El «monetarismo» desde el enfoque de la Geografía radical y del proceso de Diferenciación espacial.
El
«monetarismo» desde el enfoque de la Geografía radical y del proceso de diferenciación
espacial. Caso: La política monetarista de la
Revolución Bolivariana y el bloqueo financiero.
Revolución Bolivariana y el bloqueo financiero.
Eudes A Zambrano A[1]
Resumen
Durante los
últimos años del Gobierno Bolivariano se han aplicado dos paquetes del llamado
«monetarismo» en Venezuela, en unas condiciones de crisis económica
capitalista. ¿Acaso esto generará resultados diferentes de los producidos en
los campos de ensayos del monetarismo: EE.UU., Alemania, Francia, etc.? Porque,
en realidad, la República Bolivariana de Venezuela (RBV) sigue siendo un Estado
dependiente del capitalismo internacional, a pesar de su tendencia socialista,
aunque no sin visos de capitalismo de Estado. En este artículo se analiza,
desde la perspectiva geográfica marxista de la percepción dialéctica, la
metamorfosis territorial venezolana, encarnada en todo aquello que ha sido
colocado al servicio del capitalismo en la Venezuela cuartorepublicana, y cómo
ahora, de una geografía luminosa, se torna envejecida y obsoleta (geografía
letárgica), al abandonar lugares ocupados actualmente por el estatismo y lo
comunal. Para ello, se parte de una descripción del monetarismo tal como se
aplica en el contexto político-económico tradicional, basada en la utilización
de métodos diversificados y experimentados de la economía y la geografía
clásica, como de caracterización cuantitativa o nueva Geografía, para pasar a
explicar, desde la Geografía radical, apoyado en la teoría de la diferenciación
espacial, cómo se expresa en las localidades y regiones del país, y dar
conclusiones y sugerencias alternativas del accionar revolucionario y
permanente, conscientes de nuestras capacidades y competencias del espacio
venezolano y de su gente.
Introducción
La Geografía teorética-cuantitativa o Nueva Geografía nos
tiene acostumbrados a escapar de la realidad transformadora de la superficie
terrestre a costa de datos, modelos, imágenes y gráficos, trastocando el
empirismo ligado a la observación directa por una experiencia más abstracta,
anclada en la revolución cuantitativa. Esta superación de la realidad la
consigue a través de artificios como datos filtrados por la estadística, el
diseño, las encuestas, indicadores sociales y la recopilación de información,
tanto científico-técnica como mediática -incluido videos, imágenes satelitales
y la confección de mapas temáticos no sólo del espacio geográfico, sino también
del virtual o ciberespacio-, para ser usada en la interpretación, diagnóstico e
intervención de la realidad geográfica a partir del ordenamiento territorial y
de los recursos del espacio natural y social.
El espacio geográfico, al igual que el tiempo histórico, es un
producto social, y encuentra en la naturaleza recursos y materias primas de
carácter polivalente, porque es material y formal; son productos que se
consumen y es medio de producción; mientras que, espacio y tempo no pueden
producirse: es dimensión de hechos y procesos que ocurren en el mundo material,
sean naturales o sociales. Esta concepción facilitó comprender la
imposibilidad de aislar el espacio como si fuera un objeto más de la realidad
material, por cuanto es una cualidad permanente de la misma.
En consecuencia, el espacio en términos genéricos y bajo las
consideraciones señaladas, en opinión de autores reseñados por Elías Méndez
(2006: 25), no parece ser el objeto de estudio de la geografía, porque en este
caso tendría que asumir el conocimiento de una cualidad que es propia de la
física: “Al considerar el espacio como creación de la sociedad, que se sirve de
él, lo interviene y lo configura, y al incluir los conceptos de localización,
distancia, movilidad y organización espacial, surge la noción de espacio
geográfico” (p.26), que viene a constituir el centro de atención de la
geografía como ciencia del espacio.
Es evidente, entonces, que el capital, en sus vertientes
productiva y financiera, además de crear y transformar los espacios, configura
y articula su propio espacio impulsado por su propia dinámica interna. Pero los
vehículos de esas modernizaciones, la división del trabajo, tanto en el plano
internacional como local, engendra especializaciones funcionales y
socialización estructural de la sociedad que, según Gómez (2007), cadenciadas
por las verticalidades y las horizontalidades, es decir por las nuevas y
antiguas organizaciones del espacio, pergeñan una tensión que, amén de deshacer
y rehacer innecesariamente las formas y contenidos territoriales, permite
descubrir la riqueza de los conceptos de «geografía luminosa» y de «geografía
letárgica» u opaca, regiones del mandar y regiones del hacer.
La máxima expresión de la globalización capitalista en curso,
señalada por castellanos (2004; citado en Saavedra, 2008: 12), consiste en
acumular sin producir nada, especulando simplemente (inversión parasitaria)
sobre la salud económica de sectores y países, y denota la preferencia a la
especulación financiera sobre la producción real o social, cuya tendencia se
manifiesta en los flujos comerciales de grandes regiones o áreas regionales
macroeconómicas conformadas por tratados de libre comercio (TLC), también
llamadas AFTA (Áreas de Libre Comercio o Acuerdo de Asociación de Libre
Comercio: Agreement Free
Trade Association, por sus
siglas en inglés), consideradas bloques regionales o comunidades económicas. (Zambrano, 2004).
La teoría manejada en torno a la evolución de dichas inversiones
especulativas refiere la existencia de cinco fases en el ciclo: desplazamiento
de capitales, boom, euforia, recogida de capitales y pánico. Esta última fase
se presenta cuando se genera inestabilidad económica, actos terroristas y
sensacionalismo mediático, produciendo crisis financiera y fuga de capital,
como ventas de acciones en las bolsas de valores, en una palabra “crack
financiero”; y también especulación con inversiones oportunistas o de “Smart
money” (dinero rápido).
Más allá del hecho de que sea inadmisible programar la
argumentación científica centrada sólo en el conocimiento dialéctico marxista
sobre cuestiones meramente «imperialistas» que se dan en las intervenciones de
las economías nacionales y locales, o en las componendas geopolíticas de la
economía mundial, nos proponemos con esta investigación revelar la metamorfosis
de la producción social desde la percepción geográfica radical, es decir desde
la génesis reproductiva marxiana relativa al funcionamiento monetarista de la
política económica implementada en la República Bolivariana de Venezuela.
Con todo, se trata, más que
de una regulación basada en el «monetarismo» para cubrir déficit emitiendo
dinero inorgánico o bolívares en nuevos billetes (conos monetarios y
reconversión monetarista) como terapia de shock, asumida de hecho por el
Ejecutivo nacional, cuyas órdenes se sitúan fuera del contexto clásico
capitalista en virtud de que no se trata del control inflacionario tradicional,
respondiendo más bien a la terapia"paliativa” por la hiperestanflación
(inflación con estancamiento) inducida por EE UU y sus aliados como
consecuencia del bloqueo económico o economía de guerra no convencional de la
que está siendo víctima Venezuela.
Esta práctica deja de lado, por supuesto, el camino alternativo
al capitalismo salvaje, dando lugar a un exiguo margen para la implementación
del socialismo que no sean las medidas impuestas por el poder puro, desde
arriba, basado en viejas estructuras marxianas como el «colectivismo»,
«estatización», «expropiación», entre otras prácticas intervencionistas del
llamado “socialismo real”, y ataduras que impiden la “revolución permanente” o
desde abajo, desde las bases populares, al promover todo lo contrario: un
populismo estatista que mantiene una intermediación política como facilitadora
del proceso 'revolucionario'.
Antecedentes de la crisis actual
En su desenvolvimiento holístico el estudio de la política
financiera venezolana ha sufrido grandes oscilaciones. Mientras en la época de
la Venezuela cafetalera se consideró que lo financiero era parte de la política
económica denominada “mercantilismo”, que aparece ante la necesidad de
considerar los estados modernos por medio de sus explotaciones nacionales –en
el caso de los países coloniales, el Estado capitalista lograba su ganancia
gracias a las posesiones de ultramar, o sea, a sus colonias-, de los cuales
extraían las ganancias gracias al comercio internacional, el atesoramiento de
metales preciosos y a la renta de la plusvalía del mercado negro o de
esclavos.
En la época petrolera, lo
financiero se convirtió en parte de la actividad económica. Pero no buscaremos
en el pasado contemporáneo del rentismo petrolero tales antecedentes de la
política financiera del Estado venezolano, ni en la llamada República
Bolivariana de Venezuela, porque estos son ya harto conocidos (ver, por
ejemplo, “Venezuela, política y petróleo”, de Rómulo Betancourt, para la
primera etapa, donde se conjuga pensamiento y política en un accionar real de
la historia de Venezuela; y El Patriota Místico, de Eudes Zambrano,
para lo que va de la llamada V República, donde se conjuga el análisis del
pensamiento discursivo del líder de la revolución bolivariana (RB) con el
accionar real de la política megalómana del “por ahora”), aunque si apelaremos
a algunos factores enquistados en la Venezuela actual. Por lo tanto, sólo se
hará referencia, por ahora, a los paquetes macroeconómicos de intentos de
reformas estructurales neoliberales.
El primero de los paquetes monetaristas del actual gobierno
obedeció a la escasez de dinero en efectivo producto de una avanzada
centro-periférica de crack financiero contra la RBV, promovida por EE UU, con
centro en Miami y orbitando en la ciudad de Cúcuta, a través de la complicidad
del gobierno colombiano con la manipulación del llamado Dólar Today. Para
afrontar dicha crisis, el gobierno bolivariano (GB) creo un nuevo cono
monetario, ampliando o reconvirtiendo el valor de la moneda impresa hasta 100
mil bolívares en su equivalente por un Bolívar Fuerte (Bs F). Esto sucedió a
raíz de la casi “desaparición” (ya que realmente, se estaba sacando para la
ciudad fronteriza colombiana, donde se pagaba su valor hasta tres veces más en
las casa de cambio) de la circulación pública nacional del billete de mayor
denominación para ese momento: el de BsF 100. (véase Figura 1, a continuación).
El resultado, desde el mismo momento en que el presidente Maduro
anuncia la recogida (diciembre 2016) de dicho billete para parar la “fuga” del
mismo al vecino país –dando un plazo de tres días para ello- y su sustitución
por un nuevo cono monetario con nuevos billetes de BsF (desde BsF 500 hasta 100
mil), con la entrada en circulación de billetes de 1.000, 5 mil, 10 mil y 20
mil BsF, respectivamente, fue de nuevo la “abundancia” del mismo (mantenido a
través de Decretos presidenciales) en las calles venezolanas y de intercambio
económico del mercado comercial nacional, reflejado en la abundancia de la
oferta de mercancías a través de la oferta-demanda, y en el valor de la misma
en el mercado cambiario venezolano, aunque de hecho totalmente devaluado.
Otro resultado fue el de la breve paralización de la
especulación, hasta que ya en 2017, sobre todo a partir de la segunda mitad, la
inflación se disparó vertiginosamente, la escasez de efectivo volvió a golpear
la economía nacional y la especulación siguió gobernado la dinámica económica
del mercado cotidiano venezolano, sobre todo la del “mercado negro” con la fuga
hacia la frontera colombiana de los nuevos billetes. Y esto sucedía en las
propias narices de los venezolanos, en las afueras de los bancos nacionales
donde los pensionados eran abordados por negociadores o “bachacos financieros”
que le ofrecían el doble del valor monetario por cada billete de BsF 100 mil,
al instante, es decir, con transferencias en vivo y directo, o bien pagaban en
efectivo en pesos colombianos.
En vista de la nueva escasez de efectivo, por el hecho de que se
fugaba –y se sigue produciendo, aunque ya no comprado como antes por los
bachaqueros especulativos de los financistas colombianos en virtud de la mala
calidad del papel impreso- al mercado colombiano, el billete de BsF 100 comenzó
de nuevo a liderar las transacciones del mercado común venezolano o cotidiano,
es decir, del quehacer de la economía informal. Por ello, fue siendo aplazada
su recogida, dando dilación en la prórroga de su vigencia, a través de decretos
presidenciales, llegando a ser conocido popularmente como el “Duro de matar”.
Aún hoy día, después de una nueva reconversión monetaria que le eliminó, al
principio, tres ceros a la moneda del Bolívar Fuerte (BsF), para introducir no
sólo una nueva moneda, el Bolívar Soberano BsS), tuvo que, cuando iba a entrar
en circulación, anunciar que le quitaba otros dos ceros más, llegando la eliminación
de ceros a 5 dígitos (100 mil BsF equivalen a 1 BsS) -en vista de que la
hiperespeculación o inflación inducida se había ya tragado los tres ceros
anunciados al principio-, y también un nuevo cono monetario (septiembre 2018),
aunque ya de por sí, igualmente devaluado.
Se hace necesario recalcar que el billete de BsF 100 era el de
mayor denominación cuando Chávez, el 1 de enero de 2008, aplicó una
reconversión monetaria que estableció el Bolívar Fuerte (durante 3 años
coexistieron ambos conos monetarios, después que, mediante un Decreto Ley del 6
de marzo de 2007, en el marco de una Ley Habilitante, el Presidente Chávez
ordenó la reconversión monetaria consistente en la eliminación de tres
ceros a la moneda). Se trató de un proceso que duró nueve meses, en una acción
de política económica que adoptó el Gobierno Central, ejecutó el Banco Central
de Venezuela (BCV) y culminó el 31 de diciembre de 2007, con la implantación de
una nueva familia de billetes y monedas. Chávez creo la reconversión monetaria
a objeto de revaluar nuestra moneda, en un contexto de relativa “abundancia”
revolucionaria. Sin embargo, él mismo lo devaluó poco después, cuando introdujo
un nuevo cambio de la moneda nacional frente al dólar, a objeto de “sincerar”
nuestra economía frente a la especulación que ya se dejaba sentir.
El primer objetivo fue ambicioso, y se enunció así: “El primer
objetivo es estratégico, reducir la inflación a un dígito anual, hablando de un
nuevo bolívar que mantenga intrínseco su valor y restablezca el valor
fiduciario del dinero”. En concreto se habló de alcanzar un 3% de inflación
anual.
En este sentido, un cierto crecimiento económico llevó al líder
de la RB a seguir implementando lo que, según creía él, fortalecería aún más
nuestro descalabrado país -pues no hay que olvidar que había recibido de manos
de Caldera, un país quebrado por todos lados-, y que se basaba en el efecto
“Misión”, centradas en rescatar el mito bolivariano (Misión Robinsón, Misión
Sucre, Misión Piar, etc.) y, por supuesto, la “misión” monetarista buscaba
recuperar la moneda devaluada de nuestro principal signo monetario, aunque sin
activar la productividad, pues Venezuela más bien aumentó sus importaciones
(ampliando incluso los puertos para recibir más mercancías) y, con ello, su
dependencia: un craso error que nos saldría –y aún lo estamos pagando- caro. En
efecto, la crisis puntofijista había hecho agua desde el Caracazo (1990), y se
había intentado introducir no uno, sino dos paquetes estructurales de reformas
macroeconómicas: uno durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, y el
otro durante el mismo gobierno de Caldera. Ahora se pretende que vuelva el
Estado venezolano a transitar ese escabroso camino del pasado macroreformista
de la mano de los organismos financieros multinacionales del cual nos sacó
Chávez, ya que esto es lo que ofrecen en realidad con la “Operación libertad”
que lideresa, junto a EE UU y el cartel de Lima, la Oposición política
venezolana de llegar a tomar el poder de nuevo: aplicar los paquetes de rescate
económicos auspiciados por el FMI y BM.
Haciendo un poco de historia, se debe hablar del hecho de que
Chávez hizo, a través de sus viajes al Medio Oriente (Irak, Libia e Irán),
llegando hasta Asia para reunirse con países no OPEP (Rusia) y otros países
miembro de la OPEP, volver a repuntar los precios del petróleo a principios de
su gobierno, cuyos precios del crudo, desde la década de los 90, oscilaban entre
los 10 y los 25 dólares por barril, cayendo en términos reales la mayoría de
los años. La invasión de Irak liderada por EE UU temporariamente saca del
mercado 2,5 millones de bpd y eleva el perfil de riesgo de Oriente Medio, hogar
de las mayores reservas mundiales de petróleo.
La demanda de crudo se incrementa debido a que las economías
occidentales ingresan en una década de prosperidad creciente y el crecimiento
se dispara en economías emergentes como China, India, Rusia y Brasil. Si bien
la demanda en la mayoría de las economías desarrolladas aumenta muy lentamente
desde 1997, el consumo en China casi se duplica gracias a años de crecimiento
económico de dos dígitos. En el 2003, China se convierte en el segundo
consumidor mundial de petróleo después de EE UU. Esto llevó a Chávez,
ilusionado por el fenómeno del dragón rojo, a creer que China podría
“sustituir” a EE UU como primer consumidor no sólo del petróleo venezolano,
sino del mercado mundial.
En el primer día de negociación del 2008, el crudo
estadounidense quiebra la barrera de los 100 dólares por primera vez. El récord
del petróleo coincide con el reconocimiento de líderes occidentales de la
verdadera gravedad de la crisis económica que asola al mundo, tras el colapso
del mercado de hipotecas de EE UU (el crack inmobiliario que comenzó en
México). El 15 de julio de 2008, comienza una corriente vendedora luego de
comentarios del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, que apuntan a
una caída significativa de la demanda de EE UU, el mayor consumidor mundial de
petróleo. Para mediados de septiembre, los precios se ubican por debajo de los
100 dólares y continúan cayendo. Sin embargo, la cesta venezolana traspasa la
barrera de los $100 bpd en 2011. (Véase CRONOLOGIA-Medio siglo de
volatilidad del precio petróleo).
El objetivo principal fue ambicioso, por lo que se enunció como
estratégico: reducir la inflación a un dígito anual, hablando de un nuevo
bolívar que mantenga intrínseco su valor y restablezca el valor fiduciario del
dinero. En concreto se buscaba de alcanzar un 3% de inflación anual. Para el
economista, profesor jubilado de la UCV y diputado de la AN, José Guerra
(2018):
…la política
macroeconómica seguida con la reconversión monetaria claramente tenía una
inconsistencia, derivada del hecho que se procuraba anclar la economía con un
tipo de cambio fijo en medio de un sistema de control de cambio, mientras que
las políticas fiscal y monetaria seguían un curso claramente expansivo, lo que
fue alimentando un proceso inflacionario persistente.
Resultaba, por tanto, imposible, a
juicio del autor citado, alcanzar niveles de inflación en el entorno de
un dígito, como se propuso la reconversión, con un déficit fiscal recurrente y
creciente. Para Guerra (2018), la respuesta del BCV fue tardía y contraproducente,
pues consistió en seguir emitiendo más de los mismos billetes cuando ha debido
plantearse -al menos desde 2012- la necesidad de emitir billetes de mayor
denominación (los cuales estaban previstos desde 2007), en virtud de la
acelerada pérdida de valor de los billetes, como consecuencia de la inflación,
y que se tradujo en la necesidad de imprimir una cantidad inédita de piezas,
con un costo enorme. Nosotros aunamos a esta observación que se debió, ante
todo, haber puesto a producir la economía nacional, desarrollando primero parte
de sus fuerzas productivas (la agricultura, por ejemplo), antes de crear una
reconversión monetaria ilusionista, ya que se alegaba la Venezuela potencia
hacia la que nos encaminábamos –como se sigue haciendo actualmente, pero con
más de lo mismo, como relanzar las misiones, además de nuevas reconversiones o
políticas monetaristas como la de la criptomoneda del Petro.
En cadena de radio y TV el presidente
Nicolás Maduro anunció el 22 de marzo de 2018, una nueva reconversión
monetaria, similar a la realizada en 2007, al eliminar tres ceros adicionales
al cono monetario, anunciando que el nuevo grupo de monedas y billetes entraría
en circulación el 4 de junio de 2018. Otro grave error, puesto que la inflación
se desató de manera incontenible en un país que no tiene capacidad
administrativa de contraloría social, aunque existen las leyes para ello. El
decreto que le da soporte jurídico fue publicado en la Gaceta Oficial No 41.336
del 22 de marzo de 2018 (Guerra, 2018).
Preciso es rememorar que los argumentos
desde el poder Ejecutivo para implementar la política monetarista, vigente
desde 2008 con la primera reconversión, en tantos y diversos sectores
económicos fueron, entre otros elementos, la reducción del cono monetario, simplificar
el manejo de cantidades y facilitar los procedimientos contables y de registro
de cifras del sistema financiero, de empresas públicas y privadas, disminuyendo
los gastos operativos en términos de tiempo y recursos, la promoción del
desarrollo, la estabilidad laboral, la seguridad ciudadana del consumidor
y la soberanía del país, al igual que el estímulo a la producción económica
nacional.
No obstante, los hallazgos descritos en
este informe, que hablan de resultados de investigaciones previas vinculadas a
las políticas neoliberales (Guerra, 2018) y que demuestran el fracaso en
el logro de los objetivos propuestos, ponen en entredicho la irracionalidad de
continuar con tales desmanes administrativos del gobierno central. Ahora,
veamos a continuación si ha sido realmente un total fracaso dicha política a la
luz de las interpretaciones marxistas y de la realidad imperante en la economía
de la República Bolivariana de Venezuela.
En principio, revisemos los alegatos
neoliberales al respecto. Un problema bastante grave es el relacionado con los
costos de emisión de los billetes. La planta de la casa de la Moneda de
Venezuela tiene una capacidad de producción muy inferior a lo que se requiere
para sustituir completamente los billetes y los que se imprimen allí se hace
con materia prima totalmente importada. Por tanto, el escenario previsto e
insostenible de esta política monetarista es aquel donde el BCV tenga que
importar masivamente billetes, pues de seguir la hiperinflación habrá que
seguir emitiendo billetes de mayor denominación o hacer una nueva reconversión
monetaria.
Otro rasgo problemático ha sido la
sujeción de las políticas monetaristas a los intereses del oficialismo –que es
lo mismo que decir a los intereses del PSUV-, manifestada en la necesidad de
mantenerse en el poder a como dé lugar, pese al daño que sus políticas
reformistas están contribuyendo al país, ya que no va a la raíz del problema y
que no es otra que la improductividad del país –puesta de manifiesto en la
reciente divulgación del informe del BCV (31 de mayo de 2019) que confirma la
difusión de la información de los índices de inflación, datos estos que no se publicaban
desde hace tres años, en medio de una hiperinflación descontrolada, aunada al bloqueo
económico o sofocación del régimen con la economía de guerra no convencional
aplicada por EE UU. Naturalmente, traído a colación por Martorato (2019), los voceros
mediáticos económicos vinculados con grupos pertenecientes a sectores de la
oposición en el país y conglomerados comunicacionales nacionales e
internacionales de los medios hegemónicos, hicieron fiesta, además de manipular
dicha información, al tratar de justificar que la actual situación económica en
el país es previa a "las sanciones" impuestas en contra de Venezuela.
Porque, en definitiva, el crecimiento
desmesurado de sus nóminas burocráticas, como parte de una política clientelar
y de protección de los activistas de los partidos políticos (el llamado “Polo
Patriótico”) y de movimientos colectivos que defienden a capa y espada la RB,
está agotando los pocos recursos que se invierten en la acción social del
estado revolucionario, dejando desfavorecida a la población más vulnerable,
puesto que los famosos Clap o bolsas de alimentos (que en su mayoría es lo que
reciben, es decir, no son las cajas de antes), por ejemplo, llegan cada tres
meses, y las medicinas ni hablar, viviendo sólo de míseros bonos oficialistas
recibidos a través del Carnet de la Patria, y la escasa ayuda internacional
como las que permite el gobierno a través de la Cruz Roja Internacional o de
China y Rusia.
Otro aspecto negativo es la alteración
del modelo social de mercado previsto en la Constitución venezolana de 1999, en
el que la libre iniciativa privada y los poderes públicos deben actuar
complementándose, con garantías de los derechos económicos y las prerrogativas
del sector público para actuar como promotor-regulador.
A la política monetarista había apelado
Chávez como un mecanismo de revalorización de nuestro principal ícono
circulante del Libertador: el Bolívar. Esto porque el comandante Chávez es el presidente
que mejor ha representado el bolivarianismo en Venezuela, teniendo en cuenta
que hemos tenido sendos gobernantes que apelaron al proyecto bolivariano como
bandera de sus gobiernos (Guzmán Blanco, Cipriano Castro, Medina
Angarita, entre otros insignes caudillos-presidentes militares nacionalistas).
También era una estrategia para “dosificar” la inflación que ya empezaba a
golpear la economía nacional y a “tragarse” las bondades alcanzadas por la RB,
reconocidas desde sus inicios por la misma ONU en las llamadas Metas del
Milenio, porque Venezuela había logrado reducir el hambre en los más pobres con
su política de Seguridad alimentaria (reconocida por la FAO), activando la
Misión Mercal y los comedores escolares y populares para los más necesitados, así
como conseguir la alfabetización de su población con la Misión Robinson (fueron
dos misiones, Robinson I y II, de escolaridad primaria), con becas para las
personas de edad avanzada que quisieran obtener la educación primaria.
De tales logros, sólo
se continua teniendo éxito en la llamada Gran Misión Vivienda Venezuela,
reconocida por la misma oposición política cuando asumió la presidencia de la
AN el político cuartorpublicano (ocupó puestos ministeriales claves en los
gobiernos de AD desde el mismo Rómulo Betancourt, quien es considerado el padre
de la democracia socialreformista venezolana), la 'momia' Ramos Allúd, quien
alabó dicha misión ante el mismo Nicolás Maduro, invitado especial en el Acto
de instalación de la misma en 2016. Pero poco tiempo después, solicitó a la AN
que precedía, una Ley de Privatización de las viviendas que han recibido, con
títulos de propiedad familiar intransferibles, el pueblo beneficiado por la RB,
buscando hacer negocios con el haber de quienes saldrían –se supone que serían
la mayoría, como hipótesis negada de haberse aprobado dicha Ley por el Ejecutivo
nacional, tal cual sucedió con la Reforma Agrícola de los adecos (partico
Acción Democrática: AD) en los 60, quienes entregaron tierras de la nación con
títulos personales, aunque también lo hicieron con las cooperativas, las cuales
pasaron a engordar las haciendas de los latifundistas- al venderle sus
viviendas al mercado capitalista especulador e irse para las ciudades, donde
hacían ranchos en los alrededores o en los cerros para trabajar en escenarios
urbanos mejor pagados salarialmente en virtud de la pujanza petrolera
venezolana.
Es
de reconocer, entonces, que fue una política efectivista la aplicación chavista
del monetarismo para el momento, ya que sus resultados fueron notables: los
anaqueles de productos, no sólo alimenticios, sino también de electrodomésticos,
mueblerías, farmacéuticos, ferreterías, motocicletas (las Bera Socialista o motos chinas) e incluidos de carros (de hecho se
siguen viendo en las calles de Venezuela, después de 20 años de RB, la
circulación de 4X4 nuevas, cuyo valor menor está por arriba de los 60 mil
dólares), quedaron vacíos en virtud de la eliminación de los tres ceros, pues
la inflación no estaba tan alta, por lo que los productos más caros quedaron a
nivel de miles de bolívares fuerte. Sin embargo, el bloqueo económico ha llevado
a los automovilistas y el transporte en general, a una situación de
estancamiento, llegando a costar hasta un dólar el litro de gasolina en el
mercado negro por la escases de la misma ya que las refinerías no cuentan con
suficientes insumos para refinar y producir el combustible demandado.
La situación antes descrita fue posible
porque los billetes empezaron a circular casi de inmediato y, los que no tenían
tanto capital, como los pensionados, hasta prestaron, o se endeudaron, con tal
de aprovechar la oportunidad. Pero, si hablamos de soberanía, tal cual lo
justificaba el comandante Chávez –y también Maduro, quien de hecho creó en su
conversión monetaria, el Bolívar Soberano (BsS), ahora eliminado lo de
“Soberano” a solicitud del mismo BCV-, esta no surtió el pretendido estatus
buscado, como tampoco se consiguió con las aspiraciones de soberanía
alimentaria pretendida con la nueva Reforma Agraria, aplicada a través de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (2005), a pesar de que si rescató las tierras
que habían caído en manos de los latifundistas adquiridas con compras
notariadas a sus beneficiarios, al igual que las miles de cooperativas
agrícolas (los resultados parciales del Censo Cooperativo 2006 hablan de 70 mil
cooperativas que están operando, de las cuales el 70% de las Asociaciones
Cooperativas están en el sector servicio; mientras el restante porcentaje de
cooperativas arroja un 12% dedicadas al sector agrícola, lo que indica el
insuficiente peso de las mismas para el sector productivo agrario: citado en
Molina, 2009: 115) que fueron creadas con dotación de tierras colectivas y
créditos oficialista, las cuales morían, en su mayoría, antes del parto.
En resumen, a pesar del fracaso de la
Reforma Monetarista venezolana, en virtud de que se podría considerar como
“paños calientes” para el tratamiento de una enfermedad que sólo se cura yendo
a la raíz del problema, es decir, a las causas y no a sus consecuencia, esta
fue efectiva y necesaria en los momentos álgidos en que se han aplicado. Por ello,
puede ser considerado un “punto de giro” en la historia económico-social venezolana,
y veremos, de seguida por qué es así, ya que coloca como prioritario la salud
social, la creación de empleo y la recuperación de una economía que está siendo
extorsionada por los enemigos de la revolución bolivariana, tanto de adentro
–enemigos internos- como desde afuera, particularmente del llamado Grupo de
Lima –al que, en esencia, le queda mejor el dominio de 'Cartel', puesto que
está precedido por Colombia- como del imperio estadounidense y sus aliados.
Nicolás Maduro continuó con esta
estrategia operacional monetarista, consciente de la necesidad de enfrentar una
feroz agresión imperial del monstruo trumpnoniano del Norte, por lo que es
válido preguntarse: ¿qué diferencia hay entre esta política monetarista
oficialista o de la RB y la adoptada por los principales campos de ensayo del
monetarismo internacional? Para ello, revisaremos brevemente la historia del
«monetarismo», la cual, de entrada, hay que destacar que Gran Bretaña y EE UU,
con Tacher y Reagan en su momento, fueron los primeros en implementar una
política de esta naturaleza o «deflacionaria», como la denominaron sus adeptos
o defensores neoliberales para aquel entonces.
Breve reseña del «monetarismo» y su política intervencionista
La política monetarista ha sido implementada no sólo en los
países llamados “desarrollados” sino que igualmente ha sido impuesta con el
aval de estas potencias a ciertos países en los que no se ha configurado del
todo el capitalismo, sobre todo el monopolista o fase superior del capitalismo,
que busca reposicionarse a nivel mundial a través del proceso de globalización,
con el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), las
Bolsas de Valores y las AFTA's como mecanismos de información, financiamiento y
dominación del mercado global, ahora manejado de forma corporativa por la OMC
(Organización Mundial de Comercio), establecida en 1995.
Aunque no forma parte del sistema de las Naciones Unidas (ONU),
y tampoco de los organismos de Bretton Woods como el Banco Mundial o el FMI, el
papel de estos organismos corporativo como la OMC, es determinante para la
facilitación del comercio a los productores de bienes y servicios, los
exportadores y los importadores para llevar adelante sus actividades, por lo
que el sistema multilateral impone el objetivo de la liberalización general del
comercio (ante todo por la reducción de aranceles de aduana, subvenciones y
otras medidas de "distorsión del comercio") en todos los sectores que
interesan a los países desarrollados, exceptuando del régimen a los sectores en
que esos países querían mantener sus medidas proteccionistas (la agricultura y
los textiles). Por lo tanto, a pesar de que es la única organización
internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los
países, según el economista Ha-Joon Chang, la OMC, "aparentemente
democrática”, está en realidad dirigida por una oligarquía de países ricos
(Wikipedia, 2019). Lo mismo podríamos decir de los otros entes corporativos
traídos a colación, como lo mass media o TIC, cuyo objetivo
fundamental de los mismos, es el de instruir, comunicar y distraer a los
espectadores que tienen acceso a estos, pero que igualmente influyen en ellos
ideológicamente a través de la publicidad o de la información de los medios de
comunicación que manipulan como intermediadores o mediadores, de acuerdo a sus
intereses que, tal cual se sabe, no son los del público en general.
Desde mediados de los años 50 del pasado siglo, una serie de
países llamados ahora en “vías de desarrollo”, con regímenes políticos muy
distintos, se vieron obligados o impelidos, a instancias del FMI (Fondo
Monetario Internacional) y el BM (Banco Mundial), a hacer uso del «monetarismo»
como condición para poder recibir ayuda financiera con el fin de cubrir el
déficit de la balanza de pagos, a objeto de que estabilizaran primero la
inflación. Algo así está sucediendo desde los 90 hasta lo que va del presente
siglo, cuando se empezó a aplicar los paquetes de macroreformas estructurales
del FMI-BM en la región y en la cuna del mismo mundo occidental (Grecia, por
ejemplo), para poder recibir ayuda financiera, la cual no es más que una receta
«monetarista».
El ejemplo más palpable en
Latinoamérica lo constituye Chile, donde, después del derrocamiento de Allende,
la dictadura fascista de Pinochet comenzó, bajo la tutela de las corporaciones
monetarias transnacionales con sede en EE UU, y la supervisión de la
Universidad de Chicago, a aplicar los principios monetaristas en la economía.
En esencia, el «monetarismo», aunque se cubre der ropaje de
teoría económica con base en varias premisas –que veremos más adelante-, aparece
a primera vista como algo paradójica, pues el énfasis puesto en la reducción
del gasto público y de los empréstitos, así como en las limitación del papel
económico del Estado capitalista parece estar en contradicción con la tendencia
a intensificar su intromisión económica en lo material e infraestructuras
(fábricas, tierras, recursos naturales explotados) y mucho más en el control de
factores inmateriales como, por ejemplo, la investigación científica, la alta
tecnología, la publicidad, las finanzas y los medios de comunicación.
La mundialización capitalista o internacionalización del capital
está acelerando con relativa rapidez la integración de los flujos comerciales
que, escapa por completo al control de los Estados-nación, al mismo tiempo que
genera la gradual transformación de sus espacios, cada vez más sometidos a los
dictámenes del mercado. La decisiva influencia de los flujos de capital (flujos
monetarios, financieros e inversiones) como creadores y transformadores del
espacio y de los centros de poder como organizadores del territorio (Sánchez,
citado en Segrellas, 1990: 130) no suele ser objeto de atención general
dentro del enfoque monetarista. Lo que sí les interesa es poner el centro de
atención en reducir la acción social y el papel del Estado intervencionista que
se quiere controlar, a un mero papel de “arbitro” normativo y guardián del
orden interno, mientras deja la administración económica o supervisión en manos
de la banca mundial y la empresa privada.
La teoría actual del monetarismo es muy simple, por lo que se ha
convertido en un método “viciado” (Harris, 1993): el nivel de los precios, los
precios medios de las mercancías están determinados por la cantidad de dinero en circulación. El concepto “masa
monetaria” o “cantidad de dinero” ha ido cambiando con el tiempo: hoy deben
incluirse en ella el papel moneda, el dinero o capital en metálico (oro, etc.)
y distintas clases de depósitos bancarios (bonos, ciptomonedas, etc.). Se
afirma que al aumentar el dinero disponible y los depósitos bancarios aumentan
los precios. Es, por lo tanto, una teoría deflacionaria o para controlar la
inflación, pues según esta hipótesis, en la forma categórica en la que la
plantean los economistas monetaristas o especialistas en finanzas, tal sería la
única causa de la inflación.
El aumento de los costos
representados en las materias primas, el petróleo por ejemplo, no ocasionaría
inflación siempre y cuando el Gobierno no permita un aumento de la oferta de
dinero circulante o capital efectivo (masa de dinero en la disponible al
público). Esta es la receta monetarista liberal para atacar la fiebre producida
por altos niveles de efectivo circulante en la calle.
La teoría cuantitativa monetarista se basa en tres (3) premisas
o elementos interconexos. A saber: a) la pretensión de poner coto a la
inflación mediante el control de la masa monetaria y de la tasa de crecimiento
económico del país en tratamiento, simultáneamente con el establecimiento de
topes para el aumento de la cantidad de dinero disponible y depositado en los bancos;
b) el intento de reducir el gasto público para fines sociales y aquella parte
de los gastos sociales cuya fuente de financiación sean los empréstitos, es
decir reducir el déficit del presupuesto estatal, y, c) la política del laissez-faire (dejar
hacer-pasar), o sea, el estímulo de la competencia con un funcionamiento
“libre” de las fuerzas del mercado de la o “mano invisible” (Harris, 1993:49).
Estas premisas o elementos constitutivos del accionar económico liberal,
conforman el programa, no sólo cuantitativo sino también “cualitativo”,
monetarista, aunque los resultados reales no concuerdan plenamente con sus
postulados proclamados.
Ahora es válido preguntarse, ¿por qué, entonces, Maduro usa el
método del monetarismo para recetar la inestable economía nacional, a sabiendas
de que es una política efectivista de control capitalista y de resultados
contradictorios, además de circunstanciales? Para ello debemos hablar
igualmente de la interpretación marxiana sobre dicha teoría y de cómo las
fuerzas sociales se conjugan, una vez estimuladas, en la jugada del mercado o
funcionamiento transformador de la realidad comercial.
Análisis de la política monetarista de corte socialista
populista
Desde el punto de vista de los patrones culturales que operan a
la hora de participar, creemos que la sociedad venezolana no es tan diversa
como lo es el paisaje nacional. Sostenemos la idea que, en general, en
Venezuela la huella histórica dejada por el caudillismo y el populismo es tan
fuerte en la sociedad que, de modo general, es una sociedad que le cuesta mucho
consolidar organizaciones comunitarias o asociativas de cualquier tipo, que el
tejido social es muy incipiente aún y que existe incluso patrones culturales
inmediatistas que no facilitan que la personas asuman la participación como un
proceso que da resultados sólo en base a la constancia y la acción prolongada
en un tiempo relativamente larga en comparación con los plazos que las
expectativas populares suelen tener que deben obtenerse las metas deseadas. Por
lo tanto, la población venezolana no está capacitada para acompañar el proceso
de control económico y de bachacaje que impera en la cotidianidad del mercado
nacional. Esto es de control social a través de las comunidades organizadas que
deben monitorear diariamente las operaciones de oferta y demanda en las calles
venezolanas.
No parece haber, de entrada,
ninguna diferencia –sobre la base de lo ya discutido- con respecto a los fines
que se persiguen en el ensayo marxiano con respecto a del ámbito liberal especulativo,
relativo a la aplicación de la política «monetarista» como mecanismo de
tratamiento antinflacionario en las economías nacionales. No obstante, en el
fondo, si la hay y a continuación veremos, a nuestro juicio, cómo funciona
dicha aplicación.
En principio, más allá de la “cortina de humo” que,
aparentemente, tendería Maduro para paliar u ocultar, según los economistas
neoliberales, las enormes carencias materiales de escasez en productos básicos
y de efectivo circulante para poder adquirirlos, está el terrible déficit
financiero que enfrenta la economía venezolana, bien por caída en la producción
petrolera, por endeudamiento con sus ahora principales socios comerciales
(China y Rusia), o por el bloqueo económico capitalista promovido por el que era
antes su principal socio comercial, EE UU. Esto obligó al Gobierno
revolucionario bolivariano a aplicar esta estrategia autofinanciara (véase Figura N° 2: El 6 de marzo de 2007 el Poder Ejecutivo de la República, autorizado mediante Ley Habilitante aprobada por la AN, dictó el Decreto Nº 5.229, con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria; reconversión que entró en vigencia el 1 de enero de 2008) que, en
nuestra opinión, le “devuelve la pelota” a la arquería capitalista con centro
en Miami y cancha en Cúcuta, la ciudad del Dólar Today aplicado con el
arbitraje cómplice del gobierno bogotano.
Figura N° 2
Cono Monetario del Bolívar Fuerte
El 1 de enero de 2008 fue aplicada una reconversión monetaria que estableció el Bolívar Fuerte y se podía abreviar con el símbolo “Bs. F”, y durante 3 años coexisitieron ambos conos monetarios.
La bendita devaluación del bolívar que aducen los economistas de
la oposición cuando se crean nuevos conos monetarios o dinero inorgánico, por
lo cual, según ellos, trae más inflación, o se dispara aún más la
hiperinflación, no es tal, ya que cada nueva remesa de papel moneda que entra a
las bóvedas del BCV está respaldada en mercancía, en este caso con el oro
procedente del Arco Minero del Orinoco, donde el Gobierno tiene cientos de
cooperativas auríferas creadas para la explotación de esta actividad. Además,
no hay más inflación porque hay más dinero o efectivo en las calles; hay más
dinero circulante porque la inflación no para, ya que es una hiperinflación
inducida bien por los empresarios locales o por las corporaciones
transnacionales que obedecen los dictados del imperio, aunada a la complicidad
del Gobierno colombiano, a objeto de inducir la devaluación de nuestra moneda cada vez que el Gobierno bolivariano intenta revalorizarla con nuevos paquetes convertibles, con el fin de quebrar la economía "socialista" subsidiada por el Estado social revolucionario.
A continuación, véanse dos imágenes relativas a los conos monetarios bolivarianos desde, la primera (Figura N° 3), el Bolívar Fuerte (100 BF) hasta el Bolívar Soberano (500 BS), y su comparación -en la segunda imagen (Figura N° 4)- en cuanto a la "pretendida" revalorización de nuestra moneda nacional. La primera conversión monetaria (Chávez, 2008), tenía como billete de mayor valor el de BsF 100, llamado "Duro de matar" porque duró hasta el 2018; y la segunda conversión (Maduro, 2018, quien ya había introducido un nuevo cono monetario del BF, donde apreciamos el Billete de 20 mil BF). Antes, el presidente Maduro ya había introducido nuevos billetes de mayor denominación (el de mayor valor convertible era el de BS 500), hasta que, una vez aplicada la conversión del Bolívar Soberano, tuvo que sacar nuevos billetes de mayor valor convertible, hasta BS 50 mil, pasando por el de 10 mil y 20 mil BS, los cuales fue liberando al mercado paulatinamente, en vista de la hiperinflación que continúa haciendo estragos en la economía nacional (ya con el de BS 50.000 -véase Figura N° 5- no se compra actualmente -2019- más que un paquete de harina Pan de un Kg.)
Figura N° 5
El Billete de Mayor Denominación del Bolívar Soberano
A continuación, véanse dos imágenes relativas a los conos monetarios bolivarianos desde, la primera (Figura N° 3), el Bolívar Fuerte (100 BF) hasta el Bolívar Soberano (500 BS), y su comparación -en la segunda imagen (Figura N° 4)- en cuanto a la "pretendida" revalorización de nuestra moneda nacional. La primera conversión monetaria (Chávez, 2008), tenía como billete de mayor valor el de BsF 100, llamado "Duro de matar" porque duró hasta el 2018; y la segunda conversión (Maduro, 2018, quien ya había introducido un nuevo cono monetario del BF, donde apreciamos el Billete de 20 mil BF). Antes, el presidente Maduro ya había introducido nuevos billetes de mayor denominación (el de mayor valor convertible era el de BS 500), hasta que, una vez aplicada la conversión del Bolívar Soberano, tuvo que sacar nuevos billetes de mayor valor convertible, hasta BS 50 mil, pasando por el de 10 mil y 20 mil BS, los cuales fue liberando al mercado paulatinamente, en vista de la hiperinflación que continúa haciendo estragos en la economía nacional (ya con el de BS 50.000 -véase Figura N° 5- no se compra actualmente -2019- más que un paquete de harina Pan de un Kg.)
Figura N° 3
Figura N° 4
Figura N° 5
El Billete de Mayor Denominación del Bolívar Soberano
En Gaceta Oficial (N° 41.496, de fecha Caracas, 25 de julio de 2018): entrada en vigencia del Bolívar Soberano el 20 de agosto. Banco Central de Venezuela (BCV). A partir de febrero de 2019 se le denominó simplemente Bolívar (Bs.)
Y esto lo sabe bien el imperialismo norteamericano, por lo que
ya están bloqueando la principal corporación estatal que administra la
producción nacional de oro: CVG-MINERVEN (Minería Venezolana, una filial de la
Corporación Venezolana de Guayana). Washington sancionó a la minera estatal
MINERVEN por realizar operaciones de oro y que ilícitas, según argumenta,
sostienen al líder socialista, presidente de la República Bolivariana de
Venezuela. A partir del 19 de marzo de este año, las propiedades y todos los
activos de la compañía MINERVEN en EE UU están bloqueados; además los
ciudadanos estadounidenses tienen prohibido comercializar con ellos. Las
sanciones, que se publicaron en el sitio web del Departamento del Tesoro de EE
UU (Departamento del Tesoro sanciona a Minerven, la empresa del oro
venezolano. [Artículo
de Prensa en línea]. Consultado el 15 de abril de 2019 en:https://es.panampost.com/sabrina-martin/2019/03/19/departamento-del-tesoro-sanciona-a-minerven/?cn-reloaded=1), también apuntan al jefe de la compañía minera, la empresa
estatal internacional MINERVEN, encargada de la exploración y explotación del
oro venezolano, Adrián Perdomo, por “operaciones de oro ilícitas…”. Estas
sanciones, bloqueando las acciones en valores de dicha empresa corporativa en
el mercado mundial, buscan anular la actividad comercial internacional de la
renta aurífera que actualmente está siendo aprovechada por el Gobierno
revolucionario como mecanismo para paliar la guerra financiera que ha
implementado EE UU para quebrar la economía venezolana y producir la caída de
Maduro.
Hasta ahora hemos hablado de economía-mundo
financiero, sobre todo por razones de exposición de la política monetarista. Pero
sabemos bien que la economía no solamente está inserta en el sistema-mundo,
sino que funciona de manera imbricada, enmarañada y entrelazada, integrando los
múltiples planos de intensidad social. Sabemos que lo
económico es, más bien, social; pues los entrelazamientos se dan entre todos
los ámbitos de actividades sociales, no solamente relativas a las actividades
económicas. Si se
trata de fuerzas sociales y no de fuerzas económicas o productivas, entonces,
el campo económico funciona en compenetración con los otros campos sociales,
como el de relaciones sociales y formación social que hacen de condición de
posibilidad, por así decirlo, de la propia economía. Por
otra parte, la propia economía no funciona separando (salvo institucionalmente
o desde el puro ámbito del capital) el ámbito urbano del ámbito industrial, del
ámbito financiero, del ámbito comercial; sino que lo hace también de una manera
imbricada y entrelazada, como ya se ha expuesto.
Entonces, podemos hablar, como lo hace Alcoreza (s/f: Más allá de la teoría de sistemas.
[Página Web] consultada el 16-05-2019 en:https://st1.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1560856288?profile=original ), de la densidad
económica, relativa a la complejidad de los entrelazamientos,
imbricaciones, yuxtaposiciones, si se quiere, simbiosis, de los ámbitos de
actividades económicas, separadas teóricamente. Los ámbitos urbanísticos
contienen a los instrumentos, herramientas y maquinarias industriales; así como
los ámbitos industriales contienen los insumos, las materias primas, para que
pueda darse lugar su transformación productiva. Los ámbitos financieros
contienen, de una manera abstracta, las rentabilidades derivadas del urbanismo
y de la industria.
Se trata de una economía-mundo compenetrada y enmarañada. Algo
parecido se da, empero, simétricos a los nichos ecológicos, en los espesores y
planos de intensidad sociales, es decir, en cuanto a su retroalimentación
sistémica. La diferencia estribaría en que los nichos sociales no son
autopoiéticos; no se abastecen a sí mismos. Requieren indispensablemente de los
ciclos vitales ecológicos y de los nichos ecológicos; requieren de
sus nutrientes y formas de energía. Sería como una imitación suspendida
imaginaria e institucionalmente; una simulación en los ámbitos sociales. Algo
así como si fuesen espectáculos de magnitud, asistidos institucionalmente; como
todo espectáculo, requiere sostener sus escenarios. Solo lo puede hacer
recurriendo a las nutrientes y formas de energía de las ecologías planetarias;
además de recurrir al propio cobijo u hogar del planeta; del Oikos.
Aunque sigue siendo una política frágil ya que toda política
económica es relativa y el monetarismo es inestable, sigue siendo necesaria
“por ahora”, a objeto de contener la hiperinflación inducida que diariamente se
traga el salario del trabajador y el pensionado venezolano, o sea la pérdida
del poder adquisitivo que no alcanza ni para cubrir las necesidades básicas
alimentarias, a través del Programa de Recuperación Económica implementado por
el Ejecutivo Nacional.
La acumulación capitalista ha sido la principal causa de las
aberraciones económicas que campean no sólo en Venezuela, sino incluso a nivel
de las relaciones económicas internacionales como la guerra de aranceles que
existe actualmente entre EE UU y China o con la misma UE, ya que genera tendencias
e impactos catastróficos que afectan el bienestar social de los pueblos y
comunidades productoras, además de acelerar el impacto ambiental relativo a la
depredación y explotación de los recursos naturales, haciendo inevitable su
repercusión en la reducción de la rentabilidad del plustrabajo –ésta ahora se
obtiene fundamentalmente del mercado financiero especulativo-, los crack
financieros y la recesión económica.
En cada país se toman las medidas “necesarias” para minimizar
tales impactos, y se construye un orden temporal o de periodización que da
cuenta de un orden espacial, una diferenciación socio-territorial más o menos
durable, que encarna en oposiciones funcionales como la de los Estados y la del
mercado, en lo interno y en lo externo, los cuales veremos a continuación.
Análisis del «monetarismo»
desde la teoría de la diferenciación espacial a la luz de la reorganización
territorial bolivariana.
Que los imaginarios y las narrativas modernas consideren a las
sociedades modernas como sistemas autosuficientes, independientes de lo que
denominan la naturaleza, obedece a una interpretación fenomenológica de las
conjeturas epistémicas de la ciencia moderna. Pero, también es parte de la
conjetura del poder; conjetura actualizada, igualmente, en las condiciones de
la modernidad. Es parte, por tanto, de la ideología moderna. Esta última
conjetura está lejos de sostenerse empíricamente. Esta conjetura obedece a
la concepción de la dominación sobre la naturaleza, y es lo que arrastra a las
sociedades modernas, en la actualidad, a la crisis ecológica, de envergadura
planetaria y de consecuencias irreparables que se podrían considerar ya, en
muchos casos, hasta irreversibles, en cuanto a sus impactos catastróficos
inducidos al sistema planetario.
Visto así, el funcionamiento de la economía-mundo se parece
menos a un funcionamiento sistémico y más un funcionamiento enmarañado de
ciclos sociales, de estructuras e instituciones sociales, de ámbitos imbricados
de actividades económicas. Como si fuera un nicho ecológico,
restringido a los campos sociales humanos. Por eso, lo de nicho social,
incluso mejor, en este caso,nicho económico, parece una figura
apropiada.
En el discurso marxista y también en otros discursos sociológicos y políticos, fuerzas sociales, es, más
bien, metáfora que concepto.Luis Tapia
Mealla (Tapia, L., 2017. Fuerzas sociales.
Autodeterminación. Citado en:http://www.sociedadambiental.net/profiles/blogs/el-concepto-de-fuerzas-sociales?xg_source=activity ). Para el autor
citado, los movimientos
sociales forman parte de las fuerzas sociales. Además, no se
queda en este concepto, sino que lo amplifica y transforma, dando lugar a un concepto de fuerza social producente y múltiple de las formaciones sociales. El autor escribe: Me oriento a pensar la noción de
fuerza social en el siguiente sentido: una fuerza social es un proceso en
el que se despliegan capacidades de producción y reproducción del orden social,
o de reforma y transformación del mismo. A esto habría que añadir que también
hay fuerzas sociales que, en el despliegue de la transformación de la
naturaleza, son fuerzas productivas, un tipo de fuerza social, que generalmente
se despliega bajo una determinada forma, pero con varias facetas que podrían
ser orientadas a la articulación producción de una u otra forma social.
Otro de los atributos de fuerzas
sociales (Ver Crítica de la
economía política generalizada. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/critica-de-la-economia-politica-generalizada/ ) sería el siguiente:
Las fuerzas sociales en tanto productoras y
reproductoras de un orden social generan algo que podríamos llamar, de manera
analógica, un campo de gravedad; es decir, inducen a que la experiencia o el
conjunto de las experiencias y procesos de la vida social tienden a caer en el
horizonte de organización y de producción de sentido de las estructuras
previamente constituidas, o transformar el resultado de nuevos movimientos en
el sentido de incorporarlo en el seno de las mismas.
En este sentido, sigue
siendo objetiva la interpretación, aunque apalancada desde la subjetividad para
ir más allá de dicho ámbito. Por ejemplo, la ley de la propiedad privada tiene
que tener sólo un ámbito de aplicación, el cual no es otro que el
económico-legal, pero en el ámbito social debe obedecer a su concepción de
nicho social, pues no se puede pretender que, en el caso de la Ley de Tierras,
por ejemplo, funcione como si se tratara de un derecho divino, ya que este
derecho le corresponde no al hombre, sino a la tierra.
Si alguien, continuando con el ejemplo dado, es expropiado por
el Estado, no puede pretender seguir siendo el dueño de la tierra como, en
efecto, se quiere volver a retomar para los propietarios expropiados por la
Revolución, mediante la Ley Helms-Burton, puesta en vigor en 1996,
llamada Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, más conocida por
los nombres de sus principales promotores republicanos (un Senador y un
diputado de la Cámara), y que refuerza el embargo estadounidense a Cuba. Tal
pretensión no puede legalmente pasar de ahí, pues dichas tierras son producidas
por los beneficiarios del pueblo cubano desde hace más de 60 años, por lo que
tendrían que reconocer el derecho internacional la indemnización de quienes la
poseen ahora por el tiempo que le dedicaron al usufructo de las mismas.
Los capitalistas judeo-cristianos pudieran alegar, incluso, el
derecho divino, basados, por ejemplo, en la parábola de Jesús, que resalta el
amo o señor que se fue de viaje y le entrego sus pertenencias a sus obreros
para que la trabajasen, es decir, en calidad de administradores. Después de
mucho tiempo, cuando menos lo esperaban, pensando que nunca más regresaría ya
que habían pasado demasiados años, apareció el dueño y señor de las tierras,
exigiendo cuentas. La parábola refiere, finalmente, que sus siervos se
postraron y, algunos, le devolvieron lo que les había dado y sus ganancias,
pero hubo uno –la parábola destaca 3 siervos, pero sabemos bien que es por
cuestión de ahorro de narrativa (y de papiro, por supuesto) que no se traen a
colación todos los trabajadores que tenía en las tierras que poseía al momento
de emprender el viaje- que le devolvió lo que le había dado, quien, por
supuesto, es el último en entregar cuentas y, por lo tanto, era el que había
recibido la menor posesión de bienes (un denario, es lo que trae a colación las
escrituras del evangelio cristiano), a lo cual, termina la parábola, el señor
le mandó a echar en las mazmorras, sólo porque no le produjo dividendos.
Sabemos también que, desde la normativa social actual, esto es
contraproducente, ya que resultaría en un enmarañado proceso de apelación que
nunca terminaría, porque, precisamente, esto se resuelve en el “otro mundo”.
Pero aquí, en nuestro sistema-mundo real o material, o sea en la economía-mundo
capitalista, no parece posible emprender una pretensión de esta naturaleza,
aunque la justicia norteamericana, ahora en manos de los terratenientes y
propietarios corporativos, pues está administrada por los multimillonarios de
la mano de Trump, su familia y allegados, lo está haciendo, aunque se sabe bien
que obedece a una confrontación que se arrastra desde la Guerra fría, de nuevo
traída al tapete por judíos como el “loco a cargo del manicomio” que pusieron
en la última elección presidencial de EE UU.
El 4 de marzo de 2019, el gobierno del presidente Donald Trump
abrió, por primera vez desde 1996, la posibilidad, de acuerdo a la aplicación
de la mencionada Ley, de que se entablaran demandas en las cortes de EE UU
contra las empresas cubanas incluidas en una lista unilateral elaborada por
Departamento de Estado por su supuesta vinculación a las Fuerzas Armadas y el
sector de la seguridad nacional en Cuba. Su posible aplicación contra
empresas de terceros países fue calificada por la cancillería cubana como un
"chantaje al mundo" (Wikipedia, 2019: Ley
Helms-Burton. [Página web]. Consultada el
17 de mayo de 2019 en: https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_Helms-Burton ).
Si se admite que la economía-mundo funciona
como nichos económicos integrados mundialmente, siguiendo a Alcoreza
(s/f), quien lo toma como, al menos, una hipótesis provisional, hay que
remarcar una diferencia crucial entre nichos ecológicos y nichos económicos;
éstos visualizados en un horizonte más amplio, el de los nichos
sociales, y es que, según el autor citado, los nichos económicos no se
reproducen por sí solos; requieren de la participación de los cuerpos humanos,
de las asociaciones, composiciones y combinaciones de estos cuerpos, y para él,
no se estaría hablando de sujetos sociales, puesto que la
diferencia radica en que estos sujetos son un concepto,
definido, más bien en la abstracción sociológica de sujeto; mientras que, desde
la perspectiva ecológica, es indispensable hablar de cuerpos reales, puesto que
son los cuerpos los que forman parte de los ciclos vitales ecológicos, por lo
que tendríamos que referirnos a los cuerpos humanos asociados,
quienes reproducen a sus propias máquinas institucionales; entre
ellas a las máquinas económicas. El sujeto social, como
traía a colación, no es el cuerpo, aunque se sostenga en él, aunque
forme parte de él: “…es constituido por los diagramas de poder y las mallas
institucionales inscritas en el cuerpo. Es modulado en el juego de inducción
del poder y resistencias corporales”. “El sujeto social es subjetividad
constituida y es reconocimiento intersubjetivo; se interpreta a partir de
codificaciones y decodificaciones culturales, sostenidas por las mallas
institucionales”.
¿Cuál es el problema? Es la sociedad
global o, mejor dicho, el cambio global que, ignorando, prácticamente, la
complejidad dinámica e integrada de la realidad efectiva; es decir, del Oikos,
está induciendo tal comportamiento en bloques económicos o interventores de los quehaceres nacionales. Esta disociación moderna ha provocado la desconexión
generalizada de las sociedades modernas respecto a su Oikos, es la escisión que
ha desatado la crisis ecológica, que amenaza la vida en el planeta:
El problema radica en que esta separación imaginaria e institucional de
las sociedades humanas respecto a lo que la modernidad llama naturaleza,
hace que lo que hacen las sociedades humanas derive en
una desarticulación de estas sociedades respecto a la
proliferante y creativa vida. Ocasionando la crisis ecológica.
(Alcoreza, s/f).
Tomando como ejemplo y referente a la
temática tratada en nuestro ensayo crítico, el sistema-mundo financiero (y no
hablamos del sistema-mundo, que es la complejidad sistémica de múltiples
espesores y planos de intensidad, que componen a la sociedad, sistema-mundo
donde se encuentra inserta la economía-mundo o economía global); nos
preguntamos, ¿el subsistema urbano está separado, aunque vinculado y
articulado, al subsistema industrial? Lo mismo en lo que respecta al subsistema
financiero y a las relaciones combinadas entre estos subsistemas del
sistema-mundo capitalista. Si vemos que las empresas constructoras emplean
tecnología de punta en las operaciones de urbanización que efectúan, entonces
se constata que la tecnología producida industrialmente, recurriendo a la
ciencia instrumentalizada, se encuentra en las dinámicas inherentes del
urbanismo. No parece tan apropiado separar estos subsistemas, para que entren
en relación en la mecánica sistémica. Más parecen yuxtapuestos e imbricados.
Si esto ocurre, no parece posible
distinguir composiciones de un subsistema, por ejemplo, el urbanismo, respecto
al industrial; pues en sus composiciones contienen el uno del otro. Tecnología
en el caso del urbanismo, materias primas transformadas en el caso de
subsistema industrial. En consecuencia no parecen funcionar tanto como
subsistemas en un sistema dado, sino que conforman densidades complejas de
composiciones combinadas de funciones, estructuras, actividades, explotaciones,
producciones.
Es más, el subsistema financiero
invierte tanto en el urbanismo como en la industria. Las asume como referencias
de inversiones, sin atender a sus diferencias de actividades. En la
economía-mundo capitalista no parece posible emprender un proyecto de desarrollo
urbano o industrial sin la participación financiera. Todo se encuentra anudado,
entrelazado, imbricado y yuxtapuesto. Es como una totalidad enmarañada, que
funciona con todas sus composiciones combinadas, asociadas, conectadas y hasta
confundidas.
Yendo más lejos, en estas anotaciones,
la misma burguesía puede, más bien, participar distributivamente en todo estos
ámbitos económicos, diferenciados por sus actividades. De tal manera, que ya no
es posible distinguir una burguesía urbana de una rural; o una burguesía
comercial de una burguesía industrial; y, ambas, de una burguesía financiera o
bancaria, aunque se puedan distinguir sus ámbitos de actividades. La burguesía
participa en toda la cadena productiva y económica, sin hacerse distinciones
más que la rentista, pues no tiene problemas de identidad.
Entonces, lo que llamamos esfera
urbanística, esfera industrial, esfera comercial, esfera financiera, entre
otras esferas antropocéntricas – usando este termino de esfera todavía en
sentido de la economía política-, no están separadas, en la realidad efectiva,
salvo en la suposición teórica. Conforman conglomerados sociales entrelazados,
que hacen a la complejidad del nicho económico. Esta compresión nos hace ver
que no se puede resolver el problema del círculo destructivo del urbanismo, si
no se resuelve el problema del círculo productivo industrial, del círculo
compulsivo del consumo, del círculo especulativo financiero. Hay que pues
desatar todo el nicho económico, mejor dicho, devolver sus
composiciones al ecosistema, a los ciclos vitales, a la ecología, donde
efectivamente pertenece; sacarlo de la ideología autocomplaciente, que se
imagina a la sociedad como separada de la naturaleza, a la economía como
espacio autónomo y diferenciado, a los ámbitos de las actividades económicas
como separadas y demarcadas. Para darle durabilidad, consistencia, sincronía y
armonía a la reproducción social es menester reinsertarla a los ciclos vitales
de las ecologías planetarias.
Se puede considerar, por tanto, las
ciudades modernas nichos sociales. Crecen más por migración que por
vegetación; algunas se convierten en ciudades de asentamientos industriales,
sin dejar de convertirse en conglomerados gigantes de servicios. Ni que decir
en lo que respecta a la concentración de los mercados, que adquieren perfiles
variados; concentrando toda clase de mercancías, desde alimentos hasta
automóviles, desde insumos para la agricultura hasta ganados. La misma ciudad
es un gran mercado de bienes inmuebles, de terrenos, de materiales para la
construcción. Por otra parte, las ciudades son centros administrativos
municipales y políticos, así como centros educativos. Lo mismo podemos decir en
lo que respecta a los centros de recreación, de espectáculos, centros
culturales.
Todo esto, no solo como estructuras
institucionalizadas, sino, sobre todo, como flujos de actividades, movimientos
urbanos, circuitos de transporte y comerciales, hacen pues al nicho social. Sin
embargo, la diferencia de esta similitud establecida interpretativamente estriba
en que el nicho ecológico es autopoiético, en cambio el nicho social no. Por la
sencilla razón de que el nicho ecológico no deja de pertenecer a los
ecosistemas y a los ciclos vitales de las ecologías del planeta.
Para una
comprensión, entendimiento y crítica del urbanismo se requiere de la
visualización de estas imbricaciones, de estos entrelazamientos, de estas
compenetraciones, que hacen a la dinámica de lo que Alcoreza (s/f) llama,
provisionalmente, nicho económico. No solamente cómo se inducen
mutuamente, sino cómo conforman dinámicas compenetradas, indisolubles, que
modifican el urbanismo, la industria, el comercio, el ámbito de circuitos
financieros, constantemente:
De esta manera, comprendemos que el
fenómeno urbano no es el problema como parte del funcionamiento económico, sino
que toda la economía-mundo adquiere el carácter preponderante de edificación;
es más, como dijimos antes, el sistema-mundo es complejo, no solamente urbano,
industrial o rural, ya que es, sobre todo orgánico, sistémico, planetario, más
que global. (Alcoreza, s/f).
Se hace necesario la consideración de otras variables de mercado que generan efectos, ya sean adversos o beneficiosos, cuando se aplica la política monetarista a nivel de los espacios locales y regionales, estos aspectos son, precisamente, los que más se manipulan por medio de los hilos de control -la "mano invisible"- del poder político y económico.
Después de todo, el capital apareció en el curso del desarrollo histórico, señalado por Mészáros (2009:37), primeramente como una fuerza estrictamente subordinada, por cuanto debía necesariamente subordinar el "valor de uso" a los requerimientos de la autoexpansión y la acumulación. Esto es, la producción para las necesidades humanas, o sea conservar la autoestima con respecto a la relación entre el la producción material y su control.
No pudo, por lo tanto, el capital convertirse en la fuerza dominante del "proceso metabólico social" hasta que controló la "usura" -o sea, retener el control sobre el capital monetario/financiero-, en el interés del proceso de acumulación, a la vez que aseguraba la ganancia a través de los préstamos, y sobre todo a la "propiedad de la tierra" (ya que existía la prohibición por las autoridades religiosas, el Papado y los Sínodos, de enajenar la tierra); sin la cual el surgimiento de la agricultura capitalista -una condición vital para el triunfo del sistema capitalista en general, en virtud no sólo de su generación orgánica reproductiva de capital, sino de su estabilidad sedentaria- hubiese sido imposible.
Naturalmente, el Estado moderno altamente burocratizado y tecnocrático, junto con su compleja maquinaria o superestructura jurídica y político-social o de Administración pública, surge de la necesidad material absoluta del orden metabólico social del capital, y este, a su vez, se convierte en una precondición vital para el funcionamiento sostenido del sistema capitalista, tanto del microcosmo reproductivo del capital -empresas privadas- como de las interrelaciones de las unidades de producción particulares (fábricas, industrias, servicios, etc.) afectando poderosamente a todo y a todos, desde los intercambios locales más inmediatos a aquellos que se dan al mismo nivel mediato y más englobado.
El
capitalismo corporativo o monopolista, particularmente el imperialista, se
caracteriza por un reforzamiento de la intervención del Estado y las
transnacionales en la economía y el mercado nacional e internacional, a objeto
de promover los intereses del capital foráneo. Es ante todo, una política económica
que beneficia a las grandes firmas del capital financiero internacional aliado
a ellos. Por consiguiente, no conduce al debilitamiento del Estado, aunque sus
ideólogos alegan que se oponen a una fuerte intervención del Estado en el
control de la economía. Por el contrario, se acrecienta su intervencionismo de
manera descarada, ya que controlan las variables de la oferta y demanda del
mercado mundial y su designio político es, precisamente, acrecentar el poder
del Estado imperialista. El ejemplo más palpable es la política económica
internacional estadounidense, la cual promueve los intereses de su
multimillonario estadounidense Donald Trump y sus aliados, quien sanciona con
medidas impositivas económicamente a toda nación o todo aquel que
"atente" contra los intereses y dictados de la Casa Blanca.
Con
la política del monetarismo, el Estado capitalista "desarrollado" se
refuerza, como ya se ha observado, en el aspecto político y en el ejercicio
intervencionista de su poder económico, al incrementar, sin duda alguna, su
capacidad de accionar empresarial y de intervencionismo económico institucional
y corporativo. En parte, esta es una de las ventajas del "monetarismo"
y, en nuestra opinión, la estaría aprovechando Nicolas Maduro para salir del
atolladero en que lo ha puesto el imperialismo norteamericano al bloquear todos
los enlaces económicos de la globalización capitalista contra la República Bolivariana
de Venezuela, sin importar las consecuencias sociales y humanista que esto ha
implicado para el pueblo venezolana, cobrando vidas innecesarias en la campaña
"libertaria" que se ha montado como telón de fondo en la plataforma
mediática que aduce la transgresión de la democracia en Venezuela o cortina de
humo para la justificación sin precedentes del avasallamiento imperialista contra
la nación suramericana.
Los
acontecimientos en Venezuela y la agravación de la tensión con los Estados
Unidos son presentados de manera engañosa en la prensa mundial. Las
declaraciones contradictorias de las partes hacen los hechos aún más
incomprensibles para el público. Si creen que los venezolanos están ciegos es
porque pintan la creencia de que toda la sociedad venezolana cree que estamos
jodidos, que no hay otra salida que la intervención armada para derrocar el
gobierno legítimamente constituido. Pero, lo cierto es que Venezuela significa
paz, a pesar de los intentos por socavar los esfuerzos del gobierno
revolucionario bolivariano por mantener la ayuda social a las víctimas del
atroz e inhumano bloque económico y la relativa paz que se vive en esta guerra
no convencional auspiciada por el imperialismo norteamericano para intentar
convertir nuestra sagrada tierra en un campo del mercantilismo belicista, pues
son indiscutibles los fracasos de éste en ambos aspectos. Creen que existe una
oposición interna de "demócratas" y “populistas”
(chavistas-maduristas) que luchan por liberar a Venezuela de una supuesta
"dictadura roja", cuando en realidad dichos grupos invocan la
protección del Pentágono contra Rusia y la cubanización sólo con el fin de
acceder al poder que antes tenían y que ahora están volviendo a recuperar poco
a poco con el apoyo de toda una comunidad de naciones aliadas al imperialismo
que financian al gobierno ilegitimo del llamado -y reconocido por ellos-
"Gobierno de transición" del autoproclamado "Presidente provisional" y
presidente de la AN, Juan Guaido. Mientras la estrategia oposicionista
sigue adelante con el montado "golpe de Estado"
desde afuera, precisamente en detrimento de los venezolanos sin que estos
tengan conciencia de ello.
La ventaja que estaría provechando el presidente Maduro es la
misma que se usa en la aplicación del monetarismo capitalista, sólo que no en
virtud del Estado capitalista, sino del capitalismo de Estado. En efecto, la
intervención estatista en las economía venezolana obedece al hecho de que el
país es un estado republicano federal presidencialista, cuyas características
dominantes son el estatismo, el proteccionismo, el nacionalismo y el populismo
basado en la distribución de la renta petrolera, por lo cual la nueva política
de la RB enunciada en la Constituyente de 1000 e implementada desde el Primer
Plan Económico Social de la Nación "Simón Bolívar", se basó
precisamente en la redistribución de la riqueza del Petroestado, donde se
alegaba que la democracia cuartorepublicano no consideraba a la masa de
excluidos socialmente del beneficio estatal. Pero en realidad, no siempre fue
así, puesto que el socialreformista partido de Acción Democrática (AD) repartió
igualmente tierras, créditos, subsidios y ayuda social a la población de menos
recursos ya que era un partido de masas que basó su ascenso al poder desde la
predicación revolucionaria social. Es más, la RB no hubiera podido avanzar en
la ampliación del Estado social si no se hubiese dado la nacionalización
petrolera que cre´{o a la estatal corporativa Pdvsa, impulsada precisamente por
el líder de AD, Carlos Andrés Pérez, a quien, por cierto, Chávez dijo admirar
en cuanto a su comportamiento de liderazgo tercermundista (Venezuela fue
miembro de los Países No Alineados durante su gobierno) y seguir sus discursos
populistas, en el libro escrito por José Vicente Rangel, "De Yare a
Miraflores, el mismo subversivo. Entrevistas al comandante Hugo Rafael Chávez
Frías".
Aunque sigue siendo una
política frágil pues no dio los resultados esperado a pesar de la ingentes
inversiones, ya que fue, en su mayoría, un fracaso -como los NUDE´s,
cooperativas agrícolas y ciudades federales-, el Gobierno bolivariano insiste
en retomar dicho modelo basado fundamentalmente en la implementación de las
llamadas Misiones -se habla nuevamente del relanzamiento de las misiones para
atender a la población afectada por el bloqueo económico, cuando las únicas
misiones exitosas fueron la Gran Misión Vivienda Venezuela y la Misión Barrio
Adentro, pues todas las demás (Misión Che Guevara, Misión Vuelvan Caras, Misión
Negra Hipolita, Misión Sonrisa, etc.) ya se han convertido en cargas
burocráticas como la misión alimentaria (CLAP) y de transporte, por ejemplo,
las cuales funcionan a medias; mientras los servicios, en general, están
colapsados (electricidad, agua, cloacas, aseo...).
La reactivación de las Misiones y las Comunas a través del Movimiento Somos Venezuela tendría resultados exitosos sólo si se acompaña de una real capacitación técnico-teórica y práctica, a través de un monitoreo permanente, lo cual requiere de la movilización de las unidades no sólo productivas que albergan estos núcleos misionales (Fundos Zamoranos, Aldeas Universitarias, Cooperativas, NUDE's, etc.), sino de las unidades educativas bolivarianas (UBV, Universidades Politécnicas Metropolitanas, Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, Universidad Martin Luther King en el estado Lara, y la Universidad Experimental Nacional del Transporte, entre otras). Esta última, creada mediante Decreto Presidencial el 5 de febrero de 2019, a objeto de formar profesionales más capacitados para buscar soluciones al tema de los repuestos de todas las unidades de transporte del país y soluciones para poder operar de forma independiente en los sistemas de la Gran Misión Transporte Venezuela: ferroviarios y Metro en Caracas, Valencia y Maracaibo, así como los sistemas de Metrocable, al firmar Maduro el decreto de creación de dicha universidad, e indicó que aspira que todos los transportistas del país se incorporen al sistema educativo de la Misión Transporte para sacar primaria, bachillerato y estudiar carreras profesionales universitarias. A propósito del 5to vértice de acción de la Gran Misión Transporte, el Mandatario nacional destacó que el sistema educativo y la innovación tecnológica van de la mano.
Por otra parte, y como parte del proceso de ampliación del cono monetario vigente, “a partir del 13 de junio de 2019, tres nuevos billetes se incorporarán a la actual familia de especies monetarias, con la finalidad de hacer más eficiente el sistema de pagos y facilitar las transacciones comerciales”, reza el informe del Banco Central de Venezuela (BCV), reportado por la página web de economía Efecto Cocuyo (http://efectococuyo.com/economia/bcv-incorpora-nuevos-billetes-de-bs-10-000-20-000-y-50-000-al-cono-monetario/), resaltando el hecho de que el billete de 50 mil bolívares Soberanos equivaldría a 50 mil millardos de los de antes, para llamar la atención –aunque diríamos más bien, para “aterrorizar”- en cuanto a la devaluación y la hiperinflación de la economía venezolano.
La reactivación de las Misiones y las Comunas a través del Movimiento Somos Venezuela tendría resultados exitosos sólo si se acompaña de una real capacitación técnico-teórica y práctica, a través de un monitoreo permanente, lo cual requiere de la movilización de las unidades no sólo productivas que albergan estos núcleos misionales (Fundos Zamoranos, Aldeas Universitarias, Cooperativas, NUDE's, etc.), sino de las unidades educativas bolivarianas (UBV, Universidades Politécnicas Metropolitanas, Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, Universidad Martin Luther King en el estado Lara, y la Universidad Experimental Nacional del Transporte, entre otras). Esta última, creada mediante Decreto Presidencial el 5 de febrero de 2019, a objeto de formar profesionales más capacitados para buscar soluciones al tema de los repuestos de todas las unidades de transporte del país y soluciones para poder operar de forma independiente en los sistemas de la Gran Misión Transporte Venezuela: ferroviarios y Metro en Caracas, Valencia y Maracaibo, así como los sistemas de Metrocable, al firmar Maduro el decreto de creación de dicha universidad, e indicó que aspira que todos los transportistas del país se incorporen al sistema educativo de la Misión Transporte para sacar primaria, bachillerato y estudiar carreras profesionales universitarias. A propósito del 5to vértice de acción de la Gran Misión Transporte, el Mandatario nacional destacó que el sistema educativo y la innovación tecnológica van de la mano.
Por otra parte, y como parte del proceso de ampliación del cono monetario vigente, “a partir del 13 de junio de 2019, tres nuevos billetes se incorporarán a la actual familia de especies monetarias, con la finalidad de hacer más eficiente el sistema de pagos y facilitar las transacciones comerciales”, reza el informe del Banco Central de Venezuela (BCV), reportado por la página web de economía Efecto Cocuyo (http://efectococuyo.com/economia/bcv-incorpora-nuevos-billetes-de-bs-10-000-20-000-y-50-000-al-cono-monetario/), resaltando el hecho de que el billete de 50 mil bolívares Soberanos equivaldría a 50 mil millardos de los de antes, para llamar la atención –aunque diríamos más bien, para “aterrorizar”- en cuanto a la devaluación y la hiperinflación de la economía venezolano.
Al respecto, nuestra
opinión es la siguiente: Observamos una exageración premeditada en la
equivalencia que dan del valor que debería corresponder del Bolívar Soberano
(BsS) con respecto a la denominación anterior, en relación al billete de Bs.S
50.000, pues la comparación debería hacerse con respecto al Bolívar Fuerte
(BsF) y no al bolívar cuartorepublicano, ya que éste de por sí también estaba
bastante devaluado desde el famoso Viernes Negro (1983) y los posteriores
controles que se hicieron. En otras palabras, esto es que el actual billete de
50 mil BsS sería equivalente a cinco mil millones de Bs Fuerte (5.000.000.000
BsF) y no a 5 mil millardos de los antes de la revolución bolivariana, puesto
que si la tendencia es a comparar con monedas nacionales anteriores, el BsF ya
no existe, por lo que nos preguntamos: ¿cómo no se dijo nada cuando la
democracia cuartorepublicana hizo el cambio de la plata (blanca) por el níquel,
devaluando nuestra moneda?; o cuando el capitalismo mundial cambió el oro
metálico por los billetes inorgánicos (papel moneda). Esto fue, 1971, durante
la presidencia de Richard Nixon, cuando se rompe con la relación del patrón oro
establecido como referente para el intercambio comercial y/o las transacciones
a nivel mundial. Por lo cual el dólar ya no se respalda en el oro, sino
exclusivamente en la "confianza" que le otorga la sociedad,
consolidándose a partir de allí su carácter pleno como moneda fiduciaria y
continúa su presencia hegemónica en las finanzas globales, obligando a las
economías nacionales a dolarizarse para un mayor control capitalista global.
Además, a la ya desgastada moneda
soberana se le ha eliminado incluso (BCV) el término “Soberano”, y es necesario
poner en circulación no sólo nuevos billetes como estos ya anunciados, en vista
de que la gente tiene que cargar con “bultos” de billetes para hacer un mercado
básico. Por lo tanto, se debe incluso hasta crear una nueva conversión
monetaria, a la cual se le debería quitar hasta seis ceros, es decir, un
Bolívar de los nuevos equivaldría a un millón de bolívares en circulación.
Geografía letárgica y
Geografía luminosa
En este
apartado, compararemos algunas experiencias locales de dos ciudades fronterizas
de Venezuela que nos permitirá ver que sí tiene sentido realizar una
diferenciación espacial respecto a los patrones culturales que operan para organizar
a las comunidades en pro de uno u otro modelo formacional o de nicho
socio-económico.
Daremos, de entrada, algunas consideraciones previas sobre la
teoría que justifica el comportamiento de las variables geográficas de orden
social, económico y del uso del espacio urbano.
Las teorizaciones económicas, basadas en la revolución
cuantitativa en la década de los 50, destacaban la naturaleza automatista de la
producción del equilibrio en un contexto de relativa libertad de acción
–iniciativa privada y estatal, por ejemplo-para las fuerzas productivas y de
mercado.
En sí, esto no hace más que reproducir mundos pretéritos e
imponer mayor resistencia al proceso de modernización, metamorfoseándose en
vasallos del pasado, puesto que procuran reproducir con tenacidad e insistencia
imperativas ya ensayadas anteriormente y
que hoy día son simplemente obsoletos. Si el desarrollo tecnológico se usar
para solucionar realmente los problemas angustiantes mundiales, hoy tuviéramos,
sin duda alguna, un mundo mejor, tal cual ya se advertía en el Informe (1973)
titulado Más allá de los límites del
crecimiento, producido por el Club de Roma y el Massachusetts Institute of
Technology de Nueva York.
Con todo, también se multiplican las combinaciones posibles,
porque la necesidad es la madre de los inventos; de ahí la infinidad de
situaciones intermedias que ya se ven entre ambos extremos, producto de la
dilación a soluciones a problemas que, desde hace mucho tiempo, campean en los
espacios capitalistas como del llamado “socialismo real”, por la gravedad de la
contaminación de aguas y tierras o del calentamiento global.
Desde el panorama trazado, la geografía radical, visualizada hoy
desde el marxismo humanista o geografía humana dialéctica, el interés puesto
por la RB se vuelca hacia los sentimientos, imágenes, percepciones e
impresiones que se captan de manera cotidiana en los lugares y regiones del
país, centrando su atención en el ejercicio del “Poder popular”, del ciudadano
común, de la vida diaria, a los fines de solventar su precaria situación de
impotencia cuando no consigue el consumo diario del quehacer nacional (insumos
para su trabajo, para su alimentación, para su traslado, como serían
fertilizantes para la agricultura, cemento para la construcción, gas para hacer
la comida, gasolina mara moverse…), apabullada de terror mediático bien
aprovechado por la oposición política al poner a Maduro en “tres y dos”.
Este punto de vista nos permite reflexionar ampliamente desde
una perspectiva crítica cuando recogemos los datos de campo, momentos en el
cual nos impregnamos de la cultura local. En efecto, oír, ver y trabajar con el
otro supone una aproximación completa que nos acerque lo más posible a su lugar
y a su propia lógica de vida, condiciones que nos son ajenas cuando no nos
involucramos, y que no podrían ser cabalmente interpretadas con criterios
metodológicos cuantitativos y tampoco se pueden obtener observando imágenes de
satélites o viendo y escuchando sólo videos. Sólo desde el accionar consciente
y permanente se puede revolucionar en capitalismo; esto es cambiando su propia
realidad al cambiar las relaciones sociales de producción por un accionar
revolucionario sustentado en las propias capacidades sociales, locales y
endógenas.
El accionar revolucionario debe ir a las bases comunitarias no
ya para seguir dando más de lo mismo –aunque ahora en menor cantidad y a
tiempos de retorno más largos-, es decir, más ayuda social, bonos o bolsas de
comida, sino para revolucionar desde abajo, capacitando al individuo
conscientemente, además de darle las herramientas técnico-científicas o de
métodos prácticos, para que produzca lo necesario tanto individual como
colectivamente y de manera permanente y sostenible. Esta fase es de suma
importancia, porque sólo así saldrá del error psico-cognitivo conductual y
cultural que ha creado la formación social del petroestado, induciendo una
sobrevaluación de lo que tenemos y que debe darnos el Estado del rentismo
petrolero, ahora colapsado, sin preocuparnos por poner a producir la nación, e impidiendo
que, a pesar de haber recibido tierras, maquinarias y créditos en los tiempos
de las “vacas gordas” de la RB, la sociedad venezolana de el tan esperado y
necesario salto cualitativo, pregonado en demasía por el discurso político de
la Venezuela potencia, porque, aunque si tienen los recursos (buenas tierras
baldías, municipales y nacionales, como las del Sur del Lago, por ejemplo) y el
potencial, incluso ahora que se ha ido gran parte del capital social al
exterior y que estamos bloqueados por todos lados, y que bien pudiera generar
el tan ansiado desarrollo endógeno y la siembra petrolera, aún seguimos mirando
al pasado, esperando que sea la administración pública la que arregle nuestros
problemas de ordenamiento local y nos siga proporcionando el alimento importado
a precios altamente subsidiados.
El trabajo colectivo no es el de crear sólo colectivos
organizados que defiendan la revolución, que también son necesarios, pero que
muchos se convierten en parásitos de la revolución y bachaqueros del
oportunismo y la ganancia fácil, incluido los robos de lo que ellos mismos
deberían cuidar; más bien es el de crear colectivos productivos donde, como en
todo trabajo colectivo, predomine –no sin conflicto, por supuesto- la
cooperación de los actores directos (asociados), incluido el de sus correlatos
o subordinados (miembros sin el derecho de que si gozan los asociados, como los
contratados o familiares), e indirectos, o sea el que involucra la interacción
con los entes, organismos y clientes servidos o abastecidos. Mientras que, en
las horizontalidades, expresan más una esperanza que una negación del anterior
orden. De ahí la legitimidad, aducida por Gómez (2007), de las metáforas de
geografía luminosa y geografía opaca. En relación a la primera, revelaría los
subespacios en los que reina la modernización, con toda la carga de secuelas
impactantes (contaminación, desertización, polución, depredación, salvajismo),
la segunda daría cuenta de los lugares en los cuales aquella permanece
misteriosa, tornándose una categoría dependiente y alienada, mediante la cual
las áreas, zonas o regiones (subespacios) se tornan espacios del mandar, es
decir, comandadas desde los centros de poder.
El único progreso esperado es aquello por el cual luchamos
tenazmente con unas grandes posibilidades de perder, pues el futuro no
garantiza nada, a menos que sea sustentable, y éste sólo se construye desde el
ahora.. Sin embargo, esto no quiere decir que no podemos tener un impacto
esperanzador sobre el tipo de nuevo orden que queremos construir –y que estamos
construyendo- al fin. Lo importante ni siquiera es el impacto esperado, sino
cómo debemos impactar, para lo cual debemos tender a impactar de forma
progresiva y sustentable para alcanzar el tan anhelado fin de una sociedad
global justa y humanista.
Ahora podemos pasar a comentar la realidad prevaleciente en
la frontera común que comparte el espacio urbanizado de Colombia y Venezuela.
Este se extiende en aproximadamente 2.216 km
en la que se localizan importantes reservorios de biodiversidad vegetal
y animal así como núcleos de población urbana y rural. De esta manera existe entre ambos países, una condición
de interdependencia en diversos escenarios con amplias repercusiones
geopolíticas, que por razones geográficas condiciona una situación para
Venezuela bastante delicada, si se quiere. Al respecto, se considera que existe
una condición geopolítica y geoestratégica bien interesante: Venezuela como
país "agua abajo" o ribereño inferior, compartiendo de esta manera
importantes y vitales recursos; la República Bolivariana de Venezuela, como
país de tendencia socialista, contrario al conservadurismo que se ha mantenido
en Colombia desde que se separaron como naciones-Estado independientes,
habiendo abrazado Venezuela la forma de gobierno federal después de la
separación, en los 60 del siglo XVIII, lo que le costó una guerra civil sin
precedentes: la llamada “Guerra Federal”; y la condición de “Cabeza de playa”
de Venezuela, lo cual le confiere una condición estratégica de entrada al
territorio suramericano, es decir, hacia el Sur-Sur, como, por ejemplo, hacia
el territorio del Roraima-Amazonas, antes muy apetecido por la búsqueda de El
Dorado, la mítica leyenda de una ciudad hecha de puro oro que yacía en la Amazonía.
Todo ello conlleva la actual frágil y compleja situación de las fronteras
venezolanas, sobre todo las que comparte con su vecina Colombia.
Al atravesar el puente internacional Simón Bolívar, desde
la ciudad de San Antonio, tarda cuatro minutos, ya se está en territorio
colombiano. La vivacidad y el fuerte movimiento comercial de La Parada, su
contraparte fronterizo, contrasta con la realidad de la ciudad venezolana.
Hace 16 años (Véase San Antonio del Táchira, una ciudad que quedó
en el recuerdo. Online en:
https://fronteradigital.com.ve/entrada/2648 ), San
Antonio era una gran colección de negocios pujantes. Según Isabel Castillo,
presidenta de la Cámara de Comercio, la frontera pasó de generar 7 mil millones
de pesos al año, a ser una frontera fantasma, colmada por la ilegalidad. Hace
cinco años, según la Cámara de Comercio, había 9 mil negocios entre San Antonio
y Ureña: hoy quedan 500. “Por manzana abren unos ocho locales diarios, cuando
antes había más de 40 por manzana”, dijo Castillo. En materia de industrias hay
tres abiertas, y de 200 trabajadores registrados, quedan solo dos. Castillo
explica que los servicios básicos (electricidad, agua, internet) se han visto
afectados, y los cortes eléctricos traen consigo cierres tempraneros. De hecho,
al mediodía ha cerrado 90 por ciento de los locales, y así cada día.
Mientras que, de la ciudad de Cúcuta (Dpto. de Santander),
oficialmente San José de Cúcuta; hoy es Villa del Rosario (Cúcuta). Está
constituida por 10 comunas. Es el epicentro político, económico, industrial,
artístico, cultural, deportivo y turístico de Norte de Santander. El desarrollo
urbano ha excedido los límites administrativos y se ha extendido por los
municipios cercanos que conforman el Área Metropolitana de Cúcuta, cuya
población asciende a más de 850.000 habitantes. Las ciudades venezolanas de San
Antonio y Ureña hacen parte de la conurbación, aunque no son parte oficial del
área metropolitana.
La entrada en vigencia del AFTA entre Colombia y EE UU en
el 2007 ofreció grandes oportunidades para el desarrollo industrial y comercial
de Cúcuta por su condición fronteriza. Las industrias de Venezuela
establecerían sus fábricas en Cúcuta para exportar sus productos a EE UU como
si fuesen colombianos, además a la ciudad llegan productos del país del norte a
precios muy bajos que serían adquiridos por los venezolanos. En el año 2005 se levantó una
restricción que impedía la construcción de edificios de más de 8 pisos, por la
concentración de arcilla en los terrenos sobre los cuales está levantada la
ciudad. La supresión de esta norma se dio gracias a la creación de nuevas
tecnologías. Actualmente se están construyendo edificaciones de hasta 20
pisos.
Es así, que la ciudad en el 2007 contó con un crecimiento
inmobiliario del 112%, liderando a nivel nacional la proporción de
edificaciones construidas y transacciones inmobiliarias. En el mismo año, se
duplicaron las ventas inmobiliarias. La empresa privada ha hecho grandes
inversiones con la construcción de dos centros comerciales; Unicentro con 200
almacenes y Ventura Plaza con 300.
En realidad esto no es una simple especulación. A partir de
categorías marxianas que han sido abandonadas en los campos de investigaciones
académicas, a raíz sobre todo de la caída del mundo del «socialismo real»,
geógrafos como el Dr. David Harvey han retomado las mismas para analizar los
procesos actuales de plusvalía del capital y el problema de su organización
para la reproducción del mismo y la crisis, tanto económica como del uso del
espacio geográfico, como un marco contextual a partir del cual vincula el
impacto que tiene con la dimensión urbana (Ramírez, 2008: 124). Es así como el
concepto de inmigración se adopta como la necesidad que tiene el capitalismo de
introducir nueva fuerza de trabajo al proceso de producción y no como la
movilización multicultural de los tiempos contemporáneos. Harvey presenta un
análisis magistral, titulado La
Ciudad Neoliberal (citado en Ramírez, 2008: 123), de cómo el capitalismo internacional recurre nuevamente a
la categoría de proletarización como un recurso necesario del sistema, entre
otros, que éste utiliza para generar plusvalor, regular o incrementar la
competencia que permita renovar la generación de la ganancia.
En
suma, para Harvey, la explicación del proceso de
diferenciación espacial urbana está en reconocer las formas que adoptan los
mecanismos que resuelven la reproducción ampliada del capital en las ciudades,
tanto las ciudades centrales como las llamadas periféricas, asumiendo que con
esa vinculación se resuelve el problema de la generación de la renta. ¿Cómo
resolvió, por lo tanto, el problema del colapso capitalista de Venezuela a raíz
del bloqueo económico imperialista, la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta,
la cual percibía una extraordinaria ganancia del ingreso foráneo venezolano?
En principio, el de la generación de la ganancia, esta no termina en los diferentes momentos del capitalismo –como el de la crisis actual venezolana o el del cierre circunstancial de los pasos fronterizos por parte del Gobierno bolivariano (GB)-, y sigue buscando siempre nuevos caminos y formas a través de los cuales resolverse. En concreto, a través de la especulación monetaria con la divisa venezolana, el mercado cambiario colombiano ha obtenido –y lo sigue haciendo- ganancias especulativas, inducidas con la manipulación del dolar today y la compra muy por debajo de su valor del Bolívar, al igual que de los productos subsidiados por el GB y de la gasolina barata. Igualmente, la relativa estabilidad económica colombiana permite que los venezolanos compren los productos no subsidiados por el gobierno -que todos los días aumentan estrafalariamente de precios- en el mercado cucuteño y de Puerto colombiano.
En principio, el de la generación de la ganancia, esta no termina en los diferentes momentos del capitalismo –como el de la crisis actual venezolana o el del cierre circunstancial de los pasos fronterizos por parte del Gobierno bolivariano (GB)-, y sigue buscando siempre nuevos caminos y formas a través de los cuales resolverse. En concreto, a través de la especulación monetaria con la divisa venezolana, el mercado cambiario colombiano ha obtenido –y lo sigue haciendo- ganancias especulativas, inducidas con la manipulación del dolar today y la compra muy por debajo de su valor del Bolívar, al igual que de los productos subsidiados por el GB y de la gasolina barata. Igualmente, la relativa estabilidad económica colombiana permite que los venezolanos compren los productos no subsidiados por el gobierno -que todos los días aumentan estrafalariamente de precios- en el mercado cucuteño y de Puerto colombiano.
Para
ello, la importancia de la ciudad fronteriza de Cúcuta como salida de la crisis
capitalista nacional para el empresariado venezolano, tal como reactivar la
dinámica de ganancias que ya no obtiene en el país por la devaluación acelerada
de la moneda, así como comprar los insumos que necesita a precios más
razonables, es producto de las relaciones históricas fronterizas entre ambos
países. Por otro lado, la masiva migración de venezolanos diariamente a través
del puente internacional y los pasos fronterizos adicionales hacia el
Departamento de Santander, está siendo aprovechada para resolver el problema de
la organización de la plusvalía del capital, pues obtiene mano de obra
“barata”, ya que no se les paga a los inmigrantes venezolanos indocumentados lo
que realmente debería pagárseles con las leyes colombianas y ellos lo aceptan
porque, primero, no hay escaces de productos, y, segundo, porque la estabilidad
de los precios en el vecino país permite que les alcance para sobrevivir y
hasta ahorrar algo que, al cambio de la divisa, pueden rendir cuando vuelven a
la patria. A la vez resuelven los problemas de la dinámica fronteriza de “juego
trancado”. En palabras de Ramírez (2008: 126), apoyado en algunos autores
especialistas, “la inclusión de la dimensión socio-espacial” es la que, en
definitiva, hace el espacio geográfico, en sus múltiples escalas, “adoptar e
implementar procesos de transformación que inciden en el ambiente urbano y que
a la vez resuelven problemas macro de la economía capitalista”.
Para tener una idea comparada con San Antonio del
Táchira, basta traer a colación los contrastes visuales de imágenes tomadas de
Google:
https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%BAcuta#Resurgir_econ%C3%B3mico
Cúcuta
Vista aérea de Cúcuta
Cúcuta es una de las ciudades
modernas de Colombia, pero con mayor desigualdad social (desempleo juvenil,
inseguridad por enfrentamientos armados y en accidentes, niños en la calle,
drogadicción, etc. En 2014 la ciudad fronteriza
se ubica en el puesto 47 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo. En 2017
con la crisis económica en el vecino país, la ciudad afronta la llegada masiva
de venezolanos en busca recursos económicos, y con ello el aumento de grupos
ilegales por el control territorial para el contrabando y rutas de la
droga.43 A fines del año 2017 los ciudadanos Venezolanos representaban el 43%
de los inmigrantes de la ciudad).
Frontera colombo-venezolana
(Fuente: www.es.wikipedia.org
)
_______________
(*) eudeszambrano@gmail.com
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