ilimitado que permite ir de unas provincias a
otras, llamadas páginas, hacer viajes a otros países por puentes aéreos, llamados
links, alcanzar la simultaneidad de lugares y la ubicuidad por territorios
mixtos, llamados hipertextos… Pero eso no acaba con el aburrimiento, sino que
lo intensifica, eso no anula el descontento, sino que lo aumenta, eso no
aniquila el spleen, sino que lo
multiplica.
Este lugar virtual no
sólo es especial por ese poder que le viene del cine, el cual es, en cierto
modo, la superación de los límites con los que siempre se había topado la
pintura. Esta se ve incapacitada para mostrar el movimiento en acto y sólo lo puede
sugerir. También la unicidad
corresponde a la contemplación, pues, aunque el objeto puede ser observado más
de una vez, cada contemplación será entendida como una experiencia única. Sin
embargo, fue con la fotografía cuando el impacto es más intenso y cuando la
reproductibilidad se dispara y con ella se modifica brutalmente nuestra relación
con la imagen. Esta pierde su unicidad, así como la pierde el objeto que
representa, muchos pueden contemplarla, ya no hay acceso exclusivo y las
temáticas pueden ser muy variadas. Así, de igual modo, al ser sus empeños
fácilmente alcanzables por medios técnicos, la pintura abandona la imitación de
la naturaleza y toma el camino de la abstracción.
Y, asimismo, la
impresión digital, y el cine que, en sus inicios, se entendió a sí mismo como
un medio capaz de hacer documentales científicos o de mostrar extravagancias,
va curiosamente pareciéndose cada vez más a aquello que demandaba la estética
de la pintura: hacer historia. Y no ya sólo historia como figuras humanas en
interacción dinámica, sino fragmentos de historia relevante y decisiva en el
destino colectivo como la Revolución rusa de 1905, preámbulo de la del 17, y
escenificada en la escalinata de Odessa de un modo magistral por Eisenstein en
El acorazado Potemkin. No en balde Lenin decía que el arte más importante era
el cine. Esa nueva retórica de las masas por medio de la imagen en movimiento
había de ser para él decisiva en el triunfo de la revolución comunista mundial.
(Salmerón, 2017:42).
Algunos hasta se
vanaglorian en sus instancias virtuales de hechos detestables como el de haber
cometido un delito. Observamos que, por ejemplo, asesinos y terroristas se han
convertido en protagonistas en la red social, publicitando su aberrante modo de
vida y promoviendo, de esta forma, la violencia. Tomemos el caso del movimiento
terrorista llamado Estado Islámico (EI), quienes reclutan adeptos y seguidores
a través de la red, donde promocionan sus videos cortando cabezas de personas
consideradas enemigos per se nada más
por ser extranjeros no musulmanes que están hollando su «santa tierra», tal
como lo ven sus practicantes extremistas fundamentalistas o más radicales.
Es bien sabido
que los medios sociales constituyen un espacio de intercambio que, al parecer, no
cuenta con filtro alguno y, como consecuencia de ello, la atención tiende a
centrarse más en las opiniones que en los hechos, y los análisis “equilibrados”
—generalmente un equilibrio polarizado- sobre el fenómeno migración parecen
quedar al margen o atraer escasa atención.
Esto nos lleva
al tema de la migración como centro de debate de los principales cambios que
experimenta la sociedad global. Esto puede servir “para bien”, por ejemplo, en
las movilizaciones públicas de apoyo a los refugiados y las personas
desplazadas de sus hogares debido a conflictos internacionales; o “para mal”,
en la política populista reaccionaria que intenta justificar políticas
contrarias a la inmigración que estigmatizan a determinados 'grupos' por
motivos religiosos, étnicos o raciales, como las «prohibiciones de musulmanes»
y la “construcción de muros”. Y es que, cientos de miles de desplazados que
arriban a diferentes países o ciudades buscando refugio, se descubren en una
situación de abierto abandono y desesperanza. Es el caso, por ejemplo, de
Grecia y Turquía, pero sin ir muy lejos, también lo fue -o es- el caso de
Colombia. De ahí que para Almario (citado en Restrepo y Rojas, 2004) sea
indispensable revisar las categorías de análisis con las que se ha pensado el
conflicto para justipreciar sus efectos de desterritorialización y etnocidio:
[…] términos
como eventos violentos, acción de guerra, desplazamiento forzoso, desplazados o
genocidio, más allá de su pertinencia general, mimetizan la verdadera dimensión
de las cosas en el Pacífico colombiano y tienden, sin proponérselo, a ocultar
que asistimos a un etnocidio; porque es a los afrodescendientes e indígenas a
quienes se hace objeto de violencia y a quienes se desplaza y
desterritorializa, con lo cual se cumple otra de las características de esta
forma de violencia, la limpieza étnica. (p.22)
El panorama de
la migración mundial debe entenderse como la suma de diversos componentes,
siendo esencial para ello situar los acontecimientos que han tenido lugar
recientemente en determinadas regiones del mundo en su contexto geopolítico e
histórico. Pasaremos por ello revista, de forma breve, a este acontecer
histórico, tanto global como local, en nuestra propia región, para intentar
dilucidar la cuestión fronteriza del migrante desde la orquestación con lo
teórico-conceptual y, de esta manera, contribuir a su cabal comprensión.
Si se dijera la
cruda verdad, no la de eminentes especialistas calificados, que de hecho ya se
tiene expresada en artículos y libros, en revistas de instituciones y
organismos competentes, se caería la máscara histórica que esconde el mundo
corporativo y gubernamental del manejo y manipulación del negocio de la
migración. Un negocio que enriquece, que especula, que desarrolla la economía
global, que aumenta los fondos no sólo de empresas nacionales y
multinacionales, sino igualmente de fundaciones, sectas, mafias y mercaderes arribistas,
a costa de la vida humana migratoria planetaria. Este «negocio negro» es la parte
oscura de la geografía letárgica migratoria, pero también presentamos la otra
cara de la verdad: la geografía luminosa de esa historia que ya está derribando
muros.
ENFRENTADO EL MURO: TRAS E «La tendencia a buscar placer y felicidad en todos los ámbitos de la vida pierde su brillo con rapidez, y así pasamos la vida persiguiendo arcoíris.» El Autor |
Llegar al muro, para un inmigrante,
es llegar al fin del mundo, al mundo que lo rodea, al mundo conocido: a su
mundo. Al llegar al muro solo ve, además de unas paredes pintadas con murales
alusivos a lo que este muro significa para ellos -grabadas en una estela de
grafitis todas sus frustraciones (se han convertido en una de las más conocidas
formas de protesta contra la construcción de los mismos, en razón de su
significado simbólico), y también todos sus esfuerzos que los llevó hasta
allí-, un mundo construido sobre los caminos que lo trajo, creado en su mente
transculturizada, rebosada no sólo de recuerdos, sino de ilusiones sobre el
“sueño de una vida ideal”, y que lo condujo a ese punto infranqueable.
Para
muchos intelectuales escritores, ya sean de temas políticos o historias comunes,
el hambre –la cual remite a motivos económicos-, la violencia –que arrastran
refugiados abrumados por una vida gris, ceñuda y plena de dureza y de afanes_, y
la búsqueda de aquellos que aman la libertad –es el punto de vista neoliberal-
son las principales razones por las que una persona decide abandonar su país,
la tierra donde nació, se formó y tiene una familia. Pero, quienes deciden
trasladarse para mejorar sus condiciones y calidad de vida, ¿lo consiguen
realmente?
Habría
que preguntarnos primero: ¿Cuál es la romería de un inmigrante? ¿Cómo llega
hasta un punto cuya migración no puede continuar? ¿Por qué lleva esos recuerdos
idealistas en mente sobre “un mundo mejor”, todo para arribar a una condición
fronteriza donde sabía de antemano que no iba poder continuar, por lo menos, de
forma convencional? La sabiduría popular lo tiene muy claro, pues se trata de una
expresión muy antigua y de origen impreciso (Refranero multilingüe del Centro
Virtual Cervantes, de la traducción en alemán): “El camino al infierno está empedrado de buenos propósitos”.
Estas
condiciones tienen su fundamento en la «Ley del efecto hedónico». Y este
efecto, en el marco de un acto democrático, puede ser tan intenso como éste:
con una sola ejecución se hace habitual. Ya en el Génesis el Paraíso estaba
circundado por un muro, del cual fueron echados fuera por consecuencia del pecado, esa expulsión al otro lado llevó
al pueblo israelí a una permanente peregrinación por el desierto al no haber
aceptado las normas divinas de convivencia. Permítanos citar, para reforzar la
razón teológica, al gran poeta latino Ovidio, quien escribió esta famosa
sentencia: «Veo las cosas mejores y las apruebo; con todo, sigo las peores»,
tras lamentarse ante la dura extirpación de un hábito hedónico inveterado: el
deseo, por encima de la razón. Séneca lo llamaba «nuestra indefensión en las
cosas necesarias». El modelo de aceptación cultural está, por tanto, basado en
el entretenimiento percibido, el cual es un componente hedónico que el migrante
obtiene del sistema informativo y puede conducirlo fuera del entorno habitual
hasta los espacios fronterizos, en busca de tal atracción.
Así,
la importancia del entretenimiento como factor determinante de índole
explicativo sobre la intención del individuo al emigrar es fundamental, ya que su
influencia en la predisposición mental resulta ser de sumo significativa y, en
el caso de los inmigrantes que lo han experimentado, mayor que el efecto
ejercido por parte de la utilidad percibida materialmente, una vez que han
logrado su objetivo o meta, ya que –al comentar sus experiencias de viaje
pasadas o futuras— posee atributos claramente hedónicos. En concreto, resulta
razonable pensar que un mayor atractivo en torno al divertimento y
entretenimiento al ingresar en un nuevo sistema cuyos componentes ha percibido
con la ayuda de los mass media, ayuda
a crear sentimientos afectivos con el mismo, por lo que es más fácil que los
individuos desarrollen una actitud positiva y se sientan más atraídos a emigrar
hacia dichos espacios.
A
pesar de ello, es posible que otros factores como la identificación con la
sociedad a la que se quiere emigrar, la reputación del sistema de vida o las
características propias del individuo (por ejemplo, propensión a identificarse
a través de lo que vive virtualmente al interactuar en las redes sociales en
internet, capacidad para contribuir en la red, necesidad de socialización,
etc.) también puedan afectar en la decisión de emigrar. Este último aspecto ha
sido estudiado por especialistas que han analizado el comportamiento adaptativo
de quienes usan el Modelo de Aceptación Tecnológica disponible en el espacio
virtual de las redes sociales, mostrado que se encuentra también relacionada
con motivaciones de tipo hedónico, tal y como observan Wang y Fesenmaier (2004;
citados en:
Casalóa, Flaviánb y Guinalíub, 2011).
Por
qué, entonces, y como segunda pregunta, si somos conscientes de que la Ley de
la mente es la razón, el Logos, es decir, la que deberíamos seguir, hacer lo
que está bien, ¿hacemos lo contrario, la tendencia al mal o tendemos a buscar o
hacer lo que nos hace daño? En realidad, la condición humana tiene por
naturaleza estar infiltrada de mil caras, creadas por la mente. Esta
disposición –o práctica, destreza, arte o maña…, como se quiera llamar- está
gobernada por las pasiones y no por la razón, demostrando la incapacidad del
conocimiento humano por alcanzar el estado de felicidad o hasta de «Gracia
divina», del que nos habla la sabiduría de los grandes filósofos, poetas,
líderes o pensadores de la humanidad. Además, tal vez ya tienen la dicha de
estar en un espacio que les proporciona esa felicidad, pero la atractiva
tentación sembrada por la inducción subliminal de los sistemas informativos no
les permite darse cuenta.
En
esencia, estamos formados por múltiples personalidades. Cada personalidad
"ve" la realidad a su manera y se comporta de manera diferente
dependiendo de qué estructuras mental tengamos activadas. De esta manera, una
persona puede ser buena y mala a la vez, amar y odiar, ser un ciudadano normal
y un despiadado dictador, político activista o fanático religioso. La incapacidad
de "ver" la realidad tal cual es se manifiesta cuando se ve sólo lo
que queremos ver, y eso ocurre en función de que «chip» tengamos activado. Lo
mismo sucede con el que emigra. Puede que esté bien en su lar natal, pero en su
cabeza le da vuelta la idea de salir a conquistar el mundo.
Una
tercera pregunta, como consecuencia de ese constante migrar o de vueltas en la
cabeza sin sentido de orientación, vendría a ser: ¿hacia dónde vamos? Aunque tiene
una connotación filosófica en el fondo, no obstante su fundamento es
ideológico, de presupuestos o ideas que tienden a responder las preocupaciones
del momento, como las materiales (económicas y de crisis existenciales o de
valores culturales). Por ahora podemos, en torno de la percepción sentida, lo
más inmediato, lo que hay en primer lugar, o sea el mundo relativo y cercano,
en el que puedo palpar de manera directa lo que se vive, no es de ninguna
manera el mundo objetivo de la realidad o el propuesto por la ciencia como
objeto de estudio real, porque también esa concepción parte de hipótesis y de
control de variables muestreadas y no de la totalidad.
Todo
ser humano como ser social, aunque no lo somos por naturaleza propia sino por
acción coligada, puesto que no estamos solos o aislados por más que hasta nos
convirtamos en ermitaños, se encuentra siempre y necesariamente insertado en el
mundo de las cosas y de las otras personas: insertado; y no colocado, ni mucho
menos separado, ya que «insertado» es estar vinculado a través de una compleja
red enlaces (preocupaciones por intereses creados, de tareas o trabajos, de
cuidados o mantenimientos sistémicos necesarios a la red que proporciona la
configuración inicial de esa realidad). De este modo, vemos las cosas ante
todo, además de la abstracción inducida por la observación y el reacomodo o de
reciclaje mental –es la mente cargada de prejuicios en teorías y conceptos
sujeta al determinismo-, como objetos o fenómenos (en el caso de la mirada
científica) y seres por los que nos interesamos, o sea, cosas de un uso
específico y muy particular para cada quien, ya sea objeto de su mirada
individual o del grupo que le interese (un equipo de investigadores, por
ejemplo), y ligadas sistemáticamente a otras cosas, objetos o fenómenos de la
cotidianidad en el servicio que nos presta o nos interesa.
El
humano, lejos de ser naturalmente sociable, afirma Javier del Arco, es
esencialmente individualista y egoísta, sin más cuidado que su propio bien o
placer. El estado natural del hombre particular es la guerra contra todos los
que pueden estorbar sus goces: su derecho absoluto y único para aniquilar y
apartar los obstáculos que se oponen a su interés particular, a su bien propio
y personal. “Hobbes enseña que las ideas de bien y de mal son puramente
relativas, porque no hay más bien ni mal para el humano que el placer y el
dolor, lo agradable y lo desagradable”[xii].
De
este modo, el ser humano puede adoptar como punto de partida su propia
existencia, en su experiencia directa o de aprendizaje empírico, bien a sí
mismo, o bien al mundo que le rodea y en el cual está inmerso (caso de la
hermenéutica de M. Heidegger y H.-G. Gadamer[xiii]), o también del devenir del materialismo como
filosofía pura, cargada de idealismo “natural” del mundo real y humano,
conocida como “idealismo absoluto” de Hegel[xvi],
que tiene sus raíces en Kant y que continúa ulteriormente en Fichte y Schelling;
o de “existencia inauténtica”, en el existencialismo de Heidegger, donde ser yo
es simplemente tomar partido en pro o en contra de ciertas posibilidades que me
son propias: “El existente humano puede decidirse por una posibilidad auténtica
o inauténtica de sí mismo, constituyendo ésta última su verdadera enajenación.
Sin embargo —hace notar el autor[xv]—,
la existencia inauténtica no es un ser-menos; es igual de real que la auténtica”,
y a los demás seres (filosofía de la naturaleza como tal, representada por los
primeros filósofos griegos como Heráclito, también llamados filósofos
presocráticos[xvi]).
Si
aplicamos esta forma de mirar o de filosofar, y que no es otra sino la que ya
advertimos de entrada sobre el análisis desde una “ignorancia organizada”, podemos
afirmar que, estar frente al muro es estar como preso, ya que nos impide seguir
y, a su vez, estamos encerrados en una sociedad en que no queremos seguir. Pero
esa sociedad que nos rodea y nos encierra, que nos ha dado forma (que formó los
hábitos de nuestra mente y las destrezas o rutinas de nuestro cuerpo) no sólo
se compone de personas, objetos y construcciones artificiales como vías y
ciudades. Es una red de lazos más sutiles o, si lo prefieres, un tejido de
entrelaces, incluidos los espirituales –además de los sociales, políticos,
económicos e ideológicos-; está constituida de lenguaje (el elemento más sutil
o embriagador de la naturaleza humana –por no decir el más humanizador por
excelencia, como nos lo presenta Savater en Ética
para Amador-, de memoria compartida, de costumbres, de leyes… Hay
obligaciones o derechos, pero también prohibiciones y castigos, así como
premios si te portas bien. Algunos comportamientos son tabú y otros merecen
general reconocimiento por incentivar acciones altruistas o hasta heroicas.
Nótese
que, como una especie de héroe, el inmigrante surge después de tener que salir
de una tierra muy pobre o en guerra, con hambrunas, matanzas y persecuciones
políticas, raciales o nacionalistas. Y cruzar al otro lado -las líneas
fronterizas que tenga que pasar-, hasta llegar donde se pueda establecer, ya es
toda una hazaña. Luego, en tanto que huye y en tanto que sobrevive, es decir,
en cuanto que traspasador de lo fronterizo, de lo indeterminado, de lo fugaz y
de lo fragmentario, para reconstruir de nuevo toda su vida, en que se ha convertido
el periplo del migrante, hacen de este modo de existencia algo heroico para
quienes la han vivido; algo así como 'digno' de vivirse.
Más
allá de las cifras macroeconómicas están los escenarios financieros que es la auténtica
realidad del mundo global. Quienes financian el desarrollismo actual,
enmascarados de iniciativa privada y que de «libre concurrencia» de
participación 'lícita' (así, entre comillas, ya que los dueños del capital son
los que designan tales ofertas) en los mercados internacionales (entiéndase
bien: Organización Mundial del Comercio – OMC), son los verdaderos dueños de la
democracia neoliberal, que no es otra cosa sino las grandes corporaciones tanto
industriales y tecnológicas como bancarias, detrás de las cuales se esconden
los accionistas que, en su mayoría, son los mismos dueños del poder no solo
económico (industrial, tecnológico y financiero), sino que constituyen, además
de clases sociales con supremacía racial y burguesa, clanes políticos, familias
militares, sectas académicas, congregaciones religiosas y grupos intelectuales,
filosóficos y científicos en casi todos los órdenes de la sociedad global.
Estemos seguro de
que, más temprano que tarde, lo que va a pasar habrá que ir construyéndolo, y
lo que no, inventándolo, como sucedió en cada época, y será como siempre,
desconcertante, a pesar de que siempre habrán pitonisas y gurús que afirmarán
azoradamente que ya se lo veían venir… Los fanáticos, sobre todo los
religiosos, serán los primeros que dirán: ¡pero hay que pensar en el futuro,
porque lo que va a ocurrir es que vamos a tener un Armagedón!
Todas
las naciones tienen necesidad de protegerse y proteger a sus individuos. Eso
nos da seguridad, nos estabiliza, nos brinda un soporte firme en el que nos
sentimos confiados, sentirse en casa,
en el que vivimos y trabajamos produciendo de forma segura, aunque tal
protección a menudo nos haga exigencias e imponga sacrificios.
Defender
los derechos de pertenencia a una comunidad, sociedad, nación o Estado supone
admitir que debemos acatar las normas y regulaciones que se esgrimen desde lo
alto, desde el gobierno, para poder convivir en comunión, aunque sea más
importante el individuo humano que la pertenencia a tal nación, cultura o raza.
El problema surge con los nacionalismos estrechos, con el autoritarismo, con la
perdida de libertad. La propiedad privada, el dinero y demás bienes materiales
se reafirman en base al statu quo
proteccionista, a la seguridad que nos brinda el Estado. Pero cuando este orden
es sobrevaluado, forzado o impuesto de alguna forma no conforme con la libertad
individual y la responsabilidad social, se cae en extremismos que conllevan
abusos. El poder siempre es poder sobre los otros, por lo que no se puede
imponer de manera arbitraria o alegando que es por el bien del pueblo sin
considerar a minorías ni el individuo como ser humano.
Los
cambios globales que están ocurriendo actualmente obliga incluso a ir más allá
de las fronteras, a unirnos para poder enfrentar los grandes problemas y
calamidades que ya están haciendo estragos a nivel planetario: las
inundaciones, los incendios forestales, la desertización, el calentamiento
global, el oscurecimiento atmosférico, en fin, el llamado cambio climático es
una realidad acuciante y aceleradora de nuestra asfixia y ceguera mundial. Ya
no interesa para nada el ambiente a nivel general, porque solo importan las
premisas de economía y la política, acompañadas de los festines y celebraciones
que conllevan sus aplicaciones cuando lo mediático hace alarde de tal o cual
éxito en planes gubernamentales o caídas de régimen en contra del desarrollismo
liberal y el supuesto goce y uso de los derechos del libre albedrío que tenemos
para el disfrute del placer y el lucro de los bienes que nos da la Naturaleza,
Dios y la producción Capitalista.
Miles
de científicos acaban de anunciar que el cambio climático va camino de
causarnos un “sufrimiento incalculable”, mientras que la ONU dice que el
colapso de nuestros ecosistemas podría exterminar a un millón de especies,
entre ellas la nuestra (en estos momentos en que escribo estas líneas por el
despertar de la conciencia ecológica, me entero tristemente de la muerte de más
de un millardo de especies animales que han quedado calcinadas de las llamas
que devoran el sureste australiano). Las emisiones globales de CO2 siguen
asfixiando al planeta y en este año 2019 que acaba de terminar aumentaron, pese
a disminuir el consumo de carbón, debido al fuerte crecimiento en el uso de gas
natural y petróleo. Este último fin de año, pone punto final a una década
marcada por registros de calor excepcionales, por el retroceso de los hielos y
por subidas del nivel del mar sin precedentes a nivel mundial y cambios
exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero fruto de la
actividad humana.
A
pesar de ello, no estamos pendiente del verdadero impacto global por las
consecuencias del cambio climático, no obstante que sabemos bien, porque
estamos informados diariamente de ello, las causas que están coadyuvando a su
manifestación negativa, y a pesar, también, de que lo sentimos muy de cerca
cuando nos alcanza, es decir, diariamente tenemos una cita con el «destino» cuando
sacude de alguna forma nuestras localidades. Una cosa cotidiana es negar por
ignorancia la existencia de lo que no se conoce; y otra, es la terquedad por
negar los fenómenos meteorológicos de efectos devastadores a escala mundial que
nos golpean diariamente, de modo que perpetúa el cambio climático y sus
consecuencias, las cuales serán todavía más perjudiciales para el bienestar de
la humanidad en la medida en que las obviemos y dejemos a las corporaciones, a
los gobiernos, a las autoridades mundiales, a la «obligación del orden» (que
“todo siga igual”) que resuelvan el problema, o que sea lo que “Dios quiera”.
La
conexión entre sociedad y Naturaleza, la relación cambiante entre los modos de
producción planificados y las ideas de modelos histórico-ideológicos tanto de
producción como sociopolíticos que aparecen en las teorías y utopías
cientistas, y su posible influencia, han sido suficientemente demostradas
mediante gran cantidad de artículos y libros, tanto especializados como de
literatura. Los primeros casi siempre investigaciones de historiadores,
economistas, sociólogos y científicos de renombre, cuyas críticas –como las del
famoso astrofísico británico Stephen Hawking, quien antes de partir nos dejó un
alerta en rojo sobre el poco tiempo que nos queda, al fijar fecha para el 2117,
dentro de un siglo, a partir del año en que la vislumbró, ya que si para dicho
año no se ha hecho el proceso de adaptación, seremos entropizados por el
sistema planetario autorregulado, es decir, literalmente 'tragados' por la
conversión sistémica- son bastantes preocupantes, en virtud de la necesidad de
enmendar nuestra egoísta actitud para con la madre Tierra so pena de que nos
ahoguemos en nuestros propios excrementos.
La
otra cita, es el encuentro entre el muro y el inmigrante, lo que constituye en
esencia la condición fronteriza en la que se vive de manera acuciante como un
«destino» ineludible. En efecto, ese cerco, esa zona de frontera, es la forma,
el modo, la experiencia en la que llega a darse la conciencia de la doble
dimensión, la revelación del cerco hermético, cerrado, que nos impide continuar
hacia nuestra realización, hacia nuestra meta proyectual, constituyéndose en un
cerco de vida. Cercos que se refieren a la realidad como experiencia del
sujeto, a la vez que al sujeto mismo en el seno de esa experiencia de
significado, revistiendo entonces al sujeto de la condición de "ser
fronterizo".
Con
esta nítida imagen y su despliegue, podemos atrevernos ahondar para abordar esa
"condición del migrante" -y hacerlo desde el análisis de la
experiencia de sus protagonistas- ya que recoge y fundamenta la doble
experiencia humana de la realidad; ambas, la experiencia de conocimiento, y la
experiencia vivida por el migrante, aunque de naturaleza bien distintas, puede
conducirnos a conocer en propiedad la condición fronteriza del migrante que
vive en la línea o que sale a su búsqueda.
Queda, entonces, por
recoger el testimonio, aunque sea de manera virtual, de las y los migrantes en pleno choque con el muro, ahí,
donde se da el esfuerzo del ser humano por traspasar dichos límites
amurallados, donde conoceremos realmente los peligros del que migra, al poder,
si no observar, por lo menos revisar las circunstancias que la hacen posible.
La
búsqueda de verdad, en la generalidad de “caminos que conducen a Roma”, de
conocimiento, puede conducirnos hasta esa frontera, puede abrir pasos, en la
medida en que los caminos llevan más allá de esos muros y nos atrevamos a
adentrarnos por los territorios inhóspitos de la humanidad, tratando de
reconciliar tales extremos. Es un hecho que la verdad es difícil de
ser comprendida y que el espíritu humano se apodera audazmente de aquello que
puede justificar su conducta.
La razón invita,
pues, a asumir la “condición fronteriza” desde el ámbito crítico constructivo,
es decir tomando conciencia, o quedarnos sentados 'observando' el muro –así sea
a la distancia virtual- que nos limita. Esta es la invitación que,
modestamente, proponemos con la revisión documental abarcada en el tema
aventurado.
Fueron los filósofos
del Siglo de las Luces los que entronizaron en Europa y en Estados Unidos este
culto ciego de la libertad. (…) Existen, al mismo tiempo, graves desórdenes en
las actividades no intelectuales de la mente, e incluso una atrofia de algunas
de esas actividades. El sentimiento, al igual que el intelecto, ha sido
profundamente afectado por la búsqueda de ganancia, la satisfacción de los
sentidos y el entretenimiento. El
optimismo es indudablemente un estado de ánimo atractivo. (Véase la cita v al final de página).
Los
primeros emigrantes fueron aventureros, ya sean mercaderes o conquistadores,
quienes, por ejemplo, al tomar un nuevo rumbo para llegar al Este, viajando
hacia el Oeste en busca de una nueva ruta a la India para el comercio de
especies, textiles y metales, los llevó al Nuevo Mundo, donde la búsqueda de El
Dorado, la mítica ciudad hecha toda de oro que le refirieron los nativos a los
conquistadores españoles -al ver su codicia por el oro-, específicamente en la
fabulosa y encantadora región de la Amazonía, hizo de ellos forjadores de
nuevas civilizaciones, al convertirse finalmente en colonos, cuando tuvieron la
oportunidad de explorar la abundancia de tierras y recursos naturales prístinos
que albergaba el nuevo continente aún no explotado.
Las
conexiones a través de la red social, forman a los que ahora se aventuran a
emigrar. Son una forma de capital social que las personas utilizan para acceder
a un empleo con salario alto en el extranjero. Es precisamente la inserción de
las personas en las redes lo que ayuda a explicar el carácter duradero de las
corrientes migratorias. Pero también existe la conexión Institucional. El papel
de las instituciones públicas o privadas dedicadas a ofrecer apoyo a población migrante
es de suma importancia. Las organizaciones humanitarias voluntarias también se
establecen en países desarrollados para trabajar por los derechos y en procura
de mejorar el tratamiento a los trabajadores inmigrantes, tanto legales como
indocumentados. A medida que crecen los colectivos de inmigrantes, también
crece el número de agencias en las sociedades receptoras, cuyo objetivo
principal es ayudarlos, pues este crecimiento repercute sobre el mantenimiento
de los flujos migratorios.
«Cuántos de nuestros hermanos,
cansados o moribundos,
serán abandonados por la larga caravana
que marcha siempre y no se detiene jamás;
cuántos de nuestros hermanos
perecerán desgarrados por las bestias salvajes
que rondan y nos encuentran;
cuántos de nuestros hermanos perecerán
bajo el plomo de los bandidos
que nos espían siempre
y nos asaltan a menudo!»
(De Esperanza, libro anónimo, París, 1834)
La
historia de los muros, vallas o murallas es la historia del cerco. Pero este
cerco no es cualquier cerco como el de delimitar una parcela o propiedad. Es
cerco de vida, cerco del universo sentido al que llamamos mundo, del ámbito en
que se desenvuelve nuestra existencia: es el cerco contra la gente, las
personas, la libertad.
Lo que sabemos es
fruto de una aventura que se reinicia constantemente y que consiste en ampliar
las fronteras de los sistemas de vida que solo vemos en la televisión, las
películas o vídeos, que sólo con la imaginación logramos disfrutarlos, introducirnos
en los espacios profanos, en unos territorios en los que cometeremos errores,
pero que buscaremos asentarnos para bien o para mal, aunque la esperanza nos
dice que es más bien para nuestro bienestar.
Un poco más de Historia amurallada: ¿Cómo y porqué surgieron
los muros?
Las
migraciones o traslados masivos de personas han existido desde los más remotos
tiempos. El ser humano ha venido cambiando su lugar de residencia desde la
prehistoria, buscando mejores tierras, nuevos alimentos o climas más adecuados.
En las páginas de la Biblia se describen algunas de tales migraciones del
pueblo judío o «pueblo de Dios» como ellos mismos se denominan, quienes al
mando del patriarca Abraham, salió de la tierra de Ur de los caldeos[xvii], “sin saber a dónde
iba”, con todas sus posesiones, acompañado de su esposa Sara; lo mismo cuando,
al mando de Moisés, salieron de Egipto en un éxodo que duró 40 años en el
desierto, a la merced de beduinos ladrones y asesinos, de tribus nómadas
bárbaras, buscando la “Tierra prometida”.
Los primeros muros, murallas, vallas o cercos
como también se les llama, se levantaron inicialmente como
fijación, precisamente, del límite que marcaba la frontera entre lo salvaje y
lo civilizado. Tal es el caso, por ejemplo, de la construcción de la muralla de
Uruk (antigua ciudad Mesopotámica, situada en la ribera oriental del río
Éufrates, en el actual Irak), «la bien cercada» (Wikipedia, 2020a). Esto es –y
no sólo eso, ya que señalaba un verdadero límite de civilización, es decir,
dónde terminaba la cultura más avanzada conocida en aquel entonces y comenzaba
la vida salvaje o mundo inhóspito– una muralla defensiva de tipo militar, cuya
construcción fue impresionante en su tiempo, como todo lo construido en esos
espacios de la civilización antigua.
Después vinieron otros
más. La Gran Muralla China es el más emblemático muro de la Historia universal.
Aunque los tramos más reconocidos son aquellos construidos durante la dinastía
Ming, en el siglo XIV de nuestra era, es una antigua fortificación de una longitud total de 21.196 Km, lo que
equivaldría a un poco más de la mitad de la circunferencia de la Tierra (Wikipedia,
2020b).
Reconstruida
entre el siglo V a. C. y el siglo XVI (Edad Moderna) para proteger la frontera
norte del Imperio chino durante los sucesivos ataques nómadas de los pueblos
del norte, el cual ahora es gobernado por un régimen comunista desde 1949, que
no pudo saltar del feudalismo (o etapa pre-capitalista en la que se encontraba
China antes de la Revolución maoísta) al socialismo (como pregonaban los
exponentes de la teoría marxista), por lo que se mantiene anclada a un sistema
de economía capitalista de Estado que –aparte de haberle dado «buenos
dividendos», pues ha enriquecido a la burguesía parasitaria del Partido– la ha
llevado a convertirse en la segunda mayor economía del planeta –superando, en
algunos aspectos, indicadores macroeconómicos estadounidenses o europeos– e,
igualmente, en una potencia rapaz de recursos naturales que ha impactado no
sólo su medio ambiente hasta el punto de contaminar gran parte de su aire (en
las ciudades industriales y megalópolis como Pekín) y aguas fluviales de una
manera atroz, sino a depredar economías foráneas con la intensificación de la
explotación de materias primas para su importación nacional y su mortal carga
de productos tóxicos exportados a las mismas.
Aunque es muy poco
conocida, la Gran Muralla de Gorgan (ubicada en el NE de Irán) es, con tan sólo
con una extensión de 195 Km y una anchura promedio de 8 metros, una de las
construcciones defensivas más largas del mundo y una sofisticada obra de
ingeniería. Esta enorme muralla defensiva fue erigida inicialmente por el
Imperio Parto en el siglo III a.C., y después fue rehabilitada por el Imperio
Sasánida entre los siglos III y VII de nuestra era, a objeto de proteger el
Imperio Persa (Wikipedia, 2020c)
Estuvo en uso desde su construcción hasta el siglo VII, una época en la
que el Imperio Persa, bajo la dinastía sasánida, se enfrentó en una serie de
guerras en su frontera norte. Las murallas de Gorgan son conocidas popularmente
como “la Serpiente Roja” por el color de sus ladrillos, y es, detrás de la Gran
Muralla China –aunque los arqueólogos creen que es 1000 años más antiguo que esta última-, la
segunda más grande del mundo.
Y
fueron surgiendo muchos más muros que aún se siguen construyendo en la
actualidad (el de Israel en la Franja de Gaza[xviii];
y el de EEUU con la frontera de México, son los más emblemáticos del mundo
globalizado), para dividir, proteger y aislar a reinos e imperios, así como
mantener a los 'invasores' e indeseables fuera de sus fronteras. Si queremos
traer a colación el muro de la deshonra de nuestra 'sagrada' humanidad
contemporánea, debemos señalar el lamentable famoso Muro de Berlín, el Muro del
Vergüenza como lo llamaban en el oeste (Schandmauer), porque éste no fue
construido para evitar invasiones, sino para evitar que la gente buscara
escapar del implacable mundo comunista de Europa Oriental hacia la Europa
liberal u Occidental. Según la Fiscalía de Berlín, fueron 270 personas que
pagaron con su vida al tratar de cruzar hacia la parte occidental, de las
cuales treinta de ellas murieron como consecuencia de la explosión de minas.
El
Muro de Berlín, una mole de 3,6 metros de altura hecha de hormigón armado y que
se extendía como una profunda herida de 155 kilómetros a lo largo de la ciudad,
cuarenta y cinco de ellos dividiendo la ciudad de Berlín en dos y el resto que
circundaba su parte oeste separándola de la República Democrática Alemana
(RDA), cobró la vida de más de 270 personas en los 28 años de su vergonzosa
existencia. Comenzó su construcción el día 13 de agosto del año 1961. Después
de casi tres décadas, en la noche del 9 al 10 de noviembre del año 1989, el
mundo, en vivo y en directo, en una catarsis colectiva, fue testigo de su
desmoronamiento, no sólo de la caída de un muro divisorio, sino que un modelo
político-económico que venía en franco desplome desde la decisión de la
nomenclatura soviética de encauzar su pasos a otro modelo de desarrollo. (Wikipedia, 2020d).
Hubo
otro factor decisivo que llevó a la construcción del muro, según la versión que
nos da Luis Corvalán, quien era el Secretario General del PCC (Partido
Comunista Chileno) exiliado en la URSS para aquel entonces, En la República Democrática
de Alemania (RDA) había una situación social, según Corvalán (1993), inestable:
Numerosos profesionales, estudiantes y otros ciudadanos de
la RDA, provistos de un buen nivel de instrucción, pasaban al sector occidental
de Berlín donde les ofrecían mejores salarios. Se dejó sentir entonces una gran
escasez de mano de obra en Alemania Oriental. En tales circunstancias, Walter~lbrichta;
a la sazón secretario general del Partido Socialista Unificado de Alemania, se
dirigió a los soviéticos pidiéndoles que le suministraran trabajadores. Moscú
no estuvo de acuerdo. La URSS era una de las potencias vencedoras, la que descargó
los más contundentes golpes que condujeron a la derrota de la Alemania
hitlerista. Pensó que no era admisible -cuenta Nikita Jruschov en sus memorias-
que trabajadores suyos pudieran terminar limpiando los toilettes de los
alemanes, aunque éstos fueran del Este. ¿Qué hacer en tal caso? Se estimó
necesario implantar un severo control en la frontera. Así se optó por levantar
el muro. (p. 41-42)
En
cambio, la historia del muro judío data de los tiempos bíblicos, puesto que
está unida a la historia no solo del muro que rodeaba la ciudad de Jerusalén,
sino de su Templo religioso, santuario principal del judaísmo o de la religión
hebrea. Este muro, llamado Muro de los Lamentos en Jerusalén, pues se cree que
es parte del Templo de Salomón -no siendo así, puesto que es menester aclarar
que las investigaciones al respecto (Celaya, 2018:190) señalan que dicho muro
no era parte del Templo, sino de la Fortaleza Antonia de los romanos-, fue
construido alrededor del año 960 a. C. por el Rey Salomón para sustituir al
Tabernáculo como único centro de culto para el pueblo israelita, siendo
completado por Zorobabel en 515 a. C., con el fin de resguardar el Arca de la
Alianza.
Se
levantó una vez más después que fue destruido por primera vez por los
babilonios durante el tercer asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén, que
finalmente arrasó con la ciudad y su templo en 587 a.C. Luego que fue
reconstruido y ampliado por Herodes el Grande, el Templo fue a su vez destruido
nuevamente por las tropas romanas al mando del general Tito en el año 70 de
nuestra era, en el Sitio de Jerusalén, durante la primera guerra judía, donde
murieron más de 100.000 judíos, siendo el Templo quemado totalmente. Entonces,
si bien en otras ocasiones el Templo había sido profanado y saqueado, esta vez,
como evidencia las palabras proféticas de Jesús (Mateo, 24:2), del Templo no
quedó “piedra sobre piedra”.
Sin
embargo, los romanos dejaron el pedazo actual -consiste en una pared de 60
metros de longitud ubicada en el Barrio Judío de Jerusalén, la cual, según sus
Autoridades religiosas, es un vestigio del antiguo Templo de Jerusalén-, con el
fin de que los judíos recordaran lo que les pasó, en vista de que la arremetida
romana contra la ciudad se produjo tras la llamada "Gran Revuelta
judía" contra los gobernantes del imperio mundial para ese entonces.
Desde
entonces, este pedazo se conoce como el «El muro de los lamentos», donde acuden
los judíos creyentes y practicantes como los rabinos, quienes van a darse
golpes por la cabeza contra el muro, mientras claman oraciones, recordando la
amarga historia de su destrucción, mientras le piden al Dios hebreo que permita
la reconstrucción del tercer templo,
Los
propósitos con el que se construyeron, en el pasado, muros, fortificaciones o
rejas siempre fueron similares: la defensa contra enemigos del exterior, el
encarcelamiento de pueblos o la separación de vecinos agresivos. Las murallas,
por ejemplo, que rodean la ciudad vieja de Jerusalén fueron construidas entre
1535 y 1538 por orden del sultán Suleiman I[xix],
cuando la ciudad pertenecía al Imperio otomano. Medía 4.018 metros, su altura
promedio es de 12 metros y su espesor promedio es 2,5 metros. Tenía 34 torres
de vigilancia y 8 puertas. No obstante, por sus “agujas” o aberturas no podían
pasar los camellos, ya que fueron hechas para que sólo pasaran las personas y,
de esta manera, la ciudad no fuera contaminada con el estiércol de tales
animales. De ahí las palabras de Jesús (“Primero se verá a un camello pasando
por el ojo de una aguja que rico entrando en el cielo”), que son mal
interpretadas por los gobernantes ortodoxos cunado alegan esto en favor de la
justificación de sus doctrinas.
Las nuevas murallas o «Muros de la Vergüenza» del mundo
actual.
Hoy,
a 28 años de la caída del viejo muro berlinés, y en plena entrada del siglo
XXI, se siguen construyendo muros alrededor del mundo y bajo la mirada cómplice
de los mismos que conmemoran, año tras año, la dichosa “caída del Muro de
Berlín” y critican con fuerza su inhumana edificación. Hay, por tanto, una
increíble hipocresía de quienes callan y enmudecen, pero también una terrible “miopía”
de quienes más bien miran para el otro lado, cuando no hasta justifican que se
construyan nuevas separaciones, nuevas divisiones, nuevas formas de tener seres
humanos de primera y segunda categoría.
Es
así como el desarrollo y creación de muros tan vergonzosos como el de Berlín,
continua; muros que se han erigido bajo los más disímiles argumentos: otorgar
seguridad a los habitantes del país o territorio que se desea proteger; aislar
un territorio y ejercer allí medidas y acciones de represión, invisibilizando a
esa sociedad; impedir que “indeseables” “extranjeros” “indocumentados”
“ilegales”, o simplemente personas de otras nacionalidades, busquen
oportunidades laborales en países más desarrollados; protegerse del “terrorismo”....
Incluso separar social y económicamente a miembros de una misma sociedad.
La
construcción de muros, vallas, rejas, empalizadas, cercas, alambradas,
separaciones continúan siendo una práctica habitual ya sea para impedir la
entrada o salida de inmigrantes y emigrantes, ocupar territorios que no le
pertenecen al que opta por construir este instrumento de represión, humillación
o, simplemente, de imposición en un mismo país para segregar a sus propios
connacionales por razones económicas, sociales, religiosas y de origen racial. El
muro/valla, por ejemplo, que separa a la Península de Corea[xx] en dos países y ubicado en el paralelo 38, fijado
como frontera entre las dos naciones coreanas creadas producto de la división
ideológica de un mundo de la postguerra, en 1948, conocido también como el
Telón de Bambú, es una reliquia dinosaurio de ese pasado vergonzoso que aún
permanece de una historia de nunca acabar.
Vemos
entonces, como a objeto de defender los territorios nacionales de otras
nacionalidades o culturas “invasoras” o, por el sólo hecho de emprender una
guerra, como la de la Monarquía Wahabita de los vaivenes bélicos e
intervencionistas en Medio Oriente y el Golfo Pérsico, se empezaron a construir
muros y fortificaciones. Así, la casa real de este país traído a colación
anteriormente, ha comenzado a fortificar su territorio a objeto de aislar esta
Monarquía hereditaria, en un trecho de 9 mil kilómetros de largo en las
fronteras con varios países, en lo que se considera será la barrera de
seguridad más larga y costosa del mundo (véase, al final, cita anterior). La
idea es acordonar este país de sus vecinos fronterizo: Irak, Yemen, Bahréin,
Emiratos Árabes Unidos, Omán, Kuwait y Jordania. El proyecto, que ya tiene
algunas etapas concluidas es llevado a cabo por el consorcio de Defensa
y Seguridad EADS y Al Rashid Trading & Contracting Co[xxi].
En las zonas donde haya más presencia de ciudades y pueblos las autoridades
sauditas han señalado que se contará con una barrera física y en las zonas
menos pobladas y desérticas el proyecto se proveerá de vigilancia satelital,
cámaras, radares, sensores electrónicos, centros de detección costeros y
aeronaves de reconocimiento para detectar intrusos y enviar patrullas de
intervención rápida.
De
la misma manera, ya existe en la frontera con Yemen una estructura divisoria de
1.800 kilómetros de largo, consistente en una red de sacos de arena y tuberías
rellenas de concreto, dotadas a su vez de equipos y sensores de detección electrónica.
Esta división se unió al muro de 900 kilómetros de largo anunciado por el Rey Saudita Abdalá Bin Abdelaziz, en
septiembre del 2014, y permitirá, según el monarca “disminuir el número de
infiltrados y de traficantes de drogas, armas y ganado hasta cero”[xxii], es decir aislar
al Reino Wahabita de los acontecimientos en Irak. A pesar de las palabras de
Abdalá el objetivo es proteger a Arabia Saudita de la influencia de una de las
criaturas que ayudó a crear: El Movimiento
Takfirí Estado islámico (Daesh en árabe) que ya tiene bajo su control
vastas áreas del norte de Siria y el norte Iraquí. Esta construcción estará
dotada de cinco capas, con torres de vigilancia, vehículos y radares. Ocho
puestos de control y dirección, 32 centros de reacción rápida, 3 destacamentos
de tropas de intervención inmediata, varias torres de observación, 50 radares y
10 vehículos de vigilancia.
En
su papel de vigilante, de freno a esos afanes, España en sus enclaves
coloniales de Ceuta y Melilla, por decisión con sus socios europeos, decidió
construir a fines del siglo XX dos barreras físicas en esas dos ciudades
autónomas ubicadas en suelo norafricano, que representan la entrada más directa
a suelo europeo desde el lado africano del estrecho de Gibraltar. La ciudad de
Ceuta, con 8.2 kilómetros de vallas metálica y alambras, unido a Melilla con
sus 12 kilómetros del mismo material, están dotadas de cámaras infrarrojas,
difusores de gas lacrimógeno, detectores de movimiento, cuchillas en las
alturas de las rejas, sistemas que impiden colocar escaleras, cables tranzados
y vigilancia por tropas armadas representan la antítesis de los mismos sueños
que sus habitantes buscan en otras tierras, donde se les cierra las puertas, se
le reprime o encierra en barracones para impedir que emigren. Sin embargo, y en
pleno auge de la pandemia mundial del coronavirus, alrededor de unas 50
personas han accedido en el mes de abril a Melilla, en un salto masivo tras
superar el vallado que separa la ciudad autónoma de la de Marruecos[xxiii].
En
Irlanda del Norte, específicamente en su capital, Belfast, a partir del año
1969 se comenzaron a erigir las denominadas “línea de paz” como medida temporal
para separar a las comunidades católicas y protestantes de este enclave inglés
en territorio irlandés. Son una serie de barreras de separación, que a pesar de
los acuerdos de paz firmado entre Londres y el Ejército Republicano irlandés
(IRA) el año 1998, siguen en pie e incluso el último de esos muros fue
levantado el año 2013 en los terrenos de una escuela primaria, tras una serie
de hechos que tensionaron la convivencia entre ambos grupos religiosos. Se
calcula, que en total, existen unos 20 kilómetros de murallones y como muestra
de su presencia, las puertas de hierro que separan al este unionista (aliado
del Reino Unido) del sector mayoritariamente independentista y republicano se
cierra cada noche en un virtual toque de queda. (Véase la cita xx al final).
En
Europa central se yergue Eslovaquia. Allí las autoridades, principalmente de
algunos municipios de sus principales ciudades, sobre todo en los últimos ocho
años han estado construyendo una serie de muros (14 hasta el momento) destinado
a separar a la comunidad romaní del resto de la sociedad eslovaca. Velka, Ida,
Kosice y Ostrovany (Véase la cita xx al final) son
algunas de estas ciudades donde estos baluartes de la segregación tratan, según
las autoridades municipales, que han dado órdenes de levantar estas barreras
“de evitar un infierno diario a las personas que viven cerca de los barrios
gitanos”.
La
Comisión Europea pidió la destrucción del último muro de hormigón levantado en
la capital eslovaca (declarada Capital Cultural de Europa el año 2013) alegando
que “la construcción de barreras físicas representan una ruptura con los
valores sobre los que se fundamenta nuestra Unión, incluido el respeto de la
dignidad humana y los derechos humanos, también de los de las personas
pertenecientes a minorías”, según expresó el Comisionado responsable de
Educación y Cultura, Androulla Vassiliou, en una carta al alcalde de Kosice,
Richard Rasi. A pesar de estas palabras y esta exigencia la Comisión Europea no
se ha pronunciado por otros muros y barreras tan arbitrarias, injustas y
violatorias de los derechos humanos como las que construyó España en Ceuta y
Melilla[xxiv].
Hoy
día podemos observar como en Turquía[xxv], y en la misma Grecia[xxvi], cuna de la llamada
democracia moderna, se arman nuevas leyes en el llamado mundo libre Occidental,
donde se tienen sendas leyes antinmigrantes respaldadas por políticas represiva.
Esta línea, que se extiende por 180 kilómetros, divide a la isla en dos y se
fortaleció con la invasión por parte de Turquía de la isla en julio del año
1974, convirtiéndose de facto en frontera cuando el año 1983 la parte norte de
la isla, ocupada por Turquía, se proclamó como República Turca del Norte de
Chipre. Entidad que ha sido reconocida sólo por las autoridades e Ankara. Esta
franja, patrullada por las Naciones Unidas, no solo divide la isla en dos, sino
que partió por la mitad multitud de pueblos y ciudades, entre ellos su capital[xxvii]. La tragedia
griega que están viviendo los migrantes en esta geografía fronteriza es muy
inhumana, tal como lo reflejan las imágenes en plena pandemia mundial por el
coronavirus o Covid-19[xxviii].
Estremece
ver las imágenes de centenares de seres humanos durmiendo a la intemperie,
esperando el momento de lanzarse al abordaje de sus sueños y muriendo en esos
intentos. Condenados a tratar de sortear una de las fronteras más vigiladas y
protegidas del mundo, los migrantes tratan de romper los cercos de la
indignidad, de la injusticia, del llamado que el propio Occidente ha hecho de
las bondades de sus sistemas y que después cierra de un portazo en las narices
de miles de “indeseables”, que tienen participación también en el Muro de la
Infamia de Cisjordania y que dieron sus asesoría para la construcción y
mantenimiento del Muro de la Vergüenza que separa a las comunidades saharauis
del Sahara Occidental.
En
otro plano, en el sur de África la separación no distingue entre la Fiebre Aftosa
y los Inmigrantes, pues la valla construida por el gobierno de Botsuana que lo
separa de su vecino de Zimbabue, tiene como argumento principal el impedir la
propagación de la fiebre aftosa entre el ganado de ese país surafricano, que es
la segunda fuentes de ingresos de divisas después de la explotación
diamantífera. La empalizada en cuestión, construida a partir del año 2003, es una
valla metálica con alambre de púas, tiene dos metros y medio de altura y se
extiende a lo largo de unos 500 kilómetros. La idea original contemplaba
electrificarla y vigilarla con un cuerpo especial, sin embargo, las propias
condiciones geográficas y el costo económico impidió dicha idea pero… la cerca
sigue allí dividiendo a dos pueblos, uno con mayor nivel económico que el otro,
pero ambos muy lejos de los mejores indicadores de desarrollo humano (véase la
cita xx al final). Esta estrategia es la misma que
están usando ahora los gobernantes sin escrúpulos, al hacer énfasis en la
excusa de evitar la propagación del coronavirus, por lo que ahora ya no se
trata sólo del “virus chino” o asiático, sino del «virus latino» o del «virus
africano».
La
explicación de las autoridades de Botsuana no dio satisfacción a las
autoridades de Zimbabue que consideran la construcción de esta valla no como
una medida fitosanitaria, sino que está destinada a detener el creciente flujo
de inmigrantes de su país, en busca de mejores oportunidades de vida en su
vecino. La economía de Zimbabue está en ruinas con niveles de hiperinflación
que han llegado al 100 mil por ciento y un tasa de desempleo del 90%, junto a
una crisis sanitaria de envergadura como es el caso del virus VIH que afecta a
un 30%% de la población. Como consecuencia del estado del país, son miles los
habitantes de Zimbabue que tratan de cruzar a Botsuana como también a
Sudáfrica, que son consideradas dos de las economías más prosperas del
continente africano.
Inspirada
en la Línea Bar Lev, un elaborado sistema de defensa desplegado 160 kilómetros
a lo largo del canal de Suez, que
Israel construyó en respuesta a los bombardeos de la artillería egipcia durante
la Guerra de Desgaste, una barrera única que fue descrita por Moshe Dayan como
"una de las mejores zanjas antitanque del mundo." y que Israel
convirtió en fortificaciones, un masivo muro de arena continuo alineado con el
canal, sostenido por un muro de cemento (Wikipedia, 2020e), sujeto a una férrea
y permanente presencia militar de la Monarquía marroquí, se levanta otro nuevo
muro. Con 2.735 kilómetros de recorrido y una altura de 3 metros, dotado de
fosos, muros de piedra, alambradas, campos minados, fortificaciones militares,
armamento y tecnología de última generación, que divide a los legítimos dueños
de esas tierras de sus hermanos, que habitan los territorios liberados y los campamentos
en Tindouf, en territorio argelino, esta barrera, denominada por el pueblo
saharaui como el “Muro de la Vergüenza” tiene enormes similitudes a la
ocupación y construcciones implementadas por Israel con los territorios
palestinos[xxix].
Uno
de esos paralelismos y amplificada a niveles dramáticos, es la construcción de
esta aberrante creación que se extiende a lo largo del Sahara Occidental y que
separa a los territorios liberados de la República Árabe Saharui Democrática de
aquellos territorios ocupados por Marruecos, y con sus técnicos y la ayuda
financiera de la Monarquía Saudí permitió a la Monarquía Alauita construir este
esperpento represivo en varias fases. No es una única construcción, sino que
está conformado por ocho segmentos, que se han ido erigiendo entre los años 1982
a 1987. Una barrera militar que, a un costo diario de 4 millones de dólares, se
financió con los recursos naturales extraídos y robados al pueblo saharaui[xxx].
En
Asia Central, en una de las zonas “calientes” del mundo, Uzbekistán se ha
dotado de alambres de púas, cercas electrificadas, campos minados para poner
una barrera que impida, según el gobierno uzbeco la entrada de “militantes
islámicos radicales” de las vecinas Afganistán, Kirguistán y Tayikistán. En una
política ampliamente respaldada por EEUU que ve en esta relación con el
gobierno Uzbeco la posibilidad de acceder no sólo a las riquezas
hidrocarburíferas de esta ex República Soviética sino también servir de aliado
en su lucha contra el talibán y país tapón contra los afanes de hegemonía rusa
en la región. (Véase cita xx al final)
La
frontera entre Uzbekistán y Afganistán está dotada de una cerca electrificada
con 380 voltios, que se unen a los 1.100 kilómetros de alambres de púas que
separan a este país de Kirguistán (véase cita anterior al final). Con Tayikistán, los 1.500
kilómetros de longitud, la barrera de alambre de púas está reforzada por campos
de minas antipersonales sin estar dotadas de mapas o seguridad de dónde se
encuentran estos campos lo que constituye altísimos niveles de inseguridad.
Otro caso es el de
los muros que el Estado de Rio de Janeiro, en Brasil, está construyendo y ha
construido alrededor de las favelas del Barrio Santa Marta y la Rocinha (a los
que se unirán otras once favelas de menores dimensiones). En el barrio de Santa
Marta se levantaron ya 600 metros de muralla, mientras que en Rocinha – favela
con 250 mil habitantes– el gobierno de la ciudad acordó limitar estos muros a
las zonas con peligro de deslizamiento. El resto se compondrá, según las
autoridades, de senderos ecológicos y parques (véase cita xx al final). La excusa gubernamental es que dichos
muros son para impedir el crecimiento de este tipo de barrios y al mismo tiempo
proteger la flora y fauna de las colinas que rodean Rio de Janeiro. A esa idea,
las organizaciones críticas de esta construcción alegan que dichos muros
simplemente son para aislar a los barrios más empobrecidos y separarlos así de
las zonas urbanas más lujosas, al mismo tiempo que se tiende un cerco contra
las favelas, a objeto de intensificar la represión contra el narcotráfico, cuyas
mafias se localizan en estos barrios marginales, más no así sus capos que viven
en mansiones de lujo en la ciudad de Río.
India se encuentra en
el proceso de construcción de una barrera fronteriza con Bangladesh. La barrera
ya es la más larga del mundo con una longitud de poco más de 2 mil 700
kilómetros, superando a la existente entre Estados Unidos y México. De completarse
la construcción en la frontera, la barrera puede alcanzar una longitud de 4 mil
kilómetros. La enorme barrera está resguardada por más de 70 mil cuerpos
policiales. La barrera tiene como fin detener la migración ilegal en general,
pero en la práctica se ha prevenido el cruce específicamente de los
bangladesíes musulmanes[xxxi].
Ciudad del Este (Paraguay),
es una ciudad nueva, de apenas 30 años de edad, nacida como consecuencia de la
construcción de la presa brasileña Itapú, y es el corazón de la Triple Frontera
entre Paraguay, Argentina y Brasil. Ciudad del Este, además, es libre de impuestos
y una de las más grandes en volumen de comercio por metro cuadrado. Brasil
comenzó en 2007 un muro de 1.5 kilómetros de largo por 3 metros de altura en
Foz de Iguazú. El muro tiene como
objetivo frenar el contrabando de cigarros y electrodomésticos —mercancías
principales— que terminan, por lo general, en São Paulo. Por lo tanto, el
gobierno brasileño tomó estas medidas y que para detener a los sacoleiros que
traficaban las mercancías y regular el comercio, pero en realidad tiene como
fin controlar la Triple Frontera en función de la localización estratégica de
la presa, la cual tubo, durante su construcción, fuertes críticas
ambientalistas. (Véase, al final, cita anterior)
El Muro Ucraniano o
Muro Europeo se encuentra actualmente en construcción. Este muro recuerda a los
muros de mediados del siglo pasado por su función: detener invasiones
militares. Este muro tiene como objetivo detener la intervención militar de
Rusia en Ucrania. Luego de la intervención militar rusa en Ucrania de
2014–2015, Ucrania comenzó la construcción del muro en Crimea y, de hecho,
Polonia apoyó económicamente el mantenimiento del mismo. En agosto de 2015 se
había construido ya el 10% de la línea fortificada, aproximadamente 180 kilómetros
de zanjas anti-tanques y 40 kilómetros de alambres de púas, junto con otras 500
fortificaciones y obstáculos varios. (Véase nota xxxi
al final).
El gobierno de Reino
Unido financió un muro para aislar a los migrantes. La construcción la barrera
comenzó en 2015 y se tomó como molde la construida por Hungría. A principios de
ese año la barrera tenía 30 kilómetros de longitud y pretende extenderse 290
kilómetros más. Entre 2015-2016 se atraparon a 84 mil migrantes tratando de
cruzar el Canal de la Mancha para llegar al Reino Unido. Organizaciones
de derechos humanos y otras personas han declarado que el muro obligará a los
migrantes varados cerca de la costa de buscar formas más peligrosas de cruzar
hacia la isla. No es gratuito que se le apode al lugar la Jungla de Calais. Reuters
reportó más de 10 mil personas asentadas en la frontera griego-macedonia,
convirtiendo el lugar en el campo de refugio más grande de Europa con
mezquitas, escuelas y negocios. (Véase xxxi al
final).
Un año después, en
2016, Argelia comenzó la construcción de un muro en la frontera superando la
longitud de la de Marruecos en siete veces más, pero manteniendo la altura. La
razón de ser de esta muralla, según alegan sus promotores, es detener el
contrabando de drogas de Marruecos hacia Argelia. (Véase xxxi al final).
Irán comenzó a
construir hace 10 años un muro más fortificado de 3 metros de alto que la valla
alambrada que ya existía con su vecino Paquistán. El plan contempla 700
kilómetros de construcción incluyendo obstáculos de piedra y tierra y profundas
zanjas para detener la migración ilegal de Pakistán a Irán y el contrabando de
narcóticos. (Véase xxxi al final).
El muro o
"muralla" israelí en Cisjordania es el más marcado de tales
violaciones de nuestros tiempos sobre los mamotretos vergonzosos que se están
levantando en pleno siglo XXI. El Muro de la Infamia, como es llamado por los
palestinos, es una estructura dotada de tecnología de última generación en
materia de vigilancia: sensores infrarrojos, difusores de gas lacrimógeno entre
otros artilugios. Incluye alambradas de púas de acero, zanjas, zonas dotadas de
arena fina para detectar huellas, torres de vigilancia con guardias
permanentes, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los
tanques y otros vehículos de seguridad, así como zonas adicionales de defensa y
áreas restringidas de diversa profundidad. Este adefesio de la infamia humana
hunde sus raíces en el corporativismo capitalista en virtud de los hilos que
mueven los magnates judíos, tanto financieros (banqueros) como de las
industrias bélicas, las más rentables económicamente, sobre todo cuando hay
crisis económicas o desestabilización geopolíticas.
La Asamblea General de la ONU[xxxii] decidió, mediante resolución, pedir a la Corte
Internacional de Justicia (CIJ), que emitiera con urgencia una opinión
consultiva -la cual fue emitida el 9 de julio de 2004- que declaraba la
ilegalidad del muro e instaba a su total desmantelamiento. El gobierno israelí
rechazó –como era de esperar- el dictamen de la Corte porque consideró que,
entre otros aspectos (como el carácter no vinculante, el lenguaje partidista
utilizado o prejuicioso, y por ser adoptada sin contar con la mayoría de
miembros), se pronunció en el tema sin un adecuado conocimiento sobre el
terreno y sin dar el peso adecuado a las razones de seguridad de Israel.
Según algunos analistas internacionales, ésta es una
más de las muchas resoluciones aprobadas por la Asamblea General y otros
organismos dependientes de la ONU reprobatorias hacia acciones del Estado de
Israel. Según otros, las Naciones Unidas tienen fuertes oposiciones a favor de
Israel, como sería el caso del veto de los EEUU, tradicionalmente aliado de
Israel.
La Barrera israelí de Cisjordania construida por el
Gobierno de Israel, que se extiende aproximadamente en un 20% a lo largo de la
Línea Verde y todo el montaje tiene un ancho de entre 50 y 70 metros como
media, puede llegar a medir hasta 100 metros en algunos lugares, siendo un
proyecto muy polémico desde su mismo inicio, generando importantes críticas
contra el régimen israelí por parte de distintos organismos como organizaciones
pro derechos humanos (como Christian Aid, Human Rights Watch, Intermón Oxfam o
Médicos sin Fronteras), diversos colectivos ligados al mundo del arte y la
misma ONU, máximo ente supranacional que emitió en 2003 una resolución sin
carácter vinculante propuesta por Jordania en la que se instaba a Israel a
detener la construcción de la barrera y a proceder al desmantelamiento de la
parte terminada, por considerarla «ilegal». Aunque aún no se concluye –cerca de
un 80% de este adefesio de hormigón está terminado– cien mil palestinos
residentes en 42 pueblos de Cisjordania vivirán entre el muro y la línea verde
con Israel. (Wikipedia, 2020f).
Esos muros que tienen que franquear ahora, levantados por
sociedades “cultas” empeñadas en cercenar los derechos a todo un pueblo, a
contrapelo de la legislación internacional y del legítimo derecho de un pueblo
de retornar a lo que le pertenece (como el caso de los palestinos y el muro de
la infamia israelí) no merecen la preocupación de medios como The Washington
Post, The New York Times, las cadenas CBS, Fox News, CNN, The Times, Le Figaro,
El País, Il Corriere della Sera…
Las corporaciones de
televisoras mundiales transmitieron con detalle cada homenaje a los caídos por
el Muro de Berlín, editoriales, columnas, opiniones, reportajes y documentales
han dado cuenta de la importancia de la caída del Muro de la Vergüenza en el
corazón de Europa y el triunfo de la libertad pero… los nuevos muros, al
parecer, son bienvenidos por la ilustrada comunidad mundial.
Parece una pesadilla,
pero lo cierto es que, la idea de que el mundo se vuelve cada vez más conectado
-es de lo que se regodean en las redes, que cada vez más el mundo parece una
«Aldea global»-, omnipresente virtualmente, desde un terminal que muestra redes
sociales interconectadas mundialmente, no es posible darse cuenta que las barreras
de comunicación físicas aumentan en número de manera exponencial, mientras el
planeta es fragmentado ya no sólo por líneas mapeadas y señaladas con hiatos geográficos, sino también por
barreras artificiales que cobran vidas humanas todos los días.
El caso del muro que está construyendo la
Administración Trump en la frontera con México, es
un tema que aunque es recurrente en la agenda mediática y política de ambos
países, se ha acentuado en la actual administración republicana. En efecto, su
construcción no es una ocurrencia de Trump. Con la llegada de Bill Clinton al
poder, en 1993, los demócratas levantaron, sin escándalo alguno, el polémico
muro. Después, con George W. Bush y su Congreso, que eligieron a los ilegales
como el chivo expiatorio de los problemas económicos que vive el país, y la actual
política anti-inmigrantes norteamericana ha llegado realmente a lo cínico.
Tras
la llegada al poder del multimillonario Donald Trump el tema del muro, su
ampliación y mejoras en este adefesio, conocido popularmente como el Muro de la
Segregación, en materia de sistemas de vigilancia se acrecentó. Un presidente
que violó casi todas las leyes internacionales, ignoró al Congreso para iniciar
dos guerras llevando a la bancarrota el presupuesto del Estado, pisoteó la
privacidad y los derechos constitucionales de su pueblo, ordenó escuchas
telefónicas, creó una red de soplones, incluyendo a los choferes de ómnibuses
escolares, y aterrorizó al mundo entero con la cadena de sanciones aplicadas
contra las principales economías mundiales. Después de ellos, Rusia y China, al
igual que contra Irán, Corea del N y la República Bolivariana de Venezuela, ahora
se presenta de nuevo –en su campaña de reelección- como un héroe de la
reivindicación de las leyes norteamericanas, levantando la espada de Damocles
contra los inmigrantes (Altercom, 2006)[xxxii],
que han sido y son el motor de la economía sur estadounidense, y quizás hasta su
último recurso de evitar el desmoronamiento capitalista del imperio en su
'patio trasero'. EEUU, quien fue uno de los principales enemigos del Muro de
Berlín, quien trabajó por la caída de esa creación y del modelo político que lo
sustentaba, es hoy día uno de los régimenes que ha generado más víctimas
fatales desde que se iniciará su construcción, degenerando la esencia librepensadora
que lo caracterizaba a nivel mundial, al arremeter contra personas débiles,
pobres y desamparadas, cuyos elementales derechos han sido negados por el
estado y la sociedad norteamericana.
Más
de diez mil seres humanos han muerto desde el año 1994 cuando se dio comienzo a
la denominada Operación Guardián (Operation Gatekeeper) con el objetivo
declarado de detener la ola migratoria que viene del sur. Las invasiones, así
llamadas por el discurso retorico de los políticos norteamericanos, no son de
soldados. Los que vienen son pacíficos inmigrantes que escapan de la miseria o
una vida muy dura en sus respectivos países en la esperanza de mejorar su existencia
y realizar lo que se ha dado llamar "El sueño americano". Un sueño
que como la lotería, llena de ilusiones a los que juegan y son muchos, pero
muchos, los que mueren de desengaño. O perecen en el intento de cruzar la
frontera o se ahogan en el mar[xxxiii]. El muro, según calculó The Washington Post, tendrá un costo
superior a los 25.000 millones de dólares y requerirá la utilización de miles
de obreros durante años.
La
idea de la administración estadounidense, en acuerdo con el Senado el año 2013,
fue levantar unos mil kilómetros más de muro en la frontera con México, que se
extiende por 3.240 kilómetros. La disposición incluyó también duplicar el
número de agentes fronterizos (hasta llegar a los diez mil). Además se
adquirieron drones de vigilancia fronteriza por más de 10 mil millones de
dólares. Gastos en represión, gastos en más armas y cero gasto en tratar de
generar ideas de desarrollo en los países de los cuales provienen estos
inmigrantes.
Una
vez que se hizo con las riendas de la Casa Blanca, Donald Trump reiteró sus
promesas de campaña electoral de terminar de construir el muro fronterizo (la
edificación de un muro de segregación a lo largo de la frontera de 3.200
kilómetros entre ambas naciones), a objeto de acabar la inmigración y deportar
migrantes indocumentados.
De
la misma forma que su antecesor, el paradójico Premio Nobel de la Paz, Barack
Obama, quien mantuvo unos índices de popularidad notables, sobre todo por sus
acciones de corte populistas como el de prodefensa de los inmigrantes hasta que
dejó el cargo, convirtiéndose en la esperanza del «sueño afroamericano»
estadounidense, asegurando su reelección con un discurso de corte neoliberal
nacionalista, pero que no trascendió, ya que a pesar de “proteger” a los
inmigrantes no indocumentados bajo su mandato con una serie de decretos, resultó
el gobierno que más indocumentados había expulsado durante sus ocho años de
mandato —casi 2,6 millones deportados en el año 2011, bajo su primera
administración[xxxiv]-,
se habían construido 1.044 kilómetros del Muro Fronterizo —que ha sido ampliado
durante Trump a 1.120 kilómetros— y su política de reforma sanitaria para los
pobres —quienes ganaban por debajo del cuádruple del umbral de pobreza, US$ 92,200
al año para una familia compuesta por cuatro personas—, promulgada en 2020 como
Ley de Protección al Paciente y Cuidado
de Salud Accesible (en inglés, Patient Protection and Affordable Care Act)[xxxv], mejor conocida
como Obama-Care, fue
derogada por la
nueva Administración, presidida por Donald Trump. También, de
entrada, Trump firmó una serie de decretos para restringir la migración y
expulsar a los indocumentados, ha generado una situación fronteriza más tensa
entre EEUU y México, y ha convertido el «muro» en un estandarte para la
derecha, radicalizado la posición del conservador partido Republicano, montando
así, desde ya, la base de apoyo electoral para su probable reelección
presidencial, ya que le resultó efectivo, al igual que a su antecesor, el
discurso populista de corte nacionalista, no a favor de los pobres, pero si a
favor de la patria: volver a ser grande a los EEUU.
La
herencia de la cultura y la lengua inglesas fue durante mucho tiempo de suma
importancia en EEUU. La inmigración de otros estados europeos no llegó a ser multitudinaria
hasta la segunda mitad del siglo XIX. Pese a que, a mediados de dicho siglo,
muchos norteamericanos —tal vez la mayoría— ya tenían sangre de otros países
europeos en sus venas, el tono de la sociedad era marcado desde hacía tiempo
por la ascendencia británica. Hasta 1837 no hubo un presidente que no tuviese
un apellido inglés, escocés o irlandés (el siguiente no llegaría hasta 1901, y
solo ha habido cinco hasta la actualidad).
Tras
la llegada al poder de la multimillonaria familia Trump, otro presidente con
apellido escoses (su madre era una inmigrante escocesa nacida en la isla de
Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, y sus abuelos paternos eran
inmigrantes alemanes), el tema del muro, su ampliación y mejoramiento de los
sistemas de vigilancia, así como el discurso cargado de xenofobias, adquirió
mayor protagonismo. Sin embargo, el plan Trump de bordear totalmente la
frontera con un muro aún encuentra dificultades estructurales.
Por
un lado los fondos que deben ser utilizados en el proyecto –aunque el magnate
ha prometido en su campaña que México se haría cargo del costo–, el Congreso de
EEUU, quien debería suministrarlos, le ha negado dichos fondos. Además de esa
limitante existen otras, y pasan por el lado de que algunos de los terrenos en
donde se instalaría el muro, son de propiedad privada por lo que implica costos
políticos, legales y de expropiación de esos terrenos. A pesar de ello, Trump
continúa adelante con su plan de «Valla antinmigrantes» y ha conseguido montar
a empresas constructoras en el financiamiento privado, a través de licitaciones
que les dan los derechos exclusivos de recuperar su inversión con el manejo
privado de los pasos fronterizos amurallados.
Por
otra parte, para que México pague el muro, algo que el gobierno mexicano ha
declarado que no hará, los asesores de Trump han evaluado incrementar las
tarifas aduaneras, los costos del tránsito fronterizo o gravar las remesas que
los migrantes envían a sus familias –en 2018 las remesas ascendieron a unos 25
mil millones de dólares–. Pero, la dependencia comercial que históricamente ha
tenido la frontera norte mexicana con EEUU, y que ha involucrado a miles de
familias de inmigrantes mexicanas que han vivido y trabajado en ambos lados de
la frontera, es un elemento adicional que conlleva el choque inter-cultural.
De
hecho, las secuelas psicológicas que tienen los inmigrantes tras ser
deportados, al dejar hijos u hogares ya establecidos en los espacios
fronterizos norteamericanos, tras haber cruzado la frontera en busca de una
vida mejor, es un aspecto que está siendo foco de atención de diversas
organizaciones y especialistas en la materia, demostrando cómo una búsqueda de
mejores oportunidades puede tornarse en una pesadilla y hasta en una
infelicidad con deterioro de salud mental permanente, por lo menos hasta que no
se reúna de nuevo con sus familiares que quedaron atrapados «detrás del muro».
De
esta manera han surgido diversas críticas señalando dudas sobre la edificación,
relativas a que el muro pueda acabar con la inmigración o si vale la pena
gastar dinero en eso cuando hay otras necesidades fronterizas más urgentes que,
además de las comerciales (las cuales tiene gran peso en virtud de que se trata
de una zona de intensa actividad económica), ameritan acuerdos bilaterales en
materia de seguridad contra el crimen organizado, narcotráfico, corrupción
burocrática, salud y cooperación, etc…, para el buen funcionamiento de la línea
internacional mexicana-estadounidense y la libre y convivencia democrática
fronteriza, puesto que estas ahora no ocupan un lugar prioritario de la agenda
de Donald Trump.
Si
algo le está quitando el sueño al inquilino de la Casa Blanca es su relección,
la cual ha centrado, para empezar su nueva campaña, en el “Muro de la
segregación”, con el que pretende separarse del vecino país, hacia el que la
errática política exterior de la Administración Trump parece seguir dictados
electoralistas. Por lo que no es un caso aislado, ya que Trump, quien maneja
hasta el detalle más pequeño en el diseño de su tan prometido cerco, sueña con
que sea capaz de electrocutar a quienes lo intenten escalar, que sea negro para
que absorba todo el calor y los inmigrantes se quemen al tocarlo, que tenga
suficientes cámaras y tecnología de punta para el monitoreo desde arriba y a su
alrededor, que la estructura del muro sea “físicamente imponente, pero también
estéticamente placentera”, entre otras ideas alegadas por una articulista
norteamericana[xxxvi],
y que, a pesar de desviar tantos recursos de otras dependencias de gobierno,
para poder cumplir una promesa de campaña, “los expertos en migración y
seguridad nacional aseguran que un muro no solucionará el problema de inmigración
al que se enfrenta EEUU y que llegará a un gran costo para los ciudadanos
estadounidenses”. En efecto, estas iniciativas están muy lejos de resolver el
problema de la inmigración y sólo benefician a las empresas que producen
equipos para vigilar la frontera y a los políticos que hacen de la xenofobia,
la segregación y el desprecio por los derechos de los inmigrantes, su base de
votos. Se trata, en tres palabras, de: un negocio redondo.
Que
la agenda electoral doméstica condicione la política exterior no es algo nuevo.
Pero ahora esa visión electoralista, según los críticos, parece ser la única. Y
se suma a la naturaleza impulsiva del presidente (está siendo interpelado en un
juicio público por abuso de poder y trabas al Congreso, conocido como el
«empachiment contraTrump»), quien sólo contempla la política arancelaria (como
la de pechar el aluminio y el acero brasileño) o los castigos económicos (como
los empleados en Centroamérica, tras cortar la ayuda humanitaria, agudizando
los problemas que llevan a miles de sus ciudadanos a escapar hacia el norte),
como arma de entendimiento con los países del “Patio trasero”, tirando por la
ventana las políticas tradicionales que mantenía EEUU (de ayuda económica,
libre comercio y en defensa de los DDHH, por ejemplo) con los países vecinos.
La
propuesta de construir un muro a lo largo de la frontera con México ayudó a
Donald Trump a llegar a la Casa Blanca, y actualmente ya forma parte de su
agenda para buscar la reelección en 2020. Haciendo un recuento, en febrero de
2019, el Congreso de EE UU aprobó en sus presupuestos 1.375 millones de dólares
para el muro, una cifra muy alejada de los 5.700 que Trump había pedido, lo que
llevó al mandatario a declarar una emergencia nacional con el objetivo de
conseguir esos fondos sin el visto bueno del Legislativo. Con la emergencia
nacional, el Gobierno reasignó al muro unos 6.600 millones de dólares del
Pentágono y del Departamento del Tesoro, que sumados a los 1.375 que finalmente
le aprobó el Congreso, debían servir para la construcción de unos 376
kilómetros de muro. Asimismo, el Gobierno ya autorizó hace unos meses el desvío
de la primera de las partidas incluidas en la emergencia nacional, en este caso
de 2.500 millones de dólares también del Pentágono, inicialmente previstos para
la lucha contra el narcotráfico. Aunque la decisión motivó un litigio legal, el
Tribunal Supremo en última instancia dio el visto bueno en julio al Gobierno
para hacer uso de esos fondos para el muro[xxxvii.
A
pesar de que la 'Disneylandia' del 'Pato' Donald o gobierno imperial
trumpnoniano sufrió un revés en la Corte del Distrito del Oeste de Texas, donde
un juez emitió un fallo sobre la construcción de nuevas secciones del muro
fronterizo, al dictaminar que no se pueden usar recursos del Pentágono para la
obra,
en la frontera –un tercio de la frontera (unos 1.100
kilómetros) –, hay ya una parte amurallada (muro físico o construido): bardas
de concreto, rejas, planchas metálicas que un día sirvieron para facilitar el
aterrizaje de aviones durante la Guerra del Golfo y después fueron reutilizadas
a modo de separación entre los dos países.
En
otro tercio de la frontera hay un muro virtual, vigilado por cámaras, sensores
térmicos, rayos X y más de 20.000 agentes fronterizos, un 518 % más que hace
dos décadas, según un informe del Colegio de la Frontera Norte y el Centro
Norteamericano de Estudios Transfronterizos. En el último tercio,
el muro es natural. Es también el más barato del mundo de vigilar, porque
ejercen de centinelas los ríos y desiertos de Sonora y Chihuahua, donde las
temperaturas llegan a los 50 grados. Intentando cruzar por aquí han muerto unos
8.000 migrantes en los últimos 20 años desde que se construyó el primer muro en
1994.
Se
afirma que, al igual que sucedía en los tiempos de los contrabandistas de mano
de obra esclava traída de África, al obligar a los migrantes a cruzar por
desiertos y montañas –antes era el inmenso océano Atlántico-, bajo condiciones
sórdidas, quienes logran sobrevivir a una prueba tan dura, son los más aptos,
físicamente fuertes y laboralmente válidos, para el tipo de mano de obra que se
requiere en estos espacios inhóspitos californiano y texano del sur
estadounidense.
Actualmente el deseo
de un individuo que busca emigrar de su país, donde no ha podido satisfacer ni
siquiera las necesidades básicas para vivir, a pesar de que se mata trabajando
para ello, es básicamente para obtener un mejor nivel de vida. Pero, sobre todo
en estos tiempos, ahora está más unido al deseo del esmero por acceder al dólar,
única moneda que puede paliar la hiperinflación y la devaluación monetaria de
su poder adquisitivo en sus países de origen, de poder enviar algo a casa,
mientras reúne lo suficiente para regresar y darse sus “lujos” (no son de
ricos, sino comprar lo que antes si tenía y podía: electrodomésticos, vehículo,
casa, tierra…), donde el cambio por conversión monetaria lo favorece en suma
manera.
Es el caso de
nuestros países latinoamericanos, incluido Venezuela (donde ya la moneda, el
Bolívar, después que tuvo dos reconversiones, el Bolívar Fuerte, y el Bolívar
Soberano, vuelve a estar por el suelo), que a pesar de ser un país petrolero, la
economía está “dolarizada” por un mercado negro del dólar Today, manipulado
desde Miami con la venia del gobierno colombiano anclado en Cúcuta, la ciudad
fronteriza por donde huyen miles de venezolanos escapando de las penurias, ya
que el salario básico no le alcanza al trabajador venezolano ni para comprar dos pacas de harina pan de 1
Kg., mucho menos para ropa o un par de zapatos u otros artículos necesarios en
la vida común.
Los
asaltos a la frontera no responden realmente a explicaciones conspiratorias ni
nada por el estilo (terrorismo). Estas no son más que patrañas elaboradas con
la colaboración de expertos diseñadores de la cultura neonazi y la difusión
mediática. Los africanos, por ejemplo, al igual que los centroamericanos, saben
cuál es el nivel de desigualdad que hay entre Europa y sus países de origen; o
entre EEUU y su «patio trasero» Por eso se aglomeran en sus fronteras y
arriesgan hasta sus vidas por traspasar sus muros y barreras infranqueables.
Por ejemplo: España, tiene el récord mundial de desigualdad con respecto a sus
vecinos; mientras que EEUU es el país de mayor PIB con respecto a sus vecinos
Latinoamericanos.
Para
De Gregorio (2008), pocos de nuestros países han podido superar las escasas
entradas de capital y un ambiente internacional inestable para los mercados
emergentes. Más recientemente, la atmósfera externa es positiva para los
mercados emergentes, pero para muchos países latinoamericanos el problema ha
sido cómo reiniciar (es el caso, por ejemplo de Argentina, que no pudo superar
el reinicio neoliberal con Macri, y ahora vuelve a colocarse del lado de la
izquierda moderada a través de un gobierno que busca suavizar el «paquetazo de
Macri» (implementado con la ayuda del FMI), o en muchos casos comenzar, un
proceso de crecimiento sostenido.
El
autor ya traído a colación señala, entre 1970 y el 2000,
el PIB per cápita de los países latinoamericanos como
proporción del PIB per cápita de los EEUU, donde se observa que, mientras el
país presenta un crecimiento sostenido de su PIB (2.37 %) para dicho periodo,
nuestros países han presentado más bien, como sería el caso de Nicaragua (-2.71
%), o el de Venezuela, un crecimiento negativo para el mismo periodo, pasando
este último país, de un PIB negativo, y en descenso desde la década de 1980 (a
partir del llamado “Viernes Negro”, con -2.79 %), a -1.65% en el año 2000 como
consecuencia del deterioro de su economía -ya de por sí venía bastante golpeada
por el flagelo de la enfermedad crónica de la inflación-, la cual se agudiza
con el bloqueó y las sanciones económicas de la Administración estadounidense
contra la llamada Revolución Bolivariana socialista del siglo XXI, sobre todo
con la arremetida del energúmeno Mr. 'Danger' Trump.
Es tanto así que el
Gobierno chavista creo una moneda virtual o criptomoneda, respaldad por la
venta de petróleo a futuro, llamada el Petro, que si está a la par con el
dólar, aunque es difícil acceder a ella, porque no se puede gastar normalmente
ni puedes comprar lo suficiente ya que el salario no alcanza para nada: ¿cómo
comprar, que no sean céntimos de petros, para poder ahorrar algo que te alcance
igualmente para comprar algo, arreglar o invertir en aquello que necesites de
urgencia?, a menos que te lo regale el oficialismo, como en efecto ha sucedido,
los 1 o 2 petros, por ejemplo, en aguinaldos, o en el caso de la pandemia del
coronavirus, a los médicos y enfermeros.
Nuestra realidad es
tan cruda como el ataque del flagelo Covid-19, es decir, hay que saber moverse
o eres eliminado. Quienes están al servicio del Estado, por ejemplo, están
matraqueando para poder compensar apenas lo que les sirve para mantener un
cierto nivel de vida mínimo; funcionarios del status quo, fuerzas armadas, defensores del establishment chavista, que participan del control público, tanto
de calles, carreteras y fronteras, como de oficinas, quienes se rebuscan, al
ver como es fácil para los funcionarios burócratas que hacen fortunas con la
administración de la cosa pública, y cuyo ejemplo les viene de arriba, es decir
del Gobierno central o Poder Ejecutivo, donde los políticos arribistas,
paracaidistas, oportunistas, izquierdistas, “comunistas”, funcionarios -y sus
barraganas-, enquistados indefinidamente en sus altos puestos, tienen un alto
nivel social, y son tratados como tal, es decir la nueva burguesía (la “boliburquesía”
o «burguesía bolivariana») o élite chavista-madurista.
Para rematar, siendo
que el éxodo venezolano se ha convertido en el mayor desplazamiento de personas
en la historia de América Latina, la crisis del coronavirus está devolviendo
una gran cantidad de inmigrantes venezolanos que ocupaban labores en áreas de
servicios o de buhonería, o eran contratados en empresas que ahora están
cerradas por la cuarentena. ¿Qué va a pasar con esta masa de desempleados
nacionales, quienes se fueron en su mayoría porque se sentían insatisfechos con
sus condiciones de vida o no estaban de acuerdo con la política del régimen?
Sabiendo esto el oficialismo, ha implementado que sean incluidos en las dadivas
de bonos del gobierno y bolsas de Clap, buscando minimizar posibles
enfrentamientos ya que muchos fueron jóvenes participes de las llamada 'guarimbas'.
Los
otros muros aún más peligrosos: sociales, políticos, religiosos y psicológicos.
Otro aspecto
inherente a cualquier realismo de fronteras es que existen otros muros, algunos
invisibles, es decir, ya no físicos sino virtuales, construidos en y desde la
red de alianzas corporativas transnacionales e imperialistas, las cuales crean
un cerco contra cualquier país o nación que se revele contra el poder
hegemónico de dominación global que tienen a través del proceso de
globalización.
Los muros
sociales siguen siendo otra vergüenza que arrastra la humanidad desde los
tiempos oscuros del Medioevo. Cuando uno ve los noticieros nos damos cuenta de
lo convulsionado que está el mundo de hoy por el drama que la humanidad
civilizada del siglo XXI confronta como consecuencia de las luchas sociales y
las manifestaciones raciales, religiosas y demás nacionalismos exacerbados.
Pero, lamentablemente, a nadie parece importarle asumiéndose ya como algo
«normal».
Ahora lo que interesa
es la economía y la política, ya que ni siquiera nos preocupamos por el
ambiente, por la calidad de vida; todo se mide por los indicadores económicos,
por la publicidad mediática. Mientras la población de Europa y Norte América
envejece, tristemente se levantan muros antimigraciones, observando el mundo,
la sociedad global que ellos mismo convirtieron en una «Aldea global» con el
desarrollo de las TIC, con una visión mezquina y limitada, cuestionando nuestra
identidad nacional como si fuésemos incivilizados, una especie de jauría que
ahora migra hacia la opulencia de sus territorios y sociedades desarrollistas
por el indetenible crecimiento económico que siguen percibiendo a pasar de los
periodos de las crisis económicas y los llamados 'crack' financieros que siguen
aflorando en la rapiña del capitalismo salvaje.
«¿Quieres ser rico?
No te afanes en aumentar tus bienes,
sino en disminuir tu codicia.”
Epicuro
La
odisea de todo el que emigra como se ha ilustrado aquí, tiene mucho de hazaña,
pero también de dramatismo. Está cargada de motivaciones que involucran sueños
y también mucho sufrimiento. Al final solo queda una sensación de vértigo, un
miedo que va más allá del sufrimiento porque adquiere una especial profundidad
humana, producida por las heridas de la corrupción de las autoridades que
intervienen detrás del muro, por la política que implementa el control violando
incluso los DDHH de los inmigrantes, que juega, al compás del discurso del
gobernante de turno y el desamparo de los refugiados e inmigrantes, a la
exaltación de dicho drama por la situación que viven los desplazados en las
fronteras y los inmigrantes al interior cuando son capturados para ser
deportados, a los efectos solaces de los sucios juegos electorales para
mantener (si se trata de una reelección) o alcanzar al poder.
El
centro de atracción de dichos desplazamientos o periplos de migraciones ya no
es para explotar a los 'nativos' u obtener prebendas en aras de la ganancia
familiar (el estatus social), la explotación comercial, la gloria militar o de
Dios. En todo caso, los mueve, inicialmente, el deseo hedónico de ganarse la
vida rápidamente, triunfar de forma relámpago, alcanzar fama o, simplemente,
conseguir un empleo que le permita hacer una vida independiente, atractiva y
holgada económicamente, además de convivir con otras culturas y conocerlas, a
las cuales ha visto por medio de los videos o la cinematografía, y que ejercen
un patrón lineal de atracción sobre lo que está de moda, mientras la invisibilidad
y desamparo de los refugiados e inmigrantes son sólo reflejos de las noticias
del momento cuando ocurren sensacionalismos mediáticos como los avances
noticiosos cargados de persecuciones, represión, violencia y muerte en las
calles, un mar o algún lugar del desierto que intentaban pasar para alcanzar la
libertad o la realización personal.
Hay necesidad, por tanto, de
insistir en preguntarnos, ¿qué los impulsa, una y otra vez, a continuar
perseverando en su migración? Los procesos de desterritorialización (pérdida de
los lugares) y reterritorialización (su simultánea revalorización), y que otros
lo ven desde una geografía letárgica u opaca, y una geografía luminosa,
respectivamente, son cuestiones que imbrican el proceso analítico. El
territorio se constituye entonces como una realidad digna de vivirse y a la vez
fuente de conflictos de diversos tipos: por los recursos naturales o los bienes
comunes (agua, aire, minerales, tierras, infraestructuras diversas), por la
creación mercantilista de fuentes modernas de energía o la conservación de la
naturaleza, como apropiación colectiva de la tierra o su desposesión y desplazamiento
comunitario, como reproducción ampliada de la vida o explotación mercantil
capitalista, etc.
Pero
hay otro factor se gran peso. La migración está intrínsecamente relacionada con
la geopolítica, el comercio y los intercambios culturales, y ofrece a los
países, las empresas y las comunidades la oportunidad de beneficiarse
enormemente de ella. La migración ha contribuido a mejorar la vida de las
personas tanto en los países de origen como en los de destino y ha brindado a
millones de personas en todo el mundo la oportunidad de forjarse una vida
segura y plena en el extranjero. Sin embargo, no todos los movimientos
migratorios se producen en circunstancias favorables.
En
los últimos años, hemos observado un aumento de las migraciones y los
desplazamientos provocados por conflictos, persecuciones, situaciones de
degradación y cambio ambiental, y una acusada falta de oportunidades y
seguridad humana. Aunque la mayoría de los procesos de migración internacional
se producen por vías legales, algunas de las principales situaciones de
inseguridad que afrontan los migrantes, así como buena parte de la preocupación
pública que suscita la inmigración, se asocian con la migración irregular.
Un Nuevo Orden Mundial está siendo
fundado en los intereses de los mercados mundiales donde las fronteras se
vuelven porosas, las soberanías nominales y el poder anónimo, al soltar los
frenos neoliberales de la desregulación, la liberalización, la flexibilización,
la fluidez creciente, la facilidad de transacciones en los mercados
inmobiliario y laboral, así como aliviar la presión impositiva. En ese sentido,
el proceso global que vive actualmente la sociedad humana tiene dos caras de un
mismo proceso: fragmentación política y globalización económica; integración y
parcelación, glocalización y territorialización, en tanto procesos
recíprocamente complementarios.
Por
otra parte, desde los Estudios culturales –campo de estudio de las
significaciones y los sentidos societales en su relación con la economía
política y el pensamiento crítico (por ejemplo, el conjunto de hibridaciones
culturales de forma recursiva como la urbanización-culto-ciudad de la cultura
rural-popular-pueblo-lo otro y la ruralización de lo urbano cultural)– se
devela lo que ocurre en el fondo: una desterritorialización de la cultura,
rompiendo las fronteras territoriales, sociales, étnicas, de raza, y no sólo en
las escalas intra o subnacionales, sino también transnacionalmente. Pero frente
a este proceso desterritorializador surgen también las resistencias culturales,
en lo que, desde los nuevos movimientos sociales, los especialistas advierten
una lucha de las gentes por devolver sentido a la vida resistiendo desde las
culturas regionales y el barrio. Se trata de una mezcla de lucha por una vida
digna y la lucha por la identidad, la descentralización y la autogestión, en
tanto proceso de reterritorialización, de recuperación y resignificación del
territorio como espacio vital desde la perspectiva política y cultural. (Díaz-Muñoz
y Guzmán, 2014, citados en Zambrano, 2019).
Con
todo, pocas sociedades rompen con su pasado. El emigrante también trae un
cúmulo de ataduras culturales y familiares que le impide romper iso facto con su pasado. Lo que podemos
ver es una transformación lenta pero radical de la organización y el
comportamiento humanos en una superficie cada vez más extensa de la Tierra,
compuesta por varios cambios decisivos. Aunque la importancia de estos hechos o
«cambios» fue tal que parece justificar metáforas poderosas, y expresiones como
«revolución agrícola» o «revolución de sus capacidades o habilidades» como la
de la «recolección de alimentos» o la «revolución metalúrgica», así como la
llamada «revolución industrial», que, al parecer, no suscitan dudas en cuanto a
su significado, sin embargo debemos matizar también el término «revolución»
cuando hablemos de estos cambios.
De
pronto, con la llegada de estos cambios significativos, se vislumbra el tejido
material en el que habría de basarse toda la historia humana posterior, aunque
sin aparecer todavía. Al día de hoy, a pesar de que dieron comienzo a la mayor
transformación del entorno por el ser humano, la historia de la humanidad ha
rebasado ya con mucho el punto en que las repercusiones de tales cambios pueden
captarse fácilmente.
Dos
reflexiones deberían hacerse, no obstante, para equilibrar el hecho
indiscutible de que el ser humano ejerce algún control sobre su destino. La
primera es que el hombre no ha mostrado casi con certeza ninguna mejora en
capacidades innatas desde el Paleolítico Superior. Lo que es importante, no es
su capacidad mental –que de hecho es extraordinaria y hasta milagrosa cuando
dependemos incluso de salvar nuestra vida en momentos especiales de sobrevivencia–,
sino los logros humanos, los cuales son esencialmente acumulativos. Se basan en
una herencia que también se acumula, podría decirse, según la regla del interés
compuesto.
Nuestra
herencia genética nos lleva a la segunda reflexión[xxxviii], no solo porque nos permite hacer el cambio
consciente, realizar un tipo de evolución sin precedentes, sino que también nos
controla y limita. Las irracionalidades del último siglo muestran lo exiguo de
los límites de nuestra capacidad para el control consciente de nuestro destino.
En tal medida, seguimos estando determinados, privados de libertad, formando
parte de una naturaleza que produjo nuestras excepcionales cualidades ante todo
a través de la selección evolutiva. Tampoco es fácil separar esta parte de nuestra
herencia de la configuración emocional que hemos recibido de los procesos a
través de los cuales ha evolucionado.
Esa
configuración se encuentra todavía en lo más profundo del corazón de toda
nuestra vida estética y afectiva. El ser humano debe vivir con un dualismo
innato. Hacerle frente ha sido el objetivo de la mayoría de las grandes
filosofías y religiones y las mitologías de las que vivimos todavía, pero
también son moldeadas por él. Es importante no olvidar que su efecto
determinante resultaba mucho más resistente cuando comenzó a forjar su propia
Historia, ya que dependía del control que las fuerzas prehistóricas ciegas de
la geografía y el clima que fueron superadas con tanta rapidez por la técnica y
manipulación de la materia. No obstante, el ser humano al borde de la historia
es ya el ser que conocemos: el hombre hacedor del cambio.
La
consolidación de la hegemonía europea en el mundo no solo era fundamental para
estos cambios, sino que constituía uno de sus principales motores. Esto vino de
la mano de la revolución tecnológica electrónica. Los medios de comunicación
masiva, parte orgánica de la sociedad, son afectados por las mismas
modificaciones del todo social, aun cuando las investigaciones desarrolladas en
este campo hayan adoptado enfoques ahistóricos y descriptivos, pues los medios
masivos (TIC) en manos de los sectores dominantes (corporaciones) son la
expresión de la hegemonía que representa y retroalimenta a los grupos sociales
que ejercen su poder sobre el conjunto de la sociedad -siendo sostenedores del
sistema- y no reflejan las características que asumen cada una de ellos -y, por
lo tanto, la significación diferenciada de acuerdo a los intereses particulares
que representan-, apareciendo al margen de los procesos como simples canales de
información.
La
comunicación, inicialmente identificada con las vías (como los caminos romanos)
y el transporte (los barcos, por ejemplo) que unía al mundo conocido cuando
todavía era un mosaico de pueblos pre-alfabetizados -en su mayoría
desconocidos-, sin embargo ya era un medio en la época del descubrimiento, que
había preparado mentalmente, a través de la educación libresca, a los lectores
audaces para trasladarse a lo ancho del globo terráqueo, y llevar a cabo la
tarea de convertir al pagano, civilizarle, comerciar con él, llevando consigo
el material escrito de la ciencia para aquel entonces. Sus lazos con el mundo
de la imprenta le ayudaron constantemente en su solitario periplo de aventureros
exploradores o mercaderes (no estamos hablando de las conquistas militares,
aunque también se guiaron para realizar sus hazañas con el material impreso
relativo a la cartografía y libros que relataban la existencia de otros
'mundos').
En
la actualidad, los sucesores de estos «aventureros» son a menudo gente
(hombres, mujeres, jóvenes y niños, incluidos cuando viajan familias completas
de inmigrantes) dirigida por otros; son personas moldeadas por los medios de
comunicación de masas (la radio, la televisión y el cine, fundamentalmente,
reflejo del consumo masivo que el francés George Duhamel consideró un
pasatiempo para «ilotas», es decir, de «siervos», en la Grecia antigua; y que
pudiéramos considerar un «placer de idiotas» en el mundo moderno, o sea de
aquellos que no les importa nada, que van de cine en cine, o de viaje en viaje,
sin interesarse en nada más que en satisfacer su individualismo y no se
involucran en la política) al margen de la educación formal, más que por la
educación escolar misma; personas que, más que ser ambiciosos, tiene una
mentalidad inducida de relaciones públicas; gente preparada -ahora virtualmente
con el poder de las redes del internet- para los encuentros con otras culturas,
más que endurecidos para los viajes, que sí era uno de los puntos fuertes del
aventurero de antes o de los primeros inmigrantes de la época del
descubrimiento o las conquistas.
Al
parecer, todo es de coyuntura en la opinión pública, no se piensa en futuro. Si
consideramos, por ejemplo, la llamada "Opinión pública" a la luz del
análisis mediático, vemos con mayor certeza que las “opiniones” solamente
existen en nuestra mente: son aquellas “etiquetas” que ponemos a las cosas,
personas, a lo que nos rodea y lo que experimentamos interiormente.
De
este modo, descubrimos con Sabato (2000), que no son tal, ya que no es más que
la suma de lo que se les ocurre a quienes, en esos minutos -como el del momento
de recibir un E-mail para que firmes una solicitud de algún medio o asociación
pública virtual en torno a alguna
posición o cuestionamiento de interés mediático- pasan ocasionalmente por la esquina elegida
-o la "esquina caliente"-, y conforman el mínimo universo de una
encuesta que, sin embargo, saldrá -al aire- a grandes titulares en los diarios
-o en el Internet (la red de comunicación social)- y los programas de radio y
televisión: “Muy a menudo –nos dice Ernesto Sabato- compruebo que todo es
opinable, y alguien que comenzó antes de ayer puede hablar tanto como otro cuya
trayectoria está largamente probada en la vida del país. Y su opinión llega a
ser clasificatoria, y no tiene siquiera que demostrarse.” (p.60).
Todo
no es más que trabajo, trabajo y más trabajo para el migrante, en
aras de un porvenir venturoso, de un objetivo superior. Pero a la gente no se
le puede pedir ese mismo espíritu de entrega cuando ésta aparece sin sentido. ¿Qué puede hacer, por tanto, un inmigrante indocumentado
donde quiera que esté después de las horas de trabajo? Vagar por las calles
llenas de borrachos, drogadictos, prostitutas e indigentes.
Está
el cine, también la Tv. Por supuesto que al alcance del conjunto de la población
hay, actualmente, muchos otros espectáculos, en salas de videojuegos y de
conciertos, de distracción cultural. Existen, además, los museos y galerías que
son de gran riqueza y que siempre están llenos de gente. Y los parques, donde
los habitantes acuden diariamente, en especial los días festivos. Está, por
otra parte, los deportes, entre otros el fútbol, además del paseo y la
caminata, que eran -y es- una distracción en toda época. Están también los
cafés Internet, además de los restaurantes, loncherías y bodegones. Pero todo
esto está para el mejor uso masivo y creador del tiempo libre del ciudadano
normal o medio, no para el inmigrante, quien viene para reconstruir su vida o
para conseguir lo que necesita para volver de donde vino, y tiene poco tiempo
-y es muy insuficiente si consideramos que el horario de trabajo es día y
noche, dependiendo donde y con quién consigue el trabajo- para el juego o la
distracción.
LAS PAGINAS 73 a 80 NO SON VISIBLES EN ESTA PRESENTACIÓN
“Ahora, por lo visto,
vuelven muchos hombres
a sentir nostalgia del rebaño.
Se entregan con pasión
a lo que en ellos había aún de ovejas.
Quieren marchar por la vida bien juntos,
en ruta colectiva, lana contra lana
y la cabeza caída.”
José Ortega y Gasset
(El Espectador, 1970)
El
flujo migratorio internacional es un fenómeno que cada vez ocupa una importancia
asombrosa al momento de analizar su comportamiento y diagnosticar su impacto
económico y social, fruto de que su dimensión ha sobrepasado lo impensable. En
la actualidad los migrantes se desplazan con rapidez y facilidad gracias a la
modernización del transporte y su bajo costo a nivel de masas (el ferrocarril,
por ejemplo, es el transporte masivo más económico y usado de nuestro tiempo).
Entretanto, la globalización ha transformado radicalmente los mercados
laborales, al tiempo que la creciente desigualdad económica (junto con las
crisis que agobian al mundo actual) impulsa la emigración en masa.
Los
procesos migratorios internacionales, como uno de los acontecimientos sociales
más connotados de nuestro tiempo, se han posicionado desde la última década del
siglo pasado y entrada del nuevo siglo, entre los estudiosos del tema, de
manera tal que ya es común el abordaje desde la teoría neoclásica, la teoría de
los factores push–pull, las teorías con perspectiva histórico estructural, las
teorías sobre la perpetuación de los movimientos migratorios y más
recientemente, la explicación del fenómeno a luz de la globalización para quienes
se ocupan de su explicación desde diferentes marcos analíticos.
Se
ha propuesto una amplia variedad de modelos teóricos para explicar el porqué de
los inicios de la migración internacional, y a pesar de que cada uno de ellos
trata, en última instancia, de explicar el mismo proceso, emplean posturas,
conceptos y marcos de referencia totalmente diferentes. Massey et al. (1993),
hacen una revisión exhaustiva, a fin de crear unas bases firmes para el juicio
de sus consistencias, que requieren que la lógica interna, proposiciones,
razonamientos e hipótesis de cada teoría sean claramente especificadas y bien
entendidas. De esta forma, nos presentan la siguiente síntesis:
Un «enfoque económico neoclásico» sobre las diferencias de
salario y las condiciones de trabajo entre países, así como sobre costes de
migración, concibe generalmente estos movimientos como decisiones individuales
que tratan de maximizar los ingresos personales. El enfoque de la «nueva teoría
económica de migración», en contraste, considera las condiciones de una
diversidad de mercados, y no sólo aquellas del mercado de trabajo. Este último
entiende la migración como una decisión de tipo familiar tomada para minimizar
los riesgos sobre los ingresos familiares o para reducir las restricciones de
capital en la actividad productiva familiar. La «teoría del mercado laboral
dual» o la «teoría de los sistemas mundiales» generalmente ignoran los procesos
de decisión en el nivel microeconómico, centrándose en las fuerzas operativas
en niveles muchos mayores de agregación. El primero liga la inmigración a las
necesidades estructurales de las economías industrializadas modernas, mientras
que el segundo observa la inmigración como una consecuencia natural de la
globalización económica y de la expansión del mercado más allá de los límites
nacionales. (s/p)
Asumir
el hecho de que tales teorías conceptualizan los procesos causales en tan
diversos niveles de análisis —el individual, el familiar, el nacional y el
internacional—no significa asumir, a priori, que sean inherentemente
incompatibles, aunque sean posturas radicales. Es bastante posible que el contexto
en el que se toman tales posturas esté conformado por fuerzas estructurales que
operen en el nivel nacional e internacional. No obstante, los distintos modelos
reflejan diferentes enfoques, objetivos e intereses de las investigaciones, así
como distintas formas de descomponer un sujeto enormemente complejo en partes
analíticamente abordables.
Esto
viene del hecho puro y concreto de emigrar. Emigrar, entonces, se ha convertido
en una acción cada vez más común debido a la facilidad que hay en la actualidad
para viajar y al hecho de que los canales de comunicación son cada día más
avanzados, facilitando la información. Sin embargo, por las falsas expectativas
que la 'normalización' de la emigración causa, la falta de información –pues
ésta más bien es una desinformación, ya que se trata de «información publicitaria»–
puede afectar hasta el punto de desencadenar depresión, ansiedad y problemas
psicológicos de adaptación, donde el estrés del simple hecho de emigrar es
protagonista.
Las estimaciones mundiales actuales indican que en
2015 había aproximadamente 244 millones de migrantes internacionales en todo el
mundo, lo que equivale al 3,3% de la población mundial. En relación con las
previsiones demográficas mundiales (de las cuales la migración internacional
solo comprende una parte), los demógrafos han señalado que la migración
internacional ha sido la variable más inestable en el pasado y, por lo tanto,
la más difícil de prever con suficiente precisión. Sin embargo, tras revisarse
en el 2010 las proyecciones para 2050, el total mundial se cifró en 405
millones de migrantes internacionales. (OIM, 2018).
La
migración, como se ha destacado ya, es un fenómeno que ha tenido lugar a lo
largo de toda la historia de la humanidad, pero en la actualidad no sólo ha
aumentado de manera exponencial, sino que es reconocida como un derecho
fundamental de las personas. Así, la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DDHH) dice literalmente en su artículo 13 que: “(...) toda persona
tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia dentro del territorio
de un Estado” y más adelante, “(...) toda persona tiene derecho a salir de
cualquier país, incluso del propio, y de regresar al mismo”. Pero este
fenómeno, en realidad, responde a circunstancias complejas y dispares que
debemos delimitar si queremos afinar en el análisis de sus causas y de sus consecuencias.
Por
ello debemos, de entrada, dar una idea conceptual de migración. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
estableció en el año 2006 que la migración es el movimiento de población dentro
del territorio nacional o hacia el territorio de otro país, que abarca todo
movimiento de personas sea cual fuere su tamaño, composición o causa. Incluye
la migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas y los
migrantes económicos. Al respecto, Micolta (2005) hace una revisión bastante
completa del concepto de migración, en la cual resalta varios aspectos
importantes sobre las definiciones estudiadas en Grinberg y Grinberg (citado
por Jorge L. Tizón García et al., 1993); Laura Oso, 1998; Carlos Giménez
Romero, 2003; y Cristina Blanco, 2000; las cuales analiza de manera crítica en
ese orden:
…siempre y cuando en la migración
se tengan en cuenta los aspectos psicológicos y psicosociales –Grinberg y
Grinberg– que se hallan recogidos en lo relacionado con lo suficientemente
distinta y distante (la región de llegada respecto de la de partida), un tiempo
lo suficientemente prolongado y en el desarrollo de las actividades de la vida
cotidiana en el nuevo lugar. Además, implica una consideración no sólo de las
realidades externas al individuo (geográficas, sociales, culturales,
políticas...), sino también de su realidad interna, que interactúa con aquellas.
… acepción
en la que la autora –Laura Oso– incluye la demarcación geográfica administrativa
como otro elemento a tener en cuenta…
La definición dada por Carlos Giménez Romero, coincidiendo con
lo anotado en las definiciones anteriores en relación a la permanencia, agrega la
satisfacción de necesidades como un propósito que alienta a las personas a
cambiar de lugar de residencia…
Al discutir sobre el concepto y desde una perspectiva más
amplia, Cristina Blanco asume la migración
como un proceso que abarca tres subprocesos: la emigración, la inmigración
y el retorno. Esta autora considera que en las aproximaciones conceptuales al
respecto se notan ambigüedades para definir la distancia entre el lugar de
partida y el de llegada, y el tiempo de permanencia en el destino. No obstante,
las siguientes dimensiones –espacial, temporal y social‒, tomadas como
criterios para definir el fenómeno, posibilitan determinar con mayor precisión los
desplazamientos de población que pueden ser considerados como migraciones y los
que no. (p. 60-61)[xxxix].
La
realidad de los inmigrantes, la que impulsó el éxodo de millones de personas a
otros países de Europa y América a partir de los años 50, es la que mejor
caracteriza el fenómeno migratorio internacional. En el mundo actual, no
obstante, estos movimientos migratorios se han complejizado: según su
naturaleza, objetivos, ritmos, distancias, duración, condiciones legales, impactos,
etc... Quienes buscan el camino del norte, al parecer, lo hacen por las mismas
razones que impelen, por ejemplo, a los centroamericanos a dejar sus países: la
miseria, la falta de oportunidades de empleo digno y las condiciones de
profunda injusticia social, incluida la seguridad de una vida libre de
atentados públicos por bandas criminales (de la droga, etc.) o de movimientos
políticos radicales; y hay que entenderlas en términos de sustitución:
sustituir una vida de precariedades por otra de mejores oportunidades.
En
un contexto en globalización en el que las dinámicas económicas trascienden ampliamente
el marco del Estado-nación, en el que los modos de producción, las relaciones
laborales y los tiempos y espacios del capitalismo global se complejizan y flexibilizan
enormemente, la proliferación y complejización que muestran los mecanismos fronterizos
corren paralelos a las necesidades sistémicas del capitalismo globalizado
actual, tal como nos lo deja ver Blanco (2019):
Todo
lo contrario, las fronteras amuralladas tienen un papel muy significativo
dentro de este sistema, especialmente en la constitución de la fuerza de
trabajo flexible y heterogénea que el capitalismo de la actual fase de la
globalización precisa. Como nos explica Brown, al hacer que la inmigración sea
más difícil y costosa, aumenta la migración unidireccional y se reduce el
retorno de los inmigrantes ilegales 8, lo que les fuerza a permanecer en sus nuevos
países en una situación precaria que tiene como efecto abaratar su mano de obra
para trabajos cada vez más precarios, es decir, se les convierte en víctimas de
una mayor y más fácil explotación que en el caso de que pudieran volver a sus
países de origen y entrar en los de acogida con mayor flexibilidad. Por todo
ello, como nos dice Juan Carlos Velasco, parecería que las fronteras
amuralladas “no persiguen tanto ordenar las migraciones de la gente como
optimizar los mecanismos de explotación de los trabajadores trasnacionales”.
(p.195)
También
informar se ha hecho parte de nuestra era. Pero la era de la guerra
desinformativa a costa de la infobasura, como también lo predijo Lyotard (1979;
citado en Iriart, 1985), de la manipulación de los medios, que se sirven de
reminiscencias de la condición posmoderna, del reality show, del falso positivo, del efecto placebo, de la
demagogia, de la happiness virtual, de
la verdad sin juicio o razón, o más bien de la opinión mediatizada, de la
imagen idealizada por estereotipos que se demanda, que incluso se requiere (Salmerón,
2017), de la que son parte sus propios cuerpos y sus terminaciones sensoriales,
se ha convertido en su contraparte. Imágenes comúnmente aceptadas que se usan
para representar a distintos grupos de personas en anuncios y comerciales y que
son relevantes, es decir, se constituyen en un patrón significativo en la
cultura de los mass media en la era
digital, a pesar de que se sostenga que la sociedad se ha vuelto más crítica
respecto a las piezas publicitarias que las marcas producen, aludiéndose a la
igualdad de género y la libertad de expresión, la cual no pasa de ser un cliché
de las redes sociales, porque en definitiva no son más que opiniones de moda.
En fin, es la era de las generaciones de Derechos.
De «generaciones» de
derechos nos habla Pizzorusso (2001), para
clasificar, según cual sea el predominio de su contenido normativo y sobre la base
de su evolución histórica, los catálogos de derechos cuya tutela se asegura en
documentos denominados «cartas», «declaraciones», etcétera, o en constituciones
de tipo moderno. La serie de proclamaciones de este tipo no se remonta más allá
del siglo XVIII. Se inicia, señala el autor, con los documentos que fueron
redactados bajo la influencia del movimiento político y cultural que se conoce
con el nombre de «constitucionalismo», cuyos primeros productos fueron la Déclaration des droits del homme et du
citoyen de 1789 y los textos americanos análogos, contemporáneos o poco
anteriores a ella.
De
esta rebelión contra las reglas ancestrales de la conducta, una vez más
retornamos a la edad del medioevo en pleno siglo XXI, presente desde lo más
remoto de los tiempos, y que se recicla en secreto en el trasfondo de la
humanidad. Esto implicó el abandono de toda disciplina: individual, social y cultural.
Es verdad que nuestra emancipación comenzó hace más de cuatrocientos años. Sin
embargo, el inmenso esfuerzo de la humanidad durante el Renacimiento (Los
precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes) por
traernos al “Siglo de las luces” (siglo XVIII), donde prevaleció una mentalidad
que hace de la ciencia y la razón verdades incuestionables, y a pesar de que se
dice que concluyó con la Revolución Francesa de 1789, apenas ha terminado hoy,
ya que su éxito último depende del progreso del conocimiento científico, en
cual, al parecer, aún estaba en pañales. Para gozar de una libertad total, nos
señala Carrel (1950), debemos no simplemente liberarnos de ideas antiguas sino
obtener también el dominio sobre el mundo material:
Se prefirieron las ideologías a los conceptos científicos y
a la moralidad religiosa. Pascal fue abandonado en favor de Descartes; la
claridad de una idea se supuso que era la prueba de su verdad. Desde entonces,
cualquier ideología lógica, cualquier fantasía del intelecto, siempre que fuera
racional, pareció digna de servir como base para la conducta humana. Nadie
comprendió que, para ser durable, una civilización debe ser construida no sobre
principios filosóficos sino sobre conceptos científicos del ser humano y de su
medioambiente. (…). Sólo podemos ponernos nuevamente de pie cuando comprendemos
que hemos caído. Tenemos que admitir el hecho de que no hemos sabido guiarnos a
nosotros mismos. (Traducción de Editorial Streicher, 2020).
La
sociedad que piensa, actúa y se propaga en masa, es gestora y receptora del
«efecto de masas» y en su mayoría vive mediatizada. A esto se refiere el autor
–y también muchos otros– cuando dice que todos estos componentes de la «gran
masa» son autómatas, mecánicos, clones, antiutópicos, y un largo etcétera. Los diagramas de poder no se suceden como estructuras
rígidas y totalizantes, sino que se conforman a partir de relaciones de fuerza
siempre inestables y locales, en constante cambio causado por la acción o
afección de nuevas fuerzas.
Los
historiadores no deberían pontificar sobre lo que piensa la mayoría, puesto que
no saben más al respecto que otra gente. Por el contrario, sobre quien más
saben es sobre las personas atípicas, sobre aquellos que han dejado huellas
desproporcionadamente visibles. También deberían ser prudentes a la hora de
especular sobre los efectos de lo que creen que son ideas muy generalizadas.
Obviamente, como demuestran las recientes reacciones políticas a las
preocupaciones ecológicas, los cambios en las ideas pueden afectar enseguida la
vida colectiva.
Pero
eso es así aunque solo una minoría sepa hacia dónde está el Norte. Las ideas
más generalizadas y de carácter menos definido, más vago, también tienen un
impacto histórico. Un inglés de la época victoriana inventó la expresión
«pastel de costumbres» para referirse a las actitudes —formadas por supuestos
muy arraigados y casi nunca cuestionados— que ejercen un peso conservador
decisivo en la mayoría de las sociedades. Dogmatizar sobre cómo funcionan esas
ideas es incluso más peligroso que describir cómo se vinculan las ideas con
temas específicos (como el cambio medioambiental), pero, aun así, debemos
intentarlo.
Otro
pensador de la naturaleza humana, el filósofo francés Jean-François Lyotard,
considerado uno de los mentores de la llamada posmodernidad, considera
igualmente que vivimos el agotamiento del pensamiento (europeo) tradicional:
"A pesar de la nostalgia, ni el marxismo ni el liberalismo pueden explicar
la actual sociedad posmoderna. Debemos acostumbrarnos a pensar sin moldes ni
criterios. Eso es el posmodernismo". (Iriart, 1985).
En
la tutela de los derechos fundamentales, un ejemplo indudable de lo que se dice
es el caso de la progresiva afinación de la noción de «derecho subjetivo», que
se fueron incorporando, complicando aún más la amalgama idealista del
pensamiento moderno relativo a las nuevas reformas que sembraron
constitucionalmente el nacimiento del estado moderno.
Al
mismo tiempo, no hay duda de que formas de tutela de las minorías, elaboradas en
el período histórico en que las guerras de religión arreciaron principalmente en
Europa, hayan encontrado importantes aplicaciones cuando la idea de tolerancia
empezaba a recibir más amplio crédito y también a ser aplicada a fenómenos
diferentes del religioso. Mientras que, en Alemania (1919), fue predominante la idea de que lo que
debía contener ante todo una
constitución eran normas organizativas y, así, cuando las constituciones del siglo XIX incluyeron
algunas enunciaciones de principios en materia de derechos del hombre, casi siempre se trató
de pocos artículos
y no de un texto dotado de una mínima sistemática (de
igual modo ocurrió en el caso del
Reino de Cerdeña en 1848; que se convirtió en la primera constitución italiana
tras la unificación nacional). Fue en un primer momento
la doctrina constitucional, nos aclara Pizzorusso (2001), especialmente
la alemana, la que puso las bases de una concepción jurídica de la
constitución, parcialmente diferente de la norteamericana; aunque dotada de
efectos del mismo tipo:
Después de Weimar, el orden binario de las
constituciones también se empleó de forma común en Europa; así lo encontramos
en la Constitución española de 1931, en la soviética de 1936 (cuya escasa
correspondencia con la realidad del país no impidió que desarrollase un papel
de cierto relieve en los debates políticos y culturales del tiempo) y
sucesivamente en las adoptadas en la segunda mitad del siglo XX, comenzando por
la italiana de 1947 y la alemana de 1949. (…) También, en el ámbito del debate
—todavía en curso— sobre la oportunidad de llegar a la adopción de una
Constitución de la Unión Europea, el problema de la aprobación de una
declaración de derechos, destinada a constituir un núcleo esencial de tal
Constitución, está afectada claramente por esta tradición.
Al otro lado del Atlántico, no dependió tanto de la
forma adoptada (pues se trató de documentos parecidos), sino de la clase de
efectos que se reconoció a las proposiciones enunciadas en cada uno de ellos.
En efecto, enseguida se consideró que los artículos de la Constitución
estadounidense atribuían directamente derechos a los ciudadanos y, tras el
célebre vuelco jurisprudencial de 1803 (que reconoció a los jueces el poder de
controlar la constitucionalidad de las leyes), se les reconoció fuerza
invalidante frente a las normas jurídicas incompatibles con ellos.
Una evolución desarrollada de esta manera se revela así
claramente ligada al progresivo acercamiento de la noción europea de
constitución a la noción norteamericana. (p.293).
Las
reflexiones que dominan el actual discurso sobre la naturaleza de la condición
humana en la sociedad neoliberal posmoderna se centran en la crítica al fracaso,
para Jean-François Lyotard, de las tres grandes concepciones humanistas que han
guiado a las sociedades durante el último siglo y medio, a saber: 1) La
política liberal y democrática, nacida de la Revolución francesa, que pretendía
la igualdad social con el acceso a la educación, por lo que “la cultura
formaría ciudadanos responsables, capaces de pronunciarse sobre el destino de
la comunidad". Sin embargo, para el autor citado, a la hora de los
resultados, considera que "nos encontramos con sociedades en las que la
manipulación del poder y los medios han desplazado a la libertad de pensamiento
y para la que la educación no ofrece una finalidad rentable ni operativa";
2). La búsqueda del
mejoramiento económico, a través del trabajo; y 3) Por último, Lyotard lleva la
crítica al que considera el gran ideal emancipador de los últimos 100 años: el
marxismo, del que asegura "se ha convertido en alimento de la policía
política y la burocracia cínica en los países del Este, mientras que pierde
credibilidad en Occidente". (Iriart,
1985).
Tradicionalmente
se distinguen «tres generaciones» de derechos. Los derechos de la «primera
generación» (o de los textos que los enuncian) están orientados sobre todo a la
tutela de las libertades clásicas; éstas se dirigen, por un lado, a impedir
intromisiones injustificadas en la persona como ser moral y en su esfera
privada y, por otro, a permitir la formación autónoma de las propias decisiones
y la manifestación del pensamiento individual. La «segunda generación» se ocupa
sobre todo de la tutela de los «derechos sociales», elaborados sobre las
huellas de las doctrinas que llevaron a la realización del Welfare Statel. Los
derechos de la «tercera generación» contestan a necesidades cuya importancia ha
sido apreciada más recientemente: se trata de los relativos a la salud, a la
vivienda, al entorno o medio, a la paz, etcétera. (Pizzorusso, 2001: 296-297).
Pero
si lo que se pretende es atenernos a los derechos relativos a la libertad de
circulación y establecimiento, Pizzorusso aclara que deben referirse otras
clasificaciones —por lo demás, desde hace tiempo manejadas por la doctrina
constitucional—, como son las que contraponen los derechos de libertad, que se
realizan con la interdicción de las injerencias de los poderes públicos en la
esfera propia de los individuos, de las que se realizan en la libertad de
conciencia y expresión (con sus relativas especificaciones y con las libertades
instrumentales de la misma) y de las que comportan pretensiones para
beneficiarse constitucionalmente de formas de previsión y asistencia
aseguradas. (Pizzorusso, 2001: 306-307).
Así
pues, estará eternamente bajo el foco del panóptico, el ojo que acecha, el
espejo que observa, el televisor que transmite y vigila. Una máquina con
suficiente capital intelectual será capaz de dominar incluso al melancólico. Es
precisamente la «ciudad», en su condición de sitio, la que se registra como
dimensión de albergue o llegada, cercando los límites de las fronteras, pero
dejando abierta las opciones de recibir inmigrantes, para que se desplieguen
por aeropuertos y puestos de paso fronterizos, mientras los otros sitios o
corredores fronterizos, se conservan inhóspitos. Sin embargo, las estructuras
de estas no solo estarán politizadas por formas burocráticas enlazadas al poder
ejecutivo, legislativo y judicial, sino que también agregará a su dinámica un
cuarto executus moderno de dominio,
el «cuarto control», utilizando la cultura de los mass media y la sofisticada manipulación para imprimir «vigilancia»
sobre sus naturales, es decir, desde sus propios lugares de origen.
Obviamente,
una multiplicación de emigrantes salidos de todas partes y de masa de población
tradicionalmente de bajos ingresos que aumentan la mayor proporción de éstos,
agudiza la violencia simbólica que se origina desde esta cercanía. Estas
situaciones generan múltiples debates teóricos, metodológicos y prácticos entre
autores y expertos en el tema. No obstante, independientemente de la
orientación adoptada, casi todas las investigaciones abordan este fenómeno como
una injusticia porque produciría una polarización de la sociedad cada vez más
fuerte y una profundización de las desigualdades socio-económicas en el
espacio.
Desde
esta constatación, gran parte de los estudios sobre la migración critican y
denuncian este fenómeno a partir de estudios sobre la morfología, la estructura
y el funcionamiento de la sociedad actual, para ofrecer una idea del trasiego
de la nación y la construcción de la identidad desde la movilidad humana. Mientras
la migración es mostrada por algunos autores como una injusticia provocada por
un gobierno inepto, la defensa de la necesidad de migrar por parte de los
ciudadanos ha sido muchas veces interpretada como la reivindicación por el
derecho a emigrar, el derecho a la libertad.
Ahora
podemos ver, por ejemplo, y por encima de cualquier otra influencia, que la
creciente abundancia de mercancías ha alterado por completo lo que hasta hace
muy poco era para millones de personas un mundo de expectativas estables. Esto,
que sigue pasando, llama la atención sobre todo en algunos de los países más
pobres. Los bienes de consumo baratos y su aparición como algo cada vez más
accesible en los anuncios, sobre todo de televisión, acarrean grandes cambios
sociales. Esos productos dan estatus, generan envidia y ambición, ofrecen
incentivos para trabajar por unos salarios con los que poder comprarlos y, en
muchos casos, fomentan los desplazamientos hacia centros urbanos donde se
podrán ganar esos salarios. Se cortan así los lazos con las costumbres
tradicionales y con las disciplinas de una vida ordenada y estable. Este es uno
de los muchos afluentes que alimentan el río apresurado de quienes buscan el
camino del norte como, por ejemplo, las caravanas de inmigrantes centroamericana
que se mueven buscando ir más allá del Río Bravo, incluso intentando saltar la
barda contra inmigrante en aquellos lugares donde ya está levantado el muro
fronterizo estadounidense con México, que ya les ha costado la vida a algunos
de estos migrantes saltarines.
Parte
del complejo trasfondo y de la evolución de estos cambios es una clara
paradoja; el siglo pasado fue un siglo de tragedias y desastres terribles y sin
parangón –como ejemplos señalaremos que no sólo bastó una Guerra Mundial;
fueron dos y también fueron dos las bombas atómicas usadas contra la humanidad‒,
y con todo, podríamos decir que, cuando acabó, había más gente que nunca que
creía que la vida humana y la situación mundial se podían mejorar, quizá indefinidamente,
y que, por tanto, había que intentarlo. El origen de estas actitudes tan
optimistas se remonta a varios siglos atrás en Europa, y hasta hace poco eran
exclusivas de culturas arraigadas en ese continente. En el resto del planeta
aún tienen que avanzar mucho. Pocas personas podrían formular semejante idea de
forma clara o consciente, ni siquiera si les preguntaran.
Para
dar una idea como ejemplo, es lo que está sucediendo actualmente con la
pandemia del Covid-19, en la cual hay gente que asume la misma como si nada
estuviera pasando. El caso de México es emblemático, ya que a pesar de estar entre
los países que registra el mayor número de muertes atribuidas al mortal virus, el
9 % de los mexicanos no cree que existe el coronavirus y otro 5 % no sabe qué
opinar. Según el estudio ‒ una encuesta
nacional de El Financiero, realizada
por vía telefónica a 410 mexicanos adultos el 10 y 11 de julio de 2020[xl]‒,
quienes más dudan de la existencia del coronavirus son los mexicanos jóvenes,
de edad entre 18 y 29 años, con 18 % de ellos que afirma que no existe o no
saben, y entre los mexicanos de educación básica, con una cifra similar de 18 %
que dudan de la existencia del virus que ha azotado a las sociedades y los
países en meses recientes.
Sin
embargo, la toma de conciencia sobre la pandemia del coronavirus es una idea
más extendida que nunca y que está haciendo cambiar comportamientos en todas
partes. Las razones de ese cambio hay que buscarlas no tanto en discursos
asermonados (que no han sido pocos) como en los cambios materiales cuyo impacto
psicológico ha contribuido en todas partes a romper ese «pastel de costumbres».
En muchos lugares, esos cambios materiales fueron la primera señal comprensible
de que el mundo cambió, de que las cosas no tenían por qué ser siempre igual.
Antiguamente, la mayoría de las sociedades las integraban sobre todo campesinos
cuya vida estaba íntimamente ligada a la rutina, las costumbres, las estaciones
y la pobreza. Ahora, los abismos culturales entre los seres humanos —por
ejemplo, entre el obrero de una fábrica en Europa y su equivalente en la India
o en China— suelen ser enormes. Y el que separa al trabajador de la fábrica del
campesino es aún mayor. Y, sin embargo, el campesino empieza a presentir la
posibilidad de cambio. Haber difundido la idea de que el cambio no solo es
posible, sino también deseable, es el triunfo más importante y perturbador
conseguido por la cultura —europea en origen— que ahora llamamos «occidental».
A
menudo, el progreso técnico ha potenciado dicho cambio debilitando costumbres
heredadas en muchas áreas del comportamiento. Como ya se ha dicho antes, los
cambios producidos en las comunicaciones en los dos últimos siglos, y sobre
todo en las últimas seis o siete décadas, tienen una implicación en la historia
de la cultura aún mayor que, por ejemplo, la llegada de la imprenta. El
progreso de la técnica también cumple una función general al dar testimonio del
poder aparentemente mágico de la ciencia, al hacer que ahora se reconozca su
importancia más que nunca. Hay más científicos conocidos, se presta más
atención a la ciencia y a la educación, y la información científica se difunde
mucho más a través de los medios y se entiende mejor.
El
desplazamiento a otro país vino igualmente a romper los patrones sistemáticos
de una persona y de su familia en el país emisor, y provoca impactantes cambios
en la esfera laboral, en la vida social y en el entorno externo del país
receptor. Para quienes afrontan la migración, por lo tanto, las cuestiones de
mayor trascendencia son si serán más felices tras emigrar y si su vida (o la de
sus familias) será mejor que antes. Allá, le habían prometido, cambiaría su
vida, pero, para la mayoría de los que migran, no lo hace conscientemente; tan
sólo va tras un sueño moldeado por la moda de emigrar... la “happiness” o droga
del «sueño americano», que ahora duerme encerrada en muros, como un ave (el
águila imperial) en su jaula de oro.
La migración hacia el norte se ha hecho común y la tendencia
predominante en América Central, México y el Caribe es “Vive tu vida en
América”. Los Estados Unidos de América han sido el principal país de destino
de los migrantes internacionales desde 1970 (se estima en 11.3 millones de
migrantes irregulares para el 2015 en EEUU). Hoy, los flujos de migración
irregular a través de América Central y México se han diversificado
considerablemente para dar cabida a una gran cantidad de migrantes caribeños,
así como a un número cada vez mayor de asiáticos y africanos que llegan a los
puestos de control de inmigración de México, a objeto de cruzar la
frontera de los EEUU. Más de 6.000 migrantes haitianos “inadmisibles”
alcanzaron los puertos de entrada de la frontera sudoccidental de los Estados
Unidos de América durante el año fiscal 2015. Durante los últimos 25 años, el
número de migrantes en América del Norte prácticamente se ha duplicado,
impulsado por el crecimiento demográfico en América Latina y el Caribe, y Asia,
y el crecimiento económico y la estabilidad política norteamericana.
De hecho, no pocos miembros de la burguesía norteamericana, tanto
decimonónica como corporativa, deben su posición social a las fortunas
adquiridas por sí o por sus ascendientes, no sólo con el tráfico comercial
fronterizo o motivado a la cercanía con el histórico “patio trasero” de EEUU,
sino que se enriquecen con las actividades agrícolas y manufactureras en las
plantaciones, fábricas e industrias sureñas por el beneficio de una mano de
obra barata, como cuando el sur norteamericano tenía mano de obra esclava; y,
además de los campos estadounidenses, en las ciudades, a través de su empleo
masivo en el área de servicios, principalmente.
Los países de ingresos altos casi siempre constituyen la principal
fuente de remesas. Durante muchos años, los EEUU han sido el principal país de
envío de remesas, con un flujo de salida total de $61.380 millones en 2015,
seguidos de la Arabia Saudita ($38.790 millones) y Suiza (24.380 millones de
dólares). China, al que el Banco Mundial considera un país de ingresos medianos
altos, también constituye una importante fuente de remesas (además de ser uno
de sus principales receptores), con un flujo de salida de 20.420 millones de
dólares estadounidenses en 2015. El quinto país que más remesas envió en 2015
fue la Federación de Rusia ($19.700 millones).
La migración intrarregional en el subcontinente suramericano también se
ha intensificado. En total, el número de migrantes intrarregionales en América
del Sur aumentó un 11% entre 2010 y 2015, y aproximadamente el 70% de todos los
flujos de inmigración de la región son de carácter intrarregional. La República
Bolivariana de Venezuela cuenta con un gran número de migrantes
intrarregionales de Colombia y el Ecuador. Pero, a su vez, Venezuela es hoy día
el país con más emigración de su población, que sale diariamente, a través de
la frontera con Colombia, fundamentalmente, en oleadas fomentadas por la
migración laboral y que los organismos fronterizos tratan de controlar, papeles
en mano, frenado la migración irregular dentro de la región.
La migración comporta entonces una serie de
desplazamientos en muchos sentidos, y no sólo de carácter geográfico, pues la
globalización ha reducido tanto las distancias geográficas como las culturales
que afectan al fenómeno migratorio. De hecho, ya la distancia física resulta
menos importante cuando se tiene la pretensión migratoria. El antropólogo Ulf
Hannerz (1998; citado en Lacomba, 2001).escribe al respecto que “la época en
que la inmigración implicaba la disminución y finalmente la pérdida de los
vínculos con el lugar de origen ha pasado ya a la historia; ahora, en cambio,
oímos hablar de circuitos migratorios transnacionales”. De manera que, al
final, "la decisión de emigrar, o de quedarse en casa, es ahora menos
fatídica que antes; porque hay muchos lugares con el mismo estilo de vida y con
los comercios y los mercados necesarios, y los medios de comunicación y los vuelos
a reacción permiten establecer un puente rápido entre los lugares".
En
definitiva, en muchos casos las ventajas o el cambio en las condiciones
económicas ya no justifica tan decididamente la emigración, por lo que hay que
profundizar en el estudio de otros factores: la falta de libertades, las
expectativas creadas por el modo de vida occidental, las relaciones históricas
coloniales o la existencia de un contexto de acogida favorable, bien por la conformidad
de una legislación permisiva, bien por la presencia previa de inmigrantes del
mismo país, las condiciones políticas, estudiar cada uno de los colectivos e
investigar la realidad de las condiciones de vida en sus países de origen, para
establecer hasta qué punto éstas se encuentran en la base de la emigración y,
en todo caso, qué otras variables de tipo social o cultural influyen en dicho
fenómeno; pasando desde la descodificación en algunos casos de una auténtica
"cultura de la emigración", hasta la articulación de redes y
comunidades migratorias de carácter transnacional que están siendo promovidas
por auténticos «mercados negros» que se rentan del lucro migratorio.
Existe
una relación de estructuración entre la globalización y la migración, que
supone un grado de autonomía de los inmigrantes indocumentados para cambiar sus
condiciones e influir positiva o negativamente en los procesos de
mundialización. Las migraciones y la movilidad son realidades inherentes en
nuestro entorno social y económico que, a escala mundial, van a seguir ganando
importancia a corto y medio plazo. Durante estos años asistimos al inicio de
una importante reconfiguración del sistema migratorio mundial que sigue los
pasos de los cambios económicos entre los grandes conjuntos mundiales o bloques
multinacionales.
Por
expresarse la globalización a través de la circulación de bienes, servicios,
informaciones y personas; y estar relacionada con una forma de apertura que
genera a la vez intercambios y aumento de la acumulación y la circulación de
capitales (pero también de las desigualdades sociales, económicas y espaciales),
es común asociar al proceso de globalización con un aumento en el número de
migrantes internacionales. Sin embargo Arango (2007) aclara que no existe un
aumento real de los migrantes, sino una mundialización de los orígenes y
destinos que generan un mapa migratorio surcado por una maraña de flujos como
las de las zonas o áreas de libre comercio, gracias a la mejora en los medios
de transporte que comprime el tiempo y el espacio; la creciente circulación de
información, que es vital para decidir a dónde migrar; y un incremento
sustancial de la oferta de mano de obra proveniente de países que recientemente
han transitado por la transición demográfica, con un consecuente incremento
poblacional. (Citado en Santana, 2009).
Este
autor también menciona otros puntos álgidos en las discusiones sobre migración
internacional contemporáneas. El de la multiculturalidad, es uno de ellos.
Existen sociedades y/o gobiernos que no están dispuestos a admitir inmigrantes,
esgrimiendo razones económicas que suelen encubrir miedos a la diferencia y la
ruptura de la homogeneidad de una nación. Las TIC han ayudado a que el migrante
no pierda su conexión cultural y, en consecuencia, termine por no asimilar la
cultura del país de destino. Los problemas de la interacción entre dichos
grupos de migrantes y los nacionales son evidentes, sobre todos en naciones con
una larga historia. Otro es el de la diversificación de los motivos para
migrar. Aunque las causas económicas siguen siendo importantes, para Blanco
(2000; citado en Santana, 2009) hay otros factores como:
• La migración internacional producida por el desplazamiento
forzado y el incremento de las personas con calidad de refugiados.
•
Una migración de elite compuesta por ejecutivos de empresas transnacionales.
•
Migraciones internacionales de retiro compuestas por jubilados.
Para
las migraciones internacionales entre países de frontera común, se puede
aplicar la primera ley de Ravenstein. La cercanía no solo en términos de
distancias absolutas sino culturales es fundamental para explicar los intensos
movimientos migratorios en las fronteras. Una región cultural ubicada dentro
del territorio colombiano puede tener un nexo migratorio fuerte con una región
cultural similar (o igual) en territorio venezolano. El pueblo Wayuu que vive a
ambos lados de la frontera es un ejemplo claro de esto. Los flujos migratorios
se componen de individuos con diferentes categorías socio-profesionales y estas
diferencias se pueden hacer notables en la distancia a la que migran. En
cambio, para fronteras comunes pero disímiles culturalmente, Mendoza (2002,
citado en Santana, 2009) explica, basándose en un sólido estudio
sociodemográfico llevado a cabo en la frontera entre EEUU y México, que la
frontera parece marcar dos sistemas demográficos desiguales (a pesar de tener alta
población mexicana del otro lado), pues sus componentes demográficos de
fecundidad, mortalidad y estructuras por edades son sustancialmente diferentes,
al igual que las relaciones de interdependencia
se encuentran muy intensas, ya que el dinamismo económico y cultural acumulado
en los «centros» económicos y urbanos ejercen una influencia y atracción en las
periferias. Por consiguiente, las
poblaciones se desplazan para poder participar en estos intercambios, sacar los
frutos de la actividad económica y acceder a mejores niveles de vida y
desarrollo. Esta dinámica
migratoria se caracteriza en gran parte por el carácter temporal del movimiento
y por intensas prácticas de circulación.
Anteriormente
el papel del Estado era clave para estimular y supervisor los movimientos de migraciones
laborales. Hoy en día se dedican a limitar o detener las llegadas de
poblaciones extranjeras con políticas migratorias estrictas de control
fronterizo y deportación. Es así como las migraciones internacionales actuales
obedecen a dos tipos de paradigmas que tienen como objetivo frenar, o parar,
las migraciones, lo cual muestra que el fenómeno está percibido como una plaga,
un problema mundial. Los dos “remedios” promovidos para la solución del
problema migratorio en el contexto de globalización son: la del control
estricto de las personas, de las fronteras y de los mercados laborales, por un
lado; y la de la promoción de medidas, ya sean de orden económico o de acuerdos
bilaterales, en los países de salida, por el otro lado.
LAS PAGINAS 108 a 118 NO SON VISIBLES EN ESTA PRESENTACIÓN
“La historia ¿habrá acabado?
¿será el fin de su paso vagabundo?
¿quedará aletargado
e inmóvil este mundo?
¿o será que empezó el tomo segundo?”
Mario Benedetti
Las cosas que se van no vuelven
nunca.
¡Mi corazón es una mariposa,
cuando paso por los turbios
caminos del sueño!
Y mi sangre sobre el campo
regando
la yedra muerta sobre los muros rojos.
No huye el que se retira.
No importa el resultado
sólo el esfuerzo vale.
Composición
del Autor[xli]
Tras revisar
algunos de los estudios actualmente presentes en literatura en torno a la
problemática migratoria, hemos visto cómo el enfoque narrativo puede
proporcionar un enriquecimiento para el estudio de un tema complejo y multivariado
como el bienestar del que emigra. Las técnicas narrativas, que involucran a los
propios migrantes en la narración extensa de su experiencia migratoria, al
igual que el uso de la imaginación para visualizar y obtener resultados de la
vida del inmigrante, permite un acercamiento que podría ser inmediato. Sin
embargo, en primer lugar, resultaría algo totalmente presuntuoso el querer
presentar a través de una novela una forma de vida que, evidentemente, está
mediatizada.
En segundo
lugar, los elementos que sirven para conjugar el escenario migratorio y que disminuyen
o anulan la libertad de elección son los que realmente esclavizan al migrante.
El migrante es un ser determinado por una condiciones, no autodeterminado, ya
que no puede decidir sobre su vida, sólo es un trabajador más que llena alguna
expectativa del mercado laboral. Lo malo es que el migrante corriente,
generalmente, sólo lleva su fuerza externa de trabajo (fuerza física, su
pobreza o debilidad ante el mercado de oferta de trabajo, su ilegalidad o
debilidad ante la ley, etc.), siendo evidente que ésta es una simple
consecuencia de una esclavitud más radical, que se origina en la mente, en la
intimidad de nuestro ser mismo, cargada de deseos, de codicias, de ansias, de
sueños…
A nivel
académico, varios artículos ofrecen unos enfoques metodológicos concretos para
mejorar la forma de abordar el complejo problema de las migraciones masivas
humanas, incorporando el punto de vista de los actores y su propia definición
de la situación en la que están involucrados, lo que podría llevar a una
comprensión más profunda de lo que los mueve y del bienestar post-migratoria
que esperan alcanzar, al igual que de la discrepancia entre las expectativas
iniciales y la satisfacción alcanzada tras una migración.
A nivel social,
la perspectiva narrativa puede ampliar el abanico de las dimensiones que
componen el bienestar de las personas tras una experiencia fuerte como la
migración y proporcionar una comprensión profunda de la discrepancia entre las
expectativas iniciales y la satisfacción alcanzada de los migrantes. Las
técnicas narrativas permitirían recolectar informaciones útiles para
desarrollar políticas sociales y entablar programas de intervención con el
objetivo de reducir los factores de riesgo para la integración, aumentar la
satisfacción vital y mejorar las relaciones intergrupales, en el caso de que se
considerase útil aprovechar de una mayor movilidad de las personas para
solucionar el grave problema demográfico que afecta muchos países europeos.
El enfoque narrativo y la adopción de un punto de
vista diferente podrían ayudar
en la tarea de cuestionar nuestros
modelos teóricos actuales de lectura de la realidad, y obtener una visión más
holística de las experiencias de vida de los migrantes (Ryan et al., 2008; citado
en Panzeri, 2018).
Ser un migrante es como dar la impresión de felicidad, la happiness hedónica del marketing; todas esas técnicas o artilugios publicitarios del cada vez más arrollante fenómeno global de la búsqueda, a toda costa, del bienestar a punta del consumismo material que nos siembra la telaraña de la Red informativa digital, aunado al placer de tener, ya sea bienes o poder, que todo domina. Las consecuencias, para la mayoría de esos aventureros, es que ‒lo más probable‒ termine sufriendo del síndrome de Ulises[xlii] cuando se encuentre en la tierra prometida.
Desafortunadamente,
emigrar no es sinónimo de mejor calidad de vida como muchos creen, a menos que
se trate de una parte de la inmigración, la llamada “inmigración de élites”,
que es aquella protagonizada por personas de elevado nivel socioeconómico, con
similitudes culturales con las del país receptor, compuesta mayoritariamente
por profesionales, técnicos, estudiantes o jubilados con alto poder de renta y
que no despierta rechazo entre la población autóctona. En cambio, la migración
masiva de ahora, y que es la realidad que estamos explorando y describiendo,
tiene que pasar por periodos de adaptación previos para poder recuperar parte
del estilo de vida que se tenía, y no solo el monetario. La mente de este
inmigrante, habitualmente procedentes de países pobres o en vías de desarrollo,
que inician el camino de la inmigración impulsados tanto por las dificultades para
llevar una vida digna en su propio país como por las expectativas de mejorarla en
el país de destino, que se mueven, por tanto, básicamente por motivos
económicos y que podríamos denominarla “inmigración económica”, por más fuerte
que sea, se va a topar con aguas turbias ante un cambio tan grande como lo es
el emigrar a otro país, sobre todo si se trata de una cultura totalmente
diferente como la “norteña”.
Claro
está, hay distintos tipos de emigración, y no todos pasan por las mismas
circunstancias, pero la depresión, ansiedad y otros factores estresantes pueden
afectar más de lo que se piensa si sólo agarra sus maletas y no se prepara psicológicamente
para el cambio. Existe otra realidad,
muy común entre los inmigrantes económicos, que es la de aquel colectivo de
extranjeros que se ve impulsado a abandonar su país por motivo de la violencia
política o bélica, constituyendo el grupo de “inmigración de refugiados y/o de
asilados políticos”. Aunque inferior en número a los otros dos su situación tiene,
como se entiende, importantes connotaciones sociales y políticas para los
países receptores.
La
responsabilidad que asume el inmigrante cuando emprende su viaje es la misma
que impulsa al marino cuando echa a navegar, a aventurarse y tomar un rumbo,
para que el destino fijado cobré realidad ‒como quien otea atentamente hacia la
lejanía buscando reconocer aquello que no ve, pero que proyecta como la «tierra
prometida»‒, y debe mantener el interés a toda costa por llegar, so pena de que
pierda el rumbo y, en el caso del inmigrante, naufrague en una pesadilla. Por
lo que, para no encallar, debe conservar la atención centrada en el horizonte,
firmemente tendida hacia esa realidad que lo atrae, que se imagina, que ha
visto en videos e imágenes, hasta que la misma toma cuerpo, crece, se muestra o
se materializa al atracar en buen puerto.
Pero,
si emigra fuertemente influenciado por imitaciones extranjeras, como la
“Welcome to Paradise” (es la sistemática bienvenida al entrar al «paraíso
terrenal»), y el “I will like to live in Miami” (es de las frase más
pronunciada), cuando llegue al lugar o arribe, por ejemplo, en algún lugar de
Norteamérica, lo más seguro es que le pasará lo que al viajero que llegó en
barco al puerto del pueblo que iba buscando para residenciarse. Y les doy esta
interpretación, a través de un cuento (prácticamente creado por mí, pero que
pueden conseguir versiones similares del mismo con ciertas variantes) que
traigo a colación.
Al
bajar, el migrante se dirigió al único quiosco más cercano que había y,
preguntándole al que lo atendía, le dijo:
_ “¿Este lugar es bueno para
vivir? El tendero le responde que “Sí”. Y el viajero sigue su marcha hacia el
pueblo.
Luego, llega otro barco e,
igualmente, se desembarca un viajero, quien se dirige al mismo quiosco y le
pregunta al mismo tendero:
_"Este lugar es
así y asado para vivir", recalcando de “esto
o aquello” sólo lo malo, que era lo que había escuchado durante el viaje. Y él le responde “Sí,
así es”. Por lo
que el viajero se regresa al barco de nuevo.
Después
que se marcha, alguien que estaba cerca del quiosco, y que, por lo tanto, había
escuchado la conversación sostenida con ambos viajeros por el tendero, le
pregunta al mismo:
_— “Bueno, ¡cómo es
esto de que estás dando dos versiones totalmente opuestas de nuestro lugar!”;
Entonces
él le responde:
_ La gente no quiere
escuchar otra cosa más que lo que ya supone, así sea una mentira. Si al primero
le digo que no, él de una vez se embarca de nuevo para no regresar; mientras
que al otro, si le digo también que no, de una vez se queda a vivir aquí. Ahora
bien, si al primero, quien ya venía dispuesto a quedarse le digo que “no”,
hubiese sido de mi parte una mentira como bien sabes, y también una decepción
para él. Y si al segundo, le digo también que ”no”, lo cual es igualmente
cierto como también sabes, se hubiese quedado aun cuando no le hubiese gustado
el lugar, porque ya traía en su mente que todos los lugares tienen algo de
malo, pero buscaba el menos malo de todos. Además, ¿te imaginas si le hubiese
ido mal en algún momento de su estadía aquí? Me hubiese echado a mí la culpa.
De todas formas lo que hice no fue más que decirles lo que ellos querían oír,
porque si realmente estuvieran buscando la paz, no la andarían buscando en el
mundo, sino dentro de ellos mismos. En esencia, que cada quien resuelva su
propia cuestión, en vista de que, el que sufre que reflexione; el que ríe ya es
menos miserable; y el que olvidó, que olvide (si los recuerdos le atormentan) o
que recuerde (si estos le ayudan).
¿Qué
queremos sugerir con esto? Básicamente que al caer en cuenta sobre lo mismo que
han hablado los filósofos e intelectuales cuando afirman que para darnos cuenta
cómo somos en realidad, todos los humanos tenemos un granito de cada uno de lo
que somos (por ejemplo, cada uno de nosotros tendemos a ser buenos, pero ¿qué
tanto lo somos? Porque todos albergamos igualmente una parte del mal, que yace
en toda naturaleza humana, sobre todo en los llamados “monstruos” como Hitler, quien
fascinó a una nación culta y tuvo seguidores –y sigue teniéndolos en el
movimiento neonazistas y neofascista‒ en todo el mundo), sólo se puede explicar
si consideramos que lo peor de nosotros sale a flote cuando se desencadenan
esas ansias de explorar la cara oculta de Dios, cuando rompemos con la lógica
que rigen la sociedad moderna, cuando nos sentimos vacíos e insatisfechos y no
por hambre porque somos hasta golosos, sino cuando volteamos para otro lado y
no queremos ver el mal que ocurre a nuestro alrededor, siempre cuando este no
nos afecte directamente, por supuesto.
Pero
cuando esto ocurre nos queda, sin embargo, la sensación de impotencia, esa
insatisfacción de que pudimos hacer algo y no lo hicimos por miedo, o bien
porque no quisimos, por indiferentes o por estupidez. No hago nada con entender
y aclarar algo sobre una cosa que no es determinante para la sociedad más que a
nivel biológico, y eso ya se ha hecha hasta relativo, porque se sabe bien que
hoy día las personas pueden ir hasta contra
natura. No estamos cuestionando simplemente, porque la idea es no caer en
determinismos, aunque sí hemos recalcado la palabra contra natura, ya que,
particularmente, no hay que ir contra naturaleza alguna; más bien fluir de
manera sistémica. Esto es, como los sistemas que son abiertos, alimentan los
demás sistemas que contienen y se retroalimentan a sí mismos. Esto se capta de la dinámica natural
como parte propia -y connatural- de la experiencia humana de vida. Se Sabe bien desde la aparición de la
física cuántica en la década del 30, y que puso fin a la idea que el universo
fuera una máquina determinística, que a pesar del caos, existen regularidades,
profundidades, consistencias (con respecto a o en función de…), pero no pueden
ser reducidos a, o derivados de, las leyes de la física, ya que la Naturaleza
es un orden contingente. En efecto, la Naturaleza nos contiene y sostiene a
todos y al Todo, ya que el Universo es también naturaleza en su estado más
puro. Para el notable
británico Astrofísico y escritor de renombre mundial, Paul Davies (2003):
Aunque el caos sea bastante común, es claro que el
universo como un todo está lejos de ser aleatorio. Reconocemos patrones por
todos lados del universo y los codificamos en leyes que tienen un poder
predictivo real. Pero el universo está también lejos de ser simple. Posee una
clase sutil de complejidad que lo ubica en algún lugar entre la simplicidad por
un lado y la aleatoriedad por otro. Una forma de expresar esta cualidad es
decir que el universo tiene “complejidad organizada”...
(p.83).
Fuerza subrayar que muchos de los estudios que se
hacen relativos a la fenomenología migratoria privilegian el tema de la
emigración que acapara la atención de los estudiosos, tales como la
focalización sobre la temática migratoria que se ve reflejada en los medios de
comunicación, luego, en la opinión pública y, finalmente, en el campo de la
investigación científica.
La
muralla como arquetipo mítico del construir, así como el valor sobredeterminado
del límite y del umbral, están igualmente presentes en los momentos
fundacionales de la literatura de Occidente. Los poemas homéricos
le otorgan una importancia clave. En la Ilíada,
los fuertes muros de Troya, construidos por el propio Poseidón, son tan
protagonistas del relato como Agamenón, Ulises o Héctor. Sus alturas, desde
donde los troyanos evalúan las operaciones del enemigo, o desde donde la
población no combatiente asiste a nuevos momentos del eterno combate entre
civilización y salvajismo, se convierten a veces en gradas de un escenario en
el que hace ya su aparición uno de los grandes temas posteriores de la literatura
arquitectónica: el de la visión panorámica.
En la Odisea, en cambio, el arrasamiento de
esos muros troyanos que parecían eternos ha cancelado la inmovilidad esencial de
la Ilíada y ha abierto ya paso a la
sucesión desenfrenada de los acontecimientos: Ulises, zarandeado por los
vientos de Eolo, es confrontado a espacios y lugares tan diferentes hasta
llegar a esa nueva síntesis de lo civilizado que es el reino feacio de Alcinoo,
con su jardín-huerto en las afueras y el palacio en el que reencuentra la
sociabilidad perdida; mientras que, en Ítaca, el muro exterior de su oikos
delimita el ámbito claustrofóbico que es, primero, escenario de los abusos de
los pretendientes, y, después, espacio del sangriento sacrificio expiatorio
(posible gracias al hermético cierre de puertas que corta cualquier posible
comunicación con el mundo exterior).
También podemos
mencionar al cierre los mitos ligados a la fundación de Roma, recogidos por
Virgilio en la Eneida, al igual que,
como contrapartida, la solidez eterna de los muros de Uruk –ya destacados en el
apartado 2 de esta obra‒ y el derrumbamiento de las murallas de Jericó –con la intervención
divina de la mano de Yahveh, tal y como nos lo relata el Libro de Josué‒, o las premisas urbanísticas 'amuralladas'
de Platón, que aparecen también como adecuadas a la bendición de los dioses en
un sentido utilitario. En este último, los templos habrán de situarse en un
emplazamiento elevado, «en razón de la seguridad y la limpieza», y porque son
de una «elevada sacralidad». En esas alturas, ubicará también la jurisdicción de
los tribunales. Las viviendas han de construirse con la misma forma, alineadamente
y yuxtapuestas; con ello, «la ciudad aparecerá como una vivienda». Esto también
en el sentido de la defensa, pues la hilera de casas sustituye prácticamente a
las murallas y, mediante la necesaria vigilancia, aumentará la unidad y la
voluntad de defensa de sus ciudadanos, mientras que un muro defensivo generaría
un «espíritu blandengue» «que no plantaría cara al enemigo». Este ordenamiento estará
determinado por las relaciones numéricas ideales y, en último término,
universales. Sin embargo, la geometría data de los antiguos tiempos del estado
ideal y echará a perder la estirpe de la Atlántida con la pérdida de sus virtudes
originales en el «goce absoluto de las ventajas de la injusticia y la
perfección del poder» de sus habitantes. (Krau, 2010: 110). El espacio del
futuro se enraizará manifiestamente en lo mítico.
Los muros de las
abadías también son representativos de la literatura amurallada. Sin embargo, el
complejo arquitectónico concebido en el libro de Gargantúa no se parece en absoluto a una abadía. Dado que Jean de Entommeures
(Rusch, 2010: 216-217) le pide a su protector que «podría organizar su monasterio
de tal modo que fuera justo lo contrario de todos los demás», hará que el
gigante construya un edificio al estilo de los suntuosos castillos del Renacimiento.
La abadía tampoco está rodeada por murallas defensivas, pues, según Gargantúa,
«todas las demás abadías están fuertemente amuralladas».
El lugar que ocupa la
historia de las murallas también es significativo en la literatura fabulada. En
el cuento de La ciudad de latón, se describe
su muralla como sigue:
Sus
muros están hechos de piedra negra y tiene dos torres de latón de Andalucía;
ellas se le aparecen al espectador como dos hogueras que se encuentran una
frente a otra. Por eso se llama también la ciudad de latón». En ese momento,
giraron hacia allá, hasta llegar junto a la ciudad; se trataba de una
construcción elevada y sólida y se alzaba como un baluarte hacia los aires; la
altura de sus muros ascendía a ochenta varas y tenía veinticinco puertas, de
las que ninguna resultaba visible desde fuera ni podía reconocerse en sus
contornos; pues las murallas parecían un peñasco o hierro que se hubiera
vertido creando una forma. [...]. (Lecturas, en Calatrava y Nerdingir, 2010: 191).
Pero también, al acudir a ese otro gran terreno de
encuentro entre las artes y las letras que es la ópera, como recordaba Eugenio
Battisti, personaje literario en el diálogo Scimia de Guarna (1517); cuyos desmesurados
afanes constructivos son estigmatizados por el propio San Pedro al recibirle en
el Paraíso, dándole a entender que por más altos que sean los muros construidos
por el hombre, jamás podrá sobre pasar la grandeza divina que encierra el don
espiritual de la creación; o el de Mozart y el libretista Johann Gottlieb
Stephanie (a partir de una obra previa de C.F. Bretzner), quienes en El rapto del serrallo (1782), hacen que
el protagonista de la intriga, Belmonte, tenga que fingirse justamente «un
eminente arquitecto» para conseguir quebrar los muros de opresión –el célebre
«despotismo oriental»– que envuelven al serrallo del sultán Selim (citados en Calatrava, 2010:31).
La gran magnitud que adquiere el fenómeno de la
inmigración en Europa es otro ejemplo del eco profundo y considerable en el
imaginario europeo que intenta representar la misma emigración con una
interesada lectura social, humanitaria y estética. Es objeto de tebeos y
fuentes gráficas, de la canción, de la fotografía, además de otros campos de
investigación del monopolio de las ciencias sociales. Pero, donde tiene tamaña
envergadura es en el dominio de la ficción artística, como se averigua en el
del cine y el de la creación literaria. La literatura, que es, por tradición,
la patria espiritual de la utopía y la cantera idónea para la mimesis poética
de la realidad histórica, no se mantiene al margen de esta problemática.
En toda Europa, se empieza a cultivar una verdadera
literatura de emigrantes. Como demostración más que evidente de su integración
en el cañamazo simbólico de la cultura occidental, está dando lugar, de forma
cada vez más creciente, a finales de las últimas décadas, a una hornada de
escritores en distintos países europeos, de gran tradición receptora de inmigrantes,
como Francia, Alemania e Inglaterra. A través de un uso magistral y sin
complejos de las lenguas vernáculas, están forjando una floreciente literatura
de emigrantes. Literatura que está añadiendo un plus de variedad a las
literaturas nacionales europeas tanto en su originalidad peculiar en el uso del
lenguaje como en su plasmación imaginaria y ambientación cosmos-visionaria.
Esta originalidad está acompasada por un considerable canto a la diferencia, a
la interculturalidad y al mestizaje, natural en una ficción situada entre dos
orillas.
Europa, la última novela de David Llorente, además
de revelar la corrupción política y de las instituciones, las violaciones de
mujeres en manada, el abuso de autoridad, la pasividad ante la contaminación,
denuncias por ejercer el derecho a la libertad de expresión, la marginalidad de
algunos barrios y de quienes los habitan, la exaltación a dictadores, los
juegos sucios electorales para llegar al poder… destapa la podredumbre del
lucro corporativo que hay detrás de la invisibilidad y desamparo de los
refugiados e inmigrantes, sacando a colación la incertidumbre del ser humano y su fractura
de una sociedad ya colapsada. Personajes en una sociedad que ha progresado,
pero que, a su vez, son víctimas del progreso porque éste les ha llevado a
padecer las desigualdades: Quien controla
el tiempo controla el poder, ya lo decía Foucalt[xliii]. Crítica, decepción y escepticismo ante el
futuro cercano, es el desarrollo intelectual que permea las temáticas abordadas
por el autor en la literatura novelada de esta obra.
Esta literatura de emigrantes no se da todavía en
España, excepto alguna que otra salvedad, por ser todavía muy reciente la inmigración
en ella. En cambio, lo que se está cultivando, con intensa proliferación, es
toda una literatura sobre la emigración, que procura, por imperativos de ética
humanitaria y de contestación ideológica, denunciar la xenofobia española
contra los nuevos inmigrantes y, a efectos del drama que se sufre en el
Estrecho del Mediterráneo, hacer una condena, sin ambages, de esta tragedia
humana con un espíritu comprometido de gran carga crítica y a base de una
defensa inquebrantable de una Europa hospitalaria, libre y abierta al diálogo,
y a la cooperación entre culturas y civilizaciones.
También en América, sobre todo en México, lo real
fronterizo ha sido tratado como un estado de la cuestión migratoria girando en
torno al tema de reflexión crucial historiográfico económico y social. Así lo
vemos, en La frontera de cristal
(1995), de Carlos Fuentes. Una novela compuesta de nueve cuentos autónomos pero
relacionados entre sí por una temática, una estética y unos personajes comunes
que se desplazan constantemente a través de la frontera que va de Tijuana a
Matamoros y de San Diego a Brownsville; entre México y EEUU., cuyo personaje
más emblemático, Leonardo Barroso, es un poderoso hombre de negocios, rey de la
frontera mexicana, dueño de empresas (maquilas ‒nombre por el que se conocen
las fábricas manufactureras de partes– y fraccionamientos) y multitud de negocios
con divisas del lavado de dinero proveniente del narcotráfico y la mano de obra
barata, además de un caserón estilo Tudor-Normando al que apodan Disneylandia.
Hay
que resaltar la miopía de los exacerbados gobernantes gringos que, como Trump,
tienen una mirada fría y una actitud arrogante y xenofóbica que les viene de su
descendencia anglo. Los hispanos, a pesar de que también exorbitan su mirada
hacia una espiritualidad religiosa que confunden con la fantasía, tienen ese
“don mexican” de aristocracia y cortesía, demostrada desde la misma relación
inicial –aunque después hubo el más sangriento enfrentamiento que ha conocido
la historia de la América y que llevó a la extinción del imperio Azteca, ya en
declive cuando llegaron los Conquistadores al Nuevo Mundo‒ establecida por el
conquistador español Hernán Cortés y el Rey Azteca Moctezuma, la cual ha sido valorada
favorablemente por los escritores latinos, desde Ródo y el Rubén Darío de «A Roosevelt». Dionisio Rangel (citado en
la crítica literaria de Boldy, 2000: Lo
real fronterizo en La frontera de cristal de Carlos Fuentes), nos deja esta descripción de ese
modo de ser mexicano:
Buen mexicano, les concedía
a los gringos todo el poder del mundo salvo una cultura aristocrática. […] Pero
en México hasta un bandido era cortés, hasta un analfabeta, culto, hasta un
niño sabía decir buenos días, hasta una criada sabía camina con gracia, hasta
un político sabía comportarse como una dama, hasta una dama sabía comportarse
como un político, hasta los tullidos eran alambristas y hasta los
revolucionarios tenían el buen gusto de creer en la virgen de Guadalupe. (p.87)
En Argentina, por ejemplo, tiene lugar una inquietud
artística sobre este género, al punto que, la literatura de frontera, ese
extenso corpus textual compuesto por diversos géneros narrativos, vinculado a
la conquista del territorio y a la lucha contra el indio, devino en Argentina
un género en sí mismo. Así nos lo presenta Servelli (2010) en un artículo sobre
¿Literatura de frontera? Notas para una
crítica, en el que discute la relación que estos textos establecen con la
construcción de una identidad nacional, al examinar la categoría y determinar
las variables de su formación.
Con menor proporción en la poesía y en el drama, la
narrativa constituye el género más importante que, en términos cuantitativos y
hasta cualitativos, intenta representar la tragedia del Estrecho y la problemática
de los inmigrantes en España, desde perspectivas sociales e ideológicas muy
distintas, y con técnicas formales y soportes genéricos disímiles. Este
tratamiento del fenómeno se hace siempre en función del conocimiento de los
autores del tema en cuestión y de su relación personal, emocional, profesional
y hasta ideológica con el mismo. Huelga mencionar que esta narrativa aborda, de
vez en cuando, la emigración sudamericana y la procedente de los países del
este, y en cierta medida, la emigración china. Pero, por regla general, se
inclina, preferentemente, al tratamiento de la emigración magrebí y
subsahariana, razón por la cual, Marco Kunz habla de la africanización del
imaginario narrativo sobre la emigración, porque la mayoría abrumadora de las
novelas trata la emigración magrebí, en general, y la marroquí, en particular,
con referencia a la emigración subsahariana (Abrighach, 2006).
De igual modo, el subrayar el aspecto dramático de la
travesía migratoria del mar desemboca en verdaderos relatos de dramáticos naufragios,
que evocan a toda una tradición de literatura marítima occidental (Jules Verne,
Herman Melville, entre otros; citados en Abrighach, 2006). Es cierto que las
novelas y cuentos pertenecientes a la primera modalidad hacen hincapié en la situación
de los emigrantes en su país de origen y en las causas que les empujan a
emigrar, pero tienden a exagerar e insistir en el drama que sufren los mismos,
sobre todo, cuando se les presenta naufragándose, en lucha contra la muerte y
el mar, al dramatizar esta modalidad central de la ficción sobre la temática
propiamente dicha.
Otra nueva variante destacada por el autor citado, es
la que consiste en la afluencia, sin precedentes, de miles de subsaharianos
sobre las costas europeas, emprendiendo una doble travesía; la primera por todo
el desierto africano y la segunda por mar. Los últimos asaltos, a la
desesperada, de estos africanos de las vallas de espino de Ceuta y Melilla son
ejemplos más que fehacientes de su drama y de la internacionalización del fenómeno
de la emigración.
Estos movimientos migratorios son una continuidad de
las decimonónicas travesías marítimas del Atlántico que millones de europeos,
procedentes del mundo rural, llevaban a cabo por barcos con la intención de
llegar a las dos Américas en busca de mejores condiciones de vida. Pero, a la
vez, constituyen, en cierta medida, una inversión del rumbo de las migraciones;
una inversión no sólo de corriente migratoria (del Oeste hacia el levante,
mientras que antes fue desde el Este hacia el poniente), sino de inquietudes e
inversión de valores motivacionales.
En opinión de Nancy L. Green (citada en Abrighach,
2006:16), las odiseas marítimas (tanto de los harragas magrebíes como de las
espaldas mojadas y balseros, incluidos los cubanos), “simbolizan un cambio de
destino a través de los océanos”. Antes, desde el Este (E) hacia el Oeste (W),
buscando una ruta inmediata de un E real y mítico, que los llevó, rumbo al W,
al «Dorado» esplendoroso del Nuevo Mundo. Ahora, el movimiento (renovado desde
1989), el rumbo geográfico y metafórico de la pobreza hacia la riqueza se
convirtió en un movimiento que se hace desde el S (los Sures) hacia el N,
buscando alcanzar Norteamérica y Europa, pero también existen las migraciones
interregionales.
El libro analizado, que nos ofrece el Dr. ‒en
Filosofía‒ Mohamed Abrighach, es una valiosa contribución, en opinión del
presentador, Ahmed Sabir, Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de
la Universidad de Agadir, al análisis
de la representación que se hace del fenómeno migratorio magrebí en España
desde la óptica de la sensibilidad literaria; óptica inspirada en la poética
dialógica Bajtiniana, intentado hacer, con considerable perspicacia exegética, es
una valoración crítico-literaria del conjunto de la narrativa española escrita,
en los últimos años, desde la antropología, la sociología, la economía, la
política, etc., sobre la inmigración marroquí y subsahariana, concentrando su
enfoque en resaltar tres importantes connotaciones de esta literatura: la
estética, la ética y la interculturalidad.
Para nosotros,
esto es profundo, fuertemente
arraigado en las raíces del ser, de la búsqueda de nuestro origen. Uno
de nuestros grandes pensadores contemporáneos, Arturo Uslar Pietri, lo dijo de
esta manera: "vivimos el tormento de nuestra identidad"; la angustia
de no saber de dónde venimos, quiénes somos, y eso es una inquietud que también
se vive en Latinoamérica. Octavio Paz en su célebre obra "Laberinto de la Soledad", lo plasma
a su manera cuando pregunta ¿qué somos los latinoamericanos? Y responde:
"Gente de las afueras, moradores de los suburbios de la historia...".
Por lo tanto, no tenemos pasado, y si lo tuvimos, lo hemos echado por la borda
y hemos quemado nuestras naves. No hemos logrado ni siquiera conservar la
herencia colonial de nuestras haciendas productivas (cacaoteras, por ejemplo),
es decir, lo que los españoles dejaron, hasta que nuestros ejércitos
libertadores los obligaron a volver de donde vinieron, por lo menos a la
mayoría que no eran criollos sino militares del ejército de ocupación imperial
o militantes activos del colonialismo.
Otro pensador
intelectual criollo –de Nueva Esparta-, ex senador y director del departamento de Medios de Comunicación de la
Conferencia Episcopal Venezolana, Pedro Pablo Aguilar, ha dicho que nuestros
intelectuales ‒aunque, claro está, no todos‒ han alimentado y abonando ese
tremendo y recurrentemente discurso fatalista o pesimista de gran parte de la intelligentzia nacional. Situación que
permite hablar a Perfetti (2018) de una tradición pesimista rastreable desde
muy temprano en la vida republicana del país que, en especial, describe un
grupo de investigaciones que encuentra en el discurso intelectual contemporáneo
una suerte de profecía auto-cumplida del fracaso nacional al vincular éste con
la autoimagen negativa del ser-venezolano, los problemas de identidad nacional
y/o las recurrentes crisis nacionales.
Discurso intelectual
pesimista que se consolidó a lo largo del siglo XX en Venezuela, pero que no es,
entonces, para nada nuevo, ya que más bien es bastante viejo, e incluso nos
viene de nuestros mismos líderes patriotas o caudillos de la emancipación: es
el mismo Libertador exclamando que su revolución "ha arado en el
mar"; o Juan Vicente González ante la muerte de Fermín Toro, diciendo
"murió el último venezolano"; o Pocaterra hablando de la "Venezuela de la Decadencia", en el
albor de la modernidad venezolana; o de nuestro premio nobel de literatura,
Rómulo Gallegos, que buscaba regar nuestra identidad, pero que en su primera
gran obra, "Reinaldo Solar",
enfatiza que no era ya sólo Reinaldo Solar, sino el Último Solar (Valera-Villegas,
2005), algo así como el último de los venezolanos dignos, pues ese llegar a ser
el que se es tiene que ver, como se sabe, con el bildung (una imagen constituida de una determinada manera), la cual
involucra tanto la formación como la cultura que cada persona llega a tener.
Los sistemas radicales de explotación capitalista, deshumanizados
y hedonistas como los de la UE, los de EEUU y de corporaciones multinacionales
e instituciones sociales, crujen en sus bases fundacionales, y ese crujido donde
mejor se puede percibir es en la literatura, como las novelas. Y es que, no se
puede dejar de pasar por alto, sobre todo por escritores que valoran el sentido
que tiene la aventura de escribir, de “devolver a las palabras el sentido que
han perdido, manipuladas como están por un sistema que las usa para negarlas”
(Eduardo Galeano)[xliv], siendo consecuente con Heidegger, cuando
dice “la palabra es el gran peligro de los peligros para el hombre…”, esta cruel realidad e inhumana homogeneizada
de manera atroz –cuyos protagonistas masivos son la televisión y el internet‒,
en el período del aparente esplendor neoliberal y de la globalización.
Es aquí donde esa realidad debe verse a través del prisma
literario, así sea de forma cruda o matizadas con la prosa, pero con palabras
sentidas de verdad, pues poca gracia tiene escribir lo que se vive. El desafío
está en vivir lo que se escribe, comprometido con la realidad y la imaginación
sentida. Ya no conviene hablar tanto de esas realidades harto gastadas en
denuncias y soluciones cortoplacistas, como si fueran entidades externas,
mientras nosotros nos colocamos fuera de las fronteras donde estas se dan. Por
el contrario, se deben contextualizar como una entidad del realismo mismo,
entre sus mismas fronteras. De ahí el énfasis que hemos dado a nuestra
interpretación, al fluir con el inmigrante hasta su misma condición fronteriza,
cargando con sus mismas motivaciones y desafíos, organizando su ignorancia para
ir más allá.
Cuando mucho, la atención de los escritores, políticos o
periodistas europeos está centrada en atender a los rescatados por la Guardia
costera, o la de llevar casos a tribunales europeos cuando falla la misma, como
el caso de no dejar atracar en puertos a barcos que cruzan el Mediterráneo con
migrantes a bordo en situación de peligro por enfermedades, por ejemplo, o
cuando han ocurrido accidentes en alta mar, reportando por radio la emergencia,
pero si ser atendidos.
Érase una vez una literatura comprometida, a la que se
juzgaba como regionalista y simple vehículo de expresiones localistas, pero en
las novelas en que nuestros escritores han puesto el corazón y el oído pegado
al suelo (Rómulo Gallegos, Gabriel García Márquez, etc.), a esa tierra en la
que ocurren los hechos, permanece el retumbar de los pasos y las huellas del
ser humano, que se ha puesto en marcha definitivamente en un mundo convertido a
veces en un campo de concentración por el terrible flagelo hedonista,
tecnológico, globalizante del siglo XX ‒aunque no de muy amable manera, pues
muchos han sido obligados a pensar y actuar conforme en esa prisión, a caminar y
vivir a favor de esa corriente mediatizada y modernista, puesta de moda por los
procesos globales de la postmodernidad‒, y se dirige al futuro cargado de
esperanzas, en busca de un porvenir humanista.
ESTE APARTADO (P. 131-160) NO ESTÁ VISIBLE EN ESTA PRESENTACIÓN”
«El hogar es el sitio
hacia
el que se nos lleva
cunado
necesitamos
regresar.»
Robert
Frost
“¡Oh soledad! ¡Patria mía!
¡he
habitado demasiado tiempo salvaje
en
salvajes tierras extrañas
para
no regresar a ti
con
lágrimas!
…
Pero aquí estás en tu patria
y
en tu casa,
aquí
puedes decirlo todo
y
presentar abiertamente tus razones;
aquí
nadie se avergüenza de sentimientos
ocultos
y tenaces.”
Federico
Nietzsche
(Así hablaba Zaratustra)
En
los últimos años,
conocer en profundidad determinados rasgos en torno a la
problemática de la emigración como una realidad histórica que se da en todas
las sociedades, tales como las razones por las cuales se migra, cómo perciben
la diferencia en sus circunstancias de vida anteriores o posteriores a la
migración, y cuáles son los aspectos que se califican importantes para
considerarse satisfechos, proporcionan importantes informaciones para
reflexionar sobre cuáles son los elementos que condicionan la calidad de vida
de una persona, y la hacen valedera.
Y
es que, antes, la odisea del emigrante, que un día cualquiera se fue y otra
volvió, lo mismo que en los cuentos, es hoy la del soldado que se va a la
guerra, sin saber si volverá. El interés capitalista se impone sobre el interés
de la comunidad y
las cosas marchan en la dirección de la lógica
individualista, donde imperan los intereses creados colocando la vida al
servicio de la economía. El mundo no puede seguir como está ni continuar por la
pendiente de su autodestrucción.
Nada más por esta razón se requiere avanzar hacia una
sociedad donde prevalezca el interés común y se organice la vida social con
criterios racionales de acuerdo a principios verdaderamente humanistas.
Mientras
el hombre pueble la Tierra, su necesidad de migrar no se detendrá. Y hasta se
puede sostener que más bien aumentará en virtud del desarrollo global de los
pueblos, y el homo migrans sapiens
jamás dejará de pensar, soñar, andar y luchar en procura de la justicia social.
Luego, en virtud del deseo sembrado de ciclos de migraciones, este migrar se
manifiesta a través de una niebla, tanto de historias sobre las culturas que
han tenido que emigrar, como de leyendas y mitos creados tras mucho peregrinar
en la Tierra. Bien sea que esta migración se da de manera voluntaria, como
queriendo volver al Paraíso perdido, o buscando la tierra Dorada; o de manera
forzada, como los negros que fueron cazados en su tierra natal (África) para
llevárselos como esclavos a otras tierras, la cuestión esencial es que tal
proceder a llevado a cultivar el mundo desde el Oriente hasta el Occidente,
condenando al ser humano a un inevitable éxodo de sufrimientos cuando está
fuera de su ecúmene natural, pero también liberándolo al llenarlo de esperanzas
que se forman cuando está en vías de peregrinación, concretándolas si llega alcanzar
el nuevo oikos, la “tierra prometida” donde establecerá su hogar como destino
final. Claro que también los hay que migran en busca de una oportunidad que
quieren aprovechar para hacerse sostenible económicamente y, tiempo después,
retornar a su lugar de origen, llevando los frutos recogidos de su peregrinar.
De
ellos, de estos últimos, nos ocuparemos en este capítulo final, pues son los
primeros de quienes oímos sus comentarios, sus historias reales cargadas de
hazañas, alegrías, experiencias gratificantes de aprendizajes y recuerdos; pero
también las de quienes vuelven con frustraciones, decepciones, miserias, dolor,
humillaciones, penalidades y hambres que tuvieron que afrontar durante el
tiempo de desencanto que vivieron, y no veían la hora de regresar. Por mi parte
(pues es mi propósito como venezolano ocuparme –ya que el tema lo amerita en
vista de que muchos hasta han vendido lo poco que tenían a precio de “gallina
flaca” para costearse los dólares de la salida‒ de las vicisitudes de mis
compatriotas que han tenido que emigrar por situaciones sobre todo de orden
político-económicas internas), querría tratar de explorar en sus diferentes
manifestaciones, buscando explicaciones certeras a ese círculo de «atracción
hedonista» o de “escape desesperado” en que, como si se tratara de una moda, ha
caído una gran parte de la población venezolana.
La
definición del concepto de migración dada por Lacomba (2001), entendida como el
tránsito de un espacio social, económico, político y/o cultural a otro, con el
fin de desarrollar un determinado proyecto y tratar de responder a unas
determinadas expectativas personales o de grupo, trata de un proceso que se
inicia en el país de origen, antes incluso de que se tome la decisión de
emigrar y se cuente con los medios para hacerlo. Su gestación comienza más bien
en el momento en el que se da la conjunción de condiciones y estímulos necesarios:
sentimiento de insatisfacción o precariedad (objetiva o no) y expectativas de
cambio y ascenso social, antecedentes migratorios en la familia, círculo de
amigos o el vecindario, presión social y posesión de los recursos mínimos
necesarios para emigrar.
Cuando
las personas que emigran a un país desarrollado tienen capacidades especiales
en investigación, arte, música deporte u otra categoría, se les denomina
migración selectiva y se les otorga en el país de acogida una visa especial.
Cuando la migración es de personas sin estas características se le denomina
migración general. La emigración selectiva y la general forman parte de
procesos que están relacionados directamente con situaciones en las que se
deteriora la calidad de vida de una región o país dado. Las causas más comunes
están vinculadas con problemas económicos, cambios políticos o eventos de orden
natural que afectan a las personas.
Una
vez que un hombre o una mujer jóvenes son expuestos al virus hedónico de
migrar, una vez que ven, oyen, 'huelen' o sienten el placer, la fiebre o la
necesidad de salir rumbo al incierto mundo de la migración, siempre permanecerá
en ellos ese ímpetu de migrar, pues ya no podrán parar hasta que retornen de
nuevo a su patria, a menos que hayan creado un hogar, es decir que se hayan
establecido de forma permanente haciendo ubicuidad del destino escogido cuando
emprendieron la migración.
Acaso
absolutamente normales o extraviados, estos hombres, mujeres, jóvenes y niños,
podrían estar equipados con la suerte de un 'salvavidas' contra el fracaso,
pues algunos van llenos de fe o llevan la esperanza de reiniciar sus vidas al
darse esa nueva posibilidad. Hedonismo, utilitarismo, bienestarismo,
egolatrismo, son las fuerzas que someten al espíritu del inmigrante cuando se enfrenta
a tal hazaña.
En
este contexto, se está produciendo un cambio colosal en la correlación de
fuerzas internacionales. La sociedad global avanza de un mundo unipolar,
imperante desde que desapreció la Unión Soviética, a una correlación de fuerzas
pluripolar. En un mundo en que
predomina la perorata de los efectos positivos de la globalización, estos
flujos migratorios afianzan, por un lado, los profundos y estructurales
desajustes entre el norte y el sur, provocados por el neoliberalismo económico,
haciendo trizas la retórica actual sobre los derechos humanos; y expresan, por
otro, cuán lejos está la comunidad política de las naciones de alcanzar la tan
ansiada “ciudadanía mundial”, no obstante la reivindicación de la democracia
como único remedio de los males de todos los pueblos, en nombre del nuevo orden
mundial y del «fin de la historia».
En
la salida realista al cerco montado por los países desarrollados habría que
buscar algún acuerdo, aceptar, por ejemplo, la emigración controlada y por
etapas, no de golpe como se ve que está generándose y, por eso, acuden al
levantamientos de más muros y más sanciones a los países de donde salen tales
oleadas de emigrantes, escapando a una realidad creada por los mismos países
desarrollados: la pobreza extrema.
Al
imponerse la moda de la economía de mercado o neoliberal y promover la fiebre
de la privatización, paradójicamente en el fin y comienzo de un milenio, por la gobernanza mundial
de los que ostentan la hegemonía global de dominación comercial, en un mundo
que, lo recordamos una vez más, se
precipita al colapso y en medio de un vivir tan huérfano de apoyo ciudadano, se
demuestra una vez más que no estamos a la altura de los acontecimientos y de
sus consecuencias inevitables.
Obviamente,
la responsabilidad no es sólo de estos dueños de la economía mundial. No es
sólo de EEUU o de Rusia o de China o de Japón o de Gran Bretaña o de la UE… No
están solos ni actúan solos. Todos estamos involucrados como consumidores y
productores, como seres pensantes y racionales, y es nuestra responsabilidad
mejorar la sociedad en la que vivimos.
La
felicidad, por ejemplo, que deseamos surge como resultado de del énfasis mental
puesto en el deseo de sentirse bien. Así, la calidad de vida consiste en la
sensación de bienestar que puede ser experimentada por las personas y que
representa la suma de sensaciones subjetivas y personales del "sentirse
bien". Pero, en su concepción más amplia, la calidad de vida recibe la
influencia de factores como empleo, vivienda, acceso a servicios públicos,
comunicaciones, urbanización, seguridad pública, condiciones ambientales y
otros que conforman el entorno social y que influyen sobre el desarrollo humano
de una comunidad. Si estas condiciones no cambian y tampoco el modo de proceder
del individuo, no hay mejoras posibles ya que lo uno y lo otro son relativos.
¿Qué tanto deben mejorar las condiciones para sentirse mejor? ¿Acaso podemos
erradicar las causas en toda su extensión? ¿Es esto factible? ¿Es la perfección
alcanzable al nivel material de la realización humana?
En
opinión del autor del Aula sin muros,
MacLuhan (1974):
Muy
pocos son los estudiantes que llegan a tener capacidad para analizar los
periódicos. Menos todavía saben examinar inteligentemente una película. Saberse
expresar y tener capacidad de distinguir en asuntos cotidianos y en materia de
información es sin duda el distintivo del hombre educado. Es erróneo suponer
que existe una diferencia básica entre la educación y la diversión. Esta
distinción no hace más que liberar a la gente de su responsabilidad de entrar
en el fondo del asunto. (p.159).
Faltaba
por analizar, en aquella época en que apareció este ensayo en inglés (1967) ‒antes
de la aparición del Internet‒, la potente tecnología de la influencia de los
medios de difusión electrónicos, tanto en el aspecto educacional como de
distracción, que, en definitiva, se alcanza a través del servicio educativo del
aula virtual.
El
moderno concepto de emigrante ya no encaja a la hora de tratar de agrupar la
cultura, la lengua y el Estado-nación de donde procede la migración, por la
situación prejuiciosa que encierra la cuestión que involucra el origen del «indiano»
o «indiana», o simplemente del «polizonte» que intenta forzar la entrada y/o
evadir el cerco. Relacionado con la actualidad europea, la migración desde una
perspectiva científica ‒también ha sucedido desde una perspectiva popular‒ se
ha transformado en objeto de debate mediático casi cotidiano y se ha convertido
últimamente en objeto de estudio de múltiples y valiosos trabajos
antropológicos y sociológicos.
El
motivo principal se encuentra en que en él se plantea una cuestión crucial para
comprender la gran repercusión que están teniendo los movimientos migratorios
en nuestra sociedad: el miedo a lo extranjero (generalmente, por desconocimiento)
está relacionado con el terror a perderse a sí mismo (esto es, a que se
desvirtúe aquello que se considera la propia identidad), el pavor de lo
absoluto que empuja a huir hacia el Norte sólo para terminar en un lugar de
absolutamente nada, que es la más escalofriante de las huidas, y encontrar todo
y nada en un muro físico que te cierra el paso al país del «Sueño Americano»,
donde te encuentras en cada esquina o en cada ciudad (sobre todo en Las Vegas;
pero también en Disneylandia o en Los Ángeles; es decir, en Hollywood), las
Maravillas de Alicia en una Coca-Cola, en un paquete de cigarrillos, en una
venta de autos usados o en un casino probando la suerte…
La
construcción de uno mismo (identidad) no puede comprenderse sin la concepción
del extranjero (alteridad). El contacto entre pueblos tiene lugar, entre otros,
gracias a los movimientos migratorios. De ahí que pueda defenderse que la
identidad/alteridad se forme, fundamentalmente, cuando se producen migraciones
que fomentan la relación entre los pueblos, solo que ahora no actúan como
individuos: la mayoría de migrantes que van de Sur a Norte son parte de una
masa a la que podríamos comparar con “la cultura de los cretinos” (Umberto Eco,
1989; citado en Camacho, 2017: 157), ya que llevan una forma de infección de sus
mentes, inducida por los mass media, y, una vez infectados, vuelven a
su estado natural de «idiotizados»: “El cretino
ni siquiera habla, babea, es espástico. Entra en la puerta giratoria por el
lado opuesto. ¿Cómo es posible? —Él lo consigue. Por eso es un cretino. No nos
Interesa… Dejémosle donde está”. Si lo decimos en forma cruda, diríamos
como Savater (1994:16): "¡no seas idiota!"
Otra
característica de las migraciones internacionales contemporáneas es que los
inmigrantes no pierden sus hábitos culturales. En el caso de Venezuela el
proceso emigratorio de los últimos 20 años tiene algunas características
singulares al compararlo con países de la región latinoamericana. Una de esas
singularidades se refiere al alto porcentaje de emigrantes calificados y otra
es que son los de mayor poder adquisitivo de la región. Esto se comprueba al
revisar los resultados de la encuesta American Community Survey realizada en
2011 (De La Vega y Vargas, 2014: 69). Los flujos de migrantes venezolanos en
Colombia, por ejemplo, se pueden desagregar, según investigación de Santana
(2009), en dos grandes grupos, que presentan características bastante
diferenciadas.
El
primero es un grupo de venezolanos que al ser hijos de colombianos y tener
redes familiares en el país, están sujetos a las migraciones de retorno que se
dan entre países fronterizos. En consecuencia, estos migrantes de doble
nacionalidad pueden ir y venir entre Colombia y Venezuela según sus gustos o
necesidades, lo que explica las variaciones tan grandes en el número de
inmigrantes venezolanos. Este grupo representa la gran mayoría de los
inmigrantes venezolanos en Colombia.
El
segundo grupo de inmigrantes venezolanos no tienen vínculos familiares en el
vecino país, por lo que deben regularizar su situación legal con la expedición
de una cedula de extranjería (un trámite bastante costoso). La evidencia
aportada en la investigación de Santana (2009) sugiere que estos se radican en
Bogotá principalmente; Al contrario de lo que sucede para el primero, el número
de inmigrantes en este grupo sí parece aumentar y con más intensidad desde el
año 2007.
El
primer grupo de inmigrantes venezolanos ligados a colombianos que vivieron en
Venezuela, han retornado a Colombia debido a que las migraciones regionales
entre países latinoamericanos están sujetas a la variabilidad en las
condiciones de vida en estos países. El segundo grupo de inmigrantes
venezolanos, podrían estar aún muy ligados a su país de origen, por lo que un
buen indicador de esto podría ser el flujo aéreo y terrestre de los inmigrantes
que han retornado en el contexto del Covid-19. Para Santana (2009), el número
de inmigrantes venezolanos que pertenecen al segundo grupo parece aumentar y
presentar las características inherentes al migrante internacional
contemporáneo reflejado en la investigación en geografía de las migraciones
regionales, cuya dinámica está representada, entre otros, por las fugas,
posibilidades, frustraciones, angustias y esperanzas de quienes emigran a
través de una frontera porosa de diferentes niveles económicos.
Luego,
cuando el emigrante decide retornar, al cabo de mucho tiempo, llega a su lar
natal para notar que todo ha cambiado, donde no hay nadie esperándolo como sucedía
antes. Al bajarse del avión, barco, autobús o metro, pisar tierra o salir a la
calle (como en la Estación de La Candelaria-Caracas, por ejemplo), lo que
observa le aterra: la ciudad que había dejado atrás, hace 5, 10 o 20 años, ya
no es la misma, ni tampoco el que regresa, ya sea él o ella, a menos que lleve
el chip activado que se niega a aceptarlo, que ve lo que quiere ver: la ciudad
o el pueblo tal cual era antes de partir, es decir, todo igual.
Un
buen observador se dará cuenta de que “alguien” se ha llevado todos los
ladrillos y tejas rojas ‒más si ha llegado a alguna ciudad o pueblo tradicional
de los Andes‒; que los pisos o vías ya no son de baldosa o de cemento; que las calles
están llenas de huecos y montones de desechos por todos lados, que se han
llevado las tapas de las alcantarillas, los cables del alumbrado, las estatuas
y placas de bronce de las plazas y parques, que han desaparecido la alta
cantidad de carros y vehículos que se veía antes, las placas de mármol, los
inmensos cristales, los anuncios luminosos, las señales de tránsito, las
cabinas telefónicas vacías e inservibles, que los comercios están, en su
mayoría, cerrados, no hay electricidad, agua, gasolina ni gas; que el drenaje y
desagües están atiborrados de basura mientras las aguas negras corren por las
calles y se siente una tremenda hediondez en un ambiente gris, esparcida por
todos lados… Lo único que se ve son las calles vacías, las casas abandonadas, las
inmensas colas, las miradas tristes de la gente que pasan apresuradas, como
escapando de algo terrible, sin detenerse en ninguna parte, y la hierba muerta
sobre los muros rojos, pintados con el ícono del Comandante Supremo, con Simón
Bolívar a la derecha y Nicolás Maduro a la Izquierda.
Si
nuestro inmigrante fue uno de los que salió cuando ocurrió el primer apagón del
«Viernes negro», o cuando ocurrió el coñazo del «Caracazo», y volvió después,
si no sabía nada de lo que pasó mientras estuvo de aventurero o lavando baños y
pocetas, limpiando vidrios o carros, o consumiendo sólo drogas en una comuna
hippy, al querer indagar qué fue lo que pasó mientras estuvo esas décadas
ausente, desconectado, sin celular ni cable o aislado en algún lugar de la «Aldea
global» (en Alaska, Groenlandia, Siberia o en algún país pobre de África, por
ejemplo), y le pregunta exaltado a uno de esos que pasan a millón, casi
corriendo como “alma que lleva el diablo”, ¡qué es lo que pasa aquí!, puede
escuchar de vaina como respuesta, sin detenerse para nada: ¡Tumbaron a Carlos
Andrés, por ahora!
Si
vino un poco más tarde, tal vez la respuesta del fugitivo a su pregunta haya
sido: “¡Volvió Caldera!” o “¡Ganó el comandante Chávez!”. O, también, puede
haber sido, dependiendo en qué época del chavezismo haya vuelto: “¡Cayó Chávez!”
(Golpe de Estado de tres días, de Pedro el Breve, 2002) o “¡Murió Chávez!”
(2013). Finalmente, si regresó recientemente, tal vez alguien que pasé a su
lado corriendo y, mientras se aleja velozmente a toda turbina hacia la frontera
colombiana, le responda con arrechera: “¡Maduro, a pesar de piche, no cae, pero
ya vienen los gringos!”, sin que Ud., no entienda nada absolutamente, y le
provoca como salir corriendo también, como si huyera del «coronavirus», el tipo
de cáncer neumónico que ahora aterroriza el mundo al igual que el sida cuando
comenzó a extenderse.
Y
como Narciso, el hermoso joven que se convirtió en flor porque se enamoró de su
propia imagen, que viene a ser como el héroe de nuestro tiempo, que sueña, que
se esfuerza en buscar una salida, y que también se agota a fuerza de buscarse,
que enloquece a fuerza de perderse en su largo migrar, encuentra en su
existencia la idea misma de inexistencia, en la evidencia de su vacuidad, para,
finalmente, reposar de su obra peregrina, tranquila y serena: Duerme, Narciso,
duerme… que “las esperanzas de los idiotas están despojadas de razón”
(Demócrito), y solo hay reflejos; y si despertamos ‒lo cual reclama de nuestra
parte un nuevo y titánico esfuerzo que anule de nuestra mente todo lo material
de este mundo, alcanzando así la única presencia duradera, que es aquella en la
que se desvanece la esperanza, las profecías y hasta el mismo cielo, donde no
existen distinciones entre el sentido y la ausencia de sentido‒, podemos decir
que hemos vuelto a casa, de donde habíamos partido en busca de un oficio mejor
remunerado, porque, como dice un dicho quijotesco: “Oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas”.
Finalizado
este ensayo narrativo elaborado bajo el enfoque de la «ignorancia organizada»,
creemos que, aunque no escapa al subjetivismo, aun cuando se recurre al criterio
de los expertos en su elección dialéctica de interpretación fenomenológica, sirve
de manera razonable y coherente –y ese era el objetivo central que lo motivó
inicialmente, más la propuesta aquí levantada de priorizar el movimiento
regional de las personas en un contexto geográfico Iberoamericano‒ a la
aventura de comunicar:
El Camino del Migrante
Sin ningún viento a favor
y olvidando las penas de su hogar
deseó ver el fin de la senda.
Echó andar e internose
en las carreteras y caminos
que conducen a 'Roma',
a las babilonias modernas
siguiendo el sonar
de sus cantos flamantes
que
incitan migrar.
Va tras el resplandor oscuro
del brillo virtual,
de inútiles búsquedas
en manantiales etéreos
que calmen su sed
de deseos materiales,
sus sentimientos y pasiones
tras un mundo hedonista
y
utilitarista
de sombras y luces,
la imagen ilusa
de lo que
quiere alcanzar.
Agotada su búsqueda
de resultados inicuos,
seco el raudal
y sin polvo de oro
o un dólar de plata
en sus rotos bolsillos,
sólo resuena el eco
-en su
cabeza-
del grito angustioso
en tierras lejanas:
«Tenía mi casa,
mi patria,
y ahora sólo quiero
volverme muy pronto
a
ella».
El Autor
(Mérida, 14 de Julio de 2020)
[i] El caso de Venezuela, por ejemplo, en el que hay una guerra de discurso "antimperialista" contra el país más poderoso de la Tierra y del cual dependemos por importar todo del mismo desde que somos un Petroestado, por lo cual estamos sufriendo un bombardeo de sanciones política y económicas. El país está bloqueado económicamente por EE UU y sus aliados y sigue dependiendo de la economía del “Dólar today” para poder funcionar, en medio de un desastre hiperinflacionario y economía estancada (estanflación) y manipulada por el “Dólar negro”, a pesar de los esfuerzos del Gobierno bolivariano para superar la crisis a través de una política monetarista como la reconversión monetaria y la implementación del Petro, una criptomoneda, intentando paliar la crisis y abrir espacios de oxigenación financiera. Para otros analista de la materia (“La paradoja del antimperialismo dependiente”, véase online en: https://elpais.com/elpais/2020/01/16/opinion/1579137904_886497.html ), estas políticas del gobierno revolucionario están concebidas como «redes geopolíticas del bolivarianismo», fieles a la herencia de la «Guerra Fría», “para servir de dique de contención a EE UU en el contexto latinoamericano”.
[ii] Trump califica a inmigrantes mexicanos de "violadores" y "criminales" en su discurso. Véase online en: https://www.univision.com/noticias/trump-califica-a-inmigrantes-mexicanos-de-violadores-y-criminales-en-su-discurso
[iii] La explotación de migrantes es una de las ramificaciones más desarrolladas por las redes de trata de personas. Estos focos, identificados en un informe realizado en 2014 por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), convierten a México en un epicentro de un delito que sufren 21 millones de personas en el mundo, según la ONU.Y uno de los casos más sonados fue el de la matanza de San Fernando, en Tamaulipas, a manos del cartel de Los Zetas. "Fueron migrantes que pagaron un dinero para un traslado a través del territorio mexicano de manera irregular hacia Estados Unidos. Pero resulta que las rutas del tráfico de migrantes coinciden con las rutas de la droga que están controladas por cárteles violentos", explica el modus operandi De la Torre. "Los traficantes lo que hacen", continúa, "es pedir un derecho de piso (suelo para el paso), pero si el traficante de migrantes no tiene para pagarlo o no quiere hacerlo, les entrega un número determinado de migrantes, que se vuelven presas de los cárteles, ya sea para extorsión o explotación". Véase online Las grandes ciudades y las áreas turísticas, focos rojos de la trata de personas en México. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2017/09/04/mexico/1504493515_255046.html
[iv] Europa envía militares para frenar inmigrantes. (13 DE ENERO DE 2014). El mundo entero lamentó la muerte de 360 personas ahogadas en las costas de Italia. Al terrible hecho se le conoce como la Tragedia de Lampedusa. Eran migrantes los que no pudieron llegar a tierra en busca de mejor calidad de vida. Las posibilidades de respuesta de Europa ante el drama oscilaban entre la humanitaria y la militar. La segunda fue la que prevaleció. Véase online en: https://www.voltairenet.org/article181800.html
[v] No obstante la profundidad del fenómeno, el capitalismo actual sigue constreñido por esquemas económicos y políticos basados en el Estado nacional, que intenta poner freno a los procesos migratorios internacionales y al consiguiente establecimiento de un mercado global del trabajo que suponga la libertad de movimientos y de contratación para todos los hombres. El establecimiento de autoridades estatales destinadas al establecimiento de trabas a la movilidad a través de la concesión de visados y permisos de trabajo recuerda los esfuerzos por la fijación de la mano de obra realizados durante el Imperio tardío, aunque, curiosamente, los resultados no son la inmovilización de las fuerzas productivas, sino muy por el contrario, su reificación a la manera de la República tardía o el Principado. En efecto, los resultados de las actuales políticas migratorias no son otra cosa que la producción de sujetos mermados en derechos que no pueden interactuar libremente en los mercados del trabajo, sino que se ven obligados a participar de mercados segmentados donde escasamente tienen la consideración de sujetos de derecho, sino que se ven transformados en objeto de relaciones jurídicas. En este sentido, las políticas migratorias actuales parecen responder a las necesidades del capitalismo privando de derechos -y por tanto reivindicando— al trabajador migrante, acercándonos a un mercado de hombres antes que un mercado del trabajo. (Véase On-line en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372013000300015 )
[vi] Reflexiones sobre la Conducta de la Vida. Véase online en: https://editorial-streicher.blogspot.com/2020/03/alexis-carrel-sobre-la-conducta-de-la.html#more
[vii] Finalidad del Pacto Mundial sobre las migraciones, por Thierry Meyssan (RED VOLTAIRE: DAMASCO-SIRIA) / 8 DE DICIEMBRE DE 2018. (Véase online en: https://www.voltairenet.org/artñicle204277.html ). Siete países «ricos» –Austria, Croacia, Hungría, Lituania, la República Checa, Eslovaquia y Suiza– rechazaron de entrada esa forma de ver las cosas. Y otros –como Bélgica, Bulgaria e Italia– también pudieran estar a punto de rechazarla. han expresado ya su negativa a firmar un Pacto Mundial sobre las migraciones, supuestamente redactado en interés de ellos, pues se trata de un Pacto de la UE. Según el canciller austriaco Sebastian Kurz, cuyo país representó a la Unión Europea en las negociaciones de Nueva York, aunque Austria se opone al texto, la filosofía de ese pacto consiste en eliminar las diferencias entre diversos tipos de migrantes (legales e ilegales o personas que emigran por cuestiones económicas, humanitarias o políticas). Por consiguiente, el pacto tendría implicaciones inmediatas en materia de derechos sociales, tanto en el país que acepte recibir a los migrantes como en el que decida devolverlos a la frontera. En realidad, el factor de peso para esta propuesta es que las migraciones crean una dinámica crucial para el desarrollo económico, a pesar de lo que digan los ciudadanos del país al que llegan los migrantes: «Los datos demográficos hacen pensar que, si quieren mantener sus niveles económicos actuales o incluso desarrollar su economía, [los países ricos] tendrán que recibir trabajadores extranjeros con buena formación para responder a las necesidades del mercado del trabajo», declaró la señora Louise Arbour. Según el servicio de prensa de las NU, se trata de «regular las migraciones de manera tal que funcionen para todo el mundo». Por consiguiente, concluía Sutherland, «la Unión Europea debe socavar la homogeneidad» de sus naciones. El Pacto Mundial para Migraciones Seguras, Ordenadas y Regulares no contiene ninguna medida que se imponga a los Estados o que limite directamente su soberanía. Su manera de proceder es la preferida de los adeptos de Karl Popper –el pensador de la «sociedad abierta» y del «sinfronterismo»– y consiste en proclamar derechos (no en el sentido de «derechos positivos» sino de «derechos de crédito») cuya implantación a través de recursos jurídicos se impondrá a las legislaciones nacionales. Esa es la estrategia que aplica la ONG Pueblo Sin Fronteras –financiada por el especulador internacional George Soros–, organizadora de caravanas de migrantes que marchan, a través de América Central, hacia Estados Unidos. La filosofía de ese Pacto, interpretada por Meyssan, Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire, facilita además el uso de las migraciones como arma de guerra, recurso que la OTAN utilizó para desatar la guerra en Kosovo, para vaciar Siria de los jóvenes que estaban llamados a defenderla y para preparar una intervención militar contra Venezuela.
[viii] EL MUNDO (2010, julio 13). Trump critica muro construido por sus simpatizantes en la frontera con México. Véase online en: https://www.dw.com/es/trump-critica-muro-construido-por-sus-simpatizantes-en-la-frontera-con-m%C3%A9xico/a-54151236
[ix] BBC News Mundo. (2020, febrero 26). Inmigración en Estados Unidos: el "muro invisible" con el que Trump logró reducir la llegada de extranjeros. Véase online en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51637211
[x] Vuelve el trabajo de esclavos en prisiones de Estados Unidos, por Fernando Velázquez (https://www.voltairenet.org/article175454.html). El Grupo GEO, asociado íntimamente al banco Wells Fargo, y cuyo principal cliente es la policía de migración, reporta que sus ganancias desde 2000 aumentaron de 16.9 millones a 78.6 millones de dólares, como resultado de que los penales que los albergan emplean casi 800 mil trabajadores, lo que equivale a una fuerza laboral mayor que la de la industria automotriz. Estas empresas gastaron casi 45 millones de dólares en contribuciones a campañas electorales de políticos y en cabildeo para obtener las lucrativas concesiones del gobierno. Los encarcelados suman poco más de 2.4 millones de hombres, mujeres y niños, pero por el ansia del lucro, las empresas tienen puestos los ojos en los más de 12 millones de indocumentados que pueden convertirse en sus “huéspedes” y lograr con ello un crecimiento exponencial para sus negocios. Para más información sobre la política antimigratorias y el trato de los migrantes en EE UU., véase los siguientes artículos online: La guerra contra los inmigrantes en Estados Unidos, por Luis Beatón (https://www.voltairenet.org/article187446.html ). El negocio de la trata, boyante e impune, por Nancy Flores. (https://wEstadww.voltairenet.org/article192194.html ).
[xi] En todo sistema no todos los puntos de influencia tienen el mismo peso con vistas a una intervención para la producción de cambios en el sistema. Hay puntos en los que la palanca ejerce una mayor presión (Briggs y Peat, 1989; Senge, 1990; Senge y Sterman, 1992). Véase online en: https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/2658/ParteI.pdf?sequence=3&isAllowed=y
[xii] Javier del Arco, 2019. La tecnociencia transforma la filosofía. Véase online en: https://www.tendencias21.net/La-tecnociencia-transforma-la-filosofia_a45424.html
[xiii] J. Grondin en el artículo “El paso de la hermenéutica de Heidegger a la de Gadamer”, publicado en el libro Entre Fenomenología y Hermenéutica (2011), en homenaje a F. Volpi, sostiene que existe una diferencia sutil sobre cómo entienden Heidegger y Gadamer la noción de interpretación (Auslegung). Por un lado, Heidegger sostiene en Ser y Tiempo (1927) que la interpretación viene después del comprender, es decir, que es explicitación de la comprensión. Por otro, Gadamer señala en Verdad y Método (1960) que no es absolutamente posible explicitar la comprensión y que toda comprensión es interpretación (Gadamer, 1977). En otros términos: “Según Heidegger, (SuZ, §32) la interpretación-Auslegung designa la comprensión que se comprende a sí misma, que trae al claro sus propios presupuestos. […] Lo que Gadamer destaca aquí es el hecho de que la comprensión, acontecimiento del trabajo de la historia, no es plenamente dueña de sí misma” (Grondin: 2011, 161). Grondin determina esta diferencia al sostener que Heidegger hace hincapié en la transparencia (Durchsichtigkeit) de la interpretación, mientras que Gadamer acentúa, por el contrario, su opacidad (Undurchsichtigkeit). (Véase online en: https://www.teseopress.com/actasieh/chapter/m-heidegger-y-h-g-gadamer-el-concepto-de-interpretacion-auslegung/ ).
[xiv] GONZÁLEZ, L. (s/f). Aproximación a la filosofía de Hegel. Véase online en: http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/aproximacionahegel.html
[xv] Véase Sein und Zeit, en: https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/heidegger_sei.htm
[xvi] La idea de que el mundo nos ofrece una realidad sometida al cambio no es original de Heráclito: a todos los pensadores presocrácticos les impresionó dicha observación. Las afirmaciones de que "todo fluye" y "no se puede bañar uno dos veces en el mismo río" se las atribuye Platón libremente en sus diálogos, sugiriendo la correspondiente consecuencia: "nada permanece", del mismo modo en que lo eran el agua para Tales o el aire para Anaxímenes. Es probable que Heráclito insistiera en la universalidad del cambio más que sus predecesores pero, por los fragmentos que conservamos de su obra, lo hacía aún más en la idea de la medida inherente al cambio, en la estabilidad subsistente. (Kirk y Raven, "Los filósofos presocráticos". Madrid, Gredos, 1970. Véase documento online en: http://www.webdianoia.com/presocrat/heraclito.htm ).
[xvii] El viaje de Abraham comienza en Génesis, versículos 31-32: "Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí”. (Quien es Melquisedec. Véase online en: https://www.academia.edu/10001771/Quien_es_Melquisedec ).
[xviii] Israel expulsa ilegalmente más de 1 000 inmigrantes llegados del norte de Sudán. (27 de Febrero de 2013). Según el diario israelí Haaretz , el gobierno de Netanyahu envió más de 1 000 inmigrantes del norte de Sudán de regreso a ese país africano, donde –en virtud de las leyes en vigor– se exponen a ser enviados a la cárcel por haber estado en territorio de la potencia enemiga israelí. Aviones israelíes bombardean poblaciones fronterizas con el alegato de que hay fábricas de armas sin que los inhumanos ataques provoquen la menor reacción de parte de la Comunidad Internacional o del Consejo de Seguridad de la ONU. Los inmigrantes clandestinos son realmente el objeto de tales bombardeos, a quienes el Estado judío consideran “terroristas”. (Véase online en: https://www.voltairenet.org/article177666.html ).
[xix] Las murallas de Jerusalén (2015). Véase online en: http://www.esascosas.com/las-murallas-de-jerusalen/
[xx] Max Lesnik (2002, Mayo 10). La invasión que viene del Sur. Véase online en: https://www.voltairenet.org/article120295.html?__cf_chl_jschl_tk__=2aa06d08efcbbb4eb831ede3b75725ad437694ad-1582642660-0-AcbE8vj6giCqQqQnSfQJ6bYielvJSI1SCOWixtfGE_s_CzFL8PnmPEu84VzJ49IxArGjy0l7fouRoN675zccZoIyl73b48B9dIhhujk4ekyecD-4UIimu_rdI6xVqCQeyrvp_8OnugUABgLy3WlQmTDEsPQ2A2H-d4h5GuQhiwk6NpwZEX1vVP0ZshhsujmWEhaJ6zlv4WmNg2vmIpaE86cve2PmM73cPOFBitTm8hauzoiaf_npRDf0nYCPaaknPjn4oWzy6haQz3VRtYEWT4XTQCZMv6rt45ulr3gSWJzp
[xxi] Los otros muros. Véase online en: https://www.telesurtv.net/bloggers/Los-otros-muros-20171115-0008.html
[xxii] Arabia Saudita, el reino amurallado - BBC Mundo – Internacional. Véase online en: https://www.bbc.com/mundo/internacional/2009/10/091023_txt_muro_arabia.shtml
[xxiii] Los Otros Muros de Vergüenza. Véase online en: https://www.hispantv.com/noticias/opinion/86861/los-otros-muros-de-verguenza
[xxiv] El País. (2020, Abril 6). Varias decenas de migrantes logran entrar a Melilla en un nuevo salto a la valla. Véase online en: https://elpais.com/espana/2020-04-06/varias-decenas-de-migrantes-logran-entrar-a-melilla-en-un-nuevo-salto-a-la-valla.html
[xxv] Crean un muro para separar a los gitanos en Eslovaquia. Véase online en: https://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/20/internacional/1377006920.html
[xxvi] Turquía suspende su acuerdo con la Unión Europea sobre los migrantes de terceros países (2019, Julio 31). Turquía no reconoce la República de Chipre desde que la isla alcanzó la independencia –en 1960– y se planteó –en 1963– un proyecto de unión con Grecia, rechazado por la población minoritaria de origen turco. En 1974, Turquía invadió el noreste de la isla durante la Operación Atila y proclamó allí un «Estado Federal Turco de Chipre» que se convertiría después en la actual República Turca del Norte de Chipre, un Estado de facto reconocido únicamente por Turquía. (véase online en: https://www.voltairenet.org/article207173.html?__cf_chl_jschl_tk__=c2b58121e1410766ad1062cea501f0e2344fee28-1582645610-0-AZryL8NeO3_IyquLxWuKx_Zlf3qaeSHzc_TLdKq2bf6WcD2SyBw1a2MWpN85Wr7WX5oVUaEhOlD-wD5Qwdfm4VakgVcDwi0zHnJAfuIEgzOj-qfE9Eq3eEQumQOIiD1DAmVu5MXtEpSkMgUIv7vqmUhP90DGmTmM8L8oaIVM6nciPyWGtHxtfdX0IE_Wnf1WbyclZzYkTvmz6xofWvECMo5JFKHV7ND26IZmCVwwcQi8nzRNdMUfcRaaKtnVkcKInXHDrPX5MkckzPCWZBde3Pi4Agow1mJXedLym1hdZrdm ).
[xxvii] Grecia declara la guerra a los migrantes. Por Jorge Hernández Álvarez La Habana (Cuba). (2012, Sep. 30). Grupos nacionalistas de corte fascista aprovechan la crisis económica griega para ganar terreno. Sus acciones y discursos xenófobos parecen tener eco hasta en las esferas del poder político. El Ministerio de Orden Público inicia un programa para detener y expulsar del país a los extranjeros indocumentados. (Véase online en: https://www.voltairenet.org/article176151.html ).
[xxviii] Véase online en: La Tragedia griega de los migrantes en imágenes. Recuperada de : https://www.google.com/search?q=la+tragedia+en+la+frontera+de+Grecia+y+Turqu%C3%ADa+de+los+migrantes+en+imagenes&tbm=isch&source=univ&sa=X&ved=2ahUKEwiDlNGal9ToAhUITN8KHQWwCz4QsAR6BAgJEAE&biw=1102&bih=638
[xxix] Generalidades noticiosas de la pandemia coronavirus: implicaciones, distribución geográfica, controles y manipulaciones del estado actual. Véase online en: https://estrabongeografico-ambiental.blogspot.com/2020/03/implicaciones-medidas-estrastegias-y.html
[xxx] (2019, Diciembre 12). El muro de Berlín desapareció: Existen otros por demoler. https://noteolvidesdelsaharaoccidental.org/el-muro-de-berlin-desaparecio-existen-otros-por-demoler
[xxxi] El muro de Berlín desapareció: Existen otros por demoler. Véase online en: https://noteolvidesdelsaharaoccidental.org/el-muro-de-berlin-desaparecio-existen-otros-por-demoler
[xxxii] LOS OTROS MUROS DE ESTE MILENIO. Dividiendo el mundo con muros desde el año 2000. Véase online en: https://noticieros.televisa.com/especiales/dividiendo-el-mundo-con-muros-desde-el-ano-2000/
[xxxiii] Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible. Véase online en: https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Protecci%C3%B3n_al_Pa-ciente_y_Cuidado_de_Salud_Asequible
[xxxiv] Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado. ONU-Asamblea General (2004). Véase online en: https://www.icj-cij.org/files/advisory-opinions/advisory-opinions-2004-es.pdf
[xxxv] Despierta Inmigrante: ¡Llegó tu hora! Véase online en: https://www.voltairenet.org/article137632.html?__cf_chl_jschl_tk__=b13e05e7180e9c4aa9fb5eb8fd34909294c985cf-1582640165-0-AROPWRjCDYXuktt8ijOwg6KNT9p7G1LT2Zd2QTz4X_33s4X6a1Vb2OENQ-hmHLSAeWSR4dWEkoz9EC5ZL3PUNej2CLw-nq9_3gDgJvB9CEApw60_LJn_YDdszj23d1KQVxnf06SAW2Kg2ppiRM4N8n_FmxPKrBzRYJ1xUgBWGPdC9Tqjvep0CAFlPvY0VcxI-mO3UKje0jT3r6zVdoHeF0ngAaeO2eQagRssP_2L_d6yhwuWHnKlBxBOeEhMYCdVV24pcrtHtAXrzPHu_e1FzQnrccOblHkxs5LzeXeUbqDX
[xxxvi] Despierta Inmigrante: ¡Llegó tu hora! Véase online en: https://www.vol-tairenet.org/arti-cle137632.html?__cf_chl_jschl_tk__=b13e05e7180e9c4aa9fb5eb8fd34909294c985cf-1582640165-0-AROPWRjCDYXuktt8ijOwg6KNT9p7G1LT2Zd2QTz4X_33s4X6a1Vb2OENQ-hmHLSAeWSR4dWEkoz9EC5ZL3PUNej2CLw-nq9_3gDgJvB9CEApw60_LJn_YDdszj23d1KQVxnf06SAW2Kg2ppiRM4N8n_FmxPKrBzRYJ1xUgBWGPdC9Tqjvep0CAFlPvY0VcxI-mO3UKje0jT3r6zVdoHeF0ngAaeO2eQagRssP_2L_d6yhwuWHn-KlBxBOeEhMYCdVV24pcrtHtAXrzPHu_e1FzQnrccOblHkxs5LzeXeUbqDX
[xxxvii] Max Lesnik (2002, Mayo 10). La invasión que viene del Sur. Véase online en: https://www.voltairenet.org/arti-cle120295.html?__cf_chl_jschl_tk__=2aa06d08efcbbb4eb831ede3b75725ad437694ad-1582642660-0-AcbE8vj6giCqQqQnSfQJ6bYielvJSI1SCO-WixtfGE_s_CzFL8PnmPEu84VzJ49IxArGjy0l7fou-RoN675zccZoIyl73b48B9dIhhujk4ekyecD-4UIimu_rdI6xVqCQeyrvp_8OnugUABgLy3WlQmTDEsPQ2A2H-d4h5GuQhiwk6NpwZEX1vVP0Zshhsu-jmWEhaJ6zlv4WmNg2vmIpaE86cve2PmM73cPOFBitTm8hau-zoiaf_npRDf0nYCPaaknPjn4oWzy6haQz3VRtYEWT4XTQCZMv6rt45ulr3gSWJzp
[xxxviii] Obama es el presidente que más ha deportado en los últimos 30 años. (2016, Ago. 25). Véase online en: https://www.univision.com/noticias/deportaciones/obama-es-el-presidente-que-mas-ha-deportado-en-los-ultimos-30-anos
[xxxix] Las aclaraciones, entre guiones, en la secuencia de los autores analizados por Micolta (2005), fueron introducidas por mí en la cita, con el fin de destacar el autor reseñado por la autora de la investigación traída a colación, así como también las dimensiones consideradas por Cristina Blanco. También la palabra migración fue resaltada por mí de forma inclinada.
[xl] Se hizo un muestreo probabilístico de teléfonos residenciales y celulares en las 32 entidades federativas. Con un nivel de confianza de 95%, el margen de error de las estimaciones es de +/-4.8 por ciento. Con el patrocinio de El Financiero. Realización: Alejandro Moreno. 1 de cada 10 mexicanos cree que no existe el coronavirus. Véase online en:
[xli] Tomando fragmentos de frases de García Lorca y dichos de Don https://www.elfinan-ciero.com.mx/nacional/1-de-cada-10-mexicanos-cree-que-no-existe-el-coronavirus
Quijote, para completar un canto propio. Recuperado de García Lorca. Poesía Completa. Véase online en: https://wpd.ugr.es/~agamizv/?page_id=3505
[xlii] Una categoría analítica psicológica usada para caracterizar la nostalgia del emigrante, inspirada en el nombre del héroe mitológico griego, cuyo viaje de regreso a casa se convirtió en un infierno de problemas. Hay quienes no conocerán regreso de su viaje, y propagarán el «paraíso encontrado» de los códigos asumidos, y habrá quienes disientan, pero probablemente, terminarán suplicando su aceptación bajo la «razón melancólica» del retorno, o sea, sufriendo del «síndrome de Ulises».
[xliii] Europa, la sociedad en peligro de autodestrucción. [Artículo en línea]. Consulta: 13-04-2020. Recuperado de: Véase online en: https://www.moonmagazine.info/europa-david-llorente-la-sociedad-peligro-autodestruccion/
[xliv] Eduardo Galeano: los inmoribles. Panorama (2015, Abril 21). p.8
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La critica que pudiera hacerse de entrada es que la crisis del capitalismo global no es el resultado de un desgaste del modelo u obsolecencia. Es más bien una crisis del agotamiento de la condición ideológica de dominación del proceso de globalización. Sin abandonar la utopía de la sociedad global sobre el que se basa el proceso actual de homogeneización capitalista, llamado por Fukuyama "El fin de la historia", los procesos que habían superado concretamente el nivel de la ideología, están sometidos por los lazos de la poesía Constructivista, por lo que termina estrellandose contra el muro de utopías que fundamentan el posicionamiento visionario de la ciencia hedonista; una carrera consumista que lleva, fianlmente, al caosn y el suicidio. Segun Tafuri (citado en Natalini, 1971; en LANK y MENKING, 2003; citados en Lacasta, 2010. "Geometría y Complejidad. La inrrupción de un paradigma entre 1960 y 1973". Tesis PhD en Universitat Internacional de Catalunya, Barcelona: p.63-64. URL: https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/77786/Tesi_Miquel_Lacasta_Codorniu.pdf.txt;jsessionid=47E495B426688AD0AD8344727E5963E7?sequence=2), es un enfoque impotente e ineficaz: "apenas vale la pena mencionar aquí que, en un sistema capitalista, no hay ruptura entre la producción, la distribución y el consumo". El mundo hedonista llega a su inevitable final por agotamiento del modo de producción insostenible o no sustentable que basa su voragine en la producción-valor-mercancía-consumo sobre un límite finito: el espacio geográfico.
ResponderEliminarTesis PhD. Geometría y Complejidad. La inrrupción de un paradigma entre 1960 y 1973.pdf URL: https://www.tesisenred.net/handle/10803/77786?show=full
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