CAPÍTULO III
EL PROCESO DE CONFORMACIÓN
FRAGUADO Y CREACIÓN DE LAS CONDICIONES PARA LA FORMACIÓN SOCIAL CAPITALISTA
VENEZOLANA
LOS
SISTEMAS DE ASENTAMIENTOS EN VENEZUELA: CRECIMIENTO HISTÓRICO Y DESARROLLO.
Bases Geohistóricas de la
implementación del Modelo Dendrítico: Consolidación del modelo y
desarticulación a favor de Relaciones Centrales.
Sobre la red inicial de
asentamientos indígenas se implantan los patrones socioeconómicos y espaciales
de la penetración española, a través de los sistemas de repartimientos,
mercedes, encomiendas y reducciones misionales. Rojas López (1981-82: 114)
refiere que, en la región de Trujillo, desde la segunda mitad del siglo XVI,
pueblos como Escuque y Boconó, fungen como centros de control estratégico del
territorio recién explorado. “Desde estos lugares –incluido el mismo Trujillo-
se difunde el patrón colonial de asentamiento y dominio al resto de las
comunidades indígenas” (Moreno y Montilla, 1972; citados por Rojas López). Al
cierre de este ciclo de colonización y fase inicial de agroexportación regional
(la circulación de la mercancía importada a través de dicho sistema era de
mucho menor cuantía que la producción exportada) a través del Lago de
Maracaibo, queda la huella dibujada en sus grandes trazos de una estructura
dendrítica, ramificada desde las aldeas y pequeños pueblos cordilleranos,
siguiendo esencialmente el complejo vial desarrollado por los indígenas, hacia
los puertos lacustres y centros comerciales de la costa maracaibera. (Rojas
López, 1981-1982: 115).
147
La formación colonial
funcionaba espacialmente teniendo como foco a la metrópoli española y como
polos secundarios a las submetrópolis peruana y mexicana, siendo Venezuela un
espacio periférico del Imperio Colonial Español que dependía de manera
acentuada de la submetrópoli mexicana. Dentro del espacio periférico venezolano
ya, desde principios del siglo XVI, encontramos (referido por Chaves,
1981-1982b) dos sistemas de circulación dendrítica bien constituidos:
El de
occidente, que incluía a la Grita, Pedraza, Barinas, Guanare, Mérida, Trujillo,
Gibraltar y Maracaibo, que era la base dendrítica, es decir, el punto de
exportación hacia Cartagena de Indias, en la actual Colombia (en esta época no
existía la exportación directa hacia México o España).
En la
región centro occidental, Nirgua, Barquisimeto, El Tocuyo y Carora se
integraban a una dendrita que confluía a Coro, aunque también existían
relaciones de Nirgua con Valencia.
En la
región Centro-Norte costera había sólo pequeños circuitos entre Nirgua, Valencia y Borburata, así como
entre San Sebastián, Caracas y Caraballeda.
En el
Noreste, así como en Guayana y Trinidad, no existían dendritas bien
desarrolladas. (p.26)
Este sistema pasa a
desarrollarse en los dos siglos siguientes, al avanzar el frente de
colonización hacia Orinoco, surgiendo así una nueva dendrita que sigue la red
fluvial de la cuenca del Orinoco. De esta manera, Barinas, Pedraza y Guanare,
entre otras ciudades de los Llanos Occidentales, se integran a ella, que
converge, en primera instancia, a Puerto de Nutrias y después a San Fernando de
Apure y Angostura (actual Ciudad Bolívar).
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La consolidación del modelo vino
alrededor de la producción, comercialización y transporte del café, cuyo auge
se nutre principalmente con los créditos concedidos por las casas comerciales
extranjeras (principalmente alemanas y en menor grado inglesas e italianas;
citado en Rojas López, 1981-82: 118), cuando la red de asentamientos de
Trujillo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX se beneficia del
transporte ferrocarrilero que moviliza la carga hasta los puertos surlaguenses
(La Ceiba), para ser vertida hacia el exterior a través del puerto de
Maracaibo, el más importante centro de transacciones del occidente venezolano.
Para Rojas López (1981-82: 118-119), “la fiebre del café dinamiza la economía
andina… Esta nueva realidad económica reactiva la red de asentamientos que
permanecía estancada desde las últimas décadas del siglo XVIII”, y se integra plenamente
a los mercados mundiales bajo los impulsos de la demanda externa del grano.
A pesar de los cambios espaciales
ocurridos en torno a la explotación del café (en producción, población y
circulación), montada sobre la red dendrítica colonial, a través de la red
cafetalera andina, que se integra plenamente a los mercados mundiales bajo la
apertura portuaria surlacustre, la desarticulación del modelo se produce cuando
los mercados internacionales se sacuden con marcadas tendencias a la baja,
llevando al fracaso a la economía andina.
Antecedentes
del Capitalismo Periférico en Venezuela
El anacronismo sobre los rasgos más
chocantes de desigualdad en la distribución de la tierra se atribuyen a una
“herencia colonial”, olvidando lo esencial para la comprensión de una economía
precapitalista o del antiguo régimen, cual es el de la simple ecuación entre el número de
hombres (mano de obra) y el espacio roturado (conuco)[xxi]
para la agricultura. En efecto, la presunción parece ser la de que se está
hablando del mismo espacio y casi que del mismo componente poblacional, cuando
en realidad han mediado siglos de alteraciones esenciales en los órdenes de
magnitud, considerados tanto en sí mismos como en su relación mutua. La
consideración abstracta de los problemas agrarios tiende a olvidar que el
espacio efectivamente explotado en el transcurso de la vida colonial era muy
pequeño.
El carácter de subsistencia o semisubsistencia de la
producción agrícola familiar impedía el desarrollo de la jerarquización
comunal. La organización social predominante era la aldea de base familistica,
que se segmentaba al crecer para formar nuevas aldeas separadas. En algunos
casos, en las áreas Caribe y NW, la organización llegó a evolucionar a un tipo
de comunidad donde las aldeas periféricas quedaban dependiendo (gracias a
formas de cacicazgo) de un centro nuclear (Sanoja y Vargas, 1974).
Generalmente se trataba de las tierras más inmediatas a
los núcleos urbanos. Estos, por su parte, no solían ser otra cosa que unas
cuantas manzanas congregadas en torno de una plaza mayor. Los núcleos
primarios (es decir, la jurisdicción política y administrativa) de una
ciudad importante, incluidas las encomiendas, le servían a ésta para asegurar
el monopolio de los recursos contenidos dentro de los límites
político-administrativos, pero al mismo tiempo señalaban su aislamiento de
otros núcleos urbanos. La deficiencia de los caminos y sistemas de transporte
multiplicaban el efecto distanciador de la escasez de población y de los
espacios baldíos.
150
A diferencia de lo que ocurrió en las sociedades de las
regiones mesoamericanas y andinopacíficas, la ausencia de una sociedad bien
jerarquizada en Venezuela no fue favorable al establecimiento de relaciones de
dominación por parte de los conquistadores.
Cuando se examinan con cuidado las escasas transacciones
sobre tierras que se protocolizaron ante los escribanos de las ciudades durante
los tres siglos de dominación española, advertimos que las posesiones más
distantes confinaban con tierras baldías, en ocasiones enormes extensiones que
separaban las esferas de influencia de dos núcleos urbanos contiguos.
Inicialmente, cuando se hicieron las primeras mercedes de tierras o se
fijaron los límites de los términos de un poblamiento, los linderos y
límites se expresaban en forma muy vaga. Ello obedecía al hecho de que el
privilegio se otorgaba de oídas, sin tener una idea aproximada de sus
magnitudes. Naturalmente, lo anterior se prestaba para que surgieran
conflictos, tanto entre individuos a propósito de linderos, como entre ciudades
por los límites de su jurisdicción.
Todavía en el siglo XVIII podía ocurrir que un
terrateniente ni siquiera hubiese recorrido su predio en toda su extensión. Por
tal razón, contrabandistas (de cueros, de añil. de tabaco) podían mantener
“espacios bajo control” y encontrar un refugio permanente en tierras ya
asignadas a colonos, sin que los propietarios llegaran a advertir su presencia.
La ecuación entre el número de hombres y las tierras roturadas ayuda a
comprender fenómenos económicos importantes, como - entre otros- el de la
desarticulación del espacio económico o el de las estructuras de tenencia de la
tierra. Además, si nos atenemos a las magnitudes del espacio efectivamente
explotado durante la dominación española o, todavía más, a las del espacio
susceptible de apropiación privada por estar incluido dentro de los términos
de un núcleo urbano, podemos darnos cuenta fácilmente de que, a comienzos del
siglo XIX, apenas se había iniciado un verdadero proceso colonizador del territorio
independizado.
151
Este hecho tiene importancia capital para comprender la
evolución futura del país. Durante la época colonial los núcleos urbanos
tendían al autoabastecimiento. La introducción de animales de labranza y del
arado con punta de hierro favoreció el desarrollo de la agricultura hasta
permitir la producción de un excedente que pasó a ser apropiado por un
conquistador a quien se le “encomendaba” cierto número de indios que
permanecían organizados en comunidades y asentados en “pueblos”.
Los cultivos introducidos o del viejo mundo, fueron
sembrados en grandes extensiones al comienzo de la época colonial, pero
posteriormente quedaron reducidos a los Andes, al producirse la ruptura
definitiva de la comunidad aldeana, en el siglo XIX. Por eso la ampliación de
la frontera agraria en el curso del siglo XIX y la incorporación de tierras
aptas para cultivos comerciales marcan un agudo contraste con la actividad
económica colonial, hasta el punto de que la hacienda más tradicional se
identifica casi con la unidad productiva dedicada a cultivos, con un radio de
mercado muy corto. Vemos así que en los Andes, favorecido por el clima y una
mayor facilidad para el paso de la tecnología tradicional a la nueva
tecnología, la agricultura indígena evoluciona a lo que Chaves (1998: 16)
denomina “agricultura andina tradicional”, cuyas formas típicas han subsistido
hasta nuestro días, donde se asocian productos traídos por los europeos (trigo,
avena, cebada) a productos amerindios (maíz, papa), cultivados en pequeñas
parcelas con arado y bueyes. También, en unas pocas áreas subsisten formas de
propiedad colectiva (potreros y bosques comunales) y formas de cooperación
simple (“vuelta de mano”; cayapa; convite) en las operaciones que requieren
mayor uso de mano de obra. Al lado de estas relaciones de producción, destacado
por el autor citado, es frecuente encontrar relaciones semifeudales de claro
origen hispánico (medianería).
152
A diferencia de los enclaves y colonias de las otras
potencias europeas (en el Brasil y las Antillas, por ejemplo), algunas colonias
españolas sólo tardíamente desarrollaron una economía de plantación. En el caso
de la Nueva Granada (a la cual pertenecía la colonia de Venezuela, aunque ya
constituida en Capitanía General), la frontera agraria constituida por tierras
bajas y de vertiente permaneció intacta. Así nos lo deja ver Colmenares (s/f):
Si se accedió a ellas en época tempranera,
la razón debe buscarse en la presencia de yacimientos mineros. Los movimientos
colonizadores del siglo XIX significaron un desplazamiento violento de los
antiguos ejes económicos coloniales. Tal fenómeno acompañaba la integración de
un mercado por fuera de la influencia y el control inmediatos de los viejos
centros urbanos. Estos tenían que competir a veces con la influencia de algún
centro internacional que estimulaba la comercialización de la agricultura. La
tensión que se creó ha tenido consecuencias duraderas en el tipo de formación
nacional, en las estructuras sociales y en los desarrollos políticos posteriores.
(s.p.)
Luego vino
el desarrollo del transporte con la máquina a vapor, siendo fundamental el
ferrocarril, el cual es importante en la formación de la economía periférica
(nacional-mundial) porque acerca las fuerzas productiva a los grandes mercados
mundiales –a través de su traslado a los puertos— -y se facilita el acceso a
los productos (agrícolas, materias primas, etc.), así como también abarata el
transporte.
153
Gracias al desarrollo
del transporte ferroviario y el comercio se consolida el modelo dendrítico
introducido durante la colonia sobre la base de la red inicial de asentamientos
conformada por la organización espacial indígena. Las grandes rutas de
acumulación van a converger hacia los puertos de exportación, como expresión
geográfica de los patrones socioeconómicos y espaciales del poder español. Esta
convergencia es favorecida por la red ferroviaria y la navegación a vapor. El
sistema de occidente tenía esa serie de rutas montadas que convergían al centro
de traslado, situado en los cruces de vías férreas. En razón de esas
necesidades (agrícolas, mineras y comerciales), en1873 se concede a la compañía
inglesa “Bolívar Railway Company” la construcción del Ferrocarril
Bolívar que transitaría entre el Puerto de Tucacas y las minas
de Aroa para la explotación de las minas de cobre y la transportación del
mineral, así como también el transporte del café, cacao y otros productos
agrícolas de la región.
De esta manera, en 1881,
el presidente Antonio Guzmán Blanco, suscribió con el ingeniero inglés Robert
Francis Fairlies la construcción de un tramo ferroviario de 37 km que uniera a
la ciudad de Caracas con el Puerto de La Guaira antes del centenario del
nacimiento del Libertador. Con el pasar de los años fue creciendo su red
ferroviaria, teniendo activas en su mejor época a los tramos Caracas (Estación
Santa Inés); y La Guaira-Valencia (Estación Camoruco)-Puerto Cabello.
La nueva vialidad
regional, representada esencialmente por las líneas férreas de la Fría (Estado
Táchira)-Encontrados (puerto fluvial al Sur del Lago), El Vigía (Estado
Mérida)-Santa Bárbara, anclada en la ribera del río Escalante (Estado Zulia), y
La Ceiba-Motatán (Estado Trujillo), y donde convergían desde las vías nodales
(férreas) y fluviales hasta el Lago de Maracaibo, se constituyen en otro de los
factores básicos de la acumulación de capital criollo con beneficio foráneo.
154
En el caso del Orinoco,
las vías terrestres convergían hacia algunos puertos fluviales afluentes del
mismo. Así, tenemos los casos de Torunos en el Estado Barinas, a orillas del
río Santo Domingo, y Puerto Guanare en el río Guanare (Estado Portuguesa); y
por esa vía se controlaban pequeñas exportaciones hacia el Puerto Nutrias, a
orillas del río Apure, desde donde se llevaba por vía fluvial hasta el puerto
terminal en Ciudad Bolívar (antigua Angostura, ciudad capital del Estado
Bolívar, anclada en la parte más angosta del río Orinoco), y donde también
convergían varias rutas fluviales: Apure-Orinoco, Gusdalito (a orillas del río
Sarare), y la del río Arauca hasta el Amparo. Pero como no existía un gran
sistema ferrovial, sino ferrocarriles aislados que no llegaban a unificar la
economía regional, el modelo dendrítico interno se divide en los siguientes
tramos: Puerto de Maracaibo, Puerto Cabello, la Guaira, Carúpano (una de las
principales ciudades de mayor actividad económica –cacao, fundamentalmente- del
siglo XIX) y, en segundo lugar, Ciudad Bolívar.
Impuesto este modelo vial en la época colonial, se continuó con esta
circulación interna hacia los puertos o dendrítica en Venezuela después de la
Independencia. Guzmán Blanco dio pasos importantes hacia el afianzamiento del
mismo con el patrón de desarrollo ferroviario, así como en la centralización
del poder político y la unificación del Estado.
Mientras que, en el caso
de Europa, el proceso de unificación y consolidación nacional fue cumplido por
los monarcas, en Venezuela, el papel central lo cumplen déspotas gobernantes,
dictadores como Páez, Guzmán, Castro y Gómez, son las figuras caudillistas
nacionales del centralismo político. Dado los intereses que privaron en la
construcción ferroviaria, este transporte construido en esa época, en palabras
de Chaves (1981-82b: 29), “no consigue integrar los diversos sistemas
dendríticos que funcionaban en el país; por el contrario, ellos se integraban y
consolidaban”. Es decir, lo que les interesaba: traer sus productos y sacar las
materias primas hacia la ruta oceanica Caribe-Atlántico, tal y como ocurrió en
el Occidente, donde establecieron los ferrocarriles Estación Táchira-La
Fría-Encontrados, El Vigía-Santa Barbará y Motatán-Sabana de Mendoza-La Ceiba,
en vista de que representaban una etapa intermedia que había de conectarse
entre una etapa de caminos y carreteras ya existentes, y que iba de los centros
de producción al lugar de transbordo ferroviario, para ser llevados al puerto
fluvial o lacustre del Lago de Maracaibo, desde donde partía la ruta acuática a
puertos del Caribe, y de ahí a la exportación transoceánica.
155
A diferencia del rol que
jugó como mecanismo integrador el ferrocarril en los países desarrollados, Rojas
López (1981-82) destaca, que:
…en Venezuela fortaleció la desintegración del espacio al impulsar el
desarrollo de estructuras regionales de circulación autónomas, es decir las
regiones se articulaban con el sistema capitalista mundial pero,
contradictoriamente, al mismo tiempo se desconectaban unas de otras, no se
lograba articular un sistema espacial nacional. (p.122)
Hay que señalar que el Proyecto
Bolivariano V República ha vuelto a retomar la política ferroviaria como
palanca del desarrollo regional. La rehabilitación de la línea ferroviaria de
la región Centro-Occidental —para el primer semestre de 2017, por ejemplo,
estará el ferrocarril funcionando[xxii]—,
contribuirá a reactivar la economía de esa región del país, a través del puente
ferroviario de La Ruezga, que es de multiuso (al igual que el segundo puente
del Orinoco, ya terminado), comunicará a las ciudades de Barquisimeto (Lara),
Yaritagua y (Yaracuy) y Puerto Cabello (Carabobo)".
156
La característica más
importante durante el período guzmancista es el desarrollo de la economía
agrícola de exportación; productos como el café, entre otros (cacao en última
instancia), fueron los renglones básicos de exportación. La explotación minera
como el oro de El Callao, y el forestal, continúan existiendo, pero el renglón
más importante de la economía es el café. Este se desarrolló en tierras de la
región andina; mientras que el cacao sigue teniendo importancia relativa, en
Barlovento y, fundamentalmente, en el Estado Zulia.
Como la racionalización
geográfica del momento de producción exige la reducción del tiempo de rotación
del capital, se tiende, por tanto, a fomentar medios de transporte baratos y
rápidos (Rojas López, 1981-82: 119). Tal es el origen de la inversión efímera
ferrocarrilera, así como de la política ferroviaria auspiciada por el gobierno
de ese entonces. Finalmente, en 1957 fue cerrado el sistema, por el petroestado
que orientó la construcción de autopistas y carreteras –iniciadas en la época
gomecista- para el creciente parque automotor en el país.
Estadio de la Estructuración,
Funcionalismo e Implantación Capitalista de la Formación Social Venezolana.
El
desarrollo y maduración de las sociedades capitalistas en los países de Europa
y en los Estados Unidos trae consigo una expansión de la demanda de materias
primas y otros productos tropicales. Para Chaves (1982-1982b: 28), este
crecimiento del capital en sus ramos bancarios, financiero e industrial
conduce, entre otras cosas, a la inversión en los países periféricos.
Todos los
bancos establecidos en Venezuela desde 1839, cuando el banquero William Ackers
establece el primer banco denominado Banco Colonial Británico, hasta
1882 tuvieron una duración efímera.
157
En 1861 se establece un banco denominado Banco de Venezuela, aunque
de capital extranjero, es decir, sin relación alguna con la institución
homónima de la actualidad, que solo lograría cumplir un año de servicios tras
fracasar en las políticas bancarias que sus fundadores se habían trazado. Bajo
el nombre de Banco Caracas se intentarían establecer en cuatro
oportunidades instituciones bancarias comerciales en el país, apartando un
intento fallido de 1838 de creación de un banco; el primer Banco de Caracas
nace 1862 pero sería liquidado en 1863, luego serían fundados y liquidados
otros bancos con ese nombre en los períodos 1876-1877, 1877-1879 y 1879-1883[xxxiii].
En esencia, a diferencia
de otras ex colonias españolas, donde la producción fue tan rentable que habían
conseguido establecerse grandes empresas, Venezuela se caracterizó por
revueltas caudillistas y una larga Guerra Federal después de la Independencia.
La Organización
Centro-Periférica del Espacio
La maduración del sistema
capitalista, en Europa Occidental, Norteamérica, en algunas antiguas colonias
de poblamiento de otros continentes y en el Japón, conlleva que el mundo quede
dividido en países centrales (exportadores de capital e importadores de
beneficios) y países periféricos[xxiv].
Si lo explicamos bajo la concepción marxiana, la diferencia fundamental entre
unos y otros está en que, en los primeros, el crecimiento económico capitalista
resulta de su propia naturaleza; esto es, en palabras de Chaves (1987d), por el
“desarrollo propio de sus fuerzas productivas y el saqueo de las economías de
ultramar en la etapa de la acumulación primitiva u originaria”.
158
Mientras que, en los países periféricos la inversión
crea economías no con base en el desarrollo de la liberación de las fuerzas del
mercado, pues éste se halla controlado por los inversionistas (consorcios o
monopolios), sino donde el crecimiento capitalista periférico obedece a los
vaivenes del mercado foráneo, es decir, viene desde afuera. Lipietz (1977;
citado por Chaves), define a las economías centrales como economías autocentradas,
mientras que las economías periféricas serían economías extravertidas.
La organización
centro-periférica del espacio en Venezuela presenta rasgos diferentes a los
propios países capitalistas centrales y que son específicos, en cambio, de
algunos países de industrialización inducida de la periferia. En primer lugar,
la región nuclear, de “fuerte ambiente
tecnológico, se caracteriza por una tecnología dependiente y por el poco peso
específico de la investigación científica aplicada nacional en la generación de
innovaciones. La falta de autonomía tecnológica lleva a una concentración de la
industria cerca de los grandes mercados y centros de decisión nacional”. (Chaves,
1987f).
En segundo lugar, el
tipo de organización centro-periférica descrita se caracteriza por el
predominio de una circulación dendrítica ya no dirigida (al menos directamente)
como en el pasado, a los grandes mercados del exterior sino a los mercados del
centro. Según Chaves (1987f), “en ese mecanismo circulatorio juegan un papel importante
no sólo el centro como nodo terminal, sino las metrópolis regionales fuera del
centro, con características de «metrópolis incompletas», para utilizar una expresión de Milton Santos”.
GEOGRAFÍA
RURAL
Venezuela
Rural-Agrícola Andina
El Latifundio y la Formación Exportadora
Postcolonial
El proceso de maduración del sistema
capitalista al llegar, en el último cuarto del siglo XIX, a su etapa
imperialista hace que el modo de producción latifundista exportador, hasta
entonces dominante, quede subordinado a la inversión capitalista extranjera,
integrándose dentro de la formación capitalista periférica.
La Formación Capitalista Periférica Postcolonial
(1821-1870): Contradicciones y Crisis.
Una vez lograda la Independencia de Venezuela, pero aún formando parte de
la gran Colombia, se inicia un proceso de reacción contra lo que, en el cuadro
político venezolano, se interpretó como la absorción de Venezuela por la Nueva
Granada. De esta forma, surgen en Venezuela los partidos Liberal y Conservador
y los caudillos paridos durante la guerra independentista “capitalizan una
buena parte del poder político y llegan a controlar el estado”, con Páez a la
cabeza, quien llega a concentrar las fuerzas contrarias a Colombia y en 1830
“corona” su pretensión separatista al convertirse en el primer presidente de la
nueva República (la 3ra) de Venezuela (Chaves, 1987c).
160
La etapa que se inicia de la república separada estará marcada por la
hegemonía de los caudillos militares surgidos de la guerra, y se expresó (entre
1830 a 1870) por la alternancia de las oligarquías conservadora (1830-48: Páez;
Sublete, etc.) y liberal (1848-1958: los hermanos Monagas), todos militares
veteranos de la guerra contra el Imperio Colonial español. Hubo, ciertamente,
gobernantes civiles (José María Vargas, entre otros), pero su base de
sustentación estuvo en la fuerza de los próceres militares y en una burguesía
embrionaria de tipo comercial.
La situación social y regional,
caracterizada por el surgimiento, en lo social, del protoproletariado,
integrado por esclavos manumisos y otros desarraigados del campo, como los
pati'en el suelo, llaneros que fueron, lanza en ristre, con el Libertador,
remontando los Andes hasta el Alto Perú (hoy Bolivia), a llevar la liberación a
los pueblos originarios de nuestra América, y que al regresar no tenían ni
sueldo ni tierras (aunque Simón Bolívar había decretado el pago y la dotación
de tierras para ellos, puesto que se las habían ganado, más que con el sudor de
sus frentes, con su sangre derramada por la libertad) ya que al disolverse la
Gran Colombia, todos los decretos que involucraba a Venezuela fueron derogados
por los nuevos dueños y elites gobernante; y sí mucha hambre porque estando en
otras latitudes no recibieron ni siquiera la yuca que los sustentaba, tal como
lo leemos en cartas de Bolívar a Santander, el vicepresidente de Colombia,
quien quedó en funciones de la presidencia –y a quien él abandonó- mientras él estaba en campaña en el Sur.
El problema social, enmarcado en la
lucha por la justicia de quienes fueron excluidos en la III República, estalla
contra la exacción de los usureros y de los nuevos terratenientes o hacendados
ávidos de explotación de mano de obra, contra el saqueo de los baldíos por la
oligarquía criolla rural y por la realización de las ofertas de igualdad y mejora ofrecidas por los liberales y no
cumplidas, lo que dio lugar a movimientos de agitación social y a rebeliones en
1844 y 1846-47 (Ugalde, 1978; citado por Chaves, 1987c).
161
Paralelamente al problema social se
estaba gestando un problema regional enmarcado en una contradicción entre los
productores llaneros y los grupos económicos incluidos en el mercado interno o
complejo agrocomercial del Centro, lo que condujo a una exacerbación de las
tendencias centrífugas de los ganaderos llaneros y otros caudillos rurales, los
cuales pasaron a esgrimir las banderas del federalismo, enfrentando las tendencias
centralistas del sector burgués embrionario y del complejo agrocomercial y
agroindustrial del Centro (proyecto Sistemas Ambientales venezolanos, 1952;
citado por Chaves, 1987c). Ambas luchas, la social y la regional, condujeron a
la Guerra Federal (1858-1864), que dio origen a la Constitución Federal que aún
gobierna Venezuela (Artículo 4 de la CRBV) como un Estado federal, a pesar de
las reformas que ha sufrido a lo largo de su Historia Constitucional.
Etapa Agroexportadora Agrícola o Agrominera (1870-1908)
La noción de modelo agroexportador
tiene que ver con el desarrollo del sistema mundial económico de fines del
siglo XIX. Este sistema se basaba en la división mundial entre países centrales
y países periféricos o productores. Mientras que los segundos se especializaron
en la producción y exportación de materias primas y de elementos básicos
(especialmente agrícolas), los primeros se dedicaron a la producción de
productos manufacturados o más complejos que se vendían a mayor precio que las
materias primas y que, por lo tanto, permitieron que las potencias europeas y
Estados Unidos se hicieran con gran capital.+
162
Pacheco Troconis (2003) efectúa
una reconstrucción histórica del proceso de institucionalización de la
investigación agrícola en Venezuela en el período 1870-1935. Entre las
conclusiones más resaltantes obtenidas se destaca que: a) el proceso de
institucionalización encabezado por el Estado tuvo un carácter lento y
circunscrito, no articulado a un programa de modernización dirigido al campo;
(b) los pequeños núcleos de investigación creados no guardaron estructuración y
los esfuerzos realizados fueron puntuales y fragmentarios; (c) la constitución
y el manejo de algunos campos experimentales obedecieron a la imposición de
intereses caudillistas, superponiendo el espacio privado y el público en la
gestión y administración de la investigación agrícola; y, (d) el proceso de
institucionalización perdió fuerza a lo largo del siglo XX debido a la
declinación de la agricultura de exportación y la hegemonía del petróleo que,
erigido en el producto cardinal de la economía, sustituyó a la agricultura como
eje de la política gubernamental.
Para el
mismo Pacheco (2006), la modernización agrícola venezolana se realizó en el
siglo pasado en un proceso de varias décadas. Empero sus raíces son de mayor data:
“La
modernización agrícola venezolana fue un proceso sustantivamente notorio desde
los inicios del siglo XX hasta la década de 1970”.
El Sistema Capitalista Periférico de
Asentamiento Agrocomercial (hasta 1920)
En
esas circunstancias se produce un fuerte aumento en la demanda de café y cacao
en los mercados internacionales, situación que aprovechan los inversionistas en
Venezuela para desarrollar nuevas áreas de producción cafetera en los Andes y,
en menor grado, en la región oriental (Caripe), y de producción cacaotera,
especialmente en oriente (Península de Paria). Así, los estados andinos, Sucre
y Bolívar (minas de oro), que en 1873 concentraban el 18,7% de la población
venezolana, en 1920 pasan a concentrar el 27,7%. En el fuerte crecimiento
demográfico inciden tanto los movimientos migratorios internos —los que
ocurrieron de los Llanos Occidentales hacia la región Andina— como la migración exterior, proveniente de
Colombia (en el caso de los Andes) o de las Antillas menores (en el caso de
Sucre y Guayana).
El Caudillismo y Surgimiento de la
Nueva Élite Criolla: las Oligarquías.
La
Formación del Estado venezolano durante el siglo XIX tiene muchas
consideraciones historiográficas en
torno a cómo se fraguó la misma, puesto
que fue un proceso lento y confuso, tratado de forma inadecuada en el análisis de su
complejidad. Más allá del sacrificio que esto conllevó para el pueblo venezolano y sus principales líderes que
lucharon por la nacionalidad, la
libertad, la igualdad y los deseos de prosperidad
y que culminaron en una Venezuela que, a
decir de algunos historiadores reconocidos, ingresa al siglo XX con retraso debido a la larga
dictadura gomecista que niega la modernidad del Estado y mantiene un régimen de ostracismo y represión
de libertades, no obstante, “desde la
perspectiva de lo cronológico y conceptual, se consolidaron en el
imaginario colectivo, dos ideas
fundamentales: democracia y prosperidad”.
(Picón Salas, citado en Ortiz Rondón, 2011).
164
Por
lo tanto, se mantiene la instauración de una república liberal–autocrática del
Estado, “…si nos atenemos a problemas globales como los del funcionamiento del
Estado… la configuración de la economía… relaciones sociales con las que se
desarrollaron, y de las conexiones que mantuvieron con el mercado mundial; o
los de la dinámica de su sociedad.”, a decir del mismo autor citado por Ortiz
(2011:s.p.). Las causas señaladas son diversas, aunque responden por lo general
a verla en la ausencia de cultura republicana y la incapacidad cultural del
venezolano por la tradición española de la colonia, pero, en algunos casos
(Cecilio Acosta) se observa la aceptación del caudillismo como responsable de dicha
tendencia, si este juega un papel de estímulo al proceso modernizador, o su
rechazo si responde a ambiciones personales (Tosta; citados en Profeballa,
2007).
El caudillismo constituye
una relación de poder basada en la lealtad personal a un caudillo local. En una
sociedad organizada en base al caudillismo, el poder se basa en el acuerdo de
un caudillo nacional, integrado a una oligarquía, con los caudillos locales. El
poder central, ejercido por la oligarquía de turno, tenía que ser compartido
con los factores de fuerza regionales, lo que implicaba la necesidad de
suscribir un pacto de carácter federal.
Cuando el general Páez
crea en 1829 la Sociedad de Amigos del País, entidad de la corona española que
es entonces cuando se crea en Caracas, y se declara la “separación del gobierno
de Bogotá y desconocimiento de la autoridad del General Bolívar”, de hecho se
está conformando la dinámica caudillista que gobernaría durante el siglo XIX -y
bien entrado el siglo XX- el país, alimentada por las ansias de poder no sólo
de los militares encumbrados durante la lucha independentista, sino por los
grupos económicos establecidos durante la colonia y por los grupos políticos
surgidos del nuevo orden liberal.
165
En principio, se trataba
de reconstruir el ideal de patria encubado en la primera Constitución (1811),
pero en esencia era la de formar en Venezuela, por la elite dirigente
(mantuanas y una clase ilustrada constituida por abogados, comerciantes,
políticos, profesores y “alguno que otro militar ilustrado”), una república
liberal, siguiendo la moda de las nuevas naciones-Estado europeas: “Se pensaba
en nuevas leyes, en la liberalización de le economía, la
industria y los mercados así como en el hecho de que la libertad de cultos
favorecería la inmigración que llegaría en auxilio con la fuerza de sus
capitales, técnica y fuerza de trabajo. Estaba planteada la realización de la
utopía liberal”. (Ortiz, 2011: s.p.)
Ahora
bien, la situación, apunta Straka, no se corresponde con diferenciaciones
significativas en la construcción republicana del liberalismo, y señala la
proliferación de poderes regionales que ponían en jaque el proyecto de de
Estado-Nación, así como en otros obstáculos comentado por Olivar (citados en
Ortiz, 2011), quien deja historiográficamente establecido que en 1829, el
paupérrimo estado de la agricultura, relacionada con la inexistencia de caminos
y la presencia de grupos armados en plan de rebeldía contra la autoridad
central, además de lo referente a la desarticulación del territorio, un hecho que,
entre otros, daba lugar al surgimiento de la ambición por el poder que la
cultura caudillista venezolana pareciera llevar dentro como parte del
patrimonio colectivo de emulación a Bolívar, resumen la causa.
En
este sentido, a juicio de Ortiz (2011), la precariedad del Estado se expresaba
en la dinámica propia que exhibía cada región, producto de la herencia colonial
e independentista y fue asumido por el liberalismo como base del planteamiento
federalista que prevaleció en la Constitución de 1830.
166
Según algunos autores
(Laureano Vallenilla Lanz, José Gil Fortoul y Pedro Manuel Arcaya; citados en Mendoza, 2014), a la luz
de la tesis científica del positivismo, expusieron el caudillo como un
subproducto de la Guerra de Independencia, y sostuvieron que es un fenómeno
producido por el determinismo étnico, del medio y la raza y que además
reconocen la existencia de dos momentos específicos en la configuración del
fenómeno caudillista, una fase inicial “caudillismo anárquico” y un desenlace
“caudillismo despótico”.
Refieren al mismo tiempo que éstos
hijos serán multiplicadores de rebeliones, revoluciones, revueltas,
sublevaciones y otras acciones bélicas, con la finalidad de luchar para
mantener o aumentar su cuota de poder; mientras que en Profeballa (2007) el
caudillismo es caracterizado como un sistema político basado en la
supra-subordinación por medio de lealtades personales entre caudillos, que no
son más que jefes sustentados en sus habilidades carismáticas y militares. No obstante, Mendoza (2014) ofrece una propuesta sobre el
caudillismo como sistema, que exige la presencia e interacción de cada uno de
sus elementos para su funcionamiento; entre otras cosas porque existe la
pretensión de trasladar el fenómeno del siglo XIX al siglo XXI, con lo cual no
parece estar de acuerdo, y hace énfasis en “comprender como esta figura da paso
al fenómeno caudillista que necesariamente debe diferenciarse del personalismo
político, atendiendo que han sido “confundidos en reiteradas ocasiones”, para
advertir que no es posible que vuelva el caudillismo del siglo XIX tal y como
se manifestó, ya que “en todo caso se trataría de un caudillismo moderno y con
matices diferentes”.
167
Es así como en 1880, la
definición de caudillo incorpora un nuevo elemento, y es que ya no solamente se
considera caudillo a los hombres pertenecientes al mundo castrense, sino
también a los civiles, por lo que para la autora citada trastorna la definición
inicial, pues amplía el ámbito de acción del caudillo. Sin embargo, el hombre
civil no tiene oportunidad de mantener el poder político en una Venezuela
plagada de caudillos militares.
Visto así, y bajo la
concepción del positivismo, que concibe al caudillismo como ese elemento
necesario para alcanzar el orden y el progreso dentro de un sistema político
carente de orden institucional, el vacío dejado por el depuesto sistema
colonial, viene a llenarlo el caudillo como la institución personificada en
hombre que progresivamente contribuiría a la formación de la República. De tal
manera que la Formación del Estado venezolano durante el siglo XIX tiene como
trasfondo el impulso caudillista de los militares que lideraron la Guerra de
Independencia, y también se puede considerar el caudillismo como sistema, pero,
no al sistema político-social tal como ha sido estudiado, sino, como sistema en
sí mismo cuyas partes han sido: la guerra, la sociedad republicana
(étnicoculturales), el caudillo, condiciones políticas, y condiciones
económicas. En este caso, para Mendoza (2014), el poder político es su móvil.
Por ello, la existencia de
este fenómeno en Venezuela es posible gracias a las realidades estructurales
que permiten su aparición y desarrollo, y la autora da como ejemplo, el ideal
político existente en el pensamiento de nuestros dirigentes desde el momento mismo
de la declaración de la Independencia, el cual es la construcción de un Estado
Nacional Liberal cuyos principios sean los mismos del liberalismo político
europeo. Las convulsiones intestinas que tuvieron por escenario el suelo
venezolano durante el siglo XIX son percibida por los escritores Domingo Irwing
y Virgilio Tosta como el producto de ambiciones personales en pugna, las cuales
representan, en palabras de Tosta, un choque de intereses egoístas (citados en
Benítez et. al., 2010).
168
Tal como fue organizado el
Estado al surgir dentro de la vida republicana, sin base nacional, y también
debido a la actividad caudillista presidida por una organización anárquica de
las diferentes facciones que se disputaban el poder en ese entonces, la
República se constituyó sobre una base de centralización política que crea las
condiciones para el Estado y la administración centralista y presidencialista,
sobre un Estado oligárquico, desorganizado económicamente, caótico en el orden
político y sin planes estables de gobierno, cuya composición social de los
bandos en pugna y el hecho de que el cambio social resultante fuera un relevo
de grupos hegemónicos, crea la anarquía que sigue siendo un factor de peso
negativo en la llamada democracia venezolana, cuyo reflejo es la ineficiencia y
la incapacidad para resolver los graves problemas de funcionamiento
institucional, así como de sectas económicas y políticas que gobiernan la
Venezuela actual a través de una nueva oligarquía (la boliburguesía), que
genera desintegración nacional (un país dividido) y debilidad del Estado
moderno.
La
idea de modernidad es asociada a progreso, al adelanto frente al atraso, al
desarrollo del urbanismo por encima de lo rural, ó al avance de lo industrial
hacia la colonización agrícola y explotación de los recursos naturales y
territoriales. Estas ideas de Modernidad encarnaron papeles con el rostro del
llamado positivismo. La modernidad tiene en Venezuela lo que tiene de
explotación petrolera o, en todo caso, -para los que poseen esa manera positivista
de pensar si lo consideramos desde el guzmancismo-, tiene más de cien años
intentando entrar. (Las referencias bibliográficas de este apartado fueron
extraídas de Zambrano, 2015).
215
La majestuosa ciudad
de Mérida, vista desde la Sierra Nevada.
La Decadencia Urbana y el Proceso de
Reanimación: Patrones de Asentamiento.
A
consecuencia no sólo de la Guerra de Independencia, sino del terremoto que
sacudió en 1812 a Caracas y otras provincias del interior (incluida Mérida), el
proceso de urbanización sufrió, a partir de 1811, un eclipse temporal
caracterizado por la destrucción física del paisaje urbano y la pérdida de su población.
La
decadencia urbana se ve afectada, por otro lado, por el
monopolio de las casas
comerciales (dedicadas a la agricultura, además de a actividades financieras
crediticias y de corretaje) en manos de europeos (Boulton, Blohn, Fleury,
Dalton, Bliss, Paoli, Graft, Brandt, Keogh, Mecklemburg), vinculadas a
corporaciones inglesas, francesas y alemanas (Malavé Mata, 1974; citado en
Chaves, 1987c), y por las vicisitudes de los mercados externos.
Así,
por ejemplo, la crisis capitalista de 1840 ocasionó, en el país, una depresión
económica por la desvalorización de los productos de exportación, acentuada por
la imposición de la división internacional del trabajo.
La Ciudad
Venezolana de Mediados del Siglo XIX: Crecimiento y Morfología.
Henos visto que a
fines de la época colonial, la ciudad estaba fuertemente estratificada y una
organización estamentaria contribuía a darle cierta rigidez. Se inicia entonces
un proceso de diferenciación morfológica interna, como veremos más adelante, que
va alcanzar su expresión plena a
principios de siglo XIX y que se perfecciona en los dos primeros tercios de ese
último siglo alcanzando formas muy específicas en las principales ciudades
portuarias.
Con el surgimiento de
una burguesía embrionaria y un protoproletariado se reaniman nuevos componentes
sociales a la ciudad, aunque Chaves (1987c) recalca que, dicha burguesía
exportadora y usuaria estaba más vinculada a las economías centrales que a la
economía venezolana, dependiente, periférica y neocolonizada, por lo que la
ciudad que va surgiendo en esta época es una ciudad segregada, interviniendo en
el hecho factores étnicos y socioeconómicos.
Chaves (1987c) nos
presenta la siguiente morfología de las ciudades venezolanas para mediados del
siglo XIX:
●Ciudades Portuarias
● Ciudades del Interior
El proceso de reordenamiento ha
tenido que apoyar su proyecto transformador sobre una sociedad históricamente
contrahecha sobre la dinámica distributiva centro-periferia, que llama hacia el
centro, y que debido a eso, intelectuales o especialistas (urbanistas,
arquitectos, geógrafos, economistas, sociólogos e historiadores) intentan
explicar cómo una condición sine qua non e inalterable de la evolución
historiográfica venezolana. Cada error cometido se trataba de solventar
-generalmente- con un nuevo error generando un territorio subequipado que actúa
como un imán y unas áreas poco pobladas que tampoco alcanzarán un equipamiento
satisfactorio.
Una de esas
modificaciones, particularmente importante en lo referente a la jerarquización
entre los diversos núcleos de poblamiento colonial, sería el crecimiento más acelerado
de la región central (en particular de Caracas), y su paso a una condición
incipiente de capitalidad desde finales del siglo XVI. Este hecho se expresa en
tales paisajes en áreas de abundantes recursos. El auge de la dinámica
exportadora-importadora hizo posible, a su vez, que en aquellas áreas donde se
desarrolló una agricultura y ganadería (Los Andes, piedemontes y en los Llanos
altos-centrales), se ampliase el sector terciario y se formasen enjambres de
lugares centrales. Este fenómeno
del crecimiento de las ciudades se acelera continuamente, conduciendo a la
formación de ciudades “extendidas”, en contraposición a las ciudades
“compactas” que, para Amaya (1999), especialista en la fenomenología geográfica
urbana, ha provocado el agotamiento de la capacidad de soporte de las ciudades
y la ocupación de tierras no aptas para la urbanización, agotando incluso el
suelo, bien como plataforma compleja del desarrollo, o simplemente como
recurso.
El modelo de desarrollo no permitió, sin embargo, el
surgimiento de ciudades industriales ni la diversificación funcional. Esto dio
paso a que, a partir de la década de los años cincuenta, se definiera un nuevo
modelo de desarrollo sobre la base de cuatro pilares fundamentales (Amaya,
1999: 185): 1. El valor retornado de las exportaciones petroleras; 2. El gasto
público; 3. La construcción pública y privada; y, 4. La sustitución de
importaciones.
174
Todas estas repercusiones contribuyeron, a su vez, a la
reorganización funcional urbanística El gran flujo migratorio se conjugó con
cambios significativos en las estructuras demográficas (la drástica reducción
de la mortalidad y una alta fecundidad) para inducir y sostener el acelerado
proceso de crecimiento urbano.
Visto así, el impacto adicional en el funcionamiento y
organización del espacio nacional y regional y, por ende, en el sistema urbano
por la conjugación de los efectos señalados, no es otro que el cambio de rasgos
en la distribución geográfica de las actividades económicas y del asentamiento
poblacional. Si bien se formó un estrato de ciudades intermedias, en términos
nacionales para la época, constituido principalmente por las capitales de
estado y algunos centros petroleros, una sola ciudad, Caracas, alcanzó un
tamaño relativamente grande, convirtiéndose esta ciudad a su vez, en el motor
del sistema urbano, pues concentró, además de población, gran parte del
desarrollo económico del país, e irradió su función desde el centro. Así nos lo
deja ver el profesor e investigador de la ULA,
Amaya (1999):
En efecto, las actividades ligadas a la
extracción del petróleo hicieron posible que esta función fuese dominante (…);
el aumento de la burocracia estatal convirtió a las capitales de estado en
ciudades especializadas en administración; y la construcción de carreteras
convirtió a muchas ciudades en verdaderos nodos de transporte, en varias partes
del país. El auge de las importaciones, por su parte, contribuyó a que muchas
ciudades, (…) desarrollasen muy fuertemente funciones comerciales. (p. 184).
GEOGRAFÍA ECONÓMICA
La
Economía, a semejanza de las demás ciencias, tuvo su origen, en investigaciones
particulares de fenómenos observados porque llamaron la atención, que
plantearon problemas de diversa índole. Durante mucho tiempo estuvo limitada al
estudio de cuestiones especiales a los que se les intentaba dar una explicación
por factores específicos y aunque se presentía la existencia de
interdependencias estructurales, no eran contempladas en su total naturaleza o
dimensiones.
El
fenómeno central de la economía nacional, en sí mismo, permaneció en buena
medida desconocido, o bien oscurecido por los conocimientos prácticos
instintivos, hasta la aparición de las teorías económicas clásicas como las de Las
riquezas de las naciones (Adam Smith, hoy considerado como el padre de la
Economía moderna), El materialismo histórico (Marx y Engels) o El imperialismo
como fase superior del capitalismo (Lenin). De este modo, con el nombre de
Economía Clásica se designa la elaboración doctrinal de un grupo de economistas
que expusieron sus teorías entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Durante este periodo, y mediante la decisiva aportación de estos autores (se
extiende aproximadamente desde la aparición de La Riqueza de las Naciones en 1776 hasta la muerte de John Stuart
Mill en 1873), la economía va a recibir por primera vez y de forma
satisfactoria, un tratamiento sistemático, que la acabará constituyendo en un
cuerpo organizado de conocimientos, en una ciencia (Gómez, 2001). Una
definición bastante utilizada de lo que es la Economía es la siguiente: la
Economía es la ciencia que estudia la asignación de recursos escasos entre
fines alternativos. (Aguado, 2015).
176
Un
mercado, tal y como se entiende comúnmente, es un lugar físico donde acuden los
consumidores a adquirir todo tipo de productos -pescado, verdura, carne, etc.-.
Pero, la concepción económica de mercado va más allá: el mercado está compuesto
por un grupo de oferentes (vendedores) y de demandantes (compradores) de un
determinado bien o servicio.
Claro
que, si analizamos el mercado global, éste está sujeto a las leyes de la
macroeconomía (como las de la OMC) del sistema de negocios, siendo la dimensión
más importante ya que el centro hegemónico de dominación económica busca
primordialmente objetivos comerciales antes que militares. No en vano los
factores económicos están siempre en la base de toda la estructura social,
política o cultural. Sin embargo, en términos de políticas económicas globales,
las nacionalistas optan por considerar el poder económico como sólo una forma de
conseguir poder estratégico.
Podemos
destacar por ejemplo, las rutas más convenientes para el intercambio comercial;
evaluar de alguna manera el papel que juegan elementos presentes en este
ambiente nacional como facilitadores de un metabolismo local, es decir, los
nodos, las vías, los complementos, el aporte de insumos y otros factores;
igualmente, aquellos que dificultan los procesos; para ser considerados en
conjunto y disponer las medidas puedan preverse (este apartado fue tomado de
Zambrano, 2016b).
La
estrategia de descentralización desconcentrada territorial propuesta (véase Figura 6) presenta, algunas coincidencias con las experiencias en otras
geografías nacionales, como es la respuesta de rescatar las áreas periféricas
deprimidas y la necesidad de contar con una política integral regional.
Asimismo, coincide en utilizar los ejes de desarrollo (Norte-Costero,
Intramontano, Norte-Llanero y Sur-Amazónico) como instrumentos de integración
territorial y como espacios promotores del desarrollo. Además, en Venezuela
este instrumento se basa en el manejo de las potencialidades endógenas y se
fundamenta en una red de centros urbanos intermedios con una débil integración,
pero con una potencialidad regional geohistórica de información y conocimiento,
base para la consolidación de estos espacios.
Figura N° 6: Ejes de Desarrollo
Propuestos
En este sentido, y a
los fines de caracterizar aéreas con vocación para desarrollos urbanísticos, se
debe enfocar desde una perspectiva de evaluación de variables físico-naturales,
las cuales juegan un papel determinante para la localización de áreas aptas
para el desarrollo urbano, usando sistemas de información geográfica.
178
Las transformaciones
de la sofisticada economía mundial han conectado a la gente y a las economías a
través de las fronteras resumidas en el extendido proceso de la globalización.
Pero el manejo provincial de las relaciones hemisféricas del libre comercio
amenaza con socavar los avances del capitalismo democrático. De esta forma, la
progresiva mundialización de la economía, requiere una nueva geografía política
a escala del sistema internacional de Estados.
También
existe creciente evidencia de que necesitamos nuevos conceptos y teorías para
dar cuenta de las nuevas realidades vinculadas a la organización espacial. Más
allá del dominio de las macrointerpretaciones referidas a los cambios en los
modos de producción del sistema económico mundial se extienden esas nuevas
realidades que requieren nuevas construcciones conceptuales ajustadas a la
complejidad de las mismas. La nueva geografía económica ha proporcionado,
precisamente, conceptos claves que son utilizados para explicar esta
(re)territorialización del desarrollo:
Monopolio, Cartel, Trust
y Holding
El
desarrollo del comercio exterior contribuyó a acelerar el proceso
industrializador británico ya que proporcionó nuevas materias primas (algodón y
hierro); amplió la demanda de productos industriales en las colonias y países
empobrecidos; creó un excedente económico y una acumulación del capital que
permitieron financiar las fases venideras de la revolución que se caracteriza
por el surgimiento de los siguientes mecanismos de control y apropiación del
excedente que dio origen al naciente imperialismo moderno[xxv]:
- La palabra monopolio hace referencia a una
determinada situación de mercado.
En ella, un productor o vendedor es el único que explota un bien o un servicio,
lo que le confiere un gran poder y le brinda una posición de privilegio.
-
En Economía, como cartel o cártel (proveniente del
alemán Kartell) se designa el
convenio o pacto realizado entre varias empresas o compañías de un
determinado ramo de la industria para controlar la producción, distribución y
venta de determinado producto o artículo, así como fijar los precios y reducir
o acabar con la competencia. En este sentido, es una especie de monopolio
informal que, debido a la enorme influencia que ejerce en el mercado, beneficia
principalmente a los productores. Las consecuencias de la formación de carteles económicos son, en algunos
casos, la disminución de la oferta y el consiguiente aumento de precios. Hoy en
día, este tipo de convenios entre empresas de un mismo país es ilegal en la
mayor parte de mundo.
- El trust es una fusión
de dos o más empresas, dedicadas bien a la misma actividad (fusión horizontal)
o bien, a las distintas fases de un proceso productivo (fusión vertical).
El poder de algunos trusts era incluso superior al de los propios gobiernos,
por lo que algunas potencias industriales promulgaron leyes antitrust, evitando
así posibles monopolios.
-
El holding es
una sociedad financiera que controla
varias empresas puesto que posee la mayor parte de sus acciones. El holding era
el método más empleado por la banca para acceder al mundo industrial,
cuya figura comercial es muy utilizada en los últimos tiempos, debido a ciertas
características que la hacen ideal para controlar determinados sectores de la
economía o del mercado.
La Formación del Espacio en la Época del Surgimiento del Imperialismo.
Al hablar de Imperialismo nos
referimos a una etapa de desarrollo del capitalismo, definida por Lenin (1972)
de la siguiente manera:
El imperialismo
es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la
dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una
importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto
del mundo por los trust internacionales y ha terminado el reparto de todo el
territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.” (p.113).
En este sentido, tenemos que el
desarrollo del sistema capitalista ha pasado por tres grandes etapas, a saber:
•Etapa
de acumulación primitiva
El capitalismo no
hubiese sido posible sin la acumulación inicial del capital. Es decir, para que
el mercantilismo de producción capitalizado pueda ampliarse es necesario que
haya un primer punto de inicio en la acumulación. Ese inicio no es posible sin
un saqueo sistemático de explotación de los recursos naturales y del recurso
humano.
181
Al respecto podemos
citar a Eduardo Galeano (1977: 124) cuando afirma que la extracción primaria
del “capital acumulado en el comercio triangular –manufacturas, esclavos,
azúcar— hizo posible la invención de la máquina a vapor”; en otras palabras,
que Inglaterra utilizó el oro de América Latina para pagar importaciones
esenciales de otros países (asiáticos, por ejemplo), el saqueo de las
comunidades indígenas del África para la obtención de la mano de obra esclava,
y pudo concentrar sus inversiones en el sector manufacturero. El mismo Galeano
(p.119) nos dice que “el azúcar del trópico latinoamericano aportó un gran
impulso a la acumulación de capitales para el desarrollo industrial de
Inglaterra, Francia, Holanda y, también, de los Estado Unidos”.
Esta etapa se produce en la época
que antecede a la Revolución Industrial, y en la cual el Estado se rige por la
doctrina económica del mercantilismo. En la historia de Venezuela comprende el
siglo XVI-XVII y la primera parte del siglo XVIII, de esclavización de los negros.
Una vez que se forma el capital trae
consigo la libre competencia, es decir, los que producen con mayor ventaja para
el mercado. Esta es la etapa de libre empresa, caracterizada por la competencia
avasallante en un mercado que carecía aún de las reglas básicas, desde la parte
inicial del siglo XVIII y principios del XIX, que sigue a la Revolución
Industrial en los países centroeuropeos y que tiene lugar el desarrollo del
comercio y la creación de manufacturera, y hay un proceso de acumulación
motorizado dentro de ese desarrollo. La productividad industrial aumentó con la
invención y desarrollo de las máquinas, que modificó la política, la economía,
el estilo de vida y toda la estructura de la existencia humanan. Se crean
mercados nacionales, y ese desarrollo del mercado trae como consecuencia la
demanda del mercado primario de importación, o sea, las materias primas
provenientes de ultramar.
•Etapa
de acumulación monopólica
Esta etapa, por el contrario,
significa el fin de ese desarrollo incontenible de la libre empresa, con motivo
del surgimiento del monopolio. La primera característica del capitalismo
moderno es la existencia del monopolio. El capitalismo monopólico es la
concentración del capital en pocas manos; esto es que ramas enteras de la economía
nacional queda bajo el control de unos pocos “grandes grupos económicos”. El
incremento industrial y el proceso notablemente rápido de concentración de la
producción en empresas cada vez más grandes conlleva a la transformación de
competencia en monopolio, ya que a unas cuantas decenas de empresas gigantescas
les resulta fácil ponerse de acuerdo entre sí, y por otra parte, la competencia
se hace cada vez más difícil por la tendencia al monopolio, y nacen,
precisamente, las grandes corporaciones multiempresariales.
De esta manera, el balance principal
de la historia de los monopolios, según Lenin (1872: 21), es el siguiente:
- 1860-1880: punto culminante
de desarrollo de la libre concurrencia. Los monopolios no constituyen más que
gérmenes apenas perceptibles.
- Después de la crisis de
1873: largo período de desarrollo de los cartels, pero éstos constituyen
todavía una excepción, no son aún sólidos, ya que representan un fenómeno
nuevo.
- Auge de fines del siglo XIX
y crisis de 1900 – 1903: El cartel se convierten en una de las bases de toda la
vida económica. El capitalismo se ha transformado en imperialismo.
En las manos de los cartels y trusts
se encuentran a menudo las siete o las ocho décimas partes de toda la
producción de una rama industrial determinada. “El monopolio constituido en
esta forma proporciona beneficios gigantescos y conduce a la creación de
unidades técnicas de producción de
proporciones inmensas. El famoso trust del petróleo de Estados Unidos
(Standard Oil Company) fue fundado en 1900”. (Lenin, 1972: 22).
El capitalismo, en su fase
imperialista, resaltado por Lenin (1972), conduce de lleno a la socialización
de la producción en sus más variados aspectos, lo que demuestra que el
socialismo también funciona a nivel del gran capital:
…arrastra, por así decirlo, a pesar de su voluntad y conciencia, a los
capitalistas a un cierto nuevo régimen social, de transición entre la plena
libertad de concurrencia y la socialización completa. La producción pasa a ser
social, pero la apropiación continúa siendo privada. Los medios sociales de
producción siguen siendo propiedad privada de un número reducido de individuos.”(p.26).
En todo caso, “el monopolio que se
crea en varias ramas de la industria aumenta y agrava el caos propio de todo
sistema de la producción capitalista en su conjunto”. Además, “la crisis –la
crisis de toda clase, sobre todo las crisis económicas, pero no sólo éstas—
aumentan a su vez en proporciones enormes la tendencia a la concentración y al
monopolio”. (Lenin, 1972: 30-31)
•Etapa
del capital financiero
Esta etapa comienza cuando una
familia o grupos económicos poderosos logran acumular más capital que los otros
y empieza a invertir en industrias estratégicas e introducen mayores
innovaciones; es decir, entran con más
ventajas en el mercado. De la industria automotriz (por ejemplo, los
Rockefeller, en EE.UU.) invierten en las industrias petroleras, en el momento en
que decaen las máquinas de vapor de la Revolución Industrial. Entonces, estos
señores acumulan bastante capital y controlan ramas enteras de la producción
(por ejemplo, la industria petrolera como la Royal-Dutch Shell) e impulsan la
producción hacia el mercado de localización periférica, y llegan a controlar la
oferta; esto originó control en el monopolio. Al sustituir la libre empresa por
el monopolio, el desarrollo de éstos, derivado de la concentración de la
producción, significó la aparición del capital financiero, al fusionarse o
ensamblarse los bancos con la industria.
El capital financiero es el capital
que resulta de la fusión del capital industrial y bancario. Estos organismos
monopólicos son los grandes bancos mundiales que controlan la actividad
comercial (F.M.I., B.M., etc.). En Alemania está, por ejemplo, la “Sociedad de
Descuento” (Diconte-Gesellschaft), uno de los bancos que tienen importancia
dentro de los procesos que se van a producir en esa nación (Dominio del poder
político). En Francia hallamos instituciones similares, por ejemplo, el “Credit
Lyonnais”, uno de los tres grandes bancos internacionales francés.
De esta manera, el capital
financiero aceleró la época del monopolio, y esos grandes monopolios, que pasan
a controlar la economía mundial, comienzan a exportar capital, ya que los
monopolios llevan implícito en sí mismos los principios monopolistas: la
utilización de las relaciones para las transacciones gananciosas, las cuales
reemplazan a la competencia en el mercado libre. “La exportación de capital
influye sobre el desarrollo del capitalismo en los países en que aquel es
invertido, acelerándolo extraordinariamente”. (Lenin, 1972: 80).
185
Esto es la nueva
caracterización histórica del capitalismo, en la cual, si antes exportaba
mercancías, ahora exporta capital, desarrollando la internacionalización del
capitalismo. La exportación de capital es una de las bases económicas más
esenciales no sólo del capitalismo moderno sino del imperialismo, en el cual ya
no se trata solamente de la repartición del mundo geopolítico de inversión
capitalista, sino de la repartición del mismo por los grandes consorcios
financieros que no tienen fronteras ni patrias, sólo destinos que sirvan para
aumentar sus rentas y/o plusvalía.
En América Latina no se hace esperar
la inversión del capital foráneo. Héctor Silva Michelena y Heinz R. Sonntag
(1980) nos presentan un esbozo de una tipología de los países latinoamericanos
de la siguiente forma:
Hasta la década
de los 30, América Latina crece bajo los impulsos fundamentales de la demanda
externa. De ahí que algunos denominen esta fase con el nombre de “fase de
crecimiento hacia afuera”, nosotros preferimos llamarla “fase de crecimiento
simple”, por cuanto durante toda ella la proporción del ingreso nacional que
permanece en nuestros países después de tomar en cuenta la parte expropiada por
el imperialismo, y que se destina a la acumulación, es realmente pequeña; en
estas condiciones el ritmo de crecimiento de la economía se movía de acuerdo
con las variación de las exportaciones. (p.11)
En
Venezuela, los monopolios se desarrollan impulsado fundamentalmente por los
tres grandes factores de la economía nacional: las transnacionales, los
capitales privados o financiamientos nacionales, y el Estado. En efecto, un
Estado económicamente poderoso, en virtud de la centralización o manejo
político-administrativo presidencialista, en cuyas manos está la renta
petrolera, ha estimulado la formación del capital nacional, incentivando la inversión
en el sector industrial, a través del crédito, el proteccionismo, entre otros
factores (la inversión foránea, por ejemplo), aunque en el contexto
latinoamericano, Venezuela es un país que ingresa relativamente tarde al
proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, a pesar de que
existían antecedentes de industrias tradicionales que se remontan a la época de
Gómez (por ejemplo, los telares de Maracay, pertenecientes a la familia del
dictador), ya que ésta se consolida (Travieso, 1972; citado en Chaves, 1977) en
la década del 60 con la institucionalización de la política de
industrialización sustitutiva de importaciones durante los gobiernos democráticos:
Los monopolios
nacionales se desarrollan al calor del Estado (créditos, contratos, etc.).
Resultan de la transformación de la renta de la tierra en capital inmobiliario,
del desarrollo del comercio de importación y de la inversión de la banca, la
construcción y la industrialización manufacturera. Venezuela no es una
excepción al proceso, descrito por Lenin, según el cual la fusión del capital
industrial y el capital bancario da lugar al capital financiero. El resultado
ha sido una enorme concentración del capital y su centralización en un conjunto
de familias poderosas (se ha hablado de unas cuarenta familias) entre las
cuales se destacan Vollmer, Zuloaga, Machado Zuloaga, Mendoza, Goiticos,Taurel,
Mendoza Fleuty, Blohm, Benacerraf, Bellosos, Salvatierra, Villasmil, Delfino,
Domínguez, Phelps, Cisneros, etc. (Chaves, 1977).
También los autores citados proponen
una tipología para Latinoamérica, de acuerdo a la inserción de la estructura
técnico-económica. Veamos:
■ Países del Primer Tipo
187
Este esquema estructural (el crecimiento simple por
contraste con el crecimiento acumulativo) puso rápidamente en evidencia su
incapacidad para lograr el desarrollo capitalista de América Latina. Su
resultado fue la consolidación de la dependencia y la estructuración definitiva
del subdesarrollo. (Silva Michelena y Heinz, 1980: 33-34).
En la historia de Venezuela para
esta época de crecimiento simple, está la inversión extranjera ferroviaria.
Esta se enmarca dentro de la época de la penetración imperialista británica, y
corresponde al gobierno de Guzmán Blanco. Sin embargo, previamente se han ido
creando las condiciones para la incorporación del país al sistema de
circulación capitalista mundial. Para ello se fueron eliminando las trabas al
comercio en la metrópoli, como la esclavitud en 1857, que había contribuido al
desarrollo del capitalismo en su etapa mercantilista o de acumulación primitiva
u originaria, al igual que las comunidades autoabastecidas tradicionalmente y
otras de la estructura económica dependiente.
En relación a las comunidades
indígenas es importante destacar que estas producían para sí mismas. El
indígena producía para que su comunidad pudiera reproducirse y subsistir; no
tenía como finalidad la acumulación. El pequeño excedente obtenido por su
trabajo en todo caso permitió –en algunas ocasiones- la existencia de una
penetración misionera que se apropiaba del mismo. Al dividirse la comunidad
indígena, el individuo quedó dueño de situaciones donde podía comprar o vender
los excedentes que producía, pero en general eran muy pequeños para asegurar el
sustento, y se vio obligado a vender su fuerza de trabajo al fundista (factor
contribuyente al desarrollo del latifundio, tal como lo fue la esclavitud del
negro).
188
Al fortalecimiento de los grupos
explotadores capitalista de esa época contribuyó la falta de capitales
nacionales efectivos, originándose grupos usureros, muchos de los cuales
pasaron a apoderarse de tierras, convirtiéndose en terratenientes pudientes.
Entonces, se forma la oligarquía financiera en la cual se convertía el capital
usurario en Agrocomercial, sobre el cual se sostuvo el gobierno aristocrático
guzmancista. Ese proceso continúa en los gobiernos de fines del siglo XIX,
conocido como el gobierno de la etapa “Guzmancismo sin Guzmán”.
Etapas del Capitalismo Moderno en Venezuela
El
economista ruso Kondratieff fue, a decir de Puerta (1992), tal vez el primero
que formuló un esquema interpretativo de la historia del capitalismo que
incorporaba los ciclos cortos de expansión y depresión del sistema, a
"ondas largas" de auge y declinación, correspondientes a otras tantas
etapas "tecno productivas". El autor citado recalca que Schumpeter
aportó a este enfoque, que fue estableciendo períodos que correspondían a
"sistemas técnicos", procedimientos, tipos de herramientas o medios
de producción, al igual que Baran y Sweezy (1977), que también incorporan el
examen del aspecto técnico a la historia del capitalismo:
Tales
autores` coincidirían en mencionar como fases del desarrollo del capitalismo
(con sus matices particulares) las siguientes: la revolución industrial en
Inglaterra a mediados del siglo pasado, la "era del ferrocarril" en
las décadas del 50 y 60 del XIX, la electricidad y el acero
"Bessemer" en la "Belle Epoque" (finales del XIX y
principios del XX), la época del motor de combustión interna, la línea de
ensamblaje y la petroquímica en las entre-guerras.
El
desarrollo capitalista, que venía acelerándose en Venezuela desde las primeras
décadas del siglo XX con la explotación petrolera, se consolidó definitivamente
en los años que sucedieron a la segunda guerra mundial. Ahora veremos dichas
fases en la expresión geohistórica de la consolidación del capitalismo moderno
venezolano.
La Venezuela Petrolera (1908-1960)
Los
primeros intentos de explotación comercial del petróleo en Venezuela tuvieron
lugar hacia la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, no es sino hasta
finalizada la I Guerra Mundial cuando Norteamérica toma la delantera en la
exportación de capitales a Venezuela, y la inversión petrolera se hace más
importante respecto a las inversiones relacionadas con la producción
agropecuaria: el café y el cacao pasan a ser productos de exportación de menor
importancia.
La
dictadura de Juan Vicente Gómez toma algunos pasos importantes en el proceso de
integración nacional, como fueron la eliminación del caudillismo regional y
nacional, al crear un ejército moderno. Igualmente, emprende la construcción de
las primeras carreteras (como la trasandina), con técnicas rudimentarias y, a
veces, con el trabajo de los presos, así como también otorgó el primer contrato
sobre hidrocarburos, en 1909, a una compañía extranjera: The Venezuela
Development Company Ltd.
190
A
raíz de la primera concesión empezó lo que Rómulo Betancourt llamó “La danza de
las Concesiones”, iniciando de esta manera, de manos de los ingleses que
adquirieron -la Royal-Dutch Shell-, las concesiones otorgadas a la Caribbean
Petroleum Company por el Dr Rafael Max Valladares, quien fue uno de los
ciudadanos venezolanos que obtuvieron concesiones a raíz del fracaso de la
primera compañía extranjera (The Venezuela Development Company Ltd).
Para
ello, tal como nos lo relata la historia del mismo Betancourt (1967: 40), se
creó la Bermúdez Company que, no obstante, debido a la política nacionalista
impuesta y legalizada por el General Cipriano Castro, líder de la Revolución Restauradora
(también conocida como la Invasión de los
60 por el número de hombres con los que se inicia el movimiento de
venezolanos exiliados en Colombia, el 23 de mayo de 1899, entrando a la capital
el 23 de octubre), y compadre del General Gómez, a quien éste le robó el
“coroto” cuando no lo dejó entrar a Venezuela después de ir a Europa por una
operación de salud, dicha compañía utilizó como presta-nombre al mismo Dr.
Valladares, quien suscribió un contrato con el Ejecutivo, traspasándolo –cuatro
(4) días después- a la Bermúdez Company,
fundada por el General Asphalt. Dos años después (1912), Valladares suscribía
un segundo contrato con el Ejecutivo federal, e igualmente, a los dos (2) días,
se lo cedió a otra filial del general Asphalt, camuflada detrás de un rótulo de
estreno: The Caribbean Petroleum Company.
Creación de las Bases para la Penetración del Capital Petrolero (1908-1921)
En
resumen, la Royal-Dutch Shell organizó, en 1913, otra filial con intereses
anglo-holandeses, bautizada con el nombre de Oil Concessions. Asimismo,
organizó, en Londres, una filial más: la Colon Development Co; y así, fue que
adquiriendo las otras concesiones dadas a ciudadanos venezolanos, como Andrés
Jorge Vigres. De esta forma, el imperio británico se lanzó detrás de las
empresas privadas de la City, sobre subsuelo venezolano, y crearon la British
Controlled Cilfield, compañía que directamente controlaba la Corona del Reino
Unido. La British, apenas instalada en Venezuela, cubrió todo el país con una
vasta red de filiales.
191
La
importancia estratégica para el imperialismo rapaz del colonialismo británico,
nos la presenta igualmente Rómulo Betancourt con una magistral envergadura
(Betancourt, además de político sagaz era periodista). La misma se refleja a
través de sus concesiones, ya que años después de haber iniciado sus
actividades (1932), cubrían las costas venezolanas desde el estado Falcón hasta
el Delta Amacuro, en una zona que ha venido siendo apetecible para el
imperialismo petrolero, y hoy día se torna nuevamente vulnerable con las nuevas
“Danzas de concesiones” otorgadas por la Revolución Bolivariana (véase punto Cuencas Sedimentarias en el presente
texto). Se trata del espacio lacustre del Apure-Orinoco (véase Figura 2)
–una de las mayores arterias fluviales de América— que desemboca en el océano Atlántico.
Es el centro de la gran hoya amazónica y está ubicada en las vecindades de lo
que fue la Guayana británica (hoy Guyana) y de las Antillas inglesas de
Trinidad y Tobago (Delta del Orinoco). De ahí la importancia de tomar la iniciativa
de la explotación petrolera en Venezuela por el Imperio Británico, debido a su
inmenso potencial, comercial y militar que tenía para ellos en el momento.
Actualmente, estos espacios dejaron de ser colonias al pasar a ser Estados-naciones,
aunque en cierta manera siguen bajo el protectorado inglés en los aspectos
geopolíticos.
192
¿Qué
pasó después, para que los ingleses, quienes habían invertido ingentes recursos
financieros en Venezuela, iniciando incluso una amplia red ferroviaria, dejaran
de dominar nuestro espacio bituminoso interior? Cuando llega a Venezuela el
consorcio norteamericano Rockefeller, desplazando así a la Standard Oil of
Venezuela al trust inglés, estos no pudieron contener el ímpetu juvenil del
imperialismo estadounidense, quien volcó sobre Venezuela sus millones de
dólares, retrocediendo de esta forma la vieja libra esterlina ante el
avasallante dólar que se posesionaba de los mercados mundiales para la época.
En
virtud de ello, y en el curso de escasos años, el imperio norteamericano
monopolizó excelentes áreas petrolíferas de su “patio trasero”, ocupadas a
través de varias compañías operantes con la venia de la dictadura gomecista:
Lago Petroleum Corporation, Creole Petroleum Company, Vacuum Oil Company, Richmond
Petroleum Company, Mene Grande Oil Company, y otras.
El
Doctor Chaves (1981-1982a: 145) señala la existencia de tres (3) etapas para
caracterizar estos momentos (a los cuales subdivide, a su vez, en tres fases)
de la Venezuela petrolera. En el primer período hay un predominio de la
integración, en la cual la inversión europea (particularmente la inglesa) sobrepasa
la norteamericana. En el período de entreguerras la sociedad permanece
esencialmente siendo eminentemente rural, aunque comienza a manifestarse
ciertos rasgos de movilidad demográfica que se presentarán con mayor fuerza
después de la II Guerra Mundial, en el cual el proceso de urbanización toma más
fuerza en los estados petroleros y en la región Centro-Norte Costera, donde se
inicia el rápido crecimiento de la urbanización.
En
efecto, entre el final de la Primera guerra Mundial y el inicio de la gran
Crisis, es decir, en la década del 20, el capital norteamericano va tomando la
delantera y la inversión extranjera en minas y plantaciones comienza a tener importancia.
Al finalizar dicha década, se inicia la segunda etapa, pasando a la sustitución
de importaciones (estimulado por la crisis de los países centrales, llamada
“Gran Depresión”), lo que permite un nuevo impulso en el proceso de industrialización.
193
Los
efectos de la industrialización por sustitución de importación de
importaciones, proceso que ocurre en el marco de la división internacional del
trabajo entre países centrales y periféricos, se caracterizan por una división
espacial del trabajo con rasgos de complementariedad industrial. Travieso
(1972; citado por Chaves, 1987e) expone lo siguiente:
En
su aspecto económico el desarrollo industrial a través de la sustitución de
importaciones de las importaciones de bienes de consumo final ha contribuido al
mantenimiento de una economía no integrada, o sea, que por un lado sigue
exportando predominantemente la materia prima que se exportaba desde etapas
anteriores a la actual y, por otro lado, se importan productos semi-elaborados
los cuales se ensamblan en el país. Sin embargo, las etapas intermedias de esta
industrialización, las cuales deberían utilizar materia prima local y producir
los productos semi-elaborados para su ensamblaje final no se llevan a cabo en
el país sino en el exterior.
En
la tercera etapa, correspondiente al período que sigue a la II Guerra Mundial
se inicia el proceso de integración capitalista mundial. En Venezuela el “boom”
petrolero de los años 40 retrasa el proceso de sustitución de importaciones. No
obstante, a partir de 1958, el proceso de industrialización por sustitución de
importaciones, promovida por la alta participación del capital extranjero,
ocasiona una fuerte concentración económica, acompañada de una urbanización
explosiva en la región Centro-Norte Costera (donde se localiza el parque
industrial). Posteriormente, el proceso, acompañado del desarrollo del mercado
nacional que favorece parcialmente los Altos Llanos Occidentales, tiende a
expandirse a otras regiones donde se difunde la actividad económica.
Fase Rural-Petrolera (1921-1935).
La
explotación petrolera trae consigo nuevos patrones estructurales que se
manifiestan espacialmente. Tal es el caso, por ejemplo, del patrón de consumo
de esta “cultura del petróleo” que va contribuyendo a crear un mercado
nacional, aunque en esta etapa la población sigue siendo predominantemente
rural.
Esta
fase corresponde temporalmente a la dictadura gomecista y se prolonga hasta
1941, ya que, según el análisis de los censos (Gormsen, 1975-1978:146), para 1936 (año de la muerte del dictador
Gómez) la población rural se mantiene en un 70% de la población total, a pesar
de que la actividad petrolera, el fortalecimiento del aparato del Estado en la
región Central y el incremento de la movilidad espacial con las primeras
carreteras permiten un incremento de la urbanización, pasando el número de
localidades de 10.000 habitantes y más, de 7 en 1920 (con 8,5% del total de la
población) a 22 en 1941 (con 23,2% del total de la población).
En
algunas ciudades de la región Centro-Norte Costera se desarrollan las funciones
administrativas y/o militares: Caracas, Maracay, Los Teques, San Juan de Los
Morros, etc. Al mismo tiempo, surgen algunas industrias como la textil en
Maracay, en parte promovidas por Juan Vicente Gómez o sus familiares. En los
estados centrales (Carabobo, Aragua, Miranda), que siempre fueron los más
densamente poblados y que de 1873 a 1926 habían reducido su participación
dentro de la población venezolana de 19,2% a 14,6% debido al desplazamiento del
centro de gravedad económico hacia Occidente y el NE, tiene un repunte entre 1926
y 1936, para volver a retroceder a mediados del siglo XX –en Aragua ya desde
antes—. Sin embargo, su importancia relativa volvió a aumentar después a
consecuencia de la reestructuración de una economía agrícola intensiva y de la
industrialización, que trajo consigo el proceso de urbanización acelerado.
(Gormsen, 1975-1978:148).
195
Podemos
decir entonces que en la fase rural-petrolera se constituye el embrión de la
Venezuela urbana que madura en las décadas siguientes. El incremento de la
movilidad rural-urbana al final del período es evidente si consideramos que
entre 1920-1936 el saldo intercensal de dicha migración fue de 68.000 personas
con flujos de población rural hacia Caracas y hacia las ciudades petroleras de
Zulia y oriente.
Hay
una serie de procesos que explican tal movilidad o crecimiento del nivel
demográfico urbano en esta etapa:
1.- El éxodo rural, a consecuencia de las
contradicciones sociales en el campo.
2. El proceso de transición demográfica (también
llamado explosión demográfica), que se convirtió en factor de atracción de
población en las ciudades –por la localización de las industrias, sobre
todo petroleras, y la localización de
los servicios, es decir, por un mejor nivel de vida motivado a la concentración
de las actividades económicas en las áreas urbanas-, y otro factor es el
crecimiento del gasto público burocrático.
3. El crecimiento de las ciudades que comienza a
tener peso específico (ingresos per cápita más altos) en el Distrito Federal y
los estados petroleros (Zulia, Anzoátegui y Monagas), mientras que los estados
andinos y Sucre pasan al grupo de estados con ingresos y PIB (producto interno
bruto) más bajos.
196
4. En esta fase también se da inicio a la recolonización
de los Llanos (especialmente los Occidentales) como una consecuencia de la
política de saneamiento ambiental de las partes bajas, ya pacificadas durante
la dictadura gomecista.
Fase Urbana- Petrolífera (1935-1960)
Las
relaciones ciudad-campo, caen en el ámbito de la regionalización nodal; la
ciudad crea un campo socioeconómico dentro de la cual entran áreas rurales que
suministran bienes primarios y reciben bienes manufacturados y servicios de la
ciudad. Esta relación entra en crisis cuando de produce el proceso de
urbanización y la migración campo-ciudad a partir de las décadas de 1940 al -60.
A
partir de 1942, ocurre un repunte de la producción petrolera, acompañado de un
repunte de la producción industrial. Este último queda truncado al terminar la
II Guerra Mundial, y el crecimiento de la producción y exportación del petróleo
continua hasta 1958-1962, cuando se inicia el proceso de estabilización. El
repunte petrolero es seguido, a partir de 1956, por un “boom” en la producción
de infraestructuras y por un repunte manufacturero, a partir de 1951 y hasta
1965, aproximadamente (entre 1946 y 1951 el crecimiento del producto
manufacturero fue casi nulo).
Al
mismo tiempo que se incrementa la producción petrolera, el Estado venezolano,
con la Ley de Hidrocarburos de 1943, obtiene una serie de beneficios (regalía
mínima) de los que no disfrutaba anteriormente, cuando, por el contrario, las
compañías se quedaban con los privilegios especiales, como la exención de derechos de aduana.
197
El
aumento del ingreso petrolero es, en gran parte, el responsable del “boom” en
la construcción de infraestructura a partir de 1946. De hecho, es en esta época
cuando se inicia la etapa de las modernas carreteras, las cuales van a unir los
sistemas dendríticos en que hasta entonces se había fraccionado el espacio
venezolano.
El
número de localidades de 10.000 y más habitantes pasa de 22 en 1941 (23,2% del
total e la población) a 37 en 1950, y 72 en 1961 (47,2%).
En
esta fase la población venezolana pasa de una condición esencialmente rural
(31,3% de la población en asentamientos de 2.500 y más habitantes en 1941) a la
condición eminentemente urbana (62,5% de la población en 1961) (Chaves, 1981-1982b:
31-32). Por otra parte, la gestión administrativa del estado dirigió sus esfuerzos al desarrollo agroindustrial de
la zona norte del país, enclavada entre el macizo andino y el litoral caribeño,
donde se concentraba el 82% de la población venezolana.
Para
ello se construyeron las infraestructuras necesarias, tales como la de riego,
ya que para 1946 el área cultivada en Venezuela era de unas 800 mil hectáreas,
de las cuales apenas 110 mil estaban bajo riego permanente; y como se tenía
establecido que en áreas de riego regular y trabajadas con sujeción a normas
racionales, la productividad de la tierra es cinco veces mayor que en campos de
secano, se trazó entonces una política audaz de utilización planificada de sus
recursos hidráulicos, y que a largo plazo abarcara otras regiones (esa política
culminó la represa de Gurí, en la región de Guayana).
Otro
argumento de particular importancia es favor de las obras de riego fue el de la
concentración, en torno a ellas, de núcleos densos de población, de aproximadamente
14 mil personas por superficie –de 20 mil hectáreas- regada. Esto se hizo con
el fin de atenuar un poco los efectos negativos de la estructura espacial del
factor dispersión (de las actividades humanas) que determinaba la distribución
de los escaso 5 millones de habitantes en el país para aquel entonces.
(Betancourt, 1967: 404-406).
198
En
esta etapa hay un desplazamiento de la población hacia los centros de
producción petrolera del Occidente y el Oriente, y hacia el corredor de
crecimiento de la región Centro-Norte Costera. Los estados Zulia (Occidente),
Anzoátegui y Monagas (Oriente), que en 1941 concentraban 16% de la población
venezolana, en 1961 pasan a concentrar 20,6% del total. El Distrito Federal
pasa de una concentración poblacional del orden del 9,9%, a 16,7% del total de
la población; mientras que tres estados de la región centro-Norte Costera
(Miranda, Aragua y Carabobo), que se mantienen relativamente estables, con
ligeras tendencias al descenso entre 1941 y 1950, pasan entre éste último año y
1961 de 14,1% al 15,8%. En resumen, 7 entidades federales centro-septentrionales
y petroleras concentraban, en 1960, el 57,6% de la población venezolana. En
contrapartida, los estados andinos y Sucre, que en 1936 concentraban el 26,7%
de la población venezolana, en 1961 sólo tenían el 18,5% (Chaves, 1981-1982b:
32).
Surge
también la economía del hierro y crecen con gran fuerza los estados del Centro
(fortalecimiento del mercado centro-periférico), como una consecuencia de la
industrialización. Sin embargo, esto se origina a partir de la caída de Pérez Jiménez,
cuando se amplían las políticas de industrialización con características muy
peculiares ya que se basa en la adopción sin traspaso de tecnología proveniente
de los países capitalistas industrializados occidentales (principalmente EE:UU.),
dándose la llamada política de sustitución de importaciones, aunque más bien es
sustitutiva de un modo de producción interno por otro orientado al exterior; no
de sustitución de precariedad productiva por industrias productivas.
Fase Urbano-Industrial (1960-70)
Esta etapa arranca desde 1959,
cuando, a raíz del descenso de la inversión petrolera, se implanta el proceso
de industrialización sustitutiva de importaciones (Chaves, 1981-1982b: 34). Se pensaba que la industrialización sustitutiva
iba a resolver el problema de la insuficiencia de fuentes empleo pero, en la
práctica, no fue así, sino que son industrias atiborradas de mano de obra
debido a la alta tecnología empleada.
El
capitalismo mundial incorpora a Venezuela al flujo de capital, por lo que el
país pasa de importador de bienes de consumo a importador de bienes de capital.
Los estados petroleros comienzan, entonces, a perder importancia relativa
dentro del conjunto de la economía nacional. En efecto, Zulia pasa del primer
rango en el PIB per cápita al sexto; Anzoátegui de tercero al decimoctavo y
Monagas del quinto al penúltimo. Los tres estados citados, que en 1961
concentraban el 20,6% de la población venezolana, pasan a concentrar, en 1971,
el 19,6%. Sin embargo, esa industrialización es altamente dependiente de la
inversión extranjera si consideramos que, para el año 1971, dicha inversión
representaba el 23,18% del capital suscrito en industrias mecánicas contra 13,99%
como media nacional (Chaves, 1981-1982b: 34).
En
esta etapa se inició el proceso de metropolización de la población venezolana,
a partir de los 60, pero más particularmente a partir de los 70 (la cual
veremos más adelante), cuando Venezuela pasas de una etapa de metropolización petrolera
a una etapa de megapolización, es decir, que la población ya no sólo se concentra
en asentamientos urbanos y petroleros, sino en aglomeraciones y ciudades muy
grandes, cuya ampliación generan conurbaciones en algunos casos. Pero las
megalópolis no forman una masa continua y a menudo están separadas por unos
espacios más o menos rurales.
200
En Mérida,
aunque no se encuentra totalmente unida, el Área Metropolitana ha venido
acelerando su proceso de integración gracias al desarrollo de urbanismos al sur
de la ciudad de Mérida y del Sistema Tromerca (Transporte masivo de Mérida C.A.),
un gran trolebús de la Mercedes Benz España S.A. (compuesto también de una
línea de autobuses chinos integrados y complementarios al sistema de
estaciones, así como por un funicular o línea Metrocable, llamado Trolcable,
que baja al graven del Chama desde la terraza de Mérida, a nivel del centro de
la ciudad) que une a la ciudad de Mérida con la ciudad de Ejido, lo que la ha
acercado igualmente a los desarrollos urbanísticos que se expanden hacia la
ciudad de Lagunillas; y por el extremo norte casi uniéndola con la población de
Tabay.
Esta
etapa es igualmente considerada como la etapa de la crisis petrolera –después
del “boom” petrolero que se produjo en la década del 70, a raíz de la
nacionalización del petróleo y la crisis energética mundial de la época— que se
genera con la caída de los precios del petróleo. También es una etapa de crisis
política, producto de la crisis de la economía rentista. El Estado paternalista
(protector e intervencionista) se ve obligado a ejecutar una serie de políticas
de reajustes económicos que da origen a un cuestionamiento de los partidos
políticos que promovieron y apoyaron tales medidas económicas, ya que son los
mismos que habían gobernado a la nación bajo los esquemas paternalistas
estatales. Todo ello condujo a lo que después se conoció como el “Paquetazo” o
paquetes de reestructuración económicas que produjo el estallido social en
1989, conocido como “El caracazo”, y generó intentos de golpe de Estado.
201
Etapa Metropolitana de Transición (1970 en
adelante).
En Venezuela, el proceso de
urbanización no escapa a la dinámica petrolera, más bien se acentúa; pero
tampoco a la propia dinámica urbana en sus rasgos más generales que presenta
América Latina, en relación a las tendencias geohistóricas que la caracterizan,
aunque responde, por supuesto, a las dinámicas propias de sus condiciones
históricas y de lugarización, tales como políticas, sociales y económicas.
Bajo esta dinámica, y en el orden
espacial, un tipo particular de ciudades ha insurgido o resultado favorecido: las
ciudades medias (entre 100.000 y 1 millón de habitantes), generalmente
capitales regionales, sedes de los gobiernos de los estados federales (Pulido,
2004):
Ellas han sido el objeto principal de grandes inversiones públicas, las
que junto con los efectos multiplicadores que las mismas han generado, las han
convertido en los principales centros económicos del país. El dinamismo
particular de esos centros medios, permitió, bajo un proceso de subordinación
intenso, la formación de unidades urbanas de mayores dimensiones debido a la
unión de sus núcleos centrales con los conglomerados vecinos, con los que unas
muy estrechas relaciones económicas, sociales y culturales se mantienen. De
allí que la mayoría de esos centros medios se encuentran conformando áreas
metropolitanas (p.107).
La
industrialización periférica, orientada por su propia naturaleza a la
extracción y el procesamiento intermedio, en industrias de alta composición
tecnológica, localizadas en enclaves, se caracteriza por el predominio de las agroindustrias,
cuyo asentamiento es también particular. En torno al área nuclear falta un área
compacta de industrialización “tradicional” o “nativa”. Las fragmentaciones de
los procesos de producción y su redimensionamiento geográfico han perdido su
base local e incluso nacional y con ella los intereses en el gobierno de la
ciudad y sus territorios urbanizados, que ahora pasan a los agentes dedicados a
la distribución y al control de los procesos aguas abajo de la
producción, es decir, la comercialización y el sector logístico (Roch, 2001).
202
El patrón de circulación dendrítica
es también aprovechado bajo nuevas modalidades. En efecto, las metrópolis
regionales (como Barquisimeto) o subregionales (como Valera) se convierten en
receptoras de productos manufacturados y canalizadoras de alimentos, materias
primas o productos manufacturados tradicionales (en especial alimenticios)
hacia el centro. El centro se convierte también en receptor, a través de
puertos de importación, de materias primas semiprocesadas y productos
terminados.
Al lado
de esa circulación dendrítica, polarizada hacia el centro nacional y los
puertos de importación, continúa existiendo la circulación dendrítica
multipolarizada hacia los puertos de exportación, por donde salen materias
primas y manufacturas intermedias (puertos petroleros y mineros). Esa
especialización de los puertos en las categorías de importación (esencialmente
La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, Guanta y Ciudad Bolívar) y de exportación
(Maracaibo, Amuay, Cardón; Puerto La Cruz y Puerto Ordaz) es clara expresión de
la estructura espacial del sistema industrial y de la estructura y
funcionamiento dendrítico de la circulación (Atlas de Venezuela, 1969; citado
por Chaves, 1987f).
Hasta
1974 la energía aparecía como un factor de producción extraordinariamente
barato principalmente, por las políticas de precios que regían para el
petróleo. Esta fue la causa principal de que se generalizara en los países
industrializados un estilo de producción y de consumo, así como una
organización social, que giraba en torno a la disponibilidad de energía barata.
203
Este
estilo se reflejó en varios procesos como la preeminencia de lo que se ha
llamado la tecnología del "bulldozer" (Sunkel, 1981), altamente
dependiente de combustibles fósiles y con poca integración a la naturaleza; las
tecnologías que operan a gran escala; la artificialización de los productos,
que recientemente ha dado lugar a la sustitución de productos con una base
natural por productos con una base petroquímica (jabón por detergente, nylon
por algodón, etc.). Este es un tema que, en palabras de Sunkel (1981: 26), “ha
sido tratado por varios estudiosos de la crisis ambiental. Lo importante para
el estudio de los nexos entre el estilo de desarrollo y el medio ambiente es
que este estilo, que ahora comienza a hacer crisis en los países del centro es
precisamente el que resulta ser el estilo ascendente en los países
latinoamericanos”.
Puerto La Cruz,
fundada como Puerto de la Santa Cruz, es una ciudad portuaria ubicada en el
estado Anzoátegui en Venezuela, capital del municipio Sotillo, aloja una de las
más importantes refinerías de petróleo del país: la Refinería de Puerto la
Cruz, uno de los centros de procesamientos de crudo, y sede de numerosos
edificios de Pdvsa, la cual abastece el mercado interno y exporta a los países
caribeños, como Cuba y Las Antillas. La refinería Puerto La Cruz es uno de los
centros de almacenamiento, procesamiento y exportación de crudo más importantes
de Pdvsa e integra un circuito de manufactura de hidrocarburos extraídos en los
campos de los estados Monagas y Anzoátegui. Cuenta con la planta más importante
de cemento de Venezuela, CEMEX.
Debido al crecimiento económico que
la ciudad vivió a causa del boom petrolero, Puerto La Cruz es el punto final
del oleoducto Carapito-Puerto La Cruz y del gasoducto Anaco-Puerto La
Cruz. A raíz del crecimiento económico la ciudad aumentó su población en un
50% y miles de inmigrantes (en su mayoría europeos y asiáticos) llegaron a la
ciudad y muchos de ellos establecieron sus comercios.
204
Cerca de la ciudad existen varios atractivos
turísticos y una importante infraestructura hotelera que cuenta con numerosos
hoteles cinco estrellas y paradisiacas playas que se encuentran en las afueras
de la ciudad (Isla de Plata, Conoma y Arapito), siendo puerta de entrada al
Parque Nacional Mochima. Desde su terminal marítimo, parten barcos de tres
empresas navieras (Conferry, Navibus y Naviarca) que la unen a la isla de
Margarita, y a otras islas cercanas, entre ellas, Islas
Chimanas, Isla de Plata, Cachicamo e Islas Borrachas, a través de dos muelles
en el Paseo Colón. Por lo demás, el desarrollo de actividades agrícolas que albergó en su tiempo de auge (como
la siembra de maíz, maní, algodón, caña, sorgo, café, cacao, cambur, raíces y
tubérculos) y la producción intensiva avícola en otras zonas del Estado, así
como de la actividad pesquera en la costa, se han
instalado diferente tipos empresas del ramo de alimentos y bebidas, agroindustrias,
además de las asociadas a materiales para la construcción, metalmecánica,
derivados del petróleo; y por otro lado se han desarrollado actividades
financieras de alta demanda, que colaboran al crecimiento urbano[xxvi].
La particularidad que
caracteriza el sistema urbano en el momento histórico actual, en términos de
las relaciones estáticas; esto es, la distribución geográfica de la
metropolización, y de las relaciones dinámicas, es decir, el conjunto de
interacciones o flujos de intercambio y las redes en las cuales operan, es la
promoción de exportaciones no tradicionales, cuyo motor de crecimiento de dicho
sistema de organización urbana es, según Amaya (1999), el resultado de una
modelo económico que privilegia dichas exportaciones y la competitividad,
dentro de un marco de una economía globalizada.
El
marxismo no es un sistema inmutable, dogmático e inerte, pues aprende de la
práctica, se ve influido por ella y está en continuo desarrollo.
¿Quiénes son los
beneficiados con ese impacto de la sociedad en los elementos o entidades
del planeta Tierra?
Aunque la respuesta ya la sabemos de forma
somera cuando se ha -por lo menos- incursionado en la teoría dialéctica del
materialismo histórico, o cuando vemos las consecuencias del desarrollo neoliberal,
el cual como sabemos bien- apela al discurso de la sustentabilidad; debemos reflexionar sobre la
misma, ya que dicha sustentabilidad es débil, puesto que considera a la
naturaleza como un capital, generando los cambios perjudiciales (cambio
climático, desertizaciones, inundaciones, contaminaciones y demás impactos
ambientales) de orden global que hoy día vivimos. Y que estamos llamados a
afrontarlos de forma adaptativa.
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El
marxismo no es un “cadáver” mal oliente como
pretenden los intelectuales
occidentalistas neoliberales; más bien está abierto e incorpora muchos de los
movimientos que aparecen en la actualidad, como serían el ecologismo o Geografía ambientalista, la emancipación de género, la convivencia de los pueblos, la
integración multilateral o el de las minorías étnicas.
206
En palabras del filósofo francés J. Derrida (citado por Segrelles, 1999: 128): “El marxismo sigue siendo necesario e indispensable para luchar contra la injusticia y la desigualdad, siempre y cuando se le transforme y adapte a las nuevas condiciones” (i. e. la mundialización o internacionalización del capital).
No
obstante, es justo destacar que la construcción teórica marxista (no-ortodoxa,
ni tampoco cayendo en “cosificaciones ideológicas”) tiene que ir más allá no
sólo del capital mismo, sino de lo enrevesado de su lenguaje; donde la unión
tempo-espacial de estructuración y reproducción de la realidad social, medidos
por el proceso de modernización -y sabemos bien a que modernización nos
referimos- en la cual tiempo y espacio constituyen una unidad dialéctica,
completándose recíprocamente, más también entrando en contradicción, imbrican
periodización y regionalización y se ajusta al modelo alternativo del Gobierno
revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela. Para Briceño (1994),
la teoría Marciana es la Praxis Social científicamente pensada. Esta praxis
está en movimiento.
Uno de los puntos de referencia teóricos fundamentales de
la geografía crítica fue el marxismo. Pero es evidente que no se puede hablar
simplemente de marxismo en Geografía, sino que es preciso tener en cuenta las
distintas interpretaciones del pensamiento de Marx que se encuentran en
ciencias sociales. Para Gómez (2007):
Desde una perspectiva específicamente
geográfica, el debate sobre el espacio, junto con los problemas de la escala y
la concepción de la naturaleza, son los tres grandes temas que plantea la
Geografía marxista. Estos temas se prolongan como los debate fundamentales de
los enfoques geográficos postmarxistas y posestructuralistas propios de la
década de 1990, ya sean realistas, posmodernistas o críticos,
en relación con los cuales -en un proceso de interacción con ellos-, muchos de
los anteriores geógrafos marxistas han resituado su trabajo actual. (p. 260)
Es significativo que la obra clásica del filósofo
marxista francés Henry Lefreve, La production de l'éspace (1974), fuera
traducida al inglés en 1991 y que desde entonces se haya explicitado más
claramente su influencia en los esfuerzos actuales por desarrollar una teoría
social en la que el concepto de espacio desempeñe un papel central, en la línea
de lo que tan explícitamente señalaba Lefbvre: "actualmente una ciencia de
la sociedad es necesariamente una ciencia del espacio". (Citado en Gómez,
2007).
La posición de la
Geografía marxista frente al espacio se debate entre la ausencia de
tratamiento de esta noción por parte de Marx (citado en Gómez, 2007) y
el énfasis en la crítica del llamado fetichismo espacial de la Geografía
neopositivista, por una parte, y la conciencia de la necesidad de incorporar su
consideración como seña de identidad básica de la perspectiva geográfica en
ciencias sociales, por otra. La caída del muro de Berlín (noviembre 1989) y el
posterior desmembramiento de la Unión Soviética (diciembre 1991) marcó el
principio del fin de una etapa histórica, pero no puede sostenerse de forma
demagógica que la expiración del socialismo real equivale al ocaso del
pensamiento marxista.
La planificación
económica de la ex Unión Soviética, por ejemplo, extendida a las repúblicas
populares, estaba concebida –refiere Benko (1970)- de acuerdo con los
principios políticos, sin fundamentos sustentables ya que -se ha admitido-, o éstos se anteponían a las preocupaciones de
optimización económica, o -solución más cómoda- que coincidían con ellas. Por
lo tanto, errores de consideración se han cometido, desperdicios importantes se
oponían a que el aparato colectivista aprovechara todas sus ventajas. (p. 16).
208
En
relación al caso venezolano, hay que decirlo, el marxismo que se predica es
jacobino, no un marxismo científico. Si así fuese, no se estaría enfatizando la
ampliación de los puertos para atiborrarnos de más importaciones como en efecto
lo hacen, incluida ahora hasta de alimentos que antes producíamos.
Es justo destacar que en
el seno de las últimas corrientes geográficas que han aparecido, asumen la
misma como una ciencia social, que tiene por objeto de estudio el espacio
geográfico desde la concepción humanista, lo cual da pie a un resurgimiento muy
interesante entre el marxismo y esta vertiente fenomenológica de la Geografía
Humana. Incluso algunos geógrafos de izquierda, como el español D. Ley o M.
Quaini (citados por Segrelles, 1999), mantienen viva la esperanza de que un
progreso teórico de la Geografía humanista pueda llevar al redescubrimiento de
un nuevo materialismo histórico que ha sido denominado “humanismo marxiano”.
En
este sentido, la utilidad del análisis marxista para explicar un mundo que
cambia de manera draconiana arrastrado por el motor de la globalización
comercial debería quedar fuera de toda duda, pues aparte de su reconocida
validez interpretativa de las sociedades capitalistas, qué duda cabe que estas
tendencias mundiales influirán –y de hecho así es- en la transformación
acelerada de los espacios mediante la intensificación de las relaciones
socioproductivas existentes y el nacimiento de otras alternativas de nuevo cuño
(i. e., los TLC).
Por lo que se refiere a la crítica del fetichismo
espacial de la Geografía cuantitativa, existe un acuerdo generalizado
entre los geógrafos marxistas de que en la Geografía cuantitativa las
relaciones entre grupos o clases sociales se presentan como relaciones entre
áreas, ocultando las divisiones sociales dentro de cada una de ellas.
Los marxistas critican que las conceptualizaciones geométricas abstractas de la
forma espacial se oponen al contenido social del espacio,
obscureciéndolo al negar las relaciones dialécticas entre contenido y forma.
209
Con ello se trataba de rebatir la existencia autónoma de
hechos, procesos, estructuras y relaciones espaciales, objeto de una ciencia
espacial que pretendía descubrir la "coherencia interna en las estructuras
espaciales" sin comprender la necesidad de buscar la explicación de tales
estructuras en los fundamentos materiales y sociales.
Por contra, lo que la corriente marxista persigue es
construir una teoría social del espacio en tanto que expresión de la estructura
social. Esto equivale a estudiar la producción del espacio por los
elementos de los sistemas económico, político e ideológico, así como por sus
combinaciones y por las prácticas sociales que de ellos se derivan. Pero en la
perspectiva marxista estructuralista dominante, la determinación económica
(insuficientemente amortiguada por el principio de la autonomía relativa de los
niveles político-institucional e ideológico y por la noción de estructura
articulada en niveles dominantes o determinantes) amenaza con
anular y absorber a la Geografía, al igual que había ocurrido con la llanura
isotrópica de los positivistas.
Éstos son algunos de los problemas que provocaron el
rechazo de la epistemología marxista de raíz estructuralista por parte del
grupo de geógrafos franceses vinculados a la revista Hérodote. En
opinión de Ives Lacoste, en concreto, las características propias del espacio,
su organización, funcionamiento y morfología quedan en el enfoque marxista
reductoramente subsumidas en una argumentación que remite a estructuras
económicas y sociales y a reflexiones de economía política o de la historia
(citados en Gómez, 2007: 86).
210
Frente a ello, este autor propone una teoría de la
espacialidad diferencial que permita explicar la diferenciación espacial de
la crisis global (destrucción de la biosfera, degradación de las
potencialidades alimenticias, explosión demográfica, extensión de las
aglomeraciones urbanas, acentuación dramática de las desigualdades sociales).
Enfrentándose al mismo problema,
otros geógrafos marxistas, por lo general inspirándose en Henry Lefebvre, han
tratado de situar la noción de producción social del espacio en
el campo concreto de la Geografía, considerando que éste no es simplemente el
escenario neutro en el que tienen lugar los conflictos de clase, sino que las
estructuras sociales ni tienen existencia real ni se pueden entender sin
estructuras espaciales, y viceversa.
Esto mismo ha llevado a Milton
Santos a rebautizar el concepto marxista de formación social como
formación social y espacial siendo una estructura social como las demás
instancias de la sociedad. Sirva como muestra de ello las siguientes
conclusiones de Santos: "dispone también de un cierto número de
características particulares que le hacen algo diferente (relativamente
autónomo) del conjunto de las instancias sociales". Frente a la
inercia de los procesos territoriales (en urbanismo, agricultura, turismo) es
necesaria una ordenación del territorio de acuerdo con los principios de
sostenibilidad (precaución, minimización del consumo de recursos y
participación pública) (citado en Del
Moral, s/f y 2009), y esto sólo puede llevarse a cabo desde la acción
consciente de una Geografía social y radical para abordar las nuevas tareas.
El interés de este debate es que está muy lejos de haber sido superado,
y constituye uno de los temas centrales de la Geografía actual.
211
PASAR A: TERCERA PARTE
LA CRISIS DEL ESTADO CAPITALISTA DEPENDIENTE Y EL
SURGIMIENTO DEL CAPITALISMO DE ESTADO
[xxi] El conuco es
una agricultura migratoria, basada en la roza y la quema y en la utilización
del palo de cavar (chícura o coa). (Chaves, 1998: 14).
[xxiv] Hoy día, aún continúa de esta manera, a pesar de
que se hable de globalización, con la diferencia de que ahora hay nuevos países
incorporados a la exportación de capital como China, por ejemplo; y también
nuevos países importadores de beneficios como las ex naciones de la antigua
URSS. Sin embargo, los países periféricos continúan suministrando las materias
primas del sector primario de la economía e importando los productos acabados
del sector secundario, ya que la llamada sustitución de importaciones fue sólo
parcial y no se dio la necesaria transferencia de tecnología. En esencia,
siguen siendo neocolonias actualmente incorporadas al mercado global gobernado
por los países de los bloques económicos centrales.
[xxv] Las definiciones fueron obtenidas de la página web
en línea: http://www.significados.com/
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